sábado, 2 de diciembre de 2006

Conciencias tranquilas


Tiene mérito montar un desfile sin ninguna subvención, sobre todo en los tiempos que corren. Es tan frecuente escuchar a los diseñadores valencianos quejarse de la falta de apoyo institucional, que cuando alguien lo organiza por su cuenta y riesgo no tienes más que quitarte el sombrero. ¡Ole que sí! Como pasa en el cine, hay diseñadores que viven arropados por las cálidas faldas de la administración y otros que se juegan el tipo cual llaneros solitarios. Badenes Vera es uno de esos.

Badenes Vera son de los que no pueden desfilar en la Pasarela del Carmen porque les dicen que lo suyo es un taller y no una industria, cosa radicalmente cierta, aunque daría para mucho que hablar si todos los que están en el Carmen tienen realmente una industria (aunque pertenezcan a la asociación del pret-a-porter industrial), pero bueno, ese es otro tema.
Lo cierto es que estos diseñadores tuvieron que suplir con imaginación la falta de apoyos. Buscaron una sala de fiestas que les prestara el espacio, una escuela de peluquería que les ayudase con el estilismo, contrataron modelos, vestidoras, añadieron música, luces y un decorado bastante digno y montaron el desfile ambientado en el mundo de las geishas, tema principal de la colección.

La ventaja de no depender de nadie es que nadie te impone restricciones, puedes hacer lo que te de la gana, dentro de tus posibilidades. Y eso hizo la pareja creativa formada por Julio Vera y Miguel Hernández. Lo que les dio la gana. Vamos, que si un desfile no suele durar más de diez minutos, el suyo se alargó más de una hora. Las modelos caminaban despacio, como altivas geishas, recreándose en los movimientos. Si en cualquier desfile te quedas con tortícolis para no perder detalle, de rápido que va, en éste podías detenerte y apreciar los tejidos, los brocados, el juego de volúmenes, los drapeados, la fantasía de colores, arriesgada y teatral; Podías reconocer el dominio de la técnica de Badenes Vera, que trabajan las telas lujosas como escultores, modelando la silueta femenina con los corpiños o dibujando líneas de factura clásica con la seda y la organza. Badenes Vera tampoco quiso contar con ningún famoso como gancho. “A veces, el famoso se come las creaciones”, dice Miguel, porque se habla más de la modelo que de la ropa.

No fue el único desfile de la semana. Francis Montesinos también hizo lo propio en la Vall D’Uxo, con carácter benéfico, para apoyar a la asociación AFANIAS. Las iniciativas solidarias abundan este mes, afortunadamente. La campaña “Bolsos para…”, que ya va por su cuarta edición, destinará la recaudación este año a favor de la lucha contra el cáncer. Como es habitual, unos cuantos pintores han colaborado desinteresadamente personalizando los bolsos que se subastan al mejor postor. Los bolsos están expuestos en el Centro del Carmen hasta hoy domingo y se puede pujar a partir de 300 euros.

Las grandes firmas de moda también están por la labor. Gucci ha presentado una colección de bolsos con motivos navideños (desde 800 euros) y donará el 20 por ciento de las ventas de estas fiestas -hasta el 31 de diciembre- para programas de UNICEF. Y Giorgio Armani está colaborando con Bono, cantante de U2, en su iniciativa RED, que trata de involucrar al sector privado en la lucha contra el sida en África. Con cada compra de un producto Emporio Armani Red, que incluye ropa, accesorios, gafas, relojes, joyería y perfumes, el grupo donará el 40 por ciento del margen bruto de beneficio al Fondo Mundial. Total, que antes dabas un donativo a la parroquia y ahora te compras un bolso de marca y te quedas con la conciencia tan tranquila por colaborar con una buena causa.

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