miércoles, 25 de marzo de 2009

Las inglesas van a ver lo que es bueno

Oh my god! Hay que buscar un billete de avión para ir a Londres como sea. Yo esto no me lo pierdo por nada del mundo. Resulta que un diseñador valenciano, Javier Villajos, va a desfilar en Londres la semana que viene con su firma JavieryJavier. Ya se pueden ir preparando las pijas inglesas porque estoy segura de que no han visto nada mejor en su vida.

Todo empezó el verano pasado, cuando Javier Villajos desfiló en el barco de Fashion TV, aquel barco fantasma que amarró en Valencia para la Fórmula 1 y que se parecía más un burdel que al barco familiar de “Vacaciones en el mar”. Una de las noches, FTV organizó un desfile con dos diseñadores valencianos de los buenos: Presen Rodríguez y Javier Villajos.

La noche no pudo empezar peor: más que llover, diluviaba. Lejos de cancelar el desfile, el dueño de Fashion TV decidió sacar a sus chicas a cubierta y allí estaban, las pobres, desfilando como debajo de la ducha. Los invitados no corrimos mejor suerte; allí no había forma de protegerse de la lluvia.

Sin embargo, de lo malo a veces sale algo bueno. A Javier Villajos le ofrecieron salir en un video sobre la ciudad de Valencia producido por la cadena FTV. “Estuvimos tres días de rodaje con dos modelos inglesas –cuenta Javier-; el tercer día, conocimos a un matrimonio: él dueño de una conocida agencia de modelos -Impact Model Management- y su mujer Amy Simons, una fotógrafa inglesa. En cuanto vieron mi colección, me pidieron una sesión de fotos; llamaron a Londres y, en unas horas, cuatro modelos inglesas tomaban el primer avión a Valencia y estaban listas para empezar”.

La sesión de fotos era un trabajo para la agencia Impact Model Management, la misma que organiza el concurso Miss Top Model Reino Unido 2009. A partir de ahí, todo fue rodado. A Villajos le propusieron participar como diseñador en el concurso que se celebra en Londres. El concurso lleva varios meses con preselecciones, hasta ahora, que han quedado finalistas 38 modelos. Javier vestirá a 18 de ellas. Compartirá desfile con tres diseñadores más: un finlandés, un inglés y un pakistaní afincado en Londres (dos de ellos han desfilado ya en la Semana de la Moda inglesa). De los complementos se encargará una diseñadora de joyas que ha trabajado con Armani. Vamos, que el desfile es de nivel.

Javier Villajos está trabajando con la colección desde septiembre. “He hecho una colección con piezas muy artesanales, trajes que casi son alta costura, hay un traje que tiene 500 horas de trabajo. El colorido es muy mediterráneo y valenciano, para que rompa más con el gusto ingles. He pensado que a las inglesas les gustaría, porque ellas se mueven entre dos extremos, de lo más clásico a lo más excéntrico. Y eso es justo lo que yo hago, desde el clásico sastre con un tejido bordado que representa los fuegos artificiales, con mucha piedra y abalorio, hasta piezas con toques ingleses.”

Javier se fue el 2 de mazo a Londres para las pruebas de ropa. Se llevó 20 o 25 vestidos y se vino a Valencia con cada vestido adecuado a cada modelo. De ellas, Javier no tiene más que elogios: “son todas una pasada, super simpáticas y educadas hasta el extremo. Todo el tiempo sorry y thanks. Además, todas venían a probarse con sus zapatillas y batita. Algunas tienen mucha personalidad. Hay una pelirroja que es una muñeca de cerámica, con un estilazo...”

Entre el público estarán las mejores firmas de Londres, grandes almacenes, todo la industria inglesa vinculada a la moda. “No es un certamen de belleza –dice Javier- es un certamen de moda". Para Javier es una oportunidad única. Y no la quiere desaprovechar. Tanto es así, que la casualidad quiso que cuando Javier estaba en Liberty comprando alfileres, se acercó a la zona vintange se puso a hablar con el encargado de la zona. Al rato de conversación, se enteró que el encargado también era uno de los jefes de compra de Liberty. “Enseguida le invité al certamen, él entró en mi página web y al día siguiente estaba en las pruebas, interesándose por mi trabajo. Me dijo que vendría a Valencia. Ya veremos si hacemos algo…”

miércoles, 18 de marzo de 2009

Maldito invierno, ¡lárgate ya!

Da igual que sea un desfile de moda que un pasacalle fallero. Valencia está preciosa en primavera y la gente quiere salir y olvidarse del invierno y de la hipoteca...
¡Ay, qué hartos estamos del invierno, de la crisis y de los trajes de Milano! No se habla de otra cosa, ¡qué aburrimiento! Menos mal que esta semana Montesinos rompió con la rutina y montó una fiesta para presentar su nueva colección de joyería. La gente tenía tantas ganas de salir, arreglarse y divertirse, que si habían invitado a 400, se presentaron 399. Vamos, que no cabía un alfiler. Suerte que la fiesta era al aire libre, en el Mercado de Colón, y además salió una noche primaveral con una luna llena preciosa, que invitaba más al romance que a un debate sobre la corrupción.

La fiesta fue una pasada, de lo mejor que recuerdo desde la Copa América. Primero por la puesta en escena, similar a la que Montesinos utilizó en su último dedicado a Dalí, con la peluca de Mae West como escenario. Luego por los invitados: la directora de Cibeles, Cuca Solana, que ya es raro verla por aquí; Mayrén Beneyto y Carmen Alborch; el presidente de Cierval Rafael Ferrando, el de la Feria, Alberto Catalá; Rafel Aznar, presidente del Puerto…y como anfitrión, el alma máter de la empresa, Guillermo Montesinos. ¡Lástima que no hubiese nadie de la Semana de la Moda de Valencia!

La presentación de las nuevas joyas fue muy emotiva. La periodista Esmeralda Velasco habló sobre el proceso de creación de las joyas y luego desfilaron las modelos de Carmen Durán, entre ellas Sara de Antonio, la preferida de Montesinos y la que abrió su último desfile en Cibeles. Las modelos vestían con la última colección dedicada a Dalí y llevaban las joyas de plata y piedras semipreciosas, muy personales, con toda la simbología del diseñador. Las joyas están producidas por una empresa valenciana de toda la vida, Candela Hermanos, y se podrán ver en el Mercado de Colón hasta el 23 de marzo.

La noche estuvo llena sorpresas. Mientras los invitados cenaban, de repente y sin previo aviso, empezó a sonar el piano y las voces de los cantantes de Castafiore, que se habían mezclado con el público interpretando fragmentos de óperas conocidas. Todo muy teatral, como le gusta a Montesinos. Los invitados estaban encantados, tanto que si la presentación empezaba a las 8, a las 11:30 todavía había ambientillo

El catering también fue muy cuidado. Los cocineros de El Alto diseñaron un menú inspirado en Montesinos, con una estética similar a los colores y tejidos que suele utilizar. El canapé de foie y manzana era plateado; la sopa de remolacha tan roja como los vestidos homenaje a Dali; y los fideos de piña y trufa parecían tocados en miniatura. Umm, un deleite para los sentidos, como dicen los cursis. Más exquisiteces: tortilla de trufa, tarta de queso y albahaca y canapés de roast beef. Y de postre, fresas con chocolate y petit four de frutas del bosque. ¡Me encantan los nombres de los platos!

La fiesta de Montesinos ha sido la guinda a una semana de sol y fallas, con días que cada vez son más largos y soleados, calles que huelen a buñuelos y chocolate; terrazas llenas de gente tomando cervecita, tardes de toros y pasodobles, pasacalles, ¡petardos! y los apartamentos de la playa a punto de inaugurar temporada. La primavera ha llegado a Valencia. Y también a la Plaza del Patriarca, por cierto, donde la asociación de comerciantes Dos Aguas Luxury Shop invita a darse un paseo y disfrutar de la zona y los escaparates llenos de novedades de verano, y de paso comprar, ¡aunque sólo sea un paquete de kleenex!

La de Montesinos no ha sido la única fiesta de la semana. El mismo jueves, a la misma hora, se inauguraba la nueva tienda de Kookai en Cirilo Amorós. La firma francesa presentó la colección primavera-verano con un desfile y a la invitación acudieron más de 150 invitados. Me pregunto quién se quedó el jueves en casa, porque esa tarde también fue el estreno de Princesas Disney ¡y no cabía un afiler!

Da igual que sea un desfile de moda que un pasacalle fallero. Valencia está preciosa en primavera y la gente quiere salir y olvidarse del invierno y de la hipoteca, disfrutar de las terrazas, la cervecita, un paseo por el Carmen o por la Malvarrosa... y de la crisis, ni hablar, por favor.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Jackie Kennedy no tenía que conciliar

Las mujeres de cuarenta y tantos nos lo hemos montado fatal. Queríamos trabajar y ser buenas profesionales… pues, ale, ya lo tenemos, trabajo en cantidad y mal pagado. Queríamos tener una familia como la de nuestras madres, y venga niños y marido y casa, todo para nosotras solitas. Y como encima hemos empezado tarde porque había que terminar la carrera y encontrar trabajo, pues aquí estamos, cambiando pañales a los cuarenta, cuando los niños deberían estar en la edad del pavo. Me río de la liberación de la mujer, ¡pero si no tenemos tiempo ni para ir a la pelos a tapar las canas!

Las diferencias entre la vida que llevamos ahora y la de otras épocas se notan mucho en la ropa. Ahora, el vestuario tiene que ser funcional, cómodo y práctico -¡qué aburrimiento!- para poder aguantar desde la reunión de la mañana hasta las papillas del bebé.

Me di cuenta de esas diferencias al ver el desfile del modisto Enrique Lodares. ¡Ay, qué ropa tan bonita! ¡Qué vestidos de cóctel tan ideales y qué poco aptos para la vida que llevamos! La ropa de Lodares no está hecha para mujeres estresadas o que tienen que conciliar. Tampoco está hecha para una mujer que sólo se arregla en las bodas bautizos y comuniones.

Lodares se imagina a una mujer de película. Una mujer que domina su cuerpo, que sabe andar con el tacón, que no se empeña en llevar ropa cómoda. “Cuanto más cómoda es la ropa –me decía Blanca Fitera, que estuvo en el desfile- más te destroza la figura, la ropa te debe impedir el relax, hay que saber llevar un cuello sin que se encorve la espalda ni escondas la cabeza; no se puede llevar un vestido al bies como unos vaqueros. Vestir bien exige una cierta disciplina, que hoy se ha perdido, da pena ver a la gente cómo va vestida por la calle”.

La colección de Lodares no es funcional. Al revés, te hace soñar y te lleva a las películas de los años sesenta con Grace Kelly como protagonista, “Atrapa a un ladrón”, por ejemplo. Es ropa para una vida lujosa y muy burguesa, con un punto decadente, como la Costa Azul, sin más ocupación que tomar el aperitivo a las doce o prepararte para el cóctel de la noche; son vestidos para una mujer extremadamente femenina, seductora y sofisticada, una mujer que sabe lo qué le sienta bien, que entiende la moda y adora el lujo. Una Jacqueline Kennedy, por lo menos.

Lodares diseña para ella un vestuario a medida: trajes de cóctel, de fiesta, para ir de compras, para viajar con un cargamento de maletas y sombrereras, de noche, para una recepción oficial… Un poncho de seda color butano, vestidos bordados con largo a la rodilla y coquetas manguitas media luna; camiseros de gazar; trajes de cóctel color verde esmeralda y rojo, un impresionante abrigo blanco con lunares negro y forro amarillo... ¡Uff, qué pasada! Y como complementos, los guantes con lazo y sombreros de paja de Marie Mercié, que Lodares se trae de la tienda parisina de St Germain.

El desfile del diseñador valenciano fue un homenaje a la costura de los años cincuenta y sesenta y a esas mujeres de película, de las que ya no quedan. La puesta en escena también recordó a los ateliers de los años cincuenta. En lugar de un desfile multitudinario, invitó a sus clientas a dos pases dentro de su tienda convertida en salón. “Quise hacerlo como en la costura en los años cincuenta, cuando los desfiles se hacían dentro de los propios salones, en un espacio íntimo; Vacié toda la tienda, puse dos filas de sillas blancas tapizadas y dibujé un círculo en el centro. Las chicas salían por el trampantojo de la tienda y daban la vuelta. Ambienté el desfile con una música de jazz tranquila y hice desfilar a las modelos como en los desfiles de antes, cuando eran maniquies. Las jovencitas nunca habían visto nada igual. Tuve que explicarles cómo desfilar así. Cuidé mucho la imagen, no es lo mismo ver a una chica en el teatro que a cincuenta centímetros, donde se aprecian hasta los detalles más pequeños. Como en la tienda sólo cabían 40 personas en cada pase, llegué a utilizar los escaparates de pasarela, la calle se llenó de gente mirando. Era la única forma de sacar partido al trabajo.”

miércoles, 4 de marzo de 2009

El pádel puede ser la solución

Hay búsquedas que las mujeres iniciamos a los diez años y seguimos en el empeño cumplidos los noventa. Por ejemplo, la del hombre que sepa cómo tratarnos cuando nos ve llorar sin causa aparente. Otra es la de un deporte al que aficionarnos; descartamos todos los que se practican en equipo, que eso es más cosa de hombres y de su antropológica necesidad de sentirse líderes de la tribu. Además, a partir de ciertas edades, nosotras aguantamos mal ciertas situaciones de tensión. Por eso ha triunfado Pilates, que es un deporte que se practica en grupo, pero no en equipo, y te permite echar unas risas y poner a parir a tu cuñada mientras esculpes los gluteos.

Pero Pilates es un complemento. Le falta el esfuerzo, el desgaste de un deporte…Hay que seguir buscando. El footing, descartado, sobre todo si usas más de una 90 de sujetador; nadar, podría ser, pero aparte de que te deja la espalda ancha -¡qué poco femenino!- es más aburrido que salir de compras por Sollana y además no te quitas de encima el olor a cloro en todo el día. Nada, descartado también.

El golf es pijito y podría ser la solución, pero requiere demasiado tiempo, y si ya es difícil compatibilizar trabajo y familia, ¡como para sacar una mañana entera para ir a pasear por el prado! Otra opción sería la bici, que está bien para dar un paseito por el cauce del río pero francamente, no me veo con el coulotte puesto para ir a la montaña ¡uff, no, qué poco glamour! Otra opción es el tenis, pero requiere una técnica muy depurada y quien no la domina se siente un poco ridícula en cuanto detecta que hay alguien mirando.

Por eso estoy emocionada desde que me he enterado que Yo Dona ha organizado un torneo de pádel. Definitivamente, el pádel puede ser la solución. Primero porque tiene un look mono: no es lo mismo ponerte una faldita blanca corta que un coulotte de ciclista, desde luego. La técnica según me dicen es más fácil de controlar que la del tenis y el ambiente es sin duda más agradable que el de una piscina, se presta a tomarte una cervecita al sol después de jugar. Además, desde que Aznar lo puso de moda entre los peperos, es un deporte pijito capaz de competir con el golf.
Y ahora viene lo mejor: la revista Yo Dona ha organizado un torneo femenino de pádel que empieza en Valencia el 2 de marzo, en el gimnasio K7 y donde puedes competir por parejas. Sólo hay que apuntarse en la web padelwomentour.com. Las novatas también nos podemos apuntar porque, además del torneo, dan clases para aprender los tipos de golpes y te enseñan trucos para el saque, golpe de pared o bolea ¡y es gratis!

No sólo el torneo empieza en Valencia, sino que la revista Yo Dona eligió Valencia para presentarlo. Organizó un cóctel ideal en el Hotel Las Arenas y se trajo como madrinas a la presentadora Mabel Lozano –con un Missoni monísimo- y a las deportistas Anabel Medina, número 1 del tenis femenino, y a la campeona de golf Itziar Elguezabal.

Charo Izquierdo, la directora de Yo Dona, explicó que el objetivo es que muchas más mujeres practiquen este deporte, tradicionalmente masculino. Y luego habló Marta Torrado que se declaró lectora incondicional de la revista y la sala se empezó a llenar de señoras estupendas, como las hermanas Fitera, Blanca (de Miu Miu) y Laura (de Prada), las diseñadoras Dolores Cortés y Noelia Navarro; la directora de Vuitton Valencia, Matilda Guerrero con el bolso último modelo -el speedy con graffiti fluorescente-, junto a Oscar Montecatini, Juana Ballesteros, Lidia Salinas, Lola Tortaja y María Jesús y Lola Frigols; la relaciones públicas Rocio Bacharach; las diseñadoras de alta costura Marta de Diego y Presen Rodríguez; la presidenta de la Asociación Dos Aguas Isabel Cosme y un montón de lectoras de la revista, que posaron divertidas en el photocall.

El cóctel que sirvieron el Las Arenas fue de lo más variado, una mezcla de cocina local -fideua de rape y marisco-, oriental –sushi y rollitos vietnamitas- y española -jamoncito del bueno, moldecitos de tortilla de patata-. De postre, mini tartas de queso y espuma de trufa con brunoise de naranja confitada. ¡Habrá que pedir hora para jugar al pádel, pero ya!