miércoles, 27 de mayo de 2009

¡M’han quitao el sentio!

¿En qué se parecen una tienda de ropa sueca y un cantaor de flamenco? En que las dos han hecho perder la cabeza a más de uno esta semana en Valencia. Los suecos abrieron el martes su nueva tienda en la calle Colón y había que ver a la gente dándose tortas por un vestido de Matthew Williamson y comprando como si se acabase el mundo. Es verdad que el día de la inauguración todo estaba al 20%, pero es que el resto de los días, sin descuentos, las colas en el probador eran habituales. Vamos, que a juzgar por las ventas en H&M, nadie diría que estamos en crisis.
Justo al día siguiente, el miércoles, Pitingo ponía en pie a todo el teatro Principal, llenito hasta los topes, con el espectáculo Soulería. Pitingo también volvió loco al público. Tanto que mientras estaba interpretando el Let it be de los Beatles a ritmo de bulería, una chica del público no se pudo aguantar y dijo a voz en grito: “¡¡¡Pitingo, me has quitao el sentio!!!”. Es difícil imaginar cómo debe sentirse uno cuando tienes a cientos de personas entregadas y puedes conseguir que lloren, rían o bailen hasta los tímidos.
Dicen que el éxito suele darse por la mezcla de varios ingredientes, pero los mismos ingredientes no te garantizan el éxito. El secreto de H&M es un equipo de diseño que no sobrepasa los treinta años de edad, según me contaba el diseñador Alejandro Sáez de la Torre, pero también unos precios que parecen imposibles. Vamos, que un top te puede costar lo mismo que una horchata y una falda monísima lo mismo que hacerte la manicura. Te la pones dos veces y ya la has amortizado. Y cuando te cansas, la tiras y a por otra.
La multinacional sueca ha conseguido posicionarse no sólo en el segmento de jovencitas con poco presupuesto, sino también en el de señoras con poderío, que mezclan una falda de Prada con un top de H&M y se quedan tan contentas. De hecho, Mª Angeles Miguel, la directora de Hermès, me confesaba que ella lleva ropa de H&M con piezas de Hermès ¡y funciona!
Los invitados a la inauguración de H&M se jartaron a comprar -¡tiembla Zara de Colón!-. Delante de mí, una señora se llevó 200 euros en ropa, que ya es difícil gastar esa cantidad en una tienda así. Y el mismo Sáez de la Torre me decía que tiene ropa de todas las colecciones especiales que H&M prepara con diseñadores de postín. Este año era el turno de Matthew Willliamson y allí estaba Rafa Pérez Higón, director de Emporio Armani en Valencia, aconsejando a sus amigas qué prendas llevarse huyendo de los estampados más reconocibles, con los que te arriesgas a coincidir con alguien que vaya vestida igual. De todos modos, el Matthew Williamson de H&M poco tiene que ver con las colecciones de pret-a-porter del diseñador. Si alguien lo duda, que se pase por Mala Malísima y vea un vestido original, ¡que pasada! Claro que el precio tampoco es lo mismo: los de H&M cuestan 60 euros y los de colección 1.500…
La lista de invitados a la fiesta fue de lo más variopinta. Tano López Llobet consiguió reunir un cóctel de gente de diseñadores –Tonuca, Alex Vidal Jr, Juan Andrés Mompó, Presen Rodríguez-, celebrities de la tierra –las hermanas Fitera, David Lladró con su mujer Marta-, colegas y periodistas –Josevi Plaza, Marta Vilar, Juana Camps, Mayte Sebastiá, Angela Pla- y un montón de gente joven de la que salió en el blog fashionalistas. H&M dio de comer y beber a todos abundantemente y amenizó la fiesta con la DJ Alexandra Richards, hija de Keith Richards y modelo neoyorquina de 21 años.
La fiesta de H&M no fue la única apertura de la semana. El jueves abrió en Colón el nuevo espacio de Yves Rocher, reconvertido en un Taller de la Cosmétique Végétale, con Eugenia Ortiz Domecq -hija de Bertín Osborne- como madrina. Y en Isabel La Católica ha abierto La Oca Loca, una zapatería de niños con una decoración chulísima. Ah, y la diseñadora Dolores Promesas ha desembarcado en Jorge Juan 29. Abren tiendas, se organizan fiestas, llenan los teatros, ¿será el principio del fin de la crisis? Ojalá…

martes, 19 de mayo de 2009

Cambio cubata de garrafón por Dry Martini

No es lo mismo salir de copas a los veinte que a los cuarenta. Cumplidos los cuarenta te vuelves más fino y exigente, vamos, que no te dejas caer por cualquier antro oscuro, dando codazos hasta la barra para que te pongan un cubata de garrafón. A partir de cierta edad te gusta que te atiendan si tener que gritar, que te sirvan un buen gintonic: Hendrick's, en copa ancha, con piel de limón verde y cinco cubitos de hielo, una parte de ginebra y cuatro de tónica (receta de mi asesor coctelero).
A los cuarenta, te gusta que te sirvan en la mesa, y que te hablen de usted y prefieres calidad a cantidad: mejor una copa como un señor que cuatro de garrafa. Por no hablar de detalles como los baños: si hay jaboncito inglés y toallas limpias, mejor que mejor. Y los sillones, bien limpios, no se vaya a estropear el traje de lana fría de Prada ¡eso jamás! Y las mujeres lo mismo. Empiezas a odiar los sitios donde no puedes ni hablar y sales apestando a humo.
Total, que un sábado cualquiera terminas de cenar en un restaurante pijo y no sabes dónde continuar la noche. La mayor parte de los locales o son ruidosos o están llenos de jovencitos o sirven cubatas de garrafón o te atienden mal o la música es insoportable. Al final, la mejor solución es recalar en casa de un amigo, pero ese plan no mola tanto como salir por ahí.
Los hoteles pijos han tomado nota de las necesidades de los cuarentones y empezan a tentarlos con planes para el fin de semana. Primero fueron los brunch, ese invento tan neoyorkino que consiste en mezclar el desayuno y la comida uno de esos domingos que te levantas tarde. Después promocionaron los restaurantes para intentar cargarse el mito de que en los hoteles se come mal. Cosa que no pasa en otras ciudades europeas, por cierto. Y ahora, se han lanzado a cazar al cuarentón que sale de copas los jueves (y que los fines de semana suele irse fuera de Valencia).
Las terrazas de verano de los hoteles son perfectas para ellos. Allí te puedes tomar una copa bien servida por camareros profesionales, no chicas monas recauchutadas, y puedes ir al baño a retocarte el colorete sin que te den codazos para entrar y con la seguridad de que tendrás toallas perfumadas y hasta agua de colonia fresquita. Allí puedes estrenar tus sandalias Louboutin con la tranquilidad de que nadie te dará un pisotón. O ponerte tu vestido divino de la muerte con la seguridad de que no volverá a casa con un quemazo de cigarro.
Casi todos los hoteles de cuatro y cinco estrellas de Valencia tienen sus terrazas de verano, y esta es la época perfecta para empezar a disfrutarlas. La del Westin es preciosa, con sus sillones blancos y su carta de sushi y de cócteles; la de Las Arenas, espectacular, con esas vistas frente a la Malvarrosa; Y luego hay otras modernas como la del hotel de Quique Sarasola –el Room Mate Atarazanas- que está justo en el ático y también ofrece brunch los domingos y copas por la noche. Ah, bueno, hablando de coctelerías, este mes el restaurante Messana ofrece su “terapia Martini” para que puedas tomarte un dry Martini bien seco antes de cenar.
Precisamente esta semana se inauguraba la terraza de verano del Hotel Urbem, el que está junto al Corte Inglés de la Avenida de Francia. La terraza es pequeña pero acogedora. Allí puedes desayunar un domingo mientras lees el periódico como un señor o disfrutar de un cóctel a la luz de la luna un jueves por la noche. La fiesta de inauguración fue casi una reunión de amigos. Muchos de los invitados se iban después a la terraza del Umbracle, que también abría temporada el jueves.
Las primeras fiestas de verano son como el primer baño o las primeras cerezas. Hay que dejar que pasen algunas semanas y maduren para disfrutarlas de verdad. Los cambios de temporada siempre necesitan un período de adaptación. Después de meses de frío y noches de mantita viendo la tele, llegan las fiestas al aire libre y las noches de verano.

domingo, 17 de mayo de 2009

Arena de Lyon en la Ciudad de las Artes para los caballos fisnos

Lo de hípica tiene un tufo a pijoterío se ponga como se ponga el hijo de la duquesa se Alba que se empeña en negárselo a todo le quiera escuchar. Popular, lo que se dice popular, querido Cayetano, es el tiro de arrastre, eso sí que eso una cosa del pueblo y para el pueblo: caballos que arrastran piedras sobre un suelo arenoso y el público lo ve desde donde encuentra un hueco y el que más madruga, se queda con la tribuna más vip.
Los caballos aristócratas que han venido a Valencia este fin de semana no tienen nada que ver con los del tiro y arrastre. Los de aquí son rechonchos, bajitos y fuertes; los de Cayetano y compañía, altos, espigados y ágiles. Los nuestros andan sobre arena de la playa, o del campo, o de la obra más cercana; los de Marta Ortega sólo ponen sus fisnas pezuñas sobre la arena francesa de Lyón… Eso es finura y lo demás tonterías.
Dicen que Cayetano está contento con Valencia porque aquí ha encontrado por fin el apoyo que andaba buscando. Y encima, la Feria de Valencia le ha hecho un homenaje a la hermana del Rey, que para eso está la Feria… ¡con la que está cayendo y los stands medio vacíos! Dicen que la Infanta Pilar se lo merece porque ha hecho mucho por la hípica y eso sin duda tiene mucho, pero que mucho, mérito.
Pero en fin, el caso es que ayer quien quiso y tuvo cinco euros pudo ver el Gran Premio de España. Pero sin asiento asegurado y con el sol de cara. Si querías estar a cubierto y con silla reservada la broma ya se iba a ciento cincuenta euros. Y si querías codearte con Simoneta Gómez-Acebo, con Carlota Casiraghi, Athina Onassis o Marta Ortega tenías que ser alcaldesa o marquesa y el que no, alé allí lejos y a no molestar, que una cosa es estar juntos y otra revueltos.
La tarde salió nublada y los de la entrada de cinco euros pudieron verlo sin que les cegase el sol vespertino, menos mal. Estuvo tan nublado, que muchos vips empezaron a tener frío. Suerte que Maximo Dutti es uno de los patrocinadores del evento y montó un stand en la entrada del recinto. Por allí se dejó ver Simoneta en busca de una chaqueta para aliviar el frío y a Marta Ortega controlando el negocio –Massimo Dutti es del grupo Inditex-, eso sí la hija de Amancio no llevaba un bolso de casa, sino uno precioso de Hermés que valía más que toda la tienda de Dutti.
Desde la grada del pueblo, la de cinco euros, que es donde tuvimos acceso los chicos de la prensa, ya se sabe esos canallas molestones como moscas cojoneras de las que no te puedes librar, pude ver a lo lejos el look que está de moda entre el público píjo en este tipo de competiciones: polos La Martina o Hackett, chalecos acolchados de la firma belga Scapa y sobre todo mucha bota, que quedan super estilosas sobre vaqueros ajustados y con una rebequita de algodón resulta un look hippie-bohemio con clase. Como dirían los de pueblo, arreglao pero informal. Perfecto para una tarde en la hípica.
El caso es que por la Ciudad de las Artes y las Ciencias se dejó ver lo más pijito del mundo mundial, no para ver el tiro y arrastre, claro, sino para ver a los estilosos y millonarios jinetes y amazonas: Attina Onassis, Carlotta Casiraghi –la hija de Carolina de Mónaco que siempre sale en las fotos con la boca abierta- y por supuesto, Marta Ortega, otra de las ricas herederas del mundo mundial.
Justo en la entrada del reciento, hay varios stands de los patrocinadores: Scapa que tiene ropa pija belga; Rolex que no tiene demasiado público; una tienda de botas de montar de a medio sueldo el par de botas y luego está la verdadera estrella de esa pequeña galeria comercia, que no es otra que Massimo Dutti; ellos sí que se están poniendo las botas, y es que venden ropa pija al alcance de los que han pagado cinco euros… Así es la crisis.

jueves, 7 de mayo de 2009

¡Atrévete con el rojo!

¡Ay, qué duro es esto de mantener el glamour cuando no eres ni princesa ni primera dama! Si llevas las mechas recién hechas, seguro que necesitas ir a la manicura; si por fin has conseguido bajar un par de kilos, entonces va y tienes la piel apagada y necesitas un peeling con urgencia. Y cuando milagrosamente está todo en su sitio, vas al armario y no tienes qué ponerte. O lo que es peor, fallas estrepitosamente con el modelito o con los zapatos que has elegido ¡qué dramón!
Hasta las princesas, que tienen un batallón de asesores a su servicio, meten la pata de vez en cuando al presentarse en público. Sin ir más lejos, hay que ver cómo se vistió Doña Leti en la cena de gala con los Sarkozy. Ni su peor enemigo la hubiera peinado con esos tirabuzones, por no hablar del polisón de la falda. Si ella, que cuenta con un ejército de estilistas, asesoras de imagen y esteticistas, mete la pata, ¿qué no haremos las demás plebeyas?
Que Carla Bruni o Doña Leti luzcan estupendas en una recepción, no tiene mérito. Es verdad que hay que tener un buen esqueleto y una cara mona, pero cualquiera de nosotras, sin limitación de presupuesto para el modelito, botox y peeling, entrenador personal, el mejor peluquero, y sobre todo, durmiendo más de ocho horas y sin la preocupación de llegar a fin de mes, estaría ideal de la muerte.
Por ejemplo, no es casualidad ni fruto de la inspiración de la princesa que Doña Leti eligiera el vestido color frambuesa para enfrentarse a Carla Bruni en la escalera del Palacio de la Zarzuela. Según me cuenta Rosa Cervera, una personal shopper valenciana, “es seguro que la princesa haya recibido consejos de un asesor de imagen sobre los colores que van mejor con el tono de su piel y los que más le favorecen. Y seguro que el frambuesa resalta sus facciones”.
Rosa sabe de qué habla porque ella misma realiza análisis de color para descubrir cuáles son los colores que más favorecen. Con la que está cayendo, contratar los servicios de una personal shopper para que te haga un estudio de los colores que te van, parece como mínimo una frivolidad. Aunque si lo piensas dos veces, no parece tan loco.
Para Rosa, las ventajas de un análisis de color son que no pierdas el tiempo en una tienda mirando toda la colección, sino que vayas directamente a lo que te favorece; evites comprar colores que después, sin saber porqué, no te pones, seguramente porque no te favorecen; ahorres dinero en tus compras básicas al invertir en colores acordes con tu piel y distingas con facilidad los tonos que mejor te sientan para poder explotarlos. Vamos, como Doña Leti.
El test de color no tiene más misterio que descubrir qué colores te favorecen según el tono de piel y el color de pelo. Para hacerlo, Rosa utiliza un muestrario de cien telas de distintos colores, con las que te va envolviendo delante de un espejo, observando el efecto que provoca cada color en la piel, el pelo y sobre el color de ojos. Hay colores que a las de piel clara les acentúa las ojeras o, por el contrario, ilumina el tono de tu piel. Como norma general, a las rubias con piel clara les queda mejor el verde oliva y los marrones; a las morenas, el azul, el fucsia, el negro o el cobalto. Los resultados del test suelen ser bastante predecibles. La mayoría sabemos qué colores nos sientan bien y de cuáles hay que huir. Pero, a veces, dan alguna sorpresa y te descubren que el rojo, que siempre has odiado, es tu color.
De todos modos, una cosa es que un color te favorezca y otra que te apetezca llevarlo. La teoría que aplica Rosa Cervera es que el color de la ropa que llevas es casi tan importante como el maquillaje o el peinado. Primero porque el color transmite mensajes muy claros. Si vas vestida de rojo, estás pidiendo a gritos que te miren; si vas de azul, calma, tranquilidad y confianza y si vistes de rosa palo, aparecerás lánguida, aniñada y muy dulce. No hay colores buenos y malos, hay colores buenos para algunas y malos para otras.