martes, 7 de diciembre de 2010

Tardes con diamantes

Propongo un plan para la que tenga novio, marido o amigo rico: te llevas al buen hombre a Hannover, lo vistes mono monísimo, le haces que se gaste 4.000 o 5000 eurines en americanas y trajes, y al salir, así como quien no quiere la cosa, le dices “mira cariño, lo que han abierto aquí” y le enseñas la flamante joyería que acaba de inaugurar Victoria Cercós justo al lado y donde todo, todo, todo, es ideal de la muerte. Y allí que entras tú con tu chico y allí te pruebas la pulsera a la que le días antes le habías echado el ojo y le enseñas tu lindo bracito: ¿Qué te parece, Pepe? ¿No crees que me vendría fenomenal para la cena de Navidad en casa de tu hermana?...

Y claro, a tu Pepe que quieras que no le gusta demostrar su poderío a lo mejor va y pica. De recién casados, Pepe te demostraba su amor con un pañuelo de Vuitton, pero ahora ya estamos a otro nivel.

A los 25 años las joyas te suenan a cosas de herencia, de tu madre y tus tías, cosas monas pero que no harías un esfuerzo por comprarte, pero como me dijo una amiga hace años, eso cambia cuando te haces mayor y necesitas un anillo estiloso, unos pendientes chulos para llevar con tu vestido negro….

La razón de porqué un buen día te apetece comprar joyas no la tengo muy clara, igual es que ya no te ves tan mona y las joyas dan luz, o porque a estas alturas es difícil que la ropa te sorprenda, o porque te vuelves más sofisticada, o igual es una cuestión de estatus social. O quizás es que las joyas no envejecen y algo en tu subconsciente te dice que si te pones un collar riviere, algo de la eterna juventud de las gemas se contagiará a la piel que cubre tu todavía terso cuello. Sea como sea, el caso es que llega un momento en la vida de toda mujer, en la que necesita algo imperecedero y valioso a su lado, un diamante, un perla, un zafiro…

Lo que pasa es que hasta ahora las joyas que podías comprar no te atraían demasiado porque se movían en dos extremos: o tenías que ir a la joia clásica, rollo Dinastía, que no pegaba nada con tu vestido de Marni, o las joyas modernas con un punto hortera que tampoco encajaban con tu look.

Pero, hete aquí, que esta semana se ha inaugurado la joyería perfecta para las cuarentonas estilosas. Se llama como su dueña, Victoria Cercós, y está en Hernán Cortés, en el bajo que ocupaba Hannover. El interior de la joyería –un proyecto del Mercader de Indias-, rompe bastante con el concepto tradicional: es un espacio abierto, calido y acogedor; la iluminación es suave, nada que ver con esas joyerías con exceso de luz y de brillos tan ochenteros. Las joyas tampoco pretenden deslumbrar ni ser ostentosas, vamos, que son piezas que te puedes poner todos los días: anillos con brillantes brown y ice (blancos, sin pulir), pulseras con piedras preciosas y piel de raya, joyas con oro negro iluminadas con zafiros rosa…

Total, que si embaucas a tu marido, sales de la joyería con una pieza super estilosa que encajará perfectamente con tus botas de Chapeau, tus vestiditos de Gran Vía 20 y hasta con vaqueros y camisetas.

La fiesta de inauguración de la joyería fue un exitazo. Victoria lleva veinte años en la joyería –es socia de Aurum- y tiene un montón de clientes en Valencia que no faltaron a la cita: Amparo Lacomba, la familia Soler, Ezequiel y Matilde de Vilarroya, María Dolores Asensi, Jacinta, la mujer de Amadeo Carboni, Carlos Marchena, Rubén Baraja... Además, Victoria ha fichado a Encarna Roig, que antes dirigía la tienda Mont-Blanc de Poeta Querol, y que encaja como anillo al dedo en el proyecto. El catering fue de Seina-Cocotte, de Bárbara y Paula Jiménez de la Iglesia, barra de Champagne Mum y otra de mojitos.

Foto: lamarquesa.es

3 comentarios:

Mayte de la Iglesia dijo...

Estoy contigo. Lo del pañuelo está muy visto, a ver si se enteran estos hombres....jjejejej

Señor Don dijo...

Pues fijese señora, yo soy un mozuelo de 19 años, no llevo un anillo,ni pulsera ni nada, bueno si un aro sencillisimo de platino, y me encantan las joyas antiguas, las de los zares, o Marie Antoinette, o los Cartier de los 50,60 y hasta 70, excesivas, grandes voluminosas! las de Tifanny's, las de Ansorerna que tambien me gusta el producto español, pero por el simple hecho de poseerlas,obviamente mi economia estudiantil todavia no da, pero si tengo alguna cosa de herencia, y el placer que te produccen es algo completamente estupendo, marcar la convinacion de mi pequeña caja fuerte, abrir la puerta, sacar el estuche y conterplarlas es indescriptible, otra historia sería con las joyas de mi tiaabuela, la cual nos puso a ordenar e inventiariar a mi mejor amiga y a mi, y la sensacion y la tarde fue estupenda, los tres entados con ropa de andar por casa, uans tacitas de té y enjoyados, yo exactamente llevaba, un anillo en forma de caracol de brillantes y platino, una pulsera de oro con porcelanas orientales, otra pulsera de oro con monedas, una palma de oro blanco y brillantes de broche,un reloj de oro blanco y brillantes y un collar de perlas australianas, esa sensacion suple a varios orgasmos!

Anónimo dijo...

EN VERDAD NO SIEMPRE TODAS LAS MUJERES ENCONTRAMOS HOMBRES DISPUESTOS A REGALARNOS JOYAS COSTOSAS, ESTO ES PRIVILEGIO DE UNAS CUANTAS TAL VEZ PORQUE SON DEMASIADO HERMOSAS, SON REINAS DE BELLEZA,ACTRICES O MODELOS, O PERTENECEN A LA ARISTOCRACIA. MUCHAS TERMINAMOS REGALANDONOS LO QUE NO RECIBIMOS DE NUESTRAS PAREJAS, O PORQUE NUNCA ENCONTRAMOS A ESE PRINCIPE DORADO CAPAZ DE CUBRIRNOS DE JOYAS...