miércoles, 30 de junio de 2010

¡Yupi, yupi, tenemos carrera!

No sé, no le acabo de encontrar la gracia a esto de la Fórmula 1; pero no lo puedo decir en público porque entonces dirán de mí que soy una provinciana que no sabe valorar todo lo que nos da el evento. Claro que eso suelen decirlo quienes por alguna que otra razón tienen un pase Vip y acceso a fiestas exclusivas donde se dan el fin de semana padre entre rugidos de tubos de escape y barcos de 20 millones
El resto de los mundanos tenemos que estar contentos, de lo contrario seremos tachados de acomplejados que no vemos más allá de las fallas y las paellas. Así es que nos calzaremos unas deportivas y nos dispondremos a andar tres cuartos de hora para sentarnos en una grada donde acabaremos viendo la carrera por una pantalla gigante y torrándonos bajo un sol de justicia. Mientras, quienes desde el principio vieron el valor del evento, llegarán en coches oficiales a pie de grada y verán la carrera tomando champán y dejándose dar masajes entre acelerones y frenadas.
Para los mundanos -¡¡qué contentos estamos de que se celebre aquí la carrera!!- acceder al puerto es más complicado que colarse en un desfile de Prada. La dársena está vallada y cerrada a cal y canto. Para cruzar el dichoso circuito tienes que pasar por lo menostres controles de seguridad y si no llevas acreditación, ya te puedes dar media vuelta. Hija, no sé, tanto control, tanto control, que al final se quedan los cuatro de ricos desiempre más aburridos que una ostra.
Mira que con la Copa América pasaba lo mismo, se quejaban de que los valencianos no nos integrábamos pero luego hacían fiestas a las que sólo iban ellos y donde sólo se hablaba inglés.
De todas las fiestas del fin de semana, las mejores se celebraron el viernes: la gala oficial de Valmor en el Hotel Las Arenas y la que organizó Mariano García en el pantalán de los megayates. La oficial fue una cena de gala por todo lo alto. Allí estuvo Rita Barberá con Bernie Ecclestone, los pilotos Alonso, Schummacher, Alguersuari, Marc Gene, de la Rosa, el presidente de Valmor, Fernando Roig, Jorge Martínez “Aspar”, la consellera Belén Juste, que cada día está más estupenda, y la duquesita Eugenia Martínez deIrujo, que cada día lo está menos, pobrecita. Por allí se dejó ver todo Valencia, Vicente Boluda, Fernando y Alfonso Pascual, Silvia Escola y Pablo Serratosa, Juan Carlos Gomez Pantoja; el presidente del Puerto Rafael Aznar, el de Bancaja, José Luís Olivas, el concejal Cristóbal Grau, Fernandode Rosa, José Ramón García Fuster… Pusieron algo (poco) de colorín Paola Dominguín y Carla Pereira, más o menos conocida por su noviazgo con JoaquínCortes, y Pedro y Begoña Trapote.
La fiesta oficial era la fiesta del stablisment: de los que mandan de verdad en Valencia, de los que nunca criticarán nada, de los que encontrarían la forma de justificar que en menos de 17 días perdiésemos el Miguelete y la Lonja, y aún saldrían diciendo que eso es bueno para los valencianos.
Al mismo tiempo, en la dársena de los megayates, Mariano García montó una fiesta para un centenar de ricos que habían recorrido en barco medio mundo para ver la carrera. Para llegar, había que subirse a una lancha motora en el Veles e Vents y cruzar por mar hasta el pantalán en forma de T.
Una vez allí, Mariano y Paloma Maldonado crearon un ambiente tan chic que parecía que estabas en Saint Tropez o en la mismísima Montecarlo, con Carolina deMónaco y sus churumbeles: a un lado el megayate del indio, Vijay Mallya, dueñode la escudería Force India, y justo detrás el Clipper Stad Amsterdam, un barco que parece salido de “Piratas del Caribe”, propiedad del Ayuntamiento de Amsterdam y de la empresa Randstad, y que fue reconstruido con obra social en Holanda. Un pocomás humilde, el barco del equipo español Hispania, donde acaban de entrar MiguelBoyer, Fefé y Alberto Cortina. Ah, bueno, y el Ivanhoe de Mariano García, un precioso barco clásico de madera construido en Suecia en 1938.
Sólo faltó el ForceBlue de Briatore, confiscado por la policía en Mónaco por fraude fiscal, ¡uff, uff, uff!

jueves, 24 de junio de 2010

Las viejas discotequeras nunca mueren

Con la que está cayendo, resulta difícil ambientarse en el glamour de la Fórmula 1. Pero no es este el momento de aguar la fiesta, sino de contagiarnos del optimismo de quien nos gobierna y así nosotros, como nuestro President Camps,- “ser más felices hoy que ayer”.
Para tratar de entrar en ambiente, nada como ir a tomar una copa a la nueva terraza hiper-mega mona que ha montado Amstel en la Malvarrosa con música chill-out, como no podía ser de otra manera porque de unos años a esta parte parece como si cualquier otro estilo de música fuese cosa sólo de jovencitos o de trasnochados.
La terraza se inauguró el viernes por la noche y allí estuvimos un grupo de cuarentones dándole a la cerveza y a esos canapés fisnos que se sirven con mini cucharitas o mini vasitos que son el complemento ideal para el ambiente chill.
La noche parecía tranquila y ya iba siendo hora de pensar en acabarla, pero algo llamó la atención de más de uno: al otro lado de la calle, pese a la molesta lluvia, un permanente río de gente llegaba a las Animas Puerto. ¿Qué les atraía hasta allí?, pues ni más ni menos que el gran Todd Terry; que ¿quién es Todd Terry?.., ¡¡¡ay chicas que mayores nos hemos hecho!!!. Todd es un Deyei, es decir un DJ, o lo que es lo mismo, un discjockey. Pero él no es uno más, es el rey, el amo, el crack, el no va más de las dicotecas de medio mundo. Un tipo que con lo cobra una noche puede comprar dos docenas de Vuittones.
Así es que, con mis sandalias, mi vestidito y mi Vuitton de cinco años, me planté, por primera vez en los últimos diez años, en una discoteca cañera. Y allí estaba yo, pensando a qué edad una deja de ser una discotequera más para pasar a ser la madre de las discotequeras. Y de pronto me ponen delante del gran Todd, el ídolo de los presentes, y alguien me lo presenta y me dice pregúntale lo que quieras…¡¡¡hija, no me sentía tan cortada desde que en COU me subí en la Vespa rosa del chico que tenía fichado desde primero de BUP!!! Así es que, me trabuqué un poco y luego sin apenas pensarlo le solté “Have you ever been in Valencia?... Dios mío que pregunta más estúpida, que vergüenza, tierra trágame. Y el gran Todd que me mira con sus ojos de hombre duro curtido en mil batallas y mientras acompañaba con su cuerpo el ritmo machacón de su músico me contesta al oído algo que no supe entender.
Al principio, aquello sonaba al “puncha-puncha” de toda la vida, pero luego, el hombre empezó a mezclar temas antiguos, vamos, de los de mi época, con otros ritmos house y la cosa se fue animando. Según dicen los que entienden de esto, Todd es un maestro porque maneja cuatro platos a la vez y es capaz de combinar sonidos cubanos y fanfarrias de trompetas con música disco. Y hay que ver cómo maneja las manos, el tío. Además, el productor de Todd me contó que lo importante es saber manejar los tiempos, primero ocho compases de ritmo, luego ocho compases que van añadiendo melodías, y el ritmo va progresando hasta que, después de la traca final, empieza el declive y a medida que un tema muere, va naciendo otro… Y allí estaba yo, contando compases y ritmos y cómo el gran Todd manejaba a su antojo graves, agudos, samplers y yo qué sé qué artilugios.
A partir de ahora, cada vez que vaya a una fiesta, me empezaré a fijar en los DJ. La semana que viene, en el Hotel Las Arenas, se celebra la fiesta oficial de la Fórmula 1. La recaudación se destinará a la Fundación Pequeño Deseo y, según me cuenta Rocío Bacharach, hay más de 500 personas inscritas. La cena se celebrará en el jardín del hotel, la piscina se adornará con velas y la decoración será super glamourosa. Ah, y al acabar, después de la subasta de objetos donados por las escuderías y los pilotos de la F1, habrá pista con DJ para continuar la fiesta hasta las mil, ¡eso no me lo pierdo!

miércoles, 16 de junio de 2010

¡¡Humm!!!, Llega el dulce olor de las rebajas

Las tiendas de Madrid ya han empezado las rebajas y cabe preguntarse a qué esperan las valencianas; ¿acaso no se han dado cuenta de que vivimos un dulce noviazgo “pepero” con el feudo de Doña Esperanza?
Tres mensajes de móvil, ¡tres!, he recibido esta semana anunciando que el 11 de junio empezaban las ventas privadas para clientes, es decir, los primeros descuentos de la temporada ¡¡¡¡¡ bien!!!!! Todo perfecto si no fuera porque las tres tiendas están en Madrid: Ekseption, EKS y Marc Jacobs… y seguro que no son las únicas que han empezado en los dominios pijos de Gallardón.
¡Mecachis en la porra! ¿Qué tienen las madrileñas que no tengamos las valencianas?, ¿dónde está la germanor entre Madrid y Valencia? Después de una semana hablando de la fusión Bancaja y Caja Madrid hasta aburrir, no entiendo cómo las tiendas valencianas están tan mal sincronizadas con las del feudo de Doña Esperanza.
Lo peor es que una vez recibes un mensaje de móvil con la buena noticia, te entra un nervio difícil de controlar. La primera reacción es coger el primer tren que salga a Madrid. Pero luego reflexionas y piensas, no, aguanta Begoñita, es mejor esperar a que empiecen en Valencia, donde conoces a las dependientas y si luego te arrepientes, siempre puedes cambiar el vestido o arreglar el largo del pantalón. Pero la ansiedad empieza a hacer mella en tu ánimo y te quedas pegada al móvil esperando el dichoso mensaje, cual quinceañera esperando la llamada del guapo de la clase.
Y luego viene lo peor, la incertidumbre de saber si el bolso que habías fichado todavía estará en la tienda o alguna ricachona –¡qué mal me caen!- se lo habrá llevado antes que tú, o la dependienta se lo habrá reservado en la trastienda, y tú te quedarás compuesta y sin bolso de Balenciaga. ¡Ay, qué sin vivir!
Me cuenta Isabel Cosme, experta en comercio, que no me haga muchas ilusiones, que las rebajas de esta temporada no van a ser como las de hace dos años porque las tiendas han sido previsoras y han bajado su stock. Puedes encontrar chollos rebajiles al 70% al final de verano, pero será difícil que quede la talla o el modelo que buscabas. El truco está en aprovechar los primeros descuentos de la temporada, los exclusivos para clientes, donde resulta más fácil encontrar el modelito que te gustaba. Las ventas privadas son el recurso que tienen las tiendas pijitas para mimar a sus clientes antes del sálvese quien pueda de las rebajas masivas.
Muchas tiendas empezarán con descuentos privados la semana que viene. No es como Madrid, pero tampoco está mal. Por ejemplo, Presen Rodríguez ha organizado una “Happy Week” para clientas con descuentos del 10 al 30 por ciento, zumito de frutas mientras compras y regalos seguros a partir de cierto importe, desde una camiseta hasta un tratamiento de belleza en el Caroli Wellness, el lujoso spa del Westin. Además, con todos los tickets de venta Presen sorteará tres bolsos de Pianura estudio, unos collares Morocco, una firma de bisutería muy artesanal, muy hippie, y otros rituales de belleza en el spa del Westin.
Entre las firmas de Presen, están las brasileñas Mabel Magalhaes y Squadro, una sofisticada y la otra más playera, y luego las firmas de siempre: Byblos, Plein Sud, Anna Rita, Pianura Studio, Roberta Scappa, Class Cavalli, Trussardi Jeans…
Donde seguro que no llegan las rebajas es a la ropa de baño. Normal, para ellos comienza ahora la temporada alta. Por eso Dolores Cortés organizó la semana pasada en su tienda de Conde Salvatierra un cóctel de lo más chic, con música, cava Pago de Tharsys y la modelo Mayte de la Iglesia luciendo un mono super estiloso de la firma. Allí me encontré con Laura Fitera, super estilizada después de someterse a una dieta hiperproteica, con su hija Blanca, Carmina Durán, Carola Falgás y el equipo de la firma al completo. Tras la presentación de la colección, la fiesta continuó en las Ánimas Puerto, con música y descuentos del 10% para los invitados.
La colección de Dolores Cortés de este verano está inspirada en el Arte Povera, utilizando materiales cotidianos, en estado bruto o desechados. Y hablando de reciclado, esta tarde a las 7, en La Beneficiencia, la ONG Setem organiza una pasarela de moda justa con diseños confeccionados a partir de elementos reciclados y vestidos por modelos no profesionales. El espectáculo estará aderezado con músicas del mundo y degustación de productos de comercio justo.

jueves, 10 de junio de 2010

Se despidió uno de los señores del vino

Ahora que a buena parte de los niños pijos les ha dado por montarse una bodega de vino con la que sueñan ganar dinero, mientras entierran el que antaño ganó su familia haciendo cualquier otra cosa, se agradece ver que hay gente como Michel Grin que ha sabido dirigir con señoría y elegancia una bodega de toda la vida, Murviedro.
Bodegas Murviedro ha cambiado a su equipo directivo porque se les ha jubilado un histórico de la empresa, el hasta ahora Director General Michel Grin. Hasta aquí todo más o menos normal, como la vida misma, unos se van y otros vienen. Pero corren tiempos en los que sorprende que alguien se jubile en loor de multitudes con expresión de cariño y agradecimiento de la empresa a la que ha servido.
Los homenajes emotivos a quienes se jubilan se están sustituyendo por un simple “adiós guapa, que te vaya bonito, y lárgate cuanto antes que hace ya años que estamos esperando a perderte de vista”; o lo que es peor: “(…) mira guapa, aunque tienes cuarenta y muchos, y estas en la flor de la vida, hemos decidido prejubilarte porque aquí tenemos a esta pipiola, o pipiolo, mucho más mona que tú, con las piernas muchos más estilizadas, el escote mejor puesto y mucha más habilidad con el Excel, que está dispuesta a hacer lo mismo que tú por la mitad de tu sueldo. Así es que cuanto antes te largues a tu casa, a cuidar esos hijos que ya no te necesitan, mucho mejor para todos.”
Por eso, el acto del viernes en el Veles e Vents para despedir a Michel Grin fue mucho más que una fiesta de despedida: allí estaban buena parte de los clientes y proveedores de la bodega, sus trabajadores, su familia, un montón de cónsules y algún que otro jerifalte de la política. Y doy fe de que por más de mejilla rodaron lágrimas.
Por lo demás la fiesta fue elegante, que es lo que caracteriza al mundo del vino. Hay mundos que son estilosos, como el de la moda; otros son glamurosos, como el de las joyas; otros son divertidos, como el de los artistas… Pero en la mayoría de esos mundos, antes o después, siempre te encuentras a un hortera. Eso no pasa con la gente del vino, podrán ser más o menos ricos, conducir un Mercedes o un tractor, pero en cualquier caso quienes viven del vino siempre son gente elegante que sabe estar.
Eso es lo que había el viernes en el Veles e Vents, medio millar de personas bebiendo cava y comiendo jamón mientras despedían a un señor al que todos parecían apreciar después de haber trabajado años con él.
La fiesta fue una pasada. El catering, preparado por “Made in Catering”, fue dirigido por el chef Alain Devahive, que ha trabajado con Ferrán Adriá en El Bulli y que cuentan que ha cocinado hasta para el mismísimo Elton Jonh. Después del cocktail, los invitados picotearon en las estaciones de show cooking, donde se sirvieron productos muy gourmet maridados con algunos de los vinos más selectos de la bodega. José Zambrano diseñó los uniformes de las azafatas, unos vestidos rojos ideales, mientras que el maquillador de la Semana de la Moda, Bobbi Brown, puso monísimas a las camareras. La velada acabó con un castillo de fuegos artificiales de la pirotecnia Caballer y copas en la terraza del Veles e Vents.
El día antes, el jueves, hubo otra fiesta, esta vez en el Palacio de la Exposición y fue para presentar la nueva imagen del Ron Brugal extra viejo. No es la primera vez que los de Brugal hacen una cata en Valencia, la hicieron hace cuatro o cinco años en L’Hemisferic. Por aquél entonces debía de haber cuatro gatos que tomaban ron porque en las tiendas especializadas había cuatro o cinco marcas y la más cara costaba treinta euros la botella. Ahora, en cualquier tienda de delicatessen hay botellas de ron de hasta cuatrocientos pavos… ¡¡¡ cuanta razón tenía Rodrigo Rato, cuando por aquel entonces dijo que los españoles habíamos afinado mucho el paladar!!!.
El caso es ahora hay muchos bebedores de ron, dicen que la mejor compañía de un buen puro y los invitados al cóctel de Brugal disfrutaron no sólo del ron, sino de los mojitos y daiquiris de frutas que prepara Juan Carlos Muñoz y las delicias del catering del Grupo el Alto, que nunca falla.
Entre los invitados, los diseñadores Juan Andrés Mompó, Presen Rodríguez, José Zambrano, Noelia Navarro, Miquel Suay, el joyero Vicente Gracia, e imprescindibles de la sociedad valenciana como Laura Fitera, Encarna Roig, Amparo Mortes, Mª Angeles Miguel y Juan Antonio y Mª José Murgui.

miércoles, 9 de junio de 2010

¡¡¡Que alguien se lleve estas pantorrilas!!!

Qué terrible momento el de probarte el primer biquini de la temporada. Todos los años igual. Te plantas frente al espejo, y te entra una depresión gorda. Entre blancucha que está una y que ya no tiene el cuerpo de quinceañera, dan ganas de emigrar a Siberia, allí seguro que las mujeres no usan biquini. Y eso que llevas un mes comiendo lechuga con zanahoria y una triste pechuga a la plancha y no sé cuánto dinero has gastado en LGP, cavitación, presoterapia, mesoterapia y todo lo que te vende la espabilada de tu esteticista.
Si por lo menos los diseñadores pensaran un poco en nosotras, pero nada, ellos a lo suyo, cada verano los tangas son más pequeños, ¡parece que encojen!, y los sujetadores quedan reducidos a dos triangulitos ridículos, por no hablar de los triquinis… ¡tienes que tener el cuerpazo de Elle Macpherson para que te sienten bien!
Menos mal que todavía hay almas caritativas que se acuerdan de las cuarentonas y tienen algún traje de baño de los de toda la vida, como los de Dolores Cortés, que incluso ha sacado una línea para que las más rellenitas disimulen las curvas. La primera línea de baño de Dolores ha rejuvenecido y tiene biquinis monísimos. Además, acaba de fichar a la modelo Mayte de la Iglesia para ayudar en la promoción por Internet, ya se sabe que si no estás en facebook no eres nadie.
Dolores desfiló la semana pasada en El Corte Inglés de Pintor Sorolla, donde por cierto, acaba de abrir corner TCN. El baño de Totón Comella es super coqueto y no suele fallar, de hecho, es lo mejor de TCN, el baño y la lencería.
El de Dolores Cortés no fue el único desfile de baño. El viernes, el restaurante Sushi-Club celebraba su segundo cumpleaños y para celebrarlo organizó un desfile de baño y lencería de la firma Fruscío. En España no es muy conocida, pero en Italia tiene más de 150 puntos de venta. Según Daniel Hernández el distribuidor de la firma en España, en Italia se consume más ropa interior que aquí, porque nuestro mercado todavía está inmaduro. Me pregunto qué razón habrá para que las italianas compren más ropa interior que las españolas… Cuando lo descubra, se lo cuento.
El caso es que el desfile de Fruscío levantó pasiones entre los invitados al aniversario de Sushi Club. Primero porque las modelos eran una monada, y luego la lencería de esta firma es bastante agresiva: sujetadores push-up (vamos, de los que levantan pecho), mogollón de raso y encaje, combinaciones super sexys, todo pensado para realzar la feminidad, es decir, para que te parezcas más a Mónica Belluci que a keira Knightley. La tienda de Fruscío en Valencia está en Nuevo Centro, aunque también ha abierto en Castellón y en Tenerife.
Habrá que pasarse por la consulta del dermatólogo José María Ricart, que tiene a media Valencia en lista de espera por un tratamiento con láser lipolítico que te quita la celulitis en una sola sesión y puedes ir a trabajar al día siguiente como si nada hubiera pasado. Si no fuera por el precio… uff, sólo quitarte las cartucheras ya cuesta 3.000 euros, ¡no hay derecho!
Claro que la otra opción es quitarte todos los complejos, olvidarte de las dietas y disfrutar con las amigas de una tarde de compras. Y entre comprita y comprita, en lugar del té de las 5, ¡el gin tonic de las cinco! Eso es lo que se ha propuesto la marca de ginebra Beefeater, cambiar la tradición del té por la ginebra. El lunes pasado organizó en Moncloa una tarde de cócteles a base de té preparados por Tim Stones, un coctelero londinense de lo más chic. Las invitadas al “gin de las cinco” (La hora del té se va a llamar desde ahora la hora del gin) probaron cócteles inspirados en los ponches victorianos del siglo XVII, con té verde helado; una versión más ligera del Martini con toques herbales de salvia y limón, y un montón de cócteles más preparados con té.