miércoles, 7 de septiembre de 2011

Sociología de peluquería

El reencuentro con tu peluquero es una de las alegrías de septiembre; entre pitos y flautas, llevas un par de meses sin verle y aunque no te has dado cuenta, la verdad es que tú y tus canas le echabais de menos. Las conversaciones con tu peluquero dan para mucho, todo depende de la confianza y de las clientas que con quine coincidas en el salón; allí puedes hablar de la ecuación de los hijos, del sexo a los sesenta o del turbio futuro de Leire Pajín. Y es que un salón de peluquería es un laboratorio interdisciplinar de psicología, sociología, economía, estética, nutrición… que ya quisiera para sí más de un sesudo catedrático universitario.
Por ejemplo, el otro día en mi reencuentro con Tono Sanmartín hablamos de cómo se presentaba el otoño y de cómo los cánones de belleza van cambiando cada vez más deprisa. Según Tono, las mujeres ya no buscamos provocar, aumentando la talla de sujetador y poniéndonos morritos, sino que lo que mola ahora es transmitir una imagen relajada y tranquila. “Era muy agotador estar todo el día excitando, tanto al hombre como a la mujer, andamos todos muy estresados y ahora la belleza es más relajada, no se busca tanto excitar como tranquilizar y transmitir calma y bienestar”… ¡Toma ya reflexión sociológica!, vamos, ni el mismísimo Jünger Habermas hubiese llegado a una conclusión tan diáfana después de leerse las obras completas de Aristóteles, Kant y Giddens.
Así es que, chicas, ya sabéis, ahora lo suyo ya no es ir por ahí de única Coca-cola del desierto, sino que más bien lo que tenemos que parecer es una tila en el salón de té de una dama inglesa. Relax y belleza, eso es lo que tenemos que transmitir, que la cosa ya está bastante agitada por ahí como para que nosotras vayamos provocando pequeños terremotos a la vuelta de cada esquina. Vamos, que más de un cirujano estético especializado en convertir los labios en morritos, lo va a pasar peor que la prima de riesgo española.
Tono acaba de llegar de Londres, donde ha participado en un concurso internacional de peluquería, y se conoce las tendencias mejor que un sociólogo de Berkeley. El concurso no es ninguna tontería. Allí ha tenido que medir talento con más de 400 peluqueros de 21 países, de lo mejorcito de cada casa, y para empezar, Tono ya ha sido seleccionado entre los 45 que pasarán a la final dentro de la categoría de vanguardia con el fotógrafo Rafa Fierres. Otro salón valenciano, Tony and Guy, ha pasado a la final en la categoría masculina. Habrá que esperar a finales de mes para conocer el resultado, ¡qué nervios!
Pero mi profunda conversación con Tono no se quedó ahí, mientras recortaba las maltrechas puntas de mi melena hablamos de las tendencias de moda para este invierno. Según él, la tendencia es que no hay tendencia, es decir, que las mujeres hacemos cada vez menos caso a los dictados de la moda. Antes comprábamos marca, ahora buscamos nuestro propio estilo, personal e intransferible, y a ser posible que dure dos o tres temporadas, que no están las finanzas personales para renovar el armario dos veces al año.
Al salir de la peluquería me crucé con Lourdes Verdeguer, de Patos (ya sabéis esa tienda de Poeta Querol que trae lo mejor de cada marca). Ella reafirmó la teoría Tonística sobre la evolución de la moda: “Esta temporada hay un popurrí de tendencias, lo que es lo mismo que decir que cada una haga lo que le salga del moño. Se llevan los años 50, 60, 70 y hasta ochenta, y cada tienda, en función del criterio de la persona que compra la ropa, escoge una tendencia u otra.”
Para el fondo de armario de invierno, Lourdes aconseja invertir en una o dos prendas buenas, de calidad y buenos tejidos, en lugar de comprar muchas cosas. “Una prenda de abrigo, un vestido, una camisa y un pantalón, pero todo de excelente calidad, como la colección de Michel Kors –la primera línea- con una calidad de tejidos y hechuras impresionante.
Así es que chicas, ya sabéis este año hay que ponerse un poco más modositas, que el Ibex 35 no está para sobresaltos.

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