lunes, 27 de febrero de 2012

Valencia en la Semana de la Moda de París

Estos días se celebra la Semana de la Moda de París, todo el que es alguien en el mundo de la moda, y los aspirantes a serlo, se paseará estos días por las orillas del Sena. Diseñadores, modelos, industriales, comerciantes, escaparatistas, caza tendencias, periodistas y demás fashion people irán y vendrán a cenas, cocteles, desfiles, showrooms, etc. Para haceros una idea, es la semana en la que la malvada Meryl Streep en la película “El diablo viste de Prada”, acude a dejarse hacer la pelota por medio mundo, mientras su asistenta decide dejarla tirada en la puerta de su lujoso coche..
Este año París tendrá un nuevo punto de encuentro, el hotel “W Ópera París”, recién inaugurado cerca del teatro de la Ópera. Será un hervidero de fashion people yendo y viendo, porque esta cadena de hoteles es lo más de lo más para el mundo de la moda.
Pues bien, allí, en el hotel más de moda, de la ciudad más de moda de esta semana, ¿a que no sabéis quién va a exponer sus creaciones?...; ¡Tachán!, los diseñadores valencianos de Dimova, vamos los que no desfilan nunca en la Valencia Fashion Week.
Ja, ja, no me digáis que no es genial: ese es el espíritu valenciano que hay que recuperar, el del naranjero de Burriana que liaba la manta al coll y se iba a Liverpool a vender sus naranjas; el de la gente que no llora lágrimas de cocodrilo y echa la culpa de sus desgracias al resto del mundo: a los políticos, a los periodistas, a los impuestos, y vaya usted a saber qué. Como dijo Miquel Suay, el Vicepresidente de Dimova, “lo que hay que hacer es ir a donde están los mercados y luego vender”. Y el mercado de la moda está en París, en Londres, Milán y Nueva York, no en el viejo cauce del Turia, donde desfilan otros.
En el hotel W Ópera París expondrán sus trabajos Francis Montesinos, Dolores Cortés, Miquel Suay, Presen Rodríguez, Hannibal Laguna, Elisa Palomino, Juan Andrés Mompó, Ramón Gurillo, Carlos Haro, Pepe Botella y Paco Roca. Agasajarán a sus invitados con Agua de Valencia nitrogenada y canapés de Quique Barela, el chef del Grupo El Alto, y Sergi Arola que es el responsable de la cocina del hotel. Los invitados serán compradores, prensa internacional y profesionales de la moda de medio mundo. Se servirá
Como les vaya bien y se hinchen a vender, va a ser la monda: ya me veo a los de la Valencia Fashion Week con cara de circunstancias, mientras los de Dimova se recrean en su éxito y ponen cara de: “chincha y rabia chaval”.
Al mundo de la moda le gustan los hoteles glamurosos; Loewe eligió Caro Hotel para presentar esta semana su colección Made To Order en Valencia. Un hotel que es la bomba y que se inaugura oficialmente el miércoles de esta semana. La lista está cerrada, chicas, así es que si no os han invitado, otra vez será. Siempre podéis confiar en que vuestro hombre sepa estar a la altura de las circunstancias y os lleve allí a pasar una noche de ensueño en un viejo palacete, donde no se ha escatimado un céntimo para convertirlo en un referente del lujo y la elegancia.
Lo de Loewe estuvo bien, Made To Order es un servicio para que la gente con muchos posibles se sienta exclusiva de verdad: tu elijes la prenda, la piel y el color; te toman medidas, entregas un 30 por ciento a cuenta y al cabo de unos meses te lo entregan. Una forma de acabar con lo que más preocupa ahora a la gente que va muy sobrada: nadie verá tu prenda en otro sitio que sobre tus esbeltos hombros, nadie podrá comprar una imitación por cuatro chavos y competir contigo en el próximo coctel.
Lo dicho, que cuando las cosas están mal, lo que hay que hacer es innovar, arriesgar, ser creativo y vender. Vamos, lo que hacían los naranjeros valencianos hace cien años.

jueves, 23 de febrero de 2012

Ricas por un día

Atención mujeres asalariadas, madres de familia y con marido currante de los que ganan lo justito para ir tirando; ha llegado el día en el que por fin vais a poder ir de compras a Chapeau, que como todas sabéis es una de las tiendas más exclusivas de España.
Preparaos para la ocasión, poneos monas, con lo más fashion que den de sí vuestros amortizadísimos armarios, sacad los mejores zapatos, esos a los que ya les habéis cambiado siete veces las tapas del tacón, armaos con vuestro desgastadísimo bolso de Vuitton o de Prada, aquel que os regaló el padre de vuestros hijos cuando todavía os hacía la corte y quería demostraros que algún día llegarías a vivir sin estrecheces.
Luego sólo necesitaréis cinco euros para darle a vuestro look un toque de lo más chic porque eso es lo que vale una pulsera Cruciani, que no es ni más ni menos que una pulserita de encaje macramé, vamos de algodón mondo y lirondo como el que utilizan los hippies para hacer las suyas. Pero la pulsera Cruciani ha causado furor en Italia y todo apunta a que va a pasar lo mismo en España: ya sabéis que españolas e italianas compartimos mucho más que una prima de riesgo desaforada: somos apasionadas, explosivas, coquetas, seductoras, vividoras, latinas….
En Italia hubo colas durante sesenta días seguidos en una de las tiendas de esta firma, con gente esperando noche y día para hacerse con una. Dicen que la pulserita da suerte, que se te concede un deseo por cada uno de los siete tréboles de cuatro hojas que tienen; claro que eso suena más a camelo comercial que a otra cosa.
Hay que darse prisa, no sea que se agoten antes del miércoles que es cuando en el Westin se va a celebrar una subasta ropa, joyas y complementos de tiendas valencianas de lujo: una cita que viene que ni pintada para lucirla. Ya me veo allí a más de una de nosotras, con nuestra pala en la mano, dispuesta a pujar por un bolso o una falda, levantando la mano, debidamente arremangada para que todo el mundo vea lucir en nuestra muñeca la pulsera de Cruciani. Yo casi que me pondría una en cada mano, no vaya a ser que me equivoque y levante la pala con la mano que no debo y no pueda darme el farde. ¡Uff, que desastre!
La subasta del Westin será a las ocho y media de la tarde; no me digáis que no es otra idea genial para hacernos sentir ricas por un día, como esas señoras de las películas que se van a Christie´s o a Sotheby´s. Ellas llevan pulseras de diamantes o perlas, nosotras nuestra Cruciani de cinco euros; ellas pujan por un jarrón, un mueble o un cuadro que en su día podrían haber comprado por cuatro perras y ahora pagan millones; nosotras pujaremos por un bolso que en su día no pudimos comprar en la tienda y que allí lo sacaremos más barato. La idea de la subasta es exactamente esa, sacar a la venta restos de las tiendas a un precio mucho más bajo del original. Por ejemplo, un bolso de Verónica Montijano que valía seiscientos euros, tendrá un precio de salida de cien. También habrá joyas de Sally Corell, complementos de Diseño al Cubo y ropa de Ele&Ese.
De todas formas, la que no pueda ir a la subasta porque tiene obligaciones más mundanas, tales como ayudar a hacer los deberes a su hijo o acompañar a la niña a su clase de tenis, siempre podrá lucir su pulsera Cruciani en el Mediterranean Equestrian Tour que se está celebrando en Oliva Nova hasta el once de marzo. También es un buen sitio para sentarte a tomar un aperitivo, siempre debidamente arremangada para que a nadie se le escape que estás al día de las últimas tendencias. Allí te puedes codear con los Rothschild, la princesa Lama de los Emiratos Árabes y quien sabe si con Marta Ortega, la hija de Amancio, con su flamante marido Sergio Álvarez, Athina Onassis, Ainhoa Arteta y Jesús Garmendia...

jueves, 16 de febrero de 2012

Luz al final del túnel

Quedan esperanzas, chicas, que nadie tire la toalla, hay luz al final del túnel oscuro en el que había entrado la vida social valenciana, pequeños brotes verdes en el secarral en que se había convertido nuestra agenda. Esta semana, Ayre Astoria Palace, al que todo el mundo sigue llamando Astoria, inauguró el “Astoria and Friends”, un club que según el director del hotel Juan Serra, conseguirá que el hotel vuelva a ser el centro de la vida social valenciana con un montón de actividades: exposiciones, networking, música en directo, cine…
Detrás del proyecto están los chicos de Cul de Sac, que ponen ese toque creativo a todo lo que hacen. La noche de la inauguración, ambientaron la plaza Rodrigo Botet con luces de colores, globos y una banda de jazz en directo. Para acceder al hotel, los invitados tenían que pasar por una alfombra roja flanqueados por paparazzis ficticios. Y luego podías posar delante del photocall como si fueras un actor de Hollywood. Cul de Sac son buenos en eso que llaman crear experiencias y que no es otra cosa que marketing emocional: primero te seducen y luego te venden la moto o lo que sea. Pero por lo menos te hacen pasar un buen rato.
A pesar del frío, la fiesta se llenó, casi cuatrocientos invitados entre ellos Presen Rodríguez con su hija Maribel Cosme, el Secretario Autonómico de Turismo Luis Lobón, el director del MuVIM Joan Gregori, Marisa García Forte y Pedro Hernández de El Picaporte, Mª Ángeles Miguel, de Salvatore Ferragamo, Nidita Guerrero de Unicef y Gemma Sastre, directora de La Rambleta, Laura Grande y el arquitecto Ramón Esteve con Maite Sebastiá.
La cena se sirvió en la terraza del hotel, que tiene una de las mejores vistas de la ciudad. El menú: saquitos de tomate con albahaca, conos de salmón con papaya, burbujas de ensalada, jamoncito del bueno y de postre, muffins, tiramisú, copita de queso con mango y piruletas de chocolate. Al acabar la fiesta, todos los invitados recibieron una tarjeta de socios del Club Astoria & Friends, ¡a ver si el club ayuda a animar la ciudad!
No fue el único sarao de la semana. El viernes, el famoso arquitecto de los famosos, Joaquín Torres, inauguró en Valencia una exposición de su estudio A-Cero y el IVAM se llenó de clientes famosos: Borja Thyssen, con su mujer Blanca, Ana Rosa Quintana –con un visón espectacular-, Fernando Hierro, Lolita y su hija Elena Furiase el diseñador Angel Schlesser, el jugador Cañizares, la presentadora Cristina Tárrega –compitiendo con el visón de Ana Rosa-, y su marido Mami Quevedo, Isabel Gemio, la Duquesa de Fernandina y Víctor Luengo, el futbolista Aitor Ocio, Patricia Olmedilla y Gonzalo de la Cierva, Duques de Terranova, ¡uff, no se veían tantos famosos desde la Copa América, menuda capacidad de convocatoria!
Ana García Siñeriz fue una de las más estilosas, con falda y top negro y labios rojos; Carmen Lomana lució tipazo y posó en el photocall como una experta, vamos, que está encantada de haberse conocido; también estuvo Gema Ruíz, la ex de Álvarez Cascos, que era una niña monísima pero se ha pasado con el retoque en la cara; lo mismo que el nadador David Meca, que se ha pasado con rayos UVA. Entre los más elegantes, el hijo de Naty Abascal Luís Medina y Jaime Peñafiel con chaqueta de terciopelo y entre los menos, el bailarín Poty, que escogió vaqueros para una noche de gala.
Alberto Fabra y Rita Barberá encabezaron la representación valenciana. Además estuvo Consuelo Císcar con Rafael Blasco, Mayrén Beneyto, la familia Colonques, Rafael Ripoll con su mujer Elena Martos, Juan Lagardera con Ángela Pla, el cocinero Quique Dacosta, el diseñador Francis Montesinos, Alejandro Cerdá y Esther Barrera, el Presidente del Puerto Rafael Aznar con su mujer Maguy Stuyck, Enrique Lucas, Laura Fitera… La cena fue de El Alto. Fernando Aliñó preparó un catering tradicional porque el arquitecto lo quería todo muy sencillo: arroz de setas, pollo y foie, bombón de foie, tapa de carrillera, barra de copas a tutiplén… ¡para más de 800 personas! Vamos, que para los tiempos que corren, la fiesta no estuvo nada mal.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Moda de altos vuelos

Rara vez la agenda social valenciana ha estado más vacía que estos fríos días de febrero. Sólo las presentaciones falleras y la Semana de la Moda pondrán un poco de alegría en nuestros aburridos iphones. Y aún hay que dar gracias porque tal y como pintan las cosas, puede que la Semana de la Moda tenga menos futuro que Zapatero como director de una oficina de empleo.
Habrá que confiar en que alguien ponga algo de sensatez en la moda valenciana, porque talento sí que hay y lo que hace falta es apoyarlo. El proyecto de la Valencia Fashion Week ha funcionado más mal que regular y la puñetera verdad es que diez años después seguimos igual peor que cuando empezamos: la moda valenciana sigue sin proyección más allá del embalse de Contreras. Ha sido así, entre otras cosas porque Alex Vidal montó su propia asociación para desmarcarse de los grandes diseñadores, los que tienen marca y proyección, y así hacer de su capa un sayo con el dinero de todos los valencianos.
Así es que durante años, los diseñadores que podrían habernos dado proyección, estuvieron abandonados a su suerte por el Gobierno de Francisco Camps, mientras el equipo de Alex Vidal iba recogiendo para su pasarela a los diseñadores que no admitían en pasarelas menores como la 080 de Barcelona.
El intento de Alberto Fabra de poner orden repartiendo la subvención, a partes iguales, entre la asociación de Don Alex y Dimova –la de los grandes como Montesinos, Hannibal Laguna, Dolores Cortés, Elisa Palomino etc- tampoco ha funcionado.
Todo esto ha hinchado las narices de más de uno y ha llegado un momento en el que la Secretaria Autonómica de Economía, Mar Casanova, que tiene cara de buena chica, pero más genio que Curro Romero, ha dado un golpe sobre la mesa y ha dicho que o los diseñadores ponen orden en ese desastre o no habrá un duro para nadie.
Mientras tanto, los grandes diseñadores valencianos se han ido buscando la vida como han podido. Francis Montesinos sigue siendo el rey y su última genialidad ha sido montar un desfile a diez mil metros de altura. Su último desfile se llama Montesinos Fashion Tour: el estampado de sus modelos está inspirado en los edificios singulares de las grandes ciudades del mundo. Así es que ni corto ni perezoso subió a las modelos a un avión con destino a París y allí las hizo desfilar, ante la sorpresa de los pasajeros y la tripulación que no tenían ni puñetera idea de lo que iba a pasar. Y allí estaban las modelos, sobre sus taconazos de diez centímetros, tratando de mantener el equilibrio entre los vaivenes de las turbulencias del vuelo… ¡genial!
Montesinos, que pese a los palos que la ha dado la vida, nunca ha perdido su alegría y sentido del humor, bajó del avión encantado y dijo: “Siempre he querido que mis vestidos tengan vuelo.”
Bueno chicas, y mientras todo esto va pasando, nosotras en nuestra casa con nuestra mantita, que afuera hace un frío del demonio y hay que ahorrar para cuando vuelva la primavera a sonreír en nuestras ventanas.
Antes llegará la noche de San Valentín: la que todavía tenga cuerpo para estas cosas del amor, que prepare su modelito más seductor, no vaya a ser que su chico se le presente en casa con una sorpresa del tipo, vámonos a cenar al Astoria para celebrarlo y nos pille con el fondo de armario en plena crisis.
Con la excusa del día de los enamorados, Sephora también organizó un cóctel con música, cócteles, sesiones de maquillaje gratuitas y hasta descuentos especiales ¡Chicas, San Valentín va a ser nuestra salvación!