jueves, 31 de enero de 2013

Triste y sola se queda el Agora

La Valencia Fashion Week abandona El Ágora y se va al Palacio de la Exposición. El antepenúltimo proyecto faraónico del campismo despide así a uno de sus pocos clientes, alguien debería convocar un concurso en colegios y universidades buscando ideas sobre qué hacer con él, a ver si poniendo toda la materia gris de esta Comunidad al servicio de la causa conseguimos darle un uso. Conste que cuando nos lo dieron, nos dijeron que era un edificio multifuncional, vamos que servía igual para un roto que para un descosido; así es que, ¡ale chicas!, a pensar a ver si alguna se le ocurre algo. Mientras tanto ahí seguirá, azotando la conciencia de una ciudad que no supo ser rica.

Mientras El Ágora llora su soledad, la Valencia Fashion Week abandona sus sueños de grandeza; adiós a la pasarela internacional que aspiraba a codearse con las grandes, la que dijo ser la segunda de España, la que alardeaba de traer a Valencia a lo más granado de la crítica de moda internacional, la que veía año tras año el desfile de Alex Vidal entre decenas y decenas de coches oficiales, la que decía que marcaba tendencia, la que aseguraba ser una fuente incesante de ingresos para Valencia y la que iba a crear una industria de la moda que haría palidecer la mismísima París.

Después de ocho años de grandeza el balance es el que es, (¡huy!, que rajoniano me ha quedado esto de “es el que es”) dieciséis ediciones (dos cada año), varios millones de euros públicos invertidos y ni una sola firma que haya despuntado en todos estos años, ni una sola industria que haya generado empleo considerable, ni una sola marca que haya exportado el nombre de Valencia más allá de Contreras.

El dinero público sobredimensionó un evento que no tenía detrás una industria que lo soportase. Creyeron que poniendo una buena guinda, el pastel ser haría solo, que haciendo grandes desfiles y gritando que éramos los mejores, llegarían los pedidos a raudales y que entonces se crearía una gran industria de la moda. Pero no fue así.

Ahora volvemos a los orígenes, una Pasarela más modesta que estará a la medida de un sector que sigue siendo artesanal y que mayoritariamente vive del mercado local. Desfilarán, entre otros, Amparo Chordá, Javier y Javier, Juan Andrés Mompó, Pepe Botella… Los Vidal, tanto el padre como el hijo, dicen que reservan sus fuerzas para ir a los showrooms de Madrid y Milán. Así es que los chóferes de la Generalitat tendrán una noche menos de trabajo.

Menos mal que hay gente que sabe crecer sin alimentarse en el abrevadero público. Esta semana, la Academia Valenciana de Gastronomía entregó sus premios y uno de ellos fue para Dacosta por su tercera estrella Michelín. En persona es un tipo encantador, muy emprendedor y nada divino. Trabaja más que una peluquera en Fallas y él solito está vendiendo Valencia por medio mundo (¡hasta el New York Times le sacó en una de sus portadas!).

A la fiesta fueron el presidente de la Real Academia de Gastronomía española, Rafael Ansón; y su vicepresidente, el Marqués de Griñón, Carlos Falcó, la presidenta de la asociación en Valencia, Cuchita Lluch, Jose Carlos Capel de Madrid Fusión, Julia Pérez de el Mundo y Alejandra Ansón de Elite Gourmet. Este año también se estuvieron en los premios el presidente Fabra y el conseller Máximo Buch, aunque no se quedaron a la comida que se celebró después en el restaurante La Embajada.

¡Aja, lo tengo!, montaremos en El Ágora una escuela de cocina internacional. Le llamaremos la Valencia Internationtar Kitchen, ¡sí, llupi! Y llevaremos conselleres, muchos conselleres, y ministros y famosos del programa de Jorge Javier, y pagaremos a famosos del mundo mundial para que vengan a comer y televisiones y blogueros y ¡ale! A gastar dinero público. ¿Y quién cocinará?, gente nueva que no conozca nadie y que no tenga un restaurante famoso. Dacosta no, ese no, que ese le quitará protagonismo al Director de la Academia…

Pie de foto: El presidente de la Real Academia de Gastronomía Rafael Ansón, el presidente Alberto Fabra y la presidenta de la Academia Valenciana Cuchita Lluch

martes, 29 de enero de 2013

UKE: el éxito está en el producto, no en el autor

Uke suena a un modelo de sofá de Ikea, pero es una firma de moda. La crearon hace dos años una pareja de jóvenes valencianos y ya están vendiendo en Milán, Tokyo y Nueva York. Nadie sabe quién hay detrás (ahora luego os lo cuento) porque esos dos jóvenes entienden que lo importante es el producto y no el autor: ¿os imagináis a Armani en sus buenos tiempos vendiendo ropa con un nombre distinto al suyo?, ¿o alguno de los grandes divos de la moda ocultando su nombre y apellidos tras una marca comercial?. No, ellos no actúan así: ellos crean y tratan de vender lo que crean, si no lo consiguen echan la culpa a la ignorancia del consumidor, a la incapacidad de las costureras, a la falta de ayudas públicas o al lucero de alba.

En fin, el caso es que Uke está triunfando. Los padres de la criatura son Nancy Tarrasó y Álvaro Cano, dos jóvenes valencianos que con poco más de treinta años decidieron montar una empresa de moda, algo que teniendo en cuenta cómo están los tiempos, no deja de ser una heroicidad. Nancy llevaba mucho tiempo metida en el mundo de la moda, había trabajado como coolhunter en el departamento de tendencias de Engloba, una empresa de comunicación, y su marido Álvaro en Sáez Merino, entre otras empresas. A los dos les apasiona la moda, le dieron vueltas y montaron su propia firma.

Eligieron el nombre de Uke porque significa “semana” en noruego y querían diseñar ropa práctica para toda la semana, que dure varias temporadas y que sea fácil de combinar. Defienden el Slow fashion (menos cantidad y más calidad) y el smart shopping (invertir en valores seguros).

En su firma no hay un diseñador estrella, sino ropa para un consumo inteligente, atemporal y versátil. Nancy y Álvaro tampoco quieren desfilar en pasarelas. Dice Nancy que “muchas marcas de autor hacen un gran show en pasarelas pero detrás no hay industria ni tiendas. Teníamos súper claro que queríamos ser empresa de moda, hay que unir el show con la venta, si no vendes no puedes seguir”. Y vaya si lo han hecho. En apenas dos años, han conseguido vender en Opening Ceremony, una de las tiendas más influyentes del mundo, también están en Isetan (El Harrods japonés) en Tokio, en total tienen 5 puntos de venta en Japón, 2 en China, 5 en USA (en NY, en las míticas Madison Avenue y Mulberry Street, en Chicago…) Además de en Milán y Zúrich. En España tienen 15 puntos de venta, uno de ellos en Valencia, en la tienda Patos de Redención. En Madrid se vende en Yube, junto con firmas como See by chloe, Paul & Joe o Vanessa Bruno.

“Al principio fue duro –cuenta Nancy- íbamos tienda por tienda enseñando el muestrario; ahora ya tenemos showroom en Madrid y llevamos dos ediciones en la feria de París, allí es donde Opening Ceremony contactó con nosotros, les encantó la colección y ahora somos la única firma española que vende allí, imagínate!

Desde luego, las nuevas generaciones están imparables. Otra pareja valenciana, Jorge Grau y Raquel Quiles, fotógrafos de moda, inauguraron hace poco su nuevo estudio en Doctor Zamenhof. Jorge Grau es hijo del periodista Paco Grau y aunque solo tiene 23 añitos, ya ha trabajado con las agencias de modelos Carmen Duran y Richy Maroe, en Valencia, y con importantes agencias internacionales de Londres como IMG Models, M+P y First Models.  A la fiesta de inauguración asistieron amigos, modelos y profesionales del sector.

jueves, 17 de enero de 2013

Nada volverá a ser igual

Las tiendas del centro de Valencia abrirán todos los domingos. ¡Vaya notición!, no había ocurrido nada tan trascendente para nuestras vidas desde que inventaron la minifalda. Esto cambia nuestras vidas y la de la ciudad entera. Ya verás, ya. Se acabaron las depresiones del domingo por la tarde, encerrada en casa atiborrándote de dulces y viendo películas mediocres en la televisión, mientras esperas la hora de cenar.

Habrá que esperar para conocer el verdadero calado social de la noticia; pero todo apunta a que nada volverá a ser igual. El domingo ha sido siempre un día idóneo para hacer el zanguango, para dedicarlo al deporte (la que lo haga), a la familia y a cuestionarte una y mil veces qué estás haciendo con tu vida. La ciudad, con todo cerrado, estaba más triste que una quinceañera despechada por su novio. No salías de casa por miedo a la depresión que te provocaba el deambular por la calles semidesiertas; y es que una ciudad sin comercio es triste como un monte incendiado. Y el lado malo de la noticia es que hay quien cree que es precisamente eso lo que se va a producir; el cierre masivo de pequeños comercios.

Así es que, lo dicho: habrá que esperar. Pero por lo pronto, chicas, nosotras tenemos que ir cambiando de mentalidad. Empecemos por lo más frívolo: reconozcamos que da cierta tranquilidad saber que tienes la opción de salir de casa a comprar algo, aunque sólo sea un par de medias. Sabes que si el plasta de tu marido se pone muy pesado con el fútbol, siempre puedes dejarle tirado en el sillón y largarte a la peluquería. Si la comida en casa de tu suegra se alarga más de lo debido, siempre podrás decir que te tienes que ir a comprar unos calcetines para los niños. Y si a las ocho de la tarde has llegado a la conclusión de que tu vida es justo lo contrario de lo que querías que fuese, siempre puedes ponerte mona y salir a comprar cualquier pijotada que sirva para que dejes de pensar en qué estás haciendo con tu vida.

Quién sabe, a lo mejor con el tiempo, los cócteles y las fiestecitas de inauguración de tiendas acaban trasladándose al domingo. Uff, eso sí que sería una revolución.

Mientras tanto, el día oficial para los cócteles e inauguraciones sigue siendo el jueves. Este último, sin ir más lejos, mientras la ciudad estaba más sosa que la entrevista de Hermida, en la calle Lauria, junto a la tienda de Apple, se concentraba buena parte de la gente bien de Valencia. Asistían a la presentación de una revista digital de arquitectura e interiorismo, www.138ac.org. Todo ocurría en casa de Susana Lozano, una de las promotoras de la revista y socia de El Mercader de Indias.

La casa es uno de esos edificios señoriales con una imponente portería de cinco metros de altura, pisos de más de trescientos metros, y tropecientas habitaciones comunicadas por puertas correderas y estrechos pasadizos. Carlos Serra, la otra mitad del Mercader, se ocupó de la decoración, y hasta allí fueron más de 150 invitados entre arquitectos, interioristas y diseñadores: Alejandro Escribano y su mujer Ana Cuñat, los hermanos Rafael, Jose Luis y Gonzalo Almazán, Jorge Martinez y Miriam Palacios, Pedro Hernández, Antonio Altarriba, Alvaro Navarro Gómez-Ferrer y Natalia Gómez-Ferrer, los interioristas Antonio Salinas, Ramón Bandres y Vicente Montañana.

Estuvo también la hermana de Susana Lozano, Marta, con su marido el notario Miguel Almazán; Cristina Buch de la Fundación Goerlich, el notario Francisco Bañon, el diseñador de joyas Vicente Gracia, Guillermo Soria de Secopsa y su mujer Macarena Peiró, Carlos Duato y su mujer la super estilosa Pilar Lluquet, Eugenio y Dolores Miralles, Ángela Valero de Palma, la directora de Becara Begoña Grollo y su marido Jaime Goberna, María Fernández Martos y Rocío Alvarez de EmbarcArte, Patricia Montoro, de la tienda de moda infantil Lolo, y su marido Manolo Peris, el diseñador de moda Enrique Lodares y Miguel Sanchís.

De la presentación de la revista se encargó Luis Sendra, Presidente del Colegio de Arquitectos, que dijo que a pesar de la crisis y de que todo parezca estar parado, hay iniciativas como esta que ayudan a promocionar el trabajo de arquitectos e interioristas. Después Nacho Boira y Mayte Piera, también del equipo, explicaron el proyecto y la noche acabó con un cóctel de Bárbara Jiménez de la Iglesia, música de un dúo de violín y violonchelo que interpretó Bossa nova y un ambiente de lo más chic.

Foto de Nacho Boira.

lunes, 7 de enero de 2013

Queridos Reyes, ¡quitadme arrugas!


La primera inauguración del año ha sido un centro de belleza y la última del 2012 uno de cosmética. Esto da que pensar: mientras las tiendas de ropa se las ven y la desean para mantenerse abiertas, las de estética, belleza, cosmética y demás aguantan bien el chaparrón, incluso amplían su presencia en las grandes zonas comerciales y en la conquista de las mejores áreas de los grandes almacenes. ¿No será, mis queridas amigas del té, que nos estamos haciendo mayores y que en esta enloquecida lucha contra el paso del tiempo, impuesta por los cánones de belleza vigentes, cada vez damos menos importancia al vestido y más a las malditas arrugas?, ¿será posible que prefiramos enfundar nuestras caderas en el vaquero de nuestras hijas antes que lucir un bolso de piel o el último modelo del mejor de los diseñadores?.
A ver, que levante la mano la que hubiese preferido que les Reyes le trajesen un chaquetón antes de que le quitasen dos tallas pantalón, tres patas de gallo y una docena de canas. ¡Oh míseras de nosotras!, ¡Oh infelices!, veinte años gastando tiempo y dinero para encontrar nuestro estilo y cuando por fin lo encontramos, resulta que eso nos importa menos que nuestras ojeras o nuestras manchitas en las manos.
¿Frívolo?, sí quizás, pero los hechos son tozudos como mulas: en los centros comerciales no hay librerías, ni videotecas con películas de Fellini o de Bergman. Los grandes almacenes reducen su espacio para libros y música y dedican plantas completas al cuidado personal. Los cines las pasan canutas para llegar a fin de mes, los teatros ni te cuento, nadie sabe muy bien dónde se esconden las bibliotecas y hace años que no asistimos a la inauguración de una galería de arte. Sin embargo, ahí están los nails bar, los spas, las clínicas de estética, los centros de depilación, de bronceado, de botox…
Por cierto, la inauguración que despidió el 2012 fue Boix Cosmetics, en Pascual y Genís y la tienda que se inauguró con el año es Sensei Kanebo, un centro de belleza en la Galería Jorge Juan. Sensee trabaja con los productos de la firma japonesa Kanebo. Tienen cremitas para todo: para el cuerpo, para la cara, para el pelo, además de maquillaje y tratamientos en cabina.
La directora del centro es Chelo Sebastián, casada con el oncólogo José Manuel Cervera Grau, director de Health Eugenia. El día de la inauguración se plantó un vestido de lo más mono de Francis Montesinos y joyas de Argimiro Aguilar y recibió a los invitados: la farmacéutica Rosa Henche, Javier Monedero y Rosa Sanchis de Dicoval, Pascual y Mari Martinez Cabañero con Paqui González, el arquitecto Olivier Lauwers Nelissen, o las hermanas Ana, Cristina, Mª Luisa y Mª Dolores Margarit.
También fueron las doctoras Sandra Guardiola y Menchu Baixauli, José Bosh y Luisa Tormo, el profesor Joaquín Ortega, Mariví Gandía y su hija Victoria Romero, el Dr. José Santa María y Adela Peiró, Pepa Esteve, Dora Vidal, Rafael Roig de Fibanc, Margarita García Cuevas, Ramón Aznar y su esposa Gemma, Cristina Arjona, Silvana Fliquete, Vanessa Martinez Colomer, Mª José Virosque, Álvaro Momparler, Laura Aliaga, Marta Feliu, Alicia Gallego, Marta Lurbe y Juan, Fina Alamar, Paula Alarcón, Juan Cárdenas y esposa, Jorge Díaz, Raúl Malabia y esposa, Enrique Miguel y Mireia, Marisol Luján y Rober, Chelo Cutanda, Antonia Dasí, la arquitecta Inmaculada Bordera… ¡lleno total!
Dice el profesor José Luís Nueno, uno de esos gurús del IESE, que en 2035 la población envejecerá considerablemente: el 40 por ciento serán adultos trabajadores, un 20 por ciento, niños y adolescentes y otro 40 por ciento de jubilados, justo el doble que ahora. Vamos, que dentro de veinte años la población habrá envejecido considerablemente.  Así es que una de dos: o hacemos algo para cambiar los cánones de belleza o negociamos una indemnización por despido y montamos una clínica de botox. Claro que la que considere todo esto una frivolidad, puede coger esa indemnización y montar una librería especializada en filosofía clásica… ¡Que la suerte le acompañe!