lunes, 25 de febrero de 2013

Vamos a darle color a la vida

Esto no puede seguir así, tenemos que hacer algo para cambiar el triste color de este país, y ya se ve que en la Carrera de San Jerónimo no acaban de encontrar los pinceles. Menos mal que llega la primavera, el pistoletazo de salida que necesitamos las españolas para llenar de color las calles. Adiós a este largo y ventoso invierno que ya no hay quien lo aguante.


La primavera está a la vuelta de la esquina. Y en el último número de Telva ya nos avanzan que viene muy colorida, con muchos amarillos y naranjas. Es justo lo que necesitamos las españolas para cambiar la negritud que ha invadido este país. Tenemos un deber para con nuestra patria, así es que recortemos nuestras faldas, guardemos nuestras bufandas, alarguemos nuestros escotes y vistamos de naranja y amarillo. Salgamos así a la calle y devolvámosle la alegría a este país. La primera cita de nuestra revolución pueden ser las mascletás, así es que, ¡ale!, a llenar de color la Plaza del Ayuntamiento.

La que quiera ir haciéndose a una idea de por dónde va a ir nuestra revolución puede darse una vuelta por las tiendas de Valencia. Salvatore Ferragamo ha sido de las primeras en sacar las colecciones de verano. En cuanto entras en la tienda de Poeta Querol, te topas con tres maniquíes vestidos de color naranja. Si alguna no tiene estos colores en su carta de color, siempre puede llevarlos en los complementos. Este verano habrá carteras, bolsos, zapatos (de tacón y bailarinas) y pañuelos en naranja y amarillo a tutiplén. En Chapeau zapatos también viene mucho color en accesorios: además del naranja y amarillo, verdes, rosa palo y azul cielo.

TCN, otra de las tiendas que ya ha sacado la ropa de verano, también tiene naranja, aunque en la variedad mandarina: rebequitas, pantalones y vestidos. Las más atrevidas, pueden probar con toques de naranja flúor en los botines de ante e incluso hay combinaciones lenceras en seda naranja y verde flúor. El resto de la tienda está llena de color: azul lavanda, verde esmeralda, aguamarina, mucho coral, oliva y tonos pastel como el té verde y el amarillo vainilla.

Los jeans de colores también darán mucha alegría al verano. En TCN los tienen en colores vivos como el verde esmeralda, el coral y el azulón. Y Alejandra Montaner tiene todo un burro lleno de pantalones pitillo de colores vivos de Twenty8T, en amarillo, fresa, rojo… ella aconseja combinarlos con una camisa vaquera de Berenice, una marca francesa que firma sus prendas con un logotipo de alas de ángel. De hecho, el vaquero es otra de las tendencias para este verano y las camisas vaqueras se llevan hasta con falda tubo y zapatos de salón.

La tienda más lujosa y chic de Valencia, Chapeau, todavía no ha sacado las colecciones de verano, lo hará la semana que viene; allí estarán las piezas más emblemáticas de las colecciones de Marni, Prada, Gucci, uff, ¡qué locura! Dice Pilar Puchades que también viene bastante color y que a las mujeres nos gusta verlo pero luego no nos atrevemos a llevarlo y vamos a las piezas más neutras. Por lo pronto, hay que ver las camisetas de algodón de Drug Money Art, una firma que causa furor en los Hamptons, la costa más glamourosa del mundo, donde veranean los neoyorkinos más pijos. Son perfectas para Semana Santa, como las de Alexander Wang, el diseñador que va a sustituir a Nicolás Ghesquierè en Balenciaga. A Ghesquierè lo van a echar muchas mujeres de menos, entre ellas Maite Sebastiá, la valenciana redactora jefe de moda de Telva adora al diseñador y dice que su despedida fue magistral.

Dice la revista que los estampados africanos serán otra de las tendencias del verano. Si se cumple el pronóstico, Alejandra Montaner se va a quedar sin vestidos, porque ha traído un montón de vestidos estampados de la firma francesa Antik Batik. Alejandra acaba de llegar de un viaje a India y está acentuando el estilo bohemio y chic de su tienda: pashminas bordadas a mano, bisutería artesanal, piezas de macramé y los bolsos de World Family Ibiza.

Lo dicho, chicas, a la revolución; quién sabe, a lo mejor los políticos nos siguen y entre todos conseguimos cambiar el triste panorama de la vida pública española. Ya me estoy viendo a Rajoy, este verano, con un traje naranja y unos zapatos amarillos haciendo un llamamiento a la nueva España que nace llena de color y alegría.

lunes, 18 de febrero de 2013

Cosas de chicas

Dicen los hombres que nosotras no tenemos hobbies y que por eso nos ponemos pesadas cuando ellos nos anuncian que van a salir con sus amigotes para hacer algún plan sólo de hombres. Hay que reconocer que algo de razón tienen, quién no ha tenido una bronca con su chico por eso y él le ha contraatacado diciendo: “pues sal tú sola con tus amigas cuando quieras que yo no te diré nada”; en ese momento juras venganza, pero la puñetera verdad es que ese día nunca llega porque rara vez consigues agrupar a tu cuchi pandi.


Ellos han sabido reservar mejor que nosotras sus espacios: el fútbol, el póker, el dominó, el almuerzo de los sábados… Son lugares en los que nuestra presencia, si no prohibida, al menos sí resulta embarazosa: ¡qué demonios pinta cualquiera de nosotras en uno de esos almuerzos llenos de griterío, cacaos, aceitunas chafadas, bocadillos de fritanga con all i oli, vino peleón y carajillos! Y ahí estás tú, tomándote un bocadillo de calamares para no desentonar, los muy condenaos se repiten más que las exclusivas amorosas de Carmen Martínez-Bordiu, pero aguantas el tipo y te acabas el bocadillo. Intentas entrar en la conversación y no hay manera. A los quince años pensabas que eso te pasaba porque eras una sosa, ahora crees que el problema no está en ti, sino en ellos que son un trogloditas involucionados que hablan de las mismas cosas a los dieciséis que a los cuarenta y cinco.

A nosotras nos quedan pocos de esos espacios reservados y cuesta entenderlo porque la verdad es que suelen ser más divertidos. No cabe duda que una clase de Pilates pierde la mitad de su gracia cuando metes allí a un par de tíos que para lo único que sirven es para estropear las conversaciones y para cortarte cuando toca abrir las piernas para ejercitar los abductores…¡uff, qué pereza dais, chicos!

Otro de esos espacios femeninos sigue siendo el de los preparativos de una boda. Por ahora, ellos siguen asumiendo su papel segundón. Nosotras nos ocupamos de encargar los vestidos, de organizar la cena de la pedida de mano, de las flores, los regalos, la música, las invitaciones, los detalles para los invitados… vamos, de todo. Y en eso es en lo que están ahora las hermanas Fitera, musas incuestionables de la sociedad valenciana. Una de las hijas de Laura, Blanca Gadea Fitera, se casa el nueve de marzo con Jorge Blanquer. El vestido de la novia y de su madre los está diseñando Juan Andrés Mompó, pero por lo pronto la semana pasada se celebró la fiesta de la pedida de mano. Blanca hija llevaba un cuerpo de Prada, una falda bordada por su abuela con flores de seda y un collar diseñado por su tía Blanca. La madre y la tía eligieron vestidos de Juan Vidal, uno de los diseñadores valencianos con una trayectoria más sólida y prometedora. Su colaboración con Peronda Cerámicas le ha llevado a desfilar este mes en Ucrania, ¡nada menos! con su colección “Candela”. Vidal salió el sábado en uno de los editoriales de moda del Yo Dona de ayer como una de las jóvenes promesas del diseño español.

Y hablando de planes de chicas. el 5 de marzo, en el Ateneo Mercantil hay un súper plan de chicas con mascletá, comida y sorteo benéfico a beneficio de Fuvane, la Asociación que ayuda a los niños con parálisis cerebral por la que se están dejando la piel un montón de gente liderados por el periodista Eduardo Alcalde.

¡Uy, perdón que tanto hablar de mujeres me había olvidado de Francis Montesinos!, hoy presentará en la Mercedes Benz Fashion Week su colección del próximo verano. Allí estarán sus chicas incondicionales: Daniela Bose y Paola Dominguín, Ana Fernández y también Beatriz de Orleans, María Reyes, Marcos de Quintos y Carmen Lomana.

lunes, 11 de febrero de 2013

La austeridad cambio el frasco, no el perfume

¿Alguna vez te ha pasado que has tenido que ir a una cita o una fiesta con un vestido que ni fu ni fa porque no te llegaba para el que tú querías?, ¿te has puesto una y mil veces delante del espejo de tu habitación, con la puerta cerrada y has tratado de convencerte de que no estás tan mal? Sales de la habitación y en la primera mirada de tu chico detectas que él piensa lo mismo que tú, pero sonríe y te dice que estás monísima. Probablemente él lo dice de verdad porque a sus cuarenta y muchos todavía no distingue un cashmere de un acrílico, pero tú crees que miente piadosamente. Te sientas en el coche y quieres que la fiesta acabe cuanto antes, para volver a casa a enfundarte en tu pijama y perder de vista lo que llevas puesto.


Pues más o menos esa era la sensación de decepción que se vivía en al entrar en el palacio de la Exposición durante la última edición de la Valencia Fashion Week. Allí estábamos los de siempre, sonriéndonos como siempre y haciéndonos las mismas preguntas triviales de siempre: ¿qué tal?, ¿cómo vas?, ¡que mona te veo!... Mirabas a tu alrededor y sentías la crisis circular por tu venas. No había gente Vip y glamurosa del mundo de Jorge Javier Vázquez, tampoco docenas de coches oficiales ni ejércitos de cámaras de televisión. Todo eso se ha ido en cuanto ha menguado el presupuesto: ¡valientes y fieles amigos de la moda valenciana, que nos han abandonado en cuanto no les podemos llenar los bolsillos!

Las que no fallaron fueron las incombustibles hermanas Fitera que se toman muy en serio lo de ir a un desfile y llevan unos vestidos ideales, uno distinto para cada día. También se dejó ver Jesús Mariñas.

Por lo demás, arriba, en la pasarela, si cerrabas los ojos a lo que giraba a tu alrededor, la verdad es que no había gran diferencia con ediciones anteriores. Vamos que ha cambiado el frasco, no el perfume. Hubo desfiles buenos como el de Javier Villajos, elegante pero con ese punto gamberro, vistiendo a sus chicas yeyé con lanas tejidas a mano, brocados de seda natural, creps, tules, pedrerías y lentejuelas. Pepe Botella con sus vestidos joya y sus novias entubadas; Amparo Chordá, una clásica de la buena costura valenciana, Juan Andrés Mompó, que lleva años vistiendo de gala a la burguesía valenciana. Sin estar en el cartel se notó la presencia de Antonio Beltrán, un zapatero de Petrer, que vistió los pies de las modelos de Chordá y Botella.

Entre los más jóvenes destacó el trabajo de Miguel Vizcaino y Aurelia Gil. Y entre lo más rompedor, Anillarte, una firma muy vanguardista que viste a las modelos con pantalones de latex de estética sadomaso y con tops de una malla confeccionada con piezas metálicas. Lo de esta diseñadora recordaba mucho al Paco Rabanne de los setenta, con sus propuestas futuristas.

Al final, como siempre en esta pasarela, hubo mucho de todo, un totum revolutum: clásico, vanguardista, novia, fiesta, costura… y dos huevos fritos. Y quizás sea precisamente esa variedad la que impide a la Valencia Fashion Week hacerse un hueco en el mercado de las pasarelas: “un producto para todos es un producto para nadie”, decía un viejo profesor de marketing. Probablemente haya que reinventarse para encontrar ese hueco en el competitivo mundo de la moda, habrá que especializarse en algo.

jueves, 7 de febrero de 2013

Distrito 10, Montesinos y la movida valenciana

Los viernes salías del colegio, te habías puesto tus Levi’s etiqueta roja con botones y el último suéter de Privata y subías en el autobús para ir a Distrito. Te preocupaban dos cosas: una, si te dejarían pasar porque todavía no tenías los dieciséis; dos, y más importante, qué le dirías al chico que te entrase. La última vez fue un desastre, no supiste hacer otra cosa que reírte e ir a cuchichear con tu amiga. El chaval se fue y debió pensar que eras una pava de armas tomar. Lo peor es que todas tus amigas aseguraban que ya habían besado a un chico y tú seguías sin comerte un colín aunque, claro, eso sólo lo sabías tú. El caso es que si alguien te entraba tenías que saber reaccionar, lo habías ensayado toda la semana, pero entonces no había internet, ni Tuenti ni ninguna otra fuente de la que beber el saber del coqueteo. Así es que andabas más perdida que Manolete en una conferencia de Ortega y Gasset.


Una vez dentro, aquellas luces, aquella oscuridad, las escaleras, la música y tú sin saber qué pedir porque el alcohol te echaba para atrás, pero no ibas a ser tú la única que pidiese un sanfrancisco. Buscabas al chico con el que habías cruzado cuatro miradas el viernes anterior y que no te habías quitado de la cabeza en toda la semana. Y al final siempre acababas en la pista, bailando Alaska, La Mode, Los Inhumanos y demás.

¡Qué tiempos!, seguro que hubo ratos malos, muy malos, pero sólo nos acordamos de los buenos, por eso hay nostalgia de los ochenta. Por eso y porque fueron años muy creativos, España se modernizaba, se europeizaba, se expulsaba sus complejos. Dejábamos de ser un país diferente, adiós a la mojigatería, al machismo y a los miedos pueriles. Todo eso se tradujo en buena música y en nuevas formas de divertirse. Era la Movida.

Aquella creatividad de la Movida se echa de menos y quizás por eso vivimos un momento de revival ochentero: a finales de este mes se presentará en Madrid el musical “A quien le importa”, producido por José Luís Berlanga en homenaje a sus hermanos Carlos (el autor de la canción de Alaska) y Jorge. El vestuario es de Francis Montesinos, que además saldrá en un audio poniendo voz a Dali. Francis está que no para, dando los últimos retoques a la colección que presentará el 18 de febrero en la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid (¡uff, ya podrían acortar el nombre!).

El viernes por la noche, buena parte de los cuarentones y cincuentones que en los ochenta iban a Distrito 10 se reunieron en el Alameda Palace para recordar viejos tiempos en una de las fiestas remember que organiza Fernando Aliño. Media Valencia estuvo en la fiesta, Francis Montesinos incluido.

Distrito 10 abrió al principio de los ochenta, unos años en los que todo estaba por hacer. En Madrid tendrían su movida, pero aquí, a modernos no nos ganaba nadie. “Salías de copas y te encontrabas con Francis Montesinos, Valentín Herráiz, Mariscal, Antonio Alvarado, toda la gente de la moda”, dice Santi Martínez, relaciones públicas de Distrito. Pero también a gente como el Doctor Murgui, Mayrén Beneyto o al constructor Salvador Benlloch, uno de los promotores de la discoteca junto con Carlos Vila (de Don Carlos), Jonchu Ugarte, de Ugartesa, y el anticuario Manolo Otero. Debieron pasárselo pipa con el proyecto, porque recorrieron las mejores discotecas para inspirarse, incluida la famosa Studio 54 de NY, que inspiró el nombre alfanumérico.

No escatimaron en nada. Ficharon a los mejores DJ de la época, crearon los premios 10 que recibió desde Miguel Bosé a Pepe Navarro, Joaquín Prats, Lydia lozano, Juan José Millas, Victoria Prego, o Pedro Almodovar e innovaron con el one point cash system, una tarjetita con la que pagabas las copas al salir. En la década de los ochenta, Distrito vivió momentos de gloria, ¡en un fin de semana podían pasar hasta diez mil personas! Después llegó la crisis del 93 y Distrito cerró, pero siempre nos quedará el recuerdo.

Foto de Santi Martínez (55 Polo Club)