martes, 18 de febrero de 2014

Valencia Disseny Week

El mueble ha sido a Valencia como el gin tonic a la Reina madre de Inglaterra: una parte sustancial de su sangre. Hasta los noventa fuimos un referente de la industria mundial del mueble. Martínez Medina decoraba los grandes transatlánticos de lujo; Mariano García, los platós de series tan míticas como Dinastía, Dallas y Falcon Crest, ¡ahí es nada! y Mariner fabricó las lámparas para el Hotel Beach de Miami y para el palacio del Rey de Arabia Saudita. Eran los años en los que la figuritas de Lladró encandilaban a los americanos y decoraban los salones más suntuosos de Hollywood. Llegaron los noventa, los pisos se hicieron más pequeños y aquellas pesadas cómodas isabelinas se convirtieron en armatostes que no encontraban su hueco. A los constructores les dió por hacer armarios empotrados en los dormitorios y los enormes armarios de cuatro y seis puertas, que eran el orgullo de la industria valenciana, se quedaron en los almacenes cubiertos de polvo. Y ¿qué decir de las lámparas de araña con cristal de roca?, aquello no había quien lo colgase en el salón de su nuevo piso, sin correr el riesgo de que el enclenque techo se viniese abajo y el vecino de arriba acabase sentado en tu sillón. Poco a poco la estética de Ikea iba abriéndose camino y el Quijote de Lladró no había quien lo casase con la mesa Stockholm. Así es que a la industria del mueble valenciano le pasó como a la reina madre, que se resistía a abandonar este mundo pero se iba arrugando como una pasa.
Esta semana Lladró ha presentado su nueva colección de figuritas, que se parece a las falleras y los quijotes tanto como una falda de Prada a otra de Francis Montesinos. Lladró se ha reinventado. Su figurita estrella, The Guest, de Jaime Hayón,  bien podría decorar la vitrina de un loft hipermoderno en el centro de Manhattan. A nuestras madres puede que les dé un síncope cuando pasen por la tienda de Poeta Querol, a nosotras nos llamará la atención y alguna joven novensana puede que hasta entre a preguntar el precio y lo ponga en su lista de bodas.The Guest es en realidad un muñeco de porcelana desnudo y cada año le viste un diseñador.
El último ha sido Rolito, un afamado diseñador francés, que asistió al cóctel que dio Lladró en su tienda el jueves por la tarde. Allí estuvo María Dolores Enguix, Encarna Roig, el Doctor Murgui, María Gómez Polo, los Aliño al completo (Fernando, Nacho, Isabel, y su madre Isabel Alfaro), Manolo Minguez pinchando buena música, diseñadores, clientes y amigos de la familia Lladró.
La semana ha dado mucho más de sí gracias a la Valencia Disseny Week. Esta ha sido la quinta edición de la semana del diseño valenciano y el éxito de afluencia de la última feria Hábitat le ha ayudado a consolidarse.
En el Museo del Carmen se ha inaugurado una exposición de José Martínez-Medina, un referente del diseño de muebles valencianos y mecenas de gente como Andreu Alfaro, Manuel Boix o Miquel Michavila. A la inauguración asistieron sus hijos Amparo, María José, Marisa y José Miguel Martínez-Medina, el secretario autonómico Rafa Ripoll y gente del gremio (decoradores, arquitectos, artistas…) La exposición estará abierta hasta el treinta de marzo. También esta semana Progetti ha inaugurado una tienda en la calle Universidad.
Ya sabeis que Progetti lleva años vistiendo los baños y cocinas de lo más principal de la sociedad valenciana. La nueva tienda es una pasada, dos plantas con una escalinata espectacular y un sótano lleno de piezas de Antonio Lupi, Zucchetti, Galassia o Mutina, vamos, lo más del diseño actual. La dueña, Rosa García, ejerció de anfitriona con su marido el arquitecto Javier Segrera.
Entre los invitados, Carmen Baselga y Amparo Gastaldo, el interiorista Carlos Serra, Genoveva Rodrigo y Pepe Guillén de 10Y6 interiorismo y Purificación Sanchís, de estudio PAS. La inauguración estuvo de lo más animada con una barra de coctelería, otra de chuches de Happy Party y música de jazz. A la Valencia Disseny Week le está pasando como al Príncipe Guillermo, que va ganando brillo, mientras que otras “Weeks” valencianas, como la Fashion, languidece cual Príncipe Carlos en su eterna espera de tiempos mejores.

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