lunes, 30 de marzo de 2015

La 42 también existe

Hay una frase tremenda que cada todas hemos escuchado alguna vez en una tienda de ropa: “lo siento, no tenemos su talla”. La primera vez que te la dicen, no das crédito y respondes tímidamente: “pero ¿no queda la talla porque se ha vendido o es que la más grande es la 40? La pobre dependienta, que no sabe dónde meterse, acaba reconociendo que de ese vestido tan mono sólo tienen hasta la 40 y que, vamos, ya puedes ir buscándote otra tienda porque en esa de ropa francesa megafashion no volverás a encontrar tu talla. Buff, que bajón, casi casi equivalente a cuando pasas por debajo de un edificio en construcción y los albañiles te ignoran y no te sueltan ni un mísero silbido.
“No tenemos su talla” resuena una y otra vez en tu cabeza como una maldición gitana: nunca más volverás a vestir ropa estilosa y tendrás que acabar en las tallas grandes, como corresponde a tu edad, o es que habías pensando que podías vestir minifaldas como tu hija de dieciséis, ¿eh, guapita?
Hasta ahora, la ropa de tallas grandes era como un castigo divino: faldas anchas y largas, maxi rebecas, blusones que parecían sacos de patatas.
Afortunadamente las cosas están cambiando. Para empezar, más de una firma empieza a reivindicar la redondez femenina como un síntoma de salud y lozanía. ¡Ya está bien de modelos flacuchas que son un antídoto contra la lujuria! Una de las primeras firmas que empezó a trabajar con las mal llamadas “tallas grandes” -¿desde cuándo una 42 es una talla grande?- fue October, una empresa valenciana que ya tiene más de ochenta tiendas en España y 27 repartidas por el mundo. October se ha abierto hueco en un mercado tan competitivo como el de la moda porque vio antes que nadie que no solo de las delgadas vive el sector. Después vino Violeta, la firma que lanzó Mango con Vicky Martín Berrocal como imagen de la mujer, mujer.
October inauguró esta semana su flamante tienda en la calle Colón. Es un espacio acogedor, con madera clara, probadores amplios y un montón de ropa para las que tienen problema con las tallas pero no quieren dejar de vestir con estilo. En la inauguración estuvo Paola Dominguín y José Mayol, la senadora Carmen Alborch, el diseñador Miquel Suay, la presidenta de Cecoval Maribel Cosme, el cónsul de Dinamarca en Valencia Jaime Pérez Oliver y Toni Picazo, Daniel Díaz, Rocío Andrés Fuster, las modelos Rocío Ortí, Jessica Herman y Claudia Mahalean, el notario Alfonso Maldonado, al arquitecto José Ripoll y su mujer Pepa Lluquet. Los músicos de Alfonso Sanguinetti Jazz animaron la tarde y Gourmet puso un catering.
Que no lleves una 38 no significa que no puedas estar en forma. Lo cortés no quita lo valiente. El estudio de Pilates de Camino Bañón y Rebeca de la Iglesia, en la calle Pizarro, acaba de importar de Estados Unidos la última moda pilatera. Se llama Pilates Barre (pilates en barra) y son ejercicios que se practican en una barra de ballet y que tonifican el musculo a la vez que lo estilizan, trabajando sobre todo el tronco, glúteos, y piernas, vamos, los puntos débiles de las mujeres.
A ver chicas, que la primavera ya ha llegado, la semana que viene empiezan las vacaciones de Semana Santa y más de una sacará el biquini y el pareo para la playa. Las que estén en Javea tienen una cita con el It Market que organizan Pilar Carbonell y Amina Basáñez todos los años. Abrirá el jueves 2 hasta el domingo 5 en el Parador de Javea. Entre los puestecitos, ropa de Paca Cordellat, bolsos de Lila Albanozzo y ropa y complementos de Sol Ruíz de Lihory, Maica Alonso, Claudia Giner y Marisa Aracil. Habrá alpargatas, capazos, gafas, vestidos hippies y hasta pintura. Y este finde en Valencia también abre un mercadillo efímero en el Mercado de Colón, en el espacio de Ricard Camarena, con joyas de Salomé Corell y de la Concepción y ropa y complementos de Chicpoint, María Trillo Figueroa, Dosentredos, LunaLuna Valencia y un montón más.

lunes, 23 de marzo de 2015

Entre joyas, Pradas y pucheros

Vivimos sumergidas en la Macdonalización, que no significa quitarte a los niños de encima dándoles dinero para hamburguesas, mientras tú retozas en el sofá un domingo por la tarde; sino que vivimos en una sociedad cada vez más previsible, ¿qué sorpresa puede darte un Mc Donalds?, más o menos la misma que tu marido una noche entre semana, ninguna. Da igual que estés en Miami, en Tokio o en Xàtiva, la hamburguesa siempre será la misma. No hay sorpresas. Esa es precisamente la clave del éxito de la cadena americana. La hamburguesa sabe igual, pesa lo mismo, se cocina en la misma plancha con el mismo tiempo exacto de cocción y la misma potencia de fuego. Los empleados saben qué frases tienen que decir exactamente a los clientes, nada se deja a la improvisación. Esta forma de trabajar, según Ritzer, el sociólogo que inventó el concepto de macdonalización, se está contagiando a toda la sociedad. Las ciudades son cada vez más homogéneas, las mismas franquicias, los mismos restaurantes, hoteles estandarizados, viajes organizados donde no hay lugar a la improvisación. Todo es cada vez más previsible y controlado, como en un centro comercial donde tienes todo lo que necesitas, desde un gimnasio hasta un cine. Sin sorpresas desagradables, pero sin que nada pueda sorprenderte. Lo dicho, como tu marido una noche entre semana. Ritzer escribió un libro entero a partir de esta teoría y anticipaba un mundo en el que todas las ciudades iban a ser iguales. Veinte años después, sus profecías se han cumplido. Vivimos en la era de la homogeneización. La calle Colón cada vez se parece más a la Gran Vía de Madrid y ésta, a su vez, a Oxford Street. Claro que todo esto provoca el típico movimiento pendular. Frente a lo impersonal y globalizado, toma valor lo artesanal, lo autóctono, lo rústico y tradicional.
Por ejemplo, en la Plaza del Patriarca Carla Gómez-Lechón y su marido Pablo Almenar acaban de abrir una tienda monísima de comida casera para llevar, Domèstic, que recrea un ambiente hogareño con plantitas, ollas tradicionales y mesas de madera, como si estuvieras en la cocina de tu abuela. No es el único caso. Las nuevas cadenas de panaderías venden una imagen del horno artesanal idílico que todas teníamos en el subconsciente pero que nunca habíamos visto.
La artesanía es un valor en alza porque humaniza las ciudades y las diferencia unas de otras. Las joyas de Vicente Gracia, por ejemplo, o las compras en la calle La Paz de Valencia o no las compras. Gracia es uno de los joyeros artesanos más emblemáticos de Valencia y ahora ya se puede decir de España porque le acaban de dar el Premio Nacional de Artesanía. Lo recibió en Madrid hace unos días y con él estuvo su socia y amiga Juana Roig, y la directora general de Comercio Silvia Ordiñaga. Las piezas firmadas por Gracia son deseadas por las mujeres más elegantes del mundo y es de los pocos joyeros españoles cuyas piezas se subastan en Christie’s. Mola que a Vicente por fin se le reconozca en casa lo que ya se valoraba en Italia o Nueva York. Si el taller de Vicente en la calle la Paz es uno de los comercios emblemáticos de la ciudad, Chapeau es una de las tiendas multimarca con una personalidad reconocible. Colecciones de Gucci o Prada puedes encontrar en unas cuantas tiendas del mundo, pero la selección que hacen Pilar Puchades y José Tamarit es única. Chapeau acaba de abrir su nueva tienda de complementos en Hernán Cortes 10, justo frente a la tienda de ropa. Es un espacio amplio y minimalista, en blanco y negro, con materiales nobles, espejos y una iluminación muy cuidada que deja todo el protagonismo a las colecciones de Prada, Gucci, Céline, Saint Laurent, Balenciaga, Isabel Marant, Jimmy Choo, Lanvin… ¡el paraíso! ¡Y la semana que viene más! El jueves se inaugura la nueva flagship de October, un pedazo de tienda en plena calle Colón. October es una firma valenciana de de moda de tallas grandes que empezó en 2001 con una tienda y ya tiene más de 40 en toda España.

martes, 17 de marzo de 2015

Valencianía fallera

El carácter valenciano es extrovertido. Nos gusta hacernos notar, que nos vean, que se sepa que estamos aquí. Quizás por eso nos pierde la estética recargada, que se sustancia en el dicho: “Quan més sucre, més dolç”. Y es que nos chiflan los excesos, tanto que a veces perdemos la noción de la medida y nos pasamos de escandalosos. Todo eso sin olvidar que somos mediterráneos y por tanto pasionales, no sabemos ocultar nuestras emociones, así es que lloramos y reímos cuando nos lo pide el cuerpo. Todo eso se consuma en la figura de la Fallera Mayor de Valencia viendo la mascletà en el balcón del Ayuntamiento. Allí está ella, imposible pasar desapercibida con su vestido y sus peinetas. Abajo el bullicio, junto a ella decenas de personas apretujadas, de fondo la recargada fachada del Consistorio, arriba el sol que impregna todo de luz mediterránea. Y suenan los petardos, el ruido va in crescendo: más, más, todavía más y al final, purrubun, pun, pun, patapun. Eso es Valencia. La gente se emociona, aplaude, silba, grita y desalojan la plaza sembrando el caos en las calles. Y ahora, bonita, puedes hacer dos cosas: te integras o te largas, tú verás. Lo que no sirve de nada es quedarse aquí en plan aguafiestas, cenizo, quejándote del tráfico, los petardos, las verbenas, las calles cortadas y el olor a fritanga de los buñuelos. Si en tu ADN se ha colado un gen vikingo o suizo, tienes un problema y lo mejor es que lo asumas y pongas pies en polvorosa hasta el viernes que viene. Pero no olvidemos nunca, chicas, que nosotras somos hijas de nuestro tiempo. Somos mujeres hiper-mega-súper-guays y sabemos combinar el folklore con la alta cultura. No como nuestros maridos, que todo lo reducen al fútbol, la cerveza y los colegas. Nosotras sentimos la imperiosa necesidad de cultivar nuestro intelecto, de alimentarlo con el conocimiento y la expresión artística. Para satisfacer esa necesidad, este año tenemos dos exposiciones falleras y un libro. Una en el Ayuntamiento, “Falles de cartó”, con fotografías históricas de monumentos y falleras de hace un siglo, algunas tan curiosas como una fallera mayor de los años treinta con traje de gala porque en aquellos años no vestían de fallera.
Y otra en el hotel Westin, una exposición de vestidos de fallera de José Alabadí (Art Antic) y de Carmen Asins e hijas (Les Barraques) que dan ganas de tomarlos prestados para la ofrenda. El libro lleva por título, como no podría ser de otra forma, “Falleras mayores de Valencia” y es un repaso por los reinados de las falleras mayores desde 1931 hasta 2015. El autor, Julio Tormo, estuvo acompañado en la presentación por Mayrén Beneyto, la fallera mayor de Valencia, Estefanía López, y toda su Corte de Honor.
Mayrén también fue la anfitriona de la exposición “Dueñas del arte”, una muestra muy femenina que se podrá visitar hasta el 3 de mayo en las Atarazanas. La inauguración estuvo más concurrida que un desfile de Prada. Junto a las galeristas y artistas (todo chicas) Amparo Agrait e Inma Femenía, Ana y Jaime Sanahuja con la fotógrafa Mayte Piera, Ana Serratosa con los artistas alemanes Julia Venske y Gregor Spänle, o la presidenta de la asociación de galeristas Olga Adelantado, estuvieron ilustres representantes del género masculino como Carlos Pascual, Vicente Colom, el crítico gastronómico Alfredo Argilés y los médicos Juan Viña, José Miguel Laínez y Juan Antonio Murgui. A la cita no faltó Hortensia Herrero, con su hija Juana Roig, Mayrén Girona, Teresa Bas, Marieta Monfort, Lola García Fuster, Dulce Estrela, Patricia Montoro con su marido, Manuel Peris, la redactora jefa de moda de Telva, Maite Sebastiá, los diseñadores de Siemprevivas Adrián Salvador y Lucas Zaragosí, el poeta Jaime Siles y su esposa, Eli y artistas como Miquel Navarro, Nemesi Canet, Horacio Silva, Mavi Escamilla, Javier Calvo, Sergio Barrera o Nacho Murillo. También estuvo el secretario de los socialistas valencianos Salvador Broseta, Javier García Peiró, Pedro Aracil, Fran Tamarit, Juan Lagardera y Ángela Pla, el urbanista Andrés Castrillo y el presidente de la Fundación Cañada Blanch, Juan López Trigo.

martes, 10 de marzo de 2015

Arroz y champagne

Los hombres tienen una habilidad especial para convertir la preparación de la comida en una juerga. Hay que reconocérselo, en esto son más listos que nosotras. El caso más paradigmático es la paella. Empiezan la juerga yendo a comprar el arreglo, ¡ya ves tú, qué tontería!; a ninguna de nosotras se le ocurriría quedar con las amigas para ir a comprar pollo y bajoqueta, pero ellos se lo pasan bomba. Luego hacen la paella: uno enciende el fuego, otro trocea la carne, otro prepara el picoteo, la cervecita y ¡ale!, a contar chistes verdes, recordar tiempos pasados y discutir de fútbol. Mientras, cualquiera de nosotras se estresa en la cocina preparando una absurda ensalada a la que luego nadie hará ni caso. Para colmo de males, la solidaridad femenina se esfuma y en cuanto te descuidas, todas las invitadas te han dejado sola en la cocina y se han ido al paellero a no hacer nada excepto picotear. No sé qué explicación tiene todo esto, quizás sea simplemente que los hombres ven en todo esto una vuelta a la vida de las cavernas. En el paellero se reencuentran con el fuego, la presa (el pollo y el conejo), las armas (los cuchillos y la paleta) y los compañeros de caza. Mientras que nosotras en la cocina sólo vemos un tiempo perdido y un esfuerzo obligado para mantener viva a la prole. Lucho Colveé, abogado, ex político, escritor, maestro arrocero y hombre de eterna sonrisa organiza de vez en cuando unas comidas de lo más divertidas. Convoca a la gente por whastApp en algún bar; él se mete en la cocina a preparar el arroz, los invitados van llegando y aquello se convierte en un evento social. La última fue el viernes pasado en Din Da Daa (Gran Vía Germanías), el restaurante de moda de Paquete Arnal (fundador de la mítica discoteca Unsur) en el que colabora Patrick Landrix, que ya le acompañó en el restaurante 39 grados. Esta vez, Colveé preparó arròs amb fesols i naps. Entre sus invitados, María Gómez Polo, Gerardo Santos con su amigo Fernando Ferrando, Juan Miguel Martínez Puerte (La Nicoletta), Mónica Morales, Inmaculada y Eugenia Villar, Olga Villar, Eugenia Martínez, Thais Casanova, Laura Pérez Vehí, Borja Barrera, Marina Arnal con su marido Juanra, Juana Camps, el cantante de Seguridad Social José Manuel Casañ y Manuel Mínguez, que pinchó música de la buena para acompañar a los gin-tonics.
La semana ya empezó con buen pie. El lunes, Javier Monedero presentó en el Hotel Balandret la Ruta del Champagne Moët Chandon, en la que participan 39 restaurantes, hoteles, coctelerías y pubs donde te puedes tomar una copa de Moët estas fallas sin necesidad de pedir toda la botella. Vamos que no hace falta ser rico para disfrutar de sus placeres.
Moët agasajó con champagne y jamoncito de Bellota a sus invitados, entre ellos María Gómez Polo, Macedonio Sanchez y su hija Arantxa, del restaurante Leixuri, los críticos gastronómicos Pedro García Mocholí y Sergio Adelantado, Bárbara de Prat, Isabel Aliño y el director del Astoria Joan Soldevilla.
Por si fuera poco glamour, el jueves las tiendas de Poeta Querol, Plaza del Patriarca y alrededores, agrupadas en Dos Aguas Luxury Shooping, organizaron una fiesta de primavera y vistieron sus mejores galas con la colaboración de Telva. Mª Angeles Miguel preparó en Ferragamo un aperitivo con parmesano, speck y mozarella y cóctel aperol spritz (típico del norte de Italia); Lourdes, de la boutique Patos, invitó a jamoncito y champagne; la tienda Azabache puso música en directo; Loewe presentó la nueva colección de su jovencísimo director creativo, J.W. Anderson y Lila Albanozzo, de Il Baco da Seta, organizó un desfile con la actriz Guadalupe Lancho en el que se vieron los bolsos Icon, de tejido de neopreno en colores vivos.
Encarna Roig, de Acosta, decoró la tienda con almendros en flor y césped natural y presentó la colección de verano como flores naciendo de los troncos con la ayuda del estudio de paisajismo Mon Verd.

martes, 3 de marzo de 2015

El caloret llega a la vida social

Carrie Bradshaw, la periodista de Sexo en NY, siempre empezaba sus columnas cuestionándose algunos convencionalismos sobre el comportamiento femenino. Por ejemplo, tras una reflexión sobre el papel de la mujer en los cuentos de hadas, se preguntaba: “¿Qué hubiera pasado si el príncipe encantado nunca hubiese aparecido?, ¿Blancanieves todavía estaría durmiendo en su ataúd de cristal?, ¿O hubiera escupido la manzana y al despertar hubiera encontrado trabajo y se hubiera quedado embarazada tras ir a un banco de esperma?” Y seguía con sus disquisiciones: “dentro de cada mujer soltera, ¿se esconde una débil y frágil princesa esperando ser salvada?, ¿son algunas mujeres como princesas asustadas en la cornisa de un edificio en llamas esperando que alguien las rescate? Y otras, ¿se han quemado tanto en sus relaciones anteriores que tienen miedo de pasar a la siguiente?” Después de eso, Carrie elaboraba sus propias conclusiones y finalizaba con una frase lapidaria como “creo que los cuentos de hadas perjudican seriamente la salud mental de las mujeres y deberían ser prohibidos”.
Todo esto viene a cuento, un poco con calzador, a que desde hace semanas todos los saraos y fiestas de esta ciudad son inauguraciones de restaurantes o cervecerías. Si mi columna fuese la de Carrie, ahora mismo estaría preguntándome: ¿es que la cocina ha sustituido a la moda como actividad glamurosa? ¿Será que Valencia ya no tiene grandes eventos, ni competiciones internacionales ni festivales de música? ¿Es que aquí ya sólo sabemos divertirnos comiendo y bebiendo? Y lo peor, ¿cómo afectará este exceso de comilonas a la operación biquini?
Todo esto pasaba por mi cabeza el jueves pasado en la inauguración del restaurante Las 3 Huellas, en el Hotel Solvasa de la avenida del Puerto. Allí estábamos, tomando jamoncito, copa de vino en mano, probando la deconstrucción de tortillla española que preparó el jefe de cocina Juanjo Marí, alumno de Ferrán Adrià. A la inauguración fueron las hermanas Vila, Cristina y Esperanza, de la Academia de Gastronomía, Emiliano García de Bodegas Montaña y Carlos Lleó presidente de la Asociación Cuchara y Tenedor. Además, la interiorista Susana Lozano, monísima y estilosa como siempre, la abogada Paz Sansaloni, Maria José Navarro, Desampa Gil, Maca Alegre de la Orden de Malta, Juan Valero de Palma, Isabel Bermejo Merchante, las hermanas Jofre, Alfonso Manglano, Paz Oria, Pilar Tamarit, Pilar Cañiz, Cuca Vera, Ana Trénor, Patricia Sánchez de León y María García de la Riva.
Por si fuera poco, esta semana se presentó en Valencia un nuevo espacio de cata de ron Zacapa con una comida en el taller de Ricard Camarena en el Mercado de Colón. Zacapa Room, el espacio efímero para catar el ron, abrirá en la Plaza del Patriarca 6 del 5 al 14 de marzo. La sesión dura media hora y te enseñan a catar el ron con el olfato, la vista, el gusto y hasta probando la miel de caña de azúcar, el principal ingrediente de la bebida. Para pedir cita hay que escribir a reservas@zacaroom.com.
Bueno, y la semana que viene más citas. El martes, comida del Ateneo de las chicas de Fuvane y el jueves 5 de marzo las tiendas más glamurosas de Dos Aguas Luxury Shopping (las de la plaza del Patriarca y alrededores) con la colaboración de la revista Telva organizan una fiesta de primavera por todo lo alto de ocho a doce de la noche, ¡esa no hay que perdérsela! Mientras busco la frase lapidaria que cierre la columna, como Carrie, voy a empezar a sacar del armario la ropa de entretiempo. ¡Venga chicas, que ha llegado la caloreta y la mascletà, destapemos nuestros escotes y nuestras piernas y vayámonos de juerga y de saraos!