lunes, 28 de mayo de 2018

Aprender entre cotilleos

El cotilleo tiene mala fama. Pero de no ser por él, seguiríamos viviendo en cuevas, comiendo carne de mamut cruda y detectando la presencia de tu Pepe por olor que desprende a tres kilómetros de distancia. En algún momento de nuestra historia, sentimos la necesidad de hablar de quien no está presente, probablemente para ponerlo a caer de un burro. Eso forzó el desarrollo del lenguaje. No podíamos referirnos al ausente con gestos, había que ponerle un nombre o al menos ser capaces de identificarle con algún tipo de descripción: la guapa, la fea, la del pelo estropajo, la que no sabe freír un huevo… Y así nació el cotilleo, que nos ha traído adonde estamos.
Así es que la próxima vez que algún estirado, con aires de intelectual, descalifique el cotilleo habrá que recordarle de dónde viene y por qué está aquí. El desprestigio del cotilleo arrastra a ciertos eventos sociales que se consideran frívolos y propios de quienes no saben disfrutar de placeres tales como la lectura de la Razón Pura de Kant. Pero de eso nada, monada. Hay reuniones entorno a una copa de cava y un canapé de foie que son más instructivas que cinco tardes de lectura.
Por ejemplo, el lunes se celebró en el Museo de la Seda un desfile de moda tailandesa. A ver, ¿qué sabemos la mayoría de nosotras de la cultura tailandesa? Pues eso, que comen mucho arroz, que sus mujeres tienen un aire a Isabel Preysler y poco más. Pero quien asistió a la cena del lunes vino sabiendo mucho más. Hubo demostraciones de hilado de la seda, degustaciones gastronómicas, incluso talleres donde te enseñaban a vestir la falda típica tailandesa, demostraciones de hilado de la seda y degustación de gastronomía del país asiático, ¡toma ya, y todo eso sin dejar de cotillear un poco.
El desfile fue en el patio del Museo. Allí estuvo la embajadora de Tailandia Rattikul Chansuriya, el Presidente de la Red Internacional del Programa Unesco Rutas de la Seda José María Chiquillo, el director del Museo Vicente Genovés, la indumentarista Amparo Fabra, María Luisa Llorens y Javier Garín y los diseñadores Adrián Salvador y Lucas Zaragosí.
También estuvo la interiorista Verónica Montijano, el sastre Antonio Puebla, que además de sastre es filósofo y cuando hablas con él aprendes lecciones de vida, la estilosa Lola Narváez, los imprescindibles Javier Martínez Rubio y Coté Soler, el joyero Vicente Gracia, capaz de contarte aventuras sobre la ruta de la seda en medio de un cóctel hasta dejarte sin parpadear, Belén Ramírez y José María Ramírez-Magenti.
La vida social valenciana ha sido de lo más internacional esta semana. La violinista dominicana Aisha Syed dio un recital en el Ateneo, organizado por el Centro Cultural dominicano Juan Bosch. Entre el público, la presidenta del Ateneo, Carmen de Rosa, con parte de su equipo: Vicente Bosch, Amparo Andrés y María Rosa Fenollar; Carlos Ortega, de Cruz Roja; la directora del Centro cultural Juan Bosch, Nancy Tejada, el cónsul dominicano Jorge Cordero, Ana Carreño, Vicente Navarro, Amparo Tarazona, José Hoyo, José María Gómez, Javier López con su mujer Silvia Spadachini, Carles Subiela,  José Manuel Álvarez y Sandrine Salmón.
No fue el único concierto. Dani Martín, ex solista del Canto del Loco, llenó la plaza de toros de jovencitas y no tan jovencitas, entre ellas las hermanas Silvia y Mónica Vilar, Bárbara de Prat, Sandra Donat, Chus trenor, Susana Sanchez, Blanca Torres, Maria Fernández de Cordova, Lorena Belda, Cristina Escolano, Cristina Bordils, Amparo Bauzá y Esther Penadés, todas amigas del Colegio Esclavas.
Silvia Vilar también estuvo en el cóctel que celebró estos días la asociación Sabor Empresarial para celebrar su primer año de vida. Asistieron más de un centenar, entre ellos el director de la Film Symphony Orquestra, Constantino Martínez; Martín Zamorano, Jose Vicente Villaverde, Javier Ortiz y Raquel Serón, Agustín Buraglia, Arancha Pérez Pous; Juan Carlos Sanjuan, Jorge Barberá y Elia Giner, Desireé Clarín, Fernando y Pedro Alapont, la joyera Salomé Corell, Elia Giner, Joan Ibáñez, Josep Viosques, Carolina Puchol, Paloma Pérez, Carlos Fernández, Beatriz Maset, Inma Roldan, Ana Caballero, Joan Soldevila, Sonia Dasí y Beatriz Enguix. Como anfitriones, los hermanos Pablo y Antonio Jordán, alma mater de la asociación.
 
 
 

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