martes, 11 de septiembre de 2018

Del chiringuito a los uniformes

La verdadera igualdad llegará el día en el que la cola de la compra de los uniformes del colegio haya tantos hombres como mujeres. Ahí es donde tendrían que haber movilizaciones feministas. Nosotras haciendo una huelga de bolsos caídos en la puerta y ellos probando tallas, mareando a las dependientas, mientras el niño pequeño se escurre del carrito y se va a cuatro patas a la otra punta de la planta. Esa sería la auténtica igualdad y no que dejen de lanzarnos piropos por la calle.
Mientras ellos se pelean por emparejar los calcetines, nosotras a hacer vida social, que es lo que ellos han hecho toda la vida cuando las cosas de las casa se han puesto difíciles. En septiembre, la vida social valenciana anda como muchas de nosotras, en período de adaptación: de la playa a la ciudad, de las chancletas a los tacones, de las siestas a las horas extra en la oficia. La vuelta a la rutina suele ser un drama. Mayrén Beneyto lo explica súper bien: “llego a Valencia, la casa caliente, el termo roto, veo que hay que pintar... hago planes para cuidarme, me prometo que voy a andar, que buscaré un entrenador personal para estar bien (y no lo hago), no veo el momento andar, el gimnasio no me gusta, me planteo ir a clases de baile. Necesito un peeling urgente para las manchas del sol y vitaminas para subir el ánimo…”
Amparo Lacomba volvía el viernes a Valencia tras pasar tres meses en Javea. “Después de verano tengo la casa patas arriba, con todos los muebles enfundados. Y me toca pasar por la ITV personal: peluquería, estética, cejas… tengo que estar presentable para el próximo evento”.
Y lo peor es que en la retina de la memoria todavía perviven los recuerdos recientes de ese verano que ha ido. La nostalgia de estos días que te evocan a Chanquete, a Pancho y a sus amigos, cantando aquello de “el final del verano llegó y tú partirás…”.
Dos de las fiestas más concurridas del verano fueron las que organizó Rosa Castellvi en Xàbia y Eva Marcellán en la casa de verano de Mayrén Beneyto en Beniarbeig.
La casa de verano de Rosa Castellví es de revista, fue diseñada por el arquitecto Ramón Esteve y tiene hasta nombre propio: Casa Sardinera. Está en la cima de una ladera, entre entre el Portixol y Cala Blanca, y desde las terrazas puedes ver el agua transparente de las calas. La anfitriona decoró el jardín con la estética de los años setenta, con un coche Mehari y muchas flores, y pidió a los invitados que fuesen vestidos como en la película “Mamma mía”.Carolina Merino, la mujer del dermatólogo José María Ricart, que llevaba un mono plateado y una peluca negra rizada que parecía una de las protagonistas de la peli. En general las chicas se esforzaron más con vestidos largos ibicencos (Cuchita Lluch), pantalones de campana (Esperanza Vila) o tocados de flores (Mayrén Beneyto). Entre los invitados, el doctor José Miguel Lainez, los doctores Juan Viña y Teresa Bas, Carmen Topete, Isabel Alfaro, Consuelo Borso, Tete Boluda, Francisco Martínez Boluda, Jaime Olleros, Tomas Trénor, Ramón Trenor, Nacho Gómez Trenor, Leopoldo Delgado, German Ros y Amparo López, Pablo Serratosa y Sílvia Escolá, Raül Aleixandre, Sergio Adelantado, Javier Mudarra, Esther Barrera y Begoña Serratosa. Lo más divertido de la noche fue la música en directo del grupo Karaoke Rock Band, con éxitos de los setenta.
El que más y el que menos, se lo tomó al pie de la letra y hubo disfraces de nivel, como el de
La fiesta de Eva Marcellán y Alfonso Manglano también reunió a lo más conspicuo de la sociedad valenciana. Fue en Beniarbeig, en la casa de verano de Mayrén Beneyto. El jardín es divino de la muerte y allí se distribuyeron varias mesas para la cena. Entre los invitados, el pintor Enrique Senís Oliver y su pareja David W. Phillips, Laura Fitera, el doctor Láinez, la doctora Duréndez, las hermanas Carmen y Paloma de Miguel, Juan Hércules y Paqui Torres y amigos de Eva y Alfonso como Ana Navarro, Nacho González, Cristina Font, María Cosín, Elena Cabedo, Juan Arnau, Javier Millet, Raúl Diego, Manel Albalá y Vicente Fernández, Susana Lozano y Juan Bolinches, Pascual Merita y Carla Torres, Pablo Landecho y Blanca Torres, Cesar Villalonga, Juan Valero de Palma, Patricia Montoro y Manolo Peris, Elena Cabedo y Raúl Diego, Javier Millet y María Ripoll, José de Miguel y Tatiana Monsonís, Adolfo Alcón y Ana Chanzá, Francisco Marco, Quique López y Esther Francés.
Entre fiesta y fiesta, Cuchita Lluch dejó hueco para ejercer de lo que más le gusta: madrina de la gastronomía valenciana. Hace unos días presidió el jurado del primer concurso de la moscatel de Alejandría en el auditorio de Teulada. Junto a ella, estuvieron los cocineros Miguel Barrera, Juanfra Valiente, Santiago Prieto, Dani Frías, Miguel Ángel Mayor, Vicente Patiño y Luís Valls.
La ciudad recupera poco a poco su ritmo. El club Moddos ha sido de los primeros en poner actividades en su agenda. Esta semana organizó la visita a la exposición “Parelles de Tiepolo” de Rafael Armengol. Acudieron Marcelo Soto y María Dolores Enguix, Begoña Albert, Julia Pérez Broseta, Mercedes Paredes y Juanjo García Rivera, Marisa Machí, Rosa Torres, Lluis Nadal, Ana Ramírez, Inés Tordera y Josep Lozano.
 

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