miércoles, 24 de febrero de 2010

¡Que no cunda el pánico!

El martes se anuncio el cierre de Armani y más de uno lo vivió como el crack del 29. La realidad nos abrió los ojos: los valencianos ya éramos ricos, sino unos hortelanos que durante algunos años habían vendido bien su cosecha…

La semana pasada el cierre de Armani agitó más de una conciencia. ¿Y si el cierre de la megatienda de Colón era el principio de una serie de cierres en cadena? Peor aún, ¿es que los valencianos habíamos dejado de ser ricos y no podíamos comprar ni un traje italiano? Los más pesimistas llegaron a pensar que esto era como el martes negro del comercio del lujo y que en realidad Valencia no tenía mercado para tantos Vuittones y Loewes y que aquí solo funcionaba Carrefour y Kiaby. ¡Uff, qué susto más tremendo!
Cuentan que hasta la mismísma Rita Barberá intentó mediar con la firma para que no cerrase. Y no porque Rita sea clienta de Armani, no, sino porque la alcaldesa sabe que las firmas de lujo son tan atractivas para los turistas como la Lonja de Valencia –así de frívolos somos- y además el cierre no beneficiaba nada ni a la imagen de Valencia en el exterior, ni a las Copas Américas o Fórmulas 1.
Asustada por los peores presagios, llamé a Isabel Cosme, que de comercio de lujo sabe un rato -preside la asociación Dos Aguas Luxury Shopping-, y me tranquilizó con una versión menos pesimista. Dice Isabel que las grandes firmas como Burberry, que acaba de cerrar su fábrica de Barcelona, o la propia Armani son estructuras pesadas como elefantes y se adaptan peor a los cambios que una tienda multimarca. “Una tienda monomarca es víctima de su propio estilo, mientras que una multimarca evoluciona y es flexible”.
Armani, además de ser un mastodonte, no pasa por su mejor momento creativo: el gran Giorgio sigue diseñando los mismos trajes que le hicieron famoso hace 30 años ¡uff, cómo pasa el tiempo! Vamos que si tienes una blazer de Armani, las tienes todas.
Según Cosme, en una tienda multimarca, no existe ese problema. Si Armani te aburre, pues compras Prada, y cuando Prada deja de ser interesante –cosa que por ahora no ha pasado, que quede claro- pues a otra. Una multimarca puede elegir no sólo el diseñador, sino lo mejor de cada colección, que suele ser enorme, entre 300 y 500 prendas. Hay diseñadores que bordan las chaquetas y otros los pantalones y lo interesante es no vestir de pies a cabeza de una firma, sino quedarse con lo mejor de cada uno. También es verdad que el comerciante tiene que saber elegir, porque hay aficionados que se meten en este negocio pensando que es coser y cantar y de eso nada.
Desde luego, el consumidor es el que manda, y si no compran tu ropa, pues al final tienes que cerrar. Encima, el alquiler del local de Colón era un robo a mano armada, más de 20.000 euros al mes, vamos, que esa pasta no hay quien la amortice. Conclusión: el cierre de Armani es un caso particular y no es el comienzo del fin. ¡Ay, qué alivio más grande!
Sin embargo, Armani no es la única tienda que cierra en Valencia. Por otros motivos, Siete Mares tiene las semanas contadas. Una pena, porque durante unos años ha sido una de las multimarca más interesantes. Apostó por Chloé cuando nadie creía en ella y se hartó a vender con Phoebe Philo como diseñadora; también trajo exquisiteces francesa como las de Celine, los vestidos éticos de Etro, el baño de TCN... ¡Ojalá vuelva a abrir pronto!
Valencia rebosa de actividad a pesar de los cierres. Esta semana vino Jaime Cantizano a inaugurar un nuevo spa y Francis Montesinos presentó el viernes su nueva colección dedicada al Mar del Cabanyal. Me explica un responsable de la firma, Guillermo Montesinos, que la intención de nuestro diseñador no fue polemizar. De hecho, el nombre de la colección surgió antes de montarse todo este lío y hasta se plantearon cambiarla, pero al final optaron por mantener el nombre. Por cierto, qué chulo el vestido de Montesinos que llevó Mar Regueras en los Goya, lástima que lo llevase con esos botines tan horrorosos.
El que está que no para es el joven diseñador Ramón Gurillo. Acaba de presentar su última colección nada menos que en la London Fashion Week y está confeccionada toda en punto artesanal, utilizando lanas merinos extrafinas, alpacas, sedas, algodón, lames… pero tratados como materiales de lujo. Tiene vestidos super elegantes y todos confeccionados a mano por artesanas ¡de Picassent! Las inglesas tendrán que aprender a pronunciar Picassent, ya verás...

Ya está bien de llorar penas... ¡¡¡llega la primavera!!!

Las tiendas han ido a sacar la ropa de verano justo la semana de más frío. ¡También es mala suerte! En invierno no vendían abrigos porque hacía calor, y ahora que sacan el verano, bajan las temperaturas. Aún así, da mucha alegría que cambien los escaparates. El de Loewe es chulísimo, unas esculturas de plástico dan la impresión de que se hubiera derramado pintura de color por todo el escaparate. Y la pintura es del color de los bolsos de esta temporada: morado, naranja, fucsia, magenta, azul océano... ¡que chulo!
Desde luego, Loewe está rejuveneciendo tanto sus escaparates y sus bolsos, que en unos años ni sus clientas los van a reconocer. Por cierto, la semana pasada se presentó en la Bolsa de Valencia "Secretos del lujo", un libro de María Eugenia Girón, que estuvo años trabajando para Loewe. El escaparate de Hermès también es una inyección de optimismo. Los franceses han recreado las mil y una noches y puedes ver hasta una alfombra voladora de Alí Babá. Todos los adornos tienen que ver con la fantasía oriental. Son listos, porque lo que nos hace falta a todos es un poco de fantasía y olvidarnos de la crisis de una puñetera vez.
En Vuitton han optado por la sobriedad y han metido sus bolsos en enormes jaulas de cristal. Eso sí, la la semana pasada la tienda estaba llena de señores que iban a comprar regalos para San Valentín. ¡Qué suerte tienen algunas!
Si no tienes marido rico, siempre te queda el consuelo de ir de salir de tiendas y mirar sin comprar. A mí me da el subidón sólo de ver las colecciones nuevas. Ay, que bonita la de Lanvin, este chico tiene una senbilidad única. ¡Y qué monos los vestiditos de Marni, que no tienen nada pero lo tienen todo! Y qué alegría ver ropa tan fresca y llena de color, estampados marineros a rayas, bolsos azul lavanda, rojo pimienta, amarillo limón... ¡Por fin podemos quitarnos de encima el dichoso negro, que además envejece un montón!
Por si ir de tiendas fuera poco antidepresivo, la semana pasada se estrenó "Mamma mia" el musical optimista por naturaleza. Te sabes las canciones de memoria, algunas hasta aburrir, pero hija, sales del teatro Principal de lo más contenta.
También estuvo en Valencia Jaime Cantizano a Valencia para inaugurar un nuevo centro de Soria Natural Golden Class. El nombre es un poco cursi, pero creo que es un centro de salud y belleza que utiliza tratamientos naturales, plantas medicinales y alimentación ecológica. Que abran nuevos centros de estética no deja de ser un brote verde de esos que tanto le gustan a Zapatero y a Salgado.
Yo no sé si será que nos estamos recuperando, pero esta semana las agendas están que echan humo. Hay que ver "Cartografías de la Creatividad" en el Centro del Carmen, una exposición que reúne a 100 artistas valencianos de fotografía, dibujo, escultura, diseño gráfico, pintura. El comisario, Rafael Gil, ha seleccionado a varios diseñadores de moda, entre ellos Higinio Mateu, Tonuca, Ramón Gurillo... Desde luego, el vestido de Gurillo es casi una obra de arte: un vestido negro de ganchillo crochet de algodón mercerizado, formado por 400 piezas individuales, unidas sobre maniquí y cosidas a mano, con más de 120 horas de trabajo.
Si Manolo Blahnik fuese valenciano, también estaría en la exposición. La pena es no tener más de 300 eurines para llevarte a casa uno de sus taconazos. Menos mal que Verónica Montijano se ha traído a su estudio de Cirilo Amorós, hasta el 19 de febrero, la colección del invierno pasado al 50 por ciento. Pagar la mitad también es un buen antidepresivo, te vas a casa más feliz que ni sé con tus manolos nuevos.
La semana pasada hubo planes hasta para los pequeños. Los chicos de Moddos organizaron un curso de cocina para niños en el que aprenderán a preparar galletas decoradas. El curso lo da Bárbara Amorós en "Food and Fun", un restaurante super pijito donde puedes quedar con tus amigos y ayudar al chef a preparar la cena, y luego tomártela, claro, ¡qué divertido!

martes, 9 de febrero de 2010

Siempre nos quedará la dársena

A estas alturas cuesta entender que los valencianos sigamos sin integrar al Puerto en nuestra vida. Será porque está lejos del centro, cosa que no ocurre en el resto ciudades costeras; será porque los accesos al Puerto de la Copa América siguen estando más liados que la vida de los Ortega-Mohedano; será por esa especie de maleficio de que “vivimos de espaldas al mar”…., el caso es que, ahora mismo, como zona de ocio, es lo mejor que tiene ciudad; y sin embargo, la mayoría sólo nos dejamos ver por allí cuando tenemos que fanfarronear de ciudad delante de algunos amigos que vienen de fuera.
La anterior edición de la Copa América –qué tiempos aquellos con la pasta saliendo a raudales de los bolsillos- nos dejó el Veles e Vents, sus alrededores y algunas otras cosas. Sirvió también para dar un impulso a la alta cocina valenciana; gente como los del grupo El Alto aumentaron considerablemente el caché de la gastronomía valenciana; y desde entonces los caterings de esta ciudad ya no son lo mismo.
Anoche, la gente del Alto sirvió la cena oficial de gala de la 33 edición del Copa América. El menú se le encargó a Quique Dacosta, nuestro Ferrán Adriá particular. Por la mañana, la alcaldesa y su séquito se dejó ver por el Veles e Vents, quizás para comprobar que todo estaba en su sitio. Debió irse satisfecha, porque la dársena no podía estar más ambientada. El edificio Veles e Vents lucía un blanco recién pintado que le ha devuelto el esplendor de tiempos pasados y un ambiente de ensueño para todo alcalde: niños jugando, mayores paseando, jóvenes haciendo deporte, sol, parejas haciendo manitas a la orilla del mar, matrimonios felices… Vamos, lo dicho, el sueño de todo alcalde.
Si el tiempo acompaña, hoy se prevé más de lo mismo. El plan es lo más de lo más; si vas de enamorado tontorrón, te coges a tu parejita de la mano y allá que te vas, a darle besito a tu chico en la terraza del Veles e Vents. Si vas con tus niños, encantadores pero pesados a decir basta, los sueltas por allí y alé a que corran y cansen. Para los más machuchitos, también hay plan: paseíto arriba y abajo con cervecita en uno de los bares de diseño para sentir que la juventud todavía no te ha abandonado. Además, siempre queda la opción de darle esquinazo a tu pareja y entrar en la tienda de El Corte Inglés a comprarte algo que le dé un toque marinero a tu fondo de armario.
Junto a la tienda hay un tres chiringuitos: el de los valencianos que sirve paella, el de los suizos que ponen fondeé de queso y el de los americanos con perritos calientes y hamburguesas: menús de entre cinco y seis euros para echar una mano a los damnificados de Haití.
Y el colofón de todo eso: comer en Mar de Bamboo, uno de los tres restaurantes del Grupo el Alto, que, sin ánimo de pelotear a nadie, es el más bonito de la ciudad y para muchos, incluidos un grupo de periodistas gastronómicos que estuvieron por allí la semana pasada, uno de los más agradables de Europa.
Hay un menú de tapas, con croquetas de jamón ibérico, buñuelos de bacalao, coca de pimientos con sardina, fosta de boquerón y aguacate, secreto ibérico a la brasa y sorbete de mojito, por veinticinco euros, que te tomas en una terraza con sofás blancos tipo chill out que te hacen creer que eres una rica marquesa veraneando en Saint Tropez.
Lo de apoyar a un equipo u otro, suizos o americanos, es lo de menos. Si gana Bertarelli, tiene un compromiso con Emiratos Arabes y lo más probable es que se lleve la Copa a otros mares; y si gana Ellison, la regata volverá a Estados Unidos…
Así las cosas, disfrutemos de la semana porque va estar de lo más animada. ¡Tenemos hasta desfiles de moda! El alinghi celebra hoy, a las seis de la tarde, un desfile con su colección de ropa oficial. Y los días de regata, lunes, miércoles y viernes, se suceden las invitaciones para saborear una copa de Möet Chandon mientras ves la salida y llegada de los catamaranes. ¡Ay, por fin un poco de glamour!