lunes, 28 de noviembre de 2016

Snif, snif

El destino ha querido que la misma semana que nos dejó Rita Barberá, eche el cierre Hermès, que simbolizaba la visión ritista de Valencia.
Hermès ha cerrado su tienda en Valencia. Hoy hace justo trece años que se abrió y sirvió, entre otras cosas, para impulsar un proyecto de Rita Barberá. Ella entendió que Valencia, si quería ser una de las grandes ciudades del mundo, necesitaba una milla de oro. No hay ciudad que se precie sin tienda de Vuitton, Hermès, Loewe y demás. Y a Rita se le podía criticar por muchas cosas, pero nunca por hacer de menos lo nuestro. Quizás en eso fuese en lo único que era poco valenciana, nunca cayó en esa complejo tan nuestro de restar importancia a lo que tenemos, de creer que lo de aquí no va a impresionar a nadie de fuera, que nosotros le damos valor no tanto por lo que es, sino porque lo amamos y por tanto el extranjero acostumbrado a ver grandes ciudades no va a admirar gran cosa la nuestra. Con ese cuento no se podía ir a Rita y quien se atreviese a hacerlo, que se atuviese a las consecuencias, si se descuidaba le cogía de la pechera y le cantaba las cuarenta. Así es que pensó que si París, Londres, Milán o Nueva York tienen una milla de oro, Valencia no iba a ser menos. Y se salió con la suya.
El 26 de noviembre de 2003, justo un día antes de la inauguración de Hermès, Rita Barberá estaba en Ginebra en la reunión en la que se cerraban los acuerdos de la Copa América. Valencia no sabía lo que suponía eso. Los franceses sí, y no les había hecho puñetera gracia. Marsella había perdido, Valencia había ganado. Los Hermès, que son franceses, se enteraron la misma la mañana de la inauguración y les faltó tiempo para traer un puñado de pañuelos con motivos marineros y colocarlos a la entrada de la carpa transparente montada en la Plaza del Patriarca. Más de 1.000 personas fueron al evento. Dos Aguas Luxury Shopping surgió poco después a instancias de Rita Barberá, que veía así más cerca su sueño de poner a valencia en el mapa.
El destino ha querido que Rita y la tienda de Hermès se apaguen juntos. Con ellos se va una concepción de esta ciudad. Para muchos, el cierre de Hermès es la constatación de que Valencia se está apagando, que ya no es lo que era. Otros creen que todo aquello fue una alucinación y que ahora la ciudad vuelve a su sitio, del que nunca debería haber salido. Probablemente no sea ni lo uno ni lo otro. Mª Angeles Miguel, directora de tienda hasta 2010, no cree que el cierre se deba a la caída de ventas, sino más bien a un cambio de estrategia de la firma. Las multinacionales no guardan lealtad a nadie excepto a su marca. No son como el comercio local, tiendas como Chapeau, Patos, Alfredo Esteve, Alejandra Montaner o Hannover, que no se conciben fuera de la ciudad que les vio nacer y les dio todo lo que tienen. Esas son las que aguantan a las duras y a las maduras. Las que no nos dejan tiradas cuando las cosas pintan feas o cuando un directivo de las chimbambas decide que Valencia no entra en sus planes.
Afortunadamente la milla de oro valenciana no se queda sola. Ahí tienes a Patos, la tienda de Lourdes López y Javier Verderguer, el epítome del lujo con firmas como Alaïa, Dsquared, Etro, Pucci, Herno o Michael Kors Collection. El jueves, Patos invitó a un cóctel para presentar la nueva colección El Alquimista, diseñada por la propia Lourdes con Jesús Feo. Son camisas básicas pero con un punto sofisticado, de esas que no pueden faltar en el fondo de armario, a rayas azules y blancas y de popelín blanco, con un tejido de lujo, buen patronaje, confección y acabados.
Desfilaron con la colección hijas de clientas de lo más estilosas: Sofía Soucase Gómez-Ferrer, Julia Moreno Ramón, y María y Paula Aleixandre Barrachina. Hubo música de jazz en directo, moqueta a rayas azules y blancas, y glamour del bueno: discreto y elegante.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Sin otro límite que los resfriados

Cual gaviota sobrevolando el mar en busca de un pez para el desayuno, Mónica Oltra sobrevuela la Valencia buscando alguna muestra de machismo. De pronto, cuando todo parece tranquilo, la gaviota se lanza en picado sobre las aguas quietas del mar y emerge triunfante con su presa en el pico. Así actúa también nuestra Vicepresidenta; siempre alerta, al acecho, día y noche sin descanso. Mónica es mucha Mónica, ella ve donde otros no ven, tiene oídos donde nadie escucha. Cuando menos te lo esperas, ¡zas! se lanza en picado sobre una presa: un resto de machismo ancestral que ha sobrevivido tan mimetizado, que ni siquiera sus víctimas lo han detectado. Su última presa: las Fallas. Alguien dio la voz de alarma. En las normas de protocolo para las falleras mayores y su Corte de Honor, redactadas por la Junta Central Fallera. Ahí se dicen cosas tales como que en los actos que deban vestir de particular las falleras se pondrán tacones, evitarán las transparencias, los escotes excesivos, el uso de vaqueros; utilizarán colores sobrios y las faldas tendrán un largo por encima de la rodilla. Y lo peor de todo: “si la indumentaria se considera indecorosa, el acompañante tendrá la facultad de obligarlas a cambiarse y en caso de negativa, dejarlas en sus domicilios”.
¡Buah, qué fuerte!, ni que estuviésemos en un colegio mayor del Opus Dei, en los años setenta el día de la Novena de la Inmaculada. ¿Pero quién ha sido el carcamal que ha dicho eso de que te pueden dejar en tu casa si no te consideran decorosa? Ni que decir tiene que Mónica Oltra corrió rauda al campo de batalla, y lo mejor de todo fue su grito de guerra: “Una mujer puede ir vestida como le dé la gana sin que eso tenga más consecuencias que resfriarse”. ¿Por qué es más decorosa una falda por la rodilla, que un short bien mono?, ¿qué tiene la Junta Cental Fallera contra nuestros escotes y nuestras piernas? ¡Habrase visto! ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí después de tantos años?
Detrás de todo esto hay una actitud paternalista impropia de nuestro tiempo y un intento de normativizar el sentido común. Algo así como lo que ocurría en algunas discotecas que te prohibían entrar con deportivas. Allí ibas tú, monísima de la muerte, con tus New Balance y te dejaban en la puerta. Luego aparecía otro con unos zapatos sucios, feos y mal conjuntado y sí que le dejaban entrar. Una cosa es que a las chicas que van a representar al Ayuntamiento en un acto oficial les den algunas instrucciones de protocolo y otra bien distinta que el acompañante pueda decidir si la niña va adecuadamente vestida. Sin duda, la libertad, en este caso, como en cualquier otro, abre la puerta a usos poco elegantes, pero eso no justifica nada. ¿Quién de nosotras iba a tolerar que en su trabajo le dijesen cómo tiene que llevar el escote?
Las normas de etiqueta facilitan la convivencia, pero no pueden convertirse en una norma represiva. Es como el invitado que llega a una boda con una camisa de raso azul eléctrica debajo de una americana negra. Quedará en evidencia, pero nadie le va a enviar a su casa. Sin ir más lejos, el otro día el artista Jesús Arrue se puso una kilt escocesa en la inauguración de su exposición de pintura de iconos roqueros y cinéfilos en la sala Wayco. Nadie pensó que con su actitud estaba denigrando el noble arte de la pintura.
Esta semana han pasado otras cosas, como la ampliación de la zapatería Tuilus en la Galería Jorge Juan, una firma que diseña en Valencia y produce en Alicante y tiene unos zuecos y botines de lo más estilosos que te puedas encontrar y encima cómodos y con un precio ajustado. Pero entenderéis que el notición de la JCF haya eclipsado cualquier otro acontecimiento. Ya os contaré.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Primeras damas

¿Cuántas veces le habrá dicho Melania Trump a su marido que las corbatas se llevan cuatro dedos más cortas? y él ni caso. Ahí va, más sobrado que un promotor valenciano en 2005, con sus corbatas por la bragueta y esos andares del típico mil homens que no tiene porqué escuchar a nadie. A su lado ella, tan mona ella, tan joven, tan estilosa. Viendo las fotos da la sensación de que a la pobre le han hecho una faena: con lo feliz que debía de estar en su ático de Manhattan, rodeada de muebles dorados y chicas de servicio. Bajando todos los días a comprar lo que le diese la gana, en plan Julia Roberts en Pretty Woman. De de pronto a su marido le da por meterse en berenjenales: “Pero Donald, puchirrito mio, con lo bien que estábamos antes. Y mira ahora lo que has hecho”.
También cuesta creer que la decoración del ático de los Trump haya sido cosa de Melania. Ella entiende de diseño, se le nota en cuanto ves como viste. Y ese ático Trump que parece sacado de una película ambientada en la Francia de Luis XIV. ¡Eso no es cosa de Melania!, me apuesto el último bolso que me queda de Prada. Confiemos en que Donald ande estos días muy liado y no tenga tiempo para decorar la Casa Blanca, que si no, ya me veo a los albañiles recubriendo la balaustrada blanca con pan de oro.
Mientras el mundo se reponía del impacto de Trump, la sociedad la sociedad valenciana se reunía el miércoles en la calle Lauria para inaugurar la tienda de decoración de Amalia Delhom. Melania hubiese estado allí encantada, rodeada de muebles estilosos y acogedores, sin extravagancias ni excesos. La inauguración estuvo más concurrida que un mitin de Trump en Kansas city. La tienda lucía súper chupi guay con sus grandes escaparates, moqueta y plantas decorativas. Hubo catering de El Alto, música de Kaspar&Hauser, habituales del Astoria, y un montón de amigos de la interiorista como Mamen Puchades y Arantxa Estellés, de Sie7e Jewels,el periodista Fernando Ferrando con su amigo José Miguel Barranca, Fernando Giner con su hija, a la que más de uno confunde con su mujer, Victoria Cercós, Alfredo Esteve, Juan Antonio Murgui, Julia Pérez Broseta, Amparo Lacomba, Enrique Duart con su mujer María José García y su hija Mónica, Lila Albanozzo de Il baco da seta, Javier Monedero de Dicoval, María Angeles Miguel, Marisa Gallén, el arquitecto Luis Sendra, algunos Gómez-Lechón, Amparo Brell y María Teresa Martínez.
Claro que donde estaría encantada Melania es en el Balneario de la Alameda, que acaba de reabrir con una decoración elegante y depurada, mucho más del estilo de Melania que del de Donald. Carlos Serra se ha ocupado de redecorarlo.
Las bañeras de mármol tallado son una pasada y hay una terraza en el primer piso que es para quedarse mirando al edificio de la Tabacalera después de darte un masaje relajante. La fiesta de reapertura fue el jueves. Fueron más de 300 invitados, entre ellos la diseñadora Paola Dominguín con el pintor Manolo Cáceres, Rafa Alcón, Fernando Giner con su mujer, esta vez sí, Mayren Beneyto, Iván Martínez-Colomer con Ana García Rivera, los joyeros Vicente Gracia, Guillermo Martorell y Mamen Puchades y la mayoría de los que estuvieron el día antes en Amelia Delhom. Muchos venían de Aristocracy, donde se presentaba la nueva colección de joyas, con vino Dehesa de Luna de la familia Trenor y música de DJ. Emiliano Suárez fue recibió a los invitados, entre ellos Tani Ivars y Manolo Uña, María José Albert, Mayayo Gómez Lechón, Beli Botella, Santi Aguilar, la diseñadora Hortensia Maeso, el estilista Rafa Moreno, Xelo Moreno y Pepa Reyes. Solo faltaba Melania con sus amigas de Manhattan, mientras su marido se iba a cenar con los amigachos a la Taberna Alcázar.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Ándale manito

Lo bueno de que hoy sea seis de noviembre es que ya hemos pasado Halloween; esa fiesta que no acaba de cuajar porque no acabamos de saber qué hacer cuando nos disfrazamos de brujas o de zombies. Halloween no es como la Coca-cola, los fast food o Starbucks. Sí, está ahí, y amenaza con implantarse, pero no acaba de entusiasmar a nadie excepto a los niños. Y eso que la tradición americana, en este caso lo tiene todo a favor, porque compite con la tradición española de encerrarse en casa por miedo a las ánimas que supuestamente salen esa noche de juerga. Entre el intento americano de frivolizar la muerte y la tradición española de encerrarse en casa a ver Don Juan Tenorio, esta semana hemos descubierto una tercera vía.
El miércoles, en el Colegio Mayor Doctor Pesset, se celebró el día de los muertos al estilo mexicano, con una exposición de pintura de la Adis Soriano, canciones mariachis de Marisela Guillén, mujeres disfrazadas de caterinas y hasta un altar a Frida Kahlo lleno de calaveras de cerámica, alimentos, jarrones, velas, flores, esqueletos, postales de santos y decoraciones en papel picado. ¡Ándale, manito!, esa podría ser la solución. Vamos, que el día que estemos en el más allá, si nos apetece darnos un garbeo casi que el plan más sugerente será el de los mexicanos. Ya me veo en el panteón, rebuscando en el baúl de la abuela, que yace a tu lado enlutada, una blusa de hilo con flores bordadas tipo Mª Dolores Pradera y reuniéndonos todas antes de salir en la puerta del cementerio a ver a cuál está más joven y, ya en la calle, en busca del bar mexicano de turno para hartarte a tomar tequilas y burritos, que para entonces a ninguna le preocupará que al día siguiente no le abrochen los vaqueros. Adis Soriano, esposa del director del Instituto Francés, Gerard Teulière, ejerció de anfitriona con el Cónsul de México en Valencia, Pablo Romá, el director del Colegio Mayor, Carles López y la directora de gestión cultural de la Nau Ana Bonmatí y mi querido colega de crónica social Tonino. Además, estuvo la directora Loewe Valencia, Montse Salamanca, Alejandro Noguera, Sefa Ferrer, Chimo Ros, del Banco Mediolanum, Vicente Navarro y Marc Insanally, del café Las Horas.
El mismo miércoles se inauguraba la tienda del interiorista Julio Guixeres frente al Palacio del Marqués de Dos Aguas, con un cóctel de Tomás Arribas, música de jazz y hasta una reproducción del perro hinchable Dolly de Fatboy como decoración. La tienda conserva el suelo de barro cocido y mucha de la carpintería original, aunque por contraste, está llena de piezas vanguardistas, como las figuras de Jaime Hayón, muy amigo de Guixeres, las velas de Christian Lacroix y Karl Lagerfeld o el cristal de Baccarat.
Entre los invitados, José Mª Colonques, Rosa Castellví, Lila Albanozzo, Alfredo Esteve, Mayrén Beneyto, Laura Fitera, Josep Lozano, Amparo Lacomba, Lola Ruiz, Beatriz Maset, la familia Fourrat, Iván Martínez-Colomer y Ana García-Rivera, Marcelo Soto y Mª Dolores Enguix, el artista JARR, Guillermo Martorell y Mamen Puchades de Sie7e Jewels, Juan Antonio Murgui, Amelia Delhom, Mª Ángeles Miguel, los joyeros Vicente Gracia y Pablo y Antonio Jordán y Julia Pérez-Broseta.
El jueves también se celebró el 75 aniversario de El Corte Inglés en el Westin. Allí estuvo la vicepresidenta Mónica Oltra, que cada día es menos hippy y más coqueta, los presidentes de la Cámara de Comercio, José Vicente Morata y Cierval, José Vicente González; el secretario autonómico de Empleo Enric Nomdedeu; la secretaría de economía Blanca Marín. A su derecha, Isabel Bonig y un poco más al centro Fernando Giner. Y como anfitriones, el director regional Juan José Sabater, y Victor Liñero, de la división de empresas de El corte Inglés.

FOTOS DE MÉXICO: Jorge Marco Polo