lunes, 29 de diciembre de 2008

Lunas en el IVAM


Tengo un complejo de mujer frívola que no me lo acabo, y a ello contribuye más de un plasta que se mete en mi blog (malvayrosa) a recordarme que no tengo vergüenza por hablar de trapitos y de glamour cuando hay gente que no llega a fin de mes. Me niego a entrar en el viejo debate de hasta qué punto es éticamente reprochable gastarse seis mil euros en un bolso, allá cada cual, y si alguien quiere saber mi postura, que me regale seis mil eurines y me espere en la puerta de Hermès.

Pero la moda y el lujo, por mucho que le pese a más un cultureta trasnochado, también es cultura y expresión artística. Y si no, que se pasen por las tiendas de Prada de las principales capitales del mundo, de lo mejorcito de la arquitectura moderna; o que vean los impresionantes escaparates de los almacenes Barneys en Nueva York o los de Hermès y Vuitton en París; o simplemente, que se fijen en las colecciones de alta costura de Dior o Chanel o en el prét-à-porter de Lanvin y Miuccia Prada, los editoriales de moda de Vogue París, o las fotografías de Steven Meisel, Bruce Weber y Richard Avedon. O, sin ir más lejos, que busquen el calendario solidario que ha editado Dos Aguas Luxury Shopping, la asociación de comerciantes que preside Maribel Cosme. El calendario es una maravilla; cada mes del año representa una escena de cuento: Alicia en el País de las Maravillas, El Mago de Oz, La Cenicienta…y en cada foto, las modelos de Carmen Durán llevan vestidos de las tiendas asociadas con el estilismo de Rafaelangel. Las fotos son de José Luís Abad y están sacadas en la Universidad de La Nau, el Melià Inglés, The Guinness House, la Plaza del Patriarca, y las inmediaciones del Palacio de Marqués. En fin, que hace falta ser cegato para no ver en la moda arte con mayúsculas. ¡Ellos se lo pierden!

Si a alguien le queda alguna duda sobre la relación entre arte y moda, que vaya a ver la exposición del Vicente Peris en el IVAM. Al pintor valenciano le han cautivado los escaparates, o ha visto una oportunidad en ellos, eso nunca se sabe. Total, que se ha ido a Milán y París y ha sacado fotos de los escaparates de Dolce & Gabana, Chanel, YSL, Valentino, Prada y sobre cada fotografía ampliada ha pintado detalles de los vestidos, accesorios y decoración. En total son 48 cuadros, entre dibujos y pinturas, que ha titulado “las lunas”, en referencia a esas láminas de cristal que se emplean en los escaparates. Yo creo, puestos a ser cursis, que luna también sugiere lo inalcanzable, porque esos vestidos con telas lujosas sólo son aptos para ricas herederas o conejitas de playboy casadas con millonarios tejanos.

La serie de escaparates de Peris es para verla. Si hay que ponerle un pero, como me dijo Vicente Torres, (el valenciano que mejor lleva las bufandas de cashmere), es que no haya pintado ninguna tienda valenciana, con los escaparates tan chulos que tenemos aquí. Basta darse una vuelta por Vuitton, Chapeau, Hermès, Bulgari, Montblanc o Loewe para ver que aquí también hay escaparates fantásticos. Bueno, este año tengo mis dudas con Loewe. El escaparate es muy teatral, representa una habitación con mueble clásico y cortinajes, todo tapizado en satén fucsia. No es feo, pero a mí me da un poco yuyo porque me recuerda a la estética del Conde Drácula. En fin, cosas mías….

Lo que tengo claro es que si algo me gusta de la exposición de Peris, además de la propia obra –voy a pedir un boceto a los Reyes Magos, a ver si cuela-, es que considera la moda lo suficientemente interesante como para ser interpretada en un lienzo. Como me dijo una vez Laura Fitera, la moda es frívola pero no por ello tiene que ser superficial. ¡Di que sí!

lunes, 22 de diciembre de 2008

Nespresso abrió sin Clooney, pero con Bimba

Media Valencia daba por hecho que George Clooney vendría a la inauguración de la nueva tienda Nespresso en Poeta Querol. ¡A mí me llamaron por lo menos tres amigas preguntándome qué modelito se ponían para la ocasión! Entiendo la preocupación, que una no cruza las miradas con George Clooney todos los días. Y hasta corrió el rumor de que habían cortado la A-3. Para salir de dudas, llamé a Cuchita Lluch, que organizaba el sarao, y casi se parte de risa. Vamos, que no, que ni venía Clooney, ni nadie había cortado ninguna carretera. ¡Ay, qué desolación!

Ahora que lo pienso, casi mejor que no viniera, porque menuda se hubiera montado. Sin él, Poeta Querol ya parecía Hollywood. La tienda estaba toda iluminada con focos en la entrada, moqueta, photocall y hasta estufas en las aceras. Una vez dentro, la tienda es un lujo: está diseñada por el arquitecto suizo Christian Berutto, decorada en wengé y pantallas de plasma y tiene nada menos que 250 metros cuadrados en plena milla de oro, junto a Bulgari, Loewe y Hermès. Si me cuentan hace años que una tienda de café sería tan glamourosa como una de Vuitton, no daría crédito. Pues los listos de la multinacional Nestle lo han hecho. Han convertido un producto de supermercado mondo y lirondo en un objeto de deseo que se vende en escaparates de lujo con una atención exquisita, como si fuera un bolso de coco, ¡si hasta las bolsas parecen de Vuitton!

Cada inauguración de una tienda Nespresso suele ser un acontecimiento. Cuando abrieron la primera tienda de Valencia en Colón, lo celebraron con una gran fiesta en el IVAM, pero esta vez, como el local de Poeta Querol es grande, decidieron celebrarlo allí mismo. Quedó un pelín pequeño, pero compensó por lo acogedor. Además del catering de Torrijos, que sólo por eso ya vale la pena, cada rincón de la tienda tenía una sorpresa reservada: en una zona, Manolo Mínguez, pinchando música de la buena; más allá, el barman del Hilton te preparaba en un plis plas un cosmopolitan o un mojito; en otra barra, podías degustar quesos de la charcutería Manglano en cantidad; y en otra, los crujientes de arroz y curry, de flor de loto o de algas de Torrijos, hay que probarlos (se venden en el Huevo de Colón).

Bueno, y lo mejor llegó con Bimba Bosé, qué descubrimiento de mujer. Resulta que la sobrina de Miguel Bose, modelo y musa de David Delfín, es también cantante de un grupo que se llama The Cabriolets, y, vaya, esta tía es una pasada, en directo suena fenomenal, y tiene unas tablas… perdí la cuenta de cuántas corbatas quitó, qué fuerte, salía del pequeño escenario y se ponía a bailar con hombres y mujeres con unos movimientos sexy total, y eso que ella es de lo más andrógino. Vamos, la actuación fue divertidísima, la gente disfrutó de lo lindo y Bimba puso el toque descarado a la fiesta, ¡ya está bien de cócteles noños y aburridos!

El anfitrión de la fiesta era Victor Termote, director de Nespresso en España, que creo que es belga pero parece más italiano que el café expreso. Estuvo toda la noche acompañado por su novia, Inmaculada Lladró. También vi a Presen Rodríguez, que me contó lo bien que se lo habían pasado en el aniversario de su tienda de Sorni, y a su hija Maribel, que me dijo que la Asociación Dos Aguas había sacado un calendario precioso a beneficio de la Casa de la Caridad ¡es chulísimo! Y hablé con Tano López Llobet, que trabaja para Miuccia Prada, abriendo tiendas de Miu-Miu y Prada por medio mundo, ¡a ver cuándo abren en Valencia!, y estaba Maribel Vilaplana, David Lladró, Aspar, Carlos Bertomeu, Manu Broseta… Y bueno, no vino George Clooney, pero no creo que nadie le echara en falta.

lunes, 15 de diciembre de 2008

El Hackett español

Cuando yo era jovencita -¡ay, cuántos años!, muchos quinceañeros llevaban una banderita española en la correa del reloj o en la pulsera de cuero. No había pijo de Cánovas que no llevase la banderita. Y el colmo del pijoterío era decorar tu vespa rosa con una pegatina de Snoopy llevando la bandera española. ¡Uff, uff, uff! Ahora que lo pienso, no creo que los quinceañeros de entonces lo hicieran por convicción o por ser de Fuerza Nueva; más bien era una moda, como los Levi’s etiqueta roja o las Stan Smith. La banderita española molaba mogollón. Luego llegaron los ochenta y la bandera española pasó a convertirse en un símbolo facha o feixiste, nada moderno. Puestos a llevar una bandera, molaba más lucir la bandera italiana en un suéter de Moschino o la norteamericana, tan mona, en uno de Ralph Lauren.

Desde entonces, la bandera española no ha tenido ningún interés para los diseñadores de moda. ¡Y mira que Aznar se esforzó, eh, pero nada! Durante años, era prácticamente imposible encontrar un polo con la bandera española, a no ser que buscases en el uniforme oficial de algún equipo de vela o de la selección de fútbol. Eso sí, polos de Hackett con la bandera norteamericano o de La Martina con la argentina, los que quieras. ¡A buenas horas un norteamericano le pone a su niño un polo de un club italiano o francés!

Pues bien, algún avispado empresario ha visto que había un hueco de mercado con la bandera patria y ha creado Hierro y Albero, que es básicamente el modelo de Hackett o La Martina pero con la bandera española a tutiplén. ¡No había visto tanta banderita desde los tiempos de Snoopy! El invento ha funcionado; Hierro y Albero lleva pocos años, pero ya tiene muchos seguidores y 18 tiendas en España, la última en Valencia, en la calle Comedias. La tienda está decorada de color albero y grana, los mismos que el logotipo, que simboliza un hierro ganadero. Todo lo que rodea a la marca es muy español: Puerto de Santa María, los toros, el rocío, la tradición equina y ganadera….La propia firma lo dice bien claro: “Hierro y Albero es un contrapunto decidido frente a los matices lejanos que representan culturas de otros países, como la anglosajona, que tanto abundan en la moda comercial española”. La inauguración del jueves también fue tipical spanish: jamoncito del bueno, pan con tomate y aceite, queso curado, guitarra flamenca en directo y vino tinto. ¿Qué más se puede pedir?

Hierro y Albero tiene colección de mujer, hombre y algo de niño, pero sin duda el superventas será el polo de cuello blanco, los hay con una enorme bandera española en la espalda y otros con un pequeño bordadito en una manga o en el cuello; de manga larga y manga corta, sudaderas, chalecos… Los colores, los clásicos: azul marino, marrón, celeste, que además combinan fenomenal con la bandera rojigualda. La firma también tiene ropa de vestir, zapatos y complementos, todo muy inglés, muy del gusto del pijo andaluz.

Esta semana también se inauguró el Mercado de Fuencarral, aunque dudo que sea del gusto de los que compren Hierro y Albero. Y viceversa. El público del Mercado de Fuencarral es el moderno de marca, el que calza unas Adidas último modelo, compra agua Voss y ve pelis subtituladas. Bueno, hay para todos los públicos, lo más interesante son las tiendas de jóvenes diseñadores: Laga, Mistic o La Dos de Tres, el espacio que reúne los diseños de Tonuca, Nona y La Cantante Calva. Atención al vestido de neopreno rojo de Nona del escaparate, por algo lo eligieron las chicas de Tendencias VLC para uno de sus reportajes, no se les escapa una….

lunes, 8 de diciembre de 2008

Con zapatillas de andar por casa

Pocas veces se ha visto mayor extravagancia que la de gastarse 300 euros en unas zapatillas de andar por casa y calzárselas para salir a la calle con aire distinguido; es más, ponérselas con un smoquin y presentarse de esa guisa en una fiesta de gala. Si lo hubiese hecho cualquier hijo de vecino, le hubiesen puesto de patitas en la calle con cajas destempladas. Pero si lo hace el Duque de Feria, le copian los esnobs, y ya hay más de un madrileño pijo imitando semejante despropósito.

Las zapatillitas de marras, las “Slippers”, tienen su historia: los aristócratas ingleses las utilizan, desde el siglo XIX, para andar por casa. Según mi “Manual del perfecto caballero”, se ponían su smoking jacket de terciopelo a juego con las zapatillas cuando se reunían en los salones para fumar. Se hacían bordar el escudo de la familia en el empeine y a más de uno todavía le cuesta entender la vida sin ellas. Pero claro, si eres el Duque de Feria y tienes que ganarte la vida porque tu abuela, que es la que tiene la pasta, ha decidido no soltar ni un céntimo mientras siga respirando en este mundo, puedes hacer varias cosas: una desfilar por los programas rosas, cosa que a estas alturas ya es una chabacanería. Otra, poner tu cara bonita para que otros vendan joyas, pero eso ya lo hace Eugenia Martínez de Irujo, y claro tampoco es cuestión de ir copiando. Y otra es trabajar, pero poco, que la sangre no está acostumbra a semejante ordinariez. Puestos a elegir este camino, una buena opción es montarte una tienda hiper-mega-pija, con el producto más hiper-mega-pijo que se te pueda ocurrir. Y qué hay más hiper-mega-pijo que unas “Scalpers” (hasta el nombre suena pijo). Pues ese debió ser el razonamiento que debió de hacerse Rafa Medina, montó la tienda en Madrid en la calle Columela y para vender las alpargatas decidió no quitárselas en todo el día.

Todo esto viene a cuento de que esta semana, el Duque de Feria ha estado en Valencia promocionando sus zapatillas slippers. Le ha invitado Luís Bodes (de Hannover), que para algo es la referencia en el armario de los más estilosos y distinguidos valencianos. La presentación que organizó Bodes en el Hotel Arenas fue de lo más distinguido que se ha visto en meses por estas tierras. Está por ver si alguno de los gentilhombres valencianos ya enfunda sus fisnos pies en unas Scalpers, pero en cuanto se corra la voz, no habrá quien quiera ser alguien y no se calce unas: como cuando hace tres o cuatros años -¡qué tiempos aquellos!- se puso de moda lo de la chica interna, y no había mamá en el mercado de Colón que no tuviese una. Últimamente ya no se habla tanto de “la Chica”… cosas de la crisis.

Ha habido más presentaciones esta semana: la presentación anual de los vinos de Utiel-Requena en el Palacio de la Exposición, una fiesta que ya va creando tradición en la que los bodegueros tiran la casa por al ventana y atiborran de jamón y buen vino a todo el que se acerca. Luego se deshacen unos a otros en elogios de los bien que lo están haciendo y de cómo mejora año tras año la calidad de los “caldos” de la zona. Yo de vinos entiendo lo justo, pero lo que salta a la vista es que esta gente ha avanzado mucho en pocos años, ahora les falta promocionar la zona como lugar de escapadas un tanto epicúreas, con hotelitos monos y comidas sibaritas.

Acabarán haciéndolo, porque el entorno, las bodegas, los viñedos y el paisaje dan para ello. De hecho ya hay algún hotel ideal de la muerte, como el RaïmBlanc, en Villagordo del Cabriel. Un sitio fisno donde los haya, tanto que no desentonaría algún gentilhombre paseando con unas Scalpers… Tiempo al tiempo, que todo se andará.

lunes, 1 de diciembre de 2008

"... tantos eventos"

Alejandra de Borbón, la estilosa hija de Marisa de Borbón, contaba esta semana que da gusto organizar algo en Valencia porque siempre se llena. “En Madrid nunca sabes cuánta gente va a venir, porque como siempre hay tantos eventos…”; ¡Ya ves!, estos madrileños siempre con ese alo de superioridad, como mirando por encima del hombro a los de provincias… Tantos eventos, tantos eventos, ¿qué se habrán creído? Pues mira Alejandra, aquí, como allí, hay cosas que se llenan y otras que son un fiasco, o es que crees que las señoronas de la calle La Paz y aledaños están todo el año esperando en el Casino de Agricultura a que venga alguien de Madrid a invitarlas al té… “tantos eventos, tantos eventos” (me llegó al alma el comentario)

En fin, lo dejaremos correr porque Alejandra, de los Borbón de toda la vida, vino a presentar el nuevo traje de los jugadores del Valencia C.F., que ha diseñado Loewe en exclusiva. La presentación fue en el Westin, como no podía ser de otra forma, y allí estaban los jugadores, con su flamante traje de lana fría. Muy guapos, la verdad, aunque yo creo que a los futbolistas se les nota que visten más con chándal que con traje, vamos, que parece como si les molestase el cuello de la camisa. Por cierto, el cuello de camisa de los nuevos trajes tiene nombre, se llama St. James y es un poco difícil de llevar, porque es muy abierto y tienes que saber ponerte muy bien la corbata, de lo contrario el nudo queda mal. Lo eligió personalmente Vicente Soriano, el presidente del Valencia. Me cuentan que le presentaron un montón de opciones, y él escogió no sólo el cuello de la camisa, sino el corte, el paño, el color y hasta el estampado a rayas verticales blancas y negras de la corbata. El traje es muy elegante, la verdad, y además les ha debido dar suerte, porque lo estrenaron en el partido del otro día y ganaron 4 a 0. Además, ¡qué porras! asociarte con Loewe siempre te da un toque de glamour que al fútbol no le viene nada mal…

Es la primera vez que Loewe diseña el traje oficial de un club de fútbol, aunque no es la única firma de lujo que lo ha hecho. Armani, que es muy listo, ya diseñó los de la selección inglesa de fútbol con muy buen resultado. La asociación Loewe-Valencia también ha funcionado. No hay más que ver la foto de los jugadores saliendo de la tienda de Loewe ¡queda de lo más chula! Y hablando de la nueva tienda de Loewe, Alejandra nos contó que no se sabía cuando se podría inaugurar, quizá en abril o igual más adelante, porque el arquitecto, Peter Marino, es de los que piden una piedra especial que tienen que traer de la Cochinchina o un suelo tan exquisito que tardan meses en fabricar… Total, que se sabe cuándo empezó la reforma pero no cuándo terminará. Lo que está claro, es que no habrá otra tienda igual como la de Valencia. Eso seguro.

Me acordé del comentario de Alejandra sobre los eventos en Valencia la noche del estreno de Cavalia. Toda Valencia fue al Puerto a ver el espectáculo. Y yo pensé, no es porque aquí vayamos a todo, no; si sales de casa un martes por la noche, con un frío pelón y sin chaquetón de zorro de Loewe, es porque te fías de quien te ha invitado, sabes que lo tiene todo previsto, que ha organizado un buen espectáculo y que el ambiente será agradable, que te encontrarás con gente que conoces y aunque te dé pereza salir de casa, luego lo pasarás bien. Y así fue. El espectáculo de Cavalia vale la pena, pero el cóctel que siguió al estreno fue de lo más agradable. El catering, de lujo; los invitados, a la altura, y las fresas con chocolate y los frutos rojos del bosque de postres, una delicia.

domingo, 23 de noviembre de 2008

La jet llega a Godella

La gente bien de verdad, la de apellidos ilustres y rancias fortunas, practica la vela, el esquí y la hípica. El golf y el tenis es más para advenedizos a la jet, lo de los coches de carreras para nuevos ricos y lo de las motos para macarras con pasta.

Godella, que siempre ha sido punto de ocio y encuentro para gente fisna, tiene desde ayer un club de hípica en el que ya han puesto sus lindas botas gente tan principal como Cayetano Martínez de Irujo -¿por qué nunca sonríe este hombre-, Luis Astolfi, el ex de la Infanta Elena. También estuvo José Bono Rodríguez, el hijo de “ejque” Bono también conocido por ser el Presidente del Congreso.

Entre los competidores, Sergio Álvarez que es el novio de Marta Ortega, la hija de Amancio y por tanto heredera del imperio Zara. A la chica, que además de riquísima es mona y estilosa, le gustan los caballos tanto como los bolsos de Hermés. Tanto que su padre le montó en Arteixo un pedazo de club de hípica que es el mejor de toda España… cosas de ricos. Dicen algunos que ayer ella también estuvo en Godella viendo saltar al dueño de su corazoncito, pero yo no la vi y eso que la busqué como si fuese último vestido de Prada sobre la faz de la tierra.

Y buscándola, buscándola di con mis tacones en una tienda de botas…: “Son las que lleva Cayetano y Marta Ortega y todos los campeones”, me dijo Ricardo Mora, el distribuidor en España. Las botas son italianas, se llaman Parlante y sólo se hacen por encargo. Cuestan 750 euros, pero son absolutamente artesanales: te toman las medidas, eliges modelo y piel y las encargan directamente en Roma. Ocho semanas después, te envían a casa tus flamantes botas y aseguran que te duran años ¡quiero unas ya! Además, yo no sé si será por las botas, los pantalones de montar o las chaquetas tan elegantes, pero el traje de equitación resulta de lo más favorecedor….

Ayer también corrió el rumor de que vendría la Infanta Elena, pero ella no vino, de eso sí estoy segura, que una Infanta no pasa por Godella sin que nadie se entere. Sí que estuviero los alcaldes de Godella y Bétera y la consellera de Cultura, Trini Miró, que además ofició de maestra de ceremonias y entregó un casco de amazona a Charo, una de las más jóvenes del Club valenciano. Charo dio por inaugurado el Club con el primer salto oficial del picadero. Junto a la Consellera, estuvo el presidente de la Federación de Hípica española, Javier Revuelta, casado con la modelo Mar Saura y que dijo hace poco en una entrevista que la hípica no es un deporte de lujo ni para señoritos: quizás tenga razón así es que voy a comprar un caballo para mis niños, total ¿qué son doce o quince mil eurines que es lo que cuesta un caballo del montón bajo?. Luego haremos un apartadito de mil o dos mil eurines más al mes para la manutención, las clases, el veterinario, las botas, los viajes para competir, el remolque, los equipos… En fin, lo normal; y si alguno de ellos despunta, sacaremos uno o dos millones de euros para comprar un caballo digno de relincharle al de Cayetano.

Después de las palabras de unos y de otros, el cóctel con jamoncito, foi y champagne y un poco más de jamoncito, vino otra competición de salto, que podías ver cómodamente sentada en una terracita tomando el sol, mientras veías saltar a Cayetano y al novio de la hija del dueño de Zara. Uff, desde luego, después de la Copa América y la Fórmula 1, a mí esto del concurso de salto de hípica me encanta. Es lo que le faltaba a Valencia para tener un toque aristócrata y pijo. Y todavía hay más, porque en junio habrá un campeonato internacional de nivel en la Ciudad de las Artes y las Ciencias ¡Ahí seguro que veo a Marta!

martes, 18 de noviembre de 2008

El Palau se vistió de blanco

¡Menuda boda la que se celebró ayer! Fue de esas que darán que hablar durante semanas. Se casaban Amparo Roig Herrero y Antonio Cabedo Barber, apadrinados por el padre de la novia, Juan Roig Alfonso, y por la Condesa de Salvatierra de Álava, madre del novio, Elena Barber Gómez-Medeviela. La boda comenzó puntual, a las 19:30 de la tarde, en la iglesia de San Nicolás de Valencia.

Entre la lista de invitados, más de 500, se encontraban amigos de las dos familias, y personalidades del mundo económico, político y empresarial: el presidente de la Generalitat, Francisco Camps; Francisco Pons, Presidente de AVE; Rafael Benavent, Presidente Keraben; Federico Félix, Presidente Federación Industrias Agroalimentarias de la CV; Pepe Lladró Lladró; Vicente Lladró Lladró; José Luis de Quesada, Presidente de Pavasal; Mariano Puig Planas, Presidente de la Fundación Puig; Josep Tarradellas, Presidente de Casa Tarradellas; Juan Manuel González Serna, Presidente del Grupo Siro; Pedro López, Consejero Delegado de Chocolates Valor; Jesús Navarro, Director General de Carmencita; Ignacio Ferrero, Presidente de Nutrexpa; Jesus Salazar, Presidente Grupo Sos; Domingo Parra Soria, Consejero Delegado Banco de Valencia; José Luis Olivas Presidente Bancaja y Vicente Sala, Presidente de CAM.

Ofició la ceremonia religiosa Don José Martínez, párroco de la iglesia San Alberto Magno y Virgen del Camino de Valencia. Durante la ceremonia, el Coro Ciudad de Valencia interpretó piezas de Haendel y de Vivaldi y cerró con el “Himne de la Coronació de la Mare de Déu del Desamparats” y la “Marcha Nupcial” de Mendelssohn, pieza que coincidió con la salida de los novios de la Iglesia, uno de los momentos más emotivos de la ceremonia. Por parte de la novia firmaron como testigos, entre otros, sus hermanas Hortensia, Carolina y Juana. Por parte del novio, sus hermanos Elena, Manuel y José, así como otros familiares y amigos. La empresa encargada de la decoración floral de la Iglesia fue Flores Feliu.

Cuando terminó la ceremonia, los invitados fueron hasta el Palau de la Música de Valencia, decorado de forma espectacular para albergar, por primera vez desde su fundación, un enlace matrimonial. Por este motivo, así como por la atención prestada por todo el equipo del Palau, me cuentan que los novios han agradecido personalmente a Mayrén Beneyto todos estos detalles. El cóctel de bienvenida finalizó con un castillo de fuegos artificiales organizado por el pirotécnico Juan Vicente Jurado; A continuación, el restaurador Jesús Barrachina sirvió en el Hall de los Naranjos un menú de lo más selecto. Concluida la cena, los invitados disfrutaron de una fiesta, que entre otras sorpresas y actuaciones, contó con la interpretación de la soprano Pilar Moral.

Tanto el vestido de la novia, Amparo Roig, como el de su madre, Hortensia Herrero, han sido diseñados por Marta de Diego, mientras que la firma del traje de la madrina es de La Bohême. El traje de la novia es espectacular, un modelo de corte imperio, compuesto de vestido y levita. El vestido ha sido confeccionado en gasa de seda Shiffón de color blanco écru, montado en varias capas ribeteadas por una greca de guipour modelo isabelino en color negro, que graciosamente ribetea también la levita de terciopelo blanco. Toda la obra va realzada con una tiara, creada a partir de una pulsera de brillantes estilo Art Déco, de la que sale un velo de dos metros de largo confeccionado en la misma gasa que el vestido. ¡Uff! El peinado de la novia fue obra de Tono Sanmartín, quién también peinó a las hermanas de la novia, Carolina y Juana. ¡Ay, estoy deseando ver las fotos para no perderme detalle!

lunes, 10 de noviembre de 2008

James Bond y el primo de Obama

Barack Obama tiene un primo de Zumosol que trabaja de portero en Las Animas Puerto. Un tipo gigantesco que el jueves enterró mi autoestima bajo los adoquines de la acera que, por la cara bonita de alguien, habían alfombrado y acordonado en la puerta de la discoteca. Me planté allí más contenta que una quinceañera en una fiesta con los chicos de High School Musical. Llevaba el pelo recién peinado por el mejor peluquero que puesto sus manos sobre mi cabeza en los últimos cinco años, Jesús Navarro, que trabaja en Toni and Guy y que ya lo quisieran para sí las chicas de Hollywood en la entrega de los Oscars. Pues bien, conforme llego a la puerta, el primo de Obama me echa a un lado y me dice que mis lindos zapatos de Chapeu no iban a pisar el mismo suelo que los de James Bond, que era la estrella invitada de la fiesta.

Me quedé en la puerta muerta de frío y esperando al agente 007, a ver si él les daba su merecido a las chicas de la agencia Bloody Mary (vaya nombre para una agencia), que eran quienes me habían invitado a mí y otra docena de periodistas que corrían mi misma suerte. ¿Por qué demonios las grandes empresas de Madrid se resisten a confiar estas cosas a las agencias de comunicación de Valencia?, ¿cuántas veces tienen que meter la pata para darse cuenta de que el hecho que seas de Madrid y más o menos pija no garantiza un trabajo bien hecho?... Corcholis, con lo bien que lo hubiese hecho nuestro amigo Josep Lozano, ese hombre de Alginet que antes hipnotiza al primo de Obama que permite que un invitado suyo se quede en la puerta.

La noche avanzaba, mi ira crecía, mis pies se congelaban y allí no aparecía James Bond, ni su novia ni el de las escenas de riesgo. Sólo tres o cuatro actores cuyo minuto de gloria en la película empieza y acaba cuando salen los créditos. Lo más glamuroso que se dejó ver por Las Ánimas fue la modelo Cristina Piaget, con un palabra de honor que ni fu ni fa; Paloma Lago, con un Herve Leger que no le dejaba respirar; Antonia Dell’Ate, tan locatis como siempre, y actores de series de televisión españolas…¡uff, uff, uff! En fin, un fiasco y cero glamour. ¿Para eso tantas medias de seguridad?

Y lo peor fue que llovía sobre mojado. Ya me habían dicho que durante el estreno de la película en el Palau de les Arts hubo sus más y sus menos cuando más de un invitado, de la gente más principal de Valencia, se cogió un cabreo de aupa hartos de que sentirse burlados y maltratados por los organizadores del evento y de esperar más de dos horas a que llegasen los actores. Vaya, que lo de las chicas de Bloody Mary fue sólo una parte de un problema mucho mayor. Por cierto, qué vestido tan ideal llevaba Inés Ballester, un Burberry Prorsum, ¡monísima!

Menos mal que esta semana pasaron más cosas además de Bond. El miércoles, El mercader de Indias organizó un cóctel para presentar su nuevo espacio Nabu; y el mismo día y a la misma hora se estrenó la obra de teatro “La dama del mar”, con Angela Molina como protagonista. Con la excusa de que el vestuario era de Giorgio Armani, el director de Emporio Armani en Valencia, Rafa Pérez Higón, invitó a un grupo de amigas y clientas a tomar una copa antes de ir al estreno al Principal. De la obra, no me pregunten, por favor. Dice un amigo que todo lo que dirige Robert Wilson es un coñazo, pero seguro que había un par de catedráticos de Estética de los Nuevos Lenguajes Post Cognoscitivos gritando ¡esto sí que es arte! Uff, será que no entiendo, pero a mí cada día me gustan más las cosas sencillas y descomplicadas, vamos, como que estoy deseando ir a ver High School Musical sobre hielo con mis niños, ¡eso no me lo pierdo!

lunes, 3 de noviembre de 2008

Atardecer otoñal

El Hotel Westin invitó esta semana a sus clientes a un cóctel con el poético nombre de “atardeceres de otoño”. Hubiera sido más exacto llamarlo “anochecer invernal”, porque con el cambio de hora, a las 8 de la tarde ya era de noche, y además hacía un frío pelón que no invitaba nada a salir, salvo que tengas un chaquetón de zorro frambuesa de Loewe, claro, que entonces sales hasta con diez bajo cero.

El atardecer otoñal en el Westin fue para repetir. Deberían organizar uno al mes, por lo menos. El último que yo recuerdo fue en verano, en el patio. Esta vez, el director del hotel, Frank de Weerdt, decidió celebrarlo en una de las galerías interiores, junto al H Club, ¡uff, menos mal! El H Club me encanta, tiene un toque muy cosmopolita, como si estuvieras tomándote una copa en un hotel inglés o parisino. Poquita luz, mucha madera, sillones cómodos y ambiente cálido. Y el servicio de un cinco estrellas gran lujo. Y además, dejan fumar puros, que a mí el olor de un buen habano me encanta… Total, que aunque era jueves y al día siguiente había que trabajar, la tarde estuvo de lo más animada, con música de jazz en directo, champagne francés, vino tinto y jamoncito del bueno. ¿Qué más se puede pedir?

Pues hubo más. El Caroli Club, que es el spa del Westin, invitó a un pequeño masaje de manos o de nuca allí mismo, en la sala donde se ofrecía el cóctel. Yo probé el de manos, porque con el de cuello corrías el riesgo de quedarte en trance delante de todo el mundo y eso jamás. Total, que con la música, el masajito especial y el champagne, la mayoría se olvidó que había que ir a trabajar al día siguiente y de allí no se movía nadie, por lo menos cuando yo me fui a las diez, todavía estaba de lo más animado.

A mí el Westin me chifla, tengo debilidad por los hoteles lujosos pero no rimbombantes o pedantorros. El Westin tiene el toque justo de elegancia. Primero por el edificio modernista, que es una pasada. Luego por la decoración, muy inglesa y coqueta. Y lo más importante, los detalles. Por ejemplo, en los baños tienen el jabón y la cremita de manos Naran ji de Molton Brown, una marca super pija inglesa. Vamos, como que el director del hotel me contaba que en más de una ocasión se han llevado el frasco de jabón en el bolso, ¡qué fuerte! Bueno, tengo que decir que en mi estudio de Pilates de la calle Pizarro también lo tienen, y eso que no lo venden en España. Desde luego, Valencia está de un cosmopolita que no hay quien nos aguante…

El mismo jueves del cóctel del Westin se presentó una nueva firma de ropa infantil, Rubio Kids. La tienda-showroom no puede estar mejor ubicada, frente al colegio Maristas, junto al Loreto, para que las madres al salir picoteen con un modelito para las niñas. La firma es valenciana y es un proyecto personal de Enrique Rubio, hijo del fundador de los famosos Cuadernos Rubio, con la diseñadora Hortensia Maeso. La colección de ropa infantil tiene mucho glamour. Cuenta Hortensia que fabricando en Valencia es imposible competir en precio con unos vaqueros hechos en China, pero sí con vestidos de fiesta y ropa sofisticada. De ahí que la colección para este invierno sea de lo más lujosa: vestidos con formas y volúmenes y muchos detalles coquetones, plisados, tules, drapeados y abollonados que mezclan diferentes tonalidades… Vamos, que a las niñas les va a encantar, de hecho, en la inauguración estaba la presentadora de Matí Matí, Maribel Vilaplana con su niña y estaba como loca por los vestidos. Por cierto, que Maribel también estuvo esta semana en la fiesta del 25 aniversario de la firma de peletería Gabriel Seguí, donde actuó Paloma Lago como madrina.

lunes, 27 de octubre de 2008

Elegí un mal día para dejar de comprar

No es justo. Ahora que hay crisis y me había propuesto no gastar, va Loewe y contrata a un nuevo diseñador y se saca de la manga una colección de invierno de quitar el hipo. No hay derecho, de verdad. Y por si la ropa no fuera bastante chula, encima organiza una exposición en una galería de arte super chic de Valencia, PazyComedias, y enseña los bolsos como si fueran piezas de museo, vamos, que por un momento te sientes como la baronesa Tyssen invirtiendo en tu propia colección de arte, sólo que en lugar de pintura, son bolsos. ¡A ver así quién ahorra!

A Loewe le hacía falta rejuvenecerse un poco. Bueno, bastante, para qué nos vamos a engañar. Desde la colección que diseñó Narciso Rodríguez hace casi diez años, hasta ahora, iba dando bandazos. No encontraba su sitio. Primero porque no renovaba clientas y segundo porque no conseguía echarle el lazo al público joven, con unos bolsos que no tenían el tirón de Prada ni Gucci, ni tampoco la high quality de Hermès. Y así estaba Loewe, un año con unos minivestidos de seda ideales pero unos bolsos regulín, y otro sin vestidos ideales y con pieles de muy buena calidad pero sin ese plus que te lleva a gastar sin pensar…

Pero… esta temporada me da que lo han conseguido. A mí, por lo menos, la nueva colección me ha cautivado por completo. Uff, para empezar los bolsos son ideales. En cuanto entras a la galería de arte, te topas de frente con una fila de Amazonas de tamaño perfecto, el XXI, nuevecitos, brillantes, tan bien hechos, que sobre unos pedestales parecen esculturas: el primero en frambuesa acharolado, más adelante uno chocolate, y todos trabajados en una fabulosa piel de cocodrilo. Lo siento por los cocodrilos, pero su piel es fantástica, no hay otra igual. Umm, y Loewe ha escogido el mejor coco, el de dibujo más pequeño, con unos puntitos al centro que dicen que son de lo más exquisito.

El recorrido en la galería de arte está muy bien planificado. Después del primer shock de los bolsos, te enseñan la colección de ropa que ha diseñado Stuart Vevers, el responsable de la pequeña revolución de Loewe. Vevers es inglés, roquero y ya diseñó unos bolsos fantásticos para Mulberry, la firma de bolsos más chic de la Gran Bretaña, nada que ver con el estilo de Camilla Parker Bowles, no vayan a pensar. Lo que ha hecho Vevers para Loewe es una pasada y lo mejor de ver la colección en una galería de arte, a las 5 de la tarde y con poca gente, es que puedes probártela entera sin que nadie te moleste. Y eso hice yo, que tuve en mis manos el chaquetón de zorro frambuesa con el que sueño por las noches, ¡madre mía!, o la falda de piel de avestruz mostaza que llevaba la modelo Mayte de la Iglesia, que chula, o la de astracán gris que daban ganas de salir corriendo con ella puesta… Los bolsos también han rejuvenecido, tanto por los colores -azul petróleo, verde, frambuesa- como por los diseños, juveniles, flexibles y muy prácticos, para llevar de bandolera o de mano. Y los zapatos, tan Belle de Jour con hebillas, flecos de mocasín y tacones de 11 centímetros con toques surrealistas, como uno en forma de bombilla. Uff, una locura.

Y por si Loewe fuera poco, va y el Centro de Artesanía organiza el viernes un desfile para celebrar su veinte cumpleaños y allí puedes ver la costura de un pedazo de diseñadores valencianos de lo mejorcito, desde Juan Andrés Mompó, que sacó un vestido negro que era una escultura; Javier Villajos, con un caftán de seda años veinte y un sombrerito de piel ideal de la muerte o Valentín Herráiz, con sus minivestidos bordados que son una pasada, y el lujo de La Boheme… Vamos, que nadie más me vuelva a hablar de austeridad. ¡Por favor!

lunes, 20 de octubre de 2008

El lujo ya no es democrático

La crisis es muy antidemocrática. Cuando todo va bien, los pobres llevamos los mismos bolsos que los ricos; pero ahora, con la economía hecha unos zorros, sólo pueden llevar vuittones los ricos de verdad. Hay que fastidiarse. Ya me lo avisó hace semanas un comerciante, me dijo: verás, a partir de ahora, sólo comprarán en tiendas de lujo los que tengan mucha pasta, la gente que antes compraba a crédito ya no podrá hacerlo. No, si ya sabía yo que la culpa era de los banqueros. Durante un tiempo, se dedicaron a regalar visas a diestro y siniestro, ¡qué generosos! Y claro, a poco que tuvieras un poco de sensibilidad te ibas corriendo a comprar a Prada, que tú de bancos no entiendes, pero de moda… Y salías de la tienda con tu bolsa blanca ideal de la muerte pensando que tú habías nacido para comprar en Prada y no en Zara. Los intelectuales lo llamaron la democratización del lujo. Pero esa época terminó y ahora, qué cosas, con Zapatero en el gobierno, va y tu banquero se vuelve antipático y te dice que se acabó el crédito, y dejas de vestir Prada y vuelves a Zara, de donde nunca deberías haber salido, dicen los aguafiestas de los economistas.

La crisis también tiene su lado bueno, todo hay que decirlo, y es que dejas de comportarte como una nueva rica y empiezas a comprar con más cabeza. Eliminas las compras impulsivas, como ese floripondio para la cabeza por si tienes boda, que luego nunca pega con el modelito; después te cargas las compras que sólo te ponías dos o tres veces, como esos tacones imposibles que te destrozaban los pies; y al final, empiezas a invertir en valores seguros, como en la bolsa: prendas fáciles de combinar, los famosos básicos. Al final, vuelves a la austeridad y la sensatez, al famoso “menos es más”. Si con un pitillo gris y una camisa blanca vas monísima, ¿por qué te vas a complicar la vida con tantos perifollos innecesarios? De seguir esta lógica, los organizadores de la famosa fiesta de la Fórmula 1 en Viveros, se hubieran podido ahorrar los 12.000 euros que le pagaron a Carmen Martínez Bordiú, y no fue la única que cobró, que desde luego no he visto gasto más inútil, porque a ver qué falta hacía que viniese a una fiesta en la que no pintaba absolutamente nada.

Lo siguiente que haces en tu plan anticrisis es dejar de comprar marcas. Empiezas por las cremas, por eso de ir poquito a poco. No es broma, conozco a más de una que ha dejado de comprarse la cremita milagrosa de 80 euros que anuncian en las revistas y se ha pasado a la marca blanca de Mercadona o Consum, al final hidratan lo mismo y cuestan la décima parte. ¡Lástima que Miuccia Prada no fabrique marcas blancas!

Después de todas estas medidas anticrisis, lo mejor que puedes hacer es ir a relajarte a un spa, a ver si así se te pasa la depresión con un buen masajito. Eso mismo hice yo la semana pasada, me fui al spa del Hotel Las Arenas, un cinco estrellas, no vayan a pensar, y me dejé mimar durante un par de horas con el tratamiento Orange Experience, de naranja y vitamina C: exfoliación, hidratación, y música de la que deja frita. El spa es una pasada, está mirando al mar en un entorno de lujo. Llegas toda estresada, te dan las zapatillas y un albornoz de los que sientan bien, no de los que sobran tres tallas y te olvidas hasta de la ropa que llevabas. A partir de ahí, sólo tienes que dejarte llevar y cuando sales tienes la piel de lo más hidratada y perfumadita a naranja valenciana. Lo del spa está muy bien, pero vamos, para ser sincera, a mí me relaja más ir de shopping una tarde enterita por la ruta de las tiendas caras, pero eso, ¡ay que penita! habrá que dejarlo para mejor ocasión.

domingo, 12 de octubre de 2008

El pijo estiloso ya tiene tienda en Valencia

Jamás pensé que envidiaría el fondo de armario masculino: los hombres, póbrecitos, o van de traje o de sport y cuando innovan, lo estropean. Pues nada, desde que entré en la nueva tienda que ha abierto Chapeau para hombre estoy que me muero de envidia, es más, ¡quiero vestir con ropa de hombre! No sólo es por la colección de Prada, que es una pasada, esos cardigans básicos en colores chocolate y gris, esas chaquetas de piel tan masculinas o los bolsos de piel ideales. Prada sería suficiente argumento, pero es que además Chapeau ha traído una parte de la colección de Thom Browne. Y ustedes dirán, ¿quién es Thom Browne? Uff, pues un diseñador neoyorquino que es lo más de lo más de la sastrería masculina moderna. Admiradísimo por Scott Schuman, el famoso fotógrafo cazador de tendencias de The Sartorialist. Vamos, que en moda masculina, lo que dice el señor Scott sienta cátedra.

Que yo sepa, la única tienda en España que tiene Thom Browne es Chapeau, que está en Valencia, no en Madrid ni en Barcelona, ¡todo hay que decirlo! También es verdad que Jose Tamarit, de Chapeau, ha sido muy valiente, porque la ropa del neoyorkino no es nada fácil de vender: es carísima y además tiene un punto muy personal, las chaquetas son más pequeñas y ajustadas de lo habitual, los pantalones cortos, los trajes parecen de sastrería clásica, estilo college, pero con un toque algo esnob, sólo para los más dandys. Las hechuras son estrechas, pero la calidad de los tejidos es impresionante y está todo confeccionado a mano, como los antiguos sartorios. Vamos, que si yo fuera hombre, delgado y con una cartera llena de billetes, iba ahora mismo a comprarme un par de trajes y un cardigan de cashmere con los acabados de grosgrain de Thom Browne, ¡lástima que no reúna ninguno de los requisitos!

La nueva tienda de Chapeau hombre no tiene nada que envidiar a otras tiendas multimarca de París o Londres, sin exagerar. Primero por la selección de firmas, de lo mejorcito: Prada, Burberry Prosum, que es la línea italiana de la casa inglesa, los trajes de Tom Ford, que de tan clásicos son modernos, la colección de Neil Barret, el cashmere de Cruciani o los polos de Fred Perry. Pero además, han seleccionado lo mejor de cada casa. Tan importante es vender Prada, como saber elegir, de entre más de mil prendas que fabrica Prada cada temporada, aquellas que darán estilo y coherencia a tu tienda. En el caso de Chapeau, está claro que la ropa va dirigida a un hombre de mediana edad que quiere vestir moda sin ser un logo andante y que busca la mejor calidad en tejidos y cortes pero sin parecer clásico. Para un pijo estiloso, un gentlemen moderno o un gourmet de la moda.

Chapeau hombre tiene una decoración sobria, con piezas antiguas, techos de acero cromado y mucho espejo. Hay que verla. Está en Cirilo Amorós, en un local que Chapeau había alquilado para poder reformar la tienda de Hernán Cortés. A las pocas semanas, Jose Tamarit recibió una llamada desde el cuartel general de Prada en Milán: “Tienes que venir enseguida”, le dijo la directora. Temiéndose lo peor, Jose tomó el primer vuelo y allí recibió la noticia: “Quiero que tengas Prada hombre”. Cuando él respondió que le diera unos de meses para verlo, que él no vendía hombre, que tendría que abrir una nueva tienda, la ejecutiva de Prada le respondió que de pensarlo ni hablar, que Valencia no podía estar ni una temporada sin Prada. ¡A ver quién es el guapo que le dice no a Prada! Total, que al día siguiente, Jose estaba seleccionando en un enorme hangar de Milán las prendas que traería a Valencia este invierno, las que están ahora en la tienda. ¡Ay, quién fuera hombre!

domingo, 5 de octubre de 2008

Antes fuseau que vaquero desgarbado

Esta semana he recibido el informe “Clotilde la tendenciera”, un dossier que prepara cada temporada Nancy Tarrasó, de Engloba, sobre las tendencias de moda, hacia dónde va el mercado y lo que se venderá la próxima temporada. El nombre del dossier no puede ser más apropiado, porque esto de las tendencias es de lo más pendenciero, por no decir tirano. Y las mujeres caemos como tontas. Ahí estamos, cada seis meses, pendientes de lo que nos pondremos los seis siguientes. Y no lo decidimos nosotras, no, sino que nos lo imponen desde no se sabe dónde. La moda tiene que cambiar dos veces al año - ¡incluso más!- para que tengas que renovar el armario y pasar por caja cada temporada. De ahí el éxito de Zara y H&M y la ropa de usar y tirar, porque a ver quién es la que puede cambiar de vestuario dos veces al año con Guccis y Pradas ¡buff!.

Alguna mente perversa nos tortura con las tendencias con algún oculto propósito. Si hace meses se llevaban los pitillos grises estilo Kate Moss, ahora se llevan anchos y deshilachados porque alguien ha decidido que está de moda el grunge y el aspecto desaliñado, rollo Nirvana, porque los lleva la tonta de la señora Cruise o porque se los ponen las modelos antes de los desfiles, que fíjate qué monas están. Y al final, los únicos que ganan con todo esto son las empresas de moda y las grandes cadenas textiles, que nos traen de cabeza con el único objetivo de vender más. Si una temporada los pantalones son de cintura baja, seguro que la siguiente será alta. Al final, siempre tendrás que volver a comprarte unos porque los que tienes habrán pasado de moda.

La diseñadora Marta de Diego me dijo en una ocasión que no entendía porqué nos dejábamos llevar tanto por la moda. Marta tiene una personalidad muy fuerte y por eso no se deja influenciar así como así. Pero tienes que ser muy tuya y muy segura de ti misma para llevar el vaquero ancho cuando todos lo llevan estrecho. O para ponerte un abrigo largo hasta los tobillos con la cantidad de abriguitos sesenteros a la rodilla que hay en las tiendas. A ver quién es la guapa que lleva mocasines cuando todas van con bailarinas...

Por mucha personalidad que se tenga, todas acabamos sucumbiendo al bombardeo de revistas, catálogos, pasarelas y a las novedades de las tiendas. Además, que porras, nos gusta cambiar de ropa cada temporada y renovar el look o rejuvenecerlo. Por ejemplo, según “Clotilde la tendenciera” este invierno se lleva la estética Folk: Bob Dylan, los estudiantes de la Sorbonne de París en mayo del 68, haz el amor y no la guerra, Joan Baez y los universitarios progresistas o el look Cayetana de Alba, que ella sí es hippie de verdad. No hay más que ver la colección de DKNY –que por cierto, está en El Corte Inglés de Pintor Sorolla- o la de Gucci. O pasarse por Zara. Y claro, con tanto vestidito bohemio, sacas del armario tu falda huevo del año pasado y te parece más antiguo que los pantalones de chandal con tira elástica bajo el pie que llevaba Isabel Pantoja, los famosos fuseau que vestíamos en los ochenta ¡uff!.

Lo normal es que la mayoría se adapte a las tendencias dentro de su estilo. Por ejemplo, no me veo yo con unas orejas de Minnie en el pelo, siguiendo otra de las tendencias del informe Clotilde, la de los dibujos animados y la fantasía. Tampoco me veo con cadenas punk y tachuelas y calaveras, copiando la tendencia gótico. Puestos a elegir, me quedo con la naturalidad, tendencia según la cual vestimos prendas simples, colores neutros, cortes sencillos y algodón de la mejor calidad. O con la tendencia “maduritas”, que me va que ni pintada. Todo menos el vaquero deshilachado y desgarbado…

domingo, 28 de septiembre de 2008

Solbes, ¡arregla esto por favor!

Ay, pero qué harta estoy de oír a los políticos hablar de la crisis, qué aburrido es todo esto del dinero; yo lo único que sé es que nunca hay suficiente y encima Solbes, con esa cara que tiene de tendero antipático, no hace más que decirnos que ya no podremos gastar como antes, que por culpa de los bonos basura o de la falta de liquidez crediticia, se acabó el comprar en Prada.

Vamos, que no sólo ya no puedes comprar en Prada y Hermès, sino que hasta Zara va camino de convertirse en un lujo y que al paso que vamos, pagar 60 euros por un vestido será un despilfarro al alcance de pocos bolsillos. ¿Y si Zara es caro, dónde renovaremos el fondo armario? Ay, me temo que habrá que olvidarse por un tiempo de la Plaza del Patriarca y coger el coche rumbo a Alfafar: allí está Carrefour, Kiabi, y Oportunidades de El Corte Inglés… Y cerquita está el centro comercial MN4 con la salvación llegada directamente desde Suecia H&M. Comprar en estos sitios sólo tiene un inconveniente: tienes que acostumbrarse a los probadores pequeños, a las colas kilométricas para pagar -¡uff, qué horror!-, a tener que buscarte tú misma la talla del pantalón porque las dependientas parece que se esconden detrás de los percheros y a que nadie te haga la pelota diciéndote lo bien que te queda el vestido, ¡ay, qué triste es esto de la crisis!

Esta semana me he recorrido este nuevo circuito de shopping y he encontrado algunas cosas interesantes. Por ejemplo, en Kiabi tienes vestiditos de flores rollo hippie por 24 eurines, si lo combinas con tu rebeca de lana de cachemir que conservas de los tiempos en los que ibas a tiendas caras, igual da el pego. Pero, ¿por qué siguen utilizando el viejo truco de marcar precios con 99 céntimos? Está claro que 19.99 son 20, ¿no? Además, el céntimo que te devuelven no sirve ni para comprar un chicle. Hablar de dinero es vulgar, pero hablar de céntimos, es muy grave…. En mi primera aproximación a Kiabi vi vestiditos monos: uno estampado a cuadros que podría pasar por uno de esos franceses tan chic que tienen en las tiendas del centro de Valencia, ¡echándole un poco de imaginación!.

Segunda parada en mi nueva ruta de compras: la sección de moda de Carrefour. ¡Oh sorpresa! Si hasta tienen una colección de ropa diseñada por el francés afincado en NY Max Azria. No está nada mal. Hay un traje de satén con pantalón pitillo y chaqueta entallada que tiene pinta de sentar fenomenal y unos vaqueros stretch por 19,99 ¡otra vez!; incluso las camisetas de punto son monas. El catálogo de ropa de Carrefour no es el de Hermès, pero bueno, tampoco esta mal. Y de Carrefour a H&M. Uff, ¡esto es otra cosa!, aquí el catálogo de invierno tiene tan buena pinta, que hasta parece que es ropa de marca. Bueno, bueno, ¡si hasta tienen una falda de cuero marrón abotonada de la cintura hasta el bajo de lo más estilosa! El catálogo parece Vogue, te dan ganas de quedarte con todo H&M: los pantalones de pernera ancha, un abriguito corte años 60, una maxi rebeca de punto grueso de lo más estilosa. Sí, sí, en el catálogo se ve ideal, pero luego tienes que localizar el modelito entre toneladas de ropa, encontrar tu talla y aguantar colas en probadores y cajas. Acabas a codazo limpio, eso sí.

El Centro de Oportunidades de El Corte Inglés es mi última parada. Es un lugar extraño, medio mercadillo, medio rastrillo, pero si buscas bien, puedes encontrar restos de Burberry, Tommy Hilfiger, y hasta Ralph Lauren, ¡por fin algo familiar! Como experiencia, no está mal, pero Solbes, por favor, arregla esto del dinero porque la colección de Prada del verano que viene es to die for, que dicen las inglesas…

lunes, 22 de septiembre de 2008

Ostras y champagne en el Hotel de la Playa

En la fiesta de la revista Vanity Fair, le preguntaron a Alaska si le parecía bien que en plena crisis se presentase una revista de lujo y glamour. Y Alaska, mira que es única esta mujer, le respondió que claro que sí, que ahora más que nunca todos necesitamos algo de lujo en nuestras vidas. Vamos, que cuando llevas semanas oyendo hablar de crisis financiera, concurso de acreedores y quiebras millonarias, lo mejor que puedes hacer es tomarte una buena copa de champagne francés y olvidarte de la dichosa crisis, aunque solo sea por unas horas.

Pues eso precisamente es lo que hizo ayer mismo Voravins, una distribuidora de vinos valenciana. Escogió un lugar ideal a más no poder, el hotel de la Playa, un hotel boutique inaugurado hace un par de meses en Puebla de Farnals, y allí celebró la cata de su nuevo Champagne Pol Roger “blanc de Blancs” Chardonay con un desayuno con ostras, almejas e infusión de frutas. Uff, a mí esto de los desayunos con champagne y ostras me gusta cada día más. Y si el desayuno es en una terraza frente al mar, con la luz fresca de las diez de la mañana, música de Henry Manzini y en unos sillones blancos ideales, ya no se puede pedir más. Me río de los sitios glamurosos de Saint Tropez o Porto Cervo. El hotel de la Playa era lo que le faltaba a la Pobla para tener glamour. Abrió precisamente el fin de semana de la Fórmula 1 y tiene sólo 12 habitaciones, decoradas en blanco y con suelos de madera, y un restaurante con cocina de mercado. El interior es minimalista pero acogedor. Aún así, lo mejor son las vistas a la playa. Te podrías pasar horas mirando al mar en sus terrazas. Ha quedado tan coqueto, que Voravins decidió celebrar allí su cata de champagne.

Yo de vinos no entiendo, pero me aseguran que el Pol Roger está entre los diez mejores champagne. Al gerente de la empresa, le gusta tanto el cine que el desayuno de ayer estaba dedicado a la película desayuno con diamantes. De ahí la música de Manzini. Salvo los diamantes, estaban todos los ingredientes, hasta una cita de la película Breakfast Tiffany’s, cuando Audrey Hepburn le dice a George Peppard: “Se puede tener un día negro porque una engorda o ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe porqué. En esos momentos lo único que me viene bien es ir a Tiffany’s, porque nada malo me puede ocurrir allí”.

Entre los invitados, propietarios de restaurantes valencianos a los que la empresa distribuye vinos, estaba la modelo Sara de Antonio, recién llegada de la Pasarela Cibeles, donde ha desfilado sólo para Francis Montesinos. Le pregunto porqué no ha desfilado para otros diseñadores y me cuenta que este año lo han puesto muy difícil, que la mayoría de modelos son rusas o de países del este, todas con melena rubia, jonvencísimas, blaquísimas y de ojos claros. Muy monas, pero todas igualitas. De hecho, Sara me contaba que el casting de modelos no fue el más adecuado para Montesinos porque no le daban vida a la ropa, eran muy sosas desfilando y las colecciones de Francis son raciales, necesitan a una mujer latina, fuerte y con carácter, no una niña recién salida del colegio. Pero la moda es la moda y las modelos también van por tendencias. Por cierto, la colección de Montesinos para el verano que viene es ideal, muy lady y femenina y de líneas suaves hasta en los estampados. No lo digo yo sola. En las votaciones de la revista Yo Dona al mejor desfile del día, Montesinos quedó el primero del lunes, por encima de Elio Berhanyer, Miguel Palacio o Juanjo Oliva. Y eso que la colección de Juanjo Oliva se llevó el premio L’Oreal al mejor diseñador.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Cambio una de 40 por dos de 20

Lo peor de cumplir cuarenta no es que el presupuesto para cremas se duplique, que los hombres te dejen de mirar, o que necesites ir a pilates 5 veces por semana en lugar de dos; lo peor es que te ignoren todos: te ignoran los jovencitos, los mayores, que prefieren a dos de veinte que a una de cuarenta... pero lo que es más grave es que te ignoren hasta las tiendas y los restaurantes. Y pasa, vaya si pasa. Sin ir más lejos, el hotel Westin celebra esta semana su segundo aniversario. ¿Saben cómo lo van a celebrar? Pues han preparado un menú de 30 euros sólo para menores de 30 años. Cito textual, “los menores de 30 pueden celebrar un cumpleaños, una maravillosa velada romántica o una reunión con antiguos compañeros”. ¿Y los treintañeros y cuarentones? Ni nombrarlos.

Segundo ejemplo. Esta misma semana, la tienda que tiene Quiksilver en la calle la Paz ha presentado su nueva línea de ropa para mujer. Monísimo todo: cuadros escoceses, vestidos baby doll, pantalones pata de elefante, camisetas con mensaje y ese tipo de prendas pensadas para superponer unas encima de otras, ideales y estilosas. Según el comunicado de prensa, “Quiksilver Woman se dirige a una mujer de entre 20 y 30 años, independiente, moderna, aficionada a viajar y muy interesada en las tendencias pero sin perder su personalidad”. No lo dice, pero queda bastante claro que las de cuarenta ya no entran en el target. Como que la imagen de la firma es la cantante Charlotte O’Connor, monísima y jovencísima, de esas que visten pitillo, camiseta , chaleco hippy y melena con flequillo. Veinteañera, vamos.

Me temo que al mercado ya no le interesan las de cuarenta. Tienen niños y se dejan el sueldo entero en colegios, supermercados y uniformes escolares. Las de veinte, aunque sean mileuristas, se lo pueden gastar todo en caprichos, en coches, viajes y en ropa. Me lo explicó una vez Guillermo Miralles, que tiene una tienda de ropa de hombre de lo más pija. Me contó que los hombres invierten en ropa cuando son jóvenes y solteros; luego se casan y con la hipoteca y los niños, ya no les queda para ropa de marca. Por último, cuando se separan, quieren rejuvenecer y vuelven interesarse por la ropa y las tendencias, se vuelven más coquetos.

Total, que a las de cuarenta sólo nos queda esperar a esa edad de oro, -no la de la separación, espero-, en la que se supone que los niños se independizan y puedes dedicarte a viajar, comer en restaurantes caros y salir de compras. Para ese tipo de mujer iba dirigida la segunda convocatoria de esta semana; el Corte Inglés de la Avenida de Francia invitó a un grupo de clientas a la presentación de una línea de joyería de las de mucho poderío. El propietario de Navas Joyeros, Raul Martín, que oficiaba de presentador, lo primero que dijo es que las jóvenes tenían que animarse a llevar joyas. No, si yo me animo ya mismo, pero no sé cuándo reuniré los 16.000 euros de la pulserita riviere de brillantes, que debe quedar ideal de la muerte con cualquier cosa ¡ay, qué bonita!.

Para el desfile de joyas, el Corte Inglés se trajo a Paloma Lago como madrina, pero lo mejor fueron las explicaciones de Raul Martín, que nos dió un curso intensivo sobre gemas y brillantes y dijo verdades como ésta: “Los hombres creen que comprar una joya es sencillo y cuando acompañan a su mujer y les explicamos los tipos de gemas, las diferencias de color y pureza de los diamantes, el engaste, las combinaciones de pavé, de color y la cantidad de estilos en joyería, desde clásica a moderna, se dan cuenta de comprar joyas es complicado y que la gente que lo hace ama la joyería”. Bueno, eso y que tengan marido rico o más de cincuenta.

lunes, 8 de septiembre de 2008

La segunda de dos

Patidifusa me dejó uno de los cotilleos que me contaron en la Semana de Moda de Valencia. Yo sabía que las chicas utilizaban pechugas de quita y pon para tener unos pechos más firmes y bonitos, pero no tenía ni idea de que los chicos se pusieran un calcetín para parecer mejor dotados; Se ve que lo hacen todos, hasta el famoso Jon Kortajarena, que dicen que además de ser guapo es un encanto. Y los que no usan calcetín, recurren a otras técnicas artesanales y primitivas para salir a la pasarela. ¡Ay, qué decepciones se lleva una!

La Semana de la Moda de Valencia es un poco como el “aparato” de los modelos: a juzgar por las apariencias, nuestra moda está tan bien dotada y firme como una roca. Pero si levantas un poco el bañador –en fin, en sentido figurado, vaya- ves que la realidad es más floja, que salvo excepciones, las firmas son endebles, que no hay empresa detrás, que todo es imagen, calcetín, vamos. De nada sirve una pasarela con ínfulas de grandeza, si luego las firmas valencianas que desfilan son pequeños talleres artesanales que se las ven y se las desean para salir delante de una temporada a otra. O eso, o no viven del diseño propio, sino de marcas ajenas. Y si encima no están todos los diseñadores valencianos que deberían estar, entonces más de uno se pregunta si la pasarela es lo mejor para la moda valenciana, o si sería mejor apoyar la creación de empresas de moda fuertes, buscar inversores, o qué sé yo. ¡Que todo fuera cerrar un telediario!

Por lo demás, ojalá dure cien años, que daño no le hace a nadie y más de uno se ha arreglado la vida con ella. Dicen que es la segunda de España, claro que sólo hay dos, y cierra los telediarios nacionales vendiendo Valencia a troche y moche. Además, qué demonios, a nuestros políticos les ha empezado a gustar, no sé si la ropa o las modelos, y se dejan ver por allí; alguien les ha debido decir que esa en una buena foto y este año se ha dejando ver hasta el mismísimo Paco Camps. Y mientras los que disfrutamos con la moda, pues ¡ale! a cotillear de estos de aquellos, porque encerrados en un pabellón de la Feria, de 11 de la mañana a 11 de la noche, con hora y media de descanso entre desfile y desfile, acabas poniendo de vuelta y media al primero que te cruzas. Que si a Clara Courel, la de la revista Elle, se la ve desmejorada; que si te has fijado en Ricardo Costa en el desfile de Miquel Suay, con lo pijo que es Costa… ¡me parto imaginándolo vestido con pantalón pitillo y chaqueta brillantosa de Suay!

Hombre, puestos a pedir, sería mejor que los desfiles se celebraran en la plaza del Patriarca en lugar de la Feria, así entre desfile y desfile se podría merendar o ir de shopping pijo. La Feria es bastante deprimente. Sólo tienes la sala de prensa como refugio, cuatro paneles con ordenadores, no vayan a pensar. Menos mal que hay un patrocinador de bebidas que regala latas de té frío, a elegir sabor manzana o pera. Al tercer té, ya estás de la pera y de la manzana hasta las narices.

Y hablando del periodistas, ¿alguien me puede explicar porqué es tan floja la retransmisión de los desfiles en Punt 2? Valga de ejemplo el desfile de Alex Vidal, con García Calvo como comentarista estrella en el plató. Salen las modelos y la presentadora dice: “Carlos, estamos viendo una mezcla entre tradición e innovación, ¿verdad?; Respuesta de Carlos: “En moda está todo inventado, apenas hay innovación”. P: “Carlos, Alex ciñe mucho la cintura de las modelos…” R: yo diría que más bien lo contrario, la desestructura, no hay más que ver el cardigan vuelto del revés”… No sigo, pero si yo soy ella, acaba el programa y presento mi dimisión.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Mucho que comentar

A mí lo que más me gusta de las fiestas es el cotilleo de después, me decía una amiga. Pues claro, ¿qué íbamos a hacer sin comentar el vestido de fulanita y el peinado de menganita? Sin ir más lejos, una semana después de la fiesta de la F1 en Viveros, todavía sigue el cotilleo: que si Rita Barberá cenó con paraguas, que si Nieves Alvarez está pasadísima, que cómo baila el hijo de Rosa Conde, que si Marta Sánchez lloraba desesperada -¡como la canción!- la tarde del sábado porque le habían perdido las maletas en el avión y no tenía ni braguitas que ponerse. Dicen que su marido intentaba consolarla, pero ni aún así. Yo la entiendo, porque a mí me pierden una maleta con el vestido de Prada de tanto sudor y lágrimas me ha costado y… ¡uff!, no quiero ni pensarlo. Por no hablar de la bolsa de cosméticos milagrosa, donde tienes ese rojo de labios que ya no se vende o el fondo de maquillaje que compraste en NY; ¿Cómo vas a reponer todo ese tesoro en unas horas? Imposible, es misión imposible.

Pobre Marta Sánchez, pues claro que tenía motivos para echarse a llorar. A pocas horas de una fiesta y sin nada que ponerse, como si fuera tan fácil encontrar modelito. Y menos mal que en Valencia tenemos de todo: la cantante se fue de shopping, entró en Alex Vidal, no vio nada, luego cruzó a Chapeau y ¡oh, salvación!, se probó un vestido de la belga Ann Demeulemeester que le sentaba de miedo. Un minivestido negro con un toque algo gótico, como todo lo de esta diseñadora. Claro que depende de cómo lo lleves, puede quedar siniestro o chic. Ella lo combinó con unas sandalias de serpiente dorada de Roberto Cavalli, que compró después en la tienda de Alex Vidal. Vamos, que al verla por la noche nadie diría que horas antes estaba sumida en la más profunda desesperación.

Bueno, bueno, y no sólo se habla de la cena de Viveros. A falta de unos días para que empiece la Semana de la Moda de Valencia, me llama otra amiga cotilla para preguntarme si he leído lo que ha escrito Carlos García Calvo sobre la pasarela valenciana, copio y pego: “es triste pensar que Valencia, que siempre ha estado en la vanguardia del arte o la artesanía, vaya rezagada en moda. Su pasarela siempre ha sido excesivamente local y sus ecos de prensa no suelen llegar más allá de Utiel o Requena”.

Le contesto a mi amiga que si llego a escribir yo algo parecido me acusan de querer acabar con la moda valenciana, me prohíben la entrada en Feria Valencia y me dejan sin acreditación para ver los desfiles. Castigada, por mala. Pero seguro que a García Calvo se lo perdonan. Más les vale, porque si a pocos periodistas que vienen de Madrid los dejan afuera, apaga y vámonos. Uff, y mi amiga, que es una pesada, insiste: es que dice que nuestra semana de la moda debería estar a la altura internacional de la Copa América o la Fórmula 1 y que deberían desfilar grandes ausentes, como el genial Juan Andrés Mompó. Por una vez y sin que sirva de precedente, le digo a mi amiga que estoy totalmente de acuerdo con García Calvo. Vamos, que no sólo debería desfilar Mompó, sino también Presen Rodríguez, Javier y Javier, Marta de Diego, Francis Montesinos y Enrique Lodares y alguno más que se me olvida. Yo no sé que pasa en Valencia -le digo- para que los pocos valencianos buenos se queden fuera de la pasarela valenciana. Es de juzgado de guardia.

Total, que ya llevamos una semanita comentando lo mejor y lo peor de las fiestas de la Fórmula 1, y lo que te rondaré morena, porque como la Semana de la Moda de Valencia siga tan aburrida y tan pueblerina como dice García Calvo, habrá que seguir estirando el cotilleo de la Formula 1 un par de semanas más.

lunes, 25 de agosto de 2008

Una gran fiesta en la que sólo sobraron los famosos

En la fiesta oficial de la Fórmula 1, celebrada este sábado en Viveros, hubo mucho bueno y poco malo. Empiezo por lo malo, por eso de fastidiar un poco. Lo malo fue sin duda la presencia de un grupo de famosos que ni quitan ni ponen a la fiesta, que vinieron cobrando, que no se relacionaron con la gente y que, encima, tuvieron la desfachatez de irse en cuanto cayeron cuatro gotas. Mientras Rita Barberá, Ángel Acebes, Soraya Sáenz de Santamaría, Vicente Rambla , Ricardo Costa y empresarios como Rafael Ferrando, Alberto Catalá o Arturo Virosque aguantaban el chaparrón con sentido del humor y elegancia, tanto ellos como sus acompañantes, los que habían venido previo talonario se largaron de la fiesta antes del segundo plato. Es verdad que la cena era al aire libre, en un escenario idílico si no fuera por la inoportuna lluvia.

Arturo Valls fue de los pocos que tuvo un comportamiento decente y aguantó la lluvia con una sonrisa. También la novia de David Bisbal, Elena Tablada, con la que compartí confidencias en el baño: me contó que su chico tenía otitis y no había ido a la cena porque tenía que ponerse bueno para un concierto este jueves. Otros no tuvieron tiempo ni de ir al baño. La cantante Marta Sánchez, que llegó con cara de pocos amigos y apenas dirigió la palabra a sus compañeros de mesa, se largo en cuando empezó a llover, ni probó la cena. Y no fue la única. De entre los peores, un tal Asdrúbal, conocido por ser novio de Bibi Andersen, que llegó a la cena vestido por su enemigo, sin chaqueta, y miraba por encima del hombro como si la fiesta no fuera con él. Yo tuve la suerte de compartir mesa con otros llamados vips, como el actor Eloy Azorín, que no abrió la boca en toda la cena; María Pineda, más simpática, y la miss María Reyes, que habló algo más. Menos mal que también estaba el bailarín Rafael Amargo, que por lo menos contó un par de chistes y cotilleos y estuvo muy gracioso. Pero él también abandonó antes del postre. Me pregunto si hubiera hecho lo mismo si la fiesta se hubiera celebrado en su pueblo, Granada. A buenas horas se iba a largar a casa por cuatro gotas de agua. Conclusión, que esta gente famosa que viene para animar la fiesta bajo contrato, viene obligada, no muestra el mínimo interés ni por el motivo de la fiesta.

Y ahora, lo bueno, que fue mucho a pesar de los famosos. Por seguir con la gente conocida, hay que decir que los de aquí dieron la talla, se quedaron hasta el final a pesar de la lluvia y hasta el pianista Michel Camilo, que tiene varios premios Grammys detrás, fue capaz de actuar en condiciones que otros abrían rechazado, ya que por culpa de la lluvia el parque se quedó sin luz para la acústica y tuvieron que tocar y cantar sin amplificadores. El resultado fue espectacular, no se oía un murmullo, y mira que es difícil siendo una cena al aire libre y en Viveros. Pues aún así, emocionó escuchar el Himno a Valencia por el coro de Valencia y el grupo de Jazz de Ximo Tebar. Mayrén Beneyto, muy juvenil con un minivestido de seda negro y leggins, se levantó a aplaudir emocionada por la actuación. Y lo mejor llegó después, con el baile de Jacobo Espina Conde, hijo de Rosa Conde y bailarín del Circo del Sol. Nos contó que había estado trabajando muchos años en Las Vegas, con una carrera de éxito prometedora, pero se había cansado y prefería volver a Europa aunque su caché no fuera tan elevado. Había que verlo contorsionándose como si fuera una bailarina con la danza del vientre. Nunca había visto a un bailarín con la flexibilidad de este hombre.

A pesar del fallo eléctrico, la actuación de Gospel tampoco se fue al traste, el grupo inglés demostró profesionalidad y se lanzó a cantar a capella y sin más herramientas que sus potentes voces. Qué monstruos. La gente se puso a bailar a su alrededor y a dar palmas al compás del ritmo porque el grupo de voces negras eran capaces de poner en pie a un centro de la tercera edad enterito. Total, que la noche fue creciendo en diversión y buen rollito y los invitados estuvieron de lo más animados, poniendo al mal tiempo buena cara. Allí estaba lo más de lo más de la sociedad valenciana, empresarios, deportistas, actores, políticos… Entre ellos, la Presidenta de las Cortes Milagrosa Martínez; la Consellerera de Agricultura Maritina Hernández; el Presidente de Bancaja, José Luís Olivas; el de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus; Ángel Villanueva, de Bancaja; la concejala María José Alcón, Alicia de Miguel, Jorge Martínez “Aspar”, Fernando Roig con su señora; Pilar Puchades, de Chapeau, Cuchita Lluch… Vamos, media Valencia. Y los modelitos de las señoras, a la altura. Ví un Lanvin rojo fantástico, un Loewe estampado de seda precioso, un Matthew Williamson espléndido y un Montesinos espectacular.

La cena también fue un acierto, nada pesada ni escasa, con flan de foi y gelatina de ron, bogavante con ravioli de buey y una merluza deliciosa. Y después del concierto, las copas. Jaimote DJ tampoco pudo actuar porque la lluvia había empapado el suelo y los equipos peligraban. Los famosos se fueron –ellos se lo perdieron-, pero la gente de aquí estaba animada y bailo hasta las tantas, aunque no hubiera DJ estrella. Hasta la zona de copas se acercaron Rafa Pérez Higón, de Emporio Armani; José Cosme, el hijo de Presen Rodríguez; Maribel Vilaplana, la presentadora de Matí Matí, con un vestido de seda muy Pucci, y también los diseñadores Francis Montesinos y Alex Vidal. A estas alturas de la fiesta, poco importaba que no quedase ni un famoso en la fiesta: ni Nieves Álvarez, ni Paz Vega –delgadísimas las dos, por cierto- ni María Reyes ni Asdrúbal, desde luego. Menos mal que estaban los de aquí para dar la talla, gente como el actor valenciano que interpreta el papel de Don Víctor, el carismático marido de Asun en la serie “La Alquería Blanca” y que anunció que en septiembre se reanudaban los capítulos con la segunda temporada.

Nadie les echó de menos a los vips que se fueron a la primera de cambio. A ver si la próxima alguien se da cuenta de que los famosos, mejor en casa, sobre todo si no tienen nada que ver con el motivo de la fiesta, ni Valencia ni la Fórmula 1.

De perdidos al Hilton
Cuando la Fiesta de Viveros seguía vivita y coleando, ya sin lluvia, alguien dijo que tenía invitaciones para el Amber Lounge del Hilton. Vamos, el club mega privado con la fiesta más exclusiva y sofisticada de la Fórmula 1. Allá que fuimos esperando encontrarnos con Naomí Campbell o el Príncipe de Mónaco, por lo menos. Pues nada, aquello parecía una discoteca sin más, muy bien decorada, eso sí, y con una azafata que te llevaba hasta tu mesa, equipada con botella de Veuve Cliquot y varias bebidas para preparar cócteles. Me aseguraron que la mesa donde nos sentamos, para ocho personas, costaba más de 3000 euros. Yo no me termino de creer que toda la gente que había allí bailando hubiese pagado esa cantidad por acceder al Amber Lounge. Pero bueno, sí ellos lo dicen. De todos modos, se supone que la fiesta del sábado no era la vip, que lo fuerte sería ayer domingo y que hasta allí se acercaría más de un piloto. Eso sí, el DJ Jackie, una pasada, qué genio, pinchó muchos temas para cuarentones, desde Yazoo hasta Duran Duran y no dejó que la pista flojeara ni un solo minuto. Con razón dicen que se lo rifan en St Tropez, Rimini, Ibiza y Londres.

Se vende glamour

Las fiestas de Fórmula 1 han roto los esquemas de lo que se entiende por glamuroso. El glamour que rodea a la Fórmula 1 es un poco desconcertante, al menos para una chica de pueblo como servidora. Porque vamos a ver, que yo sepa a una fiesta glamurosa o invitas o te invitan; o eres anfitrión o eres invitado. Cuando alguien llega al pueblo y quiere hacerse notar, lo suyo es que invite al cura, al médico, al alcalde, al cabo de la Guardia Civil y al resto de fuerzas vivas. Otra opción es que sea el pueblo quien tira la casa por la ventana. Lo que no se ha visto nunca -excepto en las fiestas de noche vieja que de glamurosas tienen lo que la Berrocal de recatada- es que alguien llegue al pueblo, organice una fiesta y cobre por asistir. Para más inri, el dinero recaudado no se destina a una buena causa, sino que se lo tira alguien a la saca el organizador… "cosas veredes Sancho".

Pues en esas estamos. El sábado, en los Viveros, se celebró la "Fiesta oficial" del Circuito Urbano de Valencia. Y allí fuimos una servidora, que se coló de rondón, y quienes se supone que son lo más granado de la sociedad valenciana, previo pago de seiscientos euros. Como justificación al precio de la tarifa se anunciaba la presencia de gente como Paz Vega y Marta Sánchez, que deben saber de motores lo mismo que de física cuántica. Los pilotos no estaban ni se les esperaba porque ellos están citados a otra fiesta, la de esta tarde en el Hilton: siete mil euros para ocho personas y la caja a la saca de una tal Sonia Irving, la espabiladísima hermana de un antiguo piloto que se está forrando vendiendo glamour como quien vende terapias de yoga. Claro que lo de la tal Sonia es de aupa, resulta que a los chicos de la prensa nos invita a "presenciar los preparativos de la fiesta", que no a la fiesta, no vaya a ser que un cámara o un fotógrafo roce el hombro de los elegidos a asistir al evento y le contagie una septicemia… "cosas veredes Sancho".

Claro que hay en el mundo de la Fórmula 1 hay opciones más baratas para comprar exclusividad. Durante todo el fin de semana, en LÙmbracle se puede asistir, por 20 euros, a las fiestas que está organizando el club de Billionaire de Flavio Briatore. Pues eso, la que quiera sentirse distinguida no tiene más que pagar veinte euros… "cosas veredes…". Y no hay que olvidar las fiestas que se organizaron entorno al evento sin estar vinculadas directamente a la Fórmula 1. A destacar la de la cadena de Televisión Fashion TV. Un barco grande pero decrépito, que recordaba más a una antigua casa de citas que a un yate, amarrado en la Conchinchina, sin indicación alguna para llegar, con no más de cincuenta invitados, todos ellos con cara de víctimas en aquel ambiente "tóxico" que fue como lo definió mi amiga Esther. Y amenizando la fiesta, el dueño de la cadena, un tal Michael, que lleva en la barriga la producción de Heineken de un par de meses, ennoviado con una jovencita asiática de diecinueve con ambiciones de bailarina de ballet.

Menos mal que los desfiles de Presen Rodríguez y Javier & Javier, lo mejorcito de la moda valenciana, dieron a la noche un toque de elegancia y buenas maneras. En fin, os dejo que es sábado por la tarde y tengo que ir a ponerme mona para la fiesta de Viveros. Ya os contaré como queda, si no cojo una pulmonía, porque voy a ir monísima de la muerte con un vestido de lentejuelas de Javier & Javier pero amenaza frío y lluvia, y creo que mi viejo Barbour desentonaría un poco. Con todo y con ello, qué demonios, la Fórmula 1 ha despertado a una ciudad a la que ya se le había pasado la resaca del Copa del América y necesitaba un revulsivo como este. Tenemos glamour y si no puede ser gratuito, lo tendremos que pagar. ¿Qué se le va a hacer?

martes, 19 de agosto de 2008

¡Que vienen los ricos!

Es injusto, tremendamente injusto, que la Fórmula 1 llegue a Valencia cuando la economía del ciudadano medio está más negra que el futuro de la Baronesa Thyssen como decoradora (véase el último número de Hola… ¡qué horror!). Los yates de los megaricos de medio mundo atracando en la Malvarrosa y las pobres mundanas como yo estirando la tarjeta para comprar un cinturón de cien euros, si es de cincuenta mejor, que le dé un nuevo aire al modelito que estrené el año pasado en la Copa del América y que ya está más visto que las piernas de la Obregón.

Uff, y mientras tanto, las tiendas fashion de Valencia sacando novedades a tutiplén para ver si le venden algo a las ricachonas rusas, porque una vez admitida la crisis hasta por Zapatero, los de aquí no tenemos ni para tabaco; los restaurantes con reservas hechas desde hace meses; en los hoteles no cabe un alfiler, y hasta Casadecor, la feria de la decoración, abrirá justo antes del Gran Premio en el edificio Docks, al ladito del circuito urbano. ¿Se acercará Anita Aznar con su señor marido Alejandro Agag para redecorar su casa pija en el barrio londinense de Chelsea? ¿Elegirá Raquel del Rosario, señora de Fernando Alonso, interiorista para su nidito de amor en Asturias? ¿Veremos a Elisabett Gregoraci, casada con Flavio Briatore, eligiendo colcha con estampado de leopardo? ¿O al propio Flavio buscando ideas para la decoración de su club Billionaire en Porto Cervo? ¿Veré a Ana Botella intercambiando impresiones sobre azulejos de cocina con Nuria González, señora de Fefé?

Esto de que Valencia se parezca cada vez más a Mónaco me trae loca. No sé cómo organizar mi agenda para no perderme detalle, con tanto vip suelto por la ciudad. Lo mejor será establecer el centro de operaciones en la Plaza del Patriarca, si alguien sale de compras seguro que pasa por Hermès, Vuitton o Loewe. Y del shopping al Paddock Club, el sitio megavip para ver la F1. Allí da igual que caiga un sol de justicia, porque el espacio está acristalado y con aire acondicionado. Vamos, que no es lo mismo ver la carrera desde una tribuna 22, con 40 grados a la sombra a las 2 del mediodía un 24 de agosto, que fresquito en el paddock club, con servicio de catering y plaza de parking privado. Llegas como una señora, te sientas en tu asiento cómodo y pides que si un poquito de jamón o un vinito bueno para animarte, y ya pagará alguien, que eso del dinero es cosa de los que se han quedado afuera. Y cuando termina el Premio, te vuelves a tu hotel de cinco estrellas, llámese Hilton, Las Arenas o Westin, y te arreglas para salir de fiesta por la noche con un ejército de asistentes personales, desde peluqueras a maquilladores.

Y por la noche, ale, al desenfreno. Las fiestas de la Fórmula 1 son del estilo a las que organiza Flavio Briatore en su club Il Billionaire en Porto Cervo, Cerdeña, y donde se reúne gran parte de la jet set durante los veranos italianos: actores, jeques árabes, deportistas famosos, y por supuesto, modelos, muchas de ellas ex novias de Briatore: Naomi Campbell, Heidi Klum, Elle Macpherson, Eva Herzigova o la actual Elisabetta Gregoraci), diseñadores como Valentino, empresarios e industriales de éxito, herederas como Fiona Swarovski, músicos, y también millonarios rusos, como Tariko Roustam, propietario de Vodka Imperia. «Billionaire es más que un club, es un estilo de vida», decía Alessandra Cicogna, la jefa de prensa de esta discoteca. Bueno, pues nada, yo mañana me voy a trabajar duro, a ver si de aquí al sábado que viene me gano los seiscientos euros para entrar en la fiesta de Viveros o al Amber Lounge del Hilton, lo más parecido al Billonaire en Valencia.

lunes, 11 de agosto de 2008

De cena por 600 euros

Creo que el fin de semana de la Fórmula 1 me voy a quedar sin fiesta. Por lo pronto, no puedo pagar los 600 euros que cuesta el cubierto de la fiesta oficial. Ni siquiera los 250 de la barra libre. Tampoco me llega para los 195 euros la cena en el restaurante del Hilton, ni los 3.280 por cabeza que cuesta el acceso al Paddock Club. Lo de los 7.000 euros la mesa de ocho personas del Amber Lounge, ni me lo planteo. ¡Está la cosa como para invitar a los amigos!… Ay, cómo echo de menos la Copa America, allí las fiestas eran con invitación, algo más elegante que cobrarte 600 euros el cubierto. Si Prada o Vuitton organizaban una fiesta, sólo necesitabas el tarjetón. Aquí, la tarjeta sólo te sirve si es de crédito. A no ser que seas familia de Ecclestone, tendrás que pagar religiosamente por la mesa, el mantel y las copas. Yo creo que tiene que ver con la Fórmula 1, que digan lo que digan es mucho más macarrilla que la Copa América.

Total, que no podré ir a ninguna de las fiestas de la Fórmula 1 porque en todas es igual, olvídate de entrar sin pagar. La noche del sábado 23 habrá overbooking de fiestas y cualquiera de ellas será una pasada porque nadie se atreve a hacer algo mediocre con la Fórmula uno. Esa noche se celebra en Viveros la fiesta oficial de Valmor, la empresa que gestiona el circuito en Valencia. Para asistir, sólo necesitas los 600 eurines de la cena, preparada por Seina Cocotte, o los 250 de la barra libre. Actuarán el pianista Michel Camilo y los grupos Naturally 7 y uno de Gospel. La música les ha quedado un poco fallera, porque eso de mezclar el himno a Valencia y el de Europa en clave de jazz, gospel y clásica suena un tanto rocambolesco. Si a eso le sumas la actuación de DJ Jaimote, pues no se yo qué decir… Pero bueno, allí estarán todos los vip y será la fiesta con más gente de Valencia, por eso de que los que la organizan son de aquí.

Además de la de Viveros, se celebrarán otras organizadas por empresas - BMW o Volkswaguen-, otra en L'Umbracle y, ¡ay!, las que montarán ricos venidos de medio mundo en sus megayates atracados en el Puerto para presumir ante sus invitados. Esas serán de aquí te espero, uff, que guay, además en esos yates, fresquitos y con servicio a tutiplén, es donde mejor se ven las carreras, a menos de seis metros de distancia. ¿A qué fiesta irá Bernie? Dicen que él, y alguno más, irá yendo y viendo de una fiesta a otra con su chófer, algo habitual en la Formula uno.

Pero la fiesta más vip del finde será la que se celebre en el Hilton la noche del domingo, un fiestón que es ya tradicional en todas las ciudades con premios de Fórmula 1, como Barcelona o Mónaco. El Hilton se transformará en el Amber Lounge, un club vip que va allá donde hay Fórmula 1 y que tiene hasta su propia decoración, de manera que al Hilton no lo reconocerá ni su director. El nuevo local tendrá distintos ambientes y zonas, desde restaurantes a lugar de copas. Para acceder, habrá que pagar a tocateja los 7.000 euros que cuesta la cena buffete para ocho personas - irán por la jero los pilotos y algunos vips o famosos-. Y dicen que la fiesta tiene tanto tirón, que todo el mundo paga sin rechistar. El fiestón durará todo el fin de semana, pero el momento fuerte será la noche del domingo 24, después de la competición, y allí estarán todos los pilotos, patrocinadores, Ecclestone como no, y seguro que el Presidente Camps y Rita Barberá se acercarán a saludar. No faltarán tampoco los accionistas de Valmor, como Fernando Roig y mucha gente vip de la que está en los Paddocks Club, donde por unos 3.200 eurines de nada puedes codearte con el padre de Hamilton y otros super vip. Vaya, ¡tampoco me llega!

domingo, 3 de agosto de 2008

Veranito de mis amores

El verano tiene un lado feo: antes o después acabas encontrando un rato para cuestionarte tu existencia. Primero valoras si tu vida es lo que querías y, si no pasas ese examen, apaga y vámonos; mejor llamar al trabajo y exigir la inmediata suspensión de las vacaciones. Si superas la prueba, si crees que pese a todo tu vida no está del todo mal, llega la segunda parte: durante las largas horas de tedio y ocio acabas yendo al espejo más de lo normal; y ahí si que no se escapa ninguna: el tiempo pasa, te guste o no, y este año tienes uno más que el pasado. El pilates, la dieta y el fondo de armario apuntalan mal que bien lo que el tiempo se empeña en destruir, y ahí estás tú, una y otra vez mirándote al espejo y preguntándote para qué demonios te has gastado la paga extra en ropa si llevas un mes con bañadores y vestiditos de andar por casa. Las pocas veces que sales a cenar acabas poniéndote cualquier cosa, “total con el calor que hace, ¿qué más da?”

Además, es que en la playa no puedes salir arreglada y con tacones, queda de pueblo total. Lo que mola es el desaliño estudiado, el rollo ibicenco con vestidos sueltos, sandalias de dedo y melenas al viento. Vamos, si hasta para ir de boda hay que vestir hippie. Véase si no la boda de Caritina Goyanes en Ibiza, el look triunfador fue el maxivestido estampado, sin más complementos que unos enormes pendientes. Así iban Nieves Alvarez, Vicky Martín Berrocal, Nuria González, señora de Fefé; Mónica Silva, idem de Pepe Barroso. ¿Se habrían llamado antes por teléfono para ponerse de acuerdo? De todos modos, lo suyo no vale, porque sus vestidos están firmados por Gucci, Missoni, Blumarine y Fendi. Menudo morro. ¡Así cualquiera!

Conseguir el look desarreglado y natural sin tirar de visa… ahí te quiero ver. Eso de que con un kaftan de mercadillo y unas pulseritas puedes ir mona funcionará a los 18, pero a los cuarenta ni de casualidad. Además, estoy harta de los puestos callejeros, donde supuestamente encuentras vestiditos ideales por diez euros. Mentira cochina. Raquel, una de mis blogueras preferidas, contaba en su blog (raquel-gratistotal.blogspot.com) que en una playa valenciana se encontró el típico puesto de pareos, caftanes y pendientes presuntamente étnicos y se quedó alucinada cuando vio que todo era Made in China. Vamos, que de artesanal tenían lo que la Pantoja de moderna…

Y así, entre mercadillos y pulseritas hippies, van pasando los días y una tarde descubres que tu problema no sólo es el fondo de armario, sino el pelo, ese maldito pelo con el que estás condenada a convivir: primero lo querías liso, luego lo querías corto, luego pensaste que mejor largo y entre tanto aparecieron las primeras canas y con ellas llegó el desastre. Primero las tapaste, fatal, se notaba a la legua; luego decidiste ponerte mechas; peor, acabaste con un pelo que ni era rubio ni moreno; luego pensaste que lo mejor sería recobrar el color original pero ya era tarde, las raíces y las puntas se pegaban de patadas como unos zapatos de tacón y unos calcetines blancos. Y ahí estás visitando peluquerías: Pascual, Llongueras, Toni & Guy, y al final, la de debajo de tu casa, que cobra 12 euros, acaba siendo la mejor, sólo comparable a Jacques Dessange en Claudio Coello de Madrid, sólo que allí te sacan 35 pavos por lavarlo y otros 35 por un champú que no atreves a rechazar por si piensan que eres pobre. Y te vas de allí con la misma cara de idiota que se te quedó el día en el que un pequinés asqueroso decidió hacer pipí sobre tu bolso de Vuitton mientras su estúpida dueña te pedía perdón con una sonrisa. Vaya, que sí, que me encanta el verano, veranito de mis amores…