lunes, 27 de noviembre de 2006

Famosos para qué os quiero


Nunca he entendido qué pinta la famosa de turno hablando de su vida sentimental o de su embarazo o de con quién va su padre o deja de ir, mientras en su cogote vemos el logotipo de cualquier marca de ropa o comercial. Nunca he entendido qué ve la marca de bueno en eso. Hay un negocio del famoseo, del que la gente se empieza a cansar, que sólo sirve para alimentar a caraduras de Gran Hermano y demás personajillos que viven del cuento. Una cosa es lo de Eugenia Martínez de Irujo con Tous o lo de Isabel Preysler con Porcelanosa, y otra bien distinta llamar a la primera de cambio a una de las agencias que hay en Madrid y fichar al famoso que entre dentro del presupuesto, llámese Rosario Mohedano, Jacqueline de la Vega, Mª José Suárez o Fabiola Martínez, (mujer de Bertín Osborne, por si no lo sabían). ¿Alguien en Valencia recuerda qué firma vino a promocionar la sobrina de Rocío Jurado? Si no se acuerdan, que es lo más probable, les recordaré que fue un club de copas aunque creo que también la trajeron para algo de colchones. La verdad es que si preguntas, nadie recuerda qué marca está detrás del famoso, a no ser que se trate de campañas muy sólidas, con mucha inversión publicitaria detrás.

Estas reflexiones las hacía el otro día mientras tomaba sushi acompañado de un cava estupendo en una tienda de decoración e interiorismo, El Mercader de Indias. Sus dueños, Carlos Serra y Susana Lozano, invitaron a amigos y clientes a un cóctel en su tienda de la calle la Paz, un espacio amplio y muy acogedor, para presentar sus nuevas colecciones. La reunión resultó tan agradable como si fueras a cenar a casa de unos amigos: sin cámaras ni cables por el suelo, sin extraños que alteran el ambiente, sin estar pendiente de que el famoso llegue a tiempo para pasear palmito, sin el dichoso photo-call por medio… Por el contrario, todo resultó de lo más armónico: la estancia levemente perfumada, el sushi siempre tan apetecible, la música de blues en directo, la iluminación justa, sin focos agresivos, la conversación entre amigos (un placer encontrarse con Enrique Lodares, recién llegado de la fiesta de la revista Marie-Claire en la embajada de Francia en Madrid, donde coincidió con el mismísimo Karl Lagerlfeld). Por cierto, ¿invitarán a Lodares a la próxima Pasarela del Carmen?, ¡hay que ver qué feos hacen!

Frente a esta reunión de amigos está el evento con famoso, muy habitual hasta hace bien poco, porque era la forma más fácil de llegar a mucha gente sin gastar mucho en publicidad, pero obsoleta a base de utilizar a gente que vive gracias a programas como el tomate, que lo vulgarizan todo. Ahora ya no vale poner al famosillo delante del photo-call y esperar con la sonrisa de oreja a oreja a que lleguen los de la prensa del corazón, le pregunten cualquier tontería y lo saquen en la tele con tu logotipo detrás. Entre otras cosas porque los famosos de verdad se quedan en casa y, por el contrario, los que se prestan al juego son los de tercera. Y así pasa, que se acaba hablando antes de si fulanito está con fulanita, o si se casa o se divorcia (¡qué pesados!), que de tus pendientes ideales de la muerte. Consecuencia: las firmas más prestigiosas están empezando a organizar eventos privados, sin montajes mediáticos, que al final acaban siendo reuniones de amigos. Desde luego, tienen mucha menos repercusión, pero al final, tan importante es vender como no perder la credibilidad, que si no te creen sí que es difícil que te compren. Como dijo Enrique Loewe, en el seminario de moda organizado por la Fundación Coso, el lujo hoy está en los pequeños detalles y en el refinamiento. Y lo dice Loewe, que de lujo sabe un rato.

jueves, 23 de noviembre de 2006

Antonio Pernas: No creo en la suerte, creo en el trabajo

Una jornada celebrada en el IVAM analizó la influencia de la moda en la sociedad a través de los medios de comunicación.

Antonio Pernas (en la foto con Enrique Loewe) estuvo en Valencia para participar en un seminario sobre moda y comunicación. En su intervención, habló de cómo crear una marca y que sobreviva en el tiempo. En su opinión, la creación de una marca ha de basarse en la formación y el trabajo, no en la suerte. Pernas aseguró que a lo largo de su trayectoria profesional siempre ha apostado por el diseño minimalista: hacer con pocas cosas lo máximo posible.


La catedrática de antropología, Petra Mª Pérez, lamentó que en la actualidad, y en muchos casos a través de la moda, se convierte en adultos a los niños, mientras que los adultos se infantilizan. En su opinión, la televisión tiene una gran responsabilidad en la creación de falsos modelos cuando la audiencia es el objetivo de su programación, y no la formación y el puro entretenimiento.

Enrique Loewe, en su intervención, reflexionó sobre el lujo y dijo que éste no tiene nada que ver con la acumulación de objetos y productos caros, sino con el discernimiento y el proyecto de vida. El lujo está en los pequeños detalles, en el refinamiento, pues –añadió- lo clásico no es lo antiguo, sino lo bello que permanece.

Respecto a las tendencias, la periodista Josefina Figueras, directora de la revista digital Asmoda, aseguró que la victim’s fashion ha desaparecido y que en la actualidad estamos ante la moda opcional, en la que cualquiera puede ponerse lo que quiera.

El cine y su influencia en la creación de tendencias centraron la ponencia de Jerónimo José Martín, crítico de cine y presidente del Círculo de Escritores Cinematográficos, quien indicó que muchos actores y actrices han creado tendencia porque, en su opinión, el vestido es identidad. No obstante, puntualizó que sólo la propia familia tiene más influencia que los medios de comunicación como transmisora de ideas.

En la mesa redonda sobre las pasarelas y los medios de comunicación, diseñadores como Alex Vidal y Javier Calvo, y periodistas como Mara Calabuig y Maite Sebastián, surgió la polémica al hablar del papel de los medios de comunicación como vehículo de transmisión de eventos de moda. Así, mientras Alex Vidal decía que la prensa hace la competencia a los diseñadores, los periodistas que le acompañaban en la mesa redonda y, también, los que se encontraban en el público, respondieron que los diseñadores no presentan sus colecciones para dar gusto a la prensa, sino para ofrecérsela al público; por eso, los medios están capacitados para evaluar las propuestas que hacen los creadores.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Días de mucho...

Rastrillo benéfico, desfile de peletería en el Mercado de Colón, presentación de joyas en el club del hotel de moda… Definitivamente, se nota que falta menos para Navidad.




Los últimos días de otoño siempre son una explosión de creatividad marketiniana. Las navidades se acercan y es la última oportunidad para que más de una firma destierre los números rojos de su cuenta de resultados. Y ahí los tienen a todos, partiéndose las neuronas para llamar la atención del cada vez más exprimido consumidor, que este año con lo de la subida de las hipotecas y la gasolina que no baja, las tarjetas empiezan a pitar antes del día cinco.

La locura de estos día afecta sobre todo a joyeros y peleteros, hombres y mujeres del mundo del lujo que viven en una permanente paranoia: por un lado necesitan mantener cierto elitismo, que se les siga relacionando con lo más selecto de la sociedad; por otro desean ver sus tiendas atiborradas de gente con billetes de quinientos euros en la mano, aunque sean los de un tal Pérez, de “Construcciones y Reformas Pérez”.

Montablanc y Bulgari, dos de las grandes firmas de lujo, han montado esta semana sendas presentaciones de sus colecciones. Lo han hecho en petit comité, sólo para los clientes vips y para tarjetas de visita con cargos rimbombantes. Montblanc lo hizo en su tienda de Poeta Querol; Bulgari en el recién inaugurado club del Hotel Westin
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Tomen nota de ese nombre, “El H-Club del Hotel Westin”, porque aspira a convertirse en referencia de lo selecto, lo exquisito, lo distinguido… lo “fisno”. Habrá que buscar una excusa para dejarse ver por allí y hacer lo imposible para que los camareros nos conozcan por nuestro nombre.

Mucho más mundana ha sido la estrategia de una de las grandes firmas de peletería de Valencia, Gabriel Seguí, que organizó un desfile en el Mercado de Colón, todo un éxito del marketing si lo que se pretende es vender a centenares un producto de lujo como el visón. El desfile venía con sorpresa: Gemma Ruiz, la ex de Álvarez Cascos, desfiló con un par de abrigos. Bueno, desfilar, desfilar, más bien poco, que la pobre daba penita con esas piernas de palillo, tan delgada... Según Maribel Cosme (la presidenta de la Asociación Dos Aguas, hija de Presen Rodríguez), es que la pasarela amplifica los defectos, como la tele, de ahí que una chica como Gemma, que por la calle te puede parecer mona, desfilando queda fatal.

Gabriel Seguí se diferenció así del resto de firmas de Llombai y demostró que él juega en otra liga. La semana anterior, cinco tiendas del citado pueblo montaron la “Feria de la Piel”. Una iniciativa a la que queda mucho para madurar, que no está bien invitar a la gente a que vaya hasta allí para presentarle como único atractivo cuatro casetas medievales vendiendo souvenirs de los hippies y cobrando las cervezas a precio de champagne francés; acompañándola, ¡pásmense!, con tapa de pulpo a la gallega, a precio de caviar libanés… Ni que Llombai estuviese al pie de la Ria de Arousa.

Vamos, que los marketinianos de Seguí estuvieron más acertados que sus paisanos. Y aunque Gemma Ruíz tiene poco futuro como modelo (tampoco Paloma Cuevas está para un Goya en el anuncio de Ferrero Rocher, que hasta se echa de menos a Isabel Preysler), allí vimos a modelos de verdad, como Mayte de la Iglesia, que esta semana también posó con la nueva colección del Valencia CF de
Alex Vidal. (Cotilleo: Mayte sale con el hijo del diseñador Antonio Pernas, que ayer estuvo en Valencia en un seminario sobre moda organizado por la Fundación Coso). La modelo llevaba un anillo de su futuro suegro, de los que produce la firma de Burriana Le Cadó. Lo que está claro es que los desfiles dan mucha vidilla y el Mercado de Colón es un ideal para animar las tardes de invierno. Otro buen plan es acercarse al rastrillo benéfico que inauguró el viernes Amparo Corell en los antiguos cines Martí. ¡Que no decaiga el espíritu navideño!