lunes, 30 de octubre de 2017

Amado Peletero con Fuvane

En la vida de nuestras madres había un momento crucial, era el día en que por fin tenía un abrigo de pieles. La mayoría tenía que esperar años: primero había que pagar el Seiscientos, luego el Ochocientos Cincuenta; y cuando por fin se había comprado el Ciento Venticuatro, le tocaba el turno al abrigo de pieles. Entonces, ella  esperaba ansiosa al estreno del Principal para lucir su pellejo, sin importar que el termómetro marcase 25 grados.
En la España de los ochenta, las pieles eran el símbolo más palpable de poderío. Actrices, presentadoras y cantantes lucían espectaculares abrigos de visión con enormes hombreras o estolas de zorro. Si las pieles eran la prenda estrella del armario, el peletero era el hombre capaz de hacerte sentir como una diva. Amado fue un ejemplo de la fama que alcanzaron los peleteros en aquellos años. Empezó en Castellón, pero pronto se hizo famoso por sus diseños que nada envidiaban a los italianos. En sus años de gloria, tuvo en sus probadores a Marujita Díaz, Marisa Medina, Conchita Bautista, Analia Gade, Concha Márquez Piquer y Mónica Randal. Sara Montiel solo llevaba pieles de Amado.

Amado siempre ha colaborado con causas benéficas, ya sea con las famosas galas de Unicef cuando era presidenta Mayrén Beneyto, como a otras organizaciones como la Cruz Roja, que le entregó una medalla en 1989 de manos de la princesa Tessa de Baviera.
Esta semana celebró en el Ateneo Mercantil su desfile a favor de Fuvane, Fundación para la Neurorehabilitación. Entre el público, la presidenta del Ateneo Carmen de Rosa, Mayrén Beneyto, que al día siguiente cogía un avión para Sicilia, las hermanas Blanca y Laura Fitera, Mª Angeles Fayos, del Teatro Olympia; Amparo Lacomba, Nieves Donat, Piedad Pardo, Eva Marcellán, la galerista Sara Joudí, Paloma Tárrega, Marieli Albert, Ana Vilar y Pilar Pons. Estuvieron también las mujeres que colaboran con Fuvane: Mayayo Gómez Lechón, Susana Pérez Manglano, Santi Aguilar, María José Albert, Toya Marco, Beli Botella y Begoña Císcar.

Noche loca de tiendas

Las shopening night son ya un clásicos de las grandes ciudades del mundo, Valencia entre ellas. ¿La razón de tal éxito?, que le pregunten a Platón.
El mejor antídoto contra la depresión femenina es una tarde de compras. Eso cura todos los males. Alguien debería escribir un libro que se titulase: “Más compras y menos prozac”. Lo intentaron con Platón, pero es más difícil levantar el ánimo con la idea de una falda, que teniéndola entre las manos mientras haces cola en la caja para pagarla. No es lo mismo buscar la esencia de los zapatos, en lo que subyace en todos y cada uno de ellos, que coger unos cualesquiera, probártelos y verte monísima de la muerte.
Pero hay algo aún mejor que una tarde compras, es una noche de compras. ¡Ay, Platón, Platón, tú y tus ideas! A ver cómo compites tú contra una shopening night como la que hubo en Valencia el jueves por la noche. Más de 200 tiendas del centro de la ciudad, desde Jorge Juan hasta Cirilo Amorós, abrieron de las ocho a las doce de la noche. Muchas de las calles se cerraron al tráfico y se escuchaba música por cada esquina: una banda de swin en la calle Colón, el grupo the lighters en Conde Salvatierra, DJ’s en Don Juan de Austria y Jorge Juan, actuación de jazz en Hernán Cortés y un concierto en el escenario que se montó en la Plaza los Pinazos con la banda de Patricia Roca. Hubo hasta treinta actuaciones y una charanga que animando desde el bus turístico, por si alguien no se había enterado de la juerga.

Pero hay algo aún mejor que una noche de compras, es eso mismo pero con rebajas. ¡Buah!, eso sí que deja K.O. a Platón en este peculiar combate por levantar el ánimo de una mujer, incluso de algún que otro hombre. Muchas tiendas de ropa colgaron carteles anunciando descuentos del quince, veinte y hasta treinta por ciento, lo cual en esta época del año es todo un reclamo para nuestros escuálidos fondos de armario.
En muchas tiendas agasajaron con vino, cava, trufas, chuches en un Candy bar y hasta cócteles. En otras daban palomitas, refrescos, mojitos y cervezas. Vamos que entre la bebida, los descuentos y los regalitos que te daban por comprar, más de una acabó con diez bolsas en la mano y llegó a casa con la sensación de haber pasado la mejor noche loca de su vida.
Los fans de la seria Galerías Velvet hicieron cola en la tienda de Movistar en la Plaza del Ayuntamiento. Allí se montó una exposición de trajes de la serie con actores caracterizados de época, recreación de centros comerciales y regalos para los que se animaron a comprar.
La ruta más transitada fue la de Jorge Juan, Cirilo Amorós, Hernán Cortés y Mercado de Colón. Por allí se dejaron ver Reme Hidalgo, Santiago Castell, Mª Dolores Pérez-Lis, Jose Vicente Tello, Cristina Pérez-Broseta, Begoña Albert, Javier Ortiz, Mª Teresa Martínez-Durbán, Lourdes Vañó, Mª Dolores Enguix, Marcelo Soto, Guillermo Martorell, Mamen Puchades, David Escolá, Raquel Forte, Fernando e Ignacio Aliño, Miguel de Vicente, Manuel Navarro, Mónica Barceló, Iñaki Verschraege, Miguel Miró, Donís Salvador, Susana Gómez-Luzón, Josep Lozano, Lluís Nadal, José Morales, Aline Mataix, la cantante Sandra Polop, Oscar Forés, Carles Chova, Carles Villeta, las Falleras Mayores de Valencia Clara María Parejo, José García Barrachina de Bodegas Chozas Carrascal e Inma Aznar.

Los influencers también tuvieron su hueco en la Shopening Night: Mr. Daqui, Mavi Trapos, Nuel Puig, Marta Handrich, Carmen Poveda y Judith Mas.
En el Mercado de Colón, la diseñadora Belén Fernández organizó una perfomance en la que participó la blogger Judith Mas. Entre el público, su madre Rosa Fenollar, Coté Soler, Yeray de Benito, Javier Martínez, Juana Camps, Tó Campos y Jorge Gascó.
Como dice Maribel Cosme, presidenta del Gremio de Comercio Textil, la Shopening Night Caixa Popular es una oportunidad para descubrir nuevos espacios y rincones de moda, con la calma y el ambiente necesarios para hacer que el placer de comprar sea también el de conocer a sus protagonistas. Y así pasó la shopening night de otoño. Esperaremos impacientes a la de primavera, mientras Platón se recupera del susto.

Pie de foto: Almudena Martí, María Jesús Villanueva, Patricia Vilarroya y María Cosín en la tienda de Wolf

lunes, 23 de octubre de 2017

Women power

En una hipotética reunión de mujeres alguien pregunta: ¿además de entender de fútbol y de contar chistes soeces, hay algo que sistemáticamente hagan mejor los hombres que las mujeres?... silencio en la sala. ¿Y viceversa?, ¡buah!, algarabía en la sala: hacer dos cosas a la vez, dice una; empatizar con los demás, dice otra; madurar, poner los pies en el suelo, entender a los hijos, cooperar en el trabajo… De pronto alguien dice: arreglarnos el pelo. Ante semejante frivolidad, la algarabía se convierte en un escándalo ensordecedor. Cien voces gritan al mismo tiempo: combinar la ropa, organizar las vacaciones,  gastarnos el dinero en tiendas, hacer las maletas…
Claro que eso sólo pasaría si en la reunión las mujeres fuesen mayoría. Por alguna extraña razón, nos envalentonamos en grupo, y tendemos a acoquinarnos cuando estamos en minoría. Quizás esa sea una de las razones que expliquen nuestra clara desventaja en los órganos de poder y decisión, tanto empresarial como política, económica y socialmente hablando.
“Muchas mujeres permanecen en la sombra a pesar de su trabajo intenso y brillante”, dice Nuria Oliver, una ingeniera de teleco que acaba de recibir uno de los premios de la Asociación de Empresarias y Profesionales de Valencia (EVAP), que también recibieron la catedrática de ética Adela Cortina, la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas María Blasco y la empresaria Enrichetta Bellini.

Los premios se entregaron el jueves en el hotel Las Arenas. Las mujeres también somos las mejores organizando fiestas. Hubo photocall, cóctel, copa de cava, cena y un montón de mujeres con mando en plaza como la decana del colegio de registradores Mª Emilia Adán, la presidenta de Cecoval Maribel Cosme, la presidenta de la asociación de criminólogos Amparo Peris, la directora del hotel Las Arenas Sonia Úbeda, la directora de la Fundación de Estudios Bursátiles Isabel Giménez, la directora de la Fundación Universitas Miguel Hernández Tonia Salinas, la directora de relaciones externas de Mercadona en la CV Pau Villalba, la decana del colegio de ingenieros técnicos industriales Angélica Gómez, la consejera delegada del grupo Dacsa Araceli Císcar, la presidenta del comité social de Consum Inma Blasco y la consejera de Cárnicas Serrano, Carmen Serrano. Además estuvo la junta de AVEP, con su presidenta Eva Blasco, Ana Company, la secretaria Coral Ariño, la gerente Cristina Argente y la presidenta de BPW Spain María José Mainar. Amaya Fernández de Urquiano, directora de Irisem; Amparo Valero y Charo Coll, de Boluda Corporación; Lorena Mateu, de Florida Universitaria y las premiadas de anteriores ediciones Reyes Martí, Pilar Mateo y Presen Rodríguez.

Lecciones sobre diamantes

Argimiro Aguilar dio una charla sobre diamantes en el Ateneo Mercatil. Hay que saber de estas cosas para estar prevenidas y que no nos den gato por liebre.
Hay que entender de diamantes, chicas. Nuestras madres sabían de esto más que nosotras, porque nuestros padres se estiraban más que nuestros maridos. Pero en cualquier caso, tenemos que estar preparadas porque una nunca sabe en qué esquina puede sorprenderle un admirador con un regalo.
El diamante más caro jamás regalado a una mujer por su pretendiente fue uno que Richard Burton le regaló a Liz Taylor para conquistarla. No sabemos lo que pagó, pero conmigo no hubiese necesitado tanto, con un cortado sin azúcar le hubiese bastado. Años más tarde se divorciaron, Liz subastó el diamante y con lo que sacó se construyó un hospital en Botswana.
Argimiro Aguilar dio esta semana una charla sobre diamantes en el Ateneo Mercantil. Ni que decir tiene que la mayoría del público era femenino. Clientas del joyero, como Gema Munuera, Pepa Navarro, Mª Dolores Llaneras y Teresa Peris, la diseñadora Belén Fernández, Rosa Fenollar, María Muñoz, Pilar Ivars, Elvira Ferrer, Pepita Navarro, Irene Forcar, Pilar Pérez, Teresa Roca, Toña Ferrer, Maika Gonzalez, Mª Luisa Aznar, Ana Bonet, Carmen Selva y Judith Mas. También hubo hombres. Pocos, pero alguno. En concreto dos: Vicente Bosch y Oscar Ruiz Gil.
Argimiro explicó que el valor de un diamante se resume en la capacidad que tiene para reflejar la luz, y eso tiene que ver con las famosas cuatro ces: Carat (Peso), Colour (Color), Clarity (Pureza) y Cut (Talla o Corte).
El peso son los kilates; está claro que en un diamante el tamaño sí importa. El color, cuanto más blanco mejor. La pureza no es más que la ausencia de carboncillo y la talla tiene que ser excelente o muy buena para que brille. Argimiro dice que no admitamos menos. Así es que si tu Pepe se presenta en casa con una piedra amarillenta y con un punto negro en el medio, lo mejor que puedes hacer es pedirle el ticket. Luego le explicas lo que contó Argimiro en la charla; “mira, cariño, vas de que sabes mucho de economía y no tienes ni idea. Los diamantes son un valor refugio para invertir porque la producción es cada vez menor y la demanda aumentará con los mercados chino e indio. Así es que haz el favor de comprarme uno como el Liz, que con eso sabemos que nunca perderemos dinero.”

martes, 17 de octubre de 2017

Tu en casa, yo en galerías de arte

Hay una edad en la que los hombres se vienen arriba, mientras las mujeres buscamos remanso. Veinte años después, se da la vuelta a la tortilla.
Uno de los problemas de la vida en pareja es que los biorritmos de los hombres y de las mujeres van desacompasados. La idea no es mía, es de Laura Fitera, que lo explica así. A los treinta ellos están en plena efervescencia social y profesional. Quieren comerse el mundo, descubrir cosas, conocer gente, encontrar nuevas aficiones. Nosotras en cambio, a esa edad, estamos subsumidas por la maternidad que de alguna forma nos empuja a lo contrario: a la vida hogareña, tranquila, sin sobresaltos. Así es que, mientras tu tarde de otoño ideal es envolverte en una manta y acurrucarte en el sofá, ellos quieren salir a cenar y tomar copas con menganito y futanita que son dos tipos a los que no conoces, ni ganas que tienes.
Pasan los años, los niños se hacen mayores, y tú te reencuentras a solas una tarde entera con tu Pepe. Ya tenéis cincuenta y tantos. Él está más quemado que la piel de un guiri en Benidorm. Escéptico y desmotivado, lo que quiere es ver el fútbol, cenar cualquier cosa e irse a la cama. Mientras que nosotras, a esa edad, somos como osas que despiertan de su letargo y queremos salir, ver, conocer, descubrir.
Dice mi amiga Laura que en cualquier evento social es fácil corroborar su teoría: “Ves a mujeres de cincuenta y muchos entusiasmadas, hablando con unos y con otros, mientras arrastran a un marido tristón que cuando abre la boca es para decir que está cansado y se quiere ir a casa”.
Solución: “Mira Pepe, yo esta tarde me voy a un par de exposiciones con el vecino. Ese chico de veinticinco años que acaba de terminar la carrera. Y para que tú no te quedes solo, te envío a mi madre que te preparará la cena.”
Como toda regla, tiene sus excepciones, claro. Ahí tienes al artista Claudio Zirotti, rebosante de vitalidad a sus 65 años. Acaba de inaugurar exposición en L’Alfàs del Pi y parece un quinceañero el día que le han regalado su primera moto.
Zirotti es un italiano que trabajó en los años setenta con Federico Fellini en el periódico satírico romano Marc Aurelio. Desde entonces, ha recorrido varios países, hasta recalar en Valencia.
Su última exposición se titula “Pre-Texto. Más allá de la palabra” y reúne pinturas que representan signos y gráficas que casi tienen ritmo musical.
A la inauguración asistieron la Concejala de Cultura de l'Alfàs del Pi, Mayte García, Esperanza Durán de Fundación Frax, los artistas Horacio Silva, Jarr, Daniel Tejero, Francisco Sebastián Nicolau y Natividad Navalón, el fotógrafo Eduardo Peris, la interiorista Amelia Delhom, el galerista Miguel Castillo con Fátima Luque, Miguel Piqueras de Acuda Godella, el diseñador Omar Daniel, Phillipe Massiot, Pascal Chanferel, Josep Lozano, Trini García y Adriano Zirotti entre otros.
Otra inauguración, esta vez en la sala del Sporting Club Russafa, convocó a un buen número de artistas en la exposición colectiva sobre gráfica estructural. ¿Y qué es la gráfica estructural, os preguntaréis? “Se trata de investigar y reflexionar sobre el valor de la composición y de la estructura gráfica como elementos expresivos por los que discurrir y mostrar conceptualizaciones distantes, prácticas gráficas y cromáticas, texturas y lenguajes diversos e infinitos.”, dice Marisa Martínez, comisaria de la exposición.
A ver chicas, yo creo que lo mejor es memorizar el párrafo para decírselo al vecino de 35, o lo que es aún mejor, para responderle a tu Pepe cuando llegues a casa y te pregunte qué tal te lo has pasado.
En la inauguración estuvieron los artistas que exponen: Rafa de Corral, Elena Martí, Ximo Micó, José Antonio Picazo, Felicia Puerta y Jorge Carla; también gente del mundo artístico como José Garneria, Concha Ros, la galerista Marip Guiennot y el escultor José Luis Yebra, Marisa Giménez Soler, de Doce Islas, y Pancho Amat, Javier Martínez Rubio y José David Olmos, Mª Eugenia del Corral, Nan Pizcueta, Fernando Rincón e Inma Coll.
Ruzafa es el barrio perfecto para una inmersión cultural. Hace tiempo que concentra al mayor número de creativos por metro cuadrado: diseñadores, galeristas, ilustradores, artistas... vamos, el entorno ideal para mujeres inquietas y con un proyecto vital que incluye todo tipo de planes.

lunes, 9 de octubre de 2017

El amor es un pañuelo

La tradición de la mocadorà viene del S.XVIII. Nuestros abuelos se los regalaban a sus novias, nuestras abuelas, como muestra de amor. Imagináoslo: el tatarabuelo Tonet con su mocaorá  rellena de mazapanes camino de ca la abuela Vicenta, por entonces su novia. Él más cortado que un seminarista en un after hour. Ella le abre la puerta, no sabe que decir. Y él que se saca de la faltriquera el pañuelo, se lo da, a ella le dan ganas de darle un beso en la mejilla, pero no se atreve. Así es que limita a sonreír baja la mirada al suelo. Del fondo de la casa suena una voz, es la de la madre: “Visanteta, qui es?” Vicenta se quiere morir, ¿por qué le tiene que llamar Visanteta? Es Tonet, mare”; “Y qué vol”, “Res, ja se’n va!” Y le cierra la puerta en las narices. Lo que ella que hubiese querido era ir a dar un paseo cogidos de la mano, para que le viesen sus amigas y para él le atusase un poco el pelo. El abuelo Tonet se va al casino cabizbajo porque le hubiese gustado probar los mazapanes. Ella se mete en la habitación y esconde su mocadorá para que no la vea la mare y sueña con que al año siguiente, él ya haya pedido su mano y poder sentarse juntos en la cocina a comerse los higos de mazapán: “amb el llépol que és, i no li ha donat ni un”
Los tiempos han cambiado. Probablemente el novio de nuestra hija le envíe un emoticono de un pañuelo y ella se limite a contestarle con un “¡ja,ja!”. Pero la tradición continúa. Los hornos estarán llenos de mocadoràs hoy y mañana. Algún que otro marido o novio tendrá el detalle. Y muchas mujeres de la sociedad valenciana siguen viviendo la tradición. Mayrén Beneyto recuerda el primer pañuelo que le regaló su novio, “yo tenía 18 años y desde entonces nunca he dejado de recibirlo. La tradición familiar está tan arraigada en mi familia que mi abuelo Juan Beneyto dejó un dinero para que sus hijos siguieran la costumbre. Ahora voy con Ramón a elegirlos”.
Para Mayrén los pañuelos de seda son un complemento perfecto. “Tengo muchos, algunos de mi madre, pero me hizo mucha ilusión el del Colegio del Arte Mayor de la Seda. Siempre que viajo, llevo uno al cuello, si me molesta lo anudó al bolso y si hay viento lo pongo sobre la cabeza y lo anudo detrás de la nuca, como Grace Kelly”. Blanca Fitera. “Me acuerdo de ese primer pañuelo ideal que regaló a mi madre, cómo nos explicaba la costumbre y el preciosismo de los artesanos pasteleros; nunca había visto frutas más bonitas que aquellos mazapanes coloreados y mágicos. Aún ahora sigo mirándolos con admiración. El pañuelo es otro cantar: me encanta pero soy patosa para llevarlo. Mi forma preferida es aquella tan 'soigné' de anudarlo al asa del bolso; siempre pienso que los buenos pañuelos deberían verse extendidos."
"El día de Sant Donís está unido en mi memoria a aquellos primeros años en Valencia, recién llegados desde Galicia, en los que mi padre adoptó todas las tradiciones valencianas”, dice
A Encarna Roig le encantan las celebraciones como el 9 de octubre, “que generan afecto, ternura y alegría”. Ella lleva años trabajando en la moda y cree que los pañuelos transmiten gran parte de nuestra personalidad, gustos y hasta el estado de ánimo. “Suelo viajar mucho u llevo varios en mi maleta. Me encanta jugar con las mil posibilidades que ofrecen e incluso convertirlos en mi principal atuendo, con un simple nudo al cuello en forma de vestido, túnica o lazada."
Para la diseñadora Marta de Diego, el 9 de Octubre es una fiesta racial, de sentimiento puro. “Esa delicadeza del amado de llevar dulces a su amada en un pañuelo me parece un detalle exquisito.”Marta utiliza el pañuelo con mucha frecuencia, “dejándolo en movimiento para que adquiera vida propia; nunca doblándolo geométricamente, no lo recomiendo.”
Vicen Fernández celebra el 9 de octubre en familia, “siempre vemos el festival de pirotecnia con sus hijos David, Luis y Pablo”. De los pañuelos se declara fan absoluta: “Lo utilizo en el bolso y como turbante, a modo de bandana, pero como más me gusta es al cuello con una biker de cuero negra para darle un toque roquero.
La directora de Valencia Excellence, Laura Gallego, también es experta en dar mil usos al pañuelo: ”desde sujetarlo al pelo en una coleta, anudarlo al asa del bolso o convertirlo en un top: se hace un pequeño nudo en la parte central por el revés, luego se anudan los extremos superiores al cuello, los posteriores alrededor de la cintura y ¡¡listo!!”
La diseñadora de complementos María Gómez Polo también tiene un truco para ponerse el pañuelo en la cabeza: “Se coge por el borde central y se coloca sobre la altura deseada sobre la frente, se apoya la frente sobre una pared para que no se desplace y se ata detrás con un nudo doble y media lazada, de forma que un extremo quede más largo que el otro”.
“Mi recuerdo de la mocadorá es el que tengo de acompañar a mi padre a cómprasela a mi madre durante todos los años en que vivieron, entrañable para mí”.

martes, 3 de octubre de 2017

De España vengo, de España soy

Tres días antes del 1-O, Francis Montesinos cerró su desfile en La Marina con la voz de la catalana Montserrat Caballé cantando la pieza más conocida de la zarzuela El niño judío.
Era jueves, tres días antes del uno de octubre. Francis Montesinos replicaba su desfile de la Pasarela Cibeles en la terraza de Marina Beach. Llega el final, cuando todas la modelos salen en lo que llaman el “carrusel final”. En ese momento, el más apoteósico del desfile, suena la voz de la catalana Montserrat Caballé cantando: De España vengo, soy Española / En mis ojos me traigo luz de su cielo/ Y en mi cuerpo la gracia de la Manola / De España vengo, de España soy / Y mi cara serrana lo va diciendo. / He nacido en España por donde voy…
Si hubo o no intencionalidad política por parte de Francis Montesinos, sólo él lo sabe; pero Rajoy y Soraya deberían envidiar esa genialidad montesiniana. Le daban a una ganas de ponerse en firmes y llevarse la mano al pecho, cual marine americano.
Montesinos tiene la virtud de hacerte feliz, que no es poco en los tiempos que corren y que le diferencia de otros muchos artistas empeñados en meterte en un túnel oscuro y tristón del que no hay más salida que ese final que a todos nos tiene reservados la natura. Montesinos, sin embargo, es como un chute de mediterranía y eso es alegría, color, entusiasmo, ganas de vivir… No se puede ser Mediterráneo y cenizo al mismo tiempo.
El desfile fue el cierre de la entrega de premios de Smart Center Valencia a alumnos de diseño de moda y joyería de la Escuela Superior de Diseño. Presentó los premios la actriz Esmeralda Moya y los entregó el director de Smart Center Diego Saldaña y la directora de la Escuela Rosa Esteban.
Poco después, se apagaron las luces y las modelos empezaron a desfilar a ritmo de samba brasileña. Paola Dominguín, musa y amiga de Francis, se puso a bailar en la silla, mientras se encendía un cigarro y daba un sorbo a la copa de vino. ¡Esto sí es disfrutar de un desfile y no esas salas de Ifema frías y despersonalizadas en los que un día se expone moda y al siguiente, máquinas de trefilería!
Las modelos transmitían lozanía y frescura. Todas bronceadas y dando taconazos sobre la pasarela, mujeres poderosas y seductoras, con tocados exuberantes, faldas sexis y escotes generosos como corresponde a una colección que se llama “Divas del sur”.
Allí, al lado de la playa, con brisa del mar acariciando nuestras lacias melenas, más de una pensamos, esto es vida y no lo de Berlín, que seréis allí buenas profesionales, serias y ricas, pero no tenéis a Montesinos ni la Malvarrosa.
Entre el público asistente, muchos amigos del diseñador, como Javier García Alberni, Tomás García, Paola Dominguín, el empresario Manuel Palma, José Vivó, Coté Soler, Presen Rodríguez y Maribel Cosme, la diputada Carmen Alborch con el director de cine Alex Quiroga y Josevi Plaza.

Cultas y elegantes

Atardecer de septiembre. Refresca, pero lo justo para no tener calor. Un ático en el centro de Valencia, con una de esas terrazas por las que darías todo tu fondo de armario, el de tu marido y su coche, incluso con él dentro. Los camareros reparten vino y pequeñas raciones de paella. Dentro, una exposición de arte con obras sólo de mujeres. Entre los invitados, lo más granado de la sociedad valenciana, gente que viene a recordarte que la elegancia y la cultura no están reñidas, como a veces más de un izquierdoso quiere hacernos ver. ¡Jo pe!, eso es hacer sociedad y no lo de ver partidos de fútbol en casa, entre latas de cerveza y cortezas de cacahuetes.

La cita fue en Pascual y Genis. La anfitriona, la galerista Ana Serratosa. Y la exposición, parte de su colección de arte. Hay piezas de artistas consagradas como Carmen Calvo y otras recién descubiertas, como la joven Françoise Vanneraud.
A la inauguración fueron un grupo de amigos y clientes de Ana, como María Landecho, Javier Vela, Carmen Jabaloyes, las artistas Encarna Sepúlveda y Carolina Ferrer, las hermanas Carmen y Alicia de Miguel con su pareja José Antonio Otegui, Pablo Serratosa y Silvia Escolá, Ela Fernández, Amparo Escartí, Emma Amutio, Meye Maíz, Amparo Ortuño, Maite Aparisi, María Dolores Enguix y su marido, Juan Antonio Murgui, Manolo Rius, Ernesto Ríos, Pilar García Goyeneche, Jaime Siles, Maria José Corell, Ramiro Verdejo, Alfonso Pascual, Socorro Maldonado, Jaime Martí, Jaime García Matarredona, Nela Gómez Villalonga y Pilar Vidal y el comisario de la muestra Alfonso de la Torre.
Otro artista valenciano, JARR, inauguró el viernes exposición en Godella y estuvo acompañado por artistas como Natividad Navalón, Joan Verdú y Carmen Luján, Claudio Zirotti y Trini García, Mª José Torrente, Javier Calvo, Roberto Moltó, Elena García, Carmina y Fernando Durán, Begoña Albert, Amelia Delhom, Encarna Roig, Guillermo Martorell y Mamen Puchades, Cristina Pérez-Broseta, Amparo Ortuño, Alfredo Esteve, Reme Hidalgo, Juan y Marcelo Soto, Iván Martínez-Colomer y Ana García-Rivera y Carolina Murcia.