martes, 24 de septiembre de 2013

Soñar a lo grande

Tres premios bien dados; cinco discursos breves, de un par de minutos cada uno; una foto de grupo, y ¡ale!, a cenar. Eso es una entrega de premios como Dios manda y no esas maratonianas jornadas de aplausos en las que sube uno, otro y otro y otro más, hasta que acabas con las palmas de las mano enrojecidas de tanto aplaudir. Tampoco es bueno que haya un exceso de autoridades y de faranduleo que condicionan demasiado el protocolo y forman corrillos entre ellos, mientras el resto de la concurrencia está más pendiente de ver si alguno de ellos le saluda y consigue meterse en uno de esos corrillos, que de hacer cuchipandi con los demás.
Telva lo hizo así el viernes por la noche en el Palau de les Arts y le quedó bordado. La directora de la revista nos había dicho que con ganas de trabajar, una sonrisa y soñando a lo grande se puede conseguir cualquier cosa. Y ahí estábamos los asistentes meditando sobre esa reflexión cuando subió al escenario Raphael con esas sonrisa suya tan pegadiza nos dijo que él sigue soñando porque todavía le quedan sueños por cumplir. Y ahí nos quedamos más de uno perplejo, pensando: ¡toma, ya!, este hombre, que ha conseguido uno de los cinco únicos discos de uranio que se han dado en la historia, todavía tiene sueños, y tú a veces, en casa, te pones tristona porque crees que ya no te queda nada en lo que soñar.
Valentín Fuster, el segundo premiado, nos dijo que la forma de dar a los jóvenes un mundo mejor era hacer precisamente lo que estaba haciendo Telva, valorar el arte, la ciencia y el deporte. El Tercero en subir fue Marc Márquez, un sol de chaval, que con una humildad admirable reconoció abiertamente que todo aquello le quedaba un poco grande. Y acabó la ronda de discursos Alberto Fabra que clausuró su discurso emulando a Raphael: “...Digan lo que digan España va bien y está llena de talento”.
Toda la ceremonia no duró más de cuarenta y cinco minutos, cosa muy de agradecer en este tipo de eventos. Luego una cena ligera y para acabar la noche, unas copas en el ático del palau de les Arts bajo la luna de Valencia. Allí, el presidente Fabra y sus conselleres de educación y sanidad, María José Catalá y Manu Llombart, se mimetizaron con el resto de invitados, algo que por fin los políticos han empezado a hacer.
La presentadora de la gala fue, Nuria Roca, vestida de Jorge Vazquez. Entre invitados, ellos de riguroso esmoquin estaba Jaime de Marichalar, Fiona Ferrer, Paloma Segrelles y toda la familia de Raphael, su mujer Natalia Figeroa. También el vicepresidente de Sha Wellness, Alejandro Bataller, el diseñador Francis Montesinos, recién llegado de la Madrid Fashion Week, la presidenta del Palau de la Música, Mayrén Beneyto, elegantísima con un vestido negro de Marta de Diego, encolado y con las mangas y la espalda transparentes y bordadas, y un clutch en forma de gato con incrustaciones de cristal de Judit Leiber -”lo compré en los años 70 en NY, muchas preferían comprar abrigos de piel, pero a mí me emocionó esa pequeña obra de arte”-, la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Paula Sánchez de León, Alfonso Roig con la estilosa Patricia Bonilla, el arquitecto Ramón Esteve, el tenista Juan Carlos Ferrero, el torero Vicente Barrera, Jorge Martínez Aspar, Albelda con su mujer Vicen Fernández...

A la cita no faltaron los empresarios Héctor y Manuel Colonques, con su hija María que se casa dentro de poco con Andrés Benet; Juana Roig, la hija pequeña de Juan, con su marido Álvaro Otero, Juan Carlos Pantoja con su mujer Cristina Blanch; Iñigo Parra y Henar Molinero, Silvino Navarro y Lucía Morales, Julio de Miguel y Andrea Pascual, Carlos Pascual con su mujer Elena Ravelo, Bárbara Jiménez de la Iglesia y Chimo Iborra, Joaquín Maldonado, Verónica Montijano y José Luis Vilanova, Alfonso Manglano y Eva Marcellán, Sonsoles Gómez Torres y Fernando Cervero, Paloma del Portillo Martínez Medina y Lucas Noguera, el doctor José María Ricart y Carolina Merino, el joyero Arguimiro Aguilar, José Tamarit, Ana Valero y Maite Sebastiá, la redactora jefe de moda de Telva, que llevaba un espectacular vestido de crepé rojo de corte años 20 de Marta de Diego. He perdido el par de zapatos de Prada que aposté la semana pasada.

martes, 17 de septiembre de 2013

Digan lo que digan

El viernes por la noche Raphael estará en el Palau de les Arts de Valencia. Vendrá a la Gala de los Premios Telva a las Artes, Ciencias y Deporte. Allí estará también lo más granado de la vida política y social valenciana. Quién sabe, igual nos canta algo. A lo mejor coge el micrófono y nos canta eso de: “Más dicha que dolor hay en el mundo; más flores en la tierra que rocas en el mar; hay mucho más azul que nubes negras y es mucha más la luz que la oscuridad. Digan lo que digan los demás”. Ya me veo al bueno de Raphael, con su temperamento y su inagotable seguridad en sí mismo, mirando a nuestro Presidente y cantándole: “digan lo que digan los demás son muchos, muchos más los que perdonan que aquellos que pretenden a todo condenar”. Y a nuestro President asistiendo con una sonrisa y pensando: cuánta razón tiene este hombre.
Raphael recibirá el premio a la Artes; vendrá con toda su familia, su mujer Natalia (qué elegante es esta señora), sus hijos Manuel y Amelia Bono, Jacobo y su mujer la actriz Toni Acosta y su hija Alejandra con su marido Álvaro Arenzana. Los otros premiados de la Gala este año son el doctor Valentín Fúster, premio a las ciencias y Marc Márquez, del deporte. Nuria Roca será la presentadora y entre los invitados ya se sabe que estarán Jaime de Marichalar (cómo te echamos de menos, querido Marichalar), Fiona Ferrer y las ex directoras de Telva Covadonga O'Shea y Nieves Fontana. Igual también se animan Paloma Segrelles y la Duquesa de Fernandina. Bueno, y seguro que vendrá la redactora jefa de moda Maite Sebastiá y apuesto mis únicos zapatos de Prada a que llevará un vestido de Juan Vidal.
Bueno, ya os contaré. A mí ahora lo que me preocupa es conseguir mi foto con Raphael, que quiero renovar mi perfil del Whatsapp y Facebook y quiero que me veais todas cogidita del brazo del que fuera ídolo de nuestras madres y ahora lo es de más de una de nosotras. Si consigo la foto, en el estado de Whatsapp voy a poner: “yo soy aquella” y que se chiflen mis viejas compañeras de universidad que hace veinte años que no ven.
La cena de gala de Telva coincidirá el viernes con una de las jornadas de desfiles de la Valencia Fashion Week, quizá la mejor. Desfilarán los diseñadores Javier Villajos, de Javier y Javier, y Adrián Salvador y Lucas Zaragosí.
La semana pasada, la diseñadora Bárbara Torrijos presentó en su tienda de Cirilo Amorós su nueva colección. Bárbara ha elegido otro camino fuera de las pasarelas de moda, y a pesar de ello sus colecciones ya se venden en 70 tiendas multimarca. El secreto: un producto de calidad, a un precio muy ajustado y sin más pretensiones que servir de fondo de armario a una mujer que trabaja y que necesita ropa ponible para todos los días, cómoda y estilosa.
Cerca, en el calle Jorge Juan, acaba de abrir Brownie, una tienda de ropa que compite en el mismo segmento que Ese o Ese: ropa juvenil y relajada, prendas básicas de algodón y punto, vaqueros, camisetas, sudaderas y rebecas envejecidas como si llevasen toda la vida en el armario. El lema de Brownie es frescura, comodidad y sencillez. El de Ese o Ese, ropa cómoda, natural y confortable. Vamos, primas hermanas. La nueva tienda es una monada, con una decoración entre rústica, bohemia y artesanal. Hay una de billar, una vieja vespa y sacos de trigo que parecen sacados de la casa de la pradera.

Brownie será un exitazo seguro. A las jovencitas les chifla esa ropa y las mamás acabamos copiando el estilo de nuestras hijas porque no queremos llevar cosas que envejezcan, así al final, todas vestimos igual. El estilo de las mamás de hoy poco tiene en común con el de nuestras madres, aunque siempre hay excepciones. A ellas les volvía loca la música de Rafael. Y a nosotras también.

martes, 10 de septiembre de 2013

Ha sonado el despertador

La pérdida de la Fórmula 1 ha sido como el estridente ruido del despertador: levántate guapa, quítate las legañas, espabila y ponte a trabajar, que tu vida es la que es y no la que estabas soñando. El Club Moddos, como el resto de la ciudad, se ha adaptado a los tiempos.

El primer cóctel después del verano es como el primer día de colegio después de tres meses de vacaciones: estrenas uniforme, te reencuentras con los amigos, les cuentas tus veraneo y en un rato te has olvidado de las desidiosas tardes en el balcón de tu apartamento. Con los saraos pasa algo parecido. Tras varios meses vistiendo más zaparrastrosa que Tatiana Santodomingo, con camisolas de flores, chanclas y bermudas, llega un momento que hasta te apetece vestir como una señorita.
La primera cita de la temporada fue la del Club Moddos. Ese club que nació en las postrimerías del gran sueño valenciano. Corría el año 2009, la crisis ya nos estaba aguando la fiesta, pero creíamos que aquello iba a ser una tormenta de verano, que pasaría en un plis-plas, y pronto volveríamos al nuevo Saint Tropez. Así que teníamos que dotarnos de estructuras sociales propias de las grandes ciudades glamurosas del mundo. Moddos nació para acoger a la gente bien de la ciudad, gente con clase, de buen apellido y mejor gusto para ofrecerles planes de ocio y un punto de encuentro del que pudiesen salir nuevos negocios; vamos, un sitio para hacer contactos, lo que ahora se llama networking, por eso de que los “contactos” tiene connotaciones de tipo más sexual. Su promotor fue un paradigma del perfil que se buscaba: Iván Martínez-Colomer, guapo, de buena familia y sin problemas para llegar a fin de mes.
Un año después celebraron su aniversario, con una cena de gala, en Myrtus: el salón de eventos de María José Lladró, otro paradigma del espíritu Moddos. Parecía que la iniciativa estaba cuajando, de hecho la replicaron en otras ciudades españolas.
El jueves inauguraron el curso social valenciano celebrando su cuarto aniversario. Claro que sobre sus espaldas pesan ya cuatro largos años de esta crisis que han laminado nuestras aspiraciones glamurosas y han diezmado las cuentas corrientes de buena parte de la vieja burguesía valenciana. Así es que todo fue mucho más modesto: adiós a la etiqueta, al menú de cien euros y al desfile de bolsos de dos mil recién comprados. Esta vez, el cumpleaños se celebró en la Terraza del Patriarca, con nachos y ensaladilla rusa para picar, y una asumible cena de veintidós euros el cubierto.
Sus socios siguen siendo gente fina y elegante. Allí no había la típica nota discordante que siempre arruina una boda con su vestido de raso o su corbata de cuero.
Josep Lozano será el encargado de dirigir esta nueva etapa, un hombre capaz de sacar glamour hasta en una verbena veraniega en la que ponen a los pajaritos de Mª Jesús y su acordeón. Como novedad, los socios tendrán que pagar una cuota simbólica de 5 euros al mes, para que se queden los que de verdad quieren estar.
A la cita acudió Consuelo Císcar (fue vista y no vista), la presidenta de Cecoval, Isabel Cosme, y los periodistas Ximo Rovira y Maribel Vilaplana que mantiene un tipazo impresionante desde que hizo la famosa dieta Pronokal.
La reunión sirvió para ponernos al día. María Dolores Enguix, de la Óptica Climent, nos habló de los turistas nórdicos: “No preguntan precio y como en sus países apenas hay gafas de sol, se van con la maleta llena”. Isabel Jiménez Zuriaga contó sus vacaciones en Biarritz y Encarna Roig y María Ángeles Miguel anticiparon las novedades en Acosta y Ferragamo.
Estuvieron además los diseñadores Adrián Salvador y Lucas Zaragosí, de Siemprevivas, Miguel Vizcaíno, Luz y Myriam Agulló, Miguel Ángel Cantos, Óscar Moscardó, Javier Monedero, de Dicoval, Susana Gómez García, Arantxa Estellés, Alfredo Esteve, Pepe Bosch, Álvaro Moliner, Jarr, Mario Guillem, Luis Royo, Laura Rico, Silvia Peña, José Román, Lola Narváez.
La semana que viene llega cargadita: desfile de Montesinos, Juan Vidal, Hannibal Laguna y Dolores Cortés en MBFW, presentación de la diseñadora Bárbara Torrijos y reunión benéfica de FUVANE en el ático del Ateneo Mercantil con la proyección de la última película de Miguel Angel Font. ¡Ah, y las afortunadas con invitación a la gala de Premios Telva ya pueden ir buscando modelito! Será el 20 de este mes en el Palau de les Arts.


martes, 3 de septiembre de 2013

Septiembre

Una de las películas más deprimentes de Woody Allen se llama Septiembre; un filme en tonos ocres, con personajes al borde del suicidio, amores no correspondidos, traumas familiares y dramones dignos de telenovela de sobremesa. Y es que septiembre es el mes más triste de año: los días se acortan; la báscula te recuerda cada mañana que este verano te has pasado de la raya; el pelo se cae más porque está cambiando el ciclo piloso (no sé qué demonios es eso, pero suena fatal); los uniformes y los libros del colegios arruinan nuestras cuentas corrientes; el jefe ha llegado al trabajo con aires renovados y está empeñado en que trabajemos más que nunca; tu marido no hace más que hablar de fútbol y de lo que haría él con la plantilla del Valencia; los niños están insoportables después de dos meses de no hacer nada; tu suegra amenaza con una comida familiar para que nos veamos todos después del verano; tu cuñada está pesadísima porque dice que sus hijos tienen piojos por culpa de los tuyos; Rajoy dijo ayer que la bajada de impuestos no llegará hasta dentro de un año; Belén Esteban ha engordado quince kilos; Clint Eastwood se ha separado y, lo peor de todo, la hija de Isabel Preysler, Tamara Falcó, amenaza con darnos la murga este año contándonos su vida en un personality show restragándonos por la narices que ella es una niña muy buena que se preocupa mucho por los demás y que por eso se va de misionera a Mozambique.
Pero bueno, no nos hundamos en la depresión, que para eso ya están Alberto Fabra y sus conselleres. Busquemos el lado bueno de la vida. Septiembre también tiene su punto. Aunque no podamos comprar nada, las tiendas ya han sacado las colecciones de invierno, monísimas de la muerte: mucho cuadro inglés, nuevos colores como el rosa palo, abrigos envolventes, vestidos de flores y lenceros, combinaciones clásicas como el blanco y negro y el viejo traje chaqueta que triunfó en los noventa, feminizado y suavizado sin aquellas espantosas hombreras, que por algo las ejecutivas de ahora son más modositas y menos agresivas que las de antaño, que no está la cosa para ir de chulas por la vida.
Más alegrías de septiembre: las pasarelas. Este año, Juan Vidal, ese joven diseñador de Elda que promete regalarnos grandes momentos, desfilará por primera en el calendario oficial de la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid. Ayer estaba preparando en el estudio del DJ la música del desfile. Será el día 16 y su colección “Marguerite” estará en el punto de mira de muchos críticos después de haber ganado el último premio Vogue. También lo harán Dolores Cortés, Hannibal Laguna y Francis Montesinos, ya veteranos de la pasarela madrileña.
Además, Josep Lozano ha tomado la dirección del club Moddos cogiendo el testigo de su fundador, Ivan Martinez Colomer, de los Martínez Colomer de toda la vida. Lozano conoce bien a lo más granado de la sociedad valenciana y es la persona idónea para sacar el poco glamour que todavía nos queda.
Más alegrías. Otra gran diseñadora, Presen Rodríguez, acaba de abrir su nuevo estudio en la calle Pizarro 14, justo debajo de uno de los estudios de Pilates más conocidos de Valencia, el de Camino Bañon y Rebeca de la Iglesia. Allí se ponen en forma señoras tan estupendas como Rosa Morera, de Max Mara, Amparo Martínez Medina, María Angeles Miguel, de Salvatore Ferragamo, Piluca Bertolin, la estilosa mujer de Esteban Gonzalez Pons y Marta Pons, la no menos estilosa mujer de Fernando Aliño, entre otras. Además, la presidenta del Palau de la Música de Valencia, Mayrén Beneyto se ha casado con Ramón Almazán, después de varios años de novios. Un triunfo más del amor.

Venga, que septiembre no es tan malo.