La vida nos da pocos oportunidades de cumplir uno de nuestros sueños de niñas: el de ir a una fiesta de largo luciendo el mejor de los vestidos, entrando sobre una alfombra roja, bajo los flashes de los fotógrafos y repartiendo sonrisas y saludos a diestro y siniestro.
Los años han pasado, ahora las niñas son nuestras hijas, y muchas de nosotras no hemos cumplido el sueño. Nos hemos arreglado para ir a bodas, pero no es lo mismo, porque sabes que allí la estrella es la novia y tú, por muy mona que vayas, no aspiras a robarle protagonismo. Hemos ido a fiestas, a cenas, a conciertos, a óperas… Pero tampoco allí era cuestión de aparecer enjoyada tipo Liz Taylor en la entrega de los Oscars.
No, una fiesta de gala es otra cosa: es la ocasión de dar el do de pecho, de sacar toda tu artillería, sabiendo que esta vez no te vas a pasar porque lo que toca es precisamente eso, pasarse.
Pues bien, chicas, ahora tenemos una cita para cumplir nuestro sueño, será el día 28, jueves, en el Palau de la Música, el motivo la gala de entrega de los Premios Telva a las Artes y las Ciencias. El dress code: nosotras de largo y ellos de esmoquin.
“Cuando en una invitación te indican que las señoras tienen que llevar traje largo y los señores esmoquin, te están diciendo que tienes que vestir de súper etiqueta”, dice la diseñadora Marta de Diego, o sea, que a la hora de vestirnos tenemos que pensar en el festival de cine de Venecia o en los Oscar en cuanto a importancia. “El estilismo se tiene que adecuar al tipo de evento y el de Telva es un perfecto para frivolizar, para atrevernos a llevar un poco más de escote o una abertura un poco más larga, es una fiesta de moda que te permite dar un paso más sin perder el equilibrio ni la elegancia ni el saber vestir.” Marta cree que además la gala es ideal para que nos sintamos protagonistas por un día, como las actrices y modelos. “Una pasarela donde no hace falta ser modelo para llevar modelazo”.
En cuanto al modelito, Marta sugiere vestido largo de paillettes color acero. “Tampoco es necesario que el vestido tape los pies; hasta en eso hay que tener equilibrio, se puede utilizar un largo adecuado a la fisonomía”. En los colores también podemos frivolizar. “A una boda no puedes ir con brillos, a un acto institucional tampoco, pero aquí puedes jugar y fantasear con materiales que habitualmente evitas”.
Presen Rodríguez también cree que estamos ante una gran ocasión para vestirnos, lucir modelito, ponerse joyas y arreglarse bien. “Luego nos quejamos de que Valencia no tiene glamour, pues ahora no hay excusa. Si cuando se organizan fiestas no vamos o, lo que es peor, no vamos adecuadas, luego que nadie proteste; además, no todo el mundo ha recibido invitación, así que las afortunadas tienen que vestir de acuerdo con la categoría del evento”.
¿Y cómo vestiría Presen a una de las invitadas? “Yo le pondría un traje largo, bonito y sexy de lentejuelas. Hemos abusado del corto, pero si en la tarjeta dice largo, hay que ponérselo. Desde luego, no puedes llevar un traje corto babydoll; hay que ir de largo y con joyas; además, a la mujer valenciana le encantan las joyas y es la ocasión de lucirlas”.
Juan Andrés Mompó también es partidario de hacer todo el esfuerzo posible para estar muy bien. “Yo elegiría un vestido largo con una falda blanca de marfil en raso gordo, con pliegues un poco huecos en la cintura, y un cuerpo negro con una banda coral, un hombro si y otro no, alguna estola, pulseras y el pelo recogido.”
Bueno chicas, si sois una de las afortunadas con invitación, habrá que ir preparando el súper modelazo. Os adelanto que cenaréis un menú exquisito preparado por El Alto, después de escuchar una actuación de Ainhoa Arteta, que recibirá el Premio Telva a las Artes, y compartiréis cena, entre otros, con Patricia Rato, Carmen Posadas, Almudena De Arteaga, Fiona Ferrer, Mariam Camino, Paloma Segrelles, Paloma Lago, Juncal Ribero o Carlos García-Calvo, que ya han confirmado, y algunos más que lo harán en el último momento ¡Qué nervios!
martes, 27 de septiembre de 2011
martes, 13 de septiembre de 2011
Mucho espectáculo y poco talento
Algo está fallando en la Semana de la Moda Valenciana -VFW- cuando después de once ediciones, subvencionadas con un millón de euros de dinero público cada una, seguimos sin avanzar en la consolidación comercial e industrial del sector. Siempre pasa lo mismo: mucho escenario, mucha modelo, luces, sonido, cava, canapés y gente, mucha gente yendo y viniendo, pero sobre la pasarela poco que atraiga la atención de los creadores de tendencias o de los responsables de compras de las grandes tiendas de moda de España y de Europa. Las gradas se llenan porque las entradas se regalan en la Plaza los Pinazo, y no porque los diseñadores atraigan la atención de nadie.
Siempre hay una excepción a la norma, este año ha sido Juan Vidal, que nada tiene que ver con Alex Vidal, amo y señor de la Pasarela, y Juan Andrés Mompó.
El resto de los diseñadores valencianos que tienen algo que aportar –Montesinos, Hannibal Laguna…- ni están ni se les espera desde hace años en la VFW. Unos dicen que no van porque no les invitan, otros que aunque les inviten no van porque se les ningunea, otros porque no les da la gana ir allí a perder el tiempo y otros porque están cabreados con el Lucero del Alba, o vaya usted a saber con quien, el caso es que no van.
Y así las cosas, van pasando los años. Nuestros políticos, erre que erre, defienden el evento porque dicen que sirve para hacer publicidad de la Comunidad Valenciana y cuando alguien se lo discute, sacan un fajo de recortes de prensa y lo ponen sobre la mesa diciendo: mira, aquí tienes el retorno de nuestra inversión. Vamos, que para ellos la VFW es un evento más como la Fórmula 1, el campeonato de motos o el open de tenis. La diferencia es que nadie dijo nunca que la Fórmula 1 la íbamos a celebrar aquí para potenciar la industria automovilística valenciana ni porque iba a servir para alumbrar a una docena de fernandos alonsos valencianos.
En fin, ellos sabrán lo que hacen. Mientras tanto, los diseñadores valencianos que aspiran de verdad a crear una empresa productiva se buscan la vida por otro lado.
La pasarela no es el único camino. Sin ir más lejos, esta semana se está celebrando en Madrid, en el Hotel Villamagna, un tradeshow llamado “10 punto de encuentro”, un evento entre feria y showroom, que sirve para poner en contacto a firmas de moda y compradores. Cada diseñador ocupa una habitación del lujoso hotel y por allí van pasando los clientes, muchos de ellos venidos de toda Europa. En el evento, participa, entre otras, la firma de joyería de Laura Ponte, Luby&Lemerald, la sombrerería Pablo y Mayaya -Doña Leti lució uno de sus sombreros en la boda de Enrique de Inglaterra- y tres firmas valencianas: Lechienerrant (moda), Viveti (decoración) y Blanca Fitera, que además de ser habitual en la vida social valenciana, crea unos collares y tocados de locura con cristales preciosos, piezas vintage, fornituras artesanales y piezas traídas de Venecia.
Miguel Angel Aldeguer, el valenciano que está detrás de la firma Lechienerrant, no quiere saber nada de pasarelas. “Hay que dedicarle tanto tiempo y esfuerzo, que no me interesa, yo quiero vender y la pasarela valenciana no es una plataforma para vender. Quiero hacerme un nombre en las tiendas, en la vida real, con mi producto”. Por cierto, su colección de invierno es de lo más sofisticada, los vestidos parecen de costura, con espaldas muy trabajadas y volúmenes cuidados. En Madrid se venden en 24fab, la tienda de Anabel Zamora que está en Claudio Coello. ¡A ver si alguna tienda de Valencia se anima a traer la colección!
Moda aparte, lo más glamuroso de esta edición de la VFW fue la fiesta de Yo Dona en L’Umbracle, allí estuvo la directora de la revista, Charo Izquierdo, los diseñadores Ion Fiz, Juan Martín, Noelia Navarro, la modelo Mª José Suarez y un montón de gente de lo más estilosa.
Y hablando de fiestas, esta semana también celebró Isabel Ballester la Fashion Night Out (la noche de las compras) en su tienda de Gran Vía 20: mojitos de maracuyá, DJ con musiquita de la buena y muchas niñas monas: Patricia Villaroya, Elena Gutierréz, Rocío Andrés, Noemí Suárez, y Marta Flores, que hace unos sombreros y tocados ideales.
En fin, se acabó la VFW. En febrero, si hay una nueva edición, seguiremos aprovechando el evento para hacer vida social y lucir modelito.
Siempre hay una excepción a la norma, este año ha sido Juan Vidal, que nada tiene que ver con Alex Vidal, amo y señor de la Pasarela, y Juan Andrés Mompó.
El resto de los diseñadores valencianos que tienen algo que aportar –Montesinos, Hannibal Laguna…- ni están ni se les espera desde hace años en la VFW. Unos dicen que no van porque no les invitan, otros que aunque les inviten no van porque se les ningunea, otros porque no les da la gana ir allí a perder el tiempo y otros porque están cabreados con el Lucero del Alba, o vaya usted a saber con quien, el caso es que no van.
Y así las cosas, van pasando los años. Nuestros políticos, erre que erre, defienden el evento porque dicen que sirve para hacer publicidad de la Comunidad Valenciana y cuando alguien se lo discute, sacan un fajo de recortes de prensa y lo ponen sobre la mesa diciendo: mira, aquí tienes el retorno de nuestra inversión. Vamos, que para ellos la VFW es un evento más como la Fórmula 1, el campeonato de motos o el open de tenis. La diferencia es que nadie dijo nunca que la Fórmula 1 la íbamos a celebrar aquí para potenciar la industria automovilística valenciana ni porque iba a servir para alumbrar a una docena de fernandos alonsos valencianos.
En fin, ellos sabrán lo que hacen. Mientras tanto, los diseñadores valencianos que aspiran de verdad a crear una empresa productiva se buscan la vida por otro lado.
La pasarela no es el único camino. Sin ir más lejos, esta semana se está celebrando en Madrid, en el Hotel Villamagna, un tradeshow llamado “10 punto de encuentro”, un evento entre feria y showroom, que sirve para poner en contacto a firmas de moda y compradores. Cada diseñador ocupa una habitación del lujoso hotel y por allí van pasando los clientes, muchos de ellos venidos de toda Europa. En el evento, participa, entre otras, la firma de joyería de Laura Ponte, Luby&Lemerald, la sombrerería Pablo y Mayaya -Doña Leti lució uno de sus sombreros en la boda de Enrique de Inglaterra- y tres firmas valencianas: Lechienerrant (moda), Viveti (decoración) y Blanca Fitera, que además de ser habitual en la vida social valenciana, crea unos collares y tocados de locura con cristales preciosos, piezas vintage, fornituras artesanales y piezas traídas de Venecia.
Miguel Angel Aldeguer, el valenciano que está detrás de la firma Lechienerrant, no quiere saber nada de pasarelas. “Hay que dedicarle tanto tiempo y esfuerzo, que no me interesa, yo quiero vender y la pasarela valenciana no es una plataforma para vender. Quiero hacerme un nombre en las tiendas, en la vida real, con mi producto”. Por cierto, su colección de invierno es de lo más sofisticada, los vestidos parecen de costura, con espaldas muy trabajadas y volúmenes cuidados. En Madrid se venden en 24fab, la tienda de Anabel Zamora que está en Claudio Coello. ¡A ver si alguna tienda de Valencia se anima a traer la colección!
Moda aparte, lo más glamuroso de esta edición de la VFW fue la fiesta de Yo Dona en L’Umbracle, allí estuvo la directora de la revista, Charo Izquierdo, los diseñadores Ion Fiz, Juan Martín, Noelia Navarro, la modelo Mª José Suarez y un montón de gente de lo más estilosa.
Y hablando de fiestas, esta semana también celebró Isabel Ballester la Fashion Night Out (la noche de las compras) en su tienda de Gran Vía 20: mojitos de maracuyá, DJ con musiquita de la buena y muchas niñas monas: Patricia Villaroya, Elena Gutierréz, Rocío Andrés, Noemí Suárez, y Marta Flores, que hace unos sombreros y tocados ideales.
En fin, se acabó la VFW. En febrero, si hay una nueva edición, seguiremos aprovechando el evento para hacer vida social y lucir modelito.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Sociología de peluquería
El reencuentro con tu peluquero es una de las alegrías de septiembre; entre pitos y flautas, llevas un par de meses sin verle y aunque no te has dado cuenta, la verdad es que tú y tus canas le echabais de menos. Las conversaciones con tu peluquero dan para mucho, todo depende de la confianza y de las clientas que con quine coincidas en el salón; allí puedes hablar de la ecuación de los hijos, del sexo a los sesenta o del turbio futuro de Leire Pajín. Y es que un salón de peluquería es un laboratorio interdisciplinar de psicología, sociología, economía, estética, nutrición… que ya quisiera para sí más de un sesudo catedrático universitario.
Por ejemplo, el otro día en mi reencuentro con Tono Sanmartín hablamos de cómo se presentaba el otoño y de cómo los cánones de belleza van cambiando cada vez más deprisa. Según Tono, las mujeres ya no buscamos provocar, aumentando la talla de sujetador y poniéndonos morritos, sino que lo que mola ahora es transmitir una imagen relajada y tranquila. “Era muy agotador estar todo el día excitando, tanto al hombre como a la mujer, andamos todos muy estresados y ahora la belleza es más relajada, no se busca tanto excitar como tranquilizar y transmitir calma y bienestar”… ¡Toma ya reflexión sociológica!, vamos, ni el mismísimo Jünger Habermas hubiese llegado a una conclusión tan diáfana después de leerse las obras completas de Aristóteles, Kant y Giddens.
Así es que, chicas, ya sabéis, ahora lo suyo ya no es ir por ahí de única Coca-cola del desierto, sino que más bien lo que tenemos que parecer es una tila en el salón de té de una dama inglesa. Relax y belleza, eso es lo que tenemos que transmitir, que la cosa ya está bastante agitada por ahí como para que nosotras vayamos provocando pequeños terremotos a la vuelta de cada esquina. Vamos, que más de un cirujano estético especializado en convertir los labios en morritos, lo va a pasar peor que la prima de riesgo española.
Tono acaba de llegar de Londres, donde ha participado en un concurso internacional de peluquería, y se conoce las tendencias mejor que un sociólogo de Berkeley. El concurso no es ninguna tontería. Allí ha tenido que medir talento con más de 400 peluqueros de 21 países, de lo mejorcito de cada casa, y para empezar, Tono ya ha sido seleccionado entre los 45 que pasarán a la final dentro de la categoría de vanguardia con el fotógrafo Rafa Fierres. Otro salón valenciano, Tony and Guy, ha pasado a la final en la categoría masculina. Habrá que esperar a finales de mes para conocer el resultado, ¡qué nervios!
Pero mi profunda conversación con Tono no se quedó ahí, mientras recortaba las maltrechas puntas de mi melena hablamos de las tendencias de moda para este invierno. Según él, la tendencia es que no hay tendencia, es decir, que las mujeres hacemos cada vez menos caso a los dictados de la moda. Antes comprábamos marca, ahora buscamos nuestro propio estilo, personal e intransferible, y a ser posible que dure dos o tres temporadas, que no están las finanzas personales para renovar el armario dos veces al año.
Al salir de la peluquería me crucé con Lourdes Verdeguer, de Patos (ya sabéis esa tienda de Poeta Querol que trae lo mejor de cada marca). Ella reafirmó la teoría Tonística sobre la evolución de la moda: “Esta temporada hay un popurrí de tendencias, lo que es lo mismo que decir que cada una haga lo que le salga del moño. Se llevan los años 50, 60, 70 y hasta ochenta, y cada tienda, en función del criterio de la persona que compra la ropa, escoge una tendencia u otra.”
Para el fondo de armario de invierno, Lourdes aconseja invertir en una o dos prendas buenas, de calidad y buenos tejidos, en lugar de comprar muchas cosas. “Una prenda de abrigo, un vestido, una camisa y un pantalón, pero todo de excelente calidad, como la colección de Michel Kors –la primera línea- con una calidad de tejidos y hechuras impresionante.
Así es que chicas, ya sabéis este año hay que ponerse un poco más modositas, que el Ibex 35 no está para sobresaltos.
Por ejemplo, el otro día en mi reencuentro con Tono Sanmartín hablamos de cómo se presentaba el otoño y de cómo los cánones de belleza van cambiando cada vez más deprisa. Según Tono, las mujeres ya no buscamos provocar, aumentando la talla de sujetador y poniéndonos morritos, sino que lo que mola ahora es transmitir una imagen relajada y tranquila. “Era muy agotador estar todo el día excitando, tanto al hombre como a la mujer, andamos todos muy estresados y ahora la belleza es más relajada, no se busca tanto excitar como tranquilizar y transmitir calma y bienestar”… ¡Toma ya reflexión sociológica!, vamos, ni el mismísimo Jünger Habermas hubiese llegado a una conclusión tan diáfana después de leerse las obras completas de Aristóteles, Kant y Giddens.
Así es que, chicas, ya sabéis, ahora lo suyo ya no es ir por ahí de única Coca-cola del desierto, sino que más bien lo que tenemos que parecer es una tila en el salón de té de una dama inglesa. Relax y belleza, eso es lo que tenemos que transmitir, que la cosa ya está bastante agitada por ahí como para que nosotras vayamos provocando pequeños terremotos a la vuelta de cada esquina. Vamos, que más de un cirujano estético especializado en convertir los labios en morritos, lo va a pasar peor que la prima de riesgo española.
Tono acaba de llegar de Londres, donde ha participado en un concurso internacional de peluquería, y se conoce las tendencias mejor que un sociólogo de Berkeley. El concurso no es ninguna tontería. Allí ha tenido que medir talento con más de 400 peluqueros de 21 países, de lo mejorcito de cada casa, y para empezar, Tono ya ha sido seleccionado entre los 45 que pasarán a la final dentro de la categoría de vanguardia con el fotógrafo Rafa Fierres. Otro salón valenciano, Tony and Guy, ha pasado a la final en la categoría masculina. Habrá que esperar a finales de mes para conocer el resultado, ¡qué nervios!
Pero mi profunda conversación con Tono no se quedó ahí, mientras recortaba las maltrechas puntas de mi melena hablamos de las tendencias de moda para este invierno. Según él, la tendencia es que no hay tendencia, es decir, que las mujeres hacemos cada vez menos caso a los dictados de la moda. Antes comprábamos marca, ahora buscamos nuestro propio estilo, personal e intransferible, y a ser posible que dure dos o tres temporadas, que no están las finanzas personales para renovar el armario dos veces al año.
Al salir de la peluquería me crucé con Lourdes Verdeguer, de Patos (ya sabéis esa tienda de Poeta Querol que trae lo mejor de cada marca). Ella reafirmó la teoría Tonística sobre la evolución de la moda: “Esta temporada hay un popurrí de tendencias, lo que es lo mismo que decir que cada una haga lo que le salga del moño. Se llevan los años 50, 60, 70 y hasta ochenta, y cada tienda, en función del criterio de la persona que compra la ropa, escoge una tendencia u otra.”
Para el fondo de armario de invierno, Lourdes aconseja invertir en una o dos prendas buenas, de calidad y buenos tejidos, en lugar de comprar muchas cosas. “Una prenda de abrigo, un vestido, una camisa y un pantalón, pero todo de excelente calidad, como la colección de Michel Kors –la primera línea- con una calidad de tejidos y hechuras impresionante.
Así es que chicas, ya sabéis este año hay que ponerse un poco más modositas, que el Ibex 35 no está para sobresaltos.
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