lunes, 27 de junio de 2016

¡Cuánta incertidumbre!

Las inglesas nos abandonan, las bolsas caen, sube la prima de riesgo, la libra se desploma, el despacho del Ministro de Interior parece el Corral de la Pacheca y Margallo ya se ve dando el pregón de las fiestas de Gibraltar con la bandera española hondeando en la cima del Peñón. Hoy elecciones, mañana Pablo querrá asaltar los cielos; Albert volverá a prometernos que es el nuevo Mesías; Pedro seguirá buscando amigos; Mariano se sentará a verlas venir. Y en medio de todo ese caos, nosotras afrontamos el verano con la eterna disyuntiva entre si nos conviene broncearnos al sol para dar envidia a las inglesas, o hacer caso a nuestro dermatólogo y protegernos para no acelerar las arrugas. El jueves, mientras las inglesas decidían dejar de ajuntarnos, nosotras celebrábamos San Juan. Unas lo hicimos en el Hotel de la Playa de la Pobla de Farnals, tan cerca del mar que las pavesas casi nos queman los vestidos. Otros, como Rappel, organizaron una cena en el restaurante Llar Román. Había que ir vestido de blanco y los asistentes cumplieron con el protocolo. Entre ellos, Mayrén Beneyto, el arquitecto Luis Sendra, Tomás García y Ragel Beltrán, Laura y Blanca Fitera, Carmen de Rosa, Mercedes Fillol, Alfredo Esteve, Josep Lozano, Jarr, Lluís Nadal y Ana Ramírez, el escultor Miquel Navarro y el crítico gastronómico Pedro García Mocholí, entre otros. A las doce, el grupo se acercó a la orilla del mar, pero como estaba Rappel, el rito de San Juan fue más sofisticado que el simple salto sobre las olas. Había que llevar en la mano tres flores blancas, tres frutas maduras y tres monedas de cobre e ir tirándolas al agua mientras te adentrabas poco en el mar a la vez que pedías un deseo. Al acabar, había que retroceder de espaldas y una vez en la arena secarse los pies con una toalla blanca. ¡Mos guarde, cuánta faena! Primer salto, un bolso de Loewe; segundo salto, tres kilos menos; tercer salto, que se acabe la Eurocopa que no aguanto los nervios de mi marido. Todo para volver a la orilla y que él siga allí hablando de Sergio Ramos, y lo peor de todo: el bolso de Loewe sigue en el escaparate y la cena te metió medio kilo de más del que aún no te has librado. El año que viene, casi que me voy a San Nicolás.
Montse Salamanca, la directora de Loewe, fue una de las que asistieron al cóctel que organizó la estilosa Laura Gallego esta semana en la sede de la CEV con una representación del cuerpo consular en Valencia. La Asociación de comercio de lujo, Valencia Excellence, quería transmitirles que Valencia es algo más que playa y paella y que tiene un comercio a la altura de las grandes capitales del mundo. En el cóctel estuvo el empresario Salvador Navarro, el cónsul de Chile, Leopoldo López, María Dolores Enguix, de la Optica Climent, Amparo Ortuño (Clínica Rahaal), Piotr Brylinski (Hugo Boss), Lila Albanozzo, de Il Baco da Seta, Guillermo Martorell, de la joyería Si7te, Leonardo Pugliese (Ferragamo), Mati Guerrero (Vuitton), Pau Pérez Rico (El Corte Inglés) y Sara Joudi, de la galería Shiras. Todos los años por estas fechas Angela Pla celebra la entrega de sus premios de su revista y una vez más allí estuvo lo más granado de la sociedad valenciana. La cena de gala fue en el nuevo Veles e Vents.
No falto el genial Francis Montesinos, que triunfó hace unos días con la presentación de su colección de verano en La Ferradura, el diseñador Alejandro Resta, las modelos Laura Sánchez, Madeleine Hjört, Arancha del Sol y Paloma Lago, y gente de la moda, como Miguel Vizcaíno, Adrián Salvador y Lucas Zaragosí, Amparo Chordá, Amado Ortells, Salomé Corell, Vicente Gracia, Antonio y Pablo Jordán, Argimiro Aguilar y el sastre Antonio Puebla.

lunes, 20 de junio de 2016

Vuelve el champagne

El Veles e Vents se inauguró hace diez años; y ahí ha estado el pobre, como un ex presidente del Gobierno, o lo que es lo mismo: como un jarrón chino, nadie sabe qué hacer con él. La obra minimalista de David Chipperfield, con sus enormes cristales y terrazas de madera, cayó en desgracia con la crisis. Las tablas de madera de las terrazas se agrietaban, las paredes del interior necesitaban capas de pintura y hubo un tiempo en el que ni siquiera se podía pagar la vigilancia del edificio. Las penurias económicas trajeron consigo un cambio en la estética: de la vanguardia minimalista de grandes espacios blancos, pasamos a los ladrillos cara vista, las vigas de madera, las sillas de enea y el estilo rústico. El pueblo, el pueblo era un valor seguro y no esos macro edificios capitalistas desnaturalizados que no sabes si estás es Sidney, Tokio o Nueva York. Pero el tiempo lo cura todo, menos nuestras arrugas. Ahora, Heineken y La Sucursal han dado una segunda oportunidad al edificio. Lo han limpiado, reparado, acondicionado y redecorado con ambientes más amables y acogedores y han abierto allí tres restaurantes: uno de comida mediterránea, otro de alta gastronomía (La Sucursal) y una barra de cervezas. Además de una escuela de hostelería y un espacio cultural con exposiciones de fotografía de Jorge de Muñoz y de escultura de Miquel Navarro.
El nuevo Veles e Vents se inauguró el martes con una fiesta por todo lo alto: más de mil invitados, el presidente de Heineken España Richard Weissend, Javier Andrés, de la Sucursal y la plana mayor de la nueva política valenciana, desde el President Ximo Puig, hasta el alcalde Joan Ribó y el President de Les Corts Enric Morera, todos perfectamente integrados en ese escenario otrora tan pepero. La ocasión no era para menos. Que una cosa es ser podemita alavalenciana y otra renunciar a los más refinados placeres del hedonimos.
En el nuevo Veles e Vents hubo música en directo, cervezas a gogó, una organización muy profesional con gente como Corinna Heilman, y un catering que hubiese sido perfecto si en lugar de servirlo a las diez lo hubiesen hecho una hora antes, justo después de los discursos oficiales. Por lo demás, el evento recordó a aquellos fastos de la Copa América, pero la presencia de Joan Ribo y Ximo Puig sirvió para eliminar cualquier sentimiento de culpa. Si ellos han vuelto al Veles e Vents, cualquiera puede hacerlo.
La inauguración de la terraza de Marina Beach Club, este jueves, también nos transportó a los años de lujo y esplendor de la Copa América. La terraza se llama Sky bar y tiene unas vistas privilegiadas de la Malvarrosa. En la fiesta pinchó Bimba Bosé y hubo barra de champagne, de cócteles, de ostras fine declarie servidas por Andrés Soler, de Austrarium, jamoncito del bueno, catering abundante y una lista impecable de invitados, entre ellos Salvador Vila, Javier Monedero y Rosa Sanchís, Mónica y María José Duart, Marco Motta, Carmen Romero, Esperanza Vila, Alfonso Manglano y Eva Marcellán, el periodista Joseca Arnau, Esther y Laura Segura, Silvia Lafuente, Manuel Bueno, Juan Valero de Palma, Alejandro Ríos, Sonia Gómez-Luzón, Irina Manglano, Tomás Guillen, Toti Herrero, Cote Senabre, Nacho Ochoa, Paula Artés, Jose Cañizares, Pilar Lluquet, Reyes Trénor, Fran Bolinches y Susana Lozano, Nacho Gómez-Trénor, Carmina Ibáñez, Marisa Gallen, Paula Rincón de Arellano, Sergio Adelantado, Sara López Blanco, Noemí Carrasco, el interiorista Ramón Bandrés con Elena Meléndez, la diseñadora Amparo Chordá, Maite Sebastiá, Isabel Ruiz, Marta Puigmoltó, Alejandra Montaner, Marta Querol, María López-Trigo, Mayre Girona, Tania de la Torre e Isabel Bermejo. Vamos, una fiesta perfecta, de manual.

lunes, 13 de junio de 2016

Colores en campaña

Un color es una cosa muy seria. Muchas llevamos años estudiándolos, observando el efecto que tienen sobre nuestra piel. Sabemos que algunos colores estilizan más que otros, que los hay que te ponen diez años encima, como el negro, y otros que te los quitan, como el amarillo. El rojo hace guiños a la lívido y el azul marino la apaga. Hemos hecho masters en combinación de colores: el blanco y negro pegan con todo pero denotan escaso conocimiento en la materia; el marrón no hay quien lo combine y con el morado sólo se atreven las más lanzadas.
El espectro político se ha convertido en un arco iris en el que predominan el azul, el morado, el rojo y el naranja. Y en esta campaña electoral, en la que el espectáculo sustituye a las ideas, corremos el riesgo de que cada color quede asociado indefectiblemente a una opción política. Mónica Oltra, siempre tan atrevida y políticamente hábil, apareció el otro día vestida con un vestido naranja “compromís” y una rebeca morada “podemita”. ¡Qué osadía, cielo santo!; eso no pega ni con resina de abeto. Es una señal de lo que puede llegar a ocurrir: que los colores revelen nuestra tendencia política. Eso daría al traste con nuestros sesudos conocimientos sobre el uso de los colores y abocaría al desastre a nuestro fondo de armario. Imagináoslo, pasan las elecciones y quienes estén a favor del pacto PP, C´S, PSOE, tendrían que salir a la calle vestidos de azul, naranja y rojo. Frente a ellos, los partidarios de la coalición A la Valenciana, vestidos de rojo, morado y naranja. ¡Uff, vaya lio! Habrá que optar por el blanco y el negro y correr el riesgo de que nos tachen de anarquistas porque no apoyamos a ninguno.
Blanco y negro son los colores corporativos de Mont-blanc, aunque la firma no tenga mucho de anarquista. El miércoles celebró por todo lo alto su 110 aniversario en Valencia, con un cóctel en Las Arenas. Allí estuvo el doctor Mira, Angeles Casanova, Maribel Cosme, Javier Monedero, Silvia Lafuente, Vicente Pechuán, María García de la Riva, Paula Rincón de Arellano, Alfredo Esteve, Mª Angeles Fayos, Susana Lozano, Paula y Patricia Sánchez de León, Nacho Gómez-Trenor y Fernando y Alfonso Manglano, entre otros.
Los políticos están en campaña y la vida social valenciana en plena temporada alta. El jueves se acumulaban los cócteles y más de uno se fue de tournée de uno a otro. Primero a la inauguración de Mercat de La Reina, un nuevo restaurante en la plaza de La Reina que reunió a habituales de este tipo de saraos, como Salomé Corell, Gonzalo García Miranda, María Cosín, Begoña Meléndez y José Garrigues, los joyeros Pablo y Antonio Jordán, Paula Rincón de Arellano y el sastre Antonio Puebla, que fue después a la fiesta de la joyería Sie7e, en la terraza del Palau de les Arts. Allí, Guillermo Martorell y Mamen Puchades habían preparado un cóctel cuidado y elegante, con invitación de cartulina entregado en mano y un catering con delicias como el foie con chocolate blanco. Entre los invitados, Nuria March, Josep Lozano y Jarr, Juan Antonio Murgui, Lila Albanozzo, Alfredo Esteve, Angel Villanueva y Laura Gallego, Encarna Roig, Mª Dolores Enguix, Julia Pérez Broseta, Amparo Ortuño, Isabel Cosme y Valentín Sánchez Arrieta.
La noche termino en el restaurante El Imperdible, junto al Mercado de Colón, tomando gintonics después de una cena preparada por la chef Silvia Gavara. Allí estuvieron amigos de José Manuel Uncio, dueño del restaurante, como Cristina Callaghan con Pepo Oltra, el periodista Fernando Ferrando, Angela Pla y su marido Juan Lagardera, Mayrén Beneyto con su nuera Eva Marcellán, José Tamarit y Ana Varela, de Chapeau y Fran Uría con su madre Santa Gallego, de la firma que lleva su nombre.

martes, 7 de junio de 2016

El mar para el pueblo

El mar está ahí para todos, pero no todos lo disfrutan igual. No es lo mismo sumergirte en el Mediterráneo saltando desde la cubierta de un velero, que hacerlo tomando impulso desde la arena después de dejar aparcado el coche en un parking polvoriento, bajo un sol de justicia y arrastrando la sombrilla, las tumbonas, los niños, los bocadillos… El Real Club Náutico de Valencia ha sido siempre feudo de los primeros. El único contacto que muchas hemos tenido muchas con él fueron aquellas fiestas de nochevieja que se celebraron allí a principios de los noventa. Fuimos allí con nuestros primeros vestidos de largo, muertas de frío con nuestros tacones y buscando el encontronazo con alguno de los chicos a los que previamente habíamos echado el ojo en Cánovas. Para muchas aquello era nuestro primer contacto con la Jet Set valenciana, el Real Club Náutico, vaya nombre sonaba aristocrático a más no poder. Veinte años después, el Club sigue siendo un lugar remoto de difícil acceso al que sólo van los pocos que mantienen allí el amarre de su barco. Ahora el Club quiere abrirse a la sociedad valenciana. Lo tienen difícil porque para llegar hasta allí hace fala un GPS de última generación y que tu marido se haya dormido en el asiento del copiloto para que no ponga de los nervios tratando de guiarte por el scalextric de Pinedo; de lo contrario puede que la aventura acabe en bronca matrimonial, con el coche arrimado al arcén y tú gritando “¡mira, cógelo tú!, no te aguanto más”. Además tendrán que casar esa apertura al pueblo con los usos y costumbres de los socios de toda la vida y conseguir que no frunzan en ceño cada vez que vean en la cafetería a un advenedizo que llama cuerdas a las amarras y cree que sotavento es el nombre de un marinero famoso.
En fin, que el Náutico de Valencia tiene por delante una tarea titánica, pero vamos, que ojalá lo consigan. Para empezar, esta semana montó un desfile de moda baño con las colecciones de Dolores Cortés, Mac Gregor y Gaastra que se venden en Corte Inglés. Allí estuvo el diseñador Francis Montesinos con su eterna musa y amiga Paola Dominguín, el presidente del Náutico, Julián Vico, la diseñadora Dolores Cortés, Vicente Betoret, del PP, Pau Pérez Rico, de comunicación de El Corte Inglés, la delegada de Mac Gregor Vanessa Sánchez, las hermanas Laura y Blanca Fitera, Felipe García, el doctor Murgui, José Boix, Sela Falcó, Pedro Quiroga, Ana Ortega, Juan Carlos Morcillo, Hortensia Maeso, Paco Nadal y Rocío Bacharach, que colaboró en la organización del desfile. La tienda de lencería Alberola también montó un pequeño desfile de baño, de la firma Maryan Melhorn con Neus Mira, Miss Valencia 2013, en la shopening night. Fue el jueves y las locas de las compras volvimos a echarnos a la calle como si al día siguiente no fuese a amanecer. Más cosas.
Esta semana también se inauguró la joyería Nove 25 en Hernán Cortés 2. Es una firma italiana de joyería en plata con diseños unisex nada convencionales: anillos con diseños de tatuajes, chapas que se pueden personalizar con mensajes y pulseras que encajarían con un look motero y chupa de cuero. En la inauguración estuvo Rosana Oliver, de Araventum, Zaida Miranda, de Beloved Valencia, Lucia Morales, Carmina Baraja de la revista Telva, el estilista Rafael Angel, Francisca Casans, del estudio Montañana, Elena Rabello, Quique Camps (Mango) y Natalia Segrelles con su madre Coté Soler.
El jueves también comenzó la cuarta edición “de tapas con Turia”: tapa de autor y cervecita por solo 3 euros, ¡hasta el 12 de junio! Angela Valero inauguró el tapeo de Micub (mercado de Colón), uno de los 38 bares que participan, con Cuchita Lluch, Amparo López y Beatriz Pechuán.