martes, 23 de abril de 2013

La penúltima ceremonia


A lo largo de la vida hay pocas ocasiones en las que una es la protagonista de una fiesta ceremoniosa. En realidad hay tres o cuatro: tu comunión, tu boda, la comunión de tus hijos y la boda de tus hijos. Queda una quinta, como decían en “Cuatro bodas y un funeral”, pero de esa  mejor no hablar porque es la de tu último adiós y no estarás para juergas. Así es que de las cuatro ceremonias que nos reserva la vida, la mayoría ya nos hemos chupado dos y al paso que van cosas es muy probable que nuestros hijos no nos den la oportunidad de disfrutar la cuarta, porque muchos de ellos nunca se casarán y si lo hacen será con menos boato del que le pusimos nosotras. Vamos, que el que no decida vivir permanentemente en el pecado, se casará cuando ya lleve años conviviendo con su pareja y su boda consista en poco más que una comida familiar.
Sé que esto es una comida de tarro, pero qué queréis que os diga, me la dijo una amiga hace un par de semanas y desde entonces no me la quito de la cabeza cada vez que alguien me habla de la comunión de alguno de sus hijos. Moraleja: si tienes algún hijo que vaya a tomar la comunión, echa la casa por la ventana y vive el día intensamente, que probablemente sea la última ceremonia de tu vida en la que tengas cierto protagonismo. 
La parte más frívola de todo este lío es que se nos acaban las excusas para ponerle especial interés a comprar un vestido, unos zapatos o para atrevernos a salir de casa con un tocado. No sé, quizás por eso esté tan de moda celebrar las bodas de plata.
Estos días muchas tiendas de Valencia organizan saraos para enseñar sus colecciones de ceremonia. El jueves lo hizo VM The Shop, la tienda de Verónica Montijano y José Luis Vilanova. La fiesta fue en la terraza del Hospes Palau de la Mar, un hotel prácticamente desconocido hasta hace poco, al que su directora Patricia García está empezando a abrir a la sociedad valenciana.
En el cóctel, dos modelos jovencísimas, Cristina Duato y Araya Frasquet, desfilaron con vestidos de fiesta Beatriz de la Cámara, tocados del genial Philip Treacy, joyas de la sevillana Rocío Porres y los famosos zapatos manolos. Vamos, el estilismo perfecto para triunfar en una ceremonia.
Entre las invitadas, Esther Barrera y Alejandro Cerdá, Esther Simó con Mimi Puigmoltó, Liana Rios, Pilar Devesa y Mara Teresa Monzonis, Carmen Topete, Ana García Bernia y Nuria Vilagrasa, Pilar Lucas, Rosa Córdoba, Angeles Pascual y Jorge García, Ramón Puchades, María Cosín y Gonzalo García Miranda, Belén Gonzalez Barranca y Fernando Pascual, Amparo Lacomba, el grupito de Ana Brugger, Rocío Andrés, Carla Peiro y María González, Silvia Alonso y Rafa Aleixandre, Amparo Ortuño, Amparo y Ana Barrachina. Y las estilosas Silvia Escolá, Cuchita Lluch, Esperanza Vila, Juana Camps y Beatriz Pechuán.
Al cóctel fueron señoras estupendísimas como Elvira Catalá y Magui Alonso, Mai Noguera, Rocío Bacharach y señores tan elegantes como el sastre Antonio Puebla, Pedro García Mocholí, el periodista Carlos García Calvo, el diseñador Valentín Herráiz, Alberto Martínez, de Cul de Sac... También estuvo Yolanda Fitera y la bloguera Macarena Gea, José Moreno de Armando Martínez, Maite Sebastiá, de Telva, y Reyes Hellín, que distribuye los tocados de Philip Treacy en España
Se nota que Verónica y José Luis vienen del diseño porque no podía estar todo más cuidado: la música, el incienso perfumado, vinito Novavila y champagne, las mesas con bodegones de fruta, flores de Rovi, zapatos de Manolo Blahnik y detalles decorativos, el catering de Bárbara Amorós y hasta los corners con delicatessen de Deli Delit y jamoncito de Manglano.
La sorpresa de la fiesta fue la máquina smile you, un invento que distribuye Lola Narvaéz y que es como un fotomatón de diseño retro donde posas como una famosa y tienes tu foto al instante.

miércoles, 17 de abril de 2013

Colón ya no es lo que era

Un bolso es a la mujer lo que un coche al hombre. Es una seña de identidad, un fin en sí mismo, la mejor forma de gastar el dinero que no se necesita para lo más básico. Ellos, cuando van a comprar el coche, hacen sus números: consumo, precio de combustible, años de vida y unos cuántos rollos más con los que tratan de atraer nuestra atención para que les ayudemos a elegir modelo. Y ahí estamos nosotras, tratando de interesarnos por la diferencia entre los cilindros en “uve” o en línea. A ellos les pasa lo mismo con nuestros bolsos, son incapaces de diferenciar un “neverfull” de un bolso de playa. Los años de matrimonio sirven, entre otras cosas, para que al final ellos compren el coche y nosotras los bolsos sin consultarlo el uno con la otra y viceversa.


El caso es que nosotras, cuando vamos a comprar, también hacemos nuestros cálculos. Nos cuesta menos achicharrar la tarjeta de crédito comprando un bolso que comprando un vestido; ¿por qué?, pues porque nos lo ponemos más veces, cada puesta nos sale más barata. Es una verdad de Perogrullo que rara vez te dice un diseñador de moda. Ellos están más a las tendencias y a la inspiración. La única explicación que encuentran a la falta de venta de sus productos es que el público no les entiende o que no saben apreciar lo bueno.

Pero hay algún que otro diseñador que sabido complementar su alma creadora con ciertas dosis de visión empresarial. A ellos suele acompañarles el éxito. Un buen ejemplo es Javier Simorra, que vende su ropa por medio mundo y que estuvo el jueves en Valencia para inaugurar su tienda de Jorge Juan. Se ha ido de Colón porque dice que ésta es una calle muy de paso, muy tipo Oxford Street donde lo que funciona es un producto popular de venta rápida tipo Zara, HM, Mango y demás. Mientras que Jorge Juan es más tipo New Bond Street, con tiendas de firma, compras más relajadas y un público más fiel a la marca. Ese cambio, según Simorra, se ha producido en muy pocos años.

Conoce a su público tanto o más que el jefe de marketing de una firma de coches, por eso dice que el target femenino no depende de su edad, de su estilo ni de su interés por la moda, sino simple y llanamente del límite de la tarjeta de crédito.

Para inaugurar su tienda, Simorra montó una gran fiesta con más de trescientos invitadas, había algún que otro hombre que parecía tan arrastrado a la fiesta como si su chica estuviese en la presentación de un motor de seis cilindros en uve.

Entre las invitadas, Nuria March, que lleva la comunicación de la firma; Cristina Vivíancos, Loreto de Rojas, Esther Barrerá, Cristina Cisneros, Coté Maldonado, Marta López Ana Brujer, la estilosa Sonsoles Gómez-Torres, Elena Rabello, Salomé Corell, Marta Faunell, Tita Senent, Tina Rautenstrauch, Sara Giménez, Esther Barrera, las hermanas Rosa y Lorena Oliver, de Araventum, Laura Fitera, Amparo Giménez, Juana Roig y María Cosín. Suerte que la tienda es amplia y el catering de las hermanas Jiménez de la Iglesia fue abundante, porque trescientos invitados ya es cosa seria.

Estuvo también Verónica Montijano, que ha organizado para el jueves que viene un cóctel en el Hotel Hospes. Presentará la nueva colección de fiesta de Beatriz de la Cámara, las joyas de Rocío Porres, los tocados de Reyes Hellín y Philip Treacy y los zapatos de Manolo Blahnik. Vamos, las firmas top para vestir perfecta en la temporada de bodas y ceremonias que empieza desde ya.

A este ritmo, el Hospes Palau de la Mar va a reemplazar a otros ilustres hoteles en cócteles glamourosos. El fin de semana pasado, en la terraza del hotel se celebra el mercadillo benéfico de la Fundación Dasyc. Treinta puestos donde podías comprar desde gafas de sol, collares, cosméticos, ropa y complementos de Lexter, ropa infantil, collares, fulares… ¡y por una buena causa!

lunes, 8 de abril de 2013

De sexo en NY a Dowton Abbey


La firma de cosméticos Kiehl’s acaba de inaugurar tienda en la calle Colón. La fiesta de inauguración da para hacer un ensayo sociológico sobre cómo hemos cambiado. Hace cinco años, para inaugurar su tienda de Conde Salvatiera, levantó una enorme carpa junto al Mercado de Colón, invitó a más de cien personas y se trajo a Ana Torroja de madrina. Como Kiehl’s es neoyorkina, el cóctel se inspiró descaradamente en la serie Sexo en NY: treintañeras con taconazos y cuarentones con traje chaqueta sin corbata y aires de triunfador tomaban cosmopolitans jugando a ser Carrie y Mister Big. En aquel entonces, en abril de 2008, con la resaca de la Copa América, todavía nos creíamos el centro del glamour mundial.  Habíamos cambiado el carajillo por el Moet y el almuerzo por el brunch. Era el último coletazo de un sueño; aquél en el que creímos que Valencia había dejado de ser la capital de la Huerta para convertirse en una réplica de Nueva York a orillas del Mediterráneo.
La de inauguración de esta semana fue muy distinta; todo fue mucho menos yanqui y mucho más british. En vez de inspirarse en un capítulo de Sexo en Nueva York con treintañeras coqueteando en un bar de Manhattan con yupis de dinero fácil, recordaba a una tarde tomando el té en Dowton Abbey, con gente bien de toda la vida, de los de dinero viejo y modales clásicos. Fue una fiesta mucho más familiar, evidenciando que el desastre financiero valenciano no ha arramblado con todo.
El anfitrión fue Carlos García Calvo, embajador de la firma, junto con Blanca Corrales, la responsable de Kiehl’s en España. Entre los invitados, amigos suyos como los diseñadores Juan Andrés Mompó y Valentín Herráiz, la interiorista Verónica Montijano y su marido José Luís Vilanova, de VM The Shop, Ana Varela, de Chapeau, el diputado y alcalde de Vilamarxant Vicente Betoret, la siempre elegante María Teresa Monsonís, Conchita Cañamás, la directora del IVAM Consuelo Císcar, el crítico gastronómico Pedro García Mocholí, Vicen Fernández, mujer de Albelda, el creativo Nacho Gómez Trenor o el estilista Víctor Alonso.
También estuvo Antonio Puebla, el sastre de cabecera de los peperos valencianos en aquellos años gloriosos en que atábamos los perros con longanizas. Puebla se ha aficionado a Facebook y da consejos para vestir con tanta elegancia como un Lord inglés. Dice que las camisas de sport han de ser algo más amplias que las de vestir y que los gemelos se pueden usar en cualquier camisa, hasta en las de sport, siempre que se lleve corbata. Para que la corbata siente bien, la separación de las palas de los cuellos de camisa debe ser de uno a dos centímetros, así el nudo de la corbata encajará hasta arriba. Además, los puños de la camisa deben quedar con poca holgura en las muñecas. Y las rayas tienen su dresscode: gruesas para las mañanas; medias para la tarde y finas por la noche.
La nueva tienda de Kiehl’s tiene una decoración similar a la de Conde Salvatierra: suelos de madera, una mesa de consulta como en la farmacia y una lámpara de araña, un interior cálido y acogedor para probarse con calma las cremitas.
La semana que viene, más citas clásicas. La fundación Dasyc ha organizado para el fin de semana un mercadillo benéfico en el jardín del Hotel Hospes. Estará abierto de viernes a domingo. Cuenta Cristina Blanc que será un mercadillo muy primaveral: habrá collares hechos a mano, gafas de sol, pareos, toallas, capazos playeros, ropa de Lexter, tocados, cremitas, camisetas, cursos de natación y hasta treinta puestos para pasar un rato de compras solidarias. Además, actividades infantiles para que las mamás puedan comprar o tomar el Bruch mientras los niños se entretienen.

lunes, 1 de abril de 2013

Bistrós y gastrobares


Aviso para hombres que quieran deslumbrar a una mujer: mirad, chicos, lo de llevarnos a un restaurante de lujo, con camarero de almidonado vestido de negro y pajarita, está un poco desfasado.  Ahora lo que toca es que os gastéis la pasta en un  bistró o a un gastrobar. Ojo, que lo de que pagáis vosotros sigue en plena vigencia, porque la revolución feminista es otra cosa que no tiene nada que ver con la cuenta de la cena. Dad gracias porque los gastrobares son más baratos, en realidad son la versión asequible del restaurante de autor. Con la crisis, a los grandes chefs les ha pasado como a los diseñadores de moda, han tenido que abrir líneas más asequibles con menús más sencillos. El éxito ha sido tal, que más de un cocinero puede mantener el restaurante de lujo con lo que saca de los gastrobares. Lo mismito que las firmas de moda.
Dice Cuchita Lluch, que de esto sabe un rato porque para algo es presidenta de la Academia Valenciana de Gastronomía, que estos nuevos formatos han hecho que los grandes cocineros pongan los pies en el suelo, “utilizan todo su saber hacer aplicando técnicas nuevas a cocina sencilla y tradicional, a las tapas, a platos menos sofisticados”. Es como el punto intermedio entre un restaurante y un bar, producto de mucha calidad pero menos elaborado, puedes tomarte unas sencillas croquetas, un plato de pescado o carne pero con las técnicas más novedosas.
Los gastrobares también se adaptan a un nuevo estilo de vida. Eso de ir a un restaurante fisno donde tienes que ir elegante y apenas puedes levantar el tono de voz resulta cada vez más aburrido, es como un plan de nuestros padres. Lo que apetece es ponerse vaqueros e ir a un restaurante informal, donde puedes contar un par de chistes con tus amigos sin que se escandalice la mesa de al lado. Ricard Camarena le llamó “Canalla Bistro” precisamente por eso, porque son sitios con un punto canalla más juvenil, pero con comida para adultos.
Uno de los pioneros en esto del gastrobar fue Quique Dacosta, que abrió vuelve Carolina para tomar tapas de las buenas; luego vino Canalla Bistró, de Ricard Camarena, y el último en abrir ha sido Valen&Cia, de Valentín Sánchez  Arrieta, el chef de Leisuri.
La inauguración de Valen&cía reunió a más de cuatrocientos invitados, entre ellos Cuchita Lluch, Alfredo Esteve, Javier Monedero, Bea Pechuán, el director general de Llanera, Kako de Pachá, Alfred Garcia de Torremar, Tonino, Juana Camps, Gabí Marí, Bernardo y Mónica de la joyería Rabat, Merche Brandez de Arrocería Duna, Toni Testón, Carmina Baraja, de Unidad Editorial, Natalia Segrelles con Pablo Olmo, Coté Soler y Juan Carlos Ferrero, que estos días anda con líos en su hotel porque se le va el cocinero Paco Morales.
En la fiesta hubo música de jazz y barra de cócteles con Ivan Talens preparando gin tonics con Ginebra N Gin Vlc, mojitos y champagne Moet Rosé de Dicoval. La noche acabó con Manu Sánchez pinchando música de la época de Distrito 10
En el menú de Valen&Cía, decorado por Gerardo Almenar, hay platos de atún rojo de almadraba, verduras ecológicas traídas directamente del campo, hamburguesas de carne vacuna gallega y una selección de arroces a mediodía. “Cocina sincera, producto esmerado y las mejores materias primas”, dice Valentín.
El último paso en la democratización de la alta gastronomía es la barra de bar de diseño. Quique Dacosta ha abierto El Mercat, donde puedes comer un menú de lo más apañadito por 15 euros, y Ricard Camarena ha abierto Central Bar en el Mercado Central, donde puedes tomar gambas, ostras, esgarraet y otros productos del mercado con el sello de un gran cocinero, vamos, la sofisticación barata. Y el no va más son las hamburguesas de autor. El dueño de Café Alameda, Tico Corrons, acaba de abrir Valenburguer en la calla Guardia Civil con hamburguesas gourmet hechas de la mejor carne gallega.