martes, 26 de diciembre de 2017

Cócteles navideños

¿Qué diferencia hay entre un cóctel navideño y cualquier otro?, pues que por alguna extraña razón todo el mundo te cae mejor. Estás ahí, esa gente forma parte de tu vida y tú de la de ellos, no eres una loba solitaria con la que nadie cuenta. Tienes amigos, hay gente que te quiere además de tu mamá, y además sonríen, se les ve felices. ¡Buah, qué más se puede pedir!, te dan ganas de levantarte, repartir besos y abrazos, si no lo haces es por miedo a que piensen, pero qué le pasa a esta loca. Tomas una copa, dos, tres y hasta esa compañera que se pasa el año haciéndote la vida imposible, te parece ahora un ángel caído del cielo. Ahora no entiendes por qué le habrá dejado su novio, cosa que veías evidente el  día que te lo contaron.
Encima, cuando te vas, te desean lo mejor; incluso puede que alguien se haya pasado con el champán y te dé abrazo sincero, susurrándote entre sollozos que te quiere, que eres una mujer genial.
Luego te llegan a casa sus felicitaciones. Eso sí que ha cambiado. Ya no vale con una tarjeta más o menos emotiva de un Belén o un muñeco de nieve. Ahora hay que personalizarlas, echarles imaginación, como la de la pintora Helga Grollo, que felicita la Navidad con una obra suya, o la de Vicente BoludaEsther Pastor, que lo hicieron con una foto de lo más elegantes. Los dos estuvieron, como no podía ser de otro modo, en la cena navideña de la Asociación Valenciana de Empresarios, que reúne cada año a la crème de la crème del empresariado valenciano: Juan Roig, Manuel Palma, Federico Félix…   
Eso es la Navidad. Fiestas hay muchas, pero como las navideñas ninguna. Esta semana ha sido un no parar de comidas, meriendas, cenas y hasta cócteles.
Mónica Duart invitó el miércoles a una merienda a sus amigas de la Orden del Querer Saber para celebrar su nombramiento como Regina del Jocs Florals. Estuvo su madre, María José García Padilla, la presidenta de la orden Marisa Marín, Mayrén Beneyto, Blanca y Laura Fitera, las dos de Prada, Marisa Torrijos, Maite Montagut, Amparo Lacomba, Paca Ribes con su hija María, Paz Olmos, María José Navarro, Carmen Pocoví, Maribel Molins, Pura Olmos, Amelia Guich, Mercedes Fillol, la diseñadora Amparo Chordá, Asun Palop, Mercedes Hermosilla, Paqui Saury, Amparo Llacer, Encarna Mestre, Laura Amoros, Berna Sainz, Loli Marco, María Medrano, Alicia Marín, Totón Barberá y Lucía Zaragozá.
Y no faltaron las damas del amor que acompañan a Mónica en su reinado: su hermana María José Duart, Andrea Villafañe, Nuria Galvis, Marian Pérez, Alicia Lacomba y Sonia Piles.
Al día siguiente, Mónica fue con su padre Enrique Duart y toda su familia a otra de las citas navideñas de la temporada: la cena de Moddos. El Club eligió el Westin y decoró uno de sus salones con un enorme abeto, donde colocó los regalos para los invitados: Iván Martínez Colomer y Ana García Rivera, Encarna Roig, Alfredo Esteve, Amelia Delhom, Aurora Reig, José Dolera, Patricia García y Tamara Fernández, Javier Soria, Rosa y Agustín Buraglia, Alina Giorgeta y Julio Rodrigo, Lourdes Vañó, Virginia Pérez, Amparo Ortuño, Rosa Sanchis y Javier Monedero, David y Pablo Escolá, Isabel y Fernando Aliño, Begoña Albert y Javier Blanquer, Alejandro Medina y Mª Ángeles Gonzalez, Pascual Segura e Iñaki Orozco, Mila Peris, Mª Dolores Enguix, Marcelo Soto, Javier Ortiz, Mª Dolores Pérez-Lis, Jose Vicente Tello, Amparo Brell y Mª Teresa Martínez-Durbán, Mamen Puchades y Guillermo Martorell, Miguel Piqueras, Jorge Alcocer y Víctor García, el artista Jarr, Lluís Nadal, Aline Mataix y Reme Hidalgo y Cristina Patteson.
La cena navideña de la nutricionista Elisa Escorihuela y los interioristas Sigfrido Serra y Mateo Climent también fue de revista: la decoración de la mesa, las flores, las velas… Entre los invitados, Pablo Jordán con su mujer Ana García Conde, su hermano Antonio con su mujer Beatriz Maset, Sandra Soler, Sonia Vilar, Vicente Andreu, Isabel Martín, Jose María Colonques, Verónica Ruiz y Nuel Puig.

martes, 19 de diciembre de 2017

Encuentros en la tercera fase

Semana de cenas prenavideñas: las de los amigos. Es la primera fase, la más alocada y la que más moviliza a la sociedad.
La Navidad es como un noviazgo. Primero el acercamiento, la toma de posiciones. Eso son las cenas prenavideñas, la parte más divertida. Como con en el coqueteo inicial, esas cenas son poco previsibles; no sabes si te lo vas a pasar bomba o vas a pasarte la noche con ganas de que todo se acabe. La segunda fase es la de las comidas navideñas, las de la familia. Son como el inicio del noviazgo, ya estás puesta en faena. Todo es previsible: hay amor, emociones, besos, regalos… Eres feliz y entre beso y beso te da un ramalazo filosófico y piensas que eso es lo que llena tu vida y que todo lo demás es prescindible. La tercera y última fase llegará después de Nochevieja, es la consolidación del noviazgo. Si las cosas van bien, no quieres que acabe, no quieres volver a la rutina del 7 de enero. Pero si las cosas van mal, si ya no soportas a tu cuñada, es como si en el noviazgo el chico no ha cumplido tus expectativas: quieres que todo se acabe, añoras tu soledad, la vuelta a la rutina y a esperar confiando en que la próxima vez todo salga mejor.
Estamos en medio de la primera fase. Luces en las calles, ganas de pasarlo bien, “vuelva a casa vuelve”, cenas con amigos. La sociedad se moviliza, saca lo mejor de sí misma. Eventos benéficos, rifas, mercadillos…
Uno de esos eventos ha sido el quinto desfile benéfico de Brotocó y Amparo Chordá en el Ateneo Mercantil. Fue el jueves, en el salón Stolz.
Brotocó presentó su nueva colección de complementos que se llama Petit Trianon, como el palacete que regaló Luis XV a María Antonieta. La colección se completó con diseños de Jaime Piquer y unos vestidos pintados a mano por Juan Andrés Mompó y José Marti. Las pamelas que lucieron las modelos eran de Carmen Díaz, de La Oca, y el broche final del desfile lo puso Amparo Chordá, con su costura para ocasiones muy especiales.
“En una pasarela lucen las piezas que derrochan glamour y costura, por eso seleccioné piezas muy femeninas: un mono de seda con chaqueta blazer para un cóctel, el vestido mini con la falda rizada y cuerpo bordado, un traje de gasa metalizada en rosa con cuerpo bordado, y un traje negro y gris con la estola de pluma en blanco y negro, sofisticada y versátil, ya que se puede quitar y poner”.
La recaudación se destinó a la Asociación de Familiares del Alzheimer en Valencia y colaboraron Judith Mas Fenollar y Tono Sanmartín, que ejercieron de presentadores; Carmen Durán, que puso a las modelos para el desfile; Tomás Salcedo, autor de la peluquería y el maquillaje; también Teo Garrido, que vistió a Judith, y Juan Andrés Mompó, que cedió un vestido en rojo y amarillo, los colores de la gala.
Más de 250 personas asistieron a la gala, entre ellas la presidenta del Ateneo Carmen de Rosa, con su hija Carmen Sancho, Amparo Lacomba, Elvira Ferrer, Almudena Ripoll, Ascensión Roca, Pilar Azorín, Marita Zaragoza, María Luisa Aznar, Helena Calvillo, Marian Ferrer, Encarna Sancho, María Dolores Pérez Lis, Amparo Tarazona, Amparo Ferrando, Gema Ros, Macuchi Martínez, Carmen Selva, Encarna Roig y Mariángeles Miguel, el presidente del Colegio Mayor de la Seda Vicente Genovés, Teresa Arguelles, Silvia Roldán, Pilar Pérez, Maru Berenguer, Irene Porcar, Yolanda Pascual, Pili Alambra, Amparo Ruiz, Celia Barberá y Toña Ferrer. También Laura Fitera, María José Duart, Mayte Montagud, Mari Carmen Pocoví, Marisa Torrijos, Chelo García, Rosa Criado, Belén Fernández, Susana Primo, Pilar Ferrer, Julia Alonso, Pilar Lorente, los diseñadores Teo Garrido y Jaime Piquer, Arturo Torremocha, Juan Rodríguez y Jaime Navarro.

lunes, 11 de diciembre de 2017

Bailar, reír, amar, vivir

Laura Fitera tenía muchas ganas de celebrar una comida con sus amigas. “Todas ellas se han portado muy bien conmigo y me apetecía corresponderlas ya que desde que me quedé viuda apenas había organizado fiestas.
Estuvo quince días decorando su casa con olivo, murta y laurel y motivos navideños inspirándose en los cuentos de Christian Andersen. Vistió la mesa con su mejor vajilla y preparó una comida gallega con, vieiras, empanada gallega y lacón con grelos. No faltó la queimada ni la tradición de tirar en el recipiente tres granos de café pidiendo tres deseos.
“Después las llevé a otro salón y allí les esperaba la música en directo del grupo Get Back, que interpretaron canciones de los Beatles y nos pusieron a bailar a todas, hasta la más tímida.”
Todavía quedaba una última sorpresa. “Antes de irse, volvimos al comedor donde solo quedaba el mantel de damasco y allí estaban doce centros de navidad que había preparado yo misma, todos diferentes, para que escogieran el que más les gustase y se lo llevasen a casa; quería que se llevasen algo mío”.

Estuvieron en la comida Mayrén Beneyto, su hermana Blanca Fitera, María José Navarro, María José García Padilla, Marisa Marín, Amelia Guich Lamo de Espinosa, Nidita Guerrero, Maríangeles Fayos, Amparo Lacomba, Carmen Pérez y Matilde Conesa.
"Fue una tarde mágica, con mucha energía positiva; hay un cierto ambiente que se produce cuando nos reunimos solo mujeres, disfrutando de la vida, del cariño y del baile como si no hubiera mañana”.

Puentes que nos dan la vida

A lo largo de la historia de la humanidad ha habido grandes descubrimientos: el fuego, la rueda, la máquina de vapor, la penicilina, los pantis, el botox…, los puentes. ¡Qué sería de nosotras sin los puentes! Tres o cuatro días de fiesta para romper con la monotonía asfixiante. Los puentes evolucionan como la vida. Los primeros los haces con tus amigas, sirven para desmelenarte; luego con tu novio, sirven para descubrir las alegrías y vislumbrar las miserias de la vida en pareja. Luego con los niños, sirven para disfrutarlos y también para añorar la vuelta a casa. Ya más mayores, con tu hija y su novio; sirven para morirte de envidia con lo guapo que está el chaval.
A veces los puentes son una excusa perfecta para celebrar algo con tus amigas. La diseñadora María Gómez Polo estuvo en Madrid con sus amigas Belinda Duart, Carola Alegría, Juana Camps y Verónica Jordá. “Ha sido una escapada muy especial, que tuvimos que posponer en su día porque me diagnosticaron un linfoma, y ahora retomamos celebrando mi recuperación. Dormimos en el Hotel Urso, en Las Salesas, el barrio de moda; desayunamos en el Café del Jardín del Museo del Romanticismo, un palacete del siglo XVIII, comimos en el mercado de San Miguel y la zona de La Latina y cenamos en el restaurante de Floren Domezain y en Numa, el nuevo restaurante de Sandro, que nos encantó. Además, visitamos la exposición de Picasso/Lautrec en la Fundación Thyssen y la de William Morris en la Fundación Juan March.
Laura Gallego, de Valencia Excellence, pasó el puente en Londres, ciudad que conoce bien porque estuvo allí trabajando unos años. “Primer objetivo del viaje: directos a la exposición de Basquiat en el Barbican Centre, me gusta mucho este artista y mereció la pena verla. En Londres tengo lugares a los que siempre vuelvo, como el Aubaine de Brompton Road, en Chelsea, donde te puedes encontrar a Marie Chantal Miller o Ecclestone.  El segundo día, fuimos a The Wolseley, en Piccadilly, estupendos sus Huevos Benedictine y puedes tomar el té perfectamente servido con sus mini sandwhiches. De tiendas, fuimos a Conrand Shop y al Bibendum, sin olvidarme de Ottolengui en Belgravia.
Julia Pérez Broseta pasó estos días en NY visitando a su hija Arantxa Cuadrado. “Paseamos por la quinta avenida viendo las increíbles escaparates de Saks, que han recreado el cuento de Blancanieves con figuras en movimiento, y el Rockefeller center con su pista de patinaje y árbol de Navidad. También paseamos por el high line bordeando el Río Hudson, terminando Whitney Museum con obras de Wharhol y de Linchestein. Visitamos el mercado de Navidad de Bryant Park y comimos en alguno de mis restaurantes favoritos, como el Fig Olive, Cipriani y The Boathouse en Central Park. Además vimos la representación de Cascanueces en el Lincoln Center.

Los diseñadores Adrián Salvador y Lucas Zaragosí hicieron una escapada gastronómica a Singapur. “Fue pensado y hecho porque compramos los billetes justo la noche de antes”, cuenta Lucas. “Nos apetecía descubrir el puesto de comida callejera de Hawker Chan que tiene una estrella Michelin y en el que comes por algo más de 2 euros. Y cenar en la barra japonesa del chef Asai Masashi en su restaurante Bincho, escondido en la parte trasera de otro pequeño restaurante local casi imposible de encontrar. Está en nuestro listado de barras favoritas del mundo.”
La periodista Maite Sebastiá ha estado en Miami, en la feria Art Basel. “Este año es importante para mí porque estoy montando una galería de arte online especializada en fotografía. Hemos cenado en el Hotel Faena, que tiene en su terraza una obra de Damien Hirst (el esqueleto de un mamut bañado en oro) y en la terraza del hotel Delano. También en El Barrio de Wynwood, repleto de murales intervenidos por grafiteros.”

lunes, 4 de diciembre de 2017

La boda de Casilda

Marta de Diego lleva décadas vistiendo novias, madrinas e invitadas a las bodas más ilustres de Valencia. Como lo suyo es la costura a medida, cada boda era una desafío porque no hay dos novias iguales y cada una requiere una creación exclusiva. Los años pasaban y las hijas de Marta temían que llegado el día de su boda, la creatividad de su madre se hubiese agotado. ¡Ja, ilusas de la vida! El día llegó, la hija pequeña de Marta, Casilda Moret, se casó y su madre se lució. La creatividad es como el fondo de armario, siempre hay sitio para más.
Para vestir a su hija, Marta rescató su propio traje de novia: “desmontamos el vestido de otomán de seda y lo convertí en una falda cruzada con chaquetita corta; debajo, llevó un vestido con tul de seda bordado en hilo de seda y cristal y falda con varias capas de gasa. El velo era un manto de tul con un medallón bordado en el centro con sus iniciales”. En el pelo llevaba una tiara familiar de brillantes rematada con una aguamarina.

El padre de Casilda y el novio fueron de frac y los testigos de chaqué. La madrina, Carmen Meseguer, madrina de pila de Luís, llevó un vestido abrigo en crepe azul, mientras que Marta escogió un vestido de punto de seda con un recogido de gasa y una pluma de ave del paraíso y su hija Cayetana con un vestido de gasa color petróleo.
La ceremonia se celebró en la  Iglesia de los Escolapios y la cena en La Cartuja de Ara Christi. Marta quiso recrear los mercados de Sicilia y La Toscana y el aperitivo se tomó en un mercadillo montado al aire libre con música de jazz en directo. “Había puestecitos de sushi, ostras, jamón, quesos, huevos, cócteles y hasta uno de mantas por si alguien tenía frio y se quería tapar”.
Los invitados pasaron después al claustro cubierto, decorado con claveles granates unidos en mazos como si fueran hortensias, cristales de distintas alturas en los arcos y una luz tenue amarillenta para dar una atmósfera cálida. 
Entre los invitados, el empresario Juan Roig con su mujer Hortensia Herrero, la Cónsul de Dallas Janet Kafka, Concha Gómez, Mayrén Beneyto y Ramón Almazán, el empresario Miguel Burdeos con su mujer Amparo Andreu, Blanca Pons Sorolla con su marido, Juana Roig con su marido Álvaro Otero, el joyero Vicente Gracia con Mónica Piñones, Alfonso Manglano y Eva Marcellán, Emilia Hervas, Enrique Royo, Carmina García Petit, Amparo Andreu, Victor Segura y Francisco Freire.


Hechos a nuestra medida

Por más que los diseñadores de moda se empeñen en que todas seamos altas y delgadas, la verdad es que cada una somos de nuestro de nuestro padre y nuestra madre. Ellos querrían que todas tuviésemos las piernas largas, la cintura estrecha, el pecho discreto, los hombros esbeltos, los labios carnosos y la mirada fría. Pero nosotras somos como somos, y nos hay dos iguales; la que tiene las piernas largas se queja de que no tiene cintura, la que tiene cintura protesta porque le sobran caderas. La que se ve bien de cuerpo, se ve mal de cara y las hay que se quejan hasta del tamaño de los dedos de sus pies que sobresalen demasiado en cuanto se pone sandalias. Y todo eso sin entrar en el pelo, que desde que Eva se comió la manzana no ha habido descendiente suya que no haya soñado con tener un pelo distinto al que le dio su madre.

Por eso, cuando una se la juega de verdad, cuando quiere estar perfecta, tiene que recurrir a la costura. Al sastre de toda la vida, que te toma medidas para sacar partido a tus encantos y esconder tus defectillos. Por eso el gremio artesano de sastres y modistas sobrevive a toda esta modernidad manufacturera, con todo su marketing y sus millonarias inversiones en publicidad.
Esta semana, el Gremio celebró su segunda semana de la costura en el Ateneo. El salón Stolz se convirtió en una pasarela donde desfilaron las colecciones de Higinio Mateu, Luis Rocamora, Vera Atelier, Jorge del Buey, las colecciones infantiles de Greta y Kianty y los complementos de Brotocó.

En los desfiles estuvo la presidenta del Ateneo Mercantil, Carmen de Rosa, el Maestro Mayor del Gremio Fran Tochena, los diseñadores Luis Rocamora, Javier Soria, Teo Garrido, Julio Vera, Rosa Blasco, Beatriz Fornals, Judith Mas, Ruben Domínguez, la indumentarista Amparo Fabra, Beatriz Perla, Mónica Fuero y Esperanza Ramón. Además, el desfile infantil de Greta contó con modelos de excepción como la FMIV 2016 Sofía Soler,  y con la periodista Laura Grande como presentadora. 

lunes, 27 de noviembre de 2017

25 años del universo de Vicente Gracia

Veinte años no es nada, decía Gardel. Quizás tuviera razón, pero veinticinco son una barbaridad. Hace veinticinco años tu Pepe tenía melena y si se esforzándote un poco podía vislumbrar la tableta de chocolate en su vientre. Era el año 92, la Expo, las Olimpiadas de Barcelona… Y Vicente Gracia abría su tienda en la calle La Paz. Han pasado veinticinco años, a tu Pepe no le queda pelo y su tableta de chocolate está oculta bajo los restos de cientos de litros de cañas de cerveza. Y Vicente Gracia sigue diseñando joyas su tienda, su universo como él le llama. Allí no hay nada feo. Todo lo que ves querrías llevártelo a tu casa: cuadros, muebles, sillones, alfombras, joyas… A cada paso que das te topas con algo por lo que estarías dispuesta a dar todo tu fondo de armario. Es un edificio de arquitectura neomozárabe y está inspirado en el Palacio de la Alhambra. Entras por la pequeña puerta recubierta de azulejos, subes por las antiguas escaleras de madera, llegas a su salón con vitrinas repletas de joyas y piensas: “Oh, mísera de mí. Oh infelice. Abatir cielos pretendo ya que no nací marquesa hace cien o doscientos años”.
Vicente es un enamorado de Valencia y ha buscado la esencia del gusto valenciano por medio mundo. Sólo él es capaz de combinar la tradición de la orfebrería valenciana con la herencia islámica, la ruta de la seda y la poesía sufí. Todo eso sin renegar de sus orígenes en Ruzafa, en donde se crio rodeado de su madre y sus tías. La búsqueda de la ruta de la seda le llevó a su segundo amor, el Valle de Cachemira (¡Quietas todas, que no se vaya ninguna a coger el móvil para ver dónde está eso!). Está en la India, por allí pasaba uno de los ramales de la Ruta de la Seda, lo cual le conecta con Valencia. El jueves por la tarde celebró su aniversario. Fue, como no, en su tienda, y allí estuvo acompañado por su inseparable Mónica Piñones y sus hijos Candela, Bernardo y Alejandro. Vicente agasajó a sus invitados con una preciosa mesa llena de viandas, una barra de champagne y música en directo de su amigo Javier Botella, que interpretó temas de esos que tan bien pegan con el champagne como fly me to the moon de Frank Sinatra. A la fiesta no faltó Juana Roig, que formó parte del equipo de Vicente durante un tiempo, Paco Roig y su mujer Magdalena Melchor. También estuvo la cónsul honorario de Dallas en Valencia, Janet Kafka, que fue una de las impulsoras del showroom que montaron Vicente Gracia y la diseñadora Marta de Diego en 2013 en los almacenes Neiman Marcus con motivo de una exposición del Sorolla en el Museo Meadows. También estuvo el diseñador Valentín Hérraiz, con quien compartió aquella época de la movida en la que empezaban a coger vuelo Francis Montesinos o Javier Mariscal.
Vicente Gracia no es de los que invita por invitar. Todos los que pasaron por su joyería son amigos, o clientes-amigos, o colegas-amigos o artistas-amigos. Así pasó, que la joyería se quedó pequeña para la cantidad de invitados que quisieron compartir el cumpleaños con él: Lola Narváez, Carlos Virosque, Nicola Seyda con su marido Vicente Lluch, Begoña Mortes, Blanca y Laura Fitera, que se iban después a una cena de acción de gracias preparada por el pintor Enrique Senís Oliver, Mangeles Ros y José Ortí, Luís Lluch, Alejandra Montaner, Mercedes Barberán, Arantxa Benlloch, las estilosas hermanas Alicia, Paloma y Carmen de Miguel, Álvaro Gómez Trénor y su mujer Beatriz, Pepe Navarrete, José Vivó, las hermanas Laura y Alicia Segarra, el ex presidente del Puerto Rafa Aznar, el diseñador Jayme Hayón y la interiorista Verónica Montijano, la diseñadora Marta de Diego con Pepa Martí, Enrique Lucas y Esther Barrera. También la fundadora de la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Cerámica, Pilar Espona, y el subdirector de museos estatales Miguel Ángel González.

Galería de fotos en Las Provincias: Irene Mansilla

lunes, 20 de noviembre de 2017

La dolce vita del pintor Enrique Senís-Oliver

De entre las miles de cosas que queremos enseñar a los niños, ¡pobrecitos míos!, una de ellas debería ser cómo atender a tus invitados. Queremos enseñarles a comer sano, a cepillarse los dientes todos los días, a invertir sus ahorros, a no ensuciar las calles, a plantar árboles… Pues ya puestos, una más, ¡qué más da! Y ojo, que ésta no es cosa baladí. Al fin y al cabo, educar consiste, en cierta medida en aprender modales para hacer la vida agradable a quienes conviven contigo. Así pues, deberíamos enseñarles que es una canallada organizar una fiesta y que sea un muermo, del que la gente quiera huir cuanto antes.
Un buen profesor de la asignatura sería el pintor Enrique Senis-Oliver. Sus fiestas de cumpleaños son míticas Valencia. Es el perfecto anfitrión junto con su pareja David W. Phillips, un productor musical que fue guitarrista de Barry White. Y además sus fiestas son divertidas, nada de esos cócteles muermos donde no te puedes mover del sillón.

Para empezar, su casa en el centro histórico parece sacada de una película italiana de Fellini, es una de esas casas nobles llenas de porcelana, pinturas, piezas de arte, vajillas antiguas y hasta un piano de cola. En la era del minimalismo, la moderación y la discreción, es genial entrar en una casa llena de madera, marcos de pan de oro y brocados color burdeos. Más aún si el anfitrión no escatima en lujos y prepara una mesa digna de una recepción real, llena bandejas de plata con exquisiteces como el roast beef, cordero al curry, gambas Puffie (receta de la tía Puffie de David), saté de pollo y un salmón al horno con salsa de tartar decorado por el propio pintor que estaba de exposición. Por supuesto que no faltó ni el champagne ni el buen vino ni la música en directo para amenizar la velada.
Los invitados recibieron un tarjetón a la antigua usanza, de cartón y con la dirección de puño y letra. El dresscode indicaba que había que vestir de blanco y negro, cosa que todos cumplieron. Ellas, en su gran mayoría, optaron por el vestido negro con un toque blanco en muchos casos una estola de pelo blanco. Así iban Laura Fitera, Carmen de Rosa, Alicia de Ansurias y María José Navarro.
Mayrén Beneyto optó por el blanco completo, con una chaqueta de corte Armani y una falda larga blanca. También Marisa Torrijos escogió un vestido blanco, largo por supuesto, como Toña Játiva.

De negro fueron Blanca Fitera –con un maquillaje muy trabajado inspirado en la película El cisne negro-, Marisa Marín, Maribel Soriano, Amparo Lacomba, María José Duart, Amelia Guich Lamo de Espinosa, Maribel Molina, Vitti Cayrols, Mamen Rivas, Maribel Soriano y May Pérez. La diseñadora Amparo Chordá llevó un vestido de seda bordada blanco con flecos de hilo de seda.
Fueron más de ochenta invitados. Entre ellos el joyero Antonio Romero con su mujer Rosa, José Francisco Ballester Olmos y Maribel Molins, Carmen y Amparo Roig Fillol, Manuel Castillo, José Soto, Elena García del Moral, Diego Molina y, entre los jóvenes, el diseñador Beto García, Anabel Noguera, Blanca Gadea Fitera y Jorge Blanquer.

Entre el grupo de caballeros, Francisco Ansurias (de negro), Agustín Diez de Cisneros (de blanco), Ramón Almazán, el empresario Juan Eloy Durá, Ricardo Falcó, el promotor Salvador Vila, el notario Ramón Pascual, el doctor Juan Antonio Murgui, Pepe Serra, Rafael Guía, Rafael Carmena, Juan Alfonso y Vicente Aguilar.
Senís ha tenido una vida de película. Con apenas 25 años se fue a vivir a Nueva York, donde se introdujo en la sociedad neoyorquina y asistió a las fiestas de Andy Warhol. En 1972, una rica hereda, Rebekah Harkness, le encargó la decoración del nuevo teatro de ballet frente al Lincoln Center. Después de este trabajo, el pintor se hizo tan famoso en NY que Salvador Dalí dijo en una entrevista que “la ciudad no era suficientemente grande para los dos”.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Los jardines de Sorolla

Sólo una causa de fuerza mayor puede movilizar a la gente un martes. Y así ocurrió. La cita era en la Fundación Bancaja.
Todo ocurre un jueves. Es el único día de la semana que se montan eventos sociales. El viernes ya es tarde, la gente tiene planes con familiares y amigos. El miércoles es demasiado pronto, nadie tiene la cabeza para fiestas. Por eso, todo se concentra los jueves.
Sólo una causa de fuerza mayor puede movilizar a la gente un martes. Y así ocurrió. La cita era en la Fundación Bancaja. La causa, se inauguraba una exposición de Sorolla; eso sí que es fuerza mayor, lo demás tonterías. La muestra se titula: “Sorolla. Un jardín para pintar.”  Y estará abierta hasta el 19 de marzo. La que no haya ido, que no se lo pierda.
La exposición es una delicia, son obras que el pintor hizo sobre sus jardines, llenos de color y de luz.
Allí estuvo la creme de la creme de la sociedad valenciana: Fernando Roig y Elena Negueroles, Julio de Miguel Aynat, Patín Montesinos, Mayrén Beneyto, Leopoldo Barrera, el presidente de la Cámara de Comercio José Vicente Morata, los empresarios Juan Eloy Durá, Juan Carlos Gómez Pantoja y Lluis Lluch, Leonor de Arizón Trénor, José Antonio de Prat y su mujer Nidita Guerrero, el doctor Juan Antonio Murgui con su hermana María José, Viruca de Alborch, su amiga María José Navarro con Paqui Sauri y Cris González, de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes, la estilosa Isabel Aliño, Marisa Marín, Alfredo Esteve, vestido a la última como siempre, Javier Monedero, Adriana Blay y Verónica Jordá.
Ejerció de anfitrión el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, que está consiguiendo reunir a lo más granado de la sociedad valenciana en sus convocatorias.
Allí estuvo acompañado de su hija Paula Alcón, que el jueves inauguró una nueva edición de su mercadillo navideño Cool Market en la calle Conde Salvatierra con la actuación en directo de Mafalda Villanueva y sorteo de entradas para el próximo festival solidario de la Casa Ronald en Valencia donde actuará Seguridad Social.
Volviendo a la Fundación Bancaja, la exposición de Sorolla atrajo también a un grupo numeroso de artistas y pintores valencianos como Nanda Botella, Helga Grollo, Uiso Alemany, José Sanleón, Vicente Colom, Javier Calvo y el coleccionista Martínez Guerricabeitia.
Tampoco quiso perderse la cita Julia Pérez Broseta, que se iba en unas semanas a Nueva York a ver a su hija, Esperanza Vila, cada vez más centrada en la fotografía, y María Gómez-Polo, recién llegada de Londres donde ha encontrado un montón de localizaciones para sus catálogos de sombreros y complementos.
No falto la representación militar, con el teniente general Francisco José Gan Pampols; financiera, con el director territorial de CaixaBank, Xicu Costa; y política, con el presidente de las Cortes Enric Morera, los consellers Vicent Soler y Gabriela Bravo.
Del mundo intelectual y artístico, Ferrán Montesa, Ricardo Bellveser, el historiador Tomás Llorens y la directora de la Casa Museo de Sorolla de Madrid, que ha cedido algunas de las obras para la exposición, Consuelo Luca de Tena y la comisaria de la exposición María López.

La fiesta del comercio de lujo

La asociación de comercios de lujo, Valencia Premium, celebró el miércoles su aniversario y lo hizo con un cóctel de lo más estiloso en la Plaza del Patriarca.
La causa última de una ciudad es su comercio. Nacen y crecen en torno a los mercados, el punto de encuentro donde se vende y se compra. Luego vendría la cultura, la política, la juerga… Sí, sí, todo eso está muy bien, pero no olvidemos que el origen de todo son las paradas del mercado, las tiendas. La humanidad no estaría donde está sin ese maravilloso invento de ir de compras. Así es que nadie venga a acusarnos de frívolas cuando decimos que esa es una de nuestras grandes aficiones.
Los siglos pasan y esa realidad no cambia. El comercio sigue siendo el corazón que da vida a una urbe. Sin tiendas, la ciudad enferma, languidece, se apaga. Y de entre todas las tiendas, el comercio de lujo marca la diferencia entre las ciudades grandes y las medianas.
Valencia Excellence es una asociación de las tiendas y servicios más exclusivos de Valencia. El miércoles celebró su aniversario con una fiesta en la Plaza del Patriarca y defendió su papel para atraer turismo de calidad. “Valencia tiene un gran atractivo por su clima, su gastronomía y su cultura y también por reunir establecimientos de prestigio”, dijo Patricia Montoro.
Totalmente de acuerdo con Patricia. Hay que hacer ciudad y la mejor forma de demostrarlo es apoyando a nuestro comercio y consumiendo para generar economía. Eso es lo que le vas a decir a tu Pepe este fin de semana cuando salgas dispuesta a renovar tu fondo de armario.

Laura Gallego, secretaria de la asociación, estuvo recibiendo a un montón de invitados, entre ellos Laura y Blanca Fitera, Alfonso y Fernando Manglano, Paz Oria, Rafa Alcón, Rafa Moreno y José Alandés, Nacho Gómez Trénor y Carolina Gil, Silvia Vilar, Mayrén Beneyto, Eva Marcellán, Laurence Lemoine, Elena Ravello, Javier Aznar, Carlos Pascual, el doctor Juan Antonio Mira, Carmen Romero, Anabel Navas, Maria José Félix, Guillermo Soria, Maria José Ruz o Javier Monedero; los diseñadores Adrián Salvador, Lucas Zaragosí y Hortensia Maeso, Encarna Roig, Mª Angeles Miguel, María Cosín, la interiorista Susana Lozano, el arquitecto Ramón Esteve con Isabel Rincón de Arellano y María García de la Riva.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Escapada a Italia

Los Amigos del Museo de Bellas Artes de Valencia visitaron Sicilia con un guía de excepción: el catedrático de historia del arte Felipe Garín
Italia es uno de esos países que nunca te acabas. Puedes ir a comer, a echar por tierra tu dieta. Puedes ir de compras, a quemar tu tarjeta de crédito. O a vivir una locura de amor y sacar a tu corazón de su órbita. O simplemente a ver italianos, que eso nunca aburre. También, como no, puedes ir a disfrutar del país con mayor patrimonio artístico del mundo. Para ese viaje es bueno llevar de acompañante a un catedrático de arte. Eso es lo que hicieron un grupo de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes de Valencia, con su presidenta María José Navarro: irse de viaje a Italia con un guía de excepción como el catedrático de historia del arte Felipe Garín.
El grupo estuvo formado por Amelia Guich Lamo de Espinosa, Mª Pilar Millán, Mayren Beneyto, Ramón Pascual Mahiques y Blanca Fitera, Marisa Marín, Jose Antonio Prat y Bienvenida Guerrero; Joaquín Sanz de Bremond y Aurora Colvé; Teresa Montagut, Mercedes Fillol, Carmen Pocoví; Vicente Altabert y Amparo Subiela; Blanca Gómez-Ferrer, Mª Jesús Trénor y Trénor, Mª Rosa Arnau, Amparo San José, Mª Luisa Cirbiant, Asunción González y María Gómez.

Visitaron Palermo, Monreale, la catedral de Cefalú, el valle de los templos en Agrigento, Selinunte, Piazza Armerina, con su imponente Villa Romana del Casale. “Desde Catania, fuimos a Noto y Siracusa, para finalizar con la maravillosa Taormina y la subida al Etna. Han sido unos días de inmersión artística en esta zona de Italia en la que se puede ver todas las corrientes artísticas, pues todas la civilizaciones dejaron allí su impronta”, cuenta María José Navarro.
Mayrén Beneyto también disfrutó del viaje y de la ópera, una de sus pasiones: “En Catania visitamos el Palacio Máximo Bellini y su tumba en la Iglesia de Santa Tecla, también la Catedral de Marsala, con su precioso atrio, la Catedral de Palermo, con sus diferentes torres y cúpulas y el Palatzio Palatino”.

Los Amigos del Museo de Bellas Artes de Valencia ya están preparando el próximo viaje a algún destino con mucha historia, por si alguna se anima.

Del Tenorio a los zombies

Querido ángel de amor, en esta apartada orilla, ni la luna brilla ni se respira mejor. Por la calle hay cuatro zombies que en cualquier momento llamarán a tu puerta para que les des caramelos.
Noche de difuntos, ni sombra de Don Juan Tenorio. Las calles atiborradas de gente con disfraces de demonios y calaveras. Y nosotras, las cuarentonas, una vez más descolocadas en este mundo que ha cambiado mientras nos hacíamos mayores. Sin sentirnos identificadas con aquella Doña Ines a la que Don Juan le recitaba lo de “¿No es cierto ángel de amor, que esta apartada orilla, más clara la luna brilla y se respira mejor?”. Si hace años, algún galán hubiese venido a nuestro balcón con semejante ocurrencia, probablemente le habríamos dicho: “anda tonto el haba, baja y trae un par de cervezas, que mis padres no me dejan salir porque dicen que hoy no es noche de juerga. Pero tampoco estoy yo para estas memeces”.  No, no somos nosotras mujeres que hayan soñado con galanes apostados a nuestros balcones. Claro que la alternativa también nos pilla un poco  a traspiés. El niño que llama a la puerta, vestido de bruja y preguntándote: truco o trato. Y tú que no sabes cómo reaccionar. Si fueses una americana de Kansas City, sabrías como escenificar un susto de muerte. Pero habiendo nacido aquí, lo único que se te ocurre es darle un beso al niño, sacarle cuatro caramelos y quedarte allí delante con cara de tonta, pensando: ¡Y ahora qué!

Tampoco entiendes por qué los disfraces han de ser de brujas y demonios con tridentes. Iría más acorde con nuestra educación de las monjas que fuesen vestidos de pastorcitos, de santos o de curas.
Pero en fin, las cosas vienen como vienen. La batalla de Don Juan Tenorio está perdida hace tiempo. A ver quién es la guapa que convence a su hijo pequeño y a sus amigos a que vengan a casa a ver a Doña Inés asomada al balcón. Así es que si no puedes con ellos, únete a ellos.
Es lo que hicieron el peluquero Rafa Moreno y su marido José Alandés, que llevan varios meses preparando Halloween. Cada año eligen su disfraz inspirándose en un personaje de película de terror. Si el año pasado recrearon a la malvada Cruella de Vil, este año ha sido la película It de Stephen King. Rafa fue el autor de todo el maquillaje de caracterización, tanto el suyo de payaso maligno como el de Jose vestido muñeca Anabel y el resto del grupo: Eduardo Peris, María Angeles Baldó, Geles Martínez, Diana Esteban, Victor Sánchez, Angel Adán, José Alandés, Arturo Rosaleñ y Ana María Delamo.

El artista fallero Salvador Dolz también organizó una fiesta en su taller con la temática “el circo del terror”. Hubo disfraces terroríficos, como el de Javier Martínez Rubio, y otros convincentes como el grupo que iba de la peli La Naranja Mecánica: Johny Florez, José Luis Canoves y Fabio Chiarini y Filippo Saltari, dos italianos de paso por Valencia a los que les está gustando tanto la ciudad que ya están planeando quedarse.

lunes, 30 de octubre de 2017

Amado Peletero con Fuvane

En la vida de nuestras madres había un momento crucial, era el día en que por fin tenía un abrigo de pieles. La mayoría tenía que esperar años: primero había que pagar el Seiscientos, luego el Ochocientos Cincuenta; y cuando por fin se había comprado el Ciento Venticuatro, le tocaba el turno al abrigo de pieles. Entonces, ella  esperaba ansiosa al estreno del Principal para lucir su pellejo, sin importar que el termómetro marcase 25 grados.
En la España de los ochenta, las pieles eran el símbolo más palpable de poderío. Actrices, presentadoras y cantantes lucían espectaculares abrigos de visión con enormes hombreras o estolas de zorro. Si las pieles eran la prenda estrella del armario, el peletero era el hombre capaz de hacerte sentir como una diva. Amado fue un ejemplo de la fama que alcanzaron los peleteros en aquellos años. Empezó en Castellón, pero pronto se hizo famoso por sus diseños que nada envidiaban a los italianos. En sus años de gloria, tuvo en sus probadores a Marujita Díaz, Marisa Medina, Conchita Bautista, Analia Gade, Concha Márquez Piquer y Mónica Randal. Sara Montiel solo llevaba pieles de Amado.

Amado siempre ha colaborado con causas benéficas, ya sea con las famosas galas de Unicef cuando era presidenta Mayrén Beneyto, como a otras organizaciones como la Cruz Roja, que le entregó una medalla en 1989 de manos de la princesa Tessa de Baviera.
Esta semana celebró en el Ateneo Mercantil su desfile a favor de Fuvane, Fundación para la Neurorehabilitación. Entre el público, la presidenta del Ateneo Carmen de Rosa, Mayrén Beneyto, que al día siguiente cogía un avión para Sicilia, las hermanas Blanca y Laura Fitera, Mª Angeles Fayos, del Teatro Olympia; Amparo Lacomba, Nieves Donat, Piedad Pardo, Eva Marcellán, la galerista Sara Joudí, Paloma Tárrega, Marieli Albert, Ana Vilar y Pilar Pons. Estuvieron también las mujeres que colaboran con Fuvane: Mayayo Gómez Lechón, Susana Pérez Manglano, Santi Aguilar, María José Albert, Toya Marco, Beli Botella y Begoña Císcar.

Noche loca de tiendas

Las shopening night son ya un clásicos de las grandes ciudades del mundo, Valencia entre ellas. ¿La razón de tal éxito?, que le pregunten a Platón.
El mejor antídoto contra la depresión femenina es una tarde de compras. Eso cura todos los males. Alguien debería escribir un libro que se titulase: “Más compras y menos prozac”. Lo intentaron con Platón, pero es más difícil levantar el ánimo con la idea de una falda, que teniéndola entre las manos mientras haces cola en la caja para pagarla. No es lo mismo buscar la esencia de los zapatos, en lo que subyace en todos y cada uno de ellos, que coger unos cualesquiera, probártelos y verte monísima de la muerte.
Pero hay algo aún mejor que una tarde compras, es una noche de compras. ¡Ay, Platón, Platón, tú y tus ideas! A ver cómo compites tú contra una shopening night como la que hubo en Valencia el jueves por la noche. Más de 200 tiendas del centro de la ciudad, desde Jorge Juan hasta Cirilo Amorós, abrieron de las ocho a las doce de la noche. Muchas de las calles se cerraron al tráfico y se escuchaba música por cada esquina: una banda de swin en la calle Colón, el grupo the lighters en Conde Salvatierra, DJ’s en Don Juan de Austria y Jorge Juan, actuación de jazz en Hernán Cortés y un concierto en el escenario que se montó en la Plaza los Pinazos con la banda de Patricia Roca. Hubo hasta treinta actuaciones y una charanga que animando desde el bus turístico, por si alguien no se había enterado de la juerga.

Pero hay algo aún mejor que una noche de compras, es eso mismo pero con rebajas. ¡Buah!, eso sí que deja K.O. a Platón en este peculiar combate por levantar el ánimo de una mujer, incluso de algún que otro hombre. Muchas tiendas de ropa colgaron carteles anunciando descuentos del quince, veinte y hasta treinta por ciento, lo cual en esta época del año es todo un reclamo para nuestros escuálidos fondos de armario.
En muchas tiendas agasajaron con vino, cava, trufas, chuches en un Candy bar y hasta cócteles. En otras daban palomitas, refrescos, mojitos y cervezas. Vamos que entre la bebida, los descuentos y los regalitos que te daban por comprar, más de una acabó con diez bolsas en la mano y llegó a casa con la sensación de haber pasado la mejor noche loca de su vida.
Los fans de la seria Galerías Velvet hicieron cola en la tienda de Movistar en la Plaza del Ayuntamiento. Allí se montó una exposición de trajes de la serie con actores caracterizados de época, recreación de centros comerciales y regalos para los que se animaron a comprar.
La ruta más transitada fue la de Jorge Juan, Cirilo Amorós, Hernán Cortés y Mercado de Colón. Por allí se dejaron ver Reme Hidalgo, Santiago Castell, Mª Dolores Pérez-Lis, Jose Vicente Tello, Cristina Pérez-Broseta, Begoña Albert, Javier Ortiz, Mª Teresa Martínez-Durbán, Lourdes Vañó, Mª Dolores Enguix, Marcelo Soto, Guillermo Martorell, Mamen Puchades, David Escolá, Raquel Forte, Fernando e Ignacio Aliño, Miguel de Vicente, Manuel Navarro, Mónica Barceló, Iñaki Verschraege, Miguel Miró, Donís Salvador, Susana Gómez-Luzón, Josep Lozano, Lluís Nadal, José Morales, Aline Mataix, la cantante Sandra Polop, Oscar Forés, Carles Chova, Carles Villeta, las Falleras Mayores de Valencia Clara María Parejo, José García Barrachina de Bodegas Chozas Carrascal e Inma Aznar.

Los influencers también tuvieron su hueco en la Shopening Night: Mr. Daqui, Mavi Trapos, Nuel Puig, Marta Handrich, Carmen Poveda y Judith Mas.
En el Mercado de Colón, la diseñadora Belén Fernández organizó una perfomance en la que participó la blogger Judith Mas. Entre el público, su madre Rosa Fenollar, Coté Soler, Yeray de Benito, Javier Martínez, Juana Camps, Tó Campos y Jorge Gascó.
Como dice Maribel Cosme, presidenta del Gremio de Comercio Textil, la Shopening Night Caixa Popular es una oportunidad para descubrir nuevos espacios y rincones de moda, con la calma y el ambiente necesarios para hacer que el placer de comprar sea también el de conocer a sus protagonistas. Y así pasó la shopening night de otoño. Esperaremos impacientes a la de primavera, mientras Platón se recupera del susto.

Pie de foto: Almudena Martí, María Jesús Villanueva, Patricia Vilarroya y María Cosín en la tienda de Wolf

lunes, 23 de octubre de 2017

Women power

En una hipotética reunión de mujeres alguien pregunta: ¿además de entender de fútbol y de contar chistes soeces, hay algo que sistemáticamente hagan mejor los hombres que las mujeres?... silencio en la sala. ¿Y viceversa?, ¡buah!, algarabía en la sala: hacer dos cosas a la vez, dice una; empatizar con los demás, dice otra; madurar, poner los pies en el suelo, entender a los hijos, cooperar en el trabajo… De pronto alguien dice: arreglarnos el pelo. Ante semejante frivolidad, la algarabía se convierte en un escándalo ensordecedor. Cien voces gritan al mismo tiempo: combinar la ropa, organizar las vacaciones,  gastarnos el dinero en tiendas, hacer las maletas…
Claro que eso sólo pasaría si en la reunión las mujeres fuesen mayoría. Por alguna extraña razón, nos envalentonamos en grupo, y tendemos a acoquinarnos cuando estamos en minoría. Quizás esa sea una de las razones que expliquen nuestra clara desventaja en los órganos de poder y decisión, tanto empresarial como política, económica y socialmente hablando.
“Muchas mujeres permanecen en la sombra a pesar de su trabajo intenso y brillante”, dice Nuria Oliver, una ingeniera de teleco que acaba de recibir uno de los premios de la Asociación de Empresarias y Profesionales de Valencia (EVAP), que también recibieron la catedrática de ética Adela Cortina, la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas María Blasco y la empresaria Enrichetta Bellini.

Los premios se entregaron el jueves en el hotel Las Arenas. Las mujeres también somos las mejores organizando fiestas. Hubo photocall, cóctel, copa de cava, cena y un montón de mujeres con mando en plaza como la decana del colegio de registradores Mª Emilia Adán, la presidenta de Cecoval Maribel Cosme, la presidenta de la asociación de criminólogos Amparo Peris, la directora del hotel Las Arenas Sonia Úbeda, la directora de la Fundación de Estudios Bursátiles Isabel Giménez, la directora de la Fundación Universitas Miguel Hernández Tonia Salinas, la directora de relaciones externas de Mercadona en la CV Pau Villalba, la decana del colegio de ingenieros técnicos industriales Angélica Gómez, la consejera delegada del grupo Dacsa Araceli Císcar, la presidenta del comité social de Consum Inma Blasco y la consejera de Cárnicas Serrano, Carmen Serrano. Además estuvo la junta de AVEP, con su presidenta Eva Blasco, Ana Company, la secretaria Coral Ariño, la gerente Cristina Argente y la presidenta de BPW Spain María José Mainar. Amaya Fernández de Urquiano, directora de Irisem; Amparo Valero y Charo Coll, de Boluda Corporación; Lorena Mateu, de Florida Universitaria y las premiadas de anteriores ediciones Reyes Martí, Pilar Mateo y Presen Rodríguez.

Lecciones sobre diamantes

Argimiro Aguilar dio una charla sobre diamantes en el Ateneo Mercatil. Hay que saber de estas cosas para estar prevenidas y que no nos den gato por liebre.
Hay que entender de diamantes, chicas. Nuestras madres sabían de esto más que nosotras, porque nuestros padres se estiraban más que nuestros maridos. Pero en cualquier caso, tenemos que estar preparadas porque una nunca sabe en qué esquina puede sorprenderle un admirador con un regalo.
El diamante más caro jamás regalado a una mujer por su pretendiente fue uno que Richard Burton le regaló a Liz Taylor para conquistarla. No sabemos lo que pagó, pero conmigo no hubiese necesitado tanto, con un cortado sin azúcar le hubiese bastado. Años más tarde se divorciaron, Liz subastó el diamante y con lo que sacó se construyó un hospital en Botswana.
Argimiro Aguilar dio esta semana una charla sobre diamantes en el Ateneo Mercantil. Ni que decir tiene que la mayoría del público era femenino. Clientas del joyero, como Gema Munuera, Pepa Navarro, Mª Dolores Llaneras y Teresa Peris, la diseñadora Belén Fernández, Rosa Fenollar, María Muñoz, Pilar Ivars, Elvira Ferrer, Pepita Navarro, Irene Forcar, Pilar Pérez, Teresa Roca, Toña Ferrer, Maika Gonzalez, Mª Luisa Aznar, Ana Bonet, Carmen Selva y Judith Mas. También hubo hombres. Pocos, pero alguno. En concreto dos: Vicente Bosch y Oscar Ruiz Gil.
Argimiro explicó que el valor de un diamante se resume en la capacidad que tiene para reflejar la luz, y eso tiene que ver con las famosas cuatro ces: Carat (Peso), Colour (Color), Clarity (Pureza) y Cut (Talla o Corte).
El peso son los kilates; está claro que en un diamante el tamaño sí importa. El color, cuanto más blanco mejor. La pureza no es más que la ausencia de carboncillo y la talla tiene que ser excelente o muy buena para que brille. Argimiro dice que no admitamos menos. Así es que si tu Pepe se presenta en casa con una piedra amarillenta y con un punto negro en el medio, lo mejor que puedes hacer es pedirle el ticket. Luego le explicas lo que contó Argimiro en la charla; “mira, cariño, vas de que sabes mucho de economía y no tienes ni idea. Los diamantes son un valor refugio para invertir porque la producción es cada vez menor y la demanda aumentará con los mercados chino e indio. Así es que haz el favor de comprarme uno como el Liz, que con eso sabemos que nunca perderemos dinero.”

martes, 17 de octubre de 2017

Tu en casa, yo en galerías de arte

Hay una edad en la que los hombres se vienen arriba, mientras las mujeres buscamos remanso. Veinte años después, se da la vuelta a la tortilla.
Uno de los problemas de la vida en pareja es que los biorritmos de los hombres y de las mujeres van desacompasados. La idea no es mía, es de Laura Fitera, que lo explica así. A los treinta ellos están en plena efervescencia social y profesional. Quieren comerse el mundo, descubrir cosas, conocer gente, encontrar nuevas aficiones. Nosotras en cambio, a esa edad, estamos subsumidas por la maternidad que de alguna forma nos empuja a lo contrario: a la vida hogareña, tranquila, sin sobresaltos. Así es que, mientras tu tarde de otoño ideal es envolverte en una manta y acurrucarte en el sofá, ellos quieren salir a cenar y tomar copas con menganito y futanita que son dos tipos a los que no conoces, ni ganas que tienes.
Pasan los años, los niños se hacen mayores, y tú te reencuentras a solas una tarde entera con tu Pepe. Ya tenéis cincuenta y tantos. Él está más quemado que la piel de un guiri en Benidorm. Escéptico y desmotivado, lo que quiere es ver el fútbol, cenar cualquier cosa e irse a la cama. Mientras que nosotras, a esa edad, somos como osas que despiertan de su letargo y queremos salir, ver, conocer, descubrir.
Dice mi amiga Laura que en cualquier evento social es fácil corroborar su teoría: “Ves a mujeres de cincuenta y muchos entusiasmadas, hablando con unos y con otros, mientras arrastran a un marido tristón que cuando abre la boca es para decir que está cansado y se quiere ir a casa”.
Solución: “Mira Pepe, yo esta tarde me voy a un par de exposiciones con el vecino. Ese chico de veinticinco años que acaba de terminar la carrera. Y para que tú no te quedes solo, te envío a mi madre que te preparará la cena.”
Como toda regla, tiene sus excepciones, claro. Ahí tienes al artista Claudio Zirotti, rebosante de vitalidad a sus 65 años. Acaba de inaugurar exposición en L’Alfàs del Pi y parece un quinceañero el día que le han regalado su primera moto.
Zirotti es un italiano que trabajó en los años setenta con Federico Fellini en el periódico satírico romano Marc Aurelio. Desde entonces, ha recorrido varios países, hasta recalar en Valencia.
Su última exposición se titula “Pre-Texto. Más allá de la palabra” y reúne pinturas que representan signos y gráficas que casi tienen ritmo musical.
A la inauguración asistieron la Concejala de Cultura de l'Alfàs del Pi, Mayte García, Esperanza Durán de Fundación Frax, los artistas Horacio Silva, Jarr, Daniel Tejero, Francisco Sebastián Nicolau y Natividad Navalón, el fotógrafo Eduardo Peris, la interiorista Amelia Delhom, el galerista Miguel Castillo con Fátima Luque, Miguel Piqueras de Acuda Godella, el diseñador Omar Daniel, Phillipe Massiot, Pascal Chanferel, Josep Lozano, Trini García y Adriano Zirotti entre otros.
Otra inauguración, esta vez en la sala del Sporting Club Russafa, convocó a un buen número de artistas en la exposición colectiva sobre gráfica estructural. ¿Y qué es la gráfica estructural, os preguntaréis? “Se trata de investigar y reflexionar sobre el valor de la composición y de la estructura gráfica como elementos expresivos por los que discurrir y mostrar conceptualizaciones distantes, prácticas gráficas y cromáticas, texturas y lenguajes diversos e infinitos.”, dice Marisa Martínez, comisaria de la exposición.
A ver chicas, yo creo que lo mejor es memorizar el párrafo para decírselo al vecino de 35, o lo que es aún mejor, para responderle a tu Pepe cuando llegues a casa y te pregunte qué tal te lo has pasado.
En la inauguración estuvieron los artistas que exponen: Rafa de Corral, Elena Martí, Ximo Micó, José Antonio Picazo, Felicia Puerta y Jorge Carla; también gente del mundo artístico como José Garneria, Concha Ros, la galerista Marip Guiennot y el escultor José Luis Yebra, Marisa Giménez Soler, de Doce Islas, y Pancho Amat, Javier Martínez Rubio y José David Olmos, Mª Eugenia del Corral, Nan Pizcueta, Fernando Rincón e Inma Coll.
Ruzafa es el barrio perfecto para una inmersión cultural. Hace tiempo que concentra al mayor número de creativos por metro cuadrado: diseñadores, galeristas, ilustradores, artistas... vamos, el entorno ideal para mujeres inquietas y con un proyecto vital que incluye todo tipo de planes.

lunes, 9 de octubre de 2017

El amor es un pañuelo

La tradición de la mocadorà viene del S.XVIII. Nuestros abuelos se los regalaban a sus novias, nuestras abuelas, como muestra de amor. Imagináoslo: el tatarabuelo Tonet con su mocaorá  rellena de mazapanes camino de ca la abuela Vicenta, por entonces su novia. Él más cortado que un seminarista en un after hour. Ella le abre la puerta, no sabe que decir. Y él que se saca de la faltriquera el pañuelo, se lo da, a ella le dan ganas de darle un beso en la mejilla, pero no se atreve. Así es que limita a sonreír baja la mirada al suelo. Del fondo de la casa suena una voz, es la de la madre: “Visanteta, qui es?” Vicenta se quiere morir, ¿por qué le tiene que llamar Visanteta? Es Tonet, mare”; “Y qué vol”, “Res, ja se’n va!” Y le cierra la puerta en las narices. Lo que ella que hubiese querido era ir a dar un paseo cogidos de la mano, para que le viesen sus amigas y para él le atusase un poco el pelo. El abuelo Tonet se va al casino cabizbajo porque le hubiese gustado probar los mazapanes. Ella se mete en la habitación y esconde su mocadorá para que no la vea la mare y sueña con que al año siguiente, él ya haya pedido su mano y poder sentarse juntos en la cocina a comerse los higos de mazapán: “amb el llépol que és, i no li ha donat ni un”
Los tiempos han cambiado. Probablemente el novio de nuestra hija le envíe un emoticono de un pañuelo y ella se limite a contestarle con un “¡ja,ja!”. Pero la tradición continúa. Los hornos estarán llenos de mocadoràs hoy y mañana. Algún que otro marido o novio tendrá el detalle. Y muchas mujeres de la sociedad valenciana siguen viviendo la tradición. Mayrén Beneyto recuerda el primer pañuelo que le regaló su novio, “yo tenía 18 años y desde entonces nunca he dejado de recibirlo. La tradición familiar está tan arraigada en mi familia que mi abuelo Juan Beneyto dejó un dinero para que sus hijos siguieran la costumbre. Ahora voy con Ramón a elegirlos”.
Para Mayrén los pañuelos de seda son un complemento perfecto. “Tengo muchos, algunos de mi madre, pero me hizo mucha ilusión el del Colegio del Arte Mayor de la Seda. Siempre que viajo, llevo uno al cuello, si me molesta lo anudó al bolso y si hay viento lo pongo sobre la cabeza y lo anudo detrás de la nuca, como Grace Kelly”. Blanca Fitera. “Me acuerdo de ese primer pañuelo ideal que regaló a mi madre, cómo nos explicaba la costumbre y el preciosismo de los artesanos pasteleros; nunca había visto frutas más bonitas que aquellos mazapanes coloreados y mágicos. Aún ahora sigo mirándolos con admiración. El pañuelo es otro cantar: me encanta pero soy patosa para llevarlo. Mi forma preferida es aquella tan 'soigné' de anudarlo al asa del bolso; siempre pienso que los buenos pañuelos deberían verse extendidos."
"El día de Sant Donís está unido en mi memoria a aquellos primeros años en Valencia, recién llegados desde Galicia, en los que mi padre adoptó todas las tradiciones valencianas”, dice
A Encarna Roig le encantan las celebraciones como el 9 de octubre, “que generan afecto, ternura y alegría”. Ella lleva años trabajando en la moda y cree que los pañuelos transmiten gran parte de nuestra personalidad, gustos y hasta el estado de ánimo. “Suelo viajar mucho u llevo varios en mi maleta. Me encanta jugar con las mil posibilidades que ofrecen e incluso convertirlos en mi principal atuendo, con un simple nudo al cuello en forma de vestido, túnica o lazada."
Para la diseñadora Marta de Diego, el 9 de Octubre es una fiesta racial, de sentimiento puro. “Esa delicadeza del amado de llevar dulces a su amada en un pañuelo me parece un detalle exquisito.”Marta utiliza el pañuelo con mucha frecuencia, “dejándolo en movimiento para que adquiera vida propia; nunca doblándolo geométricamente, no lo recomiendo.”
Vicen Fernández celebra el 9 de octubre en familia, “siempre vemos el festival de pirotecnia con sus hijos David, Luis y Pablo”. De los pañuelos se declara fan absoluta: “Lo utilizo en el bolso y como turbante, a modo de bandana, pero como más me gusta es al cuello con una biker de cuero negra para darle un toque roquero.
La directora de Valencia Excellence, Laura Gallego, también es experta en dar mil usos al pañuelo: ”desde sujetarlo al pelo en una coleta, anudarlo al asa del bolso o convertirlo en un top: se hace un pequeño nudo en la parte central por el revés, luego se anudan los extremos superiores al cuello, los posteriores alrededor de la cintura y ¡¡listo!!”
La diseñadora de complementos María Gómez Polo también tiene un truco para ponerse el pañuelo en la cabeza: “Se coge por el borde central y se coloca sobre la altura deseada sobre la frente, se apoya la frente sobre una pared para que no se desplace y se ata detrás con un nudo doble y media lazada, de forma que un extremo quede más largo que el otro”.
“Mi recuerdo de la mocadorá es el que tengo de acompañar a mi padre a cómprasela a mi madre durante todos los años en que vivieron, entrañable para mí”.