martes, 25 de febrero de 2014

Afterwork con ostras y champagne

Los afterwork tienen dos cosas buenas, una que por muy pobre que sea nuestro inglés, entendemos perfectamente qué son; otra, que dan un toque glamuroso a la caña de después del trabajo.
El afterwork es un invento anglosajón equivalente a las cañas de después del trabajo de toda la vida. La diferencia es que en lugar de caña o cerveza en botellín, en un bar ruidoso y con hombres contando chistes verdes, en el afterwork se toma cerveza tostada servida en vaso con una tapita de diseño, que queda más fisno que las papas y los cacaos, y en un ambiente de club neoyorkino con música chill out. El asiduo al afterwork no es el típico oficinista de Camera café, sino más bien las Carrie Bradshaw de Sexo en NY y hombres con corbata bien sea de Hermès o de Kiabi. Los afterworks están proliferando casi tanto como los grupos en el Whatsapp, pero hay uno que se lleva premio por su aspiración cosmopolita: el del Hotel Astoria. El jueves pasado, dio una vuelta de tuerca al invento con un afterwork de ostras y champagne Pommery, ¿a que es lo más de lo más? Te sientas allí con tus compis, y sientes que tu vida por fín se parece algo a la de Sexo en Nueva York. Lo malo es que siempre llega algún cenizo a hablar de fútbol o a contar esos chistes verdes ante los que sonríes cuando realidad lo que querrías es que un plan de jubilaciones anticipadas para que el susodicho desapareciese de tu vida de una puñetera vez. Joan Soldevilla, el director del Astoria, está dejando el viejo hotel irreconocible. Aquel bar donde se reunían los aficionados a las tertulias taurinas, se ha reconvertido en un lounge bar perfecto para cócteles y fiestas. La última se celebró el martes, el cumpleaños del programa de televisión Revista de Sociedad, que presenta Amparo Lacomba.
Entre los invitados, Alfredo Esteve, Josep Lozano (flamante director del Club Moddos), el joyero Antonio Romero, la doctora Luz Aguiló, el pintor Enrique Senís y también Blanca Fitera, que diseñó un par de collares baberos para la última colección de Francis Montesinos en Madrid Fashion Week. En esta edición, Valencia ha marcado territorio: Juan Vidal, llevándose el premio a la mejor colección por segunda edición consecutiva y Montesinos con unos vestidos de seda ideales, más comedidos que de costumbre. La siguiente cita de la moda será la Valencia Fashion Week, que este año será más discreta que otras veces. El agora ya no acogerá los desfiles (snif, snif), que se celebrarán en distintos puntos de Valencia: el museo de la ciudad, el trinquet de Pelayo, el IVAM o la Sala la Gallera. Entre los diseñadores, pocas sorpresas y muchas ausencias, ni Juan Vidal, ni Montesinos, ni Siemprevivas, que este año desfilarán en París a principios de marzo. Lucas Zaragosí, uno de sus diseñadores, está que no se lo cree porque sólo escogen a 16 en todo el mundo. La otra mitad del tándem creativo, Adrián Salvador, pondrá en práctica lo que está aprendiendo en NY diseñando la próxima colección de piel Gabriel Seguí. La pareja está dándole una vuelta a la marca y diseñando una colección que combina pelo, piel y textil y que conoceremos el 6 de marzo en la Valencia Fashion Week. Atención al trabajo de estos chicos porque nos van a dar muchas alegrías. La modelo preferida de Siemprevivas, amiga de la infancia de los diseñadores, es Paola Sol, de la agencia de Carmen Durán.
Paola también aparece en el último catálogo de complementos de la diseñadora Clara Gómez Tejedo, que modela a mano unas gargantillas y diademas de flores con la firma Nanuc que son una delicia. Para piezas finas, la colección Made to order de Loewe, esas chaquetas, vestidos y bolsos de piel y napa que puedes diseñarte casi a medida eligiendo colores y acabados, en fin, cosas bonitas que nunca te podrás comprar pero que te alegran la vida, como el champagne.
Loewe también celebró esta semana una cata organizada por Javier Monedero a la que fueron, entre otros, Esperanza Vila, Nanda Botella, Beatriz Pechuán, Rafael Alcón y la directora de Loewe Valencia, Amparo de la Concepción. Y la semana que viene, otra cata, esta vez de Moët & Chandon. ¡Que corra el champagne!

martes, 18 de febrero de 2014

Valencia Disseny Week

El mueble ha sido a Valencia como el gin tonic a la Reina madre de Inglaterra: una parte sustancial de su sangre. Hasta los noventa fuimos un referente de la industria mundial del mueble. Martínez Medina decoraba los grandes transatlánticos de lujo; Mariano García, los platós de series tan míticas como Dinastía, Dallas y Falcon Crest, ¡ahí es nada! y Mariner fabricó las lámparas para el Hotel Beach de Miami y para el palacio del Rey de Arabia Saudita. Eran los años en los que la figuritas de Lladró encandilaban a los americanos y decoraban los salones más suntuosos de Hollywood. Llegaron los noventa, los pisos se hicieron más pequeños y aquellas pesadas cómodas isabelinas se convirtieron en armatostes que no encontraban su hueco. A los constructores les dió por hacer armarios empotrados en los dormitorios y los enormes armarios de cuatro y seis puertas, que eran el orgullo de la industria valenciana, se quedaron en los almacenes cubiertos de polvo. Y ¿qué decir de las lámparas de araña con cristal de roca?, aquello no había quien lo colgase en el salón de su nuevo piso, sin correr el riesgo de que el enclenque techo se viniese abajo y el vecino de arriba acabase sentado en tu sillón. Poco a poco la estética de Ikea iba abriéndose camino y el Quijote de Lladró no había quien lo casase con la mesa Stockholm. Así es que a la industria del mueble valenciano le pasó como a la reina madre, que se resistía a abandonar este mundo pero se iba arrugando como una pasa.
Esta semana Lladró ha presentado su nueva colección de figuritas, que se parece a las falleras y los quijotes tanto como una falda de Prada a otra de Francis Montesinos. Lladró se ha reinventado. Su figurita estrella, The Guest, de Jaime Hayón,  bien podría decorar la vitrina de un loft hipermoderno en el centro de Manhattan. A nuestras madres puede que les dé un síncope cuando pasen por la tienda de Poeta Querol, a nosotras nos llamará la atención y alguna joven novensana puede que hasta entre a preguntar el precio y lo ponga en su lista de bodas.The Guest es en realidad un muñeco de porcelana desnudo y cada año le viste un diseñador.
El último ha sido Rolito, un afamado diseñador francés, que asistió al cóctel que dio Lladró en su tienda el jueves por la tarde. Allí estuvo María Dolores Enguix, Encarna Roig, el Doctor Murgui, María Gómez Polo, los Aliño al completo (Fernando, Nacho, Isabel, y su madre Isabel Alfaro), Manolo Minguez pinchando buena música, diseñadores, clientes y amigos de la familia Lladró.
La semana ha dado mucho más de sí gracias a la Valencia Disseny Week. Esta ha sido la quinta edición de la semana del diseño valenciano y el éxito de afluencia de la última feria Hábitat le ha ayudado a consolidarse.
En el Museo del Carmen se ha inaugurado una exposición de José Martínez-Medina, un referente del diseño de muebles valencianos y mecenas de gente como Andreu Alfaro, Manuel Boix o Miquel Michavila. A la inauguración asistieron sus hijos Amparo, María José, Marisa y José Miguel Martínez-Medina, el secretario autonómico Rafa Ripoll y gente del gremio (decoradores, arquitectos, artistas…) La exposición estará abierta hasta el treinta de marzo. También esta semana Progetti ha inaugurado una tienda en la calle Universidad.
Ya sabeis que Progetti lleva años vistiendo los baños y cocinas de lo más principal de la sociedad valenciana. La nueva tienda es una pasada, dos plantas con una escalinata espectacular y un sótano lleno de piezas de Antonio Lupi, Zucchetti, Galassia o Mutina, vamos, lo más del diseño actual. La dueña, Rosa García, ejerció de anfitriona con su marido el arquitecto Javier Segrera.
Entre los invitados, Carmen Baselga y Amparo Gastaldo, el interiorista Carlos Serra, Genoveva Rodrigo y Pepe Guillén de 10Y6 interiorismo y Purificación Sanchís, de estudio PAS. La inauguración estuvo de lo más animada con una barra de coctelería, otra de chuches de Happy Party y música de jazz. A la Valencia Disseny Week le está pasando como al Príncipe Guillermo, que va ganando brillo, mientras que otras “Weeks” valencianas, como la Fashion, languidece cual Príncipe Carlos en su eterna espera de tiempos mejores.

martes, 11 de febrero de 2014

La factoría valenciana

Andy Warhol dijo aquello de que “todo el mundo tiene derecho a sus 15 minutos de fama”. Lo que Andy no aclaró es cómo encontrarlos, cómo conseguir que un periódico, una revista o una televisión te diesen tus quince minutos. Ahora, cincuenta años después, internet ha dado la solución: si nadie me hace ni caso, me monto mi propio blog y yo conmigo misma me saco mis propias fotos, luego las cuelgo en la red, y ¡tachán!, ya soy famosa. Lo mires por donde lo mires es patético, pero es así, es una hipérbole del narcisismo. Y lo peor de todo es que con este chabacano método, más de una ha conseguido un sitio en eventos tales como la Valencia Fashion Week, por ejemplo una tal Judith, que se presenta así misma como “Aspirante a miss divina”. Hay más, muchas más, tanto de mujeres como de hombres, son los egobloggers: se plantan un modelito, se buscan un amigo fotógrafo y van por ahí posando cual top models en los jardines de su ciudad. El origen de esta fiebre es, entre otros, el blog de Scott Schuman, un fotógrafo que busca a gente estilosa por las calles de Nueva York, les fotografía y los cuelga en su www.thesartorialist.com. Claro que una cosa es que tu vayas por la calle hiper mega mona, te pare un fotógrafo de moda y estilismo y diga: “vas monísima, ¿me dejas que te haga una foto para mi blog?”; y otra bien distinta es que como nadie te lo ha pedido, coges tú y le dices a tu madre que te saque la foto mientras jugueteas con las puntas de tu melena. Bueno, pues aquella idea de Scott Schuman llegó a Valencia hace cinco años. Los chicos de Cul de Sac montaron fashionalistas.com” coincidiendo con la inaguración de H&M. Desde entonces van por ahí haciendo fotos a la gente más estilosa que se cruzan por Valencia. El jueves pasado celebraron su quinto aniversario en La Rambleta, ese espacio cultural que está consiguiendo abrirse un hueco en las agendas valencianas pese a estar junto al cementerio. La fiesta fue un homenaje a The Factory, el estudio donde Warhol reunía a lo más subversivo de su época. Pero más allá del desfase en que devino el estudio de Warhol, The Factory fue en su día un punto de encuentro de vanguardias artísticas. Y eso es precisamente lo que se trató de homenajear en la fiesta del jueves de la Rambleta.
La directora de Cul de Sac, Sophie Von Schonburg, reunió allí a un grupo de artistas de lo más variado: ilustradores (Laura Castelló, Belén Segarra, María Herreros, José A. Roda), autores de arte urbano (Luce y Felipe Pantone), la pintora Victoria Iranzo o el fotógrafo Jose Manuel Madrona. Para ambientar, la música de Álvaro Gascó, un dj de música electrónica, el grupo Vértigo y el cantante StelioN. Entre el público, bloguers, músicos, diseñadores y mucho moderno con barba, que es lo que se lleva ahora, tupé y esos enormes bolsos de asa corta que algunos hombres llevan con más estilo que la mismísima Isabel Preysler, es duro admitirlo, pero esa así. Como la fiesta no tenía mucho presupuesto -más bien nada- el picoteo fue de lo más variopinto (cortesía de los patrocinadores): Miguelitos de Roda, esos mismos que tus padres siempre compraban en el bar de la estación de servicio camino a Madrid, palomitas y cupcakes. Mientras en la quinta planta de La Rambleta se celebraba la fiesta de Warhol, un piso más abajo Dani Borrás y Marta Moreira inauguraban su exposición de fotografía de moda con imágenes de Silvia Prada, Rafa Gallar, David Gómez, César Segarra, Alberto Van Stokkum, Carlos Sáez, Vicent Bosch, Ernesto Altillo, Ramiro E (autor del blog de Yo Dona), Mar Ordóñez o Alejandra Nuñez.
Super chulas las fotos de Eskenazi Encursiva para la campaña publicitaria del diseñador Juan Vidal. A la inauguración fue la directora del Palau de la Música Mayrén Beneyto, el fotógrafo Vicent Bosch, los diseñadores Jaime Piquer, Adrián Salvador de Siemprevivas y Noelia Navarro, Alfredo Esteve, el artista Carlos Sáez de Espaitactel, la directora de La Rambleta Gemma Sastre, y pinchando discos (¡de vinilo!) Oscar Mezquita, de Flexidiscos.

martes, 4 de febrero de 2014

Comer, beber, amar

La que nunca haya ido a una entrega de premios de gastronomía, no sabe lo que se pierde. Allí puedes probar el canapé de roastbeef de presa ibérica sin que nadie te mire con ojos de reproche en plan “hija te vas a poner como Falete”; y el guiso de langostinos, tripas de bacalao y alubias sin temor a que alguien te acuse de mega vulgar. En unos premios de gastronomía hay que comer y beber sin ningún tipo de pudor, no pasa nada si pierdes el rojo de labios. Y está permitido jugar y disfrutar con la comida: olfatear el plato que acaban de servir, paladear el jamoncito de Extremadura que estaba de muerte... Los cocineros son como madres, te dan de comer y se sienten satisfechos si rebañas el plato. No como los diseñadores, para los que nunca estás lo suficientemente delgada. Además, la comida y la bebida desentumece los sentidos, te suelta la melena y convierte en gran conversador hasta el más tímido de los comensales. Al segundo plato, te parece divertido hasta el más plasta de la mesa.
El viernes Cuchita Lluch celebró en la Rambleta los premios de la Academia Valenciana de Gastronomía. Allí se dio cita lo más granado del mundillo del buen comer y beber valencianos: cocineros Ricard Camarena, Alejandro de la Embajada, Quique Dacosta no pudo ir porque abría temporada en su restaurante); el repostero real Paco Torreblanca, críticos gastronómicos (Alfredo Arguilés, Navarro Pareja…), señoras tan estilosas y estupendas como Sedi Casanova, Alicia de Miguel, Esperanza Vila, Ángela Pla, Angela Valero de Palma, Neni Reyna; señores estupendos como Ansón, el marqués de Griñón, Carlos Pascual, Salva de Pablo, Sergio Adelantado y el doctor Juan Viña. Gente del mundillo como Javier Monedero (Dicoval), Carlos Mataix (Heineken), Lluis Nadal, Josep Lozano (con un bolso de Prada de robarle al menor descuido), los periodistas Bernardo Guzman y Juana Camps, Delia Barral, de Arde Magazine, Juan Such y José Luís Contreras del portal Verema, Manoli Romerado, del equipo de Quique Dacosta. Cuchita, vestida de blanco inmaculado con un diseño de Siemprevivas de quitar el hipo, ejerció de anfitriona, saludó a cada uno de los invitados, presentó y entregó los premios. Cuchita es el el alma de la Academia, donde ha encontrado su vocación tardía. Hasta hace unos años, Cuchi no destacaba más que por su presencia en cócteles de joyerías y ahora es el hada madrina de la cocina valenciana. La comida se celebró en el mismo lugar, en la Rambleta, que se está convirtiendo en el lugar de moda para la cultura y el ocio porque tan pronto sirve para dar unos premios que para organizar un concierto, una exposición o un ciclo de cine y teatro. Todas las semanas hay algo nuevo. El próximo jueves, se inaugura la exposición “A real story”, una selección de fotos de moda que rompen con los formatos tradicionales de los editoriales de moda. No cuentan con modelos famosas ni ropa cara ni superproducciones de lujo, y aún así resultan de lo más atractivas y frescas. El banquete de la de la Academia de Gastronomía no fue el único de la semana.
El lunes, el IVAM celebró su 25 cumpleaños con una cena servida por El Alto a beneficio de Casa de la Caridad. Allí estuvo, la directora del IVAM Consuelo Císcar, el presidente del Puerto Rafael Aznar, el de la Fundación Bancaja Rafael Alcón (que hizo doblete en la comida del viernes), el doctor Murgui, Fernando Gómez Ferrer, Matilde Bolinches, Manuel Rios, Rosa Lladró, Iván Martínez Colomer, Jose Tamarit y Ana Varela de Chapeau, María Dolores Enguix, de Optica Climent, el joyero Guillermo Martorell y Mamen Puchades, el futbolista David Albelda con su mujer Vicen Fernández y los diseñadores de Siemprevivas, Adrián Salvador y Lucas Zaragosí.
¡Ah, chicas! hay que probar el bocata premiado en Madrid Fusión, el que prepara Juan Casamayor en el restaurante Moltto en la Plaza de la Reina. Lleva sofrito de ajos tiernos, habitas baby, morcilla de Monserrat, queso brie gratinado, pluma ibérica rustida y un toque de rúcula. Según Paco Alonso “simplemente espectacular”. ¡A la porra la dieta!