Cuando un mundo desaparece y el que le sustituye todavía no ha nacido, decimos que estamos en crisis. Por ejemplo, cuando dejas de meterte en unos pantalones de la 38 y todavía no has encontrado unos que te queden bien de la 42, decimos que estás en crisis.
Algo así le está pasando a la vida social valenciana; los eventos de canapés de diseño y cocteles para atraer la atención al mundo de lujo han desparecido y lo que está llamado a sustituirle no acaba de cuajar, al menos no entre la gente principal de Valencia. Antes, en los saraos se hablaba de temas banales. Era todo muy endogámico, las conversaciones servían fundamentalmente para constatar que pertenecías al grupo de los habituales en los saraos, que si el otro día vi a tu hijo con el mío, que si tu amiga fulanita es también amiga mía, que su vez en cuñada de mi compañera a la que tú conoces por lleva la niño al mismo colegio que tú… Y así dale que te pego, de un corrillo a otro.
Ahora la cosa está cambiando. Los eventos sociales tienen un aire mucho más intelectual. Antes la cita social de la semana era, por ejemplo, la inauguración de un escaparate. Ahora es la de una exposición del Equipo Crónica, y claro no es lo mismo. Aquello tenía un aire frívolo pero era muy divertido. Esto es más cultivado; por ejemplo estás ahí frente a un cuadro de Equipo Crónica: “que traduce el desencanto que produce los primeros años de la Transición en la izquierda cultural española” y claro no te vas a poner a hablar de que el otro día coincidiste en la peluquería con Pepitita, que estaba monísima con un conjunto escotado que tú no te atreverías a ponerte, pero que ella “como es tan así” sí que se atreve. Esto se veía venir, pero los grandes cambios, por muy previsibles que sean, siempre te pillan desprevenida, como la talla de los pantalones. Desde que los chicos de Compromís se hicieron los dueños del cotarro, se veía venir que los escaparates de lujo iban a dejar de ser la niña bonita de la vida social.
Hacía tiempo que Valencia no tenía una agenda cultural y social tan repleta: el día del parque en Viveros, la exposición de Equipo Crónica en el centro Cultural Bancaixa, otra en el Col.legi major Rector Peset sobre Alfaro y el Jazz, (el miércoles que viene); o la presentación del vestuario diseñado por Francis Montesinos para un documental sobre “los enigmas encerrados en el libro secreto `De Tristitia Christi`, escrito por Tomás Moro poco antes de su ejecución y de su peripecia histórica desde la Torre de Londres hasta el Real Colegio Seminario del Corpus Christi de Valencia”. Ahí es nada chicas.
Si queréis ir a lo de Francis tendréis que ir preparadas para contextualizar la conversación, así es que desempolvad vuestros apuntes de BUP y COU porque hay que refrescar conocimientos sobre Enrique VIII, Erasmo de Rotterdam, Lluis Vives, la Reforma Protestante… ¡Buah!
Bueno ya os contaré como me las apaño en lo de Montesinos, creo que mi hija que está en 2º de Bachiller podrá echarme una mano. Por lo pronto os cuento que la exposición de Equipo Crónica es una pasada, a decir de los entendidos.
La inauguración estuvo más concurrida que la plaza del Patriarca que la puerta del Mercado Central el día que vino Miuccia Prada. Estuvieron las fuerzas vivas de la progresía valenciana recordando sus tiempos de chaquetas de pana y paquetes de Ducados. Carmen Alborch, Felipe Garín, Alejandro Máñez, Lalo Narbona, la consellera Gabriela Bravo, Emiliano García (Casa Montaña), Tonino y Agustín Rovira. También estaba Carlos Pascual, el Doctor Murgui, David Lladró y el Doctor Laínez.
Fue el renacimiento de la progresía valenciana. Estaban allí felices al ver que su mundo vuelve a cobrar vida.
lunes, 26 de septiembre de 2016
lunes, 19 de septiembre de 2016
Renacimiento valenciano
Esto es un horror. Ahora nos dicen que todo fue mentira, que aquellos años de esplendor valenciano fueron una farsa, que nos engañaron como a chinos porque detrás de todo aquello sólo había mangantes, y hasta el pintor de cámara del campismo, Antonio de Felipe, está en entredicho porque una colaboradora suya dice que él nunca cogió un pincel. ¡Qué bajón! es como si una buena mañana alguien te dice que el Vuitton que te regaló tu suegra el día de la boda, lo compró en el top manta y ella lleva años alardeando de lo generosa que fue contigo.
Nada es lo que parecía, o al menos eso es lo que ahora nos quieren hacer creer. Ya no sabes con quien enfadarte, si con tu suegra o con quien te ha dicho que el bolso es falso, con lo feliz que estabas tú luciéndolo. Así es que coges el bolso y lo miras y remiras por un lado y por otro buscando las pruebas de su falsedad, pero por ahora, y hasta que los jueces hablen, sólo sabes lo que dicen quienes quieren mal a tu suegra. ¿Y si luego resulta que el bolso es auténtico?, es decir; ¿y si luego Rita sale indemne de todas estas acusaciones y Antonio de Felipe demuestra que su colaboradora es una mentirosa y su denuncia es una venganza por haberla despedido?
Mientras tanto, la ciudad atisba un resurgimiento cultural y social. Ximo Puig habla de un renacimiento, como si esto fuese la Valencia del S. XV. Claro que ese resurgimiento está muy lejos de ser tan fastuoso como lo fue el campismo. Hemos cambiado las fiestas con Miuccia Prada por los mercados callejeros; y la Fórmula 1 por el BonicaFest que se celebró ayer en los mercados de la ciudad. A decir del mundo podemita esto es más auténtico porque es para la gente y aquello era sólo para los clientes de Antonio de Felipe, es decir los amigos de Paco Camps y Rita. Bueno, mientras nos autentifican el Vuitton, no nos vamos a quedar en casa. Así es que, ¡ale!, a renacer. Saquemos lo más auténtico de nosotras mismas y vayamos a imbuirnos del espíritu renacentista en esta nueva Valencia, mucho más cultural y menos espectacular que la de antaño. Donde fueres haz lo que vieres, y si en los dos mil fuimos las reinas del glamur lujoso, seámoslo ahora del arte y la cultura. Si antaño tomábamos canapés de foie con reducción de puerro sobre una capa de sardina humeada, tomemos hamburguesas y birras de autor en el Mercado Central.
Para empezar, en la Fundación Bancaja hay una exposición de los pintores abstractos Sean Scully y Liliane Tomasko. Se inauguró el viernes y allí estuvieron los artistas que habían venido de Nueva York, el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, el comisario de la exposición Javier Molins, el presidente de la Cámara de Comercio José Vicente Morata, la periodista Angela Valero de Palma, María José Navarro, Mayrén Beneyto, Carlos Pascual, el Conseller de Hacienda Vicent Soler y la Consellera de justifica Gabriela Bravo, el director territorial de Bankia Miquel Capdevila y el presidente de la CEV, Salvador Navarro, entre otros.
Esta semana también inauguró temporada la galería Shiras con una exposición del pintor y poeta José Saborit. La galerista Sara Joudí estuvo acompañada por el coleccionista Pedro Martínez, Teresa Nuez, Carmen Margarit, Manola Lisa, Ana Peris, María Amparo Turégano, el presidente de la Academia de San Carlos Manuel Muñoz, el decano de Bellas Artes José Luís Cueto y su mujer Nuria Rodríguez, Ana Joudí (Instituto Zaharawi) y los artistas de la galería Horacio Silva, Javier Chapa, el fotógrafo Antonio Girbes, Rafa Calduch y Sebastián Nicolau. Y en la galería Pepita Lumier hay otra expo de Javier Mariscal con 170 piezas que hasta se pueden comprar porque son series limitadas a precios asequibles.
Mientras tanto, la ciudad atisba un resurgimiento cultural y social. Ximo Puig habla de un renacimiento, como si esto fuese la Valencia del S. XV. Claro que ese resurgimiento está muy lejos de ser tan fastuoso como lo fue el campismo. Hemos cambiado las fiestas con Miuccia Prada por los mercados callejeros; y la Fórmula 1 por el BonicaFest que se celebró ayer en los mercados de la ciudad. A decir del mundo podemita esto es más auténtico porque es para la gente y aquello era sólo para los clientes de Antonio de Felipe, es decir los amigos de Paco Camps y Rita. Bueno, mientras nos autentifican el Vuitton, no nos vamos a quedar en casa. Así es que, ¡ale!, a renacer. Saquemos lo más auténtico de nosotras mismas y vayamos a imbuirnos del espíritu renacentista en esta nueva Valencia, mucho más cultural y menos espectacular que la de antaño. Donde fueres haz lo que vieres, y si en los dos mil fuimos las reinas del glamur lujoso, seámoslo ahora del arte y la cultura. Si antaño tomábamos canapés de foie con reducción de puerro sobre una capa de sardina humeada, tomemos hamburguesas y birras de autor en el Mercado Central.
Para empezar, en la Fundación Bancaja hay una exposición de los pintores abstractos Sean Scully y Liliane Tomasko. Se inauguró el viernes y allí estuvieron los artistas que habían venido de Nueva York, el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, el comisario de la exposición Javier Molins, el presidente de la Cámara de Comercio José Vicente Morata, la periodista Angela Valero de Palma, María José Navarro, Mayrén Beneyto, Carlos Pascual, el Conseller de Hacienda Vicent Soler y la Consellera de justifica Gabriela Bravo, el director territorial de Bankia Miquel Capdevila y el presidente de la CEV, Salvador Navarro, entre otros.
Esta semana también inauguró temporada la galería Shiras con una exposición del pintor y poeta José Saborit. La galerista Sara Joudí estuvo acompañada por el coleccionista Pedro Martínez, Teresa Nuez, Carmen Margarit, Manola Lisa, Ana Peris, María Amparo Turégano, el presidente de la Academia de San Carlos Manuel Muñoz, el decano de Bellas Artes José Luís Cueto y su mujer Nuria Rodríguez, Ana Joudí (Instituto Zaharawi) y los artistas de la galería Horacio Silva, Javier Chapa, el fotógrafo Antonio Girbes, Rafa Calduch y Sebastián Nicolau. Y en la galería Pepita Lumier hay otra expo de Javier Mariscal con 170 piezas que hasta se pueden comprar porque son series limitadas a precios asequibles.
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martes, 13 de septiembre de 2016
Nancy y el yonqui del dinero
Adaptar las tendencias a la propia imagen, combinando las
prendas más adecuadas en función del cuerpo de cada persona y los entornos
idóneos para lucirlos. Ésta podría ser una definición de estilismo que, como
veis, no es simplemente ser alta, delgada y forrada de pasta. Estilosa es la
que sabe qué ponerse para transmitir la imagen que desea.
La estilista Loles Romero hablaba de esto el viernes en el
Centro Comercial El Saler. Al salir pasé por la puerta de los juzgados y
entonces caí en la cuenta: ¡Jo pe!, Marcos
Benavent, el yonqui del dinero, es un genio del estilismo. De acuerdo,
también es el rey de los jetas, un chorizo confeso que nos ha robado todo lo
que ha podido. Pero el tipo ha conseguido lo que se proponía, desvincularse del
resto de mangantes y que se le odie menos que a sus compinches; y todo gracias
a un estudiado estilismo.
El viernes apareció en los juzgados con unas espardenyes de
llaurador, pantalones que parecían sacados de una comuna Amish, pulseras
hippies, camiseta de algodón, un bolso de piel tipo saca y el pelo recogido con
diminutas coletas. Si no fuera por sus antecendentes, el yonqui del dinero
podría ser contratado como estilista en algún despacho de abogados penalistas.
¡Qué tío! ¡Qué forma tan elegante de lucir la barba y esos aires de monje
budista! ¿Quién le peinaría? ¿De dónde saca esos pantalones con botones en la
parte delantera como los de los cuáqueros?
Benavent es un experto en transmitir una imagen
milimétricamente calculada, la del chorizo arrepentido que ha conocido todos
los placeres mundanos y ahora ha encontrado el camino a la felicidad en el
enriquecimiento del espíritu. Desde luego, puestos a salir en la puerta del
juzgado acusado de corrupto, mejor hacer así, que tapándose el rostro con un
pañuelo o poniendo cara de mala leche para hacernos creer que es un angelito
víctima de una persecución.
Ayer, sin ir más lejos, este periódico publicaba una foto de
su peinado, con tres mini coletas exquisitamente anudadas. Ninguna de nosotras
es capaz de hacer semejante trabajo. A este paso, Benavent puede acabar
inspirando a más de una top model o ser una estrella en Instagram. Lo que hay
que ver, saltas a la fama por mangante y acabas en las páginas de moda. Y todo
gracias a tu dominio de la imagen.
Mientras Benavent juega a ser estilista, los diseñadores
españoles compiten por hacer modelos para Nancy: ¡qué cosas tiene la vida!,
aquel en las fotos de moda y estos jugando a las muñecas. La colección se llama
“vestidos de grandes diseñadores” y según Modesto
Lomba “Nancy ha sido un símbolo de la elegancia para muchas mujeres de
nuestro país”.
Entre los diseñadores que participan está nuestro Francis Montesinos, que ha creado para
Nancy un traje de fiesta en gasa-seda color arena con un abrigo de red con
lentejuelas. Además hay dos diseños de Hannibal
Laguna. El modisto está de moda estos días por haber diseñado los dos
vestidos de novia de Rocío Carrasco,
uno más lujoso para la boda civil y otro más cómodo para la fiesta, según
cuenta LOC. Laguna todavía no puede dar detalles del vestido hasta mañana porque
hay una exclusiva por medio que se desvelará hoy con una edición especial de
Hola.
A falta de detalles sobre el vestido de Rociíto, sabemos
cómo serán los que ha diseñado para Nancy. El primero, que abre la colección, es
un vestido con falda tulipa en color púrpura y bustier nude con guipur negro. El segundo es un vestido inspirado
precisamente en las muñecas, “Mi hermana
tenía la Nancy y a mí me encantaba el uniforme de azafata que le diseñó Elio Berhanyer, por eso ha sido muy
emotivo ver a la muñeca con la que yo soñaba verla vestida con mis creaciones”,
dice Hannibal.
Foto Marcos Benavent: Cuellar para El Mundo
lunes, 5 de septiembre de 2016
Las cosas como son
Vaya rapapolvo le ha echado Mónica Oltra a los fabricantes de los clicks por sacar una
colección sobre la historia de la humanidad sin un sola mujer. Como es sabido,
cuando Mónica se pone sería, hay que echarse a temblar; y esta vez le habían
dado donde más le duele. La verdad es que hay que ser muy zote para, en los
tiempos que corren, contar la historia como si nuestras abuelas nunca hubieran
existido. Porque la colección es de personajes vulgares, no aparecen
representados nombres propios, sino gente de a pie de cada época. Y claro, si
sale un cazador de mamuts, por qué no ha de aparecer la mujer del susodicho. Si
sale un mosquetero, que no es D’Artagnan, Athos, Porthos ni Aramis, sino que es
un muñequito con capa y espada, por qué no ha de salir la cortesana
emperifollada que urdía planes inteligentes para hacerse con el poder en los
salones de París.
Los responsables de la colección han reculado ¡Esa es
nuestra Mónica, levantemos la copa de nuestro último gintonic veraniego a su
salud. Nuestras abuelas, desde donde estén harán lo mismo con una copa de
mistela, que a ellas esto del gintonic les parecerá algo pernicioso!
Claro que hay que tener cuidado, porque esto del feminismo
es como el maquillaje de la cara; si te pasas, lo estropeas. Por ejemplo, hace
unos días alguna tuitera se escandalizó porque en un supermercado vio que las
tartas de cumpleaños se diferenciaban según su género: unas eran exclusivas
para niñas y otras para niños. Entendió la mujer que eso era una marginación
sexista que podía condenar a las niñas a una sumisión vitalicia y una
vulneración del derecho de los niños a disfrutar de su tarta independientemente
de su género. La cosa no tenía más misterio que la tarta para niñas tiene un
dibujo de niña con fondo rosa, distinta a la de los niños. Por esa misma regla
de tres, los grandes almacenes deberían eliminar la división de secciones
“joven él”, “joven ella” por sexista. El siguiente paso será verles a ellos con
falda y tacones; y a nosotras con uno de esos trajes aburridos, de color azul
marino, que son los mismos ahora que hace treinta años, y las piernas sin
depilar. No sé vosotras, pero yo paso. No soy hombre ni quiero ser igual que
los hombres. Es más, sugiero que Mónica cambie el nombre de su Conselleria, no
debería ser de igualdad, sino de inteligencia; y perseguir a los lerdos de uno
y otro lado del feminismo. Al patriarcado no lo venceremos consiguiendo que
ellos pidan una tarta rosa para su cumple o que jueguen con las barbies, sino
recordándoles que sólo un idiota puede despreciar el papel de las mujeres en la
sociedad.
La vida social valenciana ha dado poco de sí esta semana,
salvo por la cuota femenina. El viernes, la interiorista Belinda Duart celebró su fiesta de cumpleaños por todo alto en la
terraza del Oceanográfico. Al cumpleaños fue Juan Torres, de Gourmet Catering, Mónica Cruz, Payo Más, Belén Herrera, Rafa Toledo, Fernando Aliño
(del grupo El Alto), la periodista Juana
Camps, María Gómez-Polo (Mala Malísima),
Begoña Camps, Carmina Baraja (TELVA), José
Manglano, Silvia Kelle y Miguel de
Vicente, entre otros. Belinda decora las bodas más glamurosas de Valencia y
su cumple fue un despliegue de luces, velas, mobiliario, mesas altas, arbolitos
con las bolas, todo ideal.
Por lo demás, la semana nos ha dejado una foto impagable de Maria José (Mako) Mira, la anterior
Secretaria Autonómica de Empleo, empapada de tomate en la fiesta de la tomatina
de su pueblo con el Delegado de Gobierno Juan
Carlos Moragues, que aparece en la foto con una camiseta blanca sin un solo
tomatazo encima: ¿tendría miedo a mancharse o es que la política le ha enseñado
a nadar y guardar la ropa?
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