miércoles, 29 de agosto de 2007

Listas de deseos




Antes no te complicabas tanto la vida con la ropa: podías elegir entre el pantalón de pinzas o el de cinco bolsillos; un suéter de Privata o de Lacoste; unos Levi’s etiqueta naranja o los etiqueta roja, que eran el no va más de los vaqueros. Ahora, no sólo tienes cien marcas de jeans con tropecientos modelos a escoger, sino que hay tantas firmas, tantas tiendas y tantos diseñadores, que te vuelves loca si quieres planificar tus compras de invierno.

Se supone que las revistas tendrían que ayudarte a elegir, pero es peor el remedio que la enfermedad. Y eso que la mayoría de fashion-victims nos empezamos a poner nerviosas el 15 de agosto, cuando están a punto de salir los extras de colecciones. Pues nada, llegas emocionada al kiosco, cargas con varios kilos de papel couché (Vogue, 2.7 kilos) y le dices a tu familia que te deje tranquila durante unas horas, que necesitas intimidad y concentración para tus revistas. Terminas y ¡oh, tragedia!: se lleva casi todo. Las faldas tubo de mujer fatal de los cuarenta y también las de colegiala de tablas por debajo de la rodilla; están de moda los sastres entallados y sus opuestos, los abrigos extra voluminosos; te puedes vestir toda de negro o con colores chillones como el verde, fucsia o naranja; puedes calzar stilettos ultrafemeninos o botas tipo Dr. Martens; pantalones super anchos o pitillos. Vamos, un verdadero lío.

Las inglesas, tan listas ellas, inventaron las “wish list” para tratar de poner un poco de orden en este caos. En la wish list, o lista de deseos, vas anotando todo lo que quisieras tener en tu armario la próxima temporada. ¡Igual que la lista de compra del supermercado, pero con vestidos y zapatos en lugar de tomates y cebollas! La lista de deseos es como tu selección de imprescindibles, aquello por lo que serías capaz de matar (“to die for”, dicen las inglesas). La mía es tan larga como una ristra de longanizas de charcutería: un abriguito de Miu Miu, un bolso de Vuitton, una chaqueta Balenciaga, un vestido de Marni, unos botines de Chloé… y no sigo porque no me cabe. El problema con la wish list es que siempre es mucho más grande que tu presupuesto de la temporada, vamos, casi como la canción “so many man, so little time” (tantos hombres, tan poco tiempo). ¡Qué fuerte!

La lista de deseos puedes escribirla en un bloc de notas, como la compra del super, o en algo más glamuroso, como la wish list de Style.com, la edición online americana de Vogue. En style.com accedes directamente a las fotos de los desfiles y cuando algo te gusta, lo seleccionas y lo guardas en tu carpeta de favoritos. Tu wish list la puedes consultar cuando quieras, añadir o quitar fotos y hasta hacerla pública para que otros vean tu fondo de armario ideal. Y del mismo modo, puedes cotillear entre las wish list de miles de vogueadictas que ya saben cómo quieren vestir este invierno. Las tiendas on line (net-a-porter.com, marni.com, matches.com, yoox.com…) también tienen sus wish list para que guardes tus modelitos favoritos en tu lista, que es algo parecido a la carta para los Reyes Magos. Incluso puedes enviarla a un amigo en plan indirecta para tu cumpleaños. Por si no fuera bastante, puedes pasar tu lista entera de deseos al carro de la compra en un tris tras, ¡para vaciar tu tarjeta de crédito en tres minutos!

Mi listas de deseos (sí, en plural) ya deben ir por los cien modelitos. Una faena, la verdad. Claro que no a todas nos pasa lo mismo. Ayer, mi mejor amiga me llamaba preocupada: ¿Ya has comprado el Telva de colecciones?, lo acabo de ojear y no veo nada que me guste. -¿En serio? Uff, pues eso sí que es un problema.

lunes, 20 de agosto de 2007

Vendo Chanel de segunda mano

Las norteamericanas, tan prácticas ellas, han descubierto un modo de renovar sus armarios y, de paso, sacarse unos dólares, que nunca está de más. ¿Qué hacen las señoras ricachonas de Beverly Hills con sus trajes Chanel de otras temporadas? Pues los subastan por Internet, como lo oyen. Hay que entrar en ebay.com (el americano, porque en el español, las Koplovich todavía no han descubierto el invento) para ver la cantidad de ropa casi nueva que se subasta: aquí un vestido de alta costura de Oscar de la Renta, aquí unos Manolos “que sólo me puse un par de veces” (cuando uno tiene cien pares de zapatos pasan estas cosas). Total, que si tienes suerte de que la ricachona use tu misma talla de zapatos o de vestido, pues es la leche –con perdón- porque mucha de la ropa que venden está prácticamente nueva. Y además, con el cambio de dólares a euros, todavía resulta más chollazo.

Como siempre en Internet, hay que fijarse bien en lo que compras para evitar las falsificaciones. ¿Cómo descubrir a una de estas ricachonas de Beverly Hills? Lo primero es mirar bien las fotos. Normalmente, estas californianas viven en unas mansiones que alucinas. La mayoría tienen hasta maniquíes con sus medidas donde le sacan foto al modelito. Y si te fijas bien, puedes apreciar las lámparas impresionantes o los muebles un poco horteras de sus casas. Hay de todo, pero entre las que venden sus chaneles de segunda mano abundan las nuevas ricas de talla 38 y 100 de contorno de pecho. Si el Chanel es auténtico, la vendedora suele incluir varias fotos de la prenda, detalles de los acabados y, a veces, hasta la etiqueta de compra original con un precio de muchos, muchos dólares (un sastre de esos no se compra por menos de 5.000).

Cuando encuentras a una de estas señoras que usa tu misma talla, no hay que perderla de vista. Por lo general, las que empiezan a subastar le cogen gusto a eso de renovar sus armarios (hay que hacer sitio a las nuevas compras) y se deshacen de todos sus trapitos antiguos semana tras semana. Mi último descubrimiento es una pija tailandesa que está renovando su fondo de armario y tiene un gusto exquisito (¡lástima que mi talla no sea la 38!). Ahora mismo tiene a la venta un par de zapatos Prada prácticamente nuevos, varios bolsos Marc Jacobs y no se cuántos caprichos más. Lo de ebay tiene un plus, y es que te permite localizar bolsos y ropa de otras temporadas que no te quedaste por el precio o porque no llegaron a Valencia. El mercado norteamericano es tan grande que allí cabe de todo, hasta ropa de primeras firmas que ha ido de outlet en outlet hasta acabar en Internet a precio de ganga. Bueno, y las más atrevidas siempre pueden lanzarse a subastar sus bolsos pasados de moda por ebay. Les aseguro que es divertidísimo y no hay más que ponerse a ello…

Por si no les convence lo de ebay, hay otra dirección de Internet que es una pasada. Se llama http://www.yoox.com y es un outlet italiano a dónde van a parar miles y miles de restos de colecciones de primeras firmas de fábrica y stocks. ¡Uff, hay de todo! Es totalmente seguro y fiable. Pagas con tarjeta de crédito, te lo llevan hasta tu casa y si no te gusta o no te queda bien, puedes devolverlo gratis porque en la misma caja te entregan la etiqueta para la devolución: llamas a UPS, recogen el paquete y al cabo de quince o veinte días te reintegran el dinero. ¿Es o no es una maravilla? En Yoox venden ahora mismo bolsos de Miu-Miu, ropa de Balenciaga, de YSL, Marni, Etro, Chloé, Bottega Veneta y todas las firmas italianas, francesas y americanas que imaginen ¡Una locura!

lunes, 13 de agosto de 2007

El diablo viste de Zara

Odio las copias. Antes se guardaban un poco las formas, pero ahora te pasas por los escaparates de las tiendas de Don Amancio Ortega -su hija no viste Zara, véase en el último Hola con rebequita Chanel y bolso coco de Hermès- y empiezas a ver réplicas de colecciones enteras que calcan hasta el estilismo del desfile. Vamos, que llegan antes las copias que los originales, y cuando por fin ves el original, llevas tanto tiempo viendo la copia que se te quitan las ganas. Ya se, ya se, que las copias permiten que hasta los más pobres vistamos de diseño, pero la pregunta es: ¿no se podría diseñar moda barata sin necesidad de copiar la cara? ¿No se puede hacer moda original a buen precio? Pues nada, erre que erre, a fusilar –eso dicen los periodistas cuando se copian textos- lo que ha diseñado Marni, Prada, Gucci y Papuchi.

Por supuesto que Zara no es la única firma de moda accesible que copia, pero sí fue la primera y la que mejor lo hace. Luego vinieron la sueca H&M y todas las demás. Se copia tanto, que hasta existen blogs enteritos dedicados a cazar clones. El mejor se llama “El diablo viste de Zara”, (http://devilwearszara.blogspot.com/) y su autora se recorre todas las tiendas de cabo a rabo –uff, qué mal suena eso- buscando clones de primeras firmas. Esta chica es una experta. No se le escapa una. Cuando ha encontrado la copia, le saca foto y la contrapone al original. A veces, es tan descarado como con el vestido Gucci amarillo de volantes de este verano: había más copias que originales.

Ayer pasé por una de esas tiendas famosas. Ya tienen todas las copias de invierno: en un perchero, los vestidos de Marni, con su cinturón y todo; en otro, una chaqueta de Marc Jacobs con sus bolsillos pequeños; en el estante, una réplica en plástico del carísimo modelo “Muse” de Yves Saint Laurent en coco negro; aquí la chaqueta azul con raya roja estilo colegial de Balenciaga con la única diferencia del ribete negro en la solapa y más allá el vestido Chloé color naranja ácido igualito, igualito al original. Y eso con un golpe de vista, que como te pongas a mirar con lupa podrías encontrar parecidos en casi toda la ropa.

Las hay que copian tanto que son como tops manta legales. Lo que venden es tan falso como los Fendis de la calle Don Juan de Austria. Y no digamos si te metes en Internet, que eso ya es el sálvese quien pueda. Hace unos meses, un caradura vendía bolsos de Loewe dándote la opción de elegir tamaño y color, como el servicio personalizado que dan las tiendas. ¡Qué fuerte! Por cierto, que Loewe –que ha vuelto a llenar sus escaparates con chaquetones de nobuck en pleno mes de agosto - ha dado un giro a su estrategia: por un lado, va a empezar a distribuir bolsos en tiendas multimarca (Mala Malísima traerá sus bolsos la próxima temporada) y, además, acaba de prescindir de José Enrique Oña Selfa, el diseñador de los últimos seis años, y ha fichado a Stuart Vevers, que viene directamente de diseñar bolsos para Mulberry ¡con lo bien que lo había hecho Oña Selfa!. Dicen que Arnault –el dueño de LVMH y también de Loewe- espera que Vevers relance la línea de bolsos. Ya veremos…

Desde luego, si no puedes comprarte un Loewe, siempre es preferible fichar otro más barato que irse a un top manta legal. Para eso están las firmas más asequibles, como Comptoir des Cotonniers en ropa o Fun & Basics en bolsos; o las segundas líneas de las mega firmas (¿qué sería de nosotras sin Miu-Miu o See by Chloé?). Y si no, recuerden el capítulo donde Carry Bradshaw contactaba con un falsificador que le vendía copias de Fendi en un maletero del coche y al final decide no comprarlo porque ella siempre sabría que su bolso era una estafa. Se puede engañar a todo el mundo, pero a una misma, jamás.

lunes, 6 de agosto de 2007

Adiós, Prada, adiós

Malas noticias. Prada también abandona la Copa América. El viernes envió un comunicado de lo más educado –como Louis Vuitton hace una semana- diciendo que no va a participar en la 33 edición. Suena a berrinche del tipo: “si no gano, no juego más”, aunque el motivo que argumenta la firma es que “aunque tenemos disponibles todos los recursos humanos y financieros, hemos decidido que después de tres campañas se ha cerrado el ciclo”. Una pena, la verdad. La Copa América no será lo mismo sin Miuccia Prada. Y sin las fiestas de Prada, pues tampoco, para qué engañarnos.

Hay gente que abandona y no pasa nada, pero hay otros que se nota su ausencia. Vamos, que si hubiera anunciado que no compite el Mascalzone Latino, que por cierto sí que repite, pues nadie se hubiera dado cuenta. Pero claro, tratándose del Luna Rossa de Prada, el hueco será difícil de llenar, casi tanto como el que ha dejado Vuitton. Pasa en todas partes. Hay quien se va y casi ni se nota y otros que son insustituibles. Sin ir más lejos, en la última Pasarela del Carmen -¿porqué se empeñarán en llamarla Semana de la moda?-, Francis Montesinos dejó de desfilar por discrepancias con la organización. Y vaya si se notó. El es el alma de la Pasarela del Carmen. Hay otros que podrían no desfilar y nadie los echaría en falta.

Y hablando de la Pasarela del Carmen, esta semana se ha presentado la próxima edición, que se celebrará en la Feria del 11 al 14 de septiembre. Todavía no se conoce la lista de diseñadores que desfilan porque este año realizará la selección un comité de periodistas de moda valencianos. Están todos menos una servidora, que lleva años tragándose todos los desfiles, mañana y tarde, de los más interesantes a los más aburridos. En fin, será que la organización de la Pasarela no me traga y no me lo explico porque yo sólo he dicho que es un cortijo de cuatro amigos: Josep Lozano, Alex Vidal, Alejandro Sáez de la Torre y otro del que no me acuerdo; que no sirve al fin para el que se fundó –dar a conocer la moda valenciana más allá de Vinaroz y de Utiel- y que no siempre desfilan las firmas que más aportan a la moda valenciana. Eso es lo que he dicho, y por eso no me quieren… ¡snif, snif!.

Al final, nadie es imprescindible. Ni Montesinos en el Carmen, ni el Luna Rossa en la Copa América, pero nadie puede negar que Prada le ha dado mucho glamour a la competición. La fiesta del Mercado Central, a pesar de las críticas y de los errores, fue una pasada. Sólo Prada podía convertir un mercado de frutas y verduras en el sitio elegido para su gran fiesta. Sólo Prada podía crear la expectación que generó; sólo Prada podía hacer que Valencia apareciese en las crónicas de sociedad de las revistas de más fashion del mundo mundial: del Vogue Americano de Anna Wintour –sí, la de la película El Diablo Viste de Prada-; a su homóloga italiana, pasando por la mítica Harpers Bazaar… y en todas, el nombre de Valencia en titulares. Ni siquiera Vuitton fue capaz de llenar tantas páginas. No se quién sustituirá a estos dos grandes del lujo y la moda, pero quien sea lo tiene difícil.

Echaremos de menos a Miuccia Prada, sensacional el día de su fiesta con una falda verde fluor contrastando con un sencillo suéter de lana como de todos los días y el pelo como si se lo hubiera lavado en casa. Si algo aprecia Miuccia es la naturalidad, a la que siempre da un toque de sofisticación, como la falda fluor, sacada de su próxima colección de invierno, con muchas piezas clásicas pero realizadas con tejidos sorprendentes. Una colección inteligente, sin aparentes grandes pretensiones, irónica y siempre intelectual. Como Miuccia.

jueves, 2 de agosto de 2007

Ni Vuitton ni Rolex

Hace quince días, estaba fuera de Valencia cuando me llama una amiga con voz de dar malas noticias: ¿Qué te pasa?, pregunto. –Uff, que la Copa América se va a Italia. -¡No doy crédito! ¿De verdad? –Sí, responde ella, parece que los italianos dan más, o eso dicen los periódicos. Bueno –contesto- no te creas todo lo que dicen los periódicos. Y además, no te preocupes, que siempre nos quedará la Fórmula 1, que esa está confirmada y seguro que también da para muchas fiestas. Así quedó la conversación, con el mal presagio de quedarnos sin Moët, sin parties de Vuitton y Prada y sin invitaciones vip. Ahora que ya sabíamos como saludar en inglés y qué modelito llevar en cada ocasión, era una faena, la verdad…

Menos mal que, al final, todo quedó en un rumor. Los italianos se quedaron con las ganas, Valencia con la Copa y mi amiga respiró tranquila: que sí, que se queda aquí, lo han dicho los periódicos y además hay una bonita foto para confirmarlo, con la Ministra Elena Salgado, la Alcadesa Rita Barberá, el Presidente Camps y Ernesto Bertarelli, todos guapos, contentos y felices por haber firmado el acuerdo. La anécdota de la foto la pone el abrazo entre Salgado y Bertarelli, que ya se conocían de cuando el suizo dirigía una empresa farmacéutica y la ministra de Administraciones Públicas lo era de Sanidad. Dicen que Rita se puso celosa por las confianzas entre los viejos conocidos, pero estoy segura de que son habladurías, porque entre Rita y Bertarelli se nota que hay química y mucha complicidad. Además, Bertarelli le ha prometido a Barberá que uno de sus barcos que ha competido en la Copa América se quedará en Valencia. ¿Es o no un gesto romántico?

Pues nada. Todos felices. ¿Todos? Bueno, no todos. Los americanos del BMW-Oracle no están conformes con las nuevas reglas impuestas por los suizos para la próxima edición de la Copa y ya han presentado una demanda judicial en Nueva York. Bertarelli les respondió el mismo día del anuncio de Valencia como sede diciendo que “quieren ganar en los tribunales lo que no han sido capaces de ganar en el agua”. ¡Me encanta! La cosa va para largo, porque Larry Ellison (del Oracle) está dispuesto a emprender una dura batalla en los tribunales, con todo lo que supone de gasto y desgaste para los equipos. Ya veremos como acaba la bronca.

Los que también se han enfadado (pero no tanto) han sido los de Vuitton, la firma que daba nombre a la Louis Vuitton Cup, la regata que elegía al desafiante al duelo final de la Copa América. Vuitton emitió un comunicado el pasado 14 de julio diciendo que pone fin a 20 años de colaboración “porque las nuevas reglas definen una aproximación más comercial del evento y ya han sido cuestionadas por alguno de los implicados”. Esa es la explicación oficial, aunque las malas lenguas dicen que además es un problema de pasta, vamos, que en la última edición los suizos ya le duplicaron a Vuitton el canon que tuvo que pagar (30 millones de euros) y encima la firma francesa tuvo menos protagonismo. Con semejantes condiciones (los suizos deben ser de lo peor para negociar…) Vuitton dice que se va y con él los litros de Moët (son del mismo dueño). Se rumoreaba que Rolex iba a sustituir a Vuitton, por eso de que ya tiene experiencia con el patrocinio de regatas, pero parece que la cosa no ha cuajado. Una pena…

Total, que entre tantas idas y venidas lo único claro hasta el momento es que la Copa América se queda en Valencia, que entre mayo y junio de 2008, dos meses antes del Premio de Europa de la Fórmula 1, se disputarán las prerregatas, y que la prueba final será en mayo de 2009. ¿Queríamos Copa? Pues toma dos tazas…