lunes, 29 de junio de 2020

Noche de San Juan


Vivimos las noches más largas del año. ¡Qué gozada eso de que a las diez todavía sea de día! Con las restricciones que nos impone la nueva normalidad, es hora de salir a disfrutar de la vida. Atrás han quedado las largas y frías noches del invierno acurrucadas en el sofá y viendo series de televisión. Por cierto ¿os habéis dado cuenta de que las mujeres son las jefas, las que mandan, en buena parte de esas series? Eso está bien. Pero, ¿os habéis dado cuenta también de que por muchos años que tenga la protagonista, siempre es alta, delgada y sin una arruga? Eso está mal, muy mal. ¿De qué van los guionistas?, a los cargos de alta dirección se llega con cierta edad, pero en las series ninguna de esas jefas aparenta más de cuarenta. Kilos de botox, años de dieta, reflejos, estiramientos… Nosotras no somos así. Bueno un poco, pero no tanto.
Está muy bien que cada vez haya más mujeres como referentes sociales del éxito, pero no que todas ellas luzcan cuerpos y rostros imposibles para la mayoría de nosotras. Entre todas tendremos que hacer frente a esos estereotipos que embridan nuestra liberación. ¡Feministas del mundo, uníos en defensa de la arruga y las ojeras!

Pero bueno, vamos a lo nuestro que es a disfrutar de este extraño verano que oficialmente empezó el martes por la noche (San Juan). El pintor Enrique Senís-Oliver y el músico David Phillips invitaron a cenar un pequeño grupo de amigos íntimos, entre ellos las hermanas Blanca y Laura Fitera y Carmen de Rosa. Como buenos anfitriones, montaron una mesa espectacular con vajilla inglesa, bandejas y candelabros de plata y un menú exquisito. 
David preparó la queimada y Blanca Fitera, gallega de nacimiento, invocó el conjuro con voz solemne: “Mouchos, coruxas, sapos e bruxas” suena mucho más contundente que “búhos, lechuzas, sapos y brujas” y más aún en casa del pintor, que parece un teatro con paredes rojas y enormes lámparas de araña.
La pareja tenía una sorpresa más para los invitados. La última obra del artista, escondida bajo una manta, se descubrió al finalizar la noche. “Quisimos ver las caras de sorpresa porque es un cuadro muy potente”, dijo David.
No fue la única cena de esa noche. Salvo Laporta organizó una en su ático de San Gervasi de Barcelona. Allí estuvo Ximo Ros con Miguel Tamarit, Montse Salamanca, Luca Lazzarini y Santi Palomo. Fue una fiesta en petit comité, con barbacoa y fuegos artificiales.
El estilista Alex Jordán también celebró San Juan en una fiesta de blanco en El Saler, con su pareja Max Rese, y sus amigos Octavio Guijarro, Alicia Mañas, Salvador Muñoz y David Cuenca, entre otros.
Y en otro ático en el centro de Valencia, José Cosme celebró su 52 cumpleaños con un pequeño grupo de amigos. Preparó una cena marroquí con pastela y tabulé y para beber, champán. “Preparar el evento fue duro porque me gusta montar mucha escenografía y la temática era una noche en Casablanca, pero valió la pena”.
Entre los invitados, Coté Bartual y Oscar Pozos, las hermanas Flor y María José Cantón, su madre Presen Rodríguez y el vicario episcopal de Cultura José Luis Sánchez.
¡Más cumpleaños! Pedro García Mocholí celebró su cumple, que había sido una semana antes, con su grupo de amigos en una terraza. Los citó a última hora, para poder ver el atardecer. Allí estuvo Javier Monedero y Rosa Sanchís, Mª Dolores Enguix y Marcelo Soto, las hermanas Cristina y Julia Pérez Broseta, Mª Dolores Pérez Lis, Carmen Ferrando, el sastre Antonio Puebla, Verónica Montijano, Eva Alapont, Laurece Lemoine. Pedro pidió que sus regalos fueran un donativo para la asociación Viktor E. Frankl. Colaboraron en la cena benéfica Faustino García, Amparo Alabarta, Vicente García y Paco Roig.


jueves, 25 de junio de 2020

El lenguaje de los abanicos


Las valencianas somos mediterráneas. Esto es, expresivas y apasionadas, sobre todo a la hora de expresar alegría. Somos de dar besos y abrazos, incluso cogernos la mano para expresar comprensión o solidaridad. En estas latitudes mediterráneas quedan muy lejos de la flema británica o la frialdad con la que se saludan los asiáticos haciendo una inclinación de torso, como nos enseñaron las monjitas a saludar cada vez que pasábamos por delante del Altar. Por eso ahora andamos más perdidas que un quinceañero en un torneo de parchís para señoras mayores. Te cruzas con alguien por la calle, no sabes si querrá pararse a hablar contigo o si por el contrario prefiere hacerse el sueco y seguir por su camino. Y eso de saludar con los codos no es la alternativa a los dos besos, resulta un gesto bastante burdo y ridículo.
Así las cosas, Marc Insanally, que tiene uno de los cafés más peculiares de Valencia, con una decoración barroca muy teatral, ha organizado talleres de comunicación con mascarilla. Reíros, pero resulta bastante útil para poder mantener las normas de convivencia y que no acabemos a tortas. “Aprender a comunicarnos con mascarilla es esencial para que no seas percibido como frío, antipático o indiferente”, dice Marc.
Otro de los talleres que ha organizado el bueno de Marc es uno de comunicación no verbal con abanicos. ¡Qué buena idea! Ahora que empieza a hacer calor, recuperas el abanico de tu abuela y practicas cada movimiento: abanicarse rápidamente significa que estás comprometida; si mueves el abanico cerrado estás regañando a alguien, si lo apoyas sobre tu corazón, significa que estás enamorada y si lo dejas abierto tapando tu cara, estás insinuándote de forma descarada. Claro que para que el destinatario lo entienda, tendrá que conocer cada movimiento. ¿Cómo lo harían nuestras abuelas con sus Pepes?

La fase 3 ha permitido que muchos grupos vuelvan a reunirse presencialmente, lo que es un alivio después de tanta videoconferencia. En el Casino de Agricultura, los participantes de las clases de cultura quedaron para despedir la temporada en la terraza del edificio y el grupo de canasta en el salón de la chimenea.

La vida social vuelve tímidamente a la normalidad. Los cumpleaños han dejado de ser virtuales. Corinna Heilmann, la nueva directora de Valencia Ciudad del Diseño, lo celebró con sus amigos Javi Vives, Pascual Silla, Inma Arriaga, Sergio Castells, Miriam Puig, Inma Martínez; el crítico gastronómico Pedro García, tomando una copa con sus íntimos y el estilista Alex Jordán sopló las velas con su pareja Max Rese. Rosa García se llevó a todo su equipo - Amalia Montalt, Belén Fernández, Javier Pérez, Cristina Coca, Mª Carmen Castillo, José Huerta, Héctor Soriano, Cristina Juan y Pedro Hernández- a comer a la Marina, la zona con más animación de Valencia y donde Javier Botella vuelve a poner voz a las noches de verano con sus baladas y boleros en una de las terrazas.

Mención aparte merecen los bon vivant Ximo Ros y Montse Salamanca, que no hay semana que no encuentren algún motivo para tomar champán; Ángeles Casanova, que disfrutó de una paella con su chico Bruno Martín en uno de los restaurantes de los de toda la vida o el grupo de amigas Carola Alegría, Adriana Blay, Patricia de la Viña, Begoña Camps, Juana Camps, María Gómez-Polo, Carmen Ferrando, Isabel Aliño, que quedaron a comer en casa de Eva Alapont.


lunes, 15 de junio de 2020

¡Chicas a comprar!


El joyero Vicente Gracia nunca ha renegado de su carácter de vendedor. Más bien al contrario, le fascinan las monedas y en cuanto puede, te cuenta alguna historia de comerciantes de la ruta de la seda. Estos días ha enviado un relato a sus amigos escrito de su puño y letra: “Había una vez en un lugar remoto de La Ruta de la Seda una ciudad que había sufrido una terrible plaga. La ciudad se recuperaba poco a poco de su maltrecha economía. Hacía tiempo que no pasaba por allí ninguna caravana de Mercaderes. Por fin, llegó a la ciudad una rica caravana de comerciantes de alfombras. El Caravansaray de la ciudad, que es el lugar dónde se alojan las caravanas, estaba muy descuidado dado el abandono de la actividad. El Jefe de la caravana fue a inspeccionar las instalaciones para alojar a la caravana allí. Para ello dejó a cuenta dos monedas de oro. El Encargado del Caravansaray debía al Panadero una gran deuda por el pan durante la plaga y fue rápidamente a pagarla con las dos monedas de oro. A su vez, el Panadero debía la harina que había utilizado. Con esas monedas, saldó su deuda. El comerciante de harina, debía la harina la Molinera. La Molinera había tenido que ejercer de cortesana para sobrevivir durante la plaga y había usado para ello las habitaciones del Caravansaray. Fue corriendo a pagar con las dos monedas de oro al Encargado. El Jefe de la caravana, después de inspeccionar el lugar, no lo encontró en condiciones para alojar a la caravana y recogió al encargado las dos monedas de oro que había dejado de señal. La Caravana partió de la ciudad, pero los lugareños pudieron saldar sus deudas y empezar así la recuperación de su ciudad después de la plaga.
“Este es un cuento sobre la importancia del flujo de la energía económica para salir adelante”, dice Gracia. Moraleja: hay que seguir comprando, chicas, así contribuiremos a la recuperación de la economía.

La vida social se va recuperando poco a poco y las bodas que había programadas se están trasladando a septiembre, así que los diseñadores han vuelto a trabajar y muchos han incorporado el complemento de moda: las mascarillas. Las hay estampadas y coloridas, como las que ha diseñado Francis Montesinos; otras son famosas porque las ha llevado la Reina Letizia, como las que ha traído a su showroom Olga Rodríguez Mayordomo, y algunas llevan hasta funda incorporada como las que ha diseñado en sombrerero Betto García.
Las de Alejandro Resta con bordados son el colmo de la sofisticación, perfectas para las que tienen que vestir de ceremonia, como las de Isabel Sanchís, que ha diseñado unas súper elegantes con cristales de Swarovski y destinará los beneficios de la venta a Médicos sin fronteras.
Después de unos meses de hibernación, poco a poco reabren los museos y las ferias. Los interioristas Sigfrido Serra y Mateo Climent han vuelto esta semana a Casadecor en Madrid. Por su espacio han pasado las interioristas Susana Lozano, Verónica Montijano, la cantante Raquel Adalid (Chlöe’s Clue) o Nuel Puig.
Las fundaciones benéficas también están retomando su actividad. Pequeño Deseo ha organizado una rifa solidaria con regalos de primeras marcas con la que colabora la periodista Angela Valero de Palma. Angela aprovechó que había abierto de nuevo el Mercado de Colón para quedar con sus amigas Bego Lluch y Mª Carmen Martín.
Las cenas con amigos eran de lo que más se echaba d
e menos. El diseñador Amado Ortells y su pareja Esteban Rodríguez cenaron esta semana con José Soto, Carmen de Rosa, Oscar Rodriguez, Carmen Ferrer, Marisa Domingo y Teresa Ballester. No faltaron los mojitos que prepara el Esteban, “cubanos, claro”.



martes, 9 de junio de 2020

En plan... en plan


Esta semana han reabierto dos de las sociedades con más solera de Valencia: el Casino de Agricultura y el Ateneo Mercantil. Ambos tienen salones nobles, techos con artesonado y paredes forradas de madera. Son de los pocos vestigios de una época en la que ordenanzas uniformados y con gorra te daban los buenos días hablándote de usted y añadiendo un Señor antes del apellido, como en los Ministerios. Antes un ministro también era un señor de una cierta edad, serio y circunspecto, con un lenguaje que denotaba un origen ilustre o de alto funcionario del Estado. Claro que eso era antes, ahora una ministra puede decir Jo tía como si fuera tu hija adolescente y no pasa nada, tía.
El lenguaje de la ministra Irene Montero no es más que un reflejo de un mundo de adultos que quieren seguir siendo adolescentes. Antes, hace años, las muletillas delataban con precisión milimétrica a que segmento de edad pertenecías. Por ejemplo, de jovencitas no había frase que no metiésemos la palabra “molar” o “jopeta”. Pero en cuanto comenzabas a trabajar y entrabas en el mundo adulto, dejabas de usarlas. Ahora cada vez es más frecuente escuchar a cincuentones decir “cómo mooooola” o “joooooooo” vestidos con las mismas deportivas que llevan sus hijos. Y no pasará mucho tiempo antes de que incorporemos la expresión “en plan”, esa que utilizan nuestras hijas tanto para un roto como para un descosido. Ejemplos: “Me he comprado un vestido ideal y súper bien de precio, en plan 15 euros o así”. O bien: “esta noche hemos quedo para cenar en casa, en plan tomar unas pizzas.

Afortunadamente todavía quedan templos guardianes de la tradición y las buenas maneras. Ahí están en Casino y el Ateneo, manteniendo las buenas maneras y la formalidad en el trato. No me imagino a Carmen de Rosa diciendo: “jo, tía, qué guay que vuelvan los socios en plan normalidad”.
Tampoco me veo a Sara Joudí, la directora de la galería Shiras, o a Susana Lloret, de Bombas Gens,  recibiendo a los visitantes de una exposición con expresiones del tipo: “cómo mola veros en la inauguración, o sea, es que mola mogollón”. A ninguna de estas mujeres es fácil pillarlas en un renuncio porque en su entorno más coloquial tampoco utilizan ese lenguaje.

Las galerías de arte y los museos son una parte importante de la vida social valenciana. Muchas de ellas abrieron de nuevo la semana pasada: Luis Adelantado con una exposición colectiva de Björn Braun, Alex Cecchetti, Julie C. Fortier, Helen Mirra y Jorge Peris; el galerista Vicente Torres el viernes con una expo de Cristina Chumillas; Bombas Gens con una de Ana Femenía y Sara Joudí con ‘Lockdown collective’ (confinamiento colectivo), con obras de Miquel Navarro, Rosa Torres, Horacio Silva, Juan Olivares, Cristina Gamón y Josep Tornero. No hay cócteles de inauguración, pero al menos empezamos a recuperar la agenda, que ya es mucho.

Esta semana también han vuelto a su actividad las hípicas. Javier Martínez Rubio pudo montar a su caballo Sombra después de semanas sin verlo. Normalmente lo tiene en la Hípica de Valencia, pero estos días estaba en Bétera. También la abogada especializada en marcas Carolina Sánchez Margareto se ha reencontrado con su caballo Nickel en una finca privada de Casinos.

La vida social valenciana se va recuperando semana a semana. De las comidas familiares, como la de Ximo Ros con sus padres Joaquín Ros Bonafé y Conchín Navasquillo, pasamos a las cenas con amigos, como la Patrick Landrix, Trinuca Larraz, Bea Castelló y el DJ Manolo Mínguez, que pinchará en la terraza del Casino de Agricultura en cuanto Fernando Aliño la tenga a punto, ¡qué ganas!


lunes, 1 de junio de 2020

Reencuentros


Encontrar sitio en una buena terraza se ha convertido en una misión imposible, casi tanto como conseguir unos zapatos monos de tu talla en las segundas rebajas. Llegas a la cafetería de turno, todas las mesas están ocupadas, echas una mirada discreta a ver por dónde va cada uno. Este ya ha pedido la cuenta, la otra ya se ha acabado el café, la de más allá ha cogido el bolso y parece que ya se va. Pero no se levanta ni Blas. Son como tu Pepe cuando se está comiendo un plato de bravas, mientras tú haces un esfuerzo inhumano para no tocarlas. Desde hace media hora, parece que él ya ha terminado, pero siempre le queda una sucaeta más; el camarero amenaza con llevarse el plato y él alarmado y le dice “ni se te ocurra”.

Cuando por fin consigues sentarte, entiendes a quienes te precedían. De ahí no te mueve ni un aguacero. Sobre todo se has quedado con las amigas a tomar un vinito, reíros un rato y ponerse al día, que había mucho de qué hablar y las amigas son la mejor terapia para hacer frente a las crisis de todo tipo. Por eso no es extraño que esta semana más de una haya aprovechado para compartir terraza y vinito con amigas.

La interiorista Tatiana Monsonís, Eva Marcellán y Leticia Valera, fundadora de la ONG Vaya Tela Leticia, quedaron en la plaza del Patriarca. Eva se llevó a su perrita Bibi, que es una monada y tan pequeña que cabe en el cesto de la bici.

Mayrén Beneyto también aprovechó estos días para reunirse con sus amigas María Teresa Monsonís, Carmen Tope y Charo Font de Mora en casa de la artista Blanca Martí en la urbanización Santa Bárbara. Compartieron comida y confidencias y pudieron ver en el taller las últimas obras de la pintora.
Otro grupo de amigas: Juana Camps, Begoña Camps, María Gómez-Polo, Verónica Jordá, Adriana Blay y Pati de la Viña comieron juntas en casa de Isa Aliño para celebrar el cumpleaños de Eva Alapont.

Apetece tanto estar en las terrazas que algunas tiendas, como la de Alejandra Montaner, han puesto una mesa con sillas en la puerta para que sus clientas se tomen algo mientras esperan turno si hay exceso de aforo. Por la terraza de Alejandra han pasado María Luisa Tormo o Daniela Carrillo.
Las tiendas de barrio pequeñas tienen un encanto especial. Bastan dos o tres visitas para que acabes siendo amiga de la dueña. Un día entras a por unas zapatillas y en cuanto te descuidas, te quedas una hora de charreta hablando sobre el trabajo, los hijos o tu Pepe. Si las tiendas son de ropa de mujer, como la de Laura Cernicharo o Bea Aguinaco, entonces sabes cuando entras pero nunca cuando sales, porque el probador es como un confesionario y entre vestido y vestido te cuentas media vida.

Hemos echado de menos las pequeñas tiendas y también las grandes como el Corte Inglés, que abre por fin mañana. “Lo tenemos todo preparado para abrir en cuanto pasemos de fase”, contaba el director de comunicación Pau Pérez Rico y la personal shopper de Pintor Sorolla Inés Alonso.