martes, 31 de agosto de 2010

¡Andreiiiiita, cómete el pollo!

Llego a Benidorm directamente desde Javea, con mi bolsa de playa de Telva monísima de la muerte. De entrada por poco me da un patatús, es como salir de la tienda de Prada y entrar en Kiabi. ¡Uff!, ¡cuánta gente sin camiseta!; ¡cuanta tienda de chancletas de plástico!, ¿Qué es esto?, ¿dónde me he metido? Benidorm parece una mezcla entre Las Vegas y Tijuana: tiendas de baratijas, hoteles con estética de Los Bingueros, bares con la carta en cuatro idiomas, confecciones Puri y souvenirs de flamenca ¡uff, uff, uff!

Para muchos, Benidorm es exactamente lo opuesto a Javea; es más, los javeanenses no pueden entender porqué los de Benidorm siguen veraneando en Benidorm. “Fíjate que tengo amigos cultos, viajados y con posibles y cada agosto vuelven a su apartamento de Benidorm y se bañan en la playa de poniente. ¿Cómo puede ser?” - Me decía un javeanense desconcertado.

De entrada, y por mucho que se empeñen los de Javea, las playas de fina arena de la playa de Poniente no admiten comparación con esas de roca en las que te dejas los pies cada vez que entras o sales del agua.

Tono Sanmartín, el peluquero de las familias bien valencianas, veranea en Benidorm desde hace años, en uno de los muchos edificios que ha construido aquí la familia Murcia-Puchades la misma que ha dado algunos de los afamados otorrinos de toda Valencia. Tono me cuenta que la playa en forma de concha de Benidorm es de lo mejorcito de España: “Hace años, los médicos recomendaban los baños en esta playa porque es muy rica en yodo, de hecho, te da un color de bronceado distinto. ¡Ya quisiera Marbella tener una playa como esta!” –dice Tono. Familias como los Sáez Merino o Miguel Barceló, el suegro de Zaplana, son fieles a Benidorm.

Quizás pase con Benidorm, lo mismo que con Cullera o Puebla de Farnals, que lo critican quienes no están allí. Dejando a un lado el urbanismo, Benidorm y Cullera tienen dos de las mejores playas de la Península, quizás por ello fueron las primeras víctimas del ladrillo.

Dicen también por aquí, que estas torres elevadísimas puede que sean antiestéticas, pero que dan menos sensación de agobio que las colmenas de adosados y bungalows. Es más, según los urbanistas, Benidorm es un proyecto más moderno que el de la construcción horizontal porque consume menos territorio y permite más zonas comunes. Sea como sea, lo cierto es que el metro cuadrado en primera línea de playa de Benidorm se cotiza a 7.000 euros, lo mismo que en la mejor zona de Miami. Vamos, que con lo que vale un apartamento en la playa de Levante te compras tres en el Portichol.

Benidorm fue precursor de la democratización del lujo mucho antes de que se empezase a hablar de que todos teníamos derecho a un Vuitton. En los años cuarenta, cuando no existían las vacaciones remuneradas, sólo los ricos veraneaban en sus chalets; el boom turístico y los apartamentitos permitieron a los trabajadores ingleses, alemanes y madrileños disfrutar de una de las mejores playas del Mediterráneo.

Todos caben en Benidorm: Mª Jesús y su acordeón, que sigue actuando cada noche en la cafetería Arenas, Leire Pajín y Belén Esteban –“Andreita cómete el pollo”-, que pasa sus aquí los veranos con su hija y es super fan de Benidorm (se rumorea que hasta quiere ser alcaldesa), el abuelo taxista de Doña Leti y también David Lladró, que para algo preside Terra Mítica (aunque veranea en Javea, osea).

Uno de los restaurantes más famosos de Benidorm es el Corral del Pollo, especializado en pollo a la brasa. Por 11 eurines te sacan un pollo asado con leña de encina de chuparse los dedos. ¡Ya podría haber aprendido la receta Isabel Pantoja!

Los restaurantes de nivel están en La Nucía y en la playa de poniente, junto al Hotel Bali, en la cala de Benidorm, donde tienen el chalet los Zaplana. Allí está el Ulia, por donde se deja ver casi todo el poder político local. Otro imprescindible es I Fratelli, especializado en comida italiana. No si al final Benidorm va a ser todo un descubrimiento. Seguiré contando…

sábado, 28 de agosto de 2010

Ossea, ossea y requete-ossea

Esto de Javea –Xàbia para los que votan al PSPV- tiene un rollito super mega güay. Pocos sitios permiten hacer tanta vida social en verano, sin tener que renunciar a la posibilidad de encerrarte en tu terraza y dejar pasar las horas entregada a la desidia. Total, que aquí sigo, en el ático de mis amigas terraza chill out decorada por el Mercader de Indias donde veo el mar frente al chiringuito de Mosquito.

Las mañanas son más o menos igual que en cualquier otro sitio; toallita, chanclas, bote de crema, último número del Hola y a la playa a marujear. Sólo hay que tomar una precaución: no dejarse ver por la playa del Arenal, si no quieres dar que hablar a la gente bien, porque es sabido que a esa playa sólo van domingueros y gente que no es de Jávea de toda la vida.

En barco

Es más, si lo que quieres es ganar posiciones, lo mejor es adosarse a un amigo con barco. Ossea, ossea, ese es el súmmum de los planazos chics, sobre todo porque da pie a que por la noche cuentes que has salido al mar con el barco de Fulanito y que habéis comido en El Portichol mientras tus niños se bañaban en las cristalinas aguas de por aquí. De paso, así como quien no, en plena cena dices que eso te ha permitido darle el día libre a la cuidadora: “…hija es que si no, a ver qué haces con los niños”. En las calas, fondeados, puedes encontrarte a los Vila y los Ballester en sus barcos, aunque también hay ricos con barcos que nunca sacan a navegar, ¡uff, qué pena!

De tiendas

Para las tardes, un buen plan es ir de tiendas: Ossea, me encantan las tiendecitas de la parte vieja, en los alrededores del mercado. Hay una de zapatos, el Zaguán, ossea de verdad, te mueres viendo las sandalias que tienen. Uff, y Bello Horizonte, una tienda de decoración con unos muebles belgas ideales y unas velas enormes perfectas para terrazas chillout.

De cena

Por la noche, con tu vestido rollito ibicenco ya puedes dejarte ver por la playa del Arenal, aunque sin abusar; se cena bien en más de un sitio, pero hay demasiada gente. Otra opción, es amigarte a alguien que conozca la zona: ossea, alguien de los de Javea de toda la vida que seguro que te cuenta que un abuelo, del abuelo de su bisabuelo ya veraneaba en Javea cuando todavía no existía el verano, oye. Ellos conocen bien la red de restaurantes donde se come francamente bien: Tosca, los Remos, La Perla, Cabo de la Nao, el Amarre o Masena.

De fiesta

Lo más de lo más, para vivir la noche javiense, es que colarte en la fiesta de alguien. El viernes por la noche, las hermanas De Miguel: Alicia, Carmen y Paloma, junto con su hermano Gere De Miguel, dieron una fiesta para inaugurar su nueva casa. ¿Qué deciros de la fiesta?... con tres palabras: Ossea, ossea y requete-ossea. Sólo por ver la casa ya valía la pena; es una casa de pueblo, decorada ideal de la muerte por Tatiana Monsonis, que ha recuperado los muebles originales, los ha lacado en blanco y le ha dado un aire rústico de lo más chic a la casa, con vigas de madera y un patio interior monísimo. Para cenar, arrocito al horno, cocas de pisto y cebolla y tortilla de patata. ¡Hija, qué ideal! Y luego copas a tutiplén en las terrazas y baile hasta la madrugada. Las hermanas De Miguel invitaron a lo más de lo más de la sociedad valenciana: Juan Carlos Gómez Pantoja, Kosme de Barañano, Ángel Villanueva, Ángela Pla y Juan Lagardera, Iñaki Zaragüeta Sedi Casanova, Jaime Girona, de los Girona con casa en Denia de toda la vida.

Bueno, os dejo que me voy al agua y a dejarme ver en barco de Margallo, mientras bebo una copa del cava que el otro día le regaló Pepe Marí de Olano, que ha navegado en este barco como otros tantos nombres ilustres del PP valenciano.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Javea, ossea, osssea

Aquí estoy chicas, recién aterrizadita en Javea, con mis zapatillas Melissa que son las únicas de plástico admitidas entre la gente fissna para no dejarse el esmalte de las uñitas de los pies en las rocas de la playa; y con mis gafas de sol Oliver Peoples, de la óptica de la calle Barcelonina, todo un descubrimiento, ¡hasta tienen la gafas de François Pinton, las mismas que llevaba Cary Grant, Grace Kelly o Jacqueline Kennedy!

En fin, el caso es que aquí estoy, dispuesta a destripar los entresijos del veraneo de buena parte de la alta burguesía valenciana, de sus políticos y de quienes sin ser lo uno ni lo otro gustan de codearse con la gente principal.
La historia reciente de la sociedad valenciana se escribe en estas tierras: a principios de S. XX la primera oleada de burgueses valencianos llegó a La Marina. Se instalaron en Denia, que es donde están las mejores playas, y construyeron decenas de casas modernistas, algunas de las cuales se han convertido en hoteles y salones para bodas, banquetes y comuniones. En Denia veraneaba el Marqués de Cáceres, los Reyna, los Noguera, los Girona… vamos, gente de noble cuna y grandes apellidos.

Con los años sesenta, llegó la segunda oleada de gente que había prosperado al abrigo de la exportación de naranjas, ellos fueron los primeros que se instalaron en Jávea y hoy, cuarenta años después, alardean de ser quienes llevan “toda la vida en Jávea”, como si sus ancestros de quince generaciones atrás hubiesen vivido de la pesca del llobarro. La tercera oleada, la que provoca la protesta y cierto desprecio de la segunda, es la que ha llegado estos años atrás y han masificado la playa: ingleses, políticos peperos, aspirantes a políticos peperos y constructores enriquecidos a golpe de pelotazos en busca de un buen partido para sus hijas/os y demás valencianos de pro más o menos sobrados de pasta.

Si eres alguien, o quieres ser alguien en la sociedad valenciana, tienes que veranear en Javea. Las playas más famosas -si no tienes barco, hija pobre- son Cala Blanca, Playa Ambolo y la Granadella y El Portixol. De todas formas, hay que recordar que las playas de Jávea fueron las niñas mimadas de la gente del Opus Dei en tiempos de Franco, y esa impronta todavía se deja sentir: poco destape e Iglesia repleta en misa de ocho y media los sábados por la tarde.

Eso explicaría que la playa del Benisero, donde está Mosquito, sea el destino de buena parte de los antiguos alumnos del Vedat y Guadalaviar; y aseguran que esta playa, de piedra, de la que es difícil entrar y salir sin ensangrentarte los tobillos, es la mejor de España ¡uff, uff, uff!

Para comer junto al mar, en la playa del Montanar, hay que pasar por la Siesta, Montgo diBongo y el Mosquito, donde puedes tomar una buena ensaladita para mantener tu dieta controlada, que luego el bikini no hay quien se lo ponga. Y para cenar, la mejor zona es el casco antiguo, que por fin está acabado tras tres años de obras. Precisamente allí, en la zona vieja, tiene casa el eurodiputado García-Margallo, muy cerca de la casa que acaban de comprar Alicia y Carmen de Miguel ¡¡¡qué monas van siempre estas chicas!!!

La lista de peperos y familias ilustres que veranean en Javea no cabe ni en tres crónicas seguidas: Carlos Pascual, Rita Barberá, José Luís Olivas, Pedro Agramunt, González Cepeda, Pepe Cholvi, los Ballester, Antonio Gil Terrón, Paco Segura, Jiménez de la Iglesia, vamos, la crème de la crème. Ya os iré contando…