lunes, 27 de diciembre de 2010

Un cachito de Londres en Sorní

Los días de Navidad se prestan a reuniones largas en las que reinan la paz y el amor; pero cuando ya llevas tres días sonriéndole a tu cuñada y a tu suegra, te apetece sentarte a merendar con tus amigas en un sitio agradable, a ser posible fuera de casa para no tener que seguir disimulando tu hastío del turrón y de los polvorones. Y ahí es donde esta querida ciudad nuestra muestra una de sus más flagrantes deficiencias: ¿dónde puñetas puedes ir a merendar con un grupo de amigas? Descartados los bares de toda la vida, con olor a calamares y sillas especialmente diseñadas para que aguantes allí el menor tiempo posible, nos queda el Mercado de Colón y poco más. Eso sí, en el Mercado tienes que encomendarte al Niñito Jesús a ver si entre él y su querida Mamá consiguen que los camareros te atiendan hora y media después de haberte sentado.

Los americanos, que para esto de hacer caja son más listos que el hambre, nos trajeron el Starbucks, pero cuando ya has ido un par de veces, te das cuenta de que ese tampoco es tu sitio; los jovencitos del Erasmus están más cerca de ser tus hijos que de una posible aventura cuarentona. En el otro lado de la balanza, tienes Acuarium, Bimbi y demás, pero eso te recuerda a tus padres y a cuando a los catorce años ibas a pedirles la paga para salir con las amigas.

Menos mal que Laura Gallego ha abierto una cafetería-panadería que es perfecta para quedar a merendar con las amigas después de una tarde de compras. Se llama Belgravia, como el barrio pijo londinense -¡hija, qué ideal!- y allí puedes tomar bollería recién hecha, sándwiches y un café con leche o comer una ensaladita de lo más mona con tus amigas con una copa de vino blanco mientras cotilleas sobre antiguas compañeras de colegio o tomar el té a media tarde, con un camarero que sabe atenderte, sonreírte y servirte el café sin que se derrame una gota.

Laura vivió varios años en Londres en uno de los barrios más pijos de la ciudad, Belgravia. Allí solía desayunar en uno de las cafeterías típicas de la zona. Cuando regresó a Valencia, buscó el equivalente a aquella cafetería-panadería inglesa, pero aquí los bares seguían oliendo a fritanga, las panaderías tenían buena bollería pero no un espacio cómodo donde leer la prensa, y en las caferías monas, como las del Mercado de Colón, a menudo fallaba el servicio o la bollería era industrial.

La vida da muchas vueltas y un buen día Laura tuvo que dejar su puesto de alta dirección en una gran empresa valenciana. Total, que le echó lo que hay que echarle a la vida en las situaciones difíciles e hizo un máster de dirección de empresas. Por aquel entonces conciliaba el sueño dándole vueltas a la idea de montar su propio negocio y eso es lo que hizo. Así es que Belgravia es el fruto de los reveses de la vida y de los sueños de una mujer que no se acoquina cuando las cosas se ponen difíciles.

Su proyecto era montar en el centro de valencia una de esas cafeterías coquetonas y acogedoras que solía frecuentar en Londres. Buscó el local en la zona del ensanche, no podía ser otra, y al final dio con lo que buscaba en un bajo medio abandonado y viejo en la calle Sorní, ocupado por el casal de una falla. Contó con la ayuda del cocinero y anterior propietario del restaurante Sierra Aitana y buscó a la decoradora Verónica Montijano, para que le diese al local un aire inglés de lo más mono.

Otro de los puntazos de Belgravia es el porche, acogedor y resguardado del frío, pero que te permite cotillear la vidilla de la calle Sorní. En el interior, tras la panadería, accedes a la sala del restaurante con grandes ventanales a un patio interior.

Belgravia tenía que dar buen servicio pero sin lujos ostentosos. La mejor bollería bien presentada, tostadas con pan de molde gordito, mantequilla de la mejor, mermelada ecológica, servilletas monas y una carta sin pretensiones pero de muy buena calidad elaborada por Bárbara Amorós, una valenciana licenciada en Le Cordon Blue de París en gastronomía y repostería, chef en reconocidos restaurantes, pasando a Londres y Nueva York.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Los regalos del pasado no siempre fueron mejores

La Navidad se presta a la añoranza que a veces engaña a más de uno haciéndole creer que cualquier tiempo pasado fue mejor. Por ejemplo, la noche de Navidad se presenta el bueno de tu marido con un regalo que le ha costado una pasta y tres semanas de cavilaciones. El pobre hombre lleva años sin acertar y este no ha sido una excepción.

Entonces, en el silencio de la cocina mientra pones el fregaplatos con los restos de la cena, te acuerdas de aquel primer novio que te regaló cualquier chorrada, que nunca te pusiste porque era más fea que los zapatos de Lady Gagá, pero que a ti te colmó de felicidad y hasta de lágrimas de alegría. Del regalo ni te acuerdas, del novio cuanto apenas entre otras cosas porque la última vez que lo viste te pareció un desecho de tienta, y entonces sales de la cocina, ves a tu pepe acabando de recoger la mesa y miras tu regalo -¡qué feo es!- y empiezas a pensar que quizás lo puedas cambiar, total qué más da si tu pepe no se va enterar…

La verdad es que aquel novio, si ahora fuese tu marido, tampoco hubiese acertado, a no ser que por el camino le hubiesen tocado los ciegos y hubiese decido descargar su abultada tarjeta en los alrededores de Poeta Querol, o en alguna de las joyerías que esta semana se han puesto de largo para presentar sus mejores galas.

El martes, Antonio Romero celebró en su tienda de Poeta Querol un cóctel para presentar su nueva colección de joyas. Allí se dejó ver lo más granado de la sociedad: Salvador Vila y Esperanza Pascual, Hortensia Herrero y Juan Roig, Matilde Conesa, Mª Ángeles Fayos, Pilar Vaquez, Pilar Latorre, Amparo Suay, Pilar Debesa, Vicente Moret, Rosa Villar, Marta de Diego, Mª Carmen Molina, Carmen Topete, Mª Teresa Monzonís, Elvira Catalá, el tenista Alex Calatrava y Romina Martínez-Colomer, y no sigo porque me quedo sin espacio para contar la otra fiesta de la semana.

El miércoles fue el joyero Vicente Gracia quien presentó su colección diseñada en colaboración Attila Pereghy (los dos en la foto) uno de los más famosos distribuidores de ópalos, un tipo curioso que se recorre África y Australia buscando las codiciadas piedras.

Los ópalos son unas piedras muy singulares, con unos colores muy intensos que cambian cuando se miran desde distintas direcciones, produciendo un bellísimo juego de colores. Cuentan que los aborígenes australianos podían leer el universo en estas piedras; el maestro de la joyería René Lalique la utilizaba con frecuencia en sus creaciones enmarcadas en la onírica época del Art Nouveau; la reina Victoria de Inglaterra las coleccionaba; y la literatura ha recurrido a ellos como fuente de inspiración y de magia. Desde luego, que interesante resulta siempre lo que organiza Vicente Gracia…

Hasta la joyería se acercaron a ver los ópalos: Paco Roig con su esposa, Paola Dominguín, Pepe Ribes, Alicia de Miguel, Ángel Villanueva, María José Solaz, Valentín Herráiz, Javier Calduch, Paco Jorro, Emilia Segura, Marta Gual, Lola Narváez, Julián Mateo, Amparo Guridi y Mati Guerrero.

No fueron las únicas joyerías en organizar cócteles. Esta semana, es lo que toca. Pero bueno, como a tu pepe no le han tocado los ciegos, lo mejor será cambiar el regalo y llevártelo como quien no a dar una vuelta para darle ideas de cara a la noche de Reyes. A tiendas como la que acaban de inaugurar Begoña Buqué y Ángeles Casanova. Se llama “La petite fleur grise”, un nombre de lo más apropiado, porque parece sacada del Maraise parisino, con ropa de lo más estilosa y lo mejor, ¡a precio de Zara!

La petite fleur grise está en Conde Salvatierra 6, junto a Jacques Dessange. La tienda no es que sea pequeña, es que es diminuta, pero está decorada con mucho encanto: armarios antiguos pintados en blanco, una preciosa flor de madera tallada en el pomo de la puerta, cortinas en tonos naturales y pocos muebles pero muy bien escogidos, lo mismo que la ropa, prendas de algodón que se llevan superpuestas al estilo bohemio-chic. Por ejemplo, un vestidito de algodón, encima una blusa de flores, un cardigan holgado y para rematar el look un par de pañuelos al cuello, botas moteras, chaqueta de cuero y ¡tachán! juvenil, estilosa y sin arruinar a tu pepe.

Lo que está claro es que acertar con el regalo no depende del dinero ni el interés de quien regala, sino de la disposición de quien lo recibe.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Donde haya un buen artesano, que se quiten los chinos

Sé que lo que voy a decir es de pija insoportable, pero a mí las baratijas no me gustan nada. Entras en un chino o en un todo a cien y está todo mezclado de cualquier manera, las muñecas con los cubos de fregar y los calcetines de deporte, el pegamento multiuso con las pinzas de tender y los trapos de cocina, todo desordenado, oscuro, apilado, caótico y a veces hasta con olor a plasticucho barato ¡uff, qué horror!

Seguro que los chinos tienen cosas muy refinadas porque una cultura milenaria como la suya tiene mucho que aportar, pero por desgracia aquí nos llega solo lo barato. Al principio, las tiendas todo a cien parecían un chollo. Los cuadernos y libretas que antes costaban siete euros, los podías comprar por uno; y la pistola de juguete de tu niño te salía por menos de un euro. Y salías del “todo a cien” tan contenta, pensando que el nuevo canal comercialización era el chollo entre los chollos.

Pero un buen día te diste cuenta de que la libretita de los chinos tenía un papel regular tirando a malo, que la pistola que habías comprado en todo a cien se rompía a la segunda; que los envoltorios estaban estropeados o sucios y que no había forma de encontrar un regalo mono en esas tiendas.

Lo peor es que, encima, esas tiendas se están cargando los canales tradicionales, las tiendas de toda la vida, que serían caras, de acuerdo, pero lo tenían todo limpio y ordenadito por tamaño y color, las libretas DINA-4 y las de cuartilla, las carpetas de anillas con las cajas archivadoras, los juguetes con los juguetes y no ese batiburrillo de cosas mezcladas, cada una de un padre y una madre.

Hay tantas tiendas de baratijas que cada vez más cuesta encontrar una libreta bien hecha, un sobre de papel lujoso, una buena pluma estilográfica… Si buscas un producto de calidad, como las libretas Moleskine, tienes que ir a un canal de venta con una cierta exclusividad, porque no lo encontrarás ni en los chinos ni en muchas papelerías tradicionales, que al final se han visto forzadas a vender productos baratos.

Afortunadamente, todavía quedan –y van abriendo- tiendas donde puedes encontrar una buena libreta como la Moleskine, o un juguete que no se estropee en una semana.

Esta semana, sin ir más lejos, se ha inaugurado en Valencia, en la calle Sorní, Campo Marzio, una papelería italiana de las de toda la vida, un pequeño taller de estilográficas que abrió en Roma en 1939 y que ha ido creciendo y abriendo en medio mundo porque hay una generación que se ha cansado de las baratijas y busca la calidad de antes.

Rosa Castellvi se ha traído la firma a Valencia y ha buscado un local de lo más coqueto en la calle Sorní. La tienda es una monada y los productos de papelería te entran por los ojos, vamos, que te llevarías media tienda sin darte cuenta. La colección de bolígrafos y estilográficas es de lo más estilosa, lacadas en colores vivos, con estampados de motas, y adornos de Swarovski; hay mini bolis con funda que se pueden llevar como colgante y quedan de lo más chic (Paloma Maldonado, que está en la tienda, lo llevaba así).

Pero además, venden un montón de accesorios y complementos de escritura: portafolios en piel de color naranja Hermès, verde menta y rojo, agendas, álbumes de fotos tamaño XXL, papeleras de piel, billeteras… ¡uff, qué de regalos perfectos para Navidad!

Konplott es otra firma que está en las antípodas del todo a cien. Maika Estellés se trajo la firma a la Galería Jorge Juan convencida de que había mujeres como ella que buscaban artesanía de calidad. La bisutería de Konplott es tan exótica como su diseñadora, Miranda Konstantinidou, una griega educada en Alemania que lleva más de 20 años creando piezas exuberantes y nada convencionales.

Maika colaboró hace una semana con Sita Murt en un taller de estilismo, donde te ayudaban a elegir tu fondo de armario según tu personalidad: romántica (te encantan las flores y vas siempre conjuntada), creativa (se te da bien combinar piezas y complementos), atrevida (tu ropa siempre expresa algo), clásica (llevas el mismo peinado desde hace diez años y eres fiel a tus tiendas preferidas), natural (te encanta ir con tejanos y camisetas) o chic-urban (eres una mezcla de todo).

martes, 14 de diciembre de 2010

Vuitton, Hermès, Loew, Bulgari, Ferragamo.. ¡Ya estamos todas!

Salvatore Ferragamo fue un tipo de lo más curioso: a los nueve años le hizo un par de zapatos a sus hermanas para que no tuviesen que ir a tomar la Comunión con zuecos, porque sus padres no tenían para comprar zapatos. A los catorce montó una zapatería en su pueblo, Bonito cerca de Florencia, y a los dieciséis se fue Hollywood y se convirtió en el zapatero de las estrellas.
Estudió Anatomía sólo para encontrar la forma de mejorar la comodidad de sus zapatos, descubrió que el peso de la mujer recae sobre la bóveda del pie y diseño un soporte metálico que ayudaba soportar el peso. Y en los años 50 diseñó el primer zapato de aguja de diez centímetros que volvió locas a las mujeres de la época: Greta Garbo, la Duquesa de Windsor, Audrey Hepburn, Lauren Bacall…
Al final el colega se hizo más rico que una docena de controladores aéreos y montó un empresón que sigue siendo familiar. Él murió en los sesenta, su viuda y sus hijos – otro dato curioso ese de que un diseñador de raza tenga mujer e hijos- son los propietarios actuales de una firma -2.600 empleados más de 570 puntos de venta- que por tener, tiene hasta un museo en Florencia dedicado al genial zapatero.
El martes pasado se inauguró la tienda de Ferragamo en la calle Poeta Querol, esquina con Salvá. La fiesta fue de lo mejor que se ha visto en Valencia en muchos años. Allí estuvo lo más granado de la ciudad: Mayrén Beneyto, Marga Martínez y José Moreno, de Armando Martínez, Amparo Lacomba, Cuchita Lluch, Pilar Pons, María José Albert, Ana Peris, Ana García Vernia, Totó Barberá, Carmen Topete, Blanca Fitera con su sobrina Blanca Crespi, Dulce Giménez, Esther Barrera, Roció Andrés, Marisa Martínez, Laura Gallego (la dueña de Belgravia, la cafería más estilosa de Valencia), Matilda y Nidita Guerrero (de Vuitton), Presen Rodríguez con sus hijos Maribel y José Cosme, José Gil de Gilgars, Encarna Roig, los diseñadores Valentín Herráiz –que esta semana presentó la nueva revista del Gremio de Sastres OXXO- y Javier Villajos, la directora de la agencia de modelos Carmina Durán, José Luís Avilés de Bulgari, Ragel Beltran y Magda Agrait,… uff, llenaría toda página con una lista de invitados que se resume en el “todo Valencia”. No es extraño, porque Mª Angeles Miguel, la directora de Ferragamo en Valencia, debe ser de las mujeres con más experiencia en comercios de lujo en Valencia. Empezó en Don Carlos, luego estuvo en Max Mara y abrió Hermès hace cinco años en Valencia, antes de ser fichada por los italianos. Mª Angeles llevaba un vestido negro palabra de honor y una capelina de Orylag de lo más elegante.
La actriz Paz Vega y su marido Orson Salazar fueron la sorpresa de la noche. Ella, tez pálida como una porcelana –parecía Nicole Kidman en sus mejores años- y delgadísima, iba vestida de Ferragamo de pies a cabeza: blusa de seda con lazo al cuello, pantalón príncipe de Gales en cashmere y unos taconazos de impresión.
Después de visitar la tienda, en la que esperaba el Consejero Delegado de la firma Michele Norsa, la fiesta siguió en el Claustro de la Universidad, cosa que debió agradecer el bueno de Lluis Vives que se alza allí en el centro del Claustro, y que lleva años el pobre hombre, más aburrido que un cangrejo en un garaje, asistiendo estoicamente a los centenares de acontecimientos peñazos que habitualmente le organiza la progresía cultureta y trasnochada de esta ciudad.
Allí, en el claustro, decorado por Juanjo Robi, se cerró la noche con un desfile de la colección otoño-invierno de Ferragamo, clásico e intemporal, vamos, fondo de armario del bueno. De regalito, nos llevamos un pin con una miniatura de la famosa plataforma hecha de cuña de corcho –otro de los inventos del zapatero- que lució Judy Garland y que además se puede comprar, porque se ha reeditado como otros modelos vintage de la firma.

La de Ferragamo no fue la única fiesta de la semana. El miércoles, la joyería Rafael Torres presentó la fabulosa colección de joyas y relojes de Chaumet y Guess inauguró su flamante tienda frente a la estación del Norte, en una fiesta que Tano López Llobet llenó de gente joven, modernos estilosos y bloguers.

martes, 7 de diciembre de 2010

Tardes con diamantes

Propongo un plan para la que tenga novio, marido o amigo rico: te llevas al buen hombre a Hannover, lo vistes mono monísimo, le haces que se gaste 4.000 o 5000 eurines en americanas y trajes, y al salir, así como quien no quiere la cosa, le dices “mira cariño, lo que han abierto aquí” y le enseñas la flamante joyería que acaba de inaugurar Victoria Cercós justo al lado y donde todo, todo, todo, es ideal de la muerte. Y allí que entras tú con tu chico y allí te pruebas la pulsera a la que le días antes le habías echado el ojo y le enseñas tu lindo bracito: ¿Qué te parece, Pepe? ¿No crees que me vendría fenomenal para la cena de Navidad en casa de tu hermana?...

Y claro, a tu Pepe que quieras que no le gusta demostrar su poderío a lo mejor va y pica. De recién casados, Pepe te demostraba su amor con un pañuelo de Vuitton, pero ahora ya estamos a otro nivel.

A los 25 años las joyas te suenan a cosas de herencia, de tu madre y tus tías, cosas monas pero que no harías un esfuerzo por comprarte, pero como me dijo una amiga hace años, eso cambia cuando te haces mayor y necesitas un anillo estiloso, unos pendientes chulos para llevar con tu vestido negro….

La razón de porqué un buen día te apetece comprar joyas no la tengo muy clara, igual es que ya no te ves tan mona y las joyas dan luz, o porque a estas alturas es difícil que la ropa te sorprenda, o porque te vuelves más sofisticada, o igual es una cuestión de estatus social. O quizás es que las joyas no envejecen y algo en tu subconsciente te dice que si te pones un collar riviere, algo de la eterna juventud de las gemas se contagiará a la piel que cubre tu todavía terso cuello. Sea como sea, el caso es que llega un momento en la vida de toda mujer, en la que necesita algo imperecedero y valioso a su lado, un diamante, un perla, un zafiro…

Lo que pasa es que hasta ahora las joyas que podías comprar no te atraían demasiado porque se movían en dos extremos: o tenías que ir a la joia clásica, rollo Dinastía, que no pegaba nada con tu vestido de Marni, o las joyas modernas con un punto hortera que tampoco encajaban con tu look.

Pero, hete aquí, que esta semana se ha inaugurado la joyería perfecta para las cuarentonas estilosas. Se llama como su dueña, Victoria Cercós, y está en Hernán Cortés, en el bajo que ocupaba Hannover. El interior de la joyería –un proyecto del Mercader de Indias-, rompe bastante con el concepto tradicional: es un espacio abierto, calido y acogedor; la iluminación es suave, nada que ver con esas joyerías con exceso de luz y de brillos tan ochenteros. Las joyas tampoco pretenden deslumbrar ni ser ostentosas, vamos, que son piezas que te puedes poner todos los días: anillos con brillantes brown y ice (blancos, sin pulir), pulseras con piedras preciosas y piel de raya, joyas con oro negro iluminadas con zafiros rosa…

Total, que si embaucas a tu marido, sales de la joyería con una pieza super estilosa que encajará perfectamente con tus botas de Chapeau, tus vestiditos de Gran Vía 20 y hasta con vaqueros y camisetas.

La fiesta de inauguración de la joyería fue un exitazo. Victoria lleva veinte años en la joyería –es socia de Aurum- y tiene un montón de clientes en Valencia que no faltaron a la cita: Amparo Lacomba, la familia Soler, Ezequiel y Matilde de Vilarroya, María Dolores Asensi, Jacinta, la mujer de Amadeo Carboni, Carlos Marchena, Rubén Baraja... Además, Victoria ha fichado a Encarna Roig, que antes dirigía la tienda Mont-Blanc de Poeta Querol, y que encaja como anillo al dedo en el proyecto. El catering fue de Seina-Cocotte, de Bárbara y Paula Jiménez de la Iglesia, barra de Champagne Mum y otra de mojitos.

Foto: lamarquesa.es

domingo, 21 de noviembre de 2010

H&M y Lanvin.. Nadie da duros a cuatro pesetas

Faltan dos días para que la colección de Lanvin llegue al H&M de Colón y más de una ya está preparando la silla plegable, el termo de café y hasta la manta Morellana para hacer frente a las frías horas de espera antes de que la tienda abra sus puertas. Para quien todavía no lo sepa, la cadena de ropa más barata del mundo mundial lanza cada temporada una colección especial en colaboración con un diseñador hiperfamoso con un lema que podría ser algo así como “compra un Prada a precio de Zara”. Este año le ha tocado a Lanvin, y si el invento les funciona igual de bien que otras veces, la colección se agotará a las pocas horas de ponerse a la venta.

Así es que, chicas, si queréis conseguir uno de los Lanvin que se pondrán a la venta el 23 de noviembre tendréis que madrugar para lograr ser una de las 320 primeras de la cola y así tener derecho a una de las pulseritas de colores que os podrán según vuestra posición en la fila. Cada 20 personas, cambiará el color de la pulsera. A las 8 de la mañana se abrirán las puertas –dos horas antes del horario habitual- y entonces, según el color de vuestra pulsera, podréis aceder a una zona acordonada en la que dispondréis de 15 minutos, ¡como mucho!, para poder escoger talla, modelo y color ¡hija, qué estrés!

Con un poco de suerte, saldréis de la tienda con uno de los deseados vestidos de Lanvin que cuestan entre 100 y 200 euros. Vamos, un chollo si en la etiqueta pone Lanvin –no encuentras uno por menos de 1.000- y bastante menos chollo si en la etiqueta pone “Lanvin for H&M”.

En fin, chicas, yo lo que tengo claro es que no voy a madrugar este martes para comprar un Lanvin en H&M. Más que nada porque los Lanvin de H&M dan el pego en la foto pero no son Lanvin. No hay más que pasarse por Chapeau para ver que no tienen nada que ver con los originales, ni por la riqueza de los tejidos, ni por el cuidado en la confección y acabados, ni tan siquiera por la originalidad de los diseños.

Como dice mi admirado bloguero Lucio Chiné,Lanvin no merece ver sus prendas colgadas en las perchas de un lugar donde al final del día todo está tirado en el suelo. Además la clave o el sello del Lanvin de Elbaz son, no sólo las siluetas sinuosas para mujeres curvilíneas, sino los tejidos maravillosos. Esto mismo fabricado en materiales low cost y que la firma se convierta en accesible para el gran público, hace que pierda todo mi interés”.

Hay cosas que es mejor no democratizar porque su razón de ser es precisamente estar sólo al alcance de las élites. Si no te puedes comprar un Lanvin, pues no te lo compras, pero si lo haces, que sea como una señora: con probadores amplios, sin colas para entrar y pagar y sin el estrés de tener que acabar en 15 minutos, ¡qué horror! Sólo espero que mi admirada Miuccia Prada no caiga nunca, nunca, ¡nunca jamás! en la tentación de asociarse con Carrefour, ¡caray, eso sí sería una pesadilla!

Y hablando de mujeres con personalidad, mañana viene a Valencia Carla Royo-Villanova, una princesa curranta donde las haya, para hablar sobre los retos y posibilidades de las mujeres en la empresa. Carla tiene una empresa de cosméticos, Carla Bulgaria Roses Beauty, y en lugar de vivir del cuento, se pasa la vida viajando por toda España para vender sus productos. No hay otra forma de hacerlo.

Que se lo digan a Dolores Font Cortés, la hija de Dolores Cortés, que está convirtiendo un pequeño taller de ropa de baño en una empresa de moda sólida y con futuro y que además da trabajo a muchas mujeres en su pueblo natal Vila-Real. No es de extrañar que el Ayuntamiento le haya dedicado una exposición “Dolores Cortés: Moda de Baño, Arte y Diseño” que se puede visitar hasta el 30 en el Museo de la Ciudad, la Casa Polo de Villareal. Allí se puede ver el primer bañador elástico que diseñó Dolores Cortés en los años 50 y que revolucionó el mercado en los años de la posguerra, cuando todavía no se había inventado la lycra.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Rita, Camps, Carmen Lomana y los Ferrari

Palabra de montañera de Cristo Rey que no entiendo nada de lo que está pasando: por un lado nos dicen que la crisis va para largo, que el año que viene será peor que éste y que el siguiente ya veremos. Por el otro, te ves a Rita y a Camps -si no los conocieras dirías que son una tía soltera buscándole novia al sobrino que acaba de aprobar notarías- hablando con jefes de Ferrari para tratar de convencerles de que monten aquí un parque temático y atraer así a nuestras calles a los ricachones de medio mundo.
Pero vamos a ver: ¿cómo vamos a apretarnos aún más nuestros ya raídos cinturones de Hermès y al mismo tiempo ir monísimas de la muerte a codearnos con la creme de la creme de medio mundo?
Un día te acuestas oyendo decir que ya no pagamos el correo con el que nos llega el recibo de la contribución. Entonces te medio duermes imaginándote el acabose: el país en quiebra, las tarjetas de crédito anuladas; las tiendas de lujo cerradas y en su lugar abiertas otras de las que venden los zapatos a peso; los espaciosos escaparates navideños de Poeta Querol sustituidos por otros en los que comparten sitio docenas de camisas de a siete euros, con los edredones de quince, las faldas de nueve y las zapatillas de andar por casa. Te levantas entonces sobresaltada por la pesadilla, te metes en el armario y compruebas que aún siguen ahí las compras que hiciste hace cuatro años para ir a alguna fiesta de la Copa América. Te miras entonces en el espejo y dices, “uff, estoy salvada”.
Vuelves a la cama y por fin te duermes pensando que tú único reto es mantener la talla, que no crezca ni mengüe, para que te siga quedando bien aquella falda de Prada con aquella rebequita de Miu-miu. ¡En fin, siempre quedará algo para unas medias nuevas!
Al día siguiente te despiertas, y ahí están ellos dos en los informativos de Canal 9, como no, dejándose grabar junto a un Ferrari rojo chillón a juego con la chaqueta de la alcaldesa. Te hablan de los grandes eventos, del tenis, de las motos, de la Fórmula 1, de los caballos y ahora también de los Ferraris... ¡Otro evento!, habrá que ponerse mona, miras al armario… ¡Dios mío, socorro, no sé si tendré para tantos pares de medias!

Habrá que estudiar corte y confección para reciclar vestidos pasados de moda -ahora le acorto una manga, ahora le pongo un fleco- para que no parezca el mismo de la fiesta de Vuitton de hace cuatro años, O copiar los patrones de Burda como hacía tu madre, ¡uff, qué fuerte! Fíjate que precisamente ayer, en el Corte Inglés de Colón, se celebró un encuentro de tejedoras y ganchilleras, igual con un tocado de ganchillo le das un aire nuevo a tu look.

Menos mal que Carmen Lomana ha escrito un libro que te enseña a ser una chica diez con cuatro perras. Lo presentó ella misma este jueves en el Hotel Astoria y allí estaban todas las señoras sin pestañear, atentas a lo que contaba la Lomana, super divina ella, tanto que hasta le hizo abrir la botella de Coca-Cola a una de las periodistas encargadas de promocionar su libro… hija, no sé, eso no me parece de mujer diez, la verdad.

El libro da consejos de belleza (ir al baño todas las mañanas a la misma hora), de moda (mezclar ropa cara y barata) y hasta picarones: para volver locos a los hombres hay que poner polvos de talco en la cama; según Carmen Lomana, el secreto se lo contó una prostituta de alto 'standing' muy conocida en Londres, que había sido amante del rey de Jordania y muchos otros reyes. ¡Desde luego, esta mujer es una mina!

El mismo jueves se inauguró en Colon una nueva franquicia de Trucco. Allí estaban las chicas de Hello, con su directora María Chuliá; la bloguera Macarena Gea; Eva Montesinos, de Mon Comunicación; lo mejor de la inauguración: un 25 de descuento en toda la tienda y los cupcakes de Olga Leston.

viernes, 12 de noviembre de 2010

El marketing es la leche

Nuestro fondo de armario está salvado: llegan a Valencia COS y Carmen Lomana...
La verdad es que el marketing es una de las ciencias más notables que madres han parido. Los que se dedican a eso son la leche: andan por ahí agazapados estudiándonos a todos detrás de sus portátiles y en cuanto detectan que algo está cambiando, ya están ellos dando soluciones a los nuevos problemas. Vamos, que ni el mismísimo Rubalcaba sabe más de nosotras y de nuestras inquietudes que los grandes genios del marketing, desde sus despachos de Manhattan o la City.
Pues bien, en algún despacho de algún edificio de oficinas de alguna ciudad del mundo, algún genio marketiniano debió darse cuenta hace ya tres años, cuando nuestros políticos ni siquiera hablaban aún de la crisis, que un grave problema se cernía sobre los fondos de armario del mundo occidental. “Eureka”, debió decir el encorbatado de turno, “lo encontré” y convenció a sus jefes para que abriesen una cadena de tiendas con ropa de calidad a un precio razonable. Aquel marketiniano supo ver que más de una de nosotras estaba a punto de renunciar a sus compras en las tiendas de gama alta y que nos íbamos a deprimir al ver como poco a poco se iba apagando el fuego de la pasión que nos unía con nuestro fondo de armario. Porque claro, no resulta nada fácil acostarte entusiasmada pensando que mañana vas a estrenar tu rebeca de lana monda y lironda, cuando dos años antes te habías acostumbrado a los colores y al tacto del cashmere de Prada. Era como cuando te dejaba un novio del que estabas pilladísima y al cabo de unos meses tenías que conformarte con el típico niño mono que ni fú ni fá.
Total, que las horas de trabajo del aquel currito marketiniano han llegado a buen puerto: esta semana se inauguró en Valencia
COS, una tienda de ropa del grupo H&M especialista en fondos de armario: camisas blancas de corte impecable, vestidos negros básicos pero con algún toque fashion, rebecas de cashmere, abriguitos estilosos, tejidos naturales … y todo ello con una calidad que se aproxima a lo que comprábamos hace tres o cuatro años pero por la décima parte de precio.

Valencia es la segunda ciudad que elige COS después de Barcelona, y no será la única, había que ver las colas en los probadores de la tienda de Jorge Juan. “Mis amigas madrileñas se van a morir de envidia cuando sepan que COS ha abierto en Valencia”, decía Macarena Gea, una de las blogueras que estuvo el jueves en el cóctel de inauguración. Un exitazo. Una mezcla entre modernos, pijos, blogueras, jóvenes y no tan jóvenes. Allí estuvieron los diseñadores Francis Montesinos, Juan Andrés Mompó –que mono va siempre este hombre-, Miquel Suay, Fidel David, la periodista Laura Grande, la modelo Lucía Aparicio, los actores María Maroto, Cristina Fernández, Raquel Escribano y Paco Trenzano, la directora general de la Ciudad de la Luz Elsa Martínez, las hermanas Blanca y Laura Fitera… El DJ Vicente Gallart amenizó la velada al ritmo de la mejor música y el catering fue de Seina Cocotte.
La semana pasada también abrió tienda en Valencia la firma Amore Ibiza, en la calle Vilaragut, junto a Poeta Querol, con ropa y accesorios muy ibicencos llenos de color y estampados de lo más hippie. No es fondo de armario, pero también hay que soltarse la melena de vez en cuando.
¡Ay, que no se me olvide! El día 11, las tiendas de las calles Sorní y Conde Salvatierra organizan un día de Shopping con descuentos del 10%, regalos y sorpresas. Participan Presen Rodríguez, Belgravia, Yo Solito, Paca Cervera, Rubio Kids, Kiehl’s, VM The Shop, Thomas Sabo, House Bikes, Stonefly, la Joyería Iborra y el Centro de Fitness Roma Health Club.

Junto a COS, nuestro fondo de armario tiene otra tabla de salvación, Carmen Lomana, que viene esta semana a Valencia a presentar su libro, donde da valiosos consejos de maquillaje, estilismo, o cómo disponer de un magnífico fondo de armario sin necesidad de ser millonaria. Carmen también es la leche porque ha evidenciado que la superficialidad no es propia de mujeres tontas y con poco cerebro sino todo lo contrario. Como dice Blanca Fitera en una entrevista de la revista Showroom: “el conocimiento es un aburrimiento si no le das un toque de frivolidad, ironía y superficialidad”.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Menos mal que tenemos Telva

La última vez que el diseñador Hannibal Laguna desfiló en la Pasarela del Carmen, la Pantoja todavía suspiraba por Julián Muñoz. Desde entonces ni está ni se le espera en la Semana de la Moda de Valencia, perdón, la Vidal Fashion Week, uff, perdón, la Valencia Fashion Week.

El caso es que la semana pasada el alicantino Hannibal Laguna recibió en Madrid el Premio de Moda de Telva. Allí, a los pies de la Cibeles, en el enigmático edificio de Correos que el yerno de todas las suegras, Don Alberto Ruiz Gallardón ha convertido en sede del Ayuntamiento de Madrid, endeudando de paso a los nietos de los nietos de sus hijos. Eso, sí, el Palacete. Aparte de que parece un pastelón, es una monada, tanto, que las chicas de Telva, decidieron cambiar el Hotel Palace por el Gallardon’s Palace.

Veinte años ha costado, ¡veinte nada menos! que un valenciano consiga el Premio Telva al mejor diseñador español de moda. Y es que estos madrileños son como Castilla: marrones, sosos, austeros, secorros y ven el colorido Mediterráneo como un poco hortera. Les cuesta valorar la modernor catalana o la exhuberancia barroca valenciana.

Menos mal que Telva se acordó de nosotros en el veinte aniversario de los Premios. La fiesta de esta edición ha sido un bombazo, y no sólo porque se celebra en Gallardolandia. La invitación es un pequeño pergamino rojo metido en un joyero y envuelto en una caja roja ideal; el dresscode de la cena es de rigurosa etiqueta: ellos con esmoquin y ellas de largo. Y entre los invitados ilustres, no faltó la Infanta Elena, con un espectacular vestido rojo y mantón de manila turquesa.

Vestidas de Hannibal Laguna fueron Paz Vega –que llegó directamente de Los Angeles con Orson Salazar-, Dafne Fernández, Vanessa Romero, Juncal Rivero, Paloma Lago, Marta Robles, Cristina Piaget, Priscila de Gustin y Cuca Solana, la directora de la Pasarela Cibeles, ¡perdón, Madrid Fashion Week!

En la misma gala, Telva entregó el Premio al mejor diseñador extranjero nada menos que a Albert Elbaz para Lanvin. La elección no puede ser más acertada, no hay más que pasarse por Chapeau para ver los fabulosos vestidos de la firma. Prueba de que es el diseñador del momento es que al menos media docena de invitadas a la boda del año, la del hijo de super Nati Abascal, iban de Lanvin. Los mejores Lanvin, los de Rosario Domech –la mujer del Juli- y María García de la Rasilla.

Poco valenciano por allí, al menos lo que nos dejaron ver las cámaras de Hola, a excepción de nuestro glamouroso diestro Enrique Ponce con su mujer Palomita Cuevas, monísima de la muerte como siempre.

Que Hannibal Laguna comparta premio con Lanvin es lo más de lo más, es como si Hanna Montana le pidiese a cualquiera de nuestras hijas ser su amiga en twitter.

Si algo tienen en común Laguna y Lanvin es que sus vestidos son hipermegalujosos, ideales para una noche de fiesta y glamour. Eso sí, Laguna es más racial y voluptuoso, más Mediterráneo y seductor, mientras que Lanvin es más sobrio y sofisticado, más parisino.

Un valenciano, Hannibal Laguna, recibe en Madrid el Premio Telva al mejor diseñador y un madrileño recibe en Valencia la Aguja de Oro del Gremio de Sastres y Modistas. La semana pasada, el Gremio de Sastres y Modistas le ha regalado un buen homenaje a Elio Berhanyer, que nació en Córdoba pero es más madrileño que Fran Alvarez, el marido de Belén Esteban, que es chulo y castizo hasta decir basta.

Berhanyer recibió en Valencia un homenaje con mayúsculas: Valentín Herráiz le entregó el Premio Aguja Brillante, lo nombró socio de honor del Gremio de Sastres y Modistas, y hasta le organizó un desfile y cena benéfica en el hotel Las Arenas a beneficio de la Fundación Nuevo Futuro. Vamos, que se fue más emocionado que Moratinos del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Nota: esta semana también inauguró tienda de de ropa infantil Rubio Kids la firma de Hortensia Maeso, la mujer del heredero de las caligrafías que nos mandaban las monjas y que está haciendolo francamente bien. Es la segunda tienda que abre, ha desfilado en Cibeles, ha diseñado vestuario para una peli… vamos, un crack.

sábado, 30 de octubre de 2010

Gira, mira, pega y ¡pam! qué bueno es el tenis

La vida va pasando y ya han vuelto a abrir el Ágora para celebrar el segundo Open de Tenis de Valencia. No estoy tan segura como para apostarme mi fondo de armario, pero creo que en las últimas cincuenta y una semanas, ese fastuoso edificio ha servido para más o menos nada. En fin, cosas de la vida que va pasando sin que nos demos cuenta.
El año pasado el Open tuvo cierto morbo, porque la mitad de nuestros dirigentes políticos estaban puestos en tela de juicio –acordaos del bueno de Ricardo Costa abriendo todos los informativos y postulándose como el icono del pijoterio mundial-, y tenía su aquel ir a ver quién se dejaba caer por allí. Y allá que fueron ellos, a ver los partidos y a departir entre sonrisas y copas de cava los unos con los otros. Muchos creíamos que algo tendría que cambiar en los próximos meses, pero nada cambió y todo sigue igual, o mejor dicho, nadie cambió y todos siguen ahí. Bueno, sí que ha cambiado algo, y es que este año ya no tenemos en tela de juicio a la mitad de nuestros políticos, tenemos a las tres cuartas partes…, pero todo sigue igual.
Durante toda esta semana habrá partidos y el domingo que viene la gran final, y me apuesto, ahora sí, mi fondo de armario a que lo más granado de nuestra clase política se dejará caer por allí, con sus coches oficiales, sus trajes caros y sus copas de cava, a brindar y a platicar como si nada hubiese pasado.
¡Uff!, qué seria me estoy poniendo, cualquiera diría que estoy enfadada, cuando lo mío es hablar de lo monos que van los tenistas y lo hiper-mega-pija que es la ropa que se suelen poner.
Yo de deportes y de política sé más o menos lo mismo que Belén Esteban del comportamiento de la materia en los agujeros negros. Lo que sé es que si tuviese quince años, antes iría a hacer cola para pedirle un autógrafo a un tenista que a un concursante de Gran Hermano. Así es que voy a sacar lo mejor de mi armario y quizás esta semana me deje caer por El Ágora, a ver si consigo que mi mirada se cruce un par de veces seguidas con la de Feliciano López o la de David Ferrer.
Si vas, que sea con invitación vip, ossea, la Gold ticket, que te permite no sólo ver el partido en primera fila de la pista del Agora -¡ay, que emoción!- sino que además te da acceso al Open Club en el Museo Príncipe Felipe –uff, la de usos que puede llegar a tener un museo…-. Allí puedes comer en el restaurante oficial, al que sólo entras con tu pase vip, y puedes probar los arrocitos que prepara Paco Morales, el chef del hotel de Juan Carlos Ferrero en Bocairent. Desde luego, superar al restaurante del año pasado lo tiene bastante fácil, porque vaya patata de menús. ¡Sé de más de uno que se fue sin probar bocado!
Si no tienes amigos políticos o patrocinadores que te consigan una invitación vip –hija pobre- siempre puedes comprar tu entrada monda y lironda y conformarte con cotillear en el “Fun park”, la zona de ocio y comercial a la que todo el mundo puede acceder gratuitamente (que poco atractivo suena eso…) o en el “Village”, ubicado entre la pista 1 y la pista central del Agora. Allí puedes pasar por los stands y llevarte una revista –imprescindible el último número de Showroom, la revista de Hello, con un editorial de moda inspirado en el tenis- o una bolsa con publicidad que tirarás en cuanto llegues a casa, pero bueno, el caso es llevarse algo.
La jornada de ayer no tuvo demasiadas emociones, salvo ver al torero Óscar Higares y los tenistas David Ferrer y Daniel Gimeno jugando al tenis por una buena causa: apoyar a una fundación que promueve el deporte frente al sedentarismo.
Hablando de sedentarismo, entre partido y partido, lo ideal es tomarse algo en Amstel Lounge, una cervecería ubicada junto al lago diseñada por Nacho Moscardó y con música de la buena. El Amstel Lounge es parte de una campaña de publicidad buenísima que compara distintas competiciones internacionales con la valenciana, para concluir que la nuestra “mola más”. Dí que sí, que aquí somos lo más de lo más en todo.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Vuelve el hombre

La tienda valenciana de El Caballo ha cambiado de dueño. Se ha despedido del ya legendario Luis Bodes, para echarse en brazos de otro clásico de nuestro comercio: Edgar Betoret. En la presentación estuvo Muñoz Escassi… ¡¡¡vuelve el hombre de pelo en pecho!!!

Tras unos años de dominio absoluto del hombre añiñado y megamoderno, con vaquero caído, palestina y tupé (¡cuánto daño ha hecho Kortajarena, me decía el fotógrafo Gerardo Ortiz¡) parece que se pone de moda el hombre de hechuras clásicas, seductor, machote y muy español. Mira, yo me alegro, la verdad. Te alegra mucho la vida ver a Cayetano Ribera Ordóñez en las marquesinas de las paradas de autobús como imagen de Loewe, ¡¡¡qué guapo es este chico!!!

La fama de Alvaro Escassi le viene más como conquistador de bellezones- Vicki Martín Berrocal, Lara Dibildos, Mireia Caralda, la ex de Eto…- que como estrella de la equitación. Vamos, que debe haber ganado más dinero en Supervivientes o en “I love Escassi” que en competiciones de salto internacional.

Dicen en Edbe, la empresa de Edgar Betoret que se ha quedado con la franquicia de El Caballo en Valencia, y que piensa abrir más en Madrid, que Muñoz Escassi representa el perfil de público más joven, cosmopolita e internacional al que se dirige la marca. “El estilo de El Caballo encaja muy bien con mi forma de vestir que yo definiría como sport urbano con reminiscencias de mi tierra, Sevilla. Y como amante de la equitación me encanta ver a las mujeres elegantes, vestidas con ese toque de folclore inspirado en la

artesanía andaluza”, dijo en la presentación.

Escasi llegó a la tienda puntual por la mañana, posó para los fotógrafos con las modelos valencianas Sara de Antonio y Paula Dolcet y después atendió a los periodistas por turnos, como si estuviera promocionando una peli de estreno. En esto, Muñoz Escassi es la antítesis de Cayetano Martínez de Irujo, al que se le tuerce el morro cada vez que ve a un fotógrafo, pobre.

Luego, en el cóctel de la tarde, y haciendo gala a su fama de conquistador, repartió besos por doquier y coqueteó con toda mujer de entre 15 y 70 años que se le puso a tiro. El cóctel, como no podía ser de otra forma, fue con jamoncito del bueno y vino tinto. ¡Ole que sí! Allí estuvieron como anfitriones Edgar Betoret y Cristina de Salazar, Blanca Crespi que es imagen de la firma en Valencia, con su madre Laura Fitera y su tía Blanca Fitera; la presidenta del Palau Mayrén Beneyto; el notario Rafael Gómez-Ferrer con Mª José Navarro; Cuchita Lluch, Amparo López, Carolina Gil, Esther Barrera, Ángela Valero de Palma, Andrea Villafañé y Carmen Romero; la bloguera Macarena Gea; Ángela Plá y Maite Sebastiá, de la revista Tendencias, Marta López, Carmina Durán, de la agencia de modelos... Vamos, todo Valencia.

La semana pasada también estuvo en Valencia el Alcalde de Dallas, Tom Leppert. Firmó un acuerdo con Rita Barberá para que ambas ciudades se relacionasen más (¡chicas, viajecito a Dallas ya mismo!) y la Alcaldesa dijo en el Salón de Cristal que el espíritu emprendedor y creativo de los valencianos ya está presente ya en Dallas “a través de la moda de la empresaria valenciana Marta de Diego, presidenta del Comité de Amigos Valencia-Dallas”. Marta tiene una vinculación muy especial con la ciudad de Dallas y con la Consul de España en Dallas Janet Kafka, tanto que hasta dos de sus vestidos están expuestos en el Museo Fashion Main de la ciudad, junto a piezas del mismísimo Balenciaga. Después de la recepción hubo cena el Palacio de Cervelló. Allí estuvieron Belen Juste, Carmen Alborch, Mairen Beneyto, Alberto Catala, Santiago Grisolia, Casilda Moret, los pintores Vicente Colom y Antonio de Felipe, el joyero Vicente Gracia.

La semana que viene tenemos otra Y hablando de maestros de la aguja. El Gremio de Sastres y Modistas con Valentín Herráiz al frente, entregará la semana que viene el Premio Aguja Brillante al gran Elio Berhanyer. Es de agradecer en los tiempos que corren que un premio se entregue a alguien con méritos para recibirlo. Benhayer es caballero de la costura que ha vestido a las grandes damas de la alta sociedad española y hasta actrices de la talla de Ava Gardner y Cyd Charisse. Un clásico.

viernes, 15 de octubre de 2010

Por tu cara bonita

Los años van pasando inmisericordes y ya estamos otra vez mirándonos al espejo y viendo como el verano ha vuelto a pasar factura a la fina piel de nuestro cutis. De pronto ves en televisión a una mujer madura, tirando a mayor, y cuando descubres que tiene uno o dos años menos que tú, te sientes morir. Recuerdas entonces aquel nefasto día en el que aquella niña te llamó señora en la cola del supermercado; y piensas en tu madre cuanto tenía tu edad y en lo mayor que la veías. Y en fin, que te pongas como te pongas ya tienes más años que periodistas hay en la puerta de Belén Esteban.

Es entonces cuando se te pasa por la cabeza que quizás tu cara bonita, que ya no es tan bonita, necesita unos arreglos. Porque claro, en primavera y verano, con adelgazar cinco o seis kilos ya te quedas contenta, pero ahora las cartucheras se notan menos y por tanto su escasez también pasa más desapercibida. Así es que antes de que la depresión vital se apodere de todo tu ser y te deje postrada en el sofá, comiendo chocolate, y rogándole al cielo que tu marido no se ponga cariñoso, decides que quizás la solución esté en darte un tratamiento facial: un botox por aquí, un acido hialurónico por allá y un láser para quitar las manchas que el exceso de sol te ha dejado como regalito.

Lo malo es que algunas cosas no tienen arreglo, porque el remedio puede ser peor que la enfermedad. Esos morros exagerados que tanto proliferan últimamente acabarán siendo, si no lo son ya, la antítesis del glamour y del buen gusto, con el agravante de que no hay marcha atrás, como tampoco la hay en los estiramientos exagerados o el botox metido a toneladas.

Y es que en esto, como en todo, hay una diferencia clara entre el trabajo bien hecho y la patata pilonga. Como dice Úrsula Sopena, que de esto sabe más que Sálvame de Luxe de sacarle partido a la Esteban, el objetivo es que la gente te diga “qué mona te veo” y no que te pregunte qué te ha hecho en la cara. Úrsula recomienda, para esta época del año, dos tratamientos infalibles: el láser y las infiltraciones. El láser es perfecto para quitar las manchitas que salen con el sol y las infiltraciones de ácido hialurónico y vitaminas rehidratan la piel y le dan una luz espectacular.

En fin, que lo que toca es levantarse del sofá, tirar las chocolatinas, y ponerse manos a la obra, para empezar a desfilar por las inauguraciones de tiendas y cafeterías, desatando la envidia de más de una con tu nueva “cara bonita”. Esta semana, sin ir más lejos hay varias citas que se prestan a ello.

El miércoles, Laura Gallego inaugura su nueva de una cafetería-panadería Belgravia, un local monísimo en Sorní 15 con un concepto parecido a Le pain Quotidien o Harina: pan recién hecho, bollería casera, mermeladas ecológicas… ideal para el desayuno de los domingos, meriendas, el te con las amigas o la comida informal.

Y el próximo jueves, fiesta de reapertura de la nueva tienda de El Caballo. Es decir, nueva, nueva, no es, porque ya lleva años abierta en Cirilo Amorós, con Alvaro Muñoz Escassi como maestro de ceremonias (muy propio para una tienda con logo de herraje) y las modelos valencianas Sara de Antonio y Paula Dolcet paseando los diseños de la colección de otoño-invierno 2010-2011 diseñada por Nicolás Vaudelet.

Para las que sigan depres y necesitan algo dulce, una sugerencia, la cafetería Cupcake Valencia, que acaba de abrir Olga Leston Grau. Es un local pequeño y coquetón en la calle la Paz 36, pero una vez dentro te vuelves loca con los dulces: cookies, brownies, muffins, galletas decoradas, tartas forradas, ¡todas ideales!

La semana pasada también inauguró temporada el Lounge del restaurante Bamboo del Mercado de Colón, una idea de Nuna –Nuria Pérez y Natalia Segrelles- que ha convertido la antesala del restaurante en un afterwork megapijo, con mesas color fucsia, luces de led y decoración con ramitas retorcidas en fucsia, ¡todo muy pop! Perfecto para el cóctel de las 8 de la tarde tras una agotadora tarde de compras…

miércoles, 13 de octubre de 2010

El pijoterío llega al mundo de los cumpleaños

¡¡Atención, mamás de Valencia, un peligro se cierne sobre nuestras tarjetas de crédito!!: la hija de Carolina Herrera ha abierto una de sus tiendas Baby Deli en Conde Salvatierra. Es un sitio donde se celebran cumpleaños de niños y como la pongamos de moda, cada año nos vamos a gastar un ojo de la cara en la fiestecita de marras, que hasta ahora solventábamos con un sándwiches de jamón, queso y chorizo en una de esas parques llenos de bolas y toboganes hinchables.

Por cada amiguito del niño pagaremos quince euros y otros diez por la mamá o papá que le acompañe. A eso añádele la tarta, noventa euros, porque hay una más barata, pero si vas, vas, y no es cuestión de poner en evidencia a tu niña comprándole un bizcocho con chocolate mondo y lirondo, que allí vale veintiocho eurines.

Supongamos que el sitio se pone de moda, y alé, allá que te vas cada vez que uno de tus hijos cumple años, y a poco que lleve quince amigos con sus respectivos padres, la fiesta te cuesta medio vestido de Prada, el otro medio te lo gastas en la ropa que le pones a tu niño, la de su hermano, la tuya. Total, que porque a la hija de Carolina Herrera y cuatro amigas hipermegapijas les dio un día por montar una empresa, tú te has quedado sin vestido de Prada este año… ¡con lo bien que estaban ellas tomando cafés en Madrid y sin hacerle daño a nadie!

Ahora bien, en honor a la verdad hay que decir que estas cinco mujeres – Carolina Herrera, Tatiana Orelle, Stacy Knoell, Eliza Arcaya y Claudia Olivares- saben hacer las cosas bien. Las tiendas tienen mogollón de éxito en Madrid y Bilbao, y es que son una monada. Hay que ver el huertecito del patio interior, las estanterías con juguetes educativos, la ropa con tejidos ecológicos y hasta las bolsas reciclables ideales de la muerte, por no hablar del mostrador lleno de muffins, galletas de avena, chuches eco y zumos de todo tipo.

Además, Baby Deli organiza clases para pequeños artistas, teatro, creación y reciclaje, Pilates para papás y mamás, cocina para niños, grupos de inglés y estimulación temprana. Y en los cumples, tu hijo se volverá loco eligiendo entre uno de los temas de la fiesta: agente secreto, hawaiana, príncipes y princesas, escuela de magos, aventura de exploradores o fiesta spa. Y mientras tu niño se disfraza, tú podrás tomar un café con sándwiches de jamón serrano con paté eco de aceituna negra y alcachofa con un té frío o café. Vamos, que a partir de ahora, las fiestas de cumpleaños de tus niños serán un acontecimiento social más en tu agenda y no esas tardes interminables en un parque de bolas.

Eso sí, olvídate de tu vestido de Prada. Y eso que este año igual hasta llegaba a las rebajas. Una dependienta me decía hace poco que Valencia está dormida, que la gente compra lo justo y aprovecha la ropa y zapatos de otras temporadas. ¡Uff, qué tristeza! Y fíjate que no paran de abrir tiendas: El Caballo ha renovado el interior por completo y dentro de dos semanas celebra fiesta de reapertura por todo lo alto. La franquicia la montó Luís Bodes y era la que más vendía en toda España, pero ahora vuelve a ser de la firma sevillana. La semana pasada también inauguró tienda el fabricante equipos de sonido e imagen Loewe (se llama como la tienda de ropa de lujo, pero no tiene nada que ver) en la Gran Vía Marqués del Turia.

Y en Jorge Juan acaba de abrir espacio la marca de turrones 1880. Su intención es que tomemos turrón no sólo en diciembre, sino en cualquier época del año, acompañando un té o café. Veremos si lo consiguen…

lunes, 4 de octubre de 2010

BUSINESS IS BUSINESS

En todo acto social siempre hay un plasta que acaba hablando de negocios. Claro que no es lo mismo si el colega se dedica a diseñar moda o a organizar viajes glamorosos que si vende latas de berberechos.


Los chicos del Moddos, el club fundado por Iván Martínez-Colomer, han cumplido un año y en su aniversario nos aclararon que no son un club de niños pijos desfaenados, sino un “plataforma de marketing relacional”, es decir; un grupo de gente que se reúne para hacer vida social y al mismo tiempo utilizar esos contactos en su vida profesional. Vamos, que si estás más colgada que un fuet y tienes un negocio próspero o ganas de medrar profesionalmente, debes asociarte y así, entre partidas de golf, cócteles y catas de vino, haces negocios. Los americanos, que le ponen nombre a todo, le llaman a eso networking.


Suena bien, pero igual no vale para todos los negocios, porque claro no es lo mismo hacer networking si te dedicas a decorar casas o a importar champán, entonces puedes hacer mucho bussiness, pero si te dedicas a desatascar fosas sépticas o tienes una funeraria a ver qué puñetas de networking vas a hacer en una cena de gala un viernes por la noche. Imagínate allí, en el restaurante de turno tomando Möet y todos hablando de sus negocios, mientras tú quedas sola en un rincón, con una sonrisa artificial y mirándote las uñas a ver si se te ha quedado algún resto de la última tubería que has desatascado.


Pero bueno, el caso es que a los de Moddos les está yendo bien y ya tienen mil socios y más de 50 empresas. Han abierto en Madrid y están a punto de hacerlo en Barcelona, Sevilla, Mallorca y hasta el Milán.


Probablemente, el éxito del Club radica en que habla claro y no esconde que el objetivo es, además de pasarlo bien y compartir aficiones, crear relaciones provechosas entre los miembros. En una fiesta siempre acabas hablando de trabajo, decía uno de los socios. Business are business!


Aún así, mezclar la vida social y profesional da un poco de pereza. ¡Con lo divertido que es hablar de modelitos y del último cóctel milagroso para rejuvenecer unos años! Precisamente esta semana, tuvimos una de esas ocasiones para hablar de frivolidades sin más pretensión que pasar un buen rato. Fue el viernes por la noche, en el desfile de Javier y Javier en el Corte Inglés de la Avenida de Francia. Resulta que ese centro ha firmado un acuerdo con la Asociación Dimova y cada diseñador dispone durante unos meses de un corner en la sección de moda de en la primera planta. Ahora mismo, el corner lo ocupa Javier Villajos.


Hay que ir y probarse uno de sus modelitos. Los vestidos de cóctel años cincuenta son ideales, por no hablar de los trench estampados de algodón, los vestidos de gasa y los abrigos con retales de lo más gamberros, como Moschino en sus mejores tiempos. La ropa de Javier y Javier no es barata porque los tejidos son buenos y la confección es de primera; a cambio, aguanta bien temporada tras temporada porque el patronaje es clásico y los estampados no pasan de moda. Vamos, que entre el público había gente con modelitos de hace diez años ¡y si no te lo dicen no te lo crees!


Total, después del desfile vino el cóctel en la terraza de El Corte Inglés. Entre los invitados, la doctora Valentina Tarantunska, Luís Gascó, Mireia Albalat, viuda de Monforte, Carla Barrera, Dolores Cortés, y mucha clienta de Javier toda la vida.


El viernes por la noche también inauguró temporada el pub Mosquito, que acaba de asociarse con Llebeig, un bar de pijitos de la Alameda. Llebeig se ha quedado con la barra de dentro de Mosquito, y cuando cierra a la 1:30 de la madrugada, manda a sus clientes a Mosquito, donde pincha Manuel Minguez música de los ochenta y mucho funky. Por allí se dejó ver Cuchita Lluch, Alvaro Muñoz Escasi con su nueva novia valenciana, una niña jovencita que fue camarera de mosquito, Trinuca Larraz, Lourdes Reyna y Tano López Llobet, pieza fundamental de la fusión entre Mosquito y El Llebbet.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Para ver a los buenos hay que ir a Madrid

Dolores Cortés, Elisa Palomino, Francis Montesinos, Hannibal Laguna, Antonio Alvarado...todos en la Pasrarela Cibeles. Ninguno de ellos desfila en la Pasarela de Valencia… ¡qué cosas!

Pero en fin, corramos un tupido velo que en la Pasarela de Valencia hay mucha política y eso cosa muy seria, tan seria que hasta Belén Esteban parece dispuesta a presentarse a las elecciones.

El caso es que con la moda pasa un poco como con los toros: un torero no es figura hasta que no triunfa en las Ventas y un diseñador no es uno de los grandes hasta que no desfila en Cibeles.

Pues bien, este año la representación valenciana en Madrid ha sido de lo más nutrida: Dolores Cortés, que ya es veterana en estas lides, llegó después de desfilar en Miami con una colección de baño alegre, enérgica y sexy para el verano que viene. Color y estampados a tutiplén, como Francis Montesinos, que este año ha dedicado su colección a Ibiza, a la Ibiza más hippy con sus vestidos blancos y tejidos ligeros y estampados. El de Hannibal Laguna fue en su línea de siempre, con unos vestidos de fiesta que lucirán en la alfombra roja actrices como Paz Vega.

Quien no faltó al desfile de Dolores Cortés fue la modelo valenciana Mayte de la Iglesia, que acaba de sacar una mini colección de ropa con Women’secret. La firma seleccionó a cuatro blogueras españolas (¡¡¡dos son valencianas!!!) y les ofreció diseñar un look de lencería y corsetería, cuyas ventas se destinarían a la ONG que cada una escogiera. La minicolección de Mayte de la Iglesia es romántica y coquetona, como ella, y la recaudación irá para una ONG India. La otra valenciana, Carla Fuentes, una jovencísima ilustradora, ha diseñado unas camisetas ideales y la recaudación irá a la Casa de la Caridad de Valencia.

Bueno, y la sorpresa de este año en Cibeles ha sido el desfile de Elisa Palomino, otra valenciana que ha trabajado para Moschino, Dior, Cavalli… es vicepresidenta de Diane Von Fustemberg y acaba de desfilar en Nueva York con una colección años veinte que quita el hipo.

Total, que con tanta figura valenciana en las grandes pasarelas, puede que cualquiera de nosotras se vea un día con una invitación para ir a un desfile serio. Y entonces llega la sempiterna pregunta, ¿hija, qué me pongo? Porque claro, una no está preparada para algo así, allí codeándose con tanta fashion people, modelos altísimas y monísimas; peluqueros, maquilladores, estilistas y demás hombres con look y poses exageradamente afeminadas que parecen examinar hasta el tono del color de tus mechas.

Pues lo suyo es echar una ojeada al blog de Anna dello Russo, la editora de moda del Vogue japonés y dueña de un fondo de armario que ocupa un apartamento entero. Anna da los siguientes consejos: no mezclar distintos tonos de negro en zapatos, ropa o complementos, ya que cada material refleja el color de diferente forma; no llevar tejidos baratos o zapatos sucios porque los desfiles suelen ser por la mañana y la luz del sol deja a la vista todos los defectos de la ropa; usar poco maquillaje; jamás de los jamases llevar paraguas aunque llueva; vestir ropa de noche durante el día, no llevar bolsos grandes y si hay que elegir entre un buen zapato o un buen bolso, siempre un buen zapato con una pedicura perfecta; poco maquillaje si el desfile es matinal.

Doña Leti, que se acercó el viernes a la pasarela, siguió los consejos a pies juntillas: pantalón blanco, blusa rosa, poco maquillaje y taconazos. Ella, como es princesa y tiene chófer y guardaespaldas, puede dejarse el paraguas en casa, pero para el resto, vestir para un desfile en un día de tormenta es más complicado que ver mona a Belén Esteban, por no hablar del gasto inútil en peluquería.

Por cierto, para leer la edición nipona de Vogue no hace falta ir a Tokio. Tono Sanmartín siempre tiene el último ejemplar en su peluquería, y no es porque tenga clientas japonesas, no, es que para los amantes de la moda, el Vogue Nipón es una de las mejores ediciones de Vogue, incluso mejor que la italiana o la parisina. Que no se entienda el texto, es lo de menos, lo importante son las fotos, como en Hola.

jueves, 16 de septiembre de 2010

¡Queremos una noche loca de shopping!

A partir de cierta edad, la noche deja de ser lo que fue; salir de copas da más pereza que ver las fotos de la boda de una amiga; los bares y discotecas dejan de ser lugares interesantes donde encontrar sentido a tu vida, para convertirse en antros ensordecedores donde tu vestido hiper-mono se carga de malos olores. Así es que poco a poco, sin darte cuenta, te recluyes en casa y rezas lo que sepas para que a nadie se le ocurra proponerte un plan nocturno del que no tengas excusa para escapar.

Las chicas de Vogue, que a la hora de hacer caja son más listas que el mismísimo Dinio, se han inventado la Fashion Night Out, una noche para salir de compras que se celebra en las ciudades más fashion del mundo mundial: Londres, París, Nueva York, Milán, Madrid… El plan sólo es comparable con el de aquellas noches en las que sabías que te ibas a encontrar con tu último fichaje del que ya te habían dicho que estaba por la labor de hacerte caso: empezabas a ponerte mona a las siete de la tarde, te tomabas dos copas para desinhibirte un poco, y allá que te ibas más contenta que la dependienta de Hermés cuando ve entrar por la puerta a un millonetis con una chica veinte años más joven que él. Ahora, como no hay fichaje que valga porque tu marido está más fichado que una estrella del fútbol a los treinta y cinco años, pues el superplan de la noche es cargar de euros la tarjeta de crédito y salir de compras.

Por desgracia, Vogue no celebra la Fashion Night Out en Valencia. Con lo divertido que sería quedar con tus amigas para ir de tiendas a las 10 de la noche, mientras tu marido se queda en casa con los niños; y tú, ale, a cotillear las colecciones nuevas sin prisas, probarte ropa mientras tomas una copa de champagne y hasta comprar con descuentos en plena temporada… ¡voy a montar una plataforma en defensa de la Fashion Night Out Valenciana!

Claro que no necesitamos a Vogue para nada. ¡¡¡Vamos Rita, tú puedes!!! Si te lo propones, puedes montar un sarao parecido y con mucho más glamour que el de Madrid. La zona Gold (en Madrid Ortega y Gasset) sería la Plaza del Patriarca y Poeta Querol; la chic, Jorge Juan, Cirilo Amorós y Mercado de Colón, y la Boho, es decir, la bohemia, el Barrio del Carmen. Rita, vamos, danos una noche loca de shopping, pero si te decides, que no sea el mes de septiembre; mejor octubre o noviembre, que ya habremos ahorrado un poco y como aquí los inviernos son suaves, el frío no sería un obstáculo para salir a la calle.

Mientras tanto, seguiremos dejando pasar las noches y los años, sabiendo que muy de vez cuando, nos propondrán un plan nocturno que valga la pena. Por ejemplo una buena fiesta de cumpleaños, en una casa con jardín, sin música estridente; sin veinteañeras ni veinteañeros hipermonos que sólo nos sirven para recordar que hubo tiempo pasado en el que las noches eran otra cosa.

Uno de esas ocasiones fue anteanoche, en la fiesta de cumpleaños de Cuchita Lluch, una sociality valenciana imprescindible en cualquier fiesta, que tan pronto está en la Academia de Gastronomía, como de jurado de la Fallera Mayor. La fiesta fue en la casa familiar en Náquera, con un catering ideal, barbacoa, música (pinchó Manolo Mínguez), invitados, jardín, todo ideal de la muerte. Sólo ver la invitación, ya sabías que la fiesta prometía: una tarjeta con 45 flores de colores que decía “mis primeras 45 primaveras que quiero celebrar contigo…”

Uff, para fiestas la que está preparando el Club Moddos por su primer aniversario. Será el 1 de octubre y el dresscode es… ¡tachán, tachán! ¡¡¡¡¡James Bond!!!!! Me encanta, es una forma de pedirte que vistas con elegancia, ellos con traje y ellas de noche, pero sin caer en la coentor de las fiestas marbellís. La invitación de moddos también es una monada: una escena de la peli con el irresistible Sean Connery tomando un vodka con martini y debajo la frase: “No pienses, deja sólo que ocurra”.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El letargo de los ricos

Perdido entre La Font de la Figuera y Ontinyent, discurre el valle dels Alforins; uno de esos valles bucólicos, cubierto por girasoles y viñedos en el que hasta las moscas parecen animalitos encantadores que juguetean entre mis pies atraídas por el dulce olor del esmalte de mis uñas: ¡que ideales estos animalitos, otrora moscas pegajosas, pero aquí alegres pajarillos!
Aquí estoy yo, en el Valle dels Alforins, siguiendo mi periplo veraniego en busca de los rincones de nuestra geografía en los que descansan las más conspicuas familias valencianas. Mientras desayuno en el Mas de Monserrat tostadas de pan horneado por el propio mesonero, diviso en lontananza más de una casona en la que probablemente anda desperezándose alguna niña bien envuelta en sábanas de hilo y camisones de algodón, mientras la nurse se pelea con los niños para que tomen el desayuno.

En Fontanrs dels Alforins, como en Jávea, los veraneantes valencianos y alicantinos presumen de ser de aquí de toda la vida, y hay quien llega a datar sus ancestros del valle en la mismísima revolución francesa: ¡Toma ya!, eso es abolengo y lo demás tonterías.

En cualquier caso, lo cierto es que familias como los Puigmoltó, Dupy de Lôme, Garrigues, Trenor, Prats, Serratosa y demás tienen casas centenarias en este valle. Dicen por aquí que el inicio del esplendor del valle data de cuando el Conde de Torrefiel, un Puigmoltó, alegró más de una noche a la mismísima Isabel II y, claro quieras que no, eso da caché, que no es cualquier cosa codearse con quien protagonizó semejante azaña, porque la vieja Isabel sería muy reina, pero las virtudes por debajo de su corona eran pocas tirando a ninguna. La Reina agradeció los servicios prestados al Conde ampliando su finca. Y hoy, la vieja casona se ha reconvertido en una sala para bodas, banquetes y comuniones.

Pero no es esa la única finca solariega. En una de las dos carreteras que une Fontanars con Ontinyent, yerguen hermosas y poderosas decenas de casas solariegas rodeadas de viñedos y girasoles. Más de una pertenece a la familia de los Serratosa: Pepe Serratosa, el viejo patriarca, se enamoró de esas tierras y compró una finca a cada uno de sus muchos vástagos.

Pero ojo, chicas, no vengáis aquí buscando una alternativa a la vida social javeanense porque aquí cada uno se lo monta en su casa, con sus amigos, que dicho sea de paso, suelen ser primos y hermanos porque están todos emparentados: los Puigmoltó con los Dupuy, que a su vez emparentaron con los Caturla, que a su vez, emparentaron con los Serratosa. Vamos que todo pitiminí tiene un pariente pitiminá.

Así es que, descartada la posibilidad de integrarte en la vida social dels Alforins, que sólo conseguirías camelándote al hijo de uno de los condes, marqueses o vizcondes, no te queda otra que conformarte con dormir en el Mas de Monserrat y cenar en Casa Julio –una estrella Michelín- con la gente del pueblo.

Eso y la visita a una bodega es lo más cerca que los mundanos de a pie podemos estar de la vida social dels Alforins. Lo de las bodegas tiene su aquel. Aquí, como en otras zonas de Valencia, las uvas se vendían a la cooperativa y de allí se llevaban a Dios sabe qué bodega. Pero eso dejó de ser rentable y quedaron dos opciones: arrancar viñedo y plantar girasoles o montarse una bodega y hacer vinos de cierta calidad, de esos que llaman de autor y te cuesta encontrar en las cartas de los restaurantes más allá de Contreras.

Jesús Terrés, que de esto sabe más que la Pantoja de coplas, me dice que hay un grupo de bodegueros encabezados por Daniel Belda, Pablo Calatayud y Rafa Cambra, que están recuperando la tradición de producir vino, pero esta vez de calidad. Ahí están los vinazos de Les Alcusses, Torrevellisca, Celler del Roure…

En definitiva, que Fontanars tiene mucho más abolengo que Jávea pero es mucho más aburrido. Aquí no hay forma de codearse con la gente bien; ni cenas, ni copas, ni baños ni na de na. Ante la frustración sólo queda el sempiterno bálsamo de las compras, que forzosamente ha de ser de vinos y demás exquisiteces. Daniel Belda tiene una de las mejores vinotecas de la zona. Allí puedes encontrar no sólo vino, sino también aceite de autor y el tomate frito estilo Kiki, que es lo más sabroso que madres han parido en el mundo del tomate frito.

Bueno, chicas, os dejo, que el final del verano llegó y los ricos y yo nos volvemos a casa.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ni chicha ni llimoná

Septiembre es un mes fatal. Ahí está, el muy canalla, sin nada bueno que ofrecer: ni frio ni calor. El verano que se acaba, la rutina que vuelve, los madrugones, los niños que ya no hay quien les aguante en casa, no hay rebajas, la ropa de verano te aburre y la de invierno todavía no se puede poner. En fin, un mes que ni chicha ni llimoná.

Menos mal que este año nos esperaba, nada más llegar, un par de eventos que suavizaron la entrada en la cotidianeidad: la exposición de los premios de Moda de Telva y nuestra cita bianual con la Semana de la Moda de Valencia, perdón la Valencia Fashion Week –ta tocat o ta fet aire-.

Lo del ponerle en nombre en inglés ha debido de ser para darle un aire más internacional, claro que del extranjero no ha venido ningún diseñador, a no ser que consideremos extranjeros a un gallego, José Castro, un catalán Joaquím Verdú, y una cordobesa, Juana Martín. Entre los valencianos, como siempre, el más promocionado el hijo del director del evento: Alex Vidal Junior que está presente en las oraciones de más de un diseñador valenciano, a ver si con la ayuda de los dioses este chico consigue despuntar y hacerse un hueco en la moda internacional. Si eso ocurriese, todos darían por bien invertido tanto esfuerzo y dinero. Por lo pronto los dioses han hecho oídos sordos porque su colección ha sido como el mes de septiembre: ni chicha ni llimoná, y los flases se han fijado mucho más en José Castro –un gallego que ha trabajado con Alexander Mcqueen para Givenchy y en la firma Desigual- y Juan Vidal, ese sí un joven de Alcoy con un futuro brillante.

Para evento internacional, el de Telva con sus Premios T, que han recibido diseñadores como Giorgio Armani, Stefano Pilati, Diane Von Furstenberg, Jean Paul Gaultier y que este año han ido para Hannibal Laguna y Albert Elbaz (Lanvin). Precisamente esta semana se inauguró en el IVAM una exposición con la historia de los Premios, con un cóctel ideal de la muerte. Allí estaban las hermanas Fitera, hiper mega glamurosas con las elegantes Mayrén Beneyto y Carmen Topete –qué catering tan exquisito preparó-, Carmen Alborch, delgadísima y minifaldera; la Consellera de Cultura Trini Miró; Virginia Vivó, de Mon Comunicación, Josevi Plaza, de Contexto, Angela Valero de Palma, Rocío Bacharach, Esther Barrera, la hermana estilosa del torero; José Luís Avilés, de Bulgari, que se casó este sábado con su novia Reme; los diseñadores Miquel Suay y Ramón Gurillo. El director de marketing de El Mundo, Marcos de la Fuente -¡qué guapo y estiloso es este hombre- y todo el equipo de la revista Telva. Faltó Mª Angeles Miguel, super atareada con su nueva responsabilidad al frente de Salvatore Ferragamo, que abrió el día 1 en Poeta Querol, ¡ay, qué ganas tengo de ver la tienda!

La vuelta a Valencia está llena de sorpresas de shooping: Maje se ha trasladado de la calle Universidad al Mercado de Colón, ocupando el local de Imaginarium; Nanos ha reformado la tienda ¡ha quedado monísima! Además, en Sorní ha abierto Claude Pierlot, firma del mismo grupo que Comptoir des Cotonniers y Sandro. ¡Qué estilosa es la ropa francesa! Bueno, bueno, y más noticias, en noviembre abrirá COS, la línea pija de H&M, equivalente al Uterqüe de Zara, en el local de Jorge Juan que ocupaba Bañón.
Además, han llegado ya todas las colecciones de invierno que son de morirse: las de las inglesas Stella MacCartney y Phoebe Philo, para Celine, por no hablar de la de Prada, con sus rebecas enormes de ochos o la trenca azul marino de Lanvin… uff, qué ropa tan chula y qué fácil de llevar: vestidos de punto, parkas de estilo militar, suéters para combinar con todo, abriguitos de corte recto y vestidos sesenteros. Dice Pilar Puchades de Chapeau, que las colecciones este año son muy ponibles porque con la crisis, los diseñadores van a lo seguro, es decir, a lo que se vende; y se venden los básicos que duran varias temporadas. Vamos, la excusa perfecta para recuperar viejos trapos del armario y ponértelos, así como quien no, con aire de que vas a la última… Alguna ventaja tenía que tener este mes y esta puñetera crisis.

viernes, 3 de septiembre de 2010

¡Los milagros existen!

Nada chicas, está visto que más allá de Denia y Javea apenas hay vida social veraniega entre la gente chic de Valencia. Tras una semana Benidorm, me perdí unos días por Altea, pero na de na: mucho extranjero, mucha mansión, mucho hiper-mega-yate en Campomanes, pero pocas caras conocidas.

Altea tiene, eso sí, algunos de los hoteles más fisnos en los que reponer las ojeras de tanta fiesta javeanense. Allí está el Villa Gadea, el Altea Hills –en la misma urbanización donde veranea Bertín Osborne- y, lo más de lo más, el Sha Wellness Clinic, que es como Lourdes, pero en versión luxury. Te quitan años, arrugas, estrés, quilos, el tabaco, la celulitis… ¡vamos, un milagro! No me extraña que Naomi Campbell, Kylie Minogue, Alejandro Sanz, Elsa Pataky y hasta la Reina de Qatar con todo su séquito se hayan dejado caer por allí.

El Sha Wellness Clinic está escondido en una urbanización perdida de El Albir, muy cerca de Benidorm, pero alejada del mundanal ruido. En Sha ni se fuma, ni se bebe, ni se come carne, ni picantes, ni alimentos poco saludables. Uff, chicas, menos mal que hay un placer que no está prohibido…

El hotel sigue los principios de la dieta macrobiótica, la misma que profesan Madonna Gwyneth Paltrow, Julia Roberts. Afortunadamente, en el restaurante apenas te das cuenta de que estás comiendo algas, porque de eso se encarga el chef Pablo Montoro, llegado directamente de El Bulli. ¡El mejor coulant de chocolate que he probado en mi vida, y eso que está elaborado sin azúcar, el alimento más pecaminoso para la dieta zen!

El Sha Wellness es un proyecto personal de Alejandro Bataller Parietti, un conocido promotor de Altea, que había sufrido durante años problemas de salud. Después de visitar a numerosos especialistas, un amigo le recomendó un médico macrobiótico, quien le recetó un tratamiento basado únicamente en la dieta. Antes de cumplir un mes con la nueva alimentación, habían desaparecido todos los síntomas que le acompañaron durante 30 años. Así nació la idea de crear una clínica en Valencia, donde no sólo se aplican estas terapias, sino que ofrecen análisis genéticos, medicina antiedad y tratamientos de estética y programas de adelgazamiento y antiestrés.

Alejandro Bataller Pineda, hijo del fundador del hotel y responsable de marketing –además de guapísimo, estiloso y encantador-, sigue la dieta macrobiótica a rajatabla. El día que lo conocí, tomaba un zumo de remolacha, nabo, apio y no sé cuántos vegetales más, gracias al cual han desaparecido sus migrañas. Uff, no sé si será por la dieta macrobiótica, pero la tranquilidad zen que desprende este chico ya la quisieran los contertulios de Sálvame de Luxe, ¡menudo patio de marujas alteradas!

El Sha también tiene un toque de glamour. Sonadas son sus fiestas de inauguración del verano y la noche humanitaria contra el cáncer, donde actuó Manu Tenorio y asistió como madrina Agatha Ruíz de la Prada, además de Beatriz d’Orléans y un montón de invitados de lo más granado de la sociedad. La última fiesta del verano será el 28 de agosto, con desfile de moda y joyería, cena-cóctel y la actuación en directo de la cantante neoyorquina Michelle McCain.

Lástima que ese día coincida con las fiestas de Fontanars dels Alforins; ¿qué es eso?, un pueblo, perdido en las montañas alicantinas, donde se esconden en verano más de una familia bien de toda la vida. Y es la última oportunidad que tengo de encontrar a los más influyentes valencianos, ¡así es que tengo que ir!

Los de Fontanars y los de Javea son como Jesulín y Belén Esteban: uno discreto y siempre escondido, la otra provocativa y necesitada de protagonismo. Si quienes vienen a Javea lo anuncian a bombo y platillo para que toda Valencia sepa que ellos son los elegidos, quienes van a Fontanars se ocultan como la Pantoja cuando va a la playa, porque no quieren que nadie conozca su paraíso.

Aunque la verdad es que cuesta lo suyo abandonar la costa alicantina para perderte entre rocas y algarrobos; el cambio es algo así como salir de Malibú para perderte en La Pedrera de la Alquería Blanca… Ya os contaré.

martes, 31 de agosto de 2010

¡Andreiiiiita, cómete el pollo!

Llego a Benidorm directamente desde Javea, con mi bolsa de playa de Telva monísima de la muerte. De entrada por poco me da un patatús, es como salir de la tienda de Prada y entrar en Kiabi. ¡Uff!, ¡cuánta gente sin camiseta!; ¡cuanta tienda de chancletas de plástico!, ¿Qué es esto?, ¿dónde me he metido? Benidorm parece una mezcla entre Las Vegas y Tijuana: tiendas de baratijas, hoteles con estética de Los Bingueros, bares con la carta en cuatro idiomas, confecciones Puri y souvenirs de flamenca ¡uff, uff, uff!

Para muchos, Benidorm es exactamente lo opuesto a Javea; es más, los javeanenses no pueden entender porqué los de Benidorm siguen veraneando en Benidorm. “Fíjate que tengo amigos cultos, viajados y con posibles y cada agosto vuelven a su apartamento de Benidorm y se bañan en la playa de poniente. ¿Cómo puede ser?” - Me decía un javeanense desconcertado.

De entrada, y por mucho que se empeñen los de Javea, las playas de fina arena de la playa de Poniente no admiten comparación con esas de roca en las que te dejas los pies cada vez que entras o sales del agua.

Tono Sanmartín, el peluquero de las familias bien valencianas, veranea en Benidorm desde hace años, en uno de los muchos edificios que ha construido aquí la familia Murcia-Puchades la misma que ha dado algunos de los afamados otorrinos de toda Valencia. Tono me cuenta que la playa en forma de concha de Benidorm es de lo mejorcito de España: “Hace años, los médicos recomendaban los baños en esta playa porque es muy rica en yodo, de hecho, te da un color de bronceado distinto. ¡Ya quisiera Marbella tener una playa como esta!” –dice Tono. Familias como los Sáez Merino o Miguel Barceló, el suegro de Zaplana, son fieles a Benidorm.

Quizás pase con Benidorm, lo mismo que con Cullera o Puebla de Farnals, que lo critican quienes no están allí. Dejando a un lado el urbanismo, Benidorm y Cullera tienen dos de las mejores playas de la Península, quizás por ello fueron las primeras víctimas del ladrillo.

Dicen también por aquí, que estas torres elevadísimas puede que sean antiestéticas, pero que dan menos sensación de agobio que las colmenas de adosados y bungalows. Es más, según los urbanistas, Benidorm es un proyecto más moderno que el de la construcción horizontal porque consume menos territorio y permite más zonas comunes. Sea como sea, lo cierto es que el metro cuadrado en primera línea de playa de Benidorm se cotiza a 7.000 euros, lo mismo que en la mejor zona de Miami. Vamos, que con lo que vale un apartamento en la playa de Levante te compras tres en el Portichol.

Benidorm fue precursor de la democratización del lujo mucho antes de que se empezase a hablar de que todos teníamos derecho a un Vuitton. En los años cuarenta, cuando no existían las vacaciones remuneradas, sólo los ricos veraneaban en sus chalets; el boom turístico y los apartamentitos permitieron a los trabajadores ingleses, alemanes y madrileños disfrutar de una de las mejores playas del Mediterráneo.

Todos caben en Benidorm: Mª Jesús y su acordeón, que sigue actuando cada noche en la cafetería Arenas, Leire Pajín y Belén Esteban –“Andreita cómete el pollo”-, que pasa sus aquí los veranos con su hija y es super fan de Benidorm (se rumorea que hasta quiere ser alcaldesa), el abuelo taxista de Doña Leti y también David Lladró, que para algo preside Terra Mítica (aunque veranea en Javea, osea).

Uno de los restaurantes más famosos de Benidorm es el Corral del Pollo, especializado en pollo a la brasa. Por 11 eurines te sacan un pollo asado con leña de encina de chuparse los dedos. ¡Ya podría haber aprendido la receta Isabel Pantoja!

Los restaurantes de nivel están en La Nucía y en la playa de poniente, junto al Hotel Bali, en la cala de Benidorm, donde tienen el chalet los Zaplana. Allí está el Ulia, por donde se deja ver casi todo el poder político local. Otro imprescindible es I Fratelli, especializado en comida italiana. No si al final Benidorm va a ser todo un descubrimiento. Seguiré contando…