¡Menuda fiesta organizó Alex Vidal en su tienda de Hernán Cortes! El motivo: presentar la nueva colección de ropa y complementos de Dior, que Alex tiene en exclusiva en Valencia desde esta temporada. Lo de Dior con Alex Vidal era una alianza previsible y natural. La ropa de Dior, diseñada por Galliano, es perfecta para la mujer que viste en Alex Vidal, que no es la misma, por poner un ejemplo, que la que viste en Chapeau. Si a la de Alex Vidal le gustan los trajes chaqueta sexys, marcando talle, con tacones y bolso lady, la que viste en Chapeau prefiere las bailarinas, los vestiditos sueltos y el bolso grande y práctico. Nada que ver la una con la otra. Vamos, que Dior pega bien con el resto de las firmas de Alex Vidal, como Valentino, Blumarine, Cavalli, Ralph Lauren. Y, al revés, desentona bastante con Marni o Miu-Miu, por seguir con el ejemplo. A las ricas rusas les chifla Dior. A las pijas neoyorquinas, Prada. La mujer Dior es clásica y aristocrática; la otra, moderna y chic. Llevado al extremo, una pecaría de cursi y la otra de fashion victim. Pero vamos, no es el caso.
Fíjate como son las cosas, que Chapeau ya se trajo la colección de Dior hace varias temporadas, pero no convenció a su público, que busca ropa más juvenil y con otro rollo. Tanto es así, que se la dejaron. Después, Alex Vidal empezó con los complementos de Dior, y ahora ha conseguido también la colección completa de prêt-à-porter. En la tienda de Alex, Dior estará como en su propia casa. A sus clientas les gustará el estilo Dior, que recuerda un poco al de Lady Di de sus últimos años, -¡pobrecita, qué final tan trágico!-, con vestidos que se ajustan al talle, muy femeninos y sastres sofisticados.
Total, que Alex Vidal estaba tan contento con tener Dior en su tienda, que quiso celebrarlo por todo lo alto. Los de Dior también estaban por la labor, por eso se vino un equipo desde París para poner la tienda a punto y vestirla de arriba a abajo con la imagen de Dior. En la fachada, una pantalla proyectaba desfiles de la firma francesa; la planta baja estaba casi toda panelada con imágenes de la colección y en el primer piso, donde Alex tiene la zona de alta costura, además de los paneles dispusieron tres o cuatro mesas coquetas con las clásicas sillas Luis XVI que tanto admiraba Christian Dior. Resultado: parecía que estabas en la mismísima tienda de Dior en la Avenue Montaigne. Hasta las cerillas con las que encendieron las velas decorativas eran de Dior (ni que decir tiene que acabaron en el bolso de alguna respetable invitada, pero no digo más).
Lo de las sillas con mesita camilla era tan tentador que más de una se sentó a cotillear de esto y de lo otro. Mientras, los camareros llenaban las copas de champagne francés e iban pasando bandejas del catering de El Alto de Colón. Buenísimo todo, la verdad: sushi, espuma de huevas de salmón y patata, bolitas doradas de foie, jamoncito del bueno (¡¡¡¡sí, sí, sí!!!!) y algunas exquisiteces más, como las bolitas de queso con remolacha o los crujientes de morcillita. Umm. Por la tienda fueron pasando amigos y conocidos: Josep Lozano, contando novedades de la Pasarela Cibeles; Mara Calabuig, que se fue del grupo en cuanto empezamos a hablar del Comité de selección de la Semana de la Moda de Valencia (hizo bien, porque menudo temita); Javier Calvo, saludando a Blanca Fitera, (¡ay que monos sus tacones art decó de Prada!), Cuchita Lluch con sus pendientes de Vicente Gracia y hasta la Alcaldesa Rita Barberá y Mayrén Beneyto (en la foto con Vidal), que no se dejan ver en cualquier evento así porque sí, posaron para la foto. Mayrén, tan puesta en moda, llevaba un sastre. De Dior, claro.
Fíjate como son las cosas, que Chapeau ya se trajo la colección de Dior hace varias temporadas, pero no convenció a su público, que busca ropa más juvenil y con otro rollo. Tanto es así, que se la dejaron. Después, Alex Vidal empezó con los complementos de Dior, y ahora ha conseguido también la colección completa de prêt-à-porter. En la tienda de Alex, Dior estará como en su propia casa. A sus clientas les gustará el estilo Dior, que recuerda un poco al de Lady Di de sus últimos años, -¡pobrecita, qué final tan trágico!-, con vestidos que se ajustan al talle, muy femeninos y sastres sofisticados.
Total, que Alex Vidal estaba tan contento con tener Dior en su tienda, que quiso celebrarlo por todo lo alto. Los de Dior también estaban por la labor, por eso se vino un equipo desde París para poner la tienda a punto y vestirla de arriba a abajo con la imagen de Dior. En la fachada, una pantalla proyectaba desfiles de la firma francesa; la planta baja estaba casi toda panelada con imágenes de la colección y en el primer piso, donde Alex tiene la zona de alta costura, además de los paneles dispusieron tres o cuatro mesas coquetas con las clásicas sillas Luis XVI que tanto admiraba Christian Dior. Resultado: parecía que estabas en la mismísima tienda de Dior en la Avenue Montaigne. Hasta las cerillas con las que encendieron las velas decorativas eran de Dior (ni que decir tiene que acabaron en el bolso de alguna respetable invitada, pero no digo más).