La mundanidad no goza de muy buena fama. Los mundanos suelen
ser calificados de frívolos y vividores, contraponiéndose a los hombres más espirituales
y alejados de los placeres terrenales, de carácter superior. Sin embargo, la
mundanidad es todo un arte. Saber disfrutar de una comida, de un buen puro, ser
divertido, tener conversación y dominar el escenario de la vida social es todo
un oficio. Hay una película italiana que refleja bien este perfil mundano. Se
llama La Gran Belleza y está protagonizada por un periodista de 64 años, Jep
Gambardella, el rey de la vida social en Roma, un entorno algo decadente con
aristócratas arruinados, intelectuales descreídos y políticos corruptos. La
película comienza con una confesión del protagonista: “Cuando llegué a Roma, a
los 26 años, me precipité muy pronto en lo que podría llamarse ‘la espiral de
la mundanidad’. Yo no quería ser simplemente un mundano. Quería convertirme en
el rey de los mundanos.”

El casino de agricultura también podría ser uno de los
escenarios de la película La Gran Belleza. Entras en el casino y parece que
estás en otra época y perteneces a una de esas familias que no tenían que
trabajar para vivir. El Casino celebró esta semana su asamblea general antes de
vacaciones. Estuvo su presidente Manuel Sánchez Luengo, Mario Mariner Monleón,
Juan Valero de Palma Manglano, Carlos de Vargas y Gómez Pantoja y toda la
directiva.
El casino es uno de los pocos templos que quedan de las
buenas costumbres. Allí no se cuela nadie con chancletas o bermudas. A Mayrén
Beneyto o Blanca Fitera tampoco es fácil pillarlas en un renuncio. Siempre van
estupendas, da igual que sea para comprar el pan o tomar el aperitivo en el Mercado
de Colón. Allí se encontraron hace unos días y las dos iban tan estilosas de
negro que inmortalizaron el momento con una foto que sacó Yolanda Fitera. El
Mercado de Colón es la segunda casa de Ángela Valero de Palma, que queda allí
con amigas tan estilosas como Teté García.
