La gente bien de verdad, la de apellidos ilustres y rancias fortunas, practica la vela, el esquí y la hípica. El golf y el tenis es más para advenedizos a la jet, lo de los coches de carreras para nuevos ricos y lo de las motos para macarras con pasta.
Godella, que siempre ha sido punto de ocio y encuentro para gente fisna, tiene desde ayer un club de hípica en el que ya han puesto sus lindas botas gente tan principal como Cayetano Martínez de Irujo -¿por qué nunca sonríe este hombre-, Luis Astolfi, el ex de la Infanta Elena. También estuvo José Bono Rodríguez, el hijo de “ejque” Bono también conocido por ser el Presidente del Congreso.
Entre los competidores, Sergio Álvarez que es el novio de Marta Ortega, la hija de Amancio y por tanto heredera del imperio Zara. A la chica, que además de riquísima es mona y estilosa, le gustan los caballos tanto como los bolsos de Hermés. Tanto que su padre le montó en Arteixo un pedazo de club de hípica que es el mejor de toda España… cosas de ricos. Dicen algunos que ayer ella también estuvo en Godella viendo saltar al dueño de su corazoncito, pero yo no la vi y eso que la busqué como si fuese último vestido de Prada sobre la faz de la tierra.
Y buscándola, buscándola di con mis tacones en una tienda de botas…: “Son las que lleva Cayetano y Marta Ortega y todos los campeones”, me dijo Ricardo Mora, el distribuidor en España. Las botas son italianas, se llaman Parlante y sólo se hacen por encargo. Cuestan 750 euros, pero son absolutamente artesanales: te toman las medidas, eliges modelo y piel y las encargan directamente en Roma. Ocho semanas después, te envían a casa tus flamantes botas y aseguran que te duran años ¡quiero unas ya! Además, yo no sé si será por las botas, los pantalones de montar o las chaquetas tan elegantes, pero el traje de equitación resulta de lo más favorecedor….
Ayer también corrió el rumor de que vendría la Infanta Elena, pero ella no vino, de eso sí estoy segura, que una Infanta no pasa por Godella sin que nadie se entere. Sí que estuviero los alcaldes de Godella y Bétera y la consellera de Cultura, Trini Miró, que además ofició de maestra de ceremonias y entregó un casco de amazona a Charo, una de las más jóvenes del Club valenciano. Charo dio por inaugurado el Club con el primer salto oficial del picadero. Junto a la Consellera, estuvo el presidente de la Federación de Hípica española, Javier Revuelta, casado con la modelo Mar Saura y que dijo hace poco en una entrevista que la hípica no es un deporte de lujo ni para señoritos: quizás tenga razón así es que voy a comprar un caballo para mis niños, total ¿qué son doce o quince mil eurines que es lo que cuesta un caballo del montón bajo?. Luego haremos un apartadito de mil o dos mil eurines más al mes para la manutención, las clases, el veterinario, las botas, los viajes para competir, el remolque, los equipos… En fin, lo normal; y si alguno de ellos despunta, sacaremos uno o dos millones de euros para comprar un caballo digno de relincharle al de Cayetano.
Después de las palabras de unos y de otros, el cóctel con jamoncito, foi y champagne y un poco más de jamoncito, vino otra competición de salto, que podías ver cómodamente sentada en una terracita tomando el sol, mientras veías saltar a Cayetano y al novio de la hija del dueño de Zara. Uff, desde luego, después de la Copa América y la Fórmula 1, a mí esto del concurso de salto de hípica me encanta. Es lo que le faltaba a Valencia para tener un toque aristócrata y pijo. Y todavía hay más, porque en junio habrá un campeonato internacional de nivel en la Ciudad de las Artes y las Ciencias ¡Ahí seguro que veo a Marta!
Entre los competidores, Sergio Álvarez que es el novio de Marta Ortega, la hija de Amancio y por tanto heredera del imperio Zara. A la chica, que además de riquísima es mona y estilosa, le gustan los caballos tanto como los bolsos de Hermés. Tanto que su padre le montó en Arteixo un pedazo de club de hípica que es el mejor de toda España… cosas de ricos. Dicen algunos que ayer ella también estuvo en Godella viendo saltar al dueño de su corazoncito, pero yo no la vi y eso que la busqué como si fuese último vestido de Prada sobre la faz de la tierra.
Y buscándola, buscándola di con mis tacones en una tienda de botas…: “Son las que lleva Cayetano y Marta Ortega y todos los campeones”, me dijo Ricardo Mora, el distribuidor en España. Las botas son italianas, se llaman Parlante y sólo se hacen por encargo. Cuestan 750 euros, pero son absolutamente artesanales: te toman las medidas, eliges modelo y piel y las encargan directamente en Roma. Ocho semanas después, te envían a casa tus flamantes botas y aseguran que te duran años ¡quiero unas ya! Además, yo no sé si será por las botas, los pantalones de montar o las chaquetas tan elegantes, pero el traje de equitación resulta de lo más favorecedor….
Ayer también corrió el rumor de que vendría la Infanta Elena, pero ella no vino, de eso sí estoy segura, que una Infanta no pasa por Godella sin que nadie se entere. Sí que estuviero los alcaldes de Godella y Bétera y la consellera de Cultura, Trini Miró, que además ofició de maestra de ceremonias y entregó un casco de amazona a Charo, una de las más jóvenes del Club valenciano. Charo dio por inaugurado el Club con el primer salto oficial del picadero. Junto a la Consellera, estuvo el presidente de la Federación de Hípica española, Javier Revuelta, casado con la modelo Mar Saura y que dijo hace poco en una entrevista que la hípica no es un deporte de lujo ni para señoritos: quizás tenga razón así es que voy a comprar un caballo para mis niños, total ¿qué son doce o quince mil eurines que es lo que cuesta un caballo del montón bajo?. Luego haremos un apartadito de mil o dos mil eurines más al mes para la manutención, las clases, el veterinario, las botas, los viajes para competir, el remolque, los equipos… En fin, lo normal; y si alguno de ellos despunta, sacaremos uno o dos millones de euros para comprar un caballo digno de relincharle al de Cayetano.
Después de las palabras de unos y de otros, el cóctel con jamoncito, foi y champagne y un poco más de jamoncito, vino otra competición de salto, que podías ver cómodamente sentada en una terracita tomando el sol, mientras veías saltar a Cayetano y al novio de la hija del dueño de Zara. Uff, desde luego, después de la Copa América y la Fórmula 1, a mí esto del concurso de salto de hípica me encanta. Es lo que le faltaba a Valencia para tener un toque aristócrata y pijo. Y todavía hay más, porque en junio habrá un campeonato internacional de nivel en la Ciudad de las Artes y las Ciencias ¡Ahí seguro que veo a Marta!