La próxima Copa América no se celebrará en Valencia. Cuando los políticos dejan de hablar de un tema es que no pinta bien. Y de la Copa América, ultimamente, nadie decía esta boca es mía. Los suizos prometen que Valencia estará siempre en primera posición, dicen que nos quieren mucho, pero luego empiezan con excusas: que si la Corte Suprema de Nueva York les obliga a celebrar la Copa en agosto, coincidirá con la Fórmula 1, y si les olbligara en enero, haría mucho frío en Valencia. Pamplinas. Con lo bien que se ha portado con ellos esta ciudad, yo creo que al final han resultado ser unos prepotentes, han demostrado que Valencia les importaba lo que a Belén Esteban el universo aristotélico.
La Fórmula 1 no será lo mismo, qué va. En agosto una no está para ir a la Avenida de Francia con cuarenta grados a la sombra, ¡qué horror!. Agosto es para estar en Javea o en las Islas Mauricio, como poco. Además, con tanto calor, no hay maquillaje que resista, por no hablar de los brillos en la cara, que son lo peor. La Copa América era otra cosa, te permitía un look marinero perfecto para esta época del año. Pero, ¿qué te pones para estar sentada en una grada o en un palco en Valencia y en agosto? Poco glamour, eso seguro.
El año pasado por estas fechas, Valencia parecía Saint Tropez. No había noche sin fiesta con litros de Moët, modelitos de pasarela y esmoquines a tutiplén. ¡Ay, que tiempos, cuánto glamour! Teníamos tanta vida social, que una amiga se lamentaba de que no le quedaban fechas para celebrar un aniversario. Este año, sin la regata más pija del mundo mundial, las agendas están más vacías que una peletería en verano.¡Qué contraste! Menos mal que la revista Tendencias VLC celebra este jueves su fiesta de verano en la terraza de L'Umbracle. El año pasado también la celebró, pero pasó desapercibida entre tanto evento; esta vez, a falta de otras citas, tiene pinta de convertirse la fiesta del verano. Me han contado que van a llenar la terraza de flores y la firma Kiehl's repartirá bolsitas con el lip Balm y su creme de corps y algunas sorpresas más. La última fiesta había que vestir de azul. Esta vez, el dresscode indica flores.
Total, que aquí me tienen, buscando desesperadamente un vestido de flores. Ley de Murphy: si no lo buscara, encontraría uno en cada tienda. Pero a estas alturas del verano, en plena época de rebajas, no hay forma de conseguir una pieza concreta. Porque claro, no sólo es encontrar un vestido de flores, sino que además, tiene que sentarte de maravilla. Descartados los largos, que no favorecen nada a las bajitas (aunque me he enterado de que la directora de la revista sí va a ir de largo pero claro, ella es alta y llevará taconazo); los muy escotados, que hasta que no estás bien morena no favorecen; los de seda, porque en verano pasarían más tiempo en la tintorería que en casa…
Tengo un problema, vamos, que no se qué ponerme el jueves .¿Y si me planto un floripondio en la cabeza como de flamenca? La invitación dice flores pero no concreta ni cuántas ni dónde. También puedo llevar el pelo recogido con un pañuelo de flores o un collar de flores tipo hawaiana, ¡uff, eso causaría sensación!. Bueno, de aquí al jueves, hay tiempo para ver un par de tiendas más. ¡Ahora que me acuerdo! Con un traje chaqueta de flores Liberty iba Rita Barberá cuando firmó el contrato con Bertarelli para la Copa América hace uno año. ¡Ay, que pena más grande!
La Fórmula 1 no será lo mismo, qué va. En agosto una no está para ir a la Avenida de Francia con cuarenta grados a la sombra, ¡qué horror!. Agosto es para estar en Javea o en las Islas Mauricio, como poco. Además, con tanto calor, no hay maquillaje que resista, por no hablar de los brillos en la cara, que son lo peor. La Copa América era otra cosa, te permitía un look marinero perfecto para esta época del año. Pero, ¿qué te pones para estar sentada en una grada o en un palco en Valencia y en agosto? Poco glamour, eso seguro.
El año pasado por estas fechas, Valencia parecía Saint Tropez. No había noche sin fiesta con litros de Moët, modelitos de pasarela y esmoquines a tutiplén. ¡Ay, que tiempos, cuánto glamour! Teníamos tanta vida social, que una amiga se lamentaba de que no le quedaban fechas para celebrar un aniversario. Este año, sin la regata más pija del mundo mundial, las agendas están más vacías que una peletería en verano.¡Qué contraste! Menos mal que la revista Tendencias VLC celebra este jueves su fiesta de verano en la terraza de L'Umbracle. El año pasado también la celebró, pero pasó desapercibida entre tanto evento; esta vez, a falta de otras citas, tiene pinta de convertirse la fiesta del verano. Me han contado que van a llenar la terraza de flores y la firma Kiehl's repartirá bolsitas con el lip Balm y su creme de corps y algunas sorpresas más. La última fiesta había que vestir de azul. Esta vez, el dresscode indica flores.
Total, que aquí me tienen, buscando desesperadamente un vestido de flores. Ley de Murphy: si no lo buscara, encontraría uno en cada tienda. Pero a estas alturas del verano, en plena época de rebajas, no hay forma de conseguir una pieza concreta. Porque claro, no sólo es encontrar un vestido de flores, sino que además, tiene que sentarte de maravilla. Descartados los largos, que no favorecen nada a las bajitas (aunque me he enterado de que la directora de la revista sí va a ir de largo pero claro, ella es alta y llevará taconazo); los muy escotados, que hasta que no estás bien morena no favorecen; los de seda, porque en verano pasarían más tiempo en la tintorería que en casa…
Tengo un problema, vamos, que no se qué ponerme el jueves .¿Y si me planto un floripondio en la cabeza como de flamenca? La invitación dice flores pero no concreta ni cuántas ni dónde. También puedo llevar el pelo recogido con un pañuelo de flores o un collar de flores tipo hawaiana, ¡uff, eso causaría sensación!. Bueno, de aquí al jueves, hay tiempo para ver un par de tiendas más. ¡Ahora que me acuerdo! Con un traje chaqueta de flores Liberty iba Rita Barberá cuando firmó el contrato con Bertarelli para la Copa América hace uno año. ¡Ay, que pena más grande!