Las fiestas de fin de año van cambiando a lo largo de una
vida. De niña son una juerga casera cuyo principal aliciente es acostarse
tarde. En la adolescencia, son un reclamo independentista de la joven mujer que
exige ser dueña de su vida. A los veinte, una lotería; si aciertas con la fiesta
y encuentras a un tío interesante, la noche será un éxito. Si no lo encuentras,
en el mejor de los casos, será divertida. Y lo peor, si quien lo encuentra es
tu amiga y tú no, será mejor olvidarla. En la treintena, ya con hijos, vestirte
de fiesta parece una maldición y estás deseando que tu pequeño tenga sueño para
irte a la cama en cuanto acabas de tomar las uvas. Y así llega el año en que
tus retoños se van solos a la hípica y te reencuentras con tus vestidos de
lentejuelas y con la cintura desdibujada de tu Pepe que ha perdido
definitivamente la noción del ritmo a la hora de bailar.
El estilista Alex Jordán cree que la fiesta de fin de año es
de las pocas en las que se puede cometer algún exceso, tanto en la ropa como en
los complementos. Para peinar a María Cosín se inspiró en Grace Kelly, “una
belleza elegante y clásica que he actualizado con una onda más despeinada y rota
para dar un aire más fresco y un maquillaje suave que se funda con la piel.”
El vestido de María es de su diseñadora favorita, Marta de
Diego. “He jugado con dos texturas distintas en la falda y el cuerpo para
conseguir un estilismo joven, fácil de llevar en un equipaje, ¡nos movemos
mucho estas fiestas!. El cuerpo es de moaré de seda y la falda de cashmere y
seda teñida a tono, sujeta en un nudo y con gran abertura”, explica Marta.
Rafa Moreno también cree que la noche de fin de año hay que
derrochar glamour. “A Elisa Escorihuela la he caracterizado como una actriz de
cine clásico, acorde con el vestido. El maquillaje es de los años cuarenta:
mucha pestaña, piel blanca, ojo puntiagudo y un labio rojo realzando toda la
belleza de su piel pecosa.” El vestido es de Isabel Sanchís, de crepe con corte
delante y con un tirante de plumas degradadas y bordado con piedras en cristal,
plata y negro.
El diseñador Alejandro Resta eligió para Lucía Asensio uno
de sus vestidos de su colección de alta costura. “Diseñado para brindar
elegancia, quería volver aquellos años donde la grandes divas del cine llegaban
a un evento y dejaban perplejos a los asistentes. Es un vestido infinito, de
tela fluida como la organza de seda plisada en color rosa empolvado que resalta
su pelo oscuro. Lleva un gran escote que termina en un fajín con una lazada en cintura que ayuda a
resaltar su figura”, cuenta Resta. El peinado es de Tono Sanmartín, un recogido
“con formas entrelazadas de nudos, dejando mechones en forma de algas cuidadosamente
despeinados y sueltos”.
¿Y los chicos? La fórmula de Alfredo Esteve es intemporal: esmoquin negro con algunas mínimas
variaciones, camisa blanca y pajarita para los más clásicos y camiseta, camisa
o suéter negro para los más modernos.