El resto de los mundanos tenemos que estar contentos, de lo contrario seremos tachados de acomplejados que no vemos más allá de las fallas y las paellas. Así es que nos calzaremos unas deportivas y nos dispondremos a andar tres cuartos de hora para sentarnos en una grada donde acabaremos viendo la carrera por una pantalla gigante y torrándonos bajo un sol de justicia. Mientras, quienes desde el principio vieron el valor del evento, llegarán en coches oficiales a pie de grada y verán la carrera tomando champán y dejándose dar masajes entre acelerones y frenadas.
Para los mundanos -¡¡qué contentos estamos de que se celebre aquí la carrera!!- acceder al puerto es más complicado que colarse en un desfile de Prada. La dársena está vallada y cerrada a cal y canto. Para cruzar el dichoso circuito tienes que pasar por lo menostres controles de seguridad y si no llevas acreditación, ya te puedes dar media vuelta. Hija, no sé, tanto control, tanto control, que al final se quedan los cuatro de ricos desiempre más aburridos que una ostra.
Mira que con la Copa América pasaba lo mismo, se quejaban de que los valencianos no nos integrábamos pero luego hacían fiestas a las que sólo iban ellos y donde sólo se hablaba inglés.
De todas las fiestas del fin de semana, las mejores se celebraron el viernes: la gala oficial de Valmor en el Hotel Las Arenas y la que organizó Mariano García en el pantalán de los megayates. La oficial fue una cena de gala por todo lo alto. Allí estuvo Rita Barberá con Bernie Ecclestone, los pilotos Alonso, Schummacher, Alguersuari, Marc Gene, de la Rosa, el presidente de Valmor, Fernando Roig, Jorge Martínez “Aspar”, la consellera Belén Juste, que cada día está más estupenda, y la duquesita Eugenia Martínez deIrujo, que cada día lo está menos, pobrecita. Por allí se dejó ver todo Valencia, Vicente Boluda, Fernando y Alfonso Pascual, Silvia Escola y Pablo Serratosa, Juan Carlos Gomez Pantoja; el presidente del Puerto Rafael Aznar, el de Bancaja, José Luís Olivas, el concejal Cristóbal Grau, Fernandode Rosa, José Ramón García Fuster… Pusieron algo (poco) de colorín Paola Dominguín y Carla Pereira, más o menos conocida por su noviazgo con JoaquínCortes, y Pedro y Begoña Trapote.
La fiesta oficial era la fiesta del stablisment: de los que mandan de verdad en Valencia, de los que nunca criticarán nada, de los que encontrarían la forma de justificar que en menos de 17 días perdiésemos el Miguelete y la Lonja, y aún saldrían diciendo que eso es bueno para los valencianos.
Al mismo tiempo, en la dársena de los megayates, Mariano García montó una fiesta para un centenar de ricos que habían recorrido en barco medio mundo para ver la carrera. Para llegar, había que subirse a una lancha motora en el Veles e Vents y cruzar por mar hasta el pantalán en forma de T.
Una vez allí, Mariano y Paloma Maldonado crearon un ambiente tan chic que parecía que estabas en Saint Tropez o en la mismísima Montecarlo, con Carolina deMónaco y sus churumbeles: a un lado el megayate del indio, Vijay Mallya, dueñode la escudería Force India, y justo detrás el Clipper Stad Amsterdam, un barco que parece salido de “Piratas del Caribe”, propiedad del Ayuntamiento de Amsterdam y de la empresa Randstad, y que fue reconstruido con obra social en Holanda. Un pocomás humilde, el barco del equipo español Hispania, donde acaban de entrar MiguelBoyer, Fefé y Alberto Cortina. Ah, bueno, y el Ivanhoe de Mariano García, un precioso barco clásico de madera construido en Suecia en 1938.
Sólo faltó el ForceBlue de Briatore, confiscado por la policía en Mónaco por fraude fiscal, ¡uff, uff, uff!