
Fíjate lo que pasó en la fiesta de Tendencias VLC. El dress code pedía vestir de negro y oro, pero se podían contar con los dedos los que iban así. Para qué molestarse en pedir que vayan de cóctel si luego una se pone un vestido hippie con sandalias del dedito; otra un palabra de honor ochenteno y megasandalias de taconazo y otra se planta en la fiesta con vaqueros y camiseta, sin más complemento que la melena al viento. ¡Ay, cualquier intento por poner orden en el caos es inútil!
El protocolo no está hecho para el verano. En Valencia, a punto de entrar en agosto, y con más de cuarenta grados a la sombra, las normas, la etiqueta y hasta las buenas maneras, se van perdiendo poco a poco. Nos vamos asilvestrando, como los niños después de un mes sin cole.
En la eterna batalla entre lo apolíneo –la disciplina, el autocontrol, la dieta, la gimnasia, lo comedido…- y lo dionisiaco –los excesos, los cubatas, baile hasta las mil, las fiestas, la celulitis, el desaliño y las chancletas…- el verano es terreno para lo segundo.
Frente a la prueba del bikini, también puedes tomar dos caminos: o te machacas el cuerpo con gimnasia, pilates, tratamientos y anticelulíticos o pierdes la vergüenza y te plantas el biquini pasando de la celulitis y de los kilos. La primera opción exige sacrificio, una importante inversión de dinero, y mucha fuerza de voluntad para decir no a la cervecita, a los calamares rebozados y a las tapas de chiringuito. Lucir tipazo pasa por ser austera, exigente, tener mucho autocontrol y comer tan poco como un monje tibetano. La otra vía, la de la cervecita y la fritanga y la de a vivir que son dos días, es más divertida, exige menos sacrificio y probablemente sea la más cómoda. ¡Gordita pero feliz!
Y entre cerveza y cerveza y ausencia de protocolo, van pasando las fiestas del verano. Esta semana se celebraron las últimas. A partir de ahora, Valencia se quedará más vacía que una pasarela entre desfile y desfile. Las fiestas se irán a Javea, Denia o Ibiza.
Una de las últimas fue la que celebró la Semana de la Moda de Valencia en L’Umbracle. Entre los invitados, mucha gente del mundillo, entre diseñadores, periodistas, modelos y amigos. Como novedad, se presentó un avance de las colecciones que se presentarán en septiembre.
Por cierto, que precisamente esta semana se anunció que los diseñadores Francis Montesinos, Hannibal Laguna y Presen Rodríguez entraban a formar parte de la nueva junta directiva de Dimova, la Asociación de Diseñadores de Moda de la Comunidad Valenciana. Hace unos meses, habían abandonado la asociación Alex Vidal (el anterior presidente), Noelia Navarro, Tonuca y Alejandro Sáez de la Torre. La nueva junta directiva, en la que continúan Dolores Cortés como presidenta, Higinio Mateu, Martín Pérez Ripoll, Miquel Suay y Javier Roca, quiere consolidar a Dimova como interlocutor del sector de la moda valenciana. En los últimos meses, se han incorporado Presen Rodríguez, Pepe Botella, Les Mains, José Zambrano, Pepe Guerrero y Manuel Espuch. Entre los diseñadores valencianos, hay mucho tomate, pero con tanto calor da pereza meterse en esas entretelas.
Y hablando de Montesinos, hasta el 22 de agosto estará abierta en la Nau de Sagunt la exposición Hombres en falda. Se pueden ver hasta 120 modelos de falda masculina, desde prendas de vestuario de la danza o el ballet, como la falda que usó Nureyev en el ballet La sylphide o la que lució Nacho Duato en Mediterranea. Además, se pueden ver variantes de la falda masculina, como el kilt escocés o irlandés, el traje de los derviches turcos o egipcios y los pareos étnicos de Asia, África o Pacífico. El pareo también es para el verano: cómodo, fresquito y desaliñado. ¡Ya volverá el invierno con sus normas y formalismos!