Los periodistas somos lo peor, mira que puso empeño la jefa de prensa de ACM, la tal Bea Pastor, en que no fuésemos a su fiesta del jueves en Tabacalera. Pues nosotros, erre que erre, y si no quieres caldo, dos tazas, allí que éramos una docena larga de la canallesca –así nos autodenominamos entre nosotros-… y ¡uff!, ¡qué gustazo!, por partida doble; la primera por esa sensación traviesa de haber burlado el cerco, la segunda porque la fiesta fue la leche, perdón.
Así que, con el permiso de Bea, les cuento: el antiguo edificio de tabacalera parecía una disco de los ochenta, con sus lucecitas y su música en directo de voces negras que hicieron bailar hasta la mismísima Rita Barberá. Vamos, una super fiesta, con modelos de aquí (¡qué delgada Nieves Alvarez para estar embarazada!) y de fuera de aquí –Naomí Campbell, que no es tan alta como parece, o eso dijimos las envidiosas de las chicas, y Adriana Karembeu, que ahora entiendo porqué fue chica Wonderbra. La que estaba impresionante es Ornella Muti, igualita que hace veinte años. En cuanto a los modelitos un poco de todo: las invitadas que vinieron por contrato, de largo, y el resto, la mayoría de corto, excepto Mayrén Beneyto, que hizo caso al protocolo y llevaba un vestido hasta los pies impresionante. Y hablando de etiqueta, ¿por qué Bertarelli, patrón del Alinghi y anfitrión del evento, llevó corbata si la invitación exigía esmoquin? No parece muy correcto, la verdad…
Si algún pero se le puede poner a la fiesta de ACM es que el edificio de Tabacalera estaba tan decorado, con tanto panel, luces, telas y moqueta negra, que prácticamente no se reconocía. Vamos, que para convertirlo en una discoteca no hacía falta coger esta joyita modernista, cualquier nave industrial hubiera valido. Además, la fiesta de ACM nos pilló a todos un poco cansados, porque no fue la única de la semana. El martes se presentaba en el Náutico de Valencia el equipo de vela Fermax que competirá esta temporada. Lo bueno del equipo es que los regatistas se formaron en Javea, son de aquí de toda la vida y como que les tienes más cariño, sin ánimo de comparar.
El miércoles, sesión doble. Primero, inauguración de la nueva barra de sushi en la terraza del Hotel Westin, un lujazo de sitio y un sushi tan apetecible que los invitados se lanzaban palillos en mano a por las bandejas como si no hubieran visto un atún en su vida. Es lo que pasa cuando el catering está bueno, que pierdes las formas y te olvidas de que correr a por la comida no es la mejor forma de comportante en un hotel de cinco estrellas. Pero bueno, a estas alturas, como que ya da igual. El chef japonés, por si quieren felicitarle, se llama Masaki y es el mismo del restaurante Tastem, que se trajo Ulises Menezo desde Japón, donde estuvo viviendo una buena temporada y a dónde exportaba puros habanos desde España ¡qué cosas!
Y hablando de puros. La segunda fiesta del miércoles fue precisamente para presentar un nuevo puro de Cohiba. ¡Menudo espectáculo montaron en uno de los recintos de la Copa América! Teniendo en cuenta que el público era mayoritariamente masculino –normal, tratándose de puros-, los muy listos hicieron desfilar a un pedazo de mujeres, a cual de todas más de rompe y rasga: Adriana Karembeu, que repitió luego en la fiesta de ACM; Vicky Martín Berrocal, una pura sangre con una grasia y un poderío que hasta la Karembeu parecía inocente, y Marisa Jara, rollo Julio Romero de Torres, todas con ropa negra hiper ajustada, labios rojos y miradas asesinas lanzadas a un chico Martíni, pero cubano. Vamos, que ya se pueden imaginar cómo disfrutaron los invitados, y no sólo por el habano.
lunes, 25 de junio de 2007
En tu fiesta me colé
lunes, 18 de junio de 2007
No hay quien nos entienda
¡Pero mira que las mujeres somos complicadas! De joven, no tienes más obsesión que vestir como tus amiguitas del alma, que si ellas se ponen mechas color butano, tú butano y medio. No hay más que ver a un grupo de quinceañeras en la puerta de Vips, todas igualitas hasta en el flequillo; pero, ¡ay!, con el paso de los años maduras y un buen día decides que no copias más, que tú tienes tu carácter y no vas imitar a nadie, y menos aún a tus amigas. Desde entonces, comienza tu lucha diaria por ser la más personal del mundo mundial, pero sin pasarte, no vayas a parecer Laura Ponte. El primer síntoma es que te parecen espantosas las marcas que lleva todo el mundo, véase bolso con letras CH o colgante con forma de osito. La siguiente fase llega cuando empiezas a buscar complementos sin logo o con el logo tan escondido que sólo tú, que tienes esa personalidad tan divina y estupenda, conoces el valor de lo que llevas.
¿Es o no es complicado esto de ser mujer? Claro que más complicado lo tienen los que venden productos para mujeres, porque a ver con qué nos sorprenden a partir de cierta edad para que la compra nos haga sentir como mínimo especiales. Las grandes marcas hace tiempo que siguen una estrategia doble: por ejemplo, Chanel tiene su línea de perfumes convencionales accesibles a tutiplén, para las que quieren lucir logo; y por otra, ediciones super limitadas que sólo se pueden comprar en su tienda de Madrid, para las que buscan diferenciarse.
Las empresas de cosméticos han descubierto antes que nadie ese segmento de mujeres maduras con cierta dosis de esnobismo, como Isabel Preysler, que cuando nadie conocía Bobbi Brown, ella ya presumía de utilizar su base de maquillaje que se traía de Nueva York. Ahora que se vende en el Corte Inglés, seguro que utiliza otro corrector de ojeras. Probablemente, el de Laura Mercier, la maquilladora de Julia Roberts, Madonna, y Angelina Jolie, ¡entre otras famosas! y una auténtica desconocida en Valencia…hasta hace poco. Fiona Milne, una escocesa afincada en Denia y aficionada a esto de la cosmética “solo para enteradas”, acaba de abrir una perfumería en Conde Salvatierra con todas sus cremitas y perfumes favoritos, muchos de ellos imposibles de encontrar no sólo en Valencia, sino en España. Fiona asegura que muchos de esos potingues son tan especiales que en Londres se agotan apenas se reciben.
Q Perfumería, así se llama el nuevo espacio, vende cosmética de lujo de nombres que apuesto mi bolso Chloé a que ni les suenan: Ré Vive, una línea creada por el cirujano plástico Gregory Bays Brown; Dr. Sebagh, productos con mucha concentración de vitaminas y minerales que prometen una piel radiante y joven; los cosméticos Ren, completamente biológicos; Freeze 24-7, que hace desparecer completamente las marcas de gestos en poco tiempo… En Q también tienen cosméticos para hombres que se cuidan y perfumes especiales, como los de Frédéric Malle, creados por un grupo de noses (narices, así se llaman) que se han unido para elaborar las esencias más singulares. Garantizado que no te cruzarás con una señora que huela como tú…
Q no es la única perfumería con productos de marcas poco convencionales que ha abierto en Valencia. Otra firma de cosmética de culto, Korres, inauguró tienda en Valencia en el Centro Comercial Aqua. Las más sabiondas y viajeras conocen Korres seguro. Es una empresa griega de cosmética famosa por sus ingredientes naturales y sus activos de extractos de plantas. Como no podía faltar, en Korres aseguran tener una lista de clientes famosos que van desde David Beckham, Drew Barrymoore, Naomi Campbell, Eugenia Silva o Nacho Duato.
¿Es o no es complicado esto de ser mujer? Claro que más complicado lo tienen los que venden productos para mujeres, porque a ver con qué nos sorprenden a partir de cierta edad para que la compra nos haga sentir como mínimo especiales. Las grandes marcas hace tiempo que siguen una estrategia doble: por ejemplo, Chanel tiene su línea de perfumes convencionales accesibles a tutiplén, para las que quieren lucir logo; y por otra, ediciones super limitadas que sólo se pueden comprar en su tienda de Madrid, para las que buscan diferenciarse.
Las empresas de cosméticos han descubierto antes que nadie ese segmento de mujeres maduras con cierta dosis de esnobismo, como Isabel Preysler, que cuando nadie conocía Bobbi Brown, ella ya presumía de utilizar su base de maquillaje que se traía de Nueva York. Ahora que se vende en el Corte Inglés, seguro que utiliza otro corrector de ojeras. Probablemente, el de Laura Mercier, la maquilladora de Julia Roberts, Madonna, y Angelina Jolie, ¡entre otras famosas! y una auténtica desconocida en Valencia…hasta hace poco. Fiona Milne, una escocesa afincada en Denia y aficionada a esto de la cosmética “solo para enteradas”, acaba de abrir una perfumería en Conde Salvatierra con todas sus cremitas y perfumes favoritos, muchos de ellos imposibles de encontrar no sólo en Valencia, sino en España. Fiona asegura que muchos de esos potingues son tan especiales que en Londres se agotan apenas se reciben.
Q Perfumería, así se llama el nuevo espacio, vende cosmética de lujo de nombres que apuesto mi bolso Chloé a que ni les suenan: Ré Vive, una línea creada por el cirujano plástico Gregory Bays Brown; Dr. Sebagh, productos con mucha concentración de vitaminas y minerales que prometen una piel radiante y joven; los cosméticos Ren, completamente biológicos; Freeze 24-7, que hace desparecer completamente las marcas de gestos en poco tiempo… En Q también tienen cosméticos para hombres que se cuidan y perfumes especiales, como los de Frédéric Malle, creados por un grupo de noses (narices, así se llaman) que se han unido para elaborar las esencias más singulares. Garantizado que no te cruzarás con una señora que huela como tú…
Q no es la única perfumería con productos de marcas poco convencionales que ha abierto en Valencia. Otra firma de cosmética de culto, Korres, inauguró tienda en Valencia en el Centro Comercial Aqua. Las más sabiondas y viajeras conocen Korres seguro. Es una empresa griega de cosmética famosa por sus ingredientes naturales y sus activos de extractos de plantas. Como no podía faltar, en Korres aseguran tener una lista de clientes famosos que van desde David Beckham, Drew Barrymoore, Naomi Campbell, Eugenia Silva o Nacho Duato.
lunes, 11 de junio de 2007
"Hay gente pa to"
Cuando se anunció que Valencia sería la sede de la Copa América hubo vaticinios para todos los gustos; algunos lo presentaron como lo más importante que le había pasado a la ciudad desde la entrada de Jaume I, otros vieron oportunidades de negocio por doquier y proliferaron las revistas gratuitas y las guías de ocio que se las prometían muy felices y duraron menos que una falda de Prada en un outlet. Hubo, como no, quien desde el principio dijo eso de “…y a mi plin” augurando que la Copa América no le iba a alejar del despertador ni del recibo de la hipoteca.
El caso es que la ciudad abrió sus brazos a todo lo que traía consigo el evento con la misma ilusión con la que un niño vive todo lo que rodea a la llegada de los Reyes Magos. Y habrá cosas que se nos podrán criticar, pero desde luego parece claro que el balance va a ser positivo tanto para la ciudad como para la organización del evento. Así es que parece claro que el matrimonio entre Valencia y la ACM –America’s Cup Management- ha funcionado y eso que el carácter de un suizo se parece al de un valenciano lo que un bolsito de Hermès a una riñonera del todo a cien.
Estamos en la recta final de ese idilio; los suizos preparan una fiesta para el día veintiuno en el antiguo edificio de Tabacalera, será su gran día: más de mil quinientos invitados, champagne, lujo y glamour a gogó; y una servidora dispuesta a hacer un pacto con el diablo para colarse en la fiesta y luego contársela a ustedes. Pero… ¡Oh, mísera de mí!, a estas alturas todavía no tengo invitación. Decidí remover Roma con Santiago para conseguirla y al final me pongo al teléfono con quien, según me dicen, tiene mano para conseguírmela; una tal Bea Pastor –que bien, pienso yo, es gent de la terra, seguro que me entiendo mejor que con los suizos-. “Hola Bea, mira, no he recibido todavía invitación para vuestra fiesta”. Respuesta: pues ya se han enviado. Si no la has recibido es que no estás invitada. (Añádase tono cortante, seco, telegráfico y con un cierto aire de mosqueo). ¿Pero yo qué le he hecho a esta mujer? En fin, continúo por si se trata de un error: “Mira Bea, es que hemos seguido muy de cerca vuestro tema y me gustaría continuarlo con esta fiesta…”. Respuesta: “Pues te acercas a la puerta y puedes sacar todas las fotos que quieras”. “¡Ah! Vale”, respondo mientras me quedo pensando si es que yo alguna vez le habré robado un novio a esta mujer y desde entonces me ha jurado odio eterno. Al otro lado del auricular reina una largo y profundo silencio que rompe ella con un secante:
“¿Algo más?”
No. respondo.
Pues vale, adiós.
Fin de la conversación. Ni gracias, ni hasta otra, ni siquiera un: “lo siento chica, te la tenía jurada”. Nada de nada.
En fin, cosas de la vida. Ya se sabe, como dijo el torero: “Hay gente pa to”. Menos mal que esa misma tarde me puse más mona que ni sé y me fui al concierto de Paco de Lucía con una invitación de las buenas a ver uno de los mejores conciertos de la temporada. (Aviso: hay que llevar algo de abrigo porque el viento del puerto es traidor). El concierto, ideal de la muerte, con el público de lo más animado (¡menuda grasia tienen los gitanos!). Y para finalizar, cenita en el Foredeck Club, situado en la última planta del Veles e Vents y al que sólo puedes acceder con invitación vip ¡Así es esto de la Copa América! La comida, de esa tipo internacional que es como decir de ninguna parte, vamos, que tan pronto te sacan algo japonés como una ración de salchichón y chorizo. Pero bueno, el sitio está tan bien decorado y atendido, con buena música y sillones de diseño, que hasta la comida da un poco igual. Total, que con noches así, casi nos olvidamos de otras fiestas …
El caso es que la ciudad abrió sus brazos a todo lo que traía consigo el evento con la misma ilusión con la que un niño vive todo lo que rodea a la llegada de los Reyes Magos. Y habrá cosas que se nos podrán criticar, pero desde luego parece claro que el balance va a ser positivo tanto para la ciudad como para la organización del evento. Así es que parece claro que el matrimonio entre Valencia y la ACM –America’s Cup Management- ha funcionado y eso que el carácter de un suizo se parece al de un valenciano lo que un bolsito de Hermès a una riñonera del todo a cien.
Estamos en la recta final de ese idilio; los suizos preparan una fiesta para el día veintiuno en el antiguo edificio de Tabacalera, será su gran día: más de mil quinientos invitados, champagne, lujo y glamour a gogó; y una servidora dispuesta a hacer un pacto con el diablo para colarse en la fiesta y luego contársela a ustedes. Pero… ¡Oh, mísera de mí!, a estas alturas todavía no tengo invitación. Decidí remover Roma con Santiago para conseguirla y al final me pongo al teléfono con quien, según me dicen, tiene mano para conseguírmela; una tal Bea Pastor –que bien, pienso yo, es gent de la terra, seguro que me entiendo mejor que con los suizos-. “Hola Bea, mira, no he recibido todavía invitación para vuestra fiesta”. Respuesta: pues ya se han enviado. Si no la has recibido es que no estás invitada. (Añádase tono cortante, seco, telegráfico y con un cierto aire de mosqueo). ¿Pero yo qué le he hecho a esta mujer? En fin, continúo por si se trata de un error: “Mira Bea, es que hemos seguido muy de cerca vuestro tema y me gustaría continuarlo con esta fiesta…”. Respuesta: “Pues te acercas a la puerta y puedes sacar todas las fotos que quieras”. “¡Ah! Vale”, respondo mientras me quedo pensando si es que yo alguna vez le habré robado un novio a esta mujer y desde entonces me ha jurado odio eterno. Al otro lado del auricular reina una largo y profundo silencio que rompe ella con un secante:
“¿Algo más?”
No. respondo.
Pues vale, adiós.
Fin de la conversación. Ni gracias, ni hasta otra, ni siquiera un: “lo siento chica, te la tenía jurada”. Nada de nada.
En fin, cosas de la vida. Ya se sabe, como dijo el torero: “Hay gente pa to”. Menos mal que esa misma tarde me puse más mona que ni sé y me fui al concierto de Paco de Lucía con una invitación de las buenas a ver uno de los mejores conciertos de la temporada. (Aviso: hay que llevar algo de abrigo porque el viento del puerto es traidor). El concierto, ideal de la muerte, con el público de lo más animado (¡menuda grasia tienen los gitanos!). Y para finalizar, cenita en el Foredeck Club, situado en la última planta del Veles e Vents y al que sólo puedes acceder con invitación vip ¡Así es esto de la Copa América! La comida, de esa tipo internacional que es como decir de ninguna parte, vamos, que tan pronto te sacan algo japonés como una ración de salchichón y chorizo. Pero bueno, el sitio está tan bien decorado y atendido, con buena música y sillones de diseño, que hasta la comida da un poco igual. Total, que con noches así, casi nos olvidamos de otras fiestas …
lunes, 4 de junio de 2007
Lladró en Colette
Cuando me lo contaron no lo podía creer. Las figuras de Lladró de toda la vida ocupan estos días un escaparate enterito de Colette, la tienda de París más fashion del mundo mundial. ¡Lladró en Colette! A ver, para situarnos, Colette no es sólo una tienda de moda, es la tienda de moda con mayúsculas, vamos, que muchos matarían por vender allí. ¿Recuerdan el boom de las Converse? Fue gracias a Colette que pasaron de simples zapatillas de quinceañeros a otras que podías llevar hasta con falda de Prada. Y es que esta tienda es capaz de convertir en objeto de culto todo lo que toca, que se dice pronto. Objeto de culto = millones de fashion victims suspirando por llevárselo a casa y los de marketing dando saltos de alegría.
¿Cómo ha conseguido Lladró vender en Colette? Yo diría que por una mezcla de talento y suerte. Talento, el del nuevo director artístico de la firma, Jaime Hayón, un diseñador fichado por Alain Viot para rejuvenecer un producto que necesita un lifting radical, pero sin pasarse con la tijera para que no perdiera personalidad. El primer trabajo de Hayón es una colección de clásicos a los que ha modernizado quitándoles el color y con unas pinceladas de platino. La otra parte de la historia es capricho del destino (¡ay, como en las novelas!). La dueña de Colette paseaba con su hija Sara por la feria Maison et Objet cuando decidió entrar en el stand de Lladró. El stand todo blanco, futurista y neoclásico (¡como en 2001 una odisea espacial!), le gustó tanto que pidió un adelanto de la colección en exclusiva para su tienda, lo cual no es ninguna tontería, porque hasta el mismísimo Karl Lagerfeld -¡Chanel no sería lo mismo sin él¡- se ha pasado estos días por allí.
Por eso de que no me lo termino de creer, le pregunto a una amiga que sabe mogollón de estas cosas y me da una explicación que me deja boquiabierta. Según mi amiga, listísima ella, a Colette no le ha gustado tanto la figura como la ambientación del stand, de ahí que haya trasladado a su escaparate el stand enterito y no se haya atrevido con el producto sólo ante el peligro. En cuanto a la nueva colección, mi amiga asegura que el problema es que contratan a diseñadores fantásticos pero no les dejan cambiar radicalmente el producto, por eso Hayón sólo ha tocado el color, no han querido que renueve las siluetas clásicas y bastante amaneradas de las figuritas. Hay un factor más que según mi amiga explica lo de Colette: cuando has traído lo más vanguardista, tecnológico y fashion, desde Japón a la Cochinchina, te las ves y deseas para sorprender a tu público.
El caso es que los clásicos tienen que reinventarse una y otra vez para seguir estando ahí. Como Lalique, que con motivo de la Copa América recibió el encargo de crear una serie de piezas de cristal diseñadas por Javier Mariscal. La colección se presentó el viernes en la joyería de Vicente Gracia, un anfitrión que derrocha encanto y que no sólo crea joyas especiales, sino que sabe rodearse de objetos especiales (¡qué bonita es la joyería!). Con esos ingredientes, jazz en directo, champagne, jamoncito del bueno y vitrinas llenas de piezas adorables, objetos de plata y lámparas de Tiffany –las originales, preciosas- y un buen grupo de amigos, la velada fue un placer en todos los sentidos. Vicente tuvo la gentileza de sortear un broche con sedas del añorado Juan Izquierdo y piedras preciosas y el detalle de regalar a cada invitado un anillo muy de su estilo. Desde luego, la excusa de las regatas nos está dando para muchos momentos agradables. Y lo que vendrá, porque la voz de Dulce Pontes y la guitarra de Paco de Lucía prometen noches mágicas en Valencia.
Por eso de que no me lo termino de creer, le pregunto a una amiga que sabe mogollón de estas cosas y me da una explicación que me deja boquiabierta. Según mi amiga, listísima ella, a Colette no le ha gustado tanto la figura como la ambientación del stand, de ahí que haya trasladado a su escaparate el stand enterito y no se haya atrevido con el producto sólo ante el peligro. En cuanto a la nueva colección, mi amiga asegura que el problema es que contratan a diseñadores fantásticos pero no les dejan cambiar radicalmente el producto, por eso Hayón sólo ha tocado el color, no han querido que renueve las siluetas clásicas y bastante amaneradas de las figuritas. Hay un factor más que según mi amiga explica lo de Colette: cuando has traído lo más vanguardista, tecnológico y fashion, desde Japón a la Cochinchina, te las ves y deseas para sorprender a tu público.
El caso es que los clásicos tienen que reinventarse una y otra vez para seguir estando ahí. Como Lalique, que con motivo de la Copa América recibió el encargo de crear una serie de piezas de cristal diseñadas por Javier Mariscal. La colección se presentó el viernes en la joyería de Vicente Gracia, un anfitrión que derrocha encanto y que no sólo crea joyas especiales, sino que sabe rodearse de objetos especiales (¡qué bonita es la joyería!). Con esos ingredientes, jazz en directo, champagne, jamoncito del bueno y vitrinas llenas de piezas adorables, objetos de plata y lámparas de Tiffany –las originales, preciosas- y un buen grupo de amigos, la velada fue un placer en todos los sentidos. Vicente tuvo la gentileza de sortear un broche con sedas del añorado Juan Izquierdo y piedras preciosas y el detalle de regalar a cada invitado un anillo muy de su estilo. Desde luego, la excusa de las regatas nos está dando para muchos momentos agradables. Y lo que vendrá, porque la voz de Dulce Pontes y la guitarra de Paco de Lucía prometen noches mágicas en Valencia.
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