Ralph Lauren era un niño pobre que se crió en el Bronx, y el hombre no ha tenido otra obsesión en su vida que parecerse a los nobles ingleses. Esa es la base de todo su imperio, una firma de ropa que imita el gusto de los ociosos aristócratas británicos y que desde el principio causó furor entre los ricos neoyorkinos. Porque a ellos, aunque ricos y americanos, también les gustaría saberse herederos de una estirpe que ha subsistido sin necesidad de pringar sus manos trabajando para ganarse el pan con el sudor de su frente.
Así es que los niños bien de los Hamptons y de Beverly Hills pronto desenfundaron sus tarjetas para llenar sus armarios con las camisas, los pantalones y los blazer que evocaban a los lores británicos en sus cacerías por la campiña inglesa, disfrutando de una vida ociosa al aire libre. Su estilo demostró a los nuevos ricos de los ochenta que el dinero sí podía comprar la clase y hasta una posición social.
Total, que Ralph se forró y vino a Europa –fue el primer diseñador norteamericano que abrió tienda en el viejo continente- y siguió forrándose porque aquí a muchos plebeyos también nos gusta vestir como a los viejos marqueses. Y hay que reconocer que Ralph Lauren hace como nadie las chaquetas de tweed, los cinturones de anillas, los pantalones chinos, las bermudas de algodón a rayas seersucker, los polos y las camisas oxford de botones en el cuello. ¡El fondo de armario más pijo del mundo!
El caso es que Ralph tiene ahora un imperio comparable al de Giorgio Armani, porque no sólo vende ropa de varias líneas, sino también perfumes, ropa de cama, para niños, relojes y un restaurante en Chicago, ¡por vender, vende hasta la clase!
Precisamente este jueves se presentó en Valencia, en el Corte Inglés de Pintor Sorolla, una de las nuevas líneas de ropa, se llama Lauren y es más clásica y barata que la Blue Label, que también se vende en el mismo Corte Inglés.
Para la ocasión, Ralph Lauren invitó a un cóctel con Alejandra Rojas, embajadora de la firma en España. Alejandra es joven, alta, guapa y estilosa, pero sobre todo, de familia aristocrática. Su madre, la condesa de Montarco, ya fue musa del diseñador Elio Berhanyer. Alejandra saltó a la fama cuando se convirtió en portavoz del accidente que sufrió su madre. Después, por su noviazgo con otro aristócrata, Luis Medina, el menor de los hijos de Nati Abascal y el desaparecido Duque de Feria. De ahí a ser imagen de El Caballo y por fin, Ralph Lauren.
Ahora, como embajadora de Lauren, representa a la perfección a esa nueva aristocracia española, a los herederos de conocidas familias de nuestro país que aúnan el peso de la tradición con una vida de lo más normal (es decir, que tienen que trabajar para vivir). Justo la imagen que busca Ralph Lauren.
La colección de Lauren se describe como “el chic sofisticado pero funcional, lujoso y depurado de las damas elegantes de la Costa Este de los Estados Unidos”. El estilo deportivo de la época dorada de Hollywood, la silueta Safari, el 'look' marinero o el glamour de las citas en los clubes más selectos de los Hamptons inspiran la colección, con el logo del polista en las clásicas americanas azules con botones dorados. ¡El vestuario de los ricos herederos al alcance de todos los bolsillos!