George Clooney es el hijo perfecto. Como pareja debe de ser
muy estresante. Imagínatelo, vas con él a una fiesta cogida del brazo y de
pronto, así como quien no, te da un beso en los morros. De golpe y porrazo
sientes sobre tus espaldas las miradas de miles de mujeres cuestionándote: pues
no es para tanto, es bajita, tiene un cuello horroroso, y esa nariz, qué nariz,
por qué no se la opera… Sabes, además, que todas ellas están esperando a que te
tropieces y caigas de bruces al suelo a ser posible encima de un charco. No,
como marido, no. Mejor como yerno, claro que a ninguna de nosotras le apetece
pasarse lo que le queda de vida vigilando la espalda de su adorada hija, no
vaya a ser que una de esas harpías envidiosas le dé un empujón cuando menos se
lo espera. Como hermano estaría bien, pero sería duro aguantar a su mujer como
cuñada, ya sabéis, las cuñadas son siempre peligrosísimas y si están creídas,
mucho peor. Tenerlo como padre también sería una faena, con todas tus amigas
diciéndote una y mil veces lo guapo que es tu padre, al final eso cansa.
Así es que, lo dicho, lo mejor sería tenerlo como hijo. Le
quieres, te quiere, no te cuestiona, le achuchas, te achucha. Y ahí estás tú,
esperando a la próxima novia; irán pasando, una detrás de otra, y tú serás la
única que aguantará el paso del tiempo. A ti no te destronará nunca nadie, eso
es una madre.
La madre de George se llama Nina Bruce. Es una mujer muy
estilosa con pinta de haber comido un plato de patatas fritas desde que mataron
a Kennedy por miedo a engordar trescientos gramos.
Como sabéis, Clooney ha estado esta semana en Valencia, dijo
que era una ciudad “para soñadores”. Estuvo sólo unas horas. Llegó a la Ciudad
de las Artes y las Ciencias, escenario Tomorrow Land, posó en el photocall, derrochó
sonrisas y gestos de complicidad y mientras los doscientos invitados veían el
estreno, se escapó sigilosamente y se fue a cenar a Lambrusquería, dejando
plantados a los invitados, que esperaban saludarle después de la cena que se
sirvió en L’Hemisferic. Eso estuvo feo, George, si yo fuese tu madre te daría
una reprimenda, y a lo mejor hasta lo hacía en público, cosa que nunca podría
hacer tu mujer porque entonces dirían que os lleváis mal.
El caso es que lo más granado de Valencia se quedó sin
saludar al actor. Entre los invitados de la Disney, estuvo la interiorista
Susana Lozano y Fran Bolinches Gómez-Torres, Laura Vehí, que pronto dejará la
soltería para casarse con Lucho Colvée, José Marí y Amalia de Gregorio, Amparo
Corell, Vicente Garrido y Begoña Mortes, Iñigo Parra y Henar Molinero, Lourdes
Millet, Vicente Pechuán y Taita Marín, Reyes Trénor, Mayrén Beneyto con su
nuera Eva Marcellán, la dentista Queque Badía, el presidente del Levante Quico
Catalán y su mujer, Marcelo Trenor y María Jesús Puigmoltó, Lourdes Millet y
Carlos Pérez-Marsa, el profesor Santiago Grisolía, Manolo Peris, Patricia
Montoro, Miriam Cadur… Y también la alcaldesa Rita Barberá y el presidente de
Disney España Manuel Muro.
No fue el único sarao de la semana. Los diseñadores
Siemprevivas, Adrián Salvador y Lucas Zaragosí, reunieron a clientas y amigos
en su tienda de Ruzafa para presentar su nueva colección con los clásicos
vestidos de neopreno, abrigos de microfibra, kaftanes y conjuntos de seda de lo
más monos. Allí estuvieron Laura y Blanca Fitera, Verónica Montijano, la periodista Esmeralda Velasco, Greta Borrás y la modelo Minerva Portillo. Los chicos de
Siemprevivas decoraron la tienda con flores de Carolina Cot e invitaron a
cervecita Turia, limonadas y croquetas.
Además, el jueves la joyería valenciana Sie7te inauguró
tienda en Madrid, en el barrio de Salamanca. Guillermo Martorell y Mamen
Puchades estuvieron acompañados por las actrices Pastora Vega y María Castro,
los diseñadores de Alvarno, Álvaro Castejón y Arnaud Millaud, Encarna Roig y la
redactora jefe de moda de Telva, Maite Sebastiá.