lunes, 29 de enero de 2018

Vuelven las pasarelas

Un desfile de moda es como una cena con Brad Pitt: reúne todo lo necesario para pasar un buen rato. Arte y cultura; la moda es crear algo de la nada, en eso se aproxima al arte. Y qué es Brad, sino una obra de arte. Los desfiles tienen ese toque de glamur que le aportan las modelos, los diseñadores y el público de las primeras filas. Y qué es Brad, sino la quintaesencia del glamour. La pasarela también es un espectáculo, una mezcla de teatro, música e interpretación. Y qué es Brad, sino un espectáculo en si mismo. Luego, después del desfile, llega el cóctel y entre canapés y champán departes con tus amigas. Y qué es Brad al terminar la cena, sino el champán hecho hombre, un estallido de alegría y emoción que invade todo el cuerpo en cuanto te ayuda a ponerte el abrigo, con todas esas burbujas recorriendo tu columna vertebral de arriba abajo.
Hacía tiempo que Valencia no celebraba desfiles, por eso, y porque Pitt no invitó a nadie a cenar, toda la sociedad valencia estuvo el miércoles en el Centro del Carmen. Era un desfile organizado por la Conselleria de Educación a partir de un proyecto de Josep Lozano llamado Artenblanc en el que se pidió a más de veinte diseñadores que creasen un modelo de color blanco.
El desfile fue tan dispar como diferentes son cada uno de los diseñadores. Nada que ver el vestido de novia de Alejandro Resta, lleno de encaje, con el de Adrián Salvador y Lucas Zaragosí (Estudio Savage) de tejidos ligeros. Tampoco tenía mucho que ver el vestido hecho con anillas de metal de Anillarte con los diseños de Ulises Mérida o Roberto Diz.
Entre los diseñadores participantes, más de uno faltó a la cita. Juan Vidal estaba en Madrid preparando su desfile del jueves en la Fashion Week, como Mané Mané, Ulises Mérida y Hannibal Laguna (que no participó en Artenblanc). Y Alejandro Resta estaba en Qatar desfilando y dando clases de moda con alumnos de la familia real del país. Quienes sí estuvieron fueron Adrián y Lucas, Mario Coello, Pedro Hidalgo, Laura Alemany, Hortensia Maeso, Javier Soria, Francisco Benavente, Adrián Cubero, Yvan Andreu y Sebastián Chavarriaga.
Entre el público, los periodistas Custodio Pastor y Mayte Sebastiá, que llegó al mismo tiempo que Vicen Fernández, que acababa de volver de esquiar y todavía estaba con agujetas, Ana García Rivera, Delia Barral, que siempre te recibe con una generosa sonrisa; el estilista Rafa Moreno con Angel Adán, la nutricionista Elisa Escorihuela, Encarna Roig y Mariángeles Miguel.
También socios del Club Moddos como María Dolores Enguix y Marcelo Soto, Julia Pérez Broseta, Mónica Duart con su madre María José García Padilla y Andrea Villafañe, Luz Aguiló, Guillermo Martorell y Mamen Puchades, los artistas JARR y Claudio Zirotti y Eugenio Martín.
Sin olvidar a las imprescindibles en este tipo de eventos: Mayrén Beneyto, que llevaba un broche en forma de pájaro que Blanca Fitera había adaptado de un sombrero de su abuela. Blanca, de negro y con un bolso metálico de Zara que parecía de firma de lujo, llegó con su hermana Laura, que sacó de su armario una de sus mejores piezas, un abrigo vintage que compró en un anticuario para la boda de su hija. Estuvo además Merche Fillol, Amelia Guich Lamo de Espinosa, Amparo Mortes con su hija Alicia Lacomba, Begoña Albert, Paloma Blasco, To Campos e Isabel Aliño.
La periodista Laura Grande fue con su marido Ignacio Estrela y con el alcalde de Cullera Jordi Mayor, al que la maquilladora Kuki Giménez aprovechó para pedirle entradas del festival Medusa. El toque perruno lo puso el estilista Alex Villar, que llevó a su perra Chloé al desfile. Del mundo de la moda, el sombrerero Betto García, María Rosa Fenollar y Carmina Durán de la agencia que puso las modelos.

lunes, 22 de enero de 2018

Alejandro Resta revoluciona el Ateneo

El diseñador Alejandro Resta fue el jueves al Ateneo para dar una conferencia sobre moda. Llegó con un fuerte gripazo y pocas fuerzas para enfrentarse a un salón lleno de mujeres. Empezó suave, hablando de sus últimas colecciones y de sus proyectos, de las famosas a las que ha vestido (Ana Obregón, Mónica Naranjo, Edurne…) Contó cuáles eran sus fuentes de inspiración desde la moda clásica hasta la gente de calle. Al terminar, una señora muy elegante se levantó, cogió el micrófono y le dijo: “Mire, no entiendo cómo puede decir que sus vestidos lujosos se inspiran en la calle. ¡Si da pena ver cómo va vestida la gente!”. Después cogió el micrófono otra señora y preguntó que si le parecía bien que la gente fuese con vaqueros rotos a un estreno en el Principal. A lo que otra añadió que las nuevas generaciones no siguen el protocolo. Y así, hasta tres o cuatro intervenciones. Resta acabó dándoles la razón: “A mí también me pone nervioso cómo va vestida la gente a la Opera. Me encantaría que volvieran los cincuenta o los sesenta, con ropa menos práctica y funcional”, dijo. Y añadió: “vuestro estilo de vida está desapareciendo; acabaremos yendo en biquini y en chanclas”. Ni que decir tiene que el auditorio, mayoritariamente femenino, respondió con un largo y sonoro aplauso que se escuchaba hasta en la portería.

Entre las asistentes, estuvieron las organizadoras, Judith Mas y María Rosa Fenollar, Rosa Criado, Mari Carmen Pastrana, Ascensión Vicen, Pilar Pérez, Pia Sevillano, Pilar Azorín y amigas y seguidoras como Encarna Roig, Mariangeles Miguel, Amparo Morte con su hija Alicia Lacomba, Helena Calvillo y también la madre de Alejandro, Carmen Requena y su socio Carlos Sánchez.

Al finalizar el coloquio, las señoras esperaron turno para sacarse una foto con el diseñador, que anunció que el 17 de febrero estaba preparando una gala benéfica con desfile en el Palau de les Arts. Se llenará seguro.

Todos a Madrid

Todos los años igual; en pleno enero, cuando más arrecia el frío, hay un par de semanas en que “el todo Valencia” se va a Madrid. Fitur y la Semana de la Moda se suceden una detrás de otra, y allá que se van todos, a sufrir el frío de la meseta. Una buena excusa para sacar de las bolsas de traje el viejo abrigo de pieles que heredaste de la abuela y que aquí, en Valencia, con eso del cambio climático, se ven menos que los billetes de 500.
La primera cita fue el miércoles. La fundación Conexus, formada por un grupo de empresarios con intereses en Madrid, organizó una cena aprovechando la visita a Fitur de muchos valencianos con mando en plaza, como dirían nuestros abuelos. Fue en el Club financiero de Génova, un club de toda la vida de esos donde se reúne la creme de la creme de las finanzas y la política. Allí, en la planta catorce, está el restaurante donde se sirvió el cóctel, con unas vistas espectaculares a la plaza de Colón. La directora de Conexus, Pilar Caro, dice fue: “un evento de germanor, con valencianos que pasamos mucho tiempo en Madrid y también directivos, empresarios y profesionales que han venido estos días a Fitur”. 
Estuvo el director de Marca España, el valenciano Paco Rádena; la catedrática Adela Cortina, la científica Pilar Mateo, empresarios como Adolfo Utor, Broseta, Pablo Serratosa, Enrique Quilis, Pepe Rosello, Alfredo Rodríguez, Alfredo Quesada, Marceliano Alfaro, , el ex presidente de Ford José Manuel Machado, Máximo Buch, la diseñadora Dolores Cortés, Gonzalo Ferre, el abogado Francisco Fita, ex ministros como Jaime Lamo de Espinosa, Jordi Sevilla, Pedro Solbes y Javier Gómez Navarro y también diputados y senadores. Entre las mujeres, Marta Colomina, María Martínez, Ana García, Ana Díaz, Carmen Sánchez, Critina Goerlich y Rosa María García.
Al día siguiente, jueves, era el día de la Comunidad Valenciana en la Feria. Además políticos, que había por todas partes, asistieron profesionales y gente de Valencia que tiene vínculos con el sector, como Cuchita Lluch, que fue presidenta de la Academia Valenciana de Gastronomía y ahora vive en Madrid con su marido Juan Echanove pero sigue muy conectada al mundo de los fogones.
También estuvo José Luis Vilanova, gallego valencianizado desde que se casó con la interiorista Verónica Montijano, que tiene un hotelito ideal en las Rias Baixas, el Nova Vila, y dio una conferencia sobre enoturismo. Vilanova aprovechó para cenar con una de sus hijas, que estudia en Madrid.

El que puso la nota de color fue Francis Montesinos, que estuvo en el stand de Colombia ya que su última colección, Reinas del Sur, estaba dedicada precisamente a las grandes divas iberoamericanas. A Francis se le echará de menos estos días en la pasarela de Madrid. Deja de desfilar después de más de veinte años sin faltar a una sola cita. ¡Con la alegría que daba a la aburrida pasarela madrileña! Se llevaba a bailarines, llenaba el escenario de flores y colorido, y las primeras filas de sus desfiles siempre eran divertidísimas. Una pena. Total, que en la Mercedes Benz Fashion Week madrileña sólo nos queda el valenciano Juan Vidal y Hannibal Laguna, valenciano de adopción y venezolano de nacimiento. Dolores Cortés también desfila, pero lo hace en ediciones alternas y esta vez no le toca porque se presentan las colecciones de inverno y ella diseña baño.
Menos mal que nos queda Miquel Suay, de los pocos diseñadores de aquí que han sobrevivido a la crisis. Es inexplicable que Suay no haya desfilado nunca en Madrid, con la trayectoria sólida que lleva. El diseñador es habitual en la pasarela de Barcelona, donde presentará el 31 de enero su nueva colección masculina en el recinto modernista de San Pau.
Otros valencianos aprovecharon estos días para ver estrenos de teatro o musicales. Mónica Duart, Regina dels Jocs Florals, estuvo en el estreno de la última obra de teatro, esta vez un musical, de Jorge Javier Vázquez. Fue con su marido Álvaro Mocholí, su madre María José García Padilla, su hermana Toti y un grupo de amigas, entre ellas Paloma Duart. Allí compartieron butacas con habituales de Sálvame, como Terelu Campos, Carmen Borrego, Kiko Hernández, Belén Esteban, Chelo García Cortés, Mila Ximénez o Lydia Lozano. También estuvo la periodista valenciana Nuria Roca.

Más escapadadas a Madrid. Sol Ruiz de Lihory, con título de baronesa de Alcalalí y de Mosquera, fue con su hija Gisela de Oleza al estreno del musical Billy Elliot. “Hemos estado tres días. Nos fuimos porque mi hija estudia arte dramático y va hacer pruebas para la Real Escuela de arte dramático. Estuvimos en la Posada del León del Oro, un hotel rehabilitado en una antiguas corrala y reconvertido en hotel de diseño; comimos en La Daniela, salimos de compras por el barrio de Salamanca y Chueca, y cenamos en el Mercado de San Miguel.”

Y el bloguero Jaime Navarro cogió el AVE destino Madrid con su amiga Laura Seguer para ir de compras. “Fuimos a la tienda de Dior y aprovechamos para tomar el té en el Ritz antes de que lo cierren el 28 de enero para reformarlo. Espero que lo mantengan así de clásico”.

lunes, 15 de enero de 2018

Esencia valenciana

La valencianía es como el amor. Difícil de definir pero fácil de reconocer. Es hielo abrasador, fuego helado, diría el poeta del amor. De la valencianía…qué se yo qué diría un poeta de la valencianía. Para unos luz, color, fuego y arte. Para otros, paella, pólvora, all i pebre, buñuelos y fallas. Habrá para quienes sea orgullo de un pueblo laborioso y dos veces leal. Otros para quienes Valencia sean los cabezudos, les dolçaines y les espardenyes de esparto. Probablemente sea un poco de todo eso, como el amor: hielo abrasador, fuego helado…
En cualquier caso, si hubiese que explicarle a un esquimal qué es la valencianía, bien podría haberle tomado el pulso, al menos en lo que a su vida social se refiere, en la entrega de los premios de Archival, una asociación que defiende la recuperación de los centros históricos.
Allí estaba tota València: los altares de San Vicente, las hermandades y cofradías, las Damas de San Vicente, el Ateneo…
Fue en el salón de actos de la Beneficencia, con las fuerzas vivas de la ciudad, entre ellos el presidente de la asociación José Lluis Lliso y los premiados: el empresario Vicente Aguilar con su mujer Toña Játiva, el coordinador  de las Cruces del Canyamelar José Ángel Crespo, la Presidenta de las Damas de San Vicente Conchita Chofré Ferri, la fundadora del Colegio IALE Marisa Marín, que subió a recoger el premio emocionada; la fundadora del Colegio Esclavas, Juana María Condesa Lluch, la presidenta del Club de Encuentro Manuel Broseta Amparo Matíes y su vicepresidente Juan Valero de Palma, el locutor Vicente Sanz, el Colegio de Notarios, el Mercado de Colón, la Estación del Norte y Capitanía General.
No faltaron las integrantes de la Orden del Querer Saber, que acompañaron a su presidenta Marisa Marín: las hermanas Blanca y Laura Fitera, Amparo Lacomba, Mayte Montagut, Marisa Torrijos, Mª José Navarro, Carmen Pocovi, Pura Olmos, Maribel Molins, Amelia Guich, Mónica Duart, Carmen de Rosa, Amparo Chordá, Mercedes Fillol, Mª José García Padilla, Mercedes Hermosilla, Paz Olmos, Paqui Saury, Pilar Millán, May Pérez, Encarna Mestre, Alicia Marín, Maribel Soriano, Loli Marco y Laura Amorós.
La sociedad valenciana, como el valencianismo, es inabarcable y rica en matices. Hay una alta sociedad, heredera de títulos y linajes, que rara vez se deja ver. Prefieren la discreción al protagonismo, pero ellos se reconocen, saben quiénes son porque conocen sus cunas. Tienen mucho orgullo valenciano y hacen un esfuerzo por mantener las tradiciones y ensalzar ese extraño sentimiento que es la valencianía allá donde van.
Buena parte de ellos estuvieron el jueves en la inauguración de la exposición de la pintora Blanca Martí, de la que es comisario Vicente Colom. El artista confesó que había aceptado coordinar la muestra por su amiga Menchu Trénor: “siempre que Menchu me llama tengo la sensación de que me pone a prueba para emprender juntos una nueva andanza. Así ocurrió cuando vi la obra de Blanca. Comprendí que estaba dispuesta a luchar y convencerme”.
La exposición se inauguró en el Palacio de Colomina y Blanca estuvo acompañada por Carmen Topete, María Teresa Monsonís, Isabel Aliño con su madre Isabel María Alfaro, Carmen Girona, Nuria y Flor Villarrasa, Enma Cuñat, Liana Navarro, Rafa Aznar y Magui Alonso, Jaime Ollero, Jorge Martí, Carlos Pérez Marsa y Lourdes Millet, Tatiana Monsonís, Esther Barrera con su madre Esther Simó y Mayrén Beneyto, que venía del concierto de Martha Argerich. “Ramón quiso que le acompañase porque es una magnífica pianista muy difícil de oír. Me salí en la segunda parte para llegar a la exposición de Blanca, no podía dejar de venir”.
De Madrid vino Alicia Gómez-Trénor, que nos dio a todas un truco para salir bien en las fotos: apoyar la lengua en el paladar y mirar siempre por encima la cabeza del fotógrafo, nunca a sus ojos. También estuvo Isabel Estapé, hija del economista Fabián Estapé y la segunda mujer que obtuvo en España la licencia de agente de bolsa. Isabel pertenece a los círculos más selectos de la sociedad madrileña y catalana y está casada con el psiquiatra Enrique Rojas

lunes, 8 de enero de 2018

Grandes regalos, pequeños recuerdos

Hoy es ese día del año en el que te levantas, miras tus regalos, y decides cuáles te quedas, cuáles devuelves y cuáles escondes en el armario porque te sabe mal devolver. Pero más importante que lo que tienes delante, son los recuerdos de este día.
Foto: Vicente Gracia de Rey Mago
Esta mañana te has levantado. Has ido al comedor y te has reencontrado con tus regalos. Ahí está ese colgante cursilón que te ha regalado tu cuñada, se nota que lo compró anteayer a última hora en la única tienda que quedaba abierta a las doce de la noche. Ese es el primero que pones en el montón de “guardar para regalárselo a alguien, y quedar bien en el típico compromiso que ni fu ni fa”.
 Luego está el pañuelo que te ha regalado lo Pepe y que recuerda a los que suele llevar su madre. No lo puedes devolver porque si se entera, tendrá la excusa perfecta para no volverte a regalar nada nunca jamás. Así es que el pañuelo se va al montón de “guardar en el fondo del cajón más escondido del armario.”
El detallito chorra que trajeron tus hijos; al montón de “no sé para qué quiero esto, pero me lo quedo”. Y así vas pasando, uno tras otro, mientras apuras el café con leche. De vez en cuando, sólo muy de vez en cuando, quizás una vez o dos veces en tu vida, ha aparecido uno que te ha emocionado, que te ha dejado toda la noche sin dormir de lo feliz que te había hecho.
A la interiorista Amelia Delhom le pasó con unas botas cuando era casi una adolescente. “Pedí unas botas altas y ese año me trajeron las botas, vestido y el conjunto completo”. Para Amelia, además, es una ocasión especial porque es el santo de su madre y el suyo. “Esa noche nunca faltaba en mi casa el roscón de reyes y una celebración con amigos, era una noche mágica cuya tradición he seguido y que trasladaré a mis hijos”. Este año ha sido una excepción porque la noche de Reyes la he pasado en Tailandia, aunque igualmente los Reyes han venido cargados”.
A la diseñadora Dolores Cortés lo que se le ha quedado grabado en la memoria y en el corazón fue su primera bici. Eran aquellos años en los que los niños nos tirábamos meses, a veces incluso años, esperando el día en que nos regalasen una bicicleta, no como ahora, que la tienen incluso antes de quererla. “Las muñecas también me hacían ilusión porque les hacía vestidos con los retales del taller de mi madre, aunque la bici fue la bomba. En la foto salgo enfadada porque me obligaron a llevar sombrerito, ¡lo odiaba!”
Alfonso Manglano, uno de los hijos de Mayrén Beneyto, recuerda que con siete años aseguraba haber visto las pisadas de los camellos. “Me gustaban mucho los coches y motos a los que les sonaban los motores, pero lo que me volvió loco fue el Scalextric, aquello era el no va más”.
Pocas cosas hay en la vida tan gratificantes como ver la cara de un niño al descubrir sus regalos la mañana de Reyes. Es un momento fugaz, la quintaesencia de la felicidad, el encuentro del niño con la magia, con su mundo imaginario en el que no hay sitio para el desengaño ni la tristeza. Si hubiese que elegir un instante en el que detener el tiempo, muchas elegiríamos ese en el que fuimos Reyes Magos.
Algunos han tenido la suerte de ser Reyes de verdad.
Alfredo Esteve recuerda con emoción el momento en que se vistió de paje para visita a los niños enfermos en el Hospital Pesset: “Yo soy muy llorón y lloré cuando recibí la foto con una niña en brazos y un escrito de la directora del hospital que decía: la alegría debe presidir todos nuestros actos; esta fotografía debería ser el espejo en el que nos mirásemos cuando por cualquier razón la tristeza visitara nuestros hogares”. Alfredo tiene previsto viajar hoy a Italia, invitado por la cámara de comercio de Florencia para dar unas conferencias en el salon pitti uomo, la semana de la moda masculina con más proyección.

El joyero Vicente Gracia también tiene un bonito recuerdo del día en que se vistió de Rey Mago para un cuento de navidad en el Palau de la Música. “Íbamos vestidos de Francis Montesinos, con turbantes hechos por el dueño de la tetería Al Russafí, un auténtico moro valenciano de Llaurí, y con joyas nuestras y atendimos todas las cartas de los chiquillos”. En la foto está con su hermano Paco Gracia, su cuñado Javier Botella. “Mi hermano lleva un collar que le cogió a mi madre y parece la tía Paquíta. Fue un toque surrealista.” Vicente sigue celebrando los Reyes y todos los años prepara una merienda en su joyería de la calle la Paz para que vean la cabalgata clientes y amigos. “Además nuestro roscón de reyes tiene joyas escondidas. Es el roscón más mágico de la ciudad y también el tesoro mejor guardado de ella”.
Si ser paje es emocionante, ser Rey Mago de Valencia debe ser la repera. El doctor Juan Antonio Murgui lo fue en 1990, siendo alcaldesa Clementina Ródenas. “Visitamos a niños en hospitales, a los que vivían en la cárcel de mujeres y la mirada ilusionada de los niños fue una de las experiencias más entrañables de mi vida”. Los Reyes quizás sean el último resquicio de magia que queda en nuestras vidas, todo lo demás ya no lo han explicado, siempre aparece un listillo, un científico espabilado que te echa por tierra la magia. Ese vuelco que te daba el corazón cuando veías al chico de tus sueños, no era magia era no sé qué sustancia química llamada dopamina, que se acumula en no sé qué zona de tu cerebro para enviarte estímulos gratificantes. Ale, te lo suelta así el listo de turno y se queda tan ancho. Adiós a la magia del enamoramiento.
Pero con los Reyes Magos no ha podido nadie, no hay ciencia que pueda contra esa sonrisa del niño al verse delante de Melchor, Gaspar o Baltasar.  
Carmen Alborch lo recuerda bien. “El mejor recuerdo de estos días no fue ningún regalo sino el momento en el que con mis amigas, íbamos a entregar la carta a los Reyes Magos. “Melchor era nuestro preferido y siempre íbamos a verle en grupo, con otros padres y vecinos”.
Nuestras vidas están llenas de regalos de Reyes poco acertados, pero eso qué más da. Lo importante es la magia, el colofón a eso que llaman espíritu de la Navidad. Es uno de los pocos, quizás el único, momento mágico que queda en nuestras vidas. Al final lo importante de los Reyes Magos no son tanto los regalos como los recuerdos que guardas de ese día.

lunes, 1 de enero de 2018

Tu gran noche

Chiquito de la Calzada era un genio haciendo comparaciones: “Tienes más peligro que una piraña en un bidé”, “Trabajas menos que un espía sordo”, “Tienes más mala cara que Marco en el día de la madre”. Nunca dijo, pero podría haberlo dicho, “Tienes menos trabajo que una tienda de ropa de hombre en noche vieja”. Y es que, para estas cosas, los hombres son sosos a rabiar. Se acerca noche vieja, nosotras llevamos toda la semana pensando qué ponernos, y ellos no le dedicarán a eso más de diez minutos, el tiempo de afeitarse antes vestirse. Sólo tendrán que decidir entre ponerse el smoking, el traje con corbata o vaqueros con la primera camisa y chaqueta que encuentren.
Chiquito también podría haber dicho: “Tienes más trabajo que una personal shopper la semana de noche vieja”. Nuestras opciones son interminables. Dentro de cada opción, gala, elegante o informal, hay a su vez tropocientas combinaciones: lentejuelas, escote, raso, largo, corto, tirantes, palabra de honor… Únase a todo eso la elección del color: rojo, negro, fucsia… Dentro de ellos, los tonos, rojo burdeos, rojo cereza, rojo carmesí… Pero ahí no queda la cosa, habrá que elegir peinado, zapatos, medias, joyas, maquillaje, y dentro de cada una diez o doce opciones. Y todo eso, sólo para la opción “gala”, que los hombres han liquidado con una única decisión: calcetines de lana o tipo ejecutivo. Al final, nosotras tenemos en la cabeza un cubo Rubik, mientras que ellos se conforman con echar una moneda al aire: cara o cruz.
Menos mal que nosotras tenemos la ayuda de los diseñadores valencianos. Si hay una ocasión en la que podemos ponernos brillos, dorados, pieles y taconazos sin temor a pecar por exceso, es esta noche.
El diseñador Alejandro Resta tiene claro que en Nochevieja debemos transmitir una imagen elegante y sexy. Él nos pondría de largo, con un vestido que defina la silueta en un color contundente, como el azul Klein, y con un escote a la espalda de los que dejan boquiabiertos.
Miquel Suay también elige largo y azul, esta vez en su versión eléctrica, para su musa Blanca Gadea Fitera, una mujer “femenina, inteligente y que pisa fuerte”. Al igual que Resta nos quiere ver seductoras y por eso su vestido es de estilo sirena, con escote clásico en forma de corazón y hasta cola.
Si los diseñadores se decantan por los azules, las diseñadoras prefieren los tonos cálidos como el rojo o el naranja. Amparo Chordá ha elegido para la periodista Laura Grande un vestido rojo con capas y capas de tul con el que se puede sentir como una princesa.
El vestido de Nochevieja de Marta de Diego no es vestido, sino un pantalón de encaje en color mandarina con un espectacular cuello de zorro en el mismo color. “Perfecto para María Cosín, que representa la nueva generación de mujer, joven y madura a la vez.”
El oro es un color reservado para celebraciones muy especiales y cargadas de simbolismo, “ideal para recibir el nuevo año”, dice Hannibal Laguna, que no duda por el dorado para el vestido de Juncal Rivero. “Ella tiene la belleza mediterránea que tanto me gusta y una naturalidad embriagadora”.
Javier Villajos también elige el dorado, esta vez mezclado con negro, para su musa Margarita Muñoz y Valentín Herráiz opta por el champagne para su amiga y musa Rocío Sirera.  “Le he puesto un vestido de corte muy sensual”
La propuesta más elegante y discreta es la de Rosa Blasco para la abogada Lourdes Bonmatí. “Es elegante, encantadora y sobre todo buena amiga.”