lunes, 29 de enero de 2018

Vuelven las pasarelas

Un desfile de moda es como una cena con Brad Pitt: reúne todo lo necesario para pasar un buen rato. Arte y cultura; la moda es crear algo de la nada, en eso se aproxima al arte. Y qué es Brad, sino una obra de arte. Los desfiles tienen ese toque de glamur que le aportan las modelos, los diseñadores y el público de las primeras filas. Y qué es Brad, sino la quintaesencia del glamour. La pasarela también es un espectáculo, una mezcla de teatro, música e interpretación. Y qué es Brad, sino un espectáculo en si mismo. Luego, después del desfile, llega el cóctel y entre canapés y champán departes con tus amigas. Y qué es Brad al terminar la cena, sino el champán hecho hombre, un estallido de alegría y emoción que invade todo el cuerpo en cuanto te ayuda a ponerte el abrigo, con todas esas burbujas recorriendo tu columna vertebral de arriba abajo.
Hacía tiempo que Valencia no celebraba desfiles, por eso, y porque Pitt no invitó a nadie a cenar, toda la sociedad valencia estuvo el miércoles en el Centro del Carmen. Era un desfile organizado por la Conselleria de Educación a partir de un proyecto de Josep Lozano llamado Artenblanc en el que se pidió a más de veinte diseñadores que creasen un modelo de color blanco.
El desfile fue tan dispar como diferentes son cada uno de los diseñadores. Nada que ver el vestido de novia de Alejandro Resta, lleno de encaje, con el de Adrián Salvador y Lucas Zaragosí (Estudio Savage) de tejidos ligeros. Tampoco tenía mucho que ver el vestido hecho con anillas de metal de Anillarte con los diseños de Ulises Mérida o Roberto Diz.
Entre los diseñadores participantes, más de uno faltó a la cita. Juan Vidal estaba en Madrid preparando su desfile del jueves en la Fashion Week, como Mané Mané, Ulises Mérida y Hannibal Laguna (que no participó en Artenblanc). Y Alejandro Resta estaba en Qatar desfilando y dando clases de moda con alumnos de la familia real del país. Quienes sí estuvieron fueron Adrián y Lucas, Mario Coello, Pedro Hidalgo, Laura Alemany, Hortensia Maeso, Javier Soria, Francisco Benavente, Adrián Cubero, Yvan Andreu y Sebastián Chavarriaga.
Entre el público, los periodistas Custodio Pastor y Mayte Sebastiá, que llegó al mismo tiempo que Vicen Fernández, que acababa de volver de esquiar y todavía estaba con agujetas, Ana García Rivera, Delia Barral, que siempre te recibe con una generosa sonrisa; el estilista Rafa Moreno con Angel Adán, la nutricionista Elisa Escorihuela, Encarna Roig y Mariángeles Miguel.
También socios del Club Moddos como María Dolores Enguix y Marcelo Soto, Julia Pérez Broseta, Mónica Duart con su madre María José García Padilla y Andrea Villafañe, Luz Aguiló, Guillermo Martorell y Mamen Puchades, los artistas JARR y Claudio Zirotti y Eugenio Martín.
Sin olvidar a las imprescindibles en este tipo de eventos: Mayrén Beneyto, que llevaba un broche en forma de pájaro que Blanca Fitera había adaptado de un sombrero de su abuela. Blanca, de negro y con un bolso metálico de Zara que parecía de firma de lujo, llegó con su hermana Laura, que sacó de su armario una de sus mejores piezas, un abrigo vintage que compró en un anticuario para la boda de su hija. Estuvo además Merche Fillol, Amelia Guich Lamo de Espinosa, Amparo Mortes con su hija Alicia Lacomba, Begoña Albert, Paloma Blasco, To Campos e Isabel Aliño.
La periodista Laura Grande fue con su marido Ignacio Estrela y con el alcalde de Cullera Jordi Mayor, al que la maquilladora Kuki Giménez aprovechó para pedirle entradas del festival Medusa. El toque perruno lo puso el estilista Alex Villar, que llevó a su perra Chloé al desfile. Del mundo de la moda, el sombrerero Betto García, María Rosa Fenollar y Carmina Durán de la agencia que puso las modelos.

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