lunes, 28 de marzo de 2016

Monas de Pascua

Todas las pascuas lo mismo. Nuestros chicos rescatan del armario las Stan Smith y la cazadora de borrego de Levis y se sienten como si tuvieran dieciséis años. Y no vas a quitarles la ilusión, claro. Pero te dan ganas de decirles que ese no es el camino, que esa estética tan estebina (por Esteban González Pons) no les convierte en pimpollos que vayan a acaparar las miradas de las amigas de sus hijos. Es como si nosotras nos pusiéramos uno de aquello petos vaqueros que tanto nos encandilaron en la década de los ochenta y pensásemos que así íbamos a provocar un accidente masivo en una pista de skeaters. Ya pueden pasar los años que hay tópicos pascueros que se repiten una y otra vez: los vaqueros y las zapatillas son uno de ellos. Como el panquemado y la mona de pascua.
Dice Pedro García Mocholí, que de buen comer sabe un rato, que los mejores panquemados de Valencia están en la Rosa de Jericó (Hernán Cortés), Dulces Pérez (Micer Mascó), Paco Roig (Pintor Maella y Mercado Central) y Pastelería Monplá (Pizarro). Lo bueno de los dulces pascueros es que todavía no han sido abducidos por la industria del horneo, como sí le ha ocurrido a los cruasanes y las ensaimadas. Y claro, cuando te enfrentas a ellos y valoras si vale la pena echar por tierra dos semanas de dieta y bicicleta estática por medio minuto de placer, no tienes ninguna duda. La vida es así; el peso se pierde gramo a gramo y se gana kilo a kilo. Cada pueblo, cada zona de veraneo, tiene un maestro hornero que parece estar ahí esperándonos para que nuestro peso vuelva al punto de partida. Es como el pobre Sísifo, sube la roca y cuando la tiene arriba, se le vuelve a caer, y ¡ale!, otra vez para arriba. La Pascua es muy mediterránea. Bien pensado, tiene mucha lógica celebrarla más que la Semana Santa. Tierra adentro celebran la pasión y muerte de Jesucristo, aquí que somos más de echarnos a la calle para celebrar lo que haya que celebrar, festejamos su resurrección. Eso nos une a los catalanes y mallorquines, con lo que Mónica Oltra y los suyos deberían hacer algo para reivindicar la mona de Pascua como un elemento integrador de la cultura festiva y de la identitat del nostre poble. Con la mona de pascua no han podido ni los donuts ni los bagels. Prueba de que aquí celebramos más la Pascua que la Semana Santa es el éxito de Marina Beach, el club de playa que acaba de abrir junto a la playa de Las Arenas, en la Marina Juan Carlos I. Imposible comer o cenar sin reserva estos días. ¡Y eso que todavía no se ha celebrado la inauguración! Será a mediados de abril y promete ser la fiesta de la temporada. Marina Beach es lo que le faltaba a la ciudad para terminar de acercase a sus playas.
El concepto es similar a los Nikki Beach de Marbella, Ibiza o Saint Tropez: piscinas de láminas de agua, restaurante con comida internacional, terrazas chill-out, hamacas y sombrillas de diseño, cócteles pijitos y hasta un bar pool como los de los grandes hoteles de playa. La diferencia con los clubs de Marbella o Ibiza son los precios, que no están pensados para millonarios con megayates. Claro que aquí tampoco vienen tantos ricos con megayate a quien endosarles botellas magnum de Moët o Dom Pérignon… El caso es que es un buen sitio para comer o tomarse un gintonic frente al mar. Lo de ponerse en traje de baño a tomar el sol se queda para las más atrevidas, aunque las que estén dispuestas a hacerlo que sepan que el agua de las piscinas está climatizada para que se puedan utilizar desde ya mismo. Las que estéis en Valencia aprovechad para ir antes y así podéis contárselo a las demás cuando vuelvan de vacaciones. Va a ser la atracción del verano, ¡avisadas estáis!

lunes, 21 de marzo de 2016

A la luna de Valencia

Toda la vida hemos oído que la luna influye mucho en nuestras vidas, que si las mareas, que si la menstruación, que si el pelo crece más si te lo cortas una noche de luna; que si toda la adolescencia soñando con un novio monísimo que nos besaría a la luz de la luna, y pasó una luna, y otra y otra y el beso nunca llegó; que si mira Pepe qué luna más bonita…”¡chisss mujer!, calla que no oigo el fútbol” y el sube el volumen de la radio y tú sigues mirando la luna rojiza en el horizonte y aquel príncipe nunca llegó, pero a cambio le tienes a él, cabreado ahora porque le han pitado un penalti al Valencia. Este año la luna nos ha jugado una mala pasada, la primera luna llena después del equinoccio de primavera marca la Semana Santa. Hoy es el equinoccio y la luna está a punto de estallar, el martes estará llena como nuestras barrigas después de tanto buñuelo, chocolate y demás. Así es que es ella, la luna, la responsable de que se nos junten las fallas con las Semana Santa, los churros con los panquemados, las cervezas matutinas en las terrazas de Valencia con los gin-tonics vespertinos en la playa… Esto no hay cintura que lo aguante, ni fondo de armario que resista estos vaivenes en las tallas. Total, que anoche quemábamos las fallas y mañana tendremos que hacer las maletas. Nos queda hoy para descansar, que ayer fue San José y cinco días después estaremos en Jueves Santo. Y a ver qué metemos en la maleta: ¿biquinis y chancletas o plumas y botas UGG? ¿Paraguas y chubasquero o sombrillas de playa y sombrero panameño? Habrá que llevarse de todo, a grandes males, grandes remedios. Lo que no puede faltar es una sombrilla mona, que el sol es lo que más envejece nuestros tersos cutis. Hasta ahora, las sombrillas de playa eran de los pocos productos en los que nadie había innovado.
La valenciana Ángeles Casanova, que ha vivido los últimos veranos con su chico recorriendo en un Land Rover rincones salvajes y las playas de Comporta, Algarve, Cerdeña… (¡¡¡qué envidia de plan!!!) se dio cuenta de que las sombrillas para la playa eran horrorosas en toda Europa. “Prácticamente todas están hechas en china, son feas y de mala calidad.” Así que con su pareja Bruno Martín Férnandez decidió revolucionar el mundo de las sombrillas playeras. “Contactamos con un fabricante gallego, diseñamos unos estampados súper chulos y pusimos en marcha la firma Parasun Ibiza”. La presentación oficial fue en el mercadillo Urban Store de Laura Perez Vehí y Paula Alcón y prácticamente volaron. Y es que son ideales, hechas con algodones y materiales de calidad y con estampados de cuadritos vichy, escoceses, de motas, toile de jour, azulejos valencianos…Pilar Carbonell todos los años. Abrirá el 24 de marzo y estará hasta el 27 y luego volverá a abrir del 1 al 3 de abril con nuevos expositores. Habrá música con DJ, coctelería, catas de vino y en el puente de San Vicente talleres infantiles de cocina, además de stands de cuadros y cerámica. Total chicas, que ayer era San José y hoy ya nadie se acuerda de las fallas ni de la pequeña revolución que el tripartito ha intentado introducir en ellas. Hemos pasado del balcón VIP de Rita Barberá al balcón del pueblo de Joan Ribó; del “valencia en falles” de Vicente Ramírez a la versión más gamberra del grupo Bajoqueta Rock en la banda sonora previa a la mascletà; del cargo de concejal de fiestas al más rimbombante de cultura festiva de Pere Fuset; de la izquierda renegando de las fallas y saliendo de la ciudad por patas, a la gauche divine integrándose en la fiesta popular, con Mónica Oltra como lideresa fallera.
Las que vayáis a Javea en Semana Santa, tenéis una cita con el It Market que monta

domingo, 13 de marzo de 2016

Líos de faldas

La idea de poner siluetas de mujeres en los semáforos ha debido de ser de algún hombre. Sólo a uno de ellos se le puede ocurrir diferenciarnos poniéndonos una falda por la altura de las rodillas. ¡Por Dios!, ¿quién se siente identificada con una corte de falda que recuerda a los años del franquismo más retrógrado? Ahora se lleva más larga o más corta, y si de lo que se trata es de diferenciarnos, lo suyo hubiese sido pintar la muñequita con tacones, más o menos altos, o botas, que las manoletinas no son precisamente el calzado que más ensalza nuestra orgullosa feminidad. Pero aún hay más: al diseñador de turno no se le ha ocurrido algo tan básico como estrechar la cintura y los hombros de la muñeca y ensancharle las caderas.
El resultado es un hombre con falda, ¿quién se siente identificada con una silueta calva, de anchos hombros, sin tacones y sin cintura? Bueno, confiemos en que más pronto que tarde Mónica Oltra tenga una conversación seria con Joan Ribó y ponga las cosas en sitio. Por lo demás, hemos tenido una semana muy femenina. El 8 de marzo se llenó de reivindicaciones feministas. Hubo manifestaciones con el lema “Sense feminisme no hi ha revolució”; ¿Comoor, pero es que estamos inmersos en un proceso revolucionario?, y nosotras sin enterarnos.
Mientras todo esto acontecía entre las filas del tripartito, 350 mujeres se juntaban en el Ateneo para celebrar una comida a favor de Fuvane. Allí no hubo consignas revolucionarias pero sí un poderío femenino que Mónica Oltra debería canalizar para su causa. El equipo de organizadoras, María José Albert, Begoña Císcar, Pilar Pons, Beli Botella, Mayayo Gómez Lechón, Santi Aguilar, Elena Pérez Manglano y Amparo Moreno, convocó a un montón de mujeres de bandera: la presidenta de Amigos del San Pio V María Jose Navarro, la indumentarista Victoria Liceras, la presidenta de Unicef Nidita Guerrero, la del Ateneo Carmen de Rosa, las hermanas Laura y Blanca Fitera, Mónica y Elvira Bueso, Ana Peris, Mamen Rivas, Rosa Morera (Max Mara), o Mª Angeles Fayos, del Teatro Olympia. Fuvane prepara otro sarao para el 9 de abril en la Hípica, una fiesta flamenca organizada por la Escuela de Esther Mortes.
El jueves, otras dos mujeres, Amparo López y Silvia Escolá, presentaban en su tienda de decoración la nueva colección de Mirrood de Puntmobles. Estuvo su diseñador, Victor Carrasco, Makela Forcada, Misuka Corbí y amigos como Vicent Martínez, el diseñador gráfico Nacho Lavernia, Rosa Castellví, Mariano Soria, Beatriz Pechuán, Chelo Garcia Cotanda, Ani Maldonado, Mayte Burgos, Maria Lleo, Tana Manglano, Esperanza Vila, Patricia Montoro, Sofia Carpi, Sefa Aguilar y Carmen sanchez Quijada, Pablo y David Escolá y Esther Barrera.
Más de un invitado venía directamente de otro evento glamuroso en Conde Salvatierra. El empresario Enrique Duart, del Grupo Dupen, inauguraba la nueva tienda de camas Munhar. Los colchones son una pasada, hechos con lanas vírgenes, algodones, crin de caballo y tapicerías lujosas. Enrique estuvo atendiendo a los invitados, más de doscientos, con su mujer Mª José García y sus hijos Mónica, Enrique y Mª José. Estuvo Fernando Giner, Sergio Adelantado, Guillermo Martorell y Mamen Puchades, Iván Martínez-Colomer y Ana García-Rivera, Vicen Fernández, el sastre Antonio Puebla, Carlos Alapont, Lila Albanozzo, el pintor Jarr, Mª Dolores Enguix (con un bolso de Chanel ideal de la muerte), Alfredo Esteve, Mª Ángeles Fayos, las hermanas Fitera, Andrea Villafañe, Maire Girona, Carmina Durán, el doctor Murgui, los joyeros Toni y Pablo Jordán, Beatriz Maset, Javier Monedero, Fernando Aliño, que se encargó del catering, Julia Pérez Broseta, Vicente Tello y Encarna Roig.

domingo, 6 de marzo de 2016

Mascletàs con champagne

Hay empresas que parecen imposibles hasta que alguien se lanza a hacerlas y hace las cosas bien hechas. Entonces, a poco que le acompañe la suerte, tiene éxito y se descubre que lo imposible era sólo una excusa para embarcarse en una aventura arriesgada. Por ejemplo, que a alguien se le ocurra crear una firma de zapatos para adolescentes: “¡a dónde vas, loco!, como piensas competir con Nike, Adidas y demás!. Anda, anda, déjate de tonterías, los experimentos con gaseosa, si quieres ser empresario móntate una franquicia” Pero hay gente que se lanza y algunos lo consiguen. ¿Os acordáis de Privata?, aquella firma de suéteres que nos volvió a todos locos a mediados de los ochenta. Le dio un revolcón a Lacoste, Fred Perry, Burbery y demás. Las grandes tiendas de Valencia, ¿os acordáis de Still West, en la Calle Xativa? Los colocaban en sus mejores escaparates y toda Cánovas se llenó de Privatas.
Ahora, treinta años después, está pasando algo parecido con las zapatillas Satorisan. Los chavales se vuelven locos con ellas, nos llevan a las madres arrastras hasta la tienda que ha abierto en la calle Sorní 25. Las zapatillas son una chulada: suelas de color verde patentadas, plantillas megacómodas, diseños trabajados hasta el detalle, cordones de rafia y trenzados, pieles hiper mega suaves de antílope, lonetas de algodón desteñido y campañas de publicidad en sitios ideales como la cala de los tambores de Ibiza (con el sello inconfundible de Begoña Buqué, la que fuera alma de Siete Mares). Lo mejor de todo es que la firma no viene de Estados Unidos, sino de un valenciano que se llama Alejandro Monzó y que ha convertido el estilo de vida mediterráneo en objeto de deseo para adolescentes.
Esta semana también se inauguró el restaurante Sra. Cook, en la calle Alboraya 72, un sitio ideal para comer o cenar estas fallas con buena cocina de mercado, es decir con buena materia prima, y eso nunca falla. El local está decorado con cariño, tiene hasta un sofá de lo más hogareño, y lo mejor es la terraza interior perfecta para tomar gintonics. En las paredes, fotos de Cuba de la última exposición de Flaco García Poveda, que estuvo en la inauguración con el fotógrafo José Alberto Figueroa, uno de los grandes discípulos cubanos de Korda, fotógrafo del Che. Inma estuvo rodeada de un montón de amigos periodistas: Eugenio Mallol, Amparo Tórtola, Xavier Ribera, Pedro Muelas, Willy Montesinos, Ana Portacelli y Alejandra Montaner, que está celebrando el cumpleaños de su tienda, ¡12 años hace ya que abrió!
Buena parte de ellos volvimos a encontrarnos al día siguiente en el estudio del pintor Vicente Peris, buen amigo de Juan Carlos Gómez Pantoja, que fue quien nos convocó para ver la mascletà desde la torreta que hay en el edificio que hace esquina entre la calle San Vicente y la Plaza del Ayuntamiento. Una maravilla de sitio. Ya sabéis que a partir de cierta edad lo ideal para ver la mascletà es encontrar a un amigo que tenga una terraza con vistas a la plaza, que eso de los apretujones y de los codazos está bien para los adolescentes y sus Satorisan pero no para nosotras, que le damos más importancia a la cervecita y al picoteo que a las carcasas.
Como somos chicas elegantes y finas, lo suyo es continuar el plan tomando champagne y ostras en sitios de moda como Ostras Pedrín, detrás del Parterre, o comer en alguno de los 37 restaurantes que participan este año en la ruta Moët de fallas, entre ellos Valen&Cia, Raussell, Sausalito, el Canyar, Moltto, Leixuri, Saiti y también en Marina Beach Club, donde Javier Monedero presentó la ruta con el último invento de Moët: un champagne que se toma con hielo, fresas y menta como si fuera un gintonic.