lunes, 27 de noviembre de 2017

25 años del universo de Vicente Gracia

Veinte años no es nada, decía Gardel. Quizás tuviera razón, pero veinticinco son una barbaridad. Hace veinticinco años tu Pepe tenía melena y si se esforzándote un poco podía vislumbrar la tableta de chocolate en su vientre. Era el año 92, la Expo, las Olimpiadas de Barcelona… Y Vicente Gracia abría su tienda en la calle La Paz. Han pasado veinticinco años, a tu Pepe no le queda pelo y su tableta de chocolate está oculta bajo los restos de cientos de litros de cañas de cerveza. Y Vicente Gracia sigue diseñando joyas su tienda, su universo como él le llama. Allí no hay nada feo. Todo lo que ves querrías llevártelo a tu casa: cuadros, muebles, sillones, alfombras, joyas… A cada paso que das te topas con algo por lo que estarías dispuesta a dar todo tu fondo de armario. Es un edificio de arquitectura neomozárabe y está inspirado en el Palacio de la Alhambra. Entras por la pequeña puerta recubierta de azulejos, subes por las antiguas escaleras de madera, llegas a su salón con vitrinas repletas de joyas y piensas: “Oh, mísera de mí. Oh infelice. Abatir cielos pretendo ya que no nací marquesa hace cien o doscientos años”.
Vicente es un enamorado de Valencia y ha buscado la esencia del gusto valenciano por medio mundo. Sólo él es capaz de combinar la tradición de la orfebrería valenciana con la herencia islámica, la ruta de la seda y la poesía sufí. Todo eso sin renegar de sus orígenes en Ruzafa, en donde se crio rodeado de su madre y sus tías. La búsqueda de la ruta de la seda le llevó a su segundo amor, el Valle de Cachemira (¡Quietas todas, que no se vaya ninguna a coger el móvil para ver dónde está eso!). Está en la India, por allí pasaba uno de los ramales de la Ruta de la Seda, lo cual le conecta con Valencia. El jueves por la tarde celebró su aniversario. Fue, como no, en su tienda, y allí estuvo acompañado por su inseparable Mónica Piñones y sus hijos Candela, Bernardo y Alejandro. Vicente agasajó a sus invitados con una preciosa mesa llena de viandas, una barra de champagne y música en directo de su amigo Javier Botella, que interpretó temas de esos que tan bien pegan con el champagne como fly me to the moon de Frank Sinatra. A la fiesta no faltó Juana Roig, que formó parte del equipo de Vicente durante un tiempo, Paco Roig y su mujer Magdalena Melchor. También estuvo la cónsul honorario de Dallas en Valencia, Janet Kafka, que fue una de las impulsoras del showroom que montaron Vicente Gracia y la diseñadora Marta de Diego en 2013 en los almacenes Neiman Marcus con motivo de una exposición del Sorolla en el Museo Meadows. También estuvo el diseñador Valentín Hérraiz, con quien compartió aquella época de la movida en la que empezaban a coger vuelo Francis Montesinos o Javier Mariscal.
Vicente Gracia no es de los que invita por invitar. Todos los que pasaron por su joyería son amigos, o clientes-amigos, o colegas-amigos o artistas-amigos. Así pasó, que la joyería se quedó pequeña para la cantidad de invitados que quisieron compartir el cumpleaños con él: Lola Narváez, Carlos Virosque, Nicola Seyda con su marido Vicente Lluch, Begoña Mortes, Blanca y Laura Fitera, que se iban después a una cena de acción de gracias preparada por el pintor Enrique Senís Oliver, Mangeles Ros y José Ortí, Luís Lluch, Alejandra Montaner, Mercedes Barberán, Arantxa Benlloch, las estilosas hermanas Alicia, Paloma y Carmen de Miguel, Álvaro Gómez Trénor y su mujer Beatriz, Pepe Navarrete, José Vivó, las hermanas Laura y Alicia Segarra, el ex presidente del Puerto Rafa Aznar, el diseñador Jayme Hayón y la interiorista Verónica Montijano, la diseñadora Marta de Diego con Pepa Martí, Enrique Lucas y Esther Barrera. También la fundadora de la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Cerámica, Pilar Espona, y el subdirector de museos estatales Miguel Ángel González.

Galería de fotos en Las Provincias: Irene Mansilla

lunes, 20 de noviembre de 2017

La dolce vita del pintor Enrique Senís-Oliver

De entre las miles de cosas que queremos enseñar a los niños, ¡pobrecitos míos!, una de ellas debería ser cómo atender a tus invitados. Queremos enseñarles a comer sano, a cepillarse los dientes todos los días, a invertir sus ahorros, a no ensuciar las calles, a plantar árboles… Pues ya puestos, una más, ¡qué más da! Y ojo, que ésta no es cosa baladí. Al fin y al cabo, educar consiste, en cierta medida en aprender modales para hacer la vida agradable a quienes conviven contigo. Así pues, deberíamos enseñarles que es una canallada organizar una fiesta y que sea un muermo, del que la gente quiera huir cuanto antes.
Un buen profesor de la asignatura sería el pintor Enrique Senis-Oliver. Sus fiestas de cumpleaños son míticas Valencia. Es el perfecto anfitrión junto con su pareja David W. Phillips, un productor musical que fue guitarrista de Barry White. Y además sus fiestas son divertidas, nada de esos cócteles muermos donde no te puedes mover del sillón.

Para empezar, su casa en el centro histórico parece sacada de una película italiana de Fellini, es una de esas casas nobles llenas de porcelana, pinturas, piezas de arte, vajillas antiguas y hasta un piano de cola. En la era del minimalismo, la moderación y la discreción, es genial entrar en una casa llena de madera, marcos de pan de oro y brocados color burdeos. Más aún si el anfitrión no escatima en lujos y prepara una mesa digna de una recepción real, llena bandejas de plata con exquisiteces como el roast beef, cordero al curry, gambas Puffie (receta de la tía Puffie de David), saté de pollo y un salmón al horno con salsa de tartar decorado por el propio pintor que estaba de exposición. Por supuesto que no faltó ni el champagne ni el buen vino ni la música en directo para amenizar la velada.
Los invitados recibieron un tarjetón a la antigua usanza, de cartón y con la dirección de puño y letra. El dresscode indicaba que había que vestir de blanco y negro, cosa que todos cumplieron. Ellas, en su gran mayoría, optaron por el vestido negro con un toque blanco en muchos casos una estola de pelo blanco. Así iban Laura Fitera, Carmen de Rosa, Alicia de Ansurias y María José Navarro.
Mayrén Beneyto optó por el blanco completo, con una chaqueta de corte Armani y una falda larga blanca. También Marisa Torrijos escogió un vestido blanco, largo por supuesto, como Toña Játiva.

De negro fueron Blanca Fitera –con un maquillaje muy trabajado inspirado en la película El cisne negro-, Marisa Marín, Maribel Soriano, Amparo Lacomba, María José Duart, Amelia Guich Lamo de Espinosa, Maribel Molina, Vitti Cayrols, Mamen Rivas, Maribel Soriano y May Pérez. La diseñadora Amparo Chordá llevó un vestido de seda bordada blanco con flecos de hilo de seda.
Fueron más de ochenta invitados. Entre ellos el joyero Antonio Romero con su mujer Rosa, José Francisco Ballester Olmos y Maribel Molins, Carmen y Amparo Roig Fillol, Manuel Castillo, José Soto, Elena García del Moral, Diego Molina y, entre los jóvenes, el diseñador Beto García, Anabel Noguera, Blanca Gadea Fitera y Jorge Blanquer.

Entre el grupo de caballeros, Francisco Ansurias (de negro), Agustín Diez de Cisneros (de blanco), Ramón Almazán, el empresario Juan Eloy Durá, Ricardo Falcó, el promotor Salvador Vila, el notario Ramón Pascual, el doctor Juan Antonio Murgui, Pepe Serra, Rafael Guía, Rafael Carmena, Juan Alfonso y Vicente Aguilar.
Senís ha tenido una vida de película. Con apenas 25 años se fue a vivir a Nueva York, donde se introdujo en la sociedad neoyorquina y asistió a las fiestas de Andy Warhol. En 1972, una rica hereda, Rebekah Harkness, le encargó la decoración del nuevo teatro de ballet frente al Lincoln Center. Después de este trabajo, el pintor se hizo tan famoso en NY que Salvador Dalí dijo en una entrevista que “la ciudad no era suficientemente grande para los dos”.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Los jardines de Sorolla

Sólo una causa de fuerza mayor puede movilizar a la gente un martes. Y así ocurrió. La cita era en la Fundación Bancaja.
Todo ocurre un jueves. Es el único día de la semana que se montan eventos sociales. El viernes ya es tarde, la gente tiene planes con familiares y amigos. El miércoles es demasiado pronto, nadie tiene la cabeza para fiestas. Por eso, todo se concentra los jueves.
Sólo una causa de fuerza mayor puede movilizar a la gente un martes. Y así ocurrió. La cita era en la Fundación Bancaja. La causa, se inauguraba una exposición de Sorolla; eso sí que es fuerza mayor, lo demás tonterías. La muestra se titula: “Sorolla. Un jardín para pintar.”  Y estará abierta hasta el 19 de marzo. La que no haya ido, que no se lo pierda.
La exposición es una delicia, son obras que el pintor hizo sobre sus jardines, llenos de color y de luz.
Allí estuvo la creme de la creme de la sociedad valenciana: Fernando Roig y Elena Negueroles, Julio de Miguel Aynat, Patín Montesinos, Mayrén Beneyto, Leopoldo Barrera, el presidente de la Cámara de Comercio José Vicente Morata, los empresarios Juan Eloy Durá, Juan Carlos Gómez Pantoja y Lluis Lluch, Leonor de Arizón Trénor, José Antonio de Prat y su mujer Nidita Guerrero, el doctor Juan Antonio Murgui con su hermana María José, Viruca de Alborch, su amiga María José Navarro con Paqui Sauri y Cris González, de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes, la estilosa Isabel Aliño, Marisa Marín, Alfredo Esteve, vestido a la última como siempre, Javier Monedero, Adriana Blay y Verónica Jordá.
Ejerció de anfitrión el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, que está consiguiendo reunir a lo más granado de la sociedad valenciana en sus convocatorias.
Allí estuvo acompañado de su hija Paula Alcón, que el jueves inauguró una nueva edición de su mercadillo navideño Cool Market en la calle Conde Salvatierra con la actuación en directo de Mafalda Villanueva y sorteo de entradas para el próximo festival solidario de la Casa Ronald en Valencia donde actuará Seguridad Social.
Volviendo a la Fundación Bancaja, la exposición de Sorolla atrajo también a un grupo numeroso de artistas y pintores valencianos como Nanda Botella, Helga Grollo, Uiso Alemany, José Sanleón, Vicente Colom, Javier Calvo y el coleccionista Martínez Guerricabeitia.
Tampoco quiso perderse la cita Julia Pérez Broseta, que se iba en unas semanas a Nueva York a ver a su hija, Esperanza Vila, cada vez más centrada en la fotografía, y María Gómez-Polo, recién llegada de Londres donde ha encontrado un montón de localizaciones para sus catálogos de sombreros y complementos.
No falto la representación militar, con el teniente general Francisco José Gan Pampols; financiera, con el director territorial de CaixaBank, Xicu Costa; y política, con el presidente de las Cortes Enric Morera, los consellers Vicent Soler y Gabriela Bravo.
Del mundo intelectual y artístico, Ferrán Montesa, Ricardo Bellveser, el historiador Tomás Llorens y la directora de la Casa Museo de Sorolla de Madrid, que ha cedido algunas de las obras para la exposición, Consuelo Luca de Tena y la comisaria de la exposición María López.

La fiesta del comercio de lujo

La asociación de comercios de lujo, Valencia Premium, celebró el miércoles su aniversario y lo hizo con un cóctel de lo más estiloso en la Plaza del Patriarca.
La causa última de una ciudad es su comercio. Nacen y crecen en torno a los mercados, el punto de encuentro donde se vende y se compra. Luego vendría la cultura, la política, la juerga… Sí, sí, todo eso está muy bien, pero no olvidemos que el origen de todo son las paradas del mercado, las tiendas. La humanidad no estaría donde está sin ese maravilloso invento de ir de compras. Así es que nadie venga a acusarnos de frívolas cuando decimos que esa es una de nuestras grandes aficiones.
Los siglos pasan y esa realidad no cambia. El comercio sigue siendo el corazón que da vida a una urbe. Sin tiendas, la ciudad enferma, languidece, se apaga. Y de entre todas las tiendas, el comercio de lujo marca la diferencia entre las ciudades grandes y las medianas.
Valencia Excellence es una asociación de las tiendas y servicios más exclusivos de Valencia. El miércoles celebró su aniversario con una fiesta en la Plaza del Patriarca y defendió su papel para atraer turismo de calidad. “Valencia tiene un gran atractivo por su clima, su gastronomía y su cultura y también por reunir establecimientos de prestigio”, dijo Patricia Montoro.
Totalmente de acuerdo con Patricia. Hay que hacer ciudad y la mejor forma de demostrarlo es apoyando a nuestro comercio y consumiendo para generar economía. Eso es lo que le vas a decir a tu Pepe este fin de semana cuando salgas dispuesta a renovar tu fondo de armario.

Laura Gallego, secretaria de la asociación, estuvo recibiendo a un montón de invitados, entre ellos Laura y Blanca Fitera, Alfonso y Fernando Manglano, Paz Oria, Rafa Alcón, Rafa Moreno y José Alandés, Nacho Gómez Trénor y Carolina Gil, Silvia Vilar, Mayrén Beneyto, Eva Marcellán, Laurence Lemoine, Elena Ravello, Javier Aznar, Carlos Pascual, el doctor Juan Antonio Mira, Carmen Romero, Anabel Navas, Maria José Félix, Guillermo Soria, Maria José Ruz o Javier Monedero; los diseñadores Adrián Salvador, Lucas Zaragosí y Hortensia Maeso, Encarna Roig, Mª Angeles Miguel, María Cosín, la interiorista Susana Lozano, el arquitecto Ramón Esteve con Isabel Rincón de Arellano y María García de la Riva.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Escapada a Italia

Los Amigos del Museo de Bellas Artes de Valencia visitaron Sicilia con un guía de excepción: el catedrático de historia del arte Felipe Garín
Italia es uno de esos países que nunca te acabas. Puedes ir a comer, a echar por tierra tu dieta. Puedes ir de compras, a quemar tu tarjeta de crédito. O a vivir una locura de amor y sacar a tu corazón de su órbita. O simplemente a ver italianos, que eso nunca aburre. También, como no, puedes ir a disfrutar del país con mayor patrimonio artístico del mundo. Para ese viaje es bueno llevar de acompañante a un catedrático de arte. Eso es lo que hicieron un grupo de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes de Valencia, con su presidenta María José Navarro: irse de viaje a Italia con un guía de excepción como el catedrático de historia del arte Felipe Garín.
El grupo estuvo formado por Amelia Guich Lamo de Espinosa, Mª Pilar Millán, Mayren Beneyto, Ramón Pascual Mahiques y Blanca Fitera, Marisa Marín, Jose Antonio Prat y Bienvenida Guerrero; Joaquín Sanz de Bremond y Aurora Colvé; Teresa Montagut, Mercedes Fillol, Carmen Pocoví; Vicente Altabert y Amparo Subiela; Blanca Gómez-Ferrer, Mª Jesús Trénor y Trénor, Mª Rosa Arnau, Amparo San José, Mª Luisa Cirbiant, Asunción González y María Gómez.

Visitaron Palermo, Monreale, la catedral de Cefalú, el valle de los templos en Agrigento, Selinunte, Piazza Armerina, con su imponente Villa Romana del Casale. “Desde Catania, fuimos a Noto y Siracusa, para finalizar con la maravillosa Taormina y la subida al Etna. Han sido unos días de inmersión artística en esta zona de Italia en la que se puede ver todas las corrientes artísticas, pues todas la civilizaciones dejaron allí su impronta”, cuenta María José Navarro.
Mayrén Beneyto también disfrutó del viaje y de la ópera, una de sus pasiones: “En Catania visitamos el Palacio Máximo Bellini y su tumba en la Iglesia de Santa Tecla, también la Catedral de Marsala, con su precioso atrio, la Catedral de Palermo, con sus diferentes torres y cúpulas y el Palatzio Palatino”.

Los Amigos del Museo de Bellas Artes de Valencia ya están preparando el próximo viaje a algún destino con mucha historia, por si alguna se anima.

Del Tenorio a los zombies

Querido ángel de amor, en esta apartada orilla, ni la luna brilla ni se respira mejor. Por la calle hay cuatro zombies que en cualquier momento llamarán a tu puerta para que les des caramelos.
Noche de difuntos, ni sombra de Don Juan Tenorio. Las calles atiborradas de gente con disfraces de demonios y calaveras. Y nosotras, las cuarentonas, una vez más descolocadas en este mundo que ha cambiado mientras nos hacíamos mayores. Sin sentirnos identificadas con aquella Doña Ines a la que Don Juan le recitaba lo de “¿No es cierto ángel de amor, que esta apartada orilla, más clara la luna brilla y se respira mejor?”. Si hace años, algún galán hubiese venido a nuestro balcón con semejante ocurrencia, probablemente le habríamos dicho: “anda tonto el haba, baja y trae un par de cervezas, que mis padres no me dejan salir porque dicen que hoy no es noche de juerga. Pero tampoco estoy yo para estas memeces”.  No, no somos nosotras mujeres que hayan soñado con galanes apostados a nuestros balcones. Claro que la alternativa también nos pilla un poco  a traspiés. El niño que llama a la puerta, vestido de bruja y preguntándote: truco o trato. Y tú que no sabes cómo reaccionar. Si fueses una americana de Kansas City, sabrías como escenificar un susto de muerte. Pero habiendo nacido aquí, lo único que se te ocurre es darle un beso al niño, sacarle cuatro caramelos y quedarte allí delante con cara de tonta, pensando: ¡Y ahora qué!

Tampoco entiendes por qué los disfraces han de ser de brujas y demonios con tridentes. Iría más acorde con nuestra educación de las monjas que fuesen vestidos de pastorcitos, de santos o de curas.
Pero en fin, las cosas vienen como vienen. La batalla de Don Juan Tenorio está perdida hace tiempo. A ver quién es la guapa que convence a su hijo pequeño y a sus amigos a que vengan a casa a ver a Doña Inés asomada al balcón. Así es que si no puedes con ellos, únete a ellos.
Es lo que hicieron el peluquero Rafa Moreno y su marido José Alandés, que llevan varios meses preparando Halloween. Cada año eligen su disfraz inspirándose en un personaje de película de terror. Si el año pasado recrearon a la malvada Cruella de Vil, este año ha sido la película It de Stephen King. Rafa fue el autor de todo el maquillaje de caracterización, tanto el suyo de payaso maligno como el de Jose vestido muñeca Anabel y el resto del grupo: Eduardo Peris, María Angeles Baldó, Geles Martínez, Diana Esteban, Victor Sánchez, Angel Adán, José Alandés, Arturo Rosaleñ y Ana María Delamo.

El artista fallero Salvador Dolz también organizó una fiesta en su taller con la temática “el circo del terror”. Hubo disfraces terroríficos, como el de Javier Martínez Rubio, y otros convincentes como el grupo que iba de la peli La Naranja Mecánica: Johny Florez, José Luis Canoves y Fabio Chiarini y Filippo Saltari, dos italianos de paso por Valencia a los que les está gustando tanto la ciudad que ya están planeando quedarse.