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lunes, 9 de julio de 2018

¿Javea o Benicassim?

¿Jávea o Benicassim?, he ahí el dilema. Ríete tú de lo de “ser o no ser” que sólo da para comerte el tarro. Lo que realmente nos marca la vida a las valencianas es si somos más de Jávea o de Benicassim. Quien de alguna forma pueda demostrar ya cuando la Marujita Díaz vestía pañales, su familia veraneaban en Javea o Benicassim será considerada una aristócrata en las fiestas de verano. Allí defenderá su playa con su vida. Recordará la infancia de Fulanita y Menganita, y el noviazgo de la hermana de Pitita con el primo de Tutina, mientras su madre, Fuchita, preparaba la merienda. Su contrincante, la de la otra playa, se defenderá contando como Petote, el hermano de Chusita, las enamoró a todas con su Vespa rosa.
Es el caso del doctor Juan Antonio Mira, que tiene una casa del puerto porque allí pasaba los veranos desde niño, cuando ya iba con sus padres. En el pueblo también tienen casa el ex ministro José Manuel García Margallo y los hermanos De Miguel: Alicia, Carmen, Paloma y Jose, casado con la interiorista Tati Monsonís. Fue ella la que le dio a la casa un estilo ibicenco y allí celebran cada verano una fiesta de lo más concurrida.
Entre los amigos de Paloma, están las hermanas Ana y Sara Joudí, que comparten veraneo en Javea con la rotaria Teresa Nuez y Manolo Lainez, Emília Garcia, Ismael Zahrawi, Ana Peris y Herminio Moraira, entre otros.
A Sara le encantan las playas de la zona: “cala Portixol con sus casitas de pescadores con puertas y ventanas azules; La Granadella y su agua cristalina”, como a la diseñadora Bárbara Torrijos, que pasa allí los veranos.
Algunos, como Esther Barrera, acaban en Javea porque es allí donde van todos sus amigos. “Yo me he criado en el campo toda la vida, en Onteniente, en una finca familiar. Desde hace cuatro años hemos recalado en Javea, ya que mis hijas tenían allí sus amigos y yo también”.
Otros son de Javea de toda la vida, como Amparo Lacomba, y allí tienen todo lo que necesitan, desde descanso hasta diversión. “A mi marido Vicente y a mí nos encanta salir a navegar con nuestra lancha y disfrutar de sus aguas limpias y cristalinas.”
“Javea es intensa en relaciones de amistad”, dice Toni Jordán. Nos gusta ir a las calas, perdernos los domingos por la tarde en el mercadillo de Jesús Pobre y descubrir nuevos sitios para comer o cenar, preferiblemente junto al mar. En agosto es indispensable acudir a la fiesta ochentera del Molí Blanc”.
Javea tiene además algunas de las casas más bonitas de la costa, como la del interiorista Carlos Serra o Cala Sardinera, la casa de Rosa Castellví diseñada por el arquitecto Ramón Esteve.
El pueblecito marinero de Moraira es otro de los destinos favoritos.
A Laura Gallego le gusta por su tranquilidad y por sus paisajes. “Me encanta leer bajo un pino, es un día a día muy dulce que suele terminar no muy tarde tomando algo frente al mar.”
Zdenka Lara también tiene casa en Moraira. “Nos enamoró por sus vistas al Portet y por la sombra natural de los pinos, que son como un gran toldo en la parcela”.
Si para unos Javea o Moraira no tiene nada que envidiar a Saint Tropez, los que veranean en Benicassim, como Delia Barral, no la cambian por nada del mundo. “La zona de las Villas es muy tranquila, todos nos conocemos y el día es muy agradable: playa, baños de mar, salidas en barco desde el náutico de Oropesa o recorrer la vía verde.”
Paula Alcón dice que Benicassim es como el Biarritz valenciano. “Me encanta desayunar  en las terrazas frente al mar, pasear frente a las villas, ir a la playa y salir a cenar con amigos a las tasquitas del pueblo”. Paula se ha llevado este verano su Cool market al Club Palasiet y reparte el verano entre Benicassim y las islas “de cala en cala y disfrutando de la maravillosa gastronomía isleña”.
No es la única valenciana que cruza a las islas en verano. Sobre todo si tienen barco, como el artista Lu Gorritz, que pasa un mes navegando por Formentera y Mallorca, el arquitecto Ramón Esteve, el empresario Luis Fernández y el estilista Alex Jordán que pasan semanas en Ibiza.
Si unos son de Javea toda la vida, otros son de Ibiza de toda la vida. Es el caso de María Gómez-Polo, que va desde hace años y tiene buenos amigos. “Me encanta pasear por Marina Botafoch y por el pueblo”.
Para vacaciones de lujo, las de María José Lladró, que tiene casa en una de las zonas más exclusivas de Mallorca, entre el Puerto de Andraxt y La Mola. “El ambiente aquí es maravilloso porque viene la clase alta de Europa a la que no le gusta exhibirse sino descansar, bañarse en aguas fantásticas con grandes pinadas, comer productos frescos y pasar inadvertidos. Me siento muy identificada en este ambiente. El pueblecito que me apasiona es Valldemossa, donde Michael Douglas y su primera mujer tenían su casa.”


martes, 5 de junio de 2018

La vida entre bañador y bañador

Cada año, cuando llega junio, cada una de nosotras se enfrenta al delicado momento de probarse el bañador. A veces lo que ves frente al espejo te da alegrías y otras te hunde en la miseria. Pero lo peor sucede cuando, escondido en un cajón, encuentras un traje de baño de hace unos años. ¡Buaaaaa, ¿Qué haces? ¿Te arriesgas a probártelo? ¿Lo guardas de nuevo en el cajón? Hay que ser muy echada para adelante para intentarlo, pero tú lo eres. Metes primero un pie, luego el otro. Si no te pasa de la rodilla bajo amenaza de romperse a jirones, lo normal es que eches a llorar. Si por el contrario puedes subirlo hasta los hombros y te deja respirar, podrás presumir con las amigas de que usas la misma talla que cuando tenías treinta.
La vida es eso que pasa entre bañador y bañador. Cuando menos te lo esperas, han pasado diez años desde la última vez que llevaste biquini. Esta semana, sin ir más lejos, se celebró el décimo aniversario de Bioparc. ¿Ya han pasado diez años? Nos preguntábamos más de una.
Para celebrarlo, el parque acondicionó la explana de entrada, de normal un tanto desangelada, y la convirtió en una terraza muy agradable, con mesas, música, bebida y camareros solícitos.
Precisamente allí, en la explanada de la entrada, es donde se ha instalado una escultura encargada para la ocasión: un enorme elefante articulado de madera y hierro diseñado por el arquitecto Fernando González y el ingeniero Luis Angel Martínez Juez.
Mientras degustábamos piruletas de queso de cabra recubiertas de arándanos, más de una pensó en lo afortunadas que son las elefantas, que no necesitan ponerse a dieta para la operación biquini.
Entre los invitados estuvo la estilosa Maria José Félix, Amparo Bertomeu, Christian Jardel, el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, la directora de Valencia Excellence y bloguera, Laura Gallego, Juan Miguel Gaspar y Eva Velasco, Maria José Ruz, Guillermo Soria, Manuel Bueno, Sonia Gómez-Luzón, Desampa Gil, Silvia Lafuente, el doctor Juan Antonio Mira, la pintora María García de la Riva, los diseñadores Adrián Salvador y Lucas Zaragosí, la MasterChef Junior, María Querol, la directora de la Fundación Pequeño Deseo, Marta Miró, Loles Guido, Nacho Gómez-Trénor y Carolina Gil, Cruz Vico, las hermanas Jofre, Mamen, Cristina y Ana, Pilar Cañiz, Paz Sansaloni, Noemí Carrasco, Quique Bonillo, Goyo Camps, Quico Catalá, Irina Manglano, Maca Peyró, Carlos Muñoz, Eva Marcellán, Tati Monsonís, Laura Grande, los periodistas Mariola Cubells, Ana Mansergas, Joseca Arnau y Vicente Ordaz, el estilista Jaime Navarro, que acaba de ser fichado por Primark, Yeray de Benito y Vicente Barrera con su mujer, Rocío Donat. Como anfitrión, el presidente de Rain Forest, la empresa propietaria de Bioparc, José Maldonado.
No faltó el grupo de amigas de Teresa Montagut, María José García Padilla, Amparo Lacomba con su hija Alicia, Mercedes Fillol, María Rosa Fenollar y Judith Mas.
También estuvo la interiorista Susana Lozano, que casó hace unos meses con Fran Bolinches Gómez-Torres en una ceremonia íntima. La pareja se fue de viaje a Japón y Susana vino impresionada por la cultura oriental, “he estado muchas veces en Nueva York, pero Tokio tiene más atractivo. Es una ciudad donde convive la tradición con la modernidad, con gente educada, muy respetuosa con sus valores y de un trato delicado.”
Y Natalia Segrelles, la guapísima hija de Coté Soler, que el viernes convocó con Nuria de Pérez Loma a buena parte de la sociedad valenciana en un networking en la nueva terraza Palau Alameda.
Entre los chicos, el grupo más fashion fue el del peluquero Alex Jordán, que estuvo con su pandilla de amigos: Angel Aguado, Goyo Camps, Quique Montoro, el fotógrafo José Luis Abad y Laura Lleó.
El Colegio de diseñadores de interior (antes llamados decoradores) también organizó el jueves una fiesta, sin más motivo que celebrar el día internacional del Interiorismo. Fue una cena informal en el Huerto de Ruzafa, sin discursos y con muy buen ambiente. Más de cien colegiados fueron, entre ellos el decano Pepe Cosín, Nacho Moscardó, Toni Salinas, Ramón Bandrés, Paco Ballester, Elvira de Gracia, Fernando Herrero, Paqui Casans, Fran Sabater, Juan Ferrero, Pedro Díaz Cano, Juan Antonio Pascual, Juan Sanz, Vicente Andreu, que fue con su mujer Elisa Escorihuela, Mateo Climent y Sigfrido Serra y Verónica Montijano, que está preparando un evento súper chulo: un concurso de mesas decoradas con el tema de las Islas Baleares. Habrá veinte mesas de autor que se pondrán ver en una cena en Myrtus el próximo el 21 de junio. Pero antes vendrá la próxima edición de la shopening night, que se celebra el próximo jueves.

lunes, 11 de diciembre de 2017

Puentes que nos dan la vida

A lo largo de la historia de la humanidad ha habido grandes descubrimientos: el fuego, la rueda, la máquina de vapor, la penicilina, los pantis, el botox…, los puentes. ¡Qué sería de nosotras sin los puentes! Tres o cuatro días de fiesta para romper con la monotonía asfixiante. Los puentes evolucionan como la vida. Los primeros los haces con tus amigas, sirven para desmelenarte; luego con tu novio, sirven para descubrir las alegrías y vislumbrar las miserias de la vida en pareja. Luego con los niños, sirven para disfrutarlos y también para añorar la vuelta a casa. Ya más mayores, con tu hija y su novio; sirven para morirte de envidia con lo guapo que está el chaval.
A veces los puentes son una excusa perfecta para celebrar algo con tus amigas. La diseñadora María Gómez Polo estuvo en Madrid con sus amigas Belinda Duart, Carola Alegría, Juana Camps y Verónica Jordá. “Ha sido una escapada muy especial, que tuvimos que posponer en su día porque me diagnosticaron un linfoma, y ahora retomamos celebrando mi recuperación. Dormimos en el Hotel Urso, en Las Salesas, el barrio de moda; desayunamos en el Café del Jardín del Museo del Romanticismo, un palacete del siglo XVIII, comimos en el mercado de San Miguel y la zona de La Latina y cenamos en el restaurante de Floren Domezain y en Numa, el nuevo restaurante de Sandro, que nos encantó. Además, visitamos la exposición de Picasso/Lautrec en la Fundación Thyssen y la de William Morris en la Fundación Juan March.
Laura Gallego, de Valencia Excellence, pasó el puente en Londres, ciudad que conoce bien porque estuvo allí trabajando unos años. “Primer objetivo del viaje: directos a la exposición de Basquiat en el Barbican Centre, me gusta mucho este artista y mereció la pena verla. En Londres tengo lugares a los que siempre vuelvo, como el Aubaine de Brompton Road, en Chelsea, donde te puedes encontrar a Marie Chantal Miller o Ecclestone.  El segundo día, fuimos a The Wolseley, en Piccadilly, estupendos sus Huevos Benedictine y puedes tomar el té perfectamente servido con sus mini sandwhiches. De tiendas, fuimos a Conrand Shop y al Bibendum, sin olvidarme de Ottolengui en Belgravia.
Julia Pérez Broseta pasó estos días en NY visitando a su hija Arantxa Cuadrado. “Paseamos por la quinta avenida viendo las increíbles escaparates de Saks, que han recreado el cuento de Blancanieves con figuras en movimiento, y el Rockefeller center con su pista de patinaje y árbol de Navidad. También paseamos por el high line bordeando el Río Hudson, terminando Whitney Museum con obras de Wharhol y de Linchestein. Visitamos el mercado de Navidad de Bryant Park y comimos en alguno de mis restaurantes favoritos, como el Fig Olive, Cipriani y The Boathouse en Central Park. Además vimos la representación de Cascanueces en el Lincoln Center.

Los diseñadores Adrián Salvador y Lucas Zaragosí hicieron una escapada gastronómica a Singapur. “Fue pensado y hecho porque compramos los billetes justo la noche de antes”, cuenta Lucas. “Nos apetecía descubrir el puesto de comida callejera de Hawker Chan que tiene una estrella Michelin y en el que comes por algo más de 2 euros. Y cenar en la barra japonesa del chef Asai Masashi en su restaurante Bincho, escondido en la parte trasera de otro pequeño restaurante local casi imposible de encontrar. Está en nuestro listado de barras favoritas del mundo.”
La periodista Maite Sebastiá ha estado en Miami, en la feria Art Basel. “Este año es importante para mí porque estoy montando una galería de arte online especializada en fotografía. Hemos cenado en el Hotel Faena, que tiene en su terraza una obra de Damien Hirst (el esqueleto de un mamut bañado en oro) y en la terraza del hotel Delano. También en El Barrio de Wynwood, repleto de murales intervenidos por grafiteros.”

lunes, 13 de noviembre de 2017

La fiesta del comercio de lujo

La asociación de comercios de lujo, Valencia Premium, celebró el miércoles su aniversario y lo hizo con un cóctel de lo más estiloso en la Plaza del Patriarca.
La causa última de una ciudad es su comercio. Nacen y crecen en torno a los mercados, el punto de encuentro donde se vende y se compra. Luego vendría la cultura, la política, la juerga… Sí, sí, todo eso está muy bien, pero no olvidemos que el origen de todo son las paradas del mercado, las tiendas. La humanidad no estaría donde está sin ese maravilloso invento de ir de compras. Así es que nadie venga a acusarnos de frívolas cuando decimos que esa es una de nuestras grandes aficiones.
Los siglos pasan y esa realidad no cambia. El comercio sigue siendo el corazón que da vida a una urbe. Sin tiendas, la ciudad enferma, languidece, se apaga. Y de entre todas las tiendas, el comercio de lujo marca la diferencia entre las ciudades grandes y las medianas.
Valencia Excellence es una asociación de las tiendas y servicios más exclusivos de Valencia. El miércoles celebró su aniversario con una fiesta en la Plaza del Patriarca y defendió su papel para atraer turismo de calidad. “Valencia tiene un gran atractivo por su clima, su gastronomía y su cultura y también por reunir establecimientos de prestigio”, dijo Patricia Montoro.
Totalmente de acuerdo con Patricia. Hay que hacer ciudad y la mejor forma de demostrarlo es apoyando a nuestro comercio y consumiendo para generar economía. Eso es lo que le vas a decir a tu Pepe este fin de semana cuando salgas dispuesta a renovar tu fondo de armario.

Laura Gallego, secretaria de la asociación, estuvo recibiendo a un montón de invitados, entre ellos Laura y Blanca Fitera, Alfonso y Fernando Manglano, Paz Oria, Rafa Alcón, Rafa Moreno y José Alandés, Nacho Gómez Trénor y Carolina Gil, Silvia Vilar, Mayrén Beneyto, Eva Marcellán, Laurence Lemoine, Elena Ravello, Javier Aznar, Carlos Pascual, el doctor Juan Antonio Mira, Carmen Romero, Anabel Navas, Maria José Félix, Guillermo Soria, Maria José Ruz o Javier Monedero; los diseñadores Adrián Salvador, Lucas Zaragosí y Hortensia Maeso, Encarna Roig, Mª Angeles Miguel, María Cosín, la interiorista Susana Lozano, el arquitecto Ramón Esteve con Isabel Rincón de Arellano y María García de la Riva.

lunes, 9 de octubre de 2017

El amor es un pañuelo

La tradición de la mocadorà viene del S.XVIII. Nuestros abuelos se los regalaban a sus novias, nuestras abuelas, como muestra de amor. Imagináoslo: el tatarabuelo Tonet con su mocaorá  rellena de mazapanes camino de ca la abuela Vicenta, por entonces su novia. Él más cortado que un seminarista en un after hour. Ella le abre la puerta, no sabe que decir. Y él que se saca de la faltriquera el pañuelo, se lo da, a ella le dan ganas de darle un beso en la mejilla, pero no se atreve. Así es que limita a sonreír baja la mirada al suelo. Del fondo de la casa suena una voz, es la de la madre: “Visanteta, qui es?” Vicenta se quiere morir, ¿por qué le tiene que llamar Visanteta? Es Tonet, mare”; “Y qué vol”, “Res, ja se’n va!” Y le cierra la puerta en las narices. Lo que ella que hubiese querido era ir a dar un paseo cogidos de la mano, para que le viesen sus amigas y para él le atusase un poco el pelo. El abuelo Tonet se va al casino cabizbajo porque le hubiese gustado probar los mazapanes. Ella se mete en la habitación y esconde su mocadorá para que no la vea la mare y sueña con que al año siguiente, él ya haya pedido su mano y poder sentarse juntos en la cocina a comerse los higos de mazapán: “amb el llépol que és, i no li ha donat ni un”
Los tiempos han cambiado. Probablemente el novio de nuestra hija le envíe un emoticono de un pañuelo y ella se limite a contestarle con un “¡ja,ja!”. Pero la tradición continúa. Los hornos estarán llenos de mocadoràs hoy y mañana. Algún que otro marido o novio tendrá el detalle. Y muchas mujeres de la sociedad valenciana siguen viviendo la tradición. Mayrén Beneyto recuerda el primer pañuelo que le regaló su novio, “yo tenía 18 años y desde entonces nunca he dejado de recibirlo. La tradición familiar está tan arraigada en mi familia que mi abuelo Juan Beneyto dejó un dinero para que sus hijos siguieran la costumbre. Ahora voy con Ramón a elegirlos”.
Para Mayrén los pañuelos de seda son un complemento perfecto. “Tengo muchos, algunos de mi madre, pero me hizo mucha ilusión el del Colegio del Arte Mayor de la Seda. Siempre que viajo, llevo uno al cuello, si me molesta lo anudó al bolso y si hay viento lo pongo sobre la cabeza y lo anudo detrás de la nuca, como Grace Kelly”. Blanca Fitera. “Me acuerdo de ese primer pañuelo ideal que regaló a mi madre, cómo nos explicaba la costumbre y el preciosismo de los artesanos pasteleros; nunca había visto frutas más bonitas que aquellos mazapanes coloreados y mágicos. Aún ahora sigo mirándolos con admiración. El pañuelo es otro cantar: me encanta pero soy patosa para llevarlo. Mi forma preferida es aquella tan 'soigné' de anudarlo al asa del bolso; siempre pienso que los buenos pañuelos deberían verse extendidos."
"El día de Sant Donís está unido en mi memoria a aquellos primeros años en Valencia, recién llegados desde Galicia, en los que mi padre adoptó todas las tradiciones valencianas”, dice
A Encarna Roig le encantan las celebraciones como el 9 de octubre, “que generan afecto, ternura y alegría”. Ella lleva años trabajando en la moda y cree que los pañuelos transmiten gran parte de nuestra personalidad, gustos y hasta el estado de ánimo. “Suelo viajar mucho u llevo varios en mi maleta. Me encanta jugar con las mil posibilidades que ofrecen e incluso convertirlos en mi principal atuendo, con un simple nudo al cuello en forma de vestido, túnica o lazada."
Para la diseñadora Marta de Diego, el 9 de Octubre es una fiesta racial, de sentimiento puro. “Esa delicadeza del amado de llevar dulces a su amada en un pañuelo me parece un detalle exquisito.”Marta utiliza el pañuelo con mucha frecuencia, “dejándolo en movimiento para que adquiera vida propia; nunca doblándolo geométricamente, no lo recomiendo.”
Vicen Fernández celebra el 9 de octubre en familia, “siempre vemos el festival de pirotecnia con sus hijos David, Luis y Pablo”. De los pañuelos se declara fan absoluta: “Lo utilizo en el bolso y como turbante, a modo de bandana, pero como más me gusta es al cuello con una biker de cuero negra para darle un toque roquero.
La directora de Valencia Excellence, Laura Gallego, también es experta en dar mil usos al pañuelo: ”desde sujetarlo al pelo en una coleta, anudarlo al asa del bolso o convertirlo en un top: se hace un pequeño nudo en la parte central por el revés, luego se anudan los extremos superiores al cuello, los posteriores alrededor de la cintura y ¡¡listo!!”
La diseñadora de complementos María Gómez Polo también tiene un truco para ponerse el pañuelo en la cabeza: “Se coge por el borde central y se coloca sobre la altura deseada sobre la frente, se apoya la frente sobre una pared para que no se desplace y se ata detrás con un nudo doble y media lazada, de forma que un extremo quede más largo que el otro”.
“Mi recuerdo de la mocadorá es el que tengo de acompañar a mi padre a cómprasela a mi madre durante todos los años en que vivieron, entrañable para mí”.

lunes, 27 de junio de 2016

¡Cuánta incertidumbre!

Las inglesas nos abandonan, las bolsas caen, sube la prima de riesgo, la libra se desploma, el despacho del Ministro de Interior parece el Corral de la Pacheca y Margallo ya se ve dando el pregón de las fiestas de Gibraltar con la bandera española hondeando en la cima del Peñón. Hoy elecciones, mañana Pablo querrá asaltar los cielos; Albert volverá a prometernos que es el nuevo Mesías; Pedro seguirá buscando amigos; Mariano se sentará a verlas venir. Y en medio de todo ese caos, nosotras afrontamos el verano con la eterna disyuntiva entre si nos conviene broncearnos al sol para dar envidia a las inglesas, o hacer caso a nuestro dermatólogo y protegernos para no acelerar las arrugas. El jueves, mientras las inglesas decidían dejar de ajuntarnos, nosotras celebrábamos San Juan. Unas lo hicimos en el Hotel de la Playa de la Pobla de Farnals, tan cerca del mar que las pavesas casi nos queman los vestidos. Otros, como Rappel, organizaron una cena en el restaurante Llar Román. Había que ir vestido de blanco y los asistentes cumplieron con el protocolo. Entre ellos, Mayrén Beneyto, el arquitecto Luis Sendra, Tomás García y Ragel Beltrán, Laura y Blanca Fitera, Carmen de Rosa, Mercedes Fillol, Alfredo Esteve, Josep Lozano, Jarr, Lluís Nadal y Ana Ramírez, el escultor Miquel Navarro y el crítico gastronómico Pedro García Mocholí, entre otros. A las doce, el grupo se acercó a la orilla del mar, pero como estaba Rappel, el rito de San Juan fue más sofisticado que el simple salto sobre las olas. Había que llevar en la mano tres flores blancas, tres frutas maduras y tres monedas de cobre e ir tirándolas al agua mientras te adentrabas poco en el mar a la vez que pedías un deseo. Al acabar, había que retroceder de espaldas y una vez en la arena secarse los pies con una toalla blanca. ¡Mos guarde, cuánta faena! Primer salto, un bolso de Loewe; segundo salto, tres kilos menos; tercer salto, que se acabe la Eurocopa que no aguanto los nervios de mi marido. Todo para volver a la orilla y que él siga allí hablando de Sergio Ramos, y lo peor de todo: el bolso de Loewe sigue en el escaparate y la cena te metió medio kilo de más del que aún no te has librado. El año que viene, casi que me voy a San Nicolás.
Montse Salamanca, la directora de Loewe, fue una de las que asistieron al cóctel que organizó la estilosa Laura Gallego esta semana en la sede de la CEV con una representación del cuerpo consular en Valencia. La Asociación de comercio de lujo, Valencia Excellence, quería transmitirles que Valencia es algo más que playa y paella y que tiene un comercio a la altura de las grandes capitales del mundo. En el cóctel estuvo el empresario Salvador Navarro, el cónsul de Chile, Leopoldo López, María Dolores Enguix, de la Optica Climent, Amparo Ortuño (Clínica Rahaal), Piotr Brylinski (Hugo Boss), Lila Albanozzo, de Il Baco da Seta, Guillermo Martorell, de la joyería Si7te, Leonardo Pugliese (Ferragamo), Mati Guerrero (Vuitton), Pau Pérez Rico (El Corte Inglés) y Sara Joudi, de la galería Shiras. Todos los años por estas fechas Angela Pla celebra la entrega de sus premios de su revista y una vez más allí estuvo lo más granado de la sociedad valenciana. La cena de gala fue en el nuevo Veles e Vents.
No falto el genial Francis Montesinos, que triunfó hace unos días con la presentación de su colección de verano en La Ferradura, el diseñador Alejandro Resta, las modelos Laura Sánchez, Madeleine Hjört, Arancha del Sol y Paloma Lago, y gente de la moda, como Miguel Vizcaíno, Adrián Salvador y Lucas Zaragosí, Amparo Chordá, Amado Ortells, Salomé Corell, Vicente Gracia, Antonio y Pablo Jordán, Argimiro Aguilar y el sastre Antonio Puebla.

lunes, 11 de abril de 2016

Regreso a Pinedo

A las maduritas del lugar, la vieja playa de Pinedo nos evoca noches de desenfreno. Spook Factory y Dream’s Village, luego The Face, lo fueron todo en los años del Bakalao. Todavía quedan allí algunos restos de lo que antaño fueron templos del pecado, la música electrónica, la lujuria, el libertinaje y los excesos de todo tipo, que fueron sobrepasándose con los años hasta convertirse en algo inaceptable. Había que frenarlo y lo hicimos en seco, porque nosotras nos hicimos mayores, sentamos la cabeza y los que venían detrás perdieron la cabeza y alargaban la juerga hasta el domingo por la tarde. Nosotras nos olvidamos de todo aquello, nos dedicamos a cambiar pañales y a cuidar nuestra carrera profesional. Las madrugadas de los domingos las dedicábamos a ronronear en la cama o a preparar los biberones del desayuno. Mientras la noche valenciana iba moderándose a medida que se limitaban los horarios de cierre, los controles de alcoholemia y se prohibía fumar en las discotecas. El desenfrene se marginó a los afther hours, que tenían un aire siniestro y hasta de mal gusto.
En la playa de Pinedo, junto a las paredes ahora ruinosas de aquellas discotecas que nos vieron madurar, está el restaurante Wakaya Lounge, uno de esos sitios que no hubieses pisado hace treinta años porque te parecía algo carroza, y que ahora a ahora son nuestro hábitat natural. Wakaya celebró el jueves su reapertura por todo lo alto. Ha sido redecorado por Carlos Serra, de El Mercader de Indias, estrena nueva carta e intenta atraer a gente de nuestra quinta. Tiene su gracia estar allí recordando tiempos pasados a ritmo de funky. En la inauguración hubo jamoncito del bueno, arroces de la casa y platos de la nueva carta como el esgarraet con mojama de Almadraba, berberechos al aroma de lima o los crujientes cremosos de puerro y gambas aromatizados al jengibre y salsa Cattaleya (así se llama el restaurante). Entre los invitados, Santiago Castell y Reme Hidalgo, el sastre Antonio Puebla, Carlos Alapont y su mujer Fernanda, Carmen Martínez, Vicente Montañana y Paqui Casañ, Eduardo Peris, Quique Castellano y Paco Tarazona, Juan Carlos Balaguer, Manuel Márquez, Chimo Escario y mujeres con estilo como Encarna Roig, la interiorista Amelia Delhom y Mª Angeles Miguel. Además, estuvo el pintor Jarr, David Cantó y Lola Ruiz, Desirée Clarí y Alfonso Baena, David Escolá y Raquel Forte, José Román y Juan García, Mª Ángeles Varvaró, Amparo Mortes y Vicente Lacomba, Juan Carlos Muñoz, Javier Ortiz, Vicente Tello y Mª Dolores Pérez Lis, Mª Teresa Martínez Durbán, Amparo Brell, Ángel Aguado, Quique González, Goyo Camps, Ana Ramírez y Eva Muñoz.
El jueves también se reinauguró la tienda de Hugo Boss en la calle la Paz, que deja de ser una franquicia para formar parte de la red de tiendas de la firma y estrena nueva decoración. Motivo de sobra para invitar a clientes a un cóctel de lo más estiloso con mini botellitas de Moët, catering cuidadito y música de Álvaro Gascó. A la inauguración fueron los habituales a este tipo de saraos. El doctor Murgui y Antonio Puebla (again), Mayrén Beneyto con su nuera Eva Marcellán, Javier Monedero (Dicoval), los hermanos Jordán, el sastre Antonio Puebla, el fotógrafo Juan Carlos Vega, el peluquero Rafael Moreno (Rafaelangel), Joseca Arnau, Angel Villanueva y Laura Gallego, Ramón Andrés, Paco Gimeno, la periodista Elena Meléndez, Gonzalo García-Miranda, Javier Martínez y Cote Soler
La semana que viene habrá más. El jueves Loewe presentará su nueva colección de verano en la tienda de Poeta Querol. El bolso puzzle en nuevos colores, los pouch ideales, las bandoleras y la colección de ropa de Jonatann Anderson solo para muy modernas.
(Fotos de la fiesta de Hugo Boss: Eva Máñez)

martes, 5 de noviembre de 2013

Como en casa del Falcó

Valencia ha cambiado más en los últimos cuarenta años que en los trescientos anteriores. Algunos cuarentones, tirando a cincuentones, todavía retenemos en la memoria, como una nebulosa, escenas de una vida rural que se ha perdido. El éxito de la Alquería Blanca ha sido precisamente retratar con gracia y acierto esas escenas. Ves al tio Pep y te parece estar viendo al padre de tu abuela, al que ella y tu madre hablaban de usted y que tenía a gala hacer callar a los niños con una sola mirada.
Perdidas por la geografía valenciana, persisten algunas casas que evocan a aquellos años. Dos de ellas están a  cinco minutos de Valencia, entre Picanya y Paiporta. Son Villa Amparo y Villa Delia, dos palacetes del siglo XIX actualmente propiedad de los hermanos Barral, Juanjo y Delia. Allí, entre aparejos de labranza, naranjos y árboles centenarios, te sientes como en la casa del Falcó, el rico burgués de la Alquería Blanca, sólo falta que aparezca por allí algún carro tirado por caballos y unos jornaleros cargando sacos de abono.
Durante años esas casas han estado reservadas a las familias propietarias y a sus amigos, normalmente gente fina de alcurnia y saneada cuenta bancaria. Vamos, los niños bien de toda la vida que moran en los alrededores de Cirilo Amorós y que veranean, como no, en Denia o Benicassim.
Bueno, el caso es que estamos en el siglo XXI, el Falcó ya no tiene un ejército de jornaleros y los naranjos ya no desbordan las cuentas bancarias de sus propietarios. Así es que la única forma de rentabilizar las viejas casas solariegas es cederlas para que los descendientes de aquellos jornaleros vayamos de boda y nos sintamos por un rato como Asun Falcó.
Y aquí entra en escena la familia Aliño, Fernando y Nacho, capitaneados por su madre Isabel Alfaro. Son los descendientes directos de la familia Lassala, una familia francesa que se instaló en Valencia a mediados del siglo XVIII, donde cuentan las crónicas que alcanzaron gran fortuna y poder. Una de sus propiedades fue el Castillo de Alacuás, que compró Isabel González de Lassala en 1940 y fue expropiado por el ayuntamiento en 1993, en la época de Lerma, una espinita que los Aliño llevan clavada en noble alma.
Se quedaron sin el Castillo de Alacuás, pero ahora gestionan varios palacetes como el, la Masía de Aldamar, Casa Santonja (en Beniarbeig), y el Palacio de los Lassala, junto a la plaza del negrito, la casa de su abuela materna.
Villa Amparo, también llamado el Huerto Barral Boluda ha sido una de las últimas incorporaciones a su oferta de casas señoriales. Los Aliño, Fernando y Nacho, dejaron la casa hecha un pincel para la inauguración. Llenaron el jardín de mesas decoradas como si se celebrase una boda, con manteles de distintos estampados, y La Tartana se ocupó de las flores y de detalles de ambiente, con un montón de recipientes de cristal y latón, bicicletas antiguas, cajas de madera para naranjas y macetas por todas partes. Una monada.

Junto a los Aliño, estuvo su madre, Isabel Alfaro Lassala, el arquitecto Rafael Alcón, la abogada María Gómez-Polo, super bronceada, contrastando con la tez pálida y perfecta de Esperanza Vila, el alcalde de Castelló de Rugat José Miguel Barranca con sus amigos el periodista Fernando Ferrando, Angel Villanueva y Laura Gallego, la estilosa dueña de Belgravia, Jaime Girona, de los Girona de toda la vida, Rafael Aleixandre, Julio Simón y Delia Barral… Como anfitriones, los dueños de la finca, Juanjo Barral y Josita Boluda, con un collar de perlas por el que más de una daríamos nuestro reino.

Foto: Quique Villanueva (www.ardemagazine.com)