martes, 27 de febrero de 2018

Fallera Fashion Week

Aviso para jóvenes emprendedoras con ganas de montar un negocio y políticos en busca de una foto. En Sevilla hay una pasarela de la moda flamenca que lleva 24 ediciones con éxito. En Valencia no hay nada parecido con respecto a las fallas. Hay iniciativas aisladas, un desfile por aquí, una exposición por allá, pero falta una cita anual que reúna a toda la industria de la indumentaria fallera. Una pasarela donde mostrar las novedades de manteletas, cancanes, pañolones, espolines, corpiños, manteletas y hasta peluquería y floristería.
Pero tiene que ser algo sonado, algo como lo que en su día fue la Valencia Fashion Week. Se podría aglutinar a todo el mundo fallero, desde peluqueros, hasta orfebres, joyeros, zapateros, los que fabrican las enaguas, la sedería… Podríamos traer a una top módel. ¡Como molaría ver a una Claudia Schiffer con unos moños, peinetas y un traje de espolín rojo sangre! Y entre los hombres, ¿Qué me decís ver a Jon Kortajarena enseñándonos sus piernas vestido de Saragüell? Vamos, que cuando sales de la pasarela te vas corriendo a comprarle uno a tu Pepe.
Se podría celebrar en otoño, para que nos diese tiempo a adecuar nuestros modelitos falleros a las tendencias del año. ¡qué semana de la moda tan chula nos quedaría! Tendríamos una excusa perfecta para ponernos monas y sería un incentivo para la fiesta.
Por ahora, lo único que tenemos es la iniciativa de un grupo de indumentaristas - Art Antic Joieria, Xal Seda Valencia y Les Barraques Carmen Asins- que organizaron el jueves un desfile en el Hotel Westin. En primera fila estuvo la Fallera Mayor de Valencia, Rocío Gil y su Corte de Honor.
En primera fila, Marieta y Eva Asins, el artista Paco Seoane, que inauguró una exposición de pinturas falleras en la que destacaba el retrato de la hija de su mujer, Julia; José María Chiquillo, Alfredo Esteve, María Rosa Fenollar, Pilar Ivars, la bloguera Judith Mas, que desfiló con uno de los trajes, el siempre elegante Javier García Alberni, Mª Luz Gazo, Luche Barrachina, Cristina Tamarit, Toni Rodrigo y Julia Belenguer, entre otros. También estuvo Francis Montesinos, que está preparando sus cincuenta años de trayectoria en la moda, Javier Martínez Rubio y Coté Soler, Antonio y Pablo Jordán, Vicente Castellano y Fina Cervera y la escritora Cristina Tamarit.

Lo más sorprendente fue ver desfilar a Pilar Ballesteros, una señora que demostró con clase y desparpajo que vestir de fallera no tiene edad. Alfredo Esteve se fijó en ella por lo elegante que iba y ella le contó que la manteleta, el corpiño y un rosario que llevaba tienen más de 150 años. “Es el delantal más bonito que he visto en mi vida. Me emocionó verla”, dice Esteve. Piezas antiguas como esas también deberían tener su sitio en la Fallera Fashion Week.
Para Esteve “Una pasarela de indumentaria sería fantástico, siempre que se defienda la cultura y la autenticidad en los tejidos, en los modelos y en las joyas. Podemos innovar pero respetando la tradición y la cultura valenciana. El traje es como una buena paella, no se pueden hacer grandes innovaciones.”
No ha sido el único acto prefallero de la semana. La Casa de los Falleros inauguró hace unos días un espacio de indumentaria en El Corte Inglés de Nuevo Centro. Allí estuvieron las damas vicentinas, el president de Lo Rat Penat Enric Esteve, la Reina Fallera y la Fallera Infantil de Burriana Judit Pesudo y Ana Giménez respectivamente, además de sus damas de honor.
La agenda de la fallera mayor es agotadora. El jueves Rocío Gil también inauguró una exposición de trajes de fallera diseñados por los mejores indumentaristas en el Centro El Saler.

lunes, 26 de febrero de 2018

Premios solidarios

Cuando los Pecos y Pedro Marín nos hacían llorar en la puerta de un pub de Cánovas porque nuestro novio estaba dentro hablando con otra, el Rotary Club Valencia ya entregaba sus premios Llama Rotaria. Esta semana han celebrado la trigésimo cuarta edición. Son más de 125 personalidades las que los han recibido y que recogieron personalmente, entre ellos el cardenal Vicente Enrique y Tarancón, Sabino Fernández Campo, Vicente Boluda Fos, Francisco Múgica, Miguel Indurain, Enrique Ponce, Luis Sanchez Polac -Tip-. Santiago Grisolía y Luis García Berlanga.
Los premios de este año, que entregó el presidente del Club Román Amador, reconocieron las trayectorias profesionales y personales de Vicente Aguilar, en la sección de Valores Humanos, Carmen Amoraga, en la sección de Servicio a la Comunidad, Tomás Fuertes, en la sección de Economía, y Susana Lloret, en la sección Artes. Susana Lloret es la directora de la Fundació Per Amor a l’Art, cuyo proyecto estrella es el centro de arte Bombas Gens. Desde su inauguración, no ha dejado de recibir premios de todo tipo. Los últimos han sido, además del Premio Llama Rotaria, el premio A de coleccionismo que concede la Fundación ARCO en esta edición y uno de los Premios del Voluntariado 2017.
A la cena de gala fueron más de ciento veinte invitados, entre ellos otros premiados como el pintor Enrique Senís Oliver y miembros del Club como Salvador Vila Soria, José Ballester Olmos, Juan Montenegro Alvarez de Tejera y Pedro Ballester Fernandez.
El músico keniano Omar Islam Ali también recibió esta semana un premio importante, el de la de la Fundación para la Justicia de la Fundación Bancaja por el trabajo realizado a través de la ONG One Day Yes. Al evento acudió una amplia representación de la sociedad valenciana. El síndico de Les Corts Manuel Mata, el presidente de Fundación por la Justicia José Mª Tomás y Tío, el presidente de Fundación Bancaja Rafael Alcón, la patrona de Fundación por la Justicia María Iborra, el patrono de la misma Fundación Alejandro Mañes, la patrona de Fundación Maides Rosa Colomer, el vicepresidente del Tribunal de las Aguas de Valencia Francisco Almenar; José María Segura, en representación del Servicio Jesuita a Refugiados; y Salvador Alborch, patrono de Fundación por la Justicia. Tampoco faltaron Juan Viña, presidente de la Fundación Cañada Blanch, la abogada y política valenciana María José Ferrer San Segundo, JoseéMaría Company o el jesuita José Luis Beneyto, que durante muchos años ha estado al frente del sanatorio de Fontilles.

martes, 20 de febrero de 2018

El arte nos da la vida

El arte es como el amor: todos sabemos lo que es, pero nadie sabe definirlo con exactitud. Eugenio, el de saben aquel que diu, dijo que el arte es pasar mucho frío. “Es el hombre agregado a la naturaleza”, dijo Van Gogh. “La expresión de los más profundos sentimientos por el camino más sencillo”, ésta es de Einstein. Y así hasta el infinito y volver. Hay quien ha escrito libros enteros y todo para nada, porque seguimos sin tener claro qué es.
Pero todas tenemos claro cuando algo es arte. Por ejemplo, un buen día te invitan de repente a un acto social, apenas tienes un par de horas para arreglarte. Abres el armario, no ves nada adecuado. Te desesperas, vas a la ducha, mientras te secas el pelo piensas en media docena de opciones. Vuelves a la habitación, te pones una cosa, te la quitas, te pones otra, vuelves a la primera. Al cabo de media hora has encontrado la combinación ideal, pero le falta algo. Te acuerdas de aquel colgante que te compraste un día en no sé dónde, lo buscas, lo encuentras, te lo pones, te miras al espejo, te ves monísima de la muerte y cortoneándote un poco dices: ¡Ole, qué arte tengo!
La que quiera profundizar algo más en todo esto, puede apuntarse a las clases que da la profesora Marusela Granell en Espacio Zona 7. Es un taller en Ruzafa donde todas las semanas se reúnen un grupo de aficionados al arte para debatir y entender mejor las nuevas tendencias artísticas. “Hemos creado un lugar donde nos reunimos y hablamos sobre arte; se trata de ver, pensar, reflexionar, conocer y adquirir nuestro propio criterio”, dice Marusela. Entre los habituales a estas citas, Carmen y Paloma de Miguel, Ana Cuñat, Mónica y Mamen Carbonell, Lila Abanozzo, María Picatto, Juan Gómez-Lechón y Puri Cortell, Myriam Garrigós y Manolo Giner, Rosa Perelló y Eloy Domínguez, Juan Granell Baño, Makela Forcada y José Garrigós, el joyero Vicente Gracia y Mónica Patricia Jareño y la promotora cultural Inma López, amiga y colaboradora de Marusela en el taller.
Os irá bien a todas, porque desde hace años la vida social valenciana no se entiende sin el arte. Esta semana hemos tenido todo tipo de inauguraciones vinculadas al mundo creativo. Exposiciones de poderío, como la de Miró en el IVAM, y otras más locales como como la de María José Torrente en la Galería Cuatro; exposiciones de artistas que quieren restituir su dañada imagen, como Antonio de Felipe, y hasta una exposición de Sorolla y la moda que debería estar en Valencia, pero que por ahora sólo se puede ver en Madrid, en el Museo Thyssen.
La inauguración de Miró del jueves llenó el IVAM. Muchos políticos, del presidente Puig para abajo, y también muchos amigos del arte, como Juan Antonio y María José Murgui, Jorge Feo, el médico Román Amador, los arquitectos Arantxa Pérez Pous y Carlos Busutil, Eva Peydró y Natuka Honrubia. No se perdieron la cita artistas como Carmen Calvo, Artur Heras, Monjalés, Horacio Silva, Javier Calvo, Antonio Girbés y Javier Chapa. Ni galeristas como Ismael Chappaz, Lucía Vilar y Cristina Chumillas y Juanma Menero. Ni tampoco el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, el director de la Fundación Pilar i Joan Miró, Francisco Copado y la galerista Olga Adelantado, que está preparándose para la próxima cita con la Feria Arco, que empieza la semana que viene, y a la que llevará a los artistas Irma Alvarez, Luis Gordillo, Alex Marco, Jorge Peris, Darío Villalba, Iñaki Domingo y Rubén Guerrero, entre otros.
La Galería Cuatro también inauguró exposición esta semana. La pintora María José Torrente estuvo acompañada por el galerista Miguel Castillo, Calo Carratalá, Ricardo Gil romaguera, Pepe Romero y Rafa Martínez.
Fue precisamente la Galería Cuatro la que expuso en su día las obras de Fumiko Negishi, la pintora que denunció a Antonio de Felipe por despido improcedente y por la propiedad intelectual de más de doscientos cuadros. Fumiko aseguró que ella era la autora de las pinturas y que De Felipe se limitaba a tener la idea. Ahora el pintor valenciano se enfrenta a la adversidad y acaba de inaugurar exposición en Madrid, en la Galería La Fiambrera, de Ruth López-Diéguez y Maite Valderrama. Son cuarenta dibujos hechos con boli bic con los que “ha decidido dar la cara demostrando que su talento al crear es cien por cien auténtico”. De Felipe vive en Malasaña desde hace veinte años y en ese mismo barrio está la galería donde expone.
A Madrid también hay que ir para ver la exposición “Sorolla y la moda”. No es justo, ¿de verdad que nadie puede traerla? Son setenta pinturas con vestidos y complementos de la época, traídos de museos de todo el mundo como el V&A Museum de Londres, el Museo de Artes Decorativas de París y el Museo del Traje. Por si fuera poco, se ha organizado un ciclo de conferencias sobre el estilo de la indumentaria a finales del siglo XIX y principios del XX a partir de la obra del pintor. ¡Qué interesante, por favor!

martes, 13 de febrero de 2018

En tu casa o en la mía

A veces una se cuestiona si el feminismo es buena idea. Ves en las películas a quienes podrían ser nuestras abuelas dejándose cortejar por quien podría ser nuestro abuelo. Él, babeando y en tono servil, le dice: “¡Ahhh!, me haría usted el hombre más feliz del mundo si me permite visitarla”. Y ella, altiva y sin moverse de la silla, le dice: “Recibo los miércoles”. Y allá que se iba él, ilusionado como un niño la mañana de Reyes. Luego ella no tenía otra cosa que hacer en toda la semana que preparar la recepción. Las flores, la mantelería de hilo, el menú, y hasta el lugar donde se tomaba café. Ahora todo eso se ha terminado. El tipo que te corteja se pone pesado en medio de la calle o te dice que quiere algo contigo vía whastapp. Y lo peor de todo es que nuestras hijas lo ven normal. Y a ti te dan ganas de coger el móvil y decirle al tipo de turno: ¡Por Dios, hijo, esas no son formas!
Aquellas recepciones eran mucho más que la vía para darle esperanzas a tu galán. Eran una forma de relacionarse socialmente mucho más humana que un encuentro en una discoteca o en un restaurante. Mucho más laboriosa, eso sí, porque además de los arreglos, había que seleccionar los invitados cuidando que no hubiese nadie peleado con nadie, que tuviesen algo en común para que la tertulia fuese armónica e incluyendo a alguien nuevo para que no sean siempre los mismos. Previamente se habían elegido temas de conversación amenos y que no despertasen disputas y el contar con algún invitado capaz de animar la velada en caso de que decayese. ¡Todo un arte!
Todavía queda gente que domina ese arte. Mayrén Beneyto es una de ellas. Esta semana invitó a un grupo de amigas a una comida en su casa sin más motivo que celebrar el mes de las mimosas. Sacó la mantelería con dibujo de mimosas, a juego con las servilletas, y preparó un menú con toques amarillos: ensalada con maíz, arroz al horno y fruta con helado. “Mi madre todavía lo hubiese trabajado más, habría sacado un pescado con alguna salsa de color mostaza, pero yo he preferido algo más casero y sencillo”. Todo estaba perfectamente armonizado. La vajilla tenía el filo dorado y los vasos para el vino eran de color verde. “Me desperté a las dos de la madrugada anoche y se me ocurrió que los pondría de ese color”. La comida fue solo de chicas. Las afortunadas fueron la nuera de Mayrén, Eva Marcellán, las periodistas Maite Sebastiá, Angela Pla y Elena Meléndez, Vicen Fernández y Ana Varela. De lo que se habló durante la comida, sobre todo en la sobremesa después de dos copas de champán, mejor no contar nada.

También el académico Ballester Olmos recibió esta semana en su casa. “El día era de demonios y un grupo de amigos le plantamos cara en casa con alegría interior y el buen humor en el ánimo, el gesto y la frase.” Allí estuvo el general Juan Montenegro y Lucía Zaragoza, el Capitán de Navío Ignacio Villarrubia y María del Mar, el Coronel Luis Felipe Guerra y Mercedes Hermosilla, y los hermanos de la Orden del Santo Sepulcro Vicente Aguilar y  Toña Játiva. Hubo buena conversación, anécdotas, risas y hasta temas culturales.
Definitivamente recibir así es propio de otra generación. La nuestra bastante hace con encontrar un hueco para cenar con las amigas en algún restaurante.
La semana dio para más reuniones de amigos, bueno mejor dicho de amigas. El grupo de Verónica Montijano, Esther Barrera, María José Lladró, Julia y Cristina Pérez Broseta, Luz Aguiló, Marcari Yuste y María Dolores Enguix comieron juntas en Rausell sin más motivo que estar juntas un rato, más que suficiente.
El peluquero Alex Jordán tampoco tenía una razón especial para celebrar una cena con amigos. “Cuando las cosas salen bien hay que ser agradecido con los amigos, con tu equipo, con tus clientes, con la vida…”, dice Alex. A la cena fueron José Luis Abad, Salva Muñoz, Alex Jordan, Marcela, la abogada Ana Dobón,  el peluquero Manuel Martínez, Angel Aguado y Maite Marzal.
La periodista Eva Montesinos sí que tenía un motivo para quedar con sus amigos: celebrar su cincuenta cumpleaños. Lo hizo con un guateque. “Me encanta la música de los sesenta: los Kings, Remains, Fórmula V y lo celebré en una escuela de baile con mis amigos, que son lo que más me gusta del mundo además de mi bailar y mi gato”.
Fueron cincuenta amigos, entre ellos Juanjo Company, que cocinó una paella gigante, la campeona de aerobic Vero Más, la productora de TV Inma Martínez y Loles Ruiz. Además estuvieron sus amigas del Club de Tenis: Rosa Gracia, Paloma Piñeiro, Inma Roselló, Soraya Ródenas, Beni mascaró, María Hidalgo, Carmen Amador, Carmen Martínez, Marian Mora, Nati Altarriba, Rosa Herrero, Marisa Pagán, Eduardo Comes y Paco Serra. La fotógrafa Paula Rincón de Arellano fue con su marido César, Gemma, Sonia y Silvia Mayordomo, la periodista Angela Valero con Juan Llorens, Juan Carlos Solera, el fotógrafo Eduardo Peris, el enólogo Rodolfo Valiente, el estilista Rafa Moreno con José Alandés y Mónica Moreno.

martes, 6 de febrero de 2018

Febrerillo el loco

Febrero es un mes loco en el que no sabes si te tocará sacar el plumas o la rebequita de entretiempo. A priori parece el mes más tristón del año, pero en realidad es cuando la vida social empieza a renacer del letargo postnavideño.
Cuando vas a pasar un par de días a uno de esos pueblos perdidos en la montaña, te imaginas cómo sería allí tu vida. Entonces piensas, ¿qué haría yo aquí un martes de febrero? Y te ves a ti misma encerrada en casa, con el mismo chándal día tras día, sin razón alguna para salir. No hay tiendas, excepto el ultramarinos, ni peluquerías, ni cines, ni na de na. Sólo frío, noches largas y una interminable comida de tarro sobre la insoportable levedad del ser. Tu Pepe está por allí flipando, en el monte o en el bar, intentando entablar amistad con los lugareños. Se le ha despertado ese instinto troglodita que todos llevan dentro, por el que añoran su época de cazadores de mamuts. Tú miras al coche y piensas, “espero que mañana arranques y te portes bien hasta Valencia”.
Pues en esas estamos, en medio de febrero. Y no es tan fiero como lo pintan. Los días alargan, las fallas están a la vuelta de la esquina, las tiendas empiezan a traer las colecciones de verano y la ciudad despierta del letargo en el que se había sumido tras la Navidad. Esta semana ya se ha notado. El miércoles hubo una entrega de premios, el jueves se inauguraron varias exposiciones y el viernes dos eventos benéficos, uno en el Ateneo y otro en el Hotel Ayre Astoria. Ni que decir tiene que cualquiera de estas citas pone en marcha la maquinaria. Hay que coger hora con el peluquero, con la esteticista y pasar por un par de tiendas a ver si queda algún vestidito mono de la temporada anterior que te puedas llevar al 60 por ciento, que rascando de aquí y de allá todavía puedes hacer ese gasto.
La primera cita fue el miércoles. El actor Nacho Fresneda recibió el Premio de les Arts Vicente Monfort de la Falla Paseo de la Alameda-Avenida de Francia de manos de la fallera mayor de Valencia Rocío Gil y con toda la directiva de la falla: sus falleras mayores Arantxa Marqués y Claudia Fernández, el presidente de la falla Manuel Cabrera y el presidente infantil Jorge Blanquer, además de la Regina del Jocs Florals Mónica Duart, el escultor del premio Alfonso de la Ossa y un montón de gente del mundo fallero.

Al día siguiente, la Galería Shiras inauguraba temporada con una exposición de Guerrero Tonda. Allí estuvieron las hermanas María José Albert y Marieli, Cristina Roig, Mensi Guerola, Ana Joudi, Encarna Roig, Pilar Millán, Teresa Nuez (del Rotary Center), Carolina Sahakian, Paloma de Miguel, Carmen de Miguel, Mariángeles Miguel, Pepe Cidoncha y Susana Pérez, el crítico Martí Domínguez, Alejandro Bethancourd, Noël Ribes, Violeta Garín y los artistas Horacio Silva, Ximo Amigó, Javier Chapa, Sebastián Nicolau, Nuria Rodríguez y Rosa Torres.
Muy cerca, en el Hotel Eyre Astoria, se celebró el jueves una cena benéfica organizada por la asociación Sabor Empresarial a beneficio de Casa Caridad a la que fueron más de 300 invitados.
La cena fue en la terraza y el evento fue presentado por el periodista de Antena 3 Carlos Villán. El presidente de Casa Caridad, Luis Miralles agradeció la cooperación de las empresas para llevar a cabo acciones sociales y el presidente de la asociación, Antonio Jordán, se comprometió a repetir el evento el año que viene.
Al cóctel fueron empresarios como Iker Marcaide, Manuel Peris, Jose Vicente Villaverde, Lucía Asensio, el periodista Vicente Ordaz; la capitana del Valencia CF femenino, Ivana Andrés; el director del hotel y anfitrión Joan Soldevila, La pareja de periodistas Alberto Gil y su mujer Carmela Navarro, Amparo Gonzalez-Fontana, Angela Valero de Palma, los hermanos Gonzalo y Cristina Bayona, Sergio Montesinos, Desireé Clari, Diana Resurrección, el Padre Mario, director de Cumbres School, Guillermo Zarranz y su mujer Mercedes Adiego, los interioristas Mateo Climent y Sigfrido Serra, Fatima Zamorano, Julio Alonso, Manolo Peris y Patricia Montoro, Javier Carpi, María Vilana, Maria Cosín, Jose Samper, Modesto Granados, Jose Luis Boix, Julio Pascual y su mujer Paula Bernal, Maria Angeles Fayos, la pareja de notarios Jose Manuel Rodrigo y Elia Giner, Juan Carlos Muñoz, Jorge Barbera, el abogado Javier Ortiz, el constructor Antonio Sanz, el matrimonio Juan Millet y Paula Seguí, el arquitecto Ruben Muedra y Vicente Andreu, entre otros.
Esa misma tarde, el Ateneo Mercantil acogió otro evento benéfico. Esta vez un desfile de moda de Boovier, la firma creada por Susana Bort. La firma se dio a conocer entre el mundo de las fallas cuando la FMV de 2016, Alicia Moreno, llevó uno de sus vestidos el día que recibió la llamada en su casa por su nombramiento. Desde entonces, muchas falleras de la corte confían en ella para ocasiones especiales. Susana además forma parte de la ONG Mamás en acción, una asociación en la que sus socios ejercen de mamás y papás por unas horas para aquellos niños que no disponen de la cercanía de sus familias, ya sea porque están en centros tutelados o en hospitales donde sus familias no pueden acompañarlos. La recaudación del desfile fue íntegramente a esta asociación.
Entre el público, estuvo la presidenta del Ateneo Carmen de Rosa, su hija Carmen Sancho, Salomé Correll, que cedió sus joyas para el desfile y Sonia Remohí, que presentó en el desfile su colección de ropa de arras y que este año ya ha vestido a la fallera mayor infantil Daniela Gómez, y muchas que han formado para de las Cortes, como Amparo Requena o Amparo Carbonero. Además estuvieron Leonor y Esther Barrera, Laura Guardiola, Cristina Estevez, Silvia Cosmes, Marifina Fuster y Carlos Pamplanco.