El arte es como el amor: todos sabemos lo que es, pero nadie
sabe definirlo con exactitud. Eugenio, el de saben aquel que diu, dijo que el arte es pasar mucho frío. “Es el
hombre agregado a la naturaleza”, dijo Van Gogh. “La expresión de los más
profundos sentimientos por el camino más sencillo”, ésta es de Einstein. Y así
hasta el infinito y volver. Hay quien ha escrito libros enteros y todo para
nada, porque seguimos sin tener claro qué es.
Pero todas tenemos claro cuando algo es arte. Por ejemplo, un
buen día te invitan de repente a un acto social, apenas tienes un par de horas
para arreglarte. Abres el armario, no ves nada adecuado. Te desesperas, vas a
la ducha, mientras te secas el pelo piensas en media docena de opciones.
Vuelves a la habitación, te pones una cosa, te la quitas, te pones otra,
vuelves a la primera. Al cabo de media hora has encontrado la combinación
ideal, pero le falta algo. Te acuerdas de aquel colgante que te compraste un
día en no sé dónde, lo buscas, lo encuentras, te lo pones, te miras al espejo, te
ves monísima de la muerte y cortoneándote un poco dices: ¡Ole, qué arte tengo!
La que quiera profundizar algo más en todo esto, puede
apuntarse a las clases que da la profesora Marusela Granell en Espacio Zona 7.
Es un taller en Ruzafa donde todas las semanas se reúnen un grupo de
aficionados al arte para debatir y entender mejor las nuevas tendencias
artísticas. “Hemos creado un lugar donde nos reunimos y hablamos sobre arte; se
trata de ver, pensar, reflexionar, conocer y adquirir nuestro propio criterio”,
dice Marusela. Entre los habituales a estas citas, Carmen y Paloma de Miguel,
Ana Cuñat, Mónica y Mamen Carbonell, Lila Abanozzo, María Picatto, Juan
Gómez-Lechón y Puri Cortell, Myriam Garrigós y Manolo Giner, Rosa Perelló y
Eloy Domínguez, Juan Granell Baño, Makela Forcada y José Garrigós, el joyero
Vicente Gracia y Mónica Patricia Jareño y la promotora cultural Inma López,
amiga y colaboradora de Marusela en el taller.Os irá bien a todas, porque desde hace años la vida social valenciana no se entiende sin el arte. Esta semana hemos tenido todo tipo de inauguraciones vinculadas al mundo creativo. Exposiciones de poderío, como la de Miró en el IVAM, y otras más locales como como la de María José Torrente en la Galería Cuatro; exposiciones de artistas que quieren restituir su dañada imagen, como Antonio de Felipe, y hasta una exposición de Sorolla y la moda que debería estar en Valencia, pero que por ahora sólo se puede ver en Madrid, en el Museo Thyssen.
La inauguración de Miró del jueves llenó el IVAM. Muchos políticos, del presidente Puig para abajo, y también muchos amigos del arte, como Juan Antonio y María José Murgui, Jorge Feo, el médico Román Amador, los arquitectos Arantxa Pérez Pous y Carlos Busutil, Eva Peydró y Natuka Honrubia. No se perdieron la cita artistas como Carmen Calvo, Artur Heras, Monjalés, Horacio Silva, Javier Calvo, Antonio Girbés y Javier Chapa. Ni galeristas como Ismael Chappaz, Lucía Vilar y Cristina Chumillas y Juanma Menero. Ni tampoco el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, el director de la Fundación Pilar i Joan Miró, Francisco Copado y la galerista Olga Adelantado, que está preparándose para la próxima cita con la Feria Arco, que empieza la semana que viene, y a la que llevará a los artistas Irma Alvarez, Luis Gordillo, Alex Marco, Jorge Peris, Darío Villalba, Iñaki Domingo y Rubén Guerrero, entre otros.
La Galería Cuatro también inauguró exposición esta semana.
La pintora María José Torrente estuvo acompañada por el galerista Miguel
Castillo, Calo Carratalá, Ricardo Gil romaguera, Pepe Romero y Rafa Martínez.
Fue precisamente la Galería Cuatro la que expuso en su día
las obras de Fumiko Negishi, la pintora que denunció a Antonio de Felipe por
despido improcedente y por la propiedad intelectual de más de doscientos
cuadros. Fumiko aseguró que ella era la autora de las pinturas y que De Felipe
se limitaba a tener la idea. Ahora el pintor valenciano se enfrenta a la
adversidad y acaba de inaugurar exposición en Madrid, en la Galería La
Fiambrera, de Ruth López-Diéguez y Maite Valderrama. Son cuarenta dibujos
hechos con boli bic con los que “ha decidido dar la cara demostrando que su
talento al crear es cien por cien auténtico”. De Felipe vive en Malasaña desde
hace veinte años y en ese mismo barrio está la galería donde expone.
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