martes, 13 de febrero de 2018

En tu casa o en la mía

A veces una se cuestiona si el feminismo es buena idea. Ves en las películas a quienes podrían ser nuestras abuelas dejándose cortejar por quien podría ser nuestro abuelo. Él, babeando y en tono servil, le dice: “¡Ahhh!, me haría usted el hombre más feliz del mundo si me permite visitarla”. Y ella, altiva y sin moverse de la silla, le dice: “Recibo los miércoles”. Y allá que se iba él, ilusionado como un niño la mañana de Reyes. Luego ella no tenía otra cosa que hacer en toda la semana que preparar la recepción. Las flores, la mantelería de hilo, el menú, y hasta el lugar donde se tomaba café. Ahora todo eso se ha terminado. El tipo que te corteja se pone pesado en medio de la calle o te dice que quiere algo contigo vía whastapp. Y lo peor de todo es que nuestras hijas lo ven normal. Y a ti te dan ganas de coger el móvil y decirle al tipo de turno: ¡Por Dios, hijo, esas no son formas!
Aquellas recepciones eran mucho más que la vía para darle esperanzas a tu galán. Eran una forma de relacionarse socialmente mucho más humana que un encuentro en una discoteca o en un restaurante. Mucho más laboriosa, eso sí, porque además de los arreglos, había que seleccionar los invitados cuidando que no hubiese nadie peleado con nadie, que tuviesen algo en común para que la tertulia fuese armónica e incluyendo a alguien nuevo para que no sean siempre los mismos. Previamente se habían elegido temas de conversación amenos y que no despertasen disputas y el contar con algún invitado capaz de animar la velada en caso de que decayese. ¡Todo un arte!
Todavía queda gente que domina ese arte. Mayrén Beneyto es una de ellas. Esta semana invitó a un grupo de amigas a una comida en su casa sin más motivo que celebrar el mes de las mimosas. Sacó la mantelería con dibujo de mimosas, a juego con las servilletas, y preparó un menú con toques amarillos: ensalada con maíz, arroz al horno y fruta con helado. “Mi madre todavía lo hubiese trabajado más, habría sacado un pescado con alguna salsa de color mostaza, pero yo he preferido algo más casero y sencillo”. Todo estaba perfectamente armonizado. La vajilla tenía el filo dorado y los vasos para el vino eran de color verde. “Me desperté a las dos de la madrugada anoche y se me ocurrió que los pondría de ese color”. La comida fue solo de chicas. Las afortunadas fueron la nuera de Mayrén, Eva Marcellán, las periodistas Maite Sebastiá, Angela Pla y Elena Meléndez, Vicen Fernández y Ana Varela. De lo que se habló durante la comida, sobre todo en la sobremesa después de dos copas de champán, mejor no contar nada.

También el académico Ballester Olmos recibió esta semana en su casa. “El día era de demonios y un grupo de amigos le plantamos cara en casa con alegría interior y el buen humor en el ánimo, el gesto y la frase.” Allí estuvo el general Juan Montenegro y Lucía Zaragoza, el Capitán de Navío Ignacio Villarrubia y María del Mar, el Coronel Luis Felipe Guerra y Mercedes Hermosilla, y los hermanos de la Orden del Santo Sepulcro Vicente Aguilar y  Toña Játiva. Hubo buena conversación, anécdotas, risas y hasta temas culturales.
Definitivamente recibir así es propio de otra generación. La nuestra bastante hace con encontrar un hueco para cenar con las amigas en algún restaurante.
La semana dio para más reuniones de amigos, bueno mejor dicho de amigas. El grupo de Verónica Montijano, Esther Barrera, María José Lladró, Julia y Cristina Pérez Broseta, Luz Aguiló, Marcari Yuste y María Dolores Enguix comieron juntas en Rausell sin más motivo que estar juntas un rato, más que suficiente.
El peluquero Alex Jordán tampoco tenía una razón especial para celebrar una cena con amigos. “Cuando las cosas salen bien hay que ser agradecido con los amigos, con tu equipo, con tus clientes, con la vida…”, dice Alex. A la cena fueron José Luis Abad, Salva Muñoz, Alex Jordan, Marcela, la abogada Ana Dobón,  el peluquero Manuel Martínez, Angel Aguado y Maite Marzal.
La periodista Eva Montesinos sí que tenía un motivo para quedar con sus amigos: celebrar su cincuenta cumpleaños. Lo hizo con un guateque. “Me encanta la música de los sesenta: los Kings, Remains, Fórmula V y lo celebré en una escuela de baile con mis amigos, que son lo que más me gusta del mundo además de mi bailar y mi gato”.
Fueron cincuenta amigos, entre ellos Juanjo Company, que cocinó una paella gigante, la campeona de aerobic Vero Más, la productora de TV Inma Martínez y Loles Ruiz. Además estuvieron sus amigas del Club de Tenis: Rosa Gracia, Paloma Piñeiro, Inma Roselló, Soraya Ródenas, Beni mascaró, María Hidalgo, Carmen Amador, Carmen Martínez, Marian Mora, Nati Altarriba, Rosa Herrero, Marisa Pagán, Eduardo Comes y Paco Serra. La fotógrafa Paula Rincón de Arellano fue con su marido César, Gemma, Sonia y Silvia Mayordomo, la periodista Angela Valero con Juan Llorens, Juan Carlos Solera, el fotógrafo Eduardo Peris, el enólogo Rodolfo Valiente, el estilista Rafa Moreno con José Alandés y Mónica Moreno.

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