Mostrando entradas con la etiqueta Pijos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pijos. Mostrar todas las entradas

miércoles, 7 de enero de 2009

Ser pija no se lleva

Uff, uff, uff. Acabo de leer en mi blog Malvayrosa un comentario demoledor de uno de mis lectores. Dice lo siguiente:”El lujo y el glamour eran una tendencia en sí mismos y ya han pasado de moda. Todo eso es más del 2000 que del 2010. Ser pija no se lleva nada en absoluto y seguir las tendencias y llevar ropa cara es un símbolo de mal gusto y de falta de imaginación. Términos como trendsetter o coolhunter son totalmente de los noventa y los números de las revistas de moda "especial colecciones" son para perdedoras y gente vacía. Los ídolos del siglo XXI son elegantes por su forma de ser, su inteligencia y su educación y de su aspecto solo se tendrá en cuenta la elegancia de la discreción. La cirugía y los tratamientos estéticos caros no pueden competir contra una madurez digna y sabia. Todo lo demás solo es la pataleta de unos malcriados o el capricho de unos ignorantes. Feliz 2009.”

Si mi lector tiene razón, a esta sección le quedan dos telediarios, la hora del té tiene los días contados y a partir de ahora tendré que escribir sobre la baja Edad Media o el pensamiento kantiano. Tendré que frecuentar bibliotecas en lugar de quioscos de prensa y escucharé lecturas de tesis doctorales, en lugar de ver desfiles de Montesinos. Uff, qué negro veo mi futuro; claro que el de las tiendas pijas todavía lo veo peor. Después de la crisis, sólo faltaba que vestir de firma estuviera mal visto…

Si la profecía de mi lector se cumple, a mí me dejará fría un vestido de Prada o unos taconazos de Louboutin. En un futuro no tan lejano, pasaré por delante del escaparate de Hermès y pensaré, - uff, ese bolso es totalmente un símbolo de mal gusto y de falta de imaginación. Voy a casa a tejer uno de ganchillo que eso sí es personal y barato y discreto. Llegado el caso, sería un alivio para mis bolsillos, eso sí, pero por mucho que lo intento, tengo mis dudas. No soy capaz de imaginarme esa situación.

Fuera bromas, el comentario tiene muuuucha miga. Creo que en el fondo plantea si se puede comprar la elegancia. Y la respuesta es no. Ir vestida de ropa de marca de arriba abajo no te garantiza el estilo ni la elegancia ni la personalidad, ni siquiera el atractivo. Es más, vestir toda de Gucci o de Chloé puede ser síntoma de nueva rica, sobre todo si te plantas lo último de lo último, si pareces un anuncio andante o si te crees a pies juntillas la tontería de las tendencias. Pero en lo que no estoy de acuerdo es en que vestir ropa cara sea síntoma de mal gusto. Sé de muchas mujeres con muchísima personalidad que visten de Prada sin que se note, que interpretan lo que hace cada diseñador a su manera, que llevan vestidos de hace diez años y son elegantes hasta cuando hablan por el móvil, que ya es difícil. Sin ir más lejos, la misma Miuccia Prada encaja perfectamente en la definición de mujer inteligente, educada, discreta y con una personalidad que ya quisieran muchas, y además, no ha pasado por quirófano.

En cuanto a la cirugía estética, pues lo mismo. Hay señoras que se hacen arreglitos imperceptibles y están estupendas, no tratan de parecer quinceañeras, ni se ponen pómulos de manzana, como la Obregón. Tampoco se quedan con la frente congelada como la Preysler o con la mueca extraña de la Baronesa Tyssen. Sólo mejoran el tono la piel o buscan el corte de pelo adecuado y tratan de mantener su cuerpo en forma. Lo que tengo claro es que la elegancia está en la inteligencia. Puedes llevar 6.000 euros puestos en ropa y ser una petarda; y puedes llevar esa misma cantidad de dinero encima y ser la más interesante de la fiesta. No, no creo que el pijoterío haya muerto. ¡Más me vale!

lunes, 15 de diciembre de 2008

El Hackett español

Cuando yo era jovencita -¡ay, cuántos años!, muchos quinceañeros llevaban una banderita española en la correa del reloj o en la pulsera de cuero. No había pijo de Cánovas que no llevase la banderita. Y el colmo del pijoterío era decorar tu vespa rosa con una pegatina de Snoopy llevando la bandera española. ¡Uff, uff, uff! Ahora que lo pienso, no creo que los quinceañeros de entonces lo hicieran por convicción o por ser de Fuerza Nueva; más bien era una moda, como los Levi’s etiqueta roja o las Stan Smith. La banderita española molaba mogollón. Luego llegaron los ochenta y la bandera española pasó a convertirse en un símbolo facha o feixiste, nada moderno. Puestos a llevar una bandera, molaba más lucir la bandera italiana en un suéter de Moschino o la norteamericana, tan mona, en uno de Ralph Lauren.

Desde entonces, la bandera española no ha tenido ningún interés para los diseñadores de moda. ¡Y mira que Aznar se esforzó, eh, pero nada! Durante años, era prácticamente imposible encontrar un polo con la bandera española, a no ser que buscases en el uniforme oficial de algún equipo de vela o de la selección de fútbol. Eso sí, polos de Hackett con la bandera norteamericano o de La Martina con la argentina, los que quieras. ¡A buenas horas un norteamericano le pone a su niño un polo de un club italiano o francés!

Pues bien, algún avispado empresario ha visto que había un hueco de mercado con la bandera patria y ha creado Hierro y Albero, que es básicamente el modelo de Hackett o La Martina pero con la bandera española a tutiplén. ¡No había visto tanta banderita desde los tiempos de Snoopy! El invento ha funcionado; Hierro y Albero lleva pocos años, pero ya tiene muchos seguidores y 18 tiendas en España, la última en Valencia, en la calle Comedias. La tienda está decorada de color albero y grana, los mismos que el logotipo, que simboliza un hierro ganadero. Todo lo que rodea a la marca es muy español: Puerto de Santa María, los toros, el rocío, la tradición equina y ganadera….La propia firma lo dice bien claro: “Hierro y Albero es un contrapunto decidido frente a los matices lejanos que representan culturas de otros países, como la anglosajona, que tanto abundan en la moda comercial española”. La inauguración del jueves también fue tipical spanish: jamoncito del bueno, pan con tomate y aceite, queso curado, guitarra flamenca en directo y vino tinto. ¿Qué más se puede pedir?

Hierro y Albero tiene colección de mujer, hombre y algo de niño, pero sin duda el superventas será el polo de cuello blanco, los hay con una enorme bandera española en la espalda y otros con un pequeño bordadito en una manga o en el cuello; de manga larga y manga corta, sudaderas, chalecos… Los colores, los clásicos: azul marino, marrón, celeste, que además combinan fenomenal con la bandera rojigualda. La firma también tiene ropa de vestir, zapatos y complementos, todo muy inglés, muy del gusto del pijo andaluz.

Esta semana también se inauguró el Mercado de Fuencarral, aunque dudo que sea del gusto de los que compren Hierro y Albero. Y viceversa. El público del Mercado de Fuencarral es el moderno de marca, el que calza unas Adidas último modelo, compra agua Voss y ve pelis subtituladas. Bueno, hay para todos los públicos, lo más interesante son las tiendas de jóvenes diseñadores: Laga, Mistic o La Dos de Tres, el espacio que reúne los diseños de Tonuca, Nona y La Cantante Calva. Atención al vestido de neopreno rojo de Nona del escaparate, por algo lo eligieron las chicas de Tendencias VLC para uno de sus reportajes, no se les escapa una….

lunes, 8 de diciembre de 2008

Con zapatillas de andar por casa

Pocas veces se ha visto mayor extravagancia que la de gastarse 300 euros en unas zapatillas de andar por casa y calzárselas para salir a la calle con aire distinguido; es más, ponérselas con un smoquin y presentarse de esa guisa en una fiesta de gala. Si lo hubiese hecho cualquier hijo de vecino, le hubiesen puesto de patitas en la calle con cajas destempladas. Pero si lo hace el Duque de Feria, le copian los esnobs, y ya hay más de un madrileño pijo imitando semejante despropósito.

Las zapatillitas de marras, las “Slippers”, tienen su historia: los aristócratas ingleses las utilizan, desde el siglo XIX, para andar por casa. Según mi “Manual del perfecto caballero”, se ponían su smoking jacket de terciopelo a juego con las zapatillas cuando se reunían en los salones para fumar. Se hacían bordar el escudo de la familia en el empeine y a más de uno todavía le cuesta entender la vida sin ellas. Pero claro, si eres el Duque de Feria y tienes que ganarte la vida porque tu abuela, que es la que tiene la pasta, ha decidido no soltar ni un céntimo mientras siga respirando en este mundo, puedes hacer varias cosas: una desfilar por los programas rosas, cosa que a estas alturas ya es una chabacanería. Otra, poner tu cara bonita para que otros vendan joyas, pero eso ya lo hace Eugenia Martínez de Irujo, y claro tampoco es cuestión de ir copiando. Y otra es trabajar, pero poco, que la sangre no está acostumbra a semejante ordinariez. Puestos a elegir este camino, una buena opción es montarte una tienda hiper-mega-pija, con el producto más hiper-mega-pijo que se te pueda ocurrir. Y qué hay más hiper-mega-pijo que unas “Scalpers” (hasta el nombre suena pijo). Pues ese debió ser el razonamiento que debió de hacerse Rafa Medina, montó la tienda en Madrid en la calle Columela y para vender las alpargatas decidió no quitárselas en todo el día.

Todo esto viene a cuento de que esta semana, el Duque de Feria ha estado en Valencia promocionando sus zapatillas slippers. Le ha invitado Luís Bodes (de Hannover), que para algo es la referencia en el armario de los más estilosos y distinguidos valencianos. La presentación que organizó Bodes en el Hotel Arenas fue de lo más distinguido que se ha visto en meses por estas tierras. Está por ver si alguno de los gentilhombres valencianos ya enfunda sus fisnos pies en unas Scalpers, pero en cuanto se corra la voz, no habrá quien quiera ser alguien y no se calce unas: como cuando hace tres o cuatros años -¡qué tiempos aquellos!- se puso de moda lo de la chica interna, y no había mamá en el mercado de Colón que no tuviese una. Últimamente ya no se habla tanto de “la Chica”… cosas de la crisis.

Ha habido más presentaciones esta semana: la presentación anual de los vinos de Utiel-Requena en el Palacio de la Exposición, una fiesta que ya va creando tradición en la que los bodegueros tiran la casa por al ventana y atiborran de jamón y buen vino a todo el que se acerca. Luego se deshacen unos a otros en elogios de los bien que lo están haciendo y de cómo mejora año tras año la calidad de los “caldos” de la zona. Yo de vinos entiendo lo justo, pero lo que salta a la vista es que esta gente ha avanzado mucho en pocos años, ahora les falta promocionar la zona como lugar de escapadas un tanto epicúreas, con hotelitos monos y comidas sibaritas.

Acabarán haciéndolo, porque el entorno, las bodegas, los viñedos y el paisaje dan para ello. De hecho ya hay algún hotel ideal de la muerte, como el RaïmBlanc, en Villagordo del Cabriel. Un sitio fisno donde los haya, tanto que no desentonaría algún gentilhombre paseando con unas Scalpers… Tiempo al tiempo, que todo se andará.

domingo, 23 de noviembre de 2008

La jet llega a Godella

La gente bien de verdad, la de apellidos ilustres y rancias fortunas, practica la vela, el esquí y la hípica. El golf y el tenis es más para advenedizos a la jet, lo de los coches de carreras para nuevos ricos y lo de las motos para macarras con pasta.

Godella, que siempre ha sido punto de ocio y encuentro para gente fisna, tiene desde ayer un club de hípica en el que ya han puesto sus lindas botas gente tan principal como Cayetano Martínez de Irujo -¿por qué nunca sonríe este hombre-, Luis Astolfi, el ex de la Infanta Elena. También estuvo José Bono Rodríguez, el hijo de “ejque” Bono también conocido por ser el Presidente del Congreso.

Entre los competidores, Sergio Álvarez que es el novio de Marta Ortega, la hija de Amancio y por tanto heredera del imperio Zara. A la chica, que además de riquísima es mona y estilosa, le gustan los caballos tanto como los bolsos de Hermés. Tanto que su padre le montó en Arteixo un pedazo de club de hípica que es el mejor de toda España… cosas de ricos. Dicen algunos que ayer ella también estuvo en Godella viendo saltar al dueño de su corazoncito, pero yo no la vi y eso que la busqué como si fuese último vestido de Prada sobre la faz de la tierra.

Y buscándola, buscándola di con mis tacones en una tienda de botas…: “Son las que lleva Cayetano y Marta Ortega y todos los campeones”, me dijo Ricardo Mora, el distribuidor en España. Las botas son italianas, se llaman Parlante y sólo se hacen por encargo. Cuestan 750 euros, pero son absolutamente artesanales: te toman las medidas, eliges modelo y piel y las encargan directamente en Roma. Ocho semanas después, te envían a casa tus flamantes botas y aseguran que te duran años ¡quiero unas ya! Además, yo no sé si será por las botas, los pantalones de montar o las chaquetas tan elegantes, pero el traje de equitación resulta de lo más favorecedor….

Ayer también corrió el rumor de que vendría la Infanta Elena, pero ella no vino, de eso sí estoy segura, que una Infanta no pasa por Godella sin que nadie se entere. Sí que estuviero los alcaldes de Godella y Bétera y la consellera de Cultura, Trini Miró, que además ofició de maestra de ceremonias y entregó un casco de amazona a Charo, una de las más jóvenes del Club valenciano. Charo dio por inaugurado el Club con el primer salto oficial del picadero. Junto a la Consellera, estuvo el presidente de la Federación de Hípica española, Javier Revuelta, casado con la modelo Mar Saura y que dijo hace poco en una entrevista que la hípica no es un deporte de lujo ni para señoritos: quizás tenga razón así es que voy a comprar un caballo para mis niños, total ¿qué son doce o quince mil eurines que es lo que cuesta un caballo del montón bajo?. Luego haremos un apartadito de mil o dos mil eurines más al mes para la manutención, las clases, el veterinario, las botas, los viajes para competir, el remolque, los equipos… En fin, lo normal; y si alguno de ellos despunta, sacaremos uno o dos millones de euros para comprar un caballo digno de relincharle al de Cayetano.

Después de las palabras de unos y de otros, el cóctel con jamoncito, foi y champagne y un poco más de jamoncito, vino otra competición de salto, que podías ver cómodamente sentada en una terracita tomando el sol, mientras veías saltar a Cayetano y al novio de la hija del dueño de Zara. Uff, desde luego, después de la Copa América y la Fórmula 1, a mí esto del concurso de salto de hípica me encanta. Es lo que le faltaba a Valencia para tener un toque aristócrata y pijo. Y todavía hay más, porque en junio habrá un campeonato internacional de nivel en la Ciudad de las Artes y las Ciencias ¡Ahí seguro que veo a Marta!

domingo, 12 de octubre de 2008

El pijo estiloso ya tiene tienda en Valencia

Jamás pensé que envidiaría el fondo de armario masculino: los hombres, póbrecitos, o van de traje o de sport y cuando innovan, lo estropean. Pues nada, desde que entré en la nueva tienda que ha abierto Chapeau para hombre estoy que me muero de envidia, es más, ¡quiero vestir con ropa de hombre! No sólo es por la colección de Prada, que es una pasada, esos cardigans básicos en colores chocolate y gris, esas chaquetas de piel tan masculinas o los bolsos de piel ideales. Prada sería suficiente argumento, pero es que además Chapeau ha traído una parte de la colección de Thom Browne. Y ustedes dirán, ¿quién es Thom Browne? Uff, pues un diseñador neoyorquino que es lo más de lo más de la sastrería masculina moderna. Admiradísimo por Scott Schuman, el famoso fotógrafo cazador de tendencias de The Sartorialist. Vamos, que en moda masculina, lo que dice el señor Scott sienta cátedra.

Que yo sepa, la única tienda en España que tiene Thom Browne es Chapeau, que está en Valencia, no en Madrid ni en Barcelona, ¡todo hay que decirlo! También es verdad que Jose Tamarit, de Chapeau, ha sido muy valiente, porque la ropa del neoyorkino no es nada fácil de vender: es carísima y además tiene un punto muy personal, las chaquetas son más pequeñas y ajustadas de lo habitual, los pantalones cortos, los trajes parecen de sastrería clásica, estilo college, pero con un toque algo esnob, sólo para los más dandys. Las hechuras son estrechas, pero la calidad de los tejidos es impresionante y está todo confeccionado a mano, como los antiguos sartorios. Vamos, que si yo fuera hombre, delgado y con una cartera llena de billetes, iba ahora mismo a comprarme un par de trajes y un cardigan de cashmere con los acabados de grosgrain de Thom Browne, ¡lástima que no reúna ninguno de los requisitos!

La nueva tienda de Chapeau hombre no tiene nada que envidiar a otras tiendas multimarca de París o Londres, sin exagerar. Primero por la selección de firmas, de lo mejorcito: Prada, Burberry Prosum, que es la línea italiana de la casa inglesa, los trajes de Tom Ford, que de tan clásicos son modernos, la colección de Neil Barret, el cashmere de Cruciani o los polos de Fred Perry. Pero además, han seleccionado lo mejor de cada casa. Tan importante es vender Prada, como saber elegir, de entre más de mil prendas que fabrica Prada cada temporada, aquellas que darán estilo y coherencia a tu tienda. En el caso de Chapeau, está claro que la ropa va dirigida a un hombre de mediana edad que quiere vestir moda sin ser un logo andante y que busca la mejor calidad en tejidos y cortes pero sin parecer clásico. Para un pijo estiloso, un gentlemen moderno o un gourmet de la moda.

Chapeau hombre tiene una decoración sobria, con piezas antiguas, techos de acero cromado y mucho espejo. Hay que verla. Está en Cirilo Amorós, en un local que Chapeau había alquilado para poder reformar la tienda de Hernán Cortés. A las pocas semanas, Jose Tamarit recibió una llamada desde el cuartel general de Prada en Milán: “Tienes que venir enseguida”, le dijo la directora. Temiéndose lo peor, Jose tomó el primer vuelo y allí recibió la noticia: “Quiero que tengas Prada hombre”. Cuando él respondió que le diera unos de meses para verlo, que él no vendía hombre, que tendría que abrir una nueva tienda, la ejecutiva de Prada le respondió que de pensarlo ni hablar, que Valencia no podía estar ni una temporada sin Prada. ¡A ver quién es el guapo que le dice no a Prada! Total, que al día siguiente, Jose estaba seleccionando en un enorme hangar de Milán las prendas que traería a Valencia este invierno, las que están ahora en la tienda. ¡Ay, quién fuera hombre!

lunes, 8 de septiembre de 2008

La segunda de dos

Patidifusa me dejó uno de los cotilleos que me contaron en la Semana de Moda de Valencia. Yo sabía que las chicas utilizaban pechugas de quita y pon para tener unos pechos más firmes y bonitos, pero no tenía ni idea de que los chicos se pusieran un calcetín para parecer mejor dotados; Se ve que lo hacen todos, hasta el famoso Jon Kortajarena, que dicen que además de ser guapo es un encanto. Y los que no usan calcetín, recurren a otras técnicas artesanales y primitivas para salir a la pasarela. ¡Ay, qué decepciones se lleva una!

La Semana de la Moda de Valencia es un poco como el “aparato” de los modelos: a juzgar por las apariencias, nuestra moda está tan bien dotada y firme como una roca. Pero si levantas un poco el bañador –en fin, en sentido figurado, vaya- ves que la realidad es más floja, que salvo excepciones, las firmas son endebles, que no hay empresa detrás, que todo es imagen, calcetín, vamos. De nada sirve una pasarela con ínfulas de grandeza, si luego las firmas valencianas que desfilan son pequeños talleres artesanales que se las ven y se las desean para salir delante de una temporada a otra. O eso, o no viven del diseño propio, sino de marcas ajenas. Y si encima no están todos los diseñadores valencianos que deberían estar, entonces más de uno se pregunta si la pasarela es lo mejor para la moda valenciana, o si sería mejor apoyar la creación de empresas de moda fuertes, buscar inversores, o qué sé yo. ¡Que todo fuera cerrar un telediario!

Por lo demás, ojalá dure cien años, que daño no le hace a nadie y más de uno se ha arreglado la vida con ella. Dicen que es la segunda de España, claro que sólo hay dos, y cierra los telediarios nacionales vendiendo Valencia a troche y moche. Además, qué demonios, a nuestros políticos les ha empezado a gustar, no sé si la ropa o las modelos, y se dejan ver por allí; alguien les ha debido decir que esa en una buena foto y este año se ha dejando ver hasta el mismísimo Paco Camps. Y mientras los que disfrutamos con la moda, pues ¡ale! a cotillear de estos de aquellos, porque encerrados en un pabellón de la Feria, de 11 de la mañana a 11 de la noche, con hora y media de descanso entre desfile y desfile, acabas poniendo de vuelta y media al primero que te cruzas. Que si a Clara Courel, la de la revista Elle, se la ve desmejorada; que si te has fijado en Ricardo Costa en el desfile de Miquel Suay, con lo pijo que es Costa… ¡me parto imaginándolo vestido con pantalón pitillo y chaqueta brillantosa de Suay!

Hombre, puestos a pedir, sería mejor que los desfiles se celebraran en la plaza del Patriarca en lugar de la Feria, así entre desfile y desfile se podría merendar o ir de shopping pijo. La Feria es bastante deprimente. Sólo tienes la sala de prensa como refugio, cuatro paneles con ordenadores, no vayan a pensar. Menos mal que hay un patrocinador de bebidas que regala latas de té frío, a elegir sabor manzana o pera. Al tercer té, ya estás de la pera y de la manzana hasta las narices.

Y hablando del periodistas, ¿alguien me puede explicar porqué es tan floja la retransmisión de los desfiles en Punt 2? Valga de ejemplo el desfile de Alex Vidal, con García Calvo como comentarista estrella en el plató. Salen las modelos y la presentadora dice: “Carlos, estamos viendo una mezcla entre tradición e innovación, ¿verdad?; Respuesta de Carlos: “En moda está todo inventado, apenas hay innovación”. P: “Carlos, Alex ciñe mucho la cintura de las modelos…” R: yo diría que más bien lo contrario, la desestructura, no hay más que ver el cardigan vuelto del revés”… No sigo, pero si yo soy ella, acaba el programa y presento mi dimisión.

sábado, 2 de agosto de 2008

Xabia, Denia, Cullera y Gandia

Que la operación de Villalonga en el Valencia haya salido mal tiene un efecto colateral muy grave: no vendrá su mujer, Adriana Abascal, la actual diva del glamour hispano y digna sucesora de la Presley. Hubiese estado bien saber donde hubiese puesto su palmito en verano, porque mira que es estilosa esta mujer, no hay más que ver los modelitos que luce en la exclusiva que dio en Hola la semana pasada. Y dicen que en vivo y en directo todavía impresiona más. Y menudo tipazo que tiene después de dar a luz tres niños. Total, que ahora que Villalonga no se queda en Valencia, nos quedamos sin saber qué lugar de vacaciones hubiera elegido su señora. ¿Xabia, Denia, Cullera?

El glamour valenciano no acaba de encontrar su sitio en agosto. Aquí hace mucho calor y el sudor es al glamour lo que una riñonera al buen gusto. Xabia, Denia y Moraira apuntan maneras de sitios glamurosos, pero les falta algún famoso que las llene de paparazzis. Por lo demás, son pequeñas, están masificadas, hay soportar colas para comprar el pan, no hay comercio pijo, la gente suda, el sudor abrillanta la cara de las mujeres y corre a goterones por las sienes de los hombres; hay atascos para entrar y salir, terrazas mal atendidas, pero eso es algo común a la mayoría de sitios pijos –y no pijos- de playa un mes de agosto. Sí, están las familias valencianas de toda la vida, los hijos de la burguesía que están que trinan porque ellos “que van allí de toda la vida” se sienten acorralados por advenedizos con ínfulas de grandeza y políticos de quinto orden que necesitan estar donde hay que estar incluso en el mes de agosto. Como si el hecho de que tu bisabuelo se comprase una casa a los pies del Montgó te diese algún plus para pasear este verano por la playa del Arenal. A ellos les hubiese gustado que Denia y Xabia fuesen el St. Tropez español. Todo llegará….

La alternativa es saltar en barco a las islas, allí con el rey y su gente, pero tampoco, porque no hay amarres y los que van acaban durmiendo en el barco y llegando a tierra a bordo de una mini zodiac, uff, que poco glamour eso de arribar al puerto en patera remangándote la falda y sacando los zapatos de una bolsa de Mercadona. Además, a mí lo de dormir en el barco, por muy pijo que sea el barco, siempre me ha parecido como dormir en una caravana…

Queda el campo, pero ¿qué campo?... Fontanares sería a Valencia lo que Puigcerdá a Barcelona. Pero no es lo mismo, al fin y al cabo en Fontanares están los Serratosa y cuatro amigos de la familia que se prodigan más bien poco por las calles del pueblo. Habrá que ver si esa urbanización fisna que están montando en Siete Aguas cubre las expectativas del glamour valenciano, pero a priori parece más bien difícil que la hija de la duquesa de la alta cuna deje de ir a Mallorca o Sotogrande y se pase el verano en los montes de Siete Aguas.

Así es que ya puestos habrá que ir pensando en solidarizarse con el alcalde de Benidorm; ¡qué demonios!, al menos por allí se deja ver Belén Esteban y Manolo Escobar, algo es algo. Cullera, El Perelló, Gandía, Benicasim, Burriana o la Pobla de Farnals tampoco parecen malos destinos, al menos ya vas mentalizada a que el bolso de Prada, el vestido Lanvin y los zapatos de Louboutin van a tomarse unas vacaciones y de paso te ahorras una pasta en ropa y en peluquería, que con la que está cayendo es sin duda un valor añadido a tener en cuenta. Y encima, como no tienes tiendas pijas, no caes en la tentación de comprarte un abrigo de piel de cabra en pleno mes de agosto. Claro que no veo yo a Adriana Abascal haciendo cola en el ascensor de uno de los complejos de Florazar.

lunes, 23 de junio de 2008

Mariano, ¿y si te afeitases la barba?

A mí la política me interesa lo justito. Me desengañé de la política cuando me di cuenta de que no iba a vivir de ella. Me hizo caer del guindo un empresario cuando me dijo “la política para los políticos; la economía, para los empresarios”. Vamos, que en mi caso, lo único que me interesa del congreso del PP es la parte frívola, como la camisa de Ralph Lauren que lleva Esteban González o los pantalones vaqueros de María Dolores Cospedal.

Cuando eres joven, la política te apasiona porque crees en las ideas, pero ahora, reconozco que no sólo ha perdido interés, sino que lo poco que me atrae es la estética, la imagen, la puesta en escena más que el argumento. Y en este congreso del PP hay mucho de cambio escenográfico, empezando por los protagonistas: cambio a Zaplana por Soraya y a Acebes por Cospedal.

Zaplana hace diez años que dejó de cumplir años y, desde entonces, mantiene su imagen de dandy permanentemente renovado, siempre perfecto; Acebes era otra cosa, un hombre al que cualquiera le compraría un coche de segunda mano, pero que jamás habría hecho carrera como modelo en las pasarelas. En cualquier caso, los dos siempre iban con el mismo look impecable pepero, que consiste en ponerse corbata cuando van formales y quitársela cuando van relajados o de sport. Por lo demás, a mí me encanta el look oficial de los peperos cuando van de congreso, tan de pijo madrileño: pantalones chinos cámel, camisa blanca abierta y sin corbata y la clásica americana azul marino de lana fría. Los zapatos, siempre mocasines.

Ahora las cosas están cambiando. Soraya y Cospedal, antes siquiera de decir esta boca es mía, ya han dado un mensaje de renovación. Los vaqueros de Cospedal que llevó el primer día del congreso dicen mucho: “soy mona, lo sé, los vaqueros me sientan fenomenal y me los pongo porque soy la nueva mujer; la que ha cumplido cuarenta, ha tenido un hijo y ha demostrado ser eficaz. Vamos, que no sólo soy mona y me lo creo, sino que además sé que valgo y también me lo creo”.

Soraya es otra cosa, más del tipo “las matan callando”. En el partido la llaman “Sor Aya” y su imagen se parece a la de Acebes o Zaplana lo que una castaña a un higo. Yo creo que haría migas con De la Vega, las dos deciden cómo, cuándo y con quién, aunque el fondo de armario de Sorayita está a años luz del de Teresa. Claro que eso es cuestión de tiempo. Eso sí, tanto Soraya como Cospedal son castellanas, y eso también se nota. Nada que ver con la alegría de Carmen Alborch o Rita Barbéra, ¡dónde va a parar!.

Sea como fuera, el caso es que la imagen del PP de mañana se parecerá muy poco a la de hace cuatro años, tanto como unos pantalones grises de pinzas a unos vaqueros. Y ahí es donde se echa en falta un cambio por parte de Rajoy. Yo de política se lo justo, pero de estética se algo más. Después de mirarle y remirarle mil veces, creo que la solución es que se afeite la barba. Es lo que le falta para rejuvenecer su estilo y estar a la altura de sus chicas. También podría dejarse melena, pero ese truco rejuvenecedor ya lo ha utilizado su antecesor y el gesto podría malinterpretarse por algún malpensado.

Si, Mariano, si, hazme caso y aféitate la barba: parecerás más joven, lucirá más tu sonrisa, saldrás mejor en las fotos cuando le des un beso a tus chicas y, sobre todo, reforzarás la imagen de renovación y modernidad. Es frívolo, lo sé, pero será eficaz. Ahí tienes a Camps, ya nadie ve sus entradas sino el bronceado de millonario suizo que destaca sobre sus camisas blancas impecables ¡como que está estupendo! En fin, Mariano, suerte y al barbero.

domingo, 18 de mayo de 2008

¡Qué suerte, tengo comunión!

No sé que es peor, si organizar una boda, una comunión o estar invitada a las dos

Que levante la mano el que no tenga que ir de comunión este mes. Me temo que pocos se libran. Si vas de invitado, todavía lo superas, pero como tengas que organizarla… No sé que es peor, si vérselas con una boda o una comunión. Si invitas a muchos, vas de fanfarrón; si invitas a pocos, puede quedar de lo más desangelado. Si regalas un detalle a los postres, mal; ni no regalas, peor. Lo de las fotos, tremendo, las pobres niñas con esos posados tan poco naturales, ¡ay, que penita me dan! Y luego está el vestido de comunión. Tantos años pensando en cómo vestirás a tu niña y cuando llega el momento te dice que ese vestido ni hablar, que ella lo quiere como el de su amiga, ¡con el mal gusto que tiene la madre de su amiga! Y un buen día te ves convenciendo a tu hija de que llevar guantes y bolso es un horror y que confíe en ti, que la vas a conducir por el camino del glamour. ¡Quien te lo iba a decir a ti!

Por no hablar del sufrido papel de los papás de la comunión. Todavía me acuerdo de la foto de Isabel Preysler –por cierto, como está de joven en el último Hola- en la comunión de su hija Tamara, con un traje chaqueta beige de Chanel y zapato bicolor de la misma firma. Han pasado más de veinte años desde entonces y las mamás seguimos vistiendo igual, con el clásico traje chaqueta y zapatos de salón, ¡pero qué aburrimiento más total! Claro que cualquier intento de llevar la contraria te puede salir caro. Seguro que tu hija te reprochará durante años que no vistas como el resto de las mamás. ¡Un desastre!

Al final, no te queda más remedio que adaptarte a las circunstancias y tratar de sobrellevar la situación de la mejor forma posible. Eso sí, con los guantes y el bolso, no hay que transigir bajo ningún concepto. Como mucho, un tocadito en el pelo y que sea lo más natural posible. Y la sesión de fotos previa, ni hablar. El vestido se estrena el día de la comunión y no se hable más.

Y si sólo fuera la comunión de tu niña, pues lo llevas mejor o peor. Pero es que encima este mes no dejas de recibir invitaciones de comunión y para cada una tienes que poner a toda la familia de punta en blanco, sin repetir modelito. Ahí también tienes conflicto asegurado. Si vistes a tus niños con camisas del caballito, porque hay que ver qué pijos los vistes; si no estrenan ropa, porque los llevas de cualquier forma, con lo importante que es este día.

Menos mal que por lo menos en ropa de niños ahora hay mucho donde elegir. Me dan mucha envidia nuestras hijas, con la ropa tan chula que pueden vestir. Esta semana vi la colección de niños de Chloé y es para llevársela enterita. Vamos, que si hubiera talla de mayor, ya me hubiera quedado un par de faldas y vestidos, porque encima la ropa cuesta una décima parte que la de mayor, y son modelos idénticos a los de la colección del verano pasado. Ideales, la verdad. Y en Cristina tienen una ropa de locura para los más pequeños. Y en Bompoint, ni te cuento. Por cierto, que con esto de la crisis, hasta hay tiendas con descuento. Papos ya tenía un veinte de descuento la semana pasada, fíjate como deben estar las cosas.

Vamos, que a tus niños los puedes poner tan guapos como las gemelas de Tita Cervera. Eso sí, cuando termines las compras, entre zapatos, vestidos y peluquería infantil, apenas te quedará presupuesto para tu modelito. Gracias que existen los outlets, esas tiendas donde venden restos de colecciones anteriores. El que tiene Siete Mares en la calle Jorge Juan está fenomenal, tienes todo al 70 por ciento, hasta los vestidos de Chloé del verano pasado, esos de seda con falda de tablas y estampado sesentero. Monisimos y aptos para ir de comunión.

domingo, 7 de octubre de 2007

Progres trasnochados

Me apuesto mi último bolso de Vuitton a que el guionista del video de las juventudes socialistas tiene de joven lo que Mariano Rajoy de metro-sexual. Sólo un carcamal, sin hijos y desconectado de la realidad, puede seguir relacionando el Lacoste con el pijerio. Eso era en los años ochenta, cuando los Levis etiqueta roja traídos de Londres, las zapatillas Adidas Stan Smith, el polo de Lacoste y la Vespa rosa eran el uniforme de los más conspicuos canoveros. Es decir, en los años en los que Zapatero daba sus primeros piquitos a Sonsoles.

Ahora un niño pijo tiene mucho donde elegir: Gant, Tommy, Broosksfield, Paul and Shark, Ralph Lauren…. Y el polo de Lacoste es sólo un buen regalo que puede hacerle a su padre; él probablemente, si lo tiene, es porque se lo regaló su abuela y lo usa para hacer deporte. Si Lacoste es hoy uniforme de alguien, es del diseñador gay, que sale a saludar al finalizar su desfile en una pasarela, como suelen hacer Marc Jacobs o Nicolas Ghesquiere, el creativo de Balenciaga. Vamos, nada que ver con el pijo pepero que quieren ridiculizar el video.

Y, ¿Qué decir de la niña del video?, no me extrañaría que su modelito lo haya rescatado Sonsoles del armario de su casa materna en León. Por el amor de Dios, ¿qué jovencita de hoy se viste con un modelito de fabricación casera, que no marca pecho ni enseña canalillo? ¡Con la cantidad de ropa que tienes ahora para elegir de todos los precios y colores! Ay Sonsoles, Sonsoles, aquí creo que te he pillao.

Desde luego, las cosas han cambiado mucho desde que Zapatero y Sonsoles se echaban los trastos a los pies de la Catedral de León. Antes los estereotipos estaban más definidos: si eras pijo llevabas polo Lacoste; Si eras rockero, chupa de cuero. La moda es, entre otras muchas cosas, el espejo de una sociedad, de su riqueza y de su diversidad. En España, como en el resto del mundo rico, hace tiempo que la ropa dejó de ser marca de casta o identificador de tu condición social.

Ahora en el armario de un chaval hay no menos de una docena de vaqueros sin marca visible y con distintos cortes. De haber polos, estarán perdidos en una jungla de camisetas más o menos descoloridas. Si al niño le gusta el look pijito, lo cual no quiere decir que sea idiota, por cierto, tendrá polos de Hacket, Gant o Ralph Lauren, pero puede que también tenga alguna cazadora de cuero negra de rockero o camisetas deshilachadas. Y, desde luego, la chica progre no llevará ese vestidito que parece que haya cosido Mercedes Alcántara, la de Cuéntame cómo pasó. Eso seguro.

Total, que los creativos del video en cuestión deberían darse una vueltecita por los sitios a donde van los jovencitos (igual sus hijos les podrían ayudar) para ver qué modelitos llevan y que la propaganda les quede un poco más creíble. Si se fijaran mejor en la indumentaria pija, verían que el polo rosa palo de Lacoste brilla por su ausencia. Ahora los pijos llevan vaqueros caídos y camisetas Quicksilver de estilo surfero y los niños super pijos Tommy Hilfiger y Polo. Me cuenta una madre con niños de esa edad, que Energie, la marca masculina de Miss Sixty, también arrasa. Y los megapijos se decantan por Gant y Hugo Boss.

Y ya de paso, el progre guionista del video se podría dar otra vuelta por el madrileño barrio de Chueca, antes alternativo y marginal y ahora super chic, y se daría cuenta de que el polo del cocodrilo es lo más de lo más entre los gays más elegantes y coquetos. Vamos, que estos jóvenes o no se enteran de la película o tienen más años que Zapatero…

domingo, 8 de julio de 2007

Al arroz con bogavante le sienta bien el Moët

Más de uno ha respirado tranquilo ahora que el Alingui ha ganado la regata y es probable que la Copa America se quede en Valencia. ¡Uff, que alivio! Si todo va bien, volveremos a los cócteles con Moët, a las fiestas glamurosas y al fondo de armario con vestidos de largo. ¡Qué sería de nosotros si nos quitan todas esas fiestas a las que nos hemos acostumbrado! ¡No quiero ni pensarlo!

Es verdad que cuando se anunció que seríamos la sede de Copa América, muchos no intuíamos lo que se venía encima. La primera impresión de que aquí se estaba cociendo algo importante la tuvimos cuando vino Miuccia Prada para la botadura del Luna Rossa. ¡La dueña de Prada en Valencia! Estaba claro que algo iba a cambiar en la patria del Cap i Casal, pero –diantres, siempre hay un pero- pronto con ella llegó también el primer fiasco para más de uno. De alguna manera, Miuccia vino a poner las cosas en su sitio: Valencia era ya la sede de la Copa y eso la convertía en uno de los centros de atención del glamour internacional, pero no todo el monte iba a ser orégano, y más de uno se sintió despechado cuando se acercaba la fecha de la botadura y el cartero no traía la esperada invitación.

Había que empezar a admitirlo: la Copa América era una celebración de pijos internacionales que ora se reunen en Saint Tropez, ora en Nueva York y, mira tú por donde, ahora incluían a Valencia en sus itinerarios. Sólo así se explica que cuando Prada echó la casa por la ventana en su megafiesta del pasado abril, las invitaciones fueran en inglés, que en las bases de los equipos te preguntaran en todos los idiomas menos en castellano y que no nos enterásemos ni de la mitad de fiestas privadas que han organizado los patrocinadores. Esta es una competición de millonarios y todo lo que preparan está pensando para mimar a sus invitados archi-mega-vip, desde el pantalán de los megayates, hasta los barcos de los patrocinadores.

Con la Copa América los valencianos hemos vivido una historia de encuentros y desencuentros. Nosotros, hay que decirlo, no teníamos ni idea de qué iba la Copa América, ni porqué se montaba tanto revuelo por unas regatas. Tampoco entendimos bien por qué, si estamos en Valencia, te recibían en las fiestas con un “buona sera” o un “hello”. Pero una vez nos conocimos mejor (no por las grandes cadenas de televisión españolas, que hay que ver que poca cobertura nos ha dado), tanto unos como otros empezamos a disfrutar. Nosotros, con la competición y la dársena del puerto, tan animada; los suizos, con la ciudad, el clima, el mar y hasta con los valencianos, de quienes dijo Patrizio Bertelli (no confundir con el suizo Bertarelli), esposo de Miuccia Prada, aquello de que “no tenemos tradición marina, ni conocemos ni entendemos de vela…” Menos mal que luego llegó Rita Barberá y le respondió que “Poca afición puede crear un equipo como Luna Rossa entre los valencianos si no invita a nadie a la botadura de su barco”.

En el fondo era un problema de conocimiento mutuo. Como dijo un viejo profesor de mi Universidad –bueno, igual no era tan viejo, pero queda bien la frase-,”Se conoce lo que se ama y se ama lo que se conoce”. Parece de perogrullo, pero tiene mucha miga: Lo que no se conoce, es imposible que se ame. Y, al revés, si algo te gusta, quieres saber cada vez más. Total, que ahora que nos conocemos mejor y hemos empezado a amarnos cual tortolitos en fase flechazo (aunque esto de Copa América tiene más de relación interesada que de amor platónico), toca confiar en que los suizos se queden aquí, ¿dónde van a estar mejor ahora que ellos se han acostumbrado al arroz con bogavante y nosotros al Moët Chandon?

viernes, 9 de marzo de 2007

El sastre de James Bond, en Valencia



Los caballeros más elegantes de Valencia tienen que anotar una cita importante en sus agendas: los días 21 y 22 de marzo, un “sartori” (sastre) de la firma italiana Brioni estará en la tienda de Luís Bodes, Hannover, para tomar medidas a los que encarguen un traje a medida (aviso: antes hay que llamar y pedir cita). Para los que no lo sepan, Brioni es una de las sastrerías italianas más famosas, capaz de competir hasta con los ingleses de Savile Row, que se dice pronto. La lista de famosos que han vestido de Brioni tampoco es cualquier cosa: Gary Cooper, Clark Gable y hasta el mismísimo James Bond, interpretado por Pierce Brosnan. Además, el sastre que vendrá a tomar medidas, Angelo Di Febo, es uno de los mejores maestros sastres del mundo. Dicho esto, que nadie ponga cara de susto cuando le digan que uno de estos trajes cuesta 3.000 euros, que el capricho lo vale.

¿Está justificado el precio de un traje de Brioni? Dicen que cuando te lo pruebas hasta te parece barato. En Hannover también tienen sastres en serie de la misma firma (cuestan un 15 por ciento menos que los hechos a medida). Una de las encargadas de la tienda me contaba que un cliente se resistía a probarse un Brioni por el precio, pero ella en un descuido (¡qué lista!) le coló uno en el probador junto a otros trajes de firmas conocidas. En cuanto se lo puso, dijo que ya no quería ver más. ¡Uff, qué peligro!

El secreto de estos trajes está en los tejidos ligeros y en la confección impecable. La especialidad de la casa es el traje de lana fría, que por otra parte, es la mejor opción para el clima de Valencia porque se puede llevar todo el año. El que se pruebe uno de estos trajes descubrirá que a pesar del tejido ligero, queda tan perfecto como un traje de invierno. Al andar, notará que la brisa recorre sus piernas, que la luz casi atraviesa la chaqueta y que las mangas son tan ligeras que hasta los puños de la camisa parecen rígidos. Se trata de unas lanas tan suaves que parecen telas de camisa pero que, a diferencia del algodón, no se arrugan. ¿A que ya no parece tan caro?

Los que puedan permitirse el lujo de encargar un Brioni a medida podrán elegir tejidos entre un amplio muestrario, escoger el corte, el largo de la americana, con dos o tres botones, el tipo de solapa, los ojales, la construcción del hombro (mejor con poca hombrera) e incluso el color del forro, que vendrá personalizado con el nombre del cliente al igual que la funda de algodón (qué detalle tan pijo). Una vez le hayan tomado medidas y tenga claro corte y tejido, ya no tendrá que realizar más pruebas. En un mes, el traje llegará desde Penne -una pequeña ciudad de la región de Abruzzo, al este de Roma-, listo para llevar y sin necesidad de retoques. La calidad de cada traje es tal que cada pieza se somete a más de 100 procesos manuales distintos, incluidos 40 planchados.

¿Más razones para escoger un sastre de Brioni? Los trajes italianos, a diferencia de los ingleses, son ligeros, flexibles y con mucho estilo. Los italianos le dan mucha importancia al vestir (una milanesa que vive en Valencia me contaba que son capaces de no comer por tener un par de zapatos más). No les gusta pasar desapercibidos, una actitud opuesta a la del gentleman británico, que prefiere respetar las reglas más estrictas del protocolo. El inglés sólo quiere vestir correctamente; el italiano quiere destacar por su elegancia. Hecha esta distinción, parece que al valenciano le va más un traje italiano de lana ligera, elegante y coqueto, que uno inglés de tweed abrigado, que no parece lo más apropiado para un día de fallas ni para tomar el aperitivo en la terraza del Hotel Inglés...

domingo, 18 de febrero de 2007

Un valenciano en The Sartorialist



Si te gusta la moda, lo mejor que te puede pasar es que el fotógrafo Scott Schuman te saque una foto en su web The Sartorialist. Es el no va más para cualquier aficionado a la moda, casi tanto como salir en Vogue. Sólo los más elegantes, los que llevan la ropa de forma personal, con estilo propio, los que saben mezclar colores y estampados, saltándose las normas con inteligencia, sólo esos salen en esta web. Todos los días hay fotos nuevas, siempre geniales. A veces son estilistas que van a la última, gente que trabaja y vive de la moda, pero otras son estudiantes o jubilados. Lo único que tienen en común es su elegancia innata. Aquí no vale gastar millones en ropa. Para entendernos: Victoria Beckham jamás saldrá en su página.

Que Scott te saque en su blog no es fácil. Como vive en Nueva York, casi siempre fotografía neoyorquinos, a menudo por la calle. Últimamente, también salen europeos que van a los desfiles de Milán, Londres o París. Scott empezó como aficionado, pero tuvo tanto éxito que Vogue USA lo contrató para que sacara fotos en las principales fashion-weeks, por eso ahora viaja por las ciudades más chic, tiene sitio privilegiado en los desfiles (¡qué envidia!) y, por supuesto, sigue colgando las fotos de todo aquel que le parece interesante, sea o hombre o mujer, de cualquier edad. Tiene un ojo que no falla y por eso cada día le siguen más.

¿Por qué hablo del blog de este chico? Un poco de paciencia, que ahora lo cuento. Hasta ahora, The Sartorialist sólo había publicado una foto de un español. Como no podía ser otro, fue Jaime de Marichalar, al que inmortalizó en un desfile de Dior. “The Duke of Lugo”, escribió después de recibir un montón de mensajes aclarándole que Marichalar no es francés, como el había supuesto, sino español y marido de Infanta, ¡toma ya! Desde Marichalar, ningún otro español había salido en al web de Scott… hasta hace unos días, cuando una de las fotos me recordó a alguien…

¡Si es Vicente Torres, de Torres Gastón! En una de las fotos, aparece muy elegante, de paseo por Florencia, con un pañuelo de seda en el cuello y gafas de sol. Sobre la foto, el titular de Scott: My Favorite Shot From Pitti Uomo (mi foto favorita de los desfiles Pitti Uomo). Al fotógrafo le había chiflado el pañuelo de seda y cashmere. “Después de ver a este caballero –escribió en la web- me di cuenta inmediatamente que necesitaba un par de pañuelos estampados de seda en mi armario”.

Yo de Torres estaría muy orgulloso de haber salido en esta web. Por la parte de valenciana que me toca, yo sí lo estoy. ¡Me encanta que un neoyorquino se fije en la elegancia de un valenciano! Claro que Torres juega con ventaja porque tiene una tienda de ropa de hombre y es lógico que tenga buen gusto y sepa llevar y combinar la ropa. Aún así, no hay que quitarle nada de mérito y espero que no sea la última foto de un valenciano en la web más fashion del mundo mundial. Por cierto: la bufanda de Torres es de la firma Nick Bronson, pero no vayan corriendo a por una porque me temo que están agotadas. Son especiales porque combinan la seda por un lado con el cashmere por el otro. Además, su chaqueta también es de cashmere cien por cien (por eso el color es tan profundo), con dibujo de espiga azul marino. El estilo de Torres es clásico pero no rancio. Esto se consigue con prendas de calidad, como las de toda la vida, pero que tengan un corte más moderno, huyendo del pijo aburrido de pantalón azul marino. Una chaqueta algo más estrecha, un detalle con colorido, como la bufanda… por ahí van los tiros para ser el próximo valenciano en la web de Scott. ¿Quién será el afortunado?

martes, 9 de enero de 2007

YANKIS COME HOME

En Valencia teníamos una buena representación de firmas francesas e italianas, pero poco diseño americano de primeras líneas. Afortunadamente, el hueco se acaba de cubrir

Ya se sabe que todo lo que nos llega de Estados Unidos genera fibias y fobias en esta vieja Europa nuestra; una paranoia que afecta, y mucho, a las tendencias de moda. Y así, mientras algunos sienten la gorra de béisbol y las Nike como algo intrínseco a su personalidad, a otros le provoca sarpullidos todo lo que huela a hamburguesa y chicle. El corazón de la progresía europea vive al borde del infarto conforme las nuevas generaciones arrasan con las tiendas de Tomy Hilfiger como antaño lo hicieron con las de Levi’s. Mientras tantos, los niños pijos y los que aspiran a serlo entienden que sus esbeltos cuerpos sólo deben enfundarse con ropa cuyo tallaje venga expresado en letras (S, M, XL…).

Mal que le pase a más de uno, lo cierto es que desde hace tiempo, la influencia de los americanos en las tendencias de moda es cada vez mayor. Empezando por los pantalones caídos que lucen todos los jovencitos y que tiene su origen en las cárceles americanas. Allí se prohibió el uso de cinturones entre los reclusos para evitar que se utilizasen como armas de ataque. Eso provocó que la cintura perdiese el ombligo y se aproximase peligrosamente a los que no debe ser visto, con lo cual el tiro del pantalón se cayó hasta las rodillas. Ese look acabó convirtiéndose en una seña de identidad entre los jóvenes de los barrios marginales y de allí saltó a los escaparates de ropa casual del resto del mundo. Y ahora medio mundo va enseñando la goma de las braguitas y los gallumbos, defenestrando así uno de los tradicionales iconos de la feminidad: la curva de la cintura.

Para muchos europeos que entienden que la moda siempre ha sido patrimonio francés, como mucho, italiano, la macdonalización de nuestra sociedad es un barbarismo. La verdadera elegancia –dicen- está en la vieja París, tan aristocrática ella, y Yves Saint Laurent es el gran maestro de la alta costura. Por eso más de uno se llevó las manos a la cabeza cuando un tejano de Tejas llamado Tom Ford, que acababa de reflotar a una moribunda Gucci, llegó a director creativo de YSL (el pobre Yves casi se muere de un infarto). Pero lo fuerte, fuerte, vino cuando otro yanqui, Marc Jacobs, fue contratado como diseñador estrella de Louis Vuitton. ¡Un americano en Vuitton! Por muy amiguito que sea de Sofía Coppola (por cierto, esta semana se estrena en Valencia su María Antonieta), un americano sólo podía entender de ropa para cazar bisontes y criar vacas. Pero para la recepción del embajador…Y sin embargo, lo hizo tan bien en Vuitton que todavía sigue ahí, con unas colecciones tan juveniles que han logrado modernizar el logo LV, que ya olía a naftalina.

El diseño americano no sólo ha conquistado a los adolescentes. Hace años que Calvin Klein o Donna Karan revolucionaron el armario femenino con ropa para una mujer trabajadora que quería vestir cómoda y elegante sin parecer un florero. Una imagen limpia y deportiva, un chic relajado y muy fácil de llevar, poco complicado aunque con patrones trabajados. Resumiendo, lo que los ingleses llaman “cool”. En Valencia teníamos una buena representación de firmas francesas e italianas, pero poco diseño americano de primeras líneas. Nada que ver con Hilfiger. Diseño del bueno, como las colecciones de Marc Jacobs, Michael kors o Proenza Schouler, lo más de lo más en Nueva York. Afortunadamente, el hueco se acaba de cubrir con la tienda que ha abierto en Jorge Juan. Se llama “Mala Malísima” y tiene una muy cuidada e inteligente selección de lo mejor del nuevo diseño norteamericano. Un gran descubrimiento. ¡Ah! Y cualquier vestido de Proenza Schoulder triunfaba seguro en la recepción del embajador. ¡Como Jackie Kennedy en la Casa Blanca!