El Hotel Westin invitó esta semana a sus clientes a un cóctel con el poético nombre de “atardeceres de otoño”. Hubiera sido más exacto llamarlo “anochecer invernal”, porque con el cambio de hora, a las 8 de la tarde ya era de noche, y además hacía un frío pelón que no invitaba nada a salir, salvo que tengas un chaquetón de zorro frambuesa de Loewe, claro, que entonces sales hasta con diez bajo cero.
El atardecer otoñal en el Westin fue para repetir. Deberían organizar uno al mes, por lo menos. El último que yo recuerdo fue en verano, en el patio. Esta vez, el director del hotel, Frank de Weerdt, decidió celebrarlo en una de las galerías interiores, junto al H Club, ¡uff, menos mal! El H Club me encanta, tiene un toque muy cosmopolita, como si estuvieras tomándote una copa en un hotel inglés o parisino. Poquita luz, mucha madera, sillones cómodos y ambiente cálido. Y el servicio de un cinco estrellas gran lujo. Y además, dejan fumar puros, que a mí el olor de un buen habano me encanta… Total, que aunque era jueves y al día siguiente había que trabajar, la tarde estuvo de lo más animada, con música de jazz en directo, champagne francés, vino tinto y jamoncito del bueno. ¿Qué más se puede pedir?
Pues hubo más. El Caroli Club, que es el spa del Westin, invitó a un pequeño masaje de manos o de nuca allí mismo, en la sala donde se ofrecía el cóctel. Yo probé el de manos, porque con el de cuello corrías el riesgo de quedarte en trance delante de todo el mundo y eso jamás. Total, que con la música, el masajito especial y el champagne, la mayoría se olvidó que había que ir a trabajar al día siguiente y de allí no se movía nadie, por lo menos cuando yo me fui a las diez, todavía estaba de lo más animado.
A mí el Westin me chifla, tengo debilidad por los hoteles lujosos pero no rimbombantes o pedantorros. El Westin tiene el toque justo de elegancia. Primero por el edificio modernista, que es una pasada. Luego por la decoración, muy inglesa y coqueta. Y lo más importante, los detalles. Por ejemplo, en los baños tienen el jabón y la cremita de manos Naran ji de Molton Brown, una marca super pija inglesa. Vamos, como que el director del hotel me contaba que en más de una ocasión se han llevado el frasco de jabón en el bolso, ¡qué fuerte! Bueno, tengo que decir que en mi estudio de Pilates de la calle Pizarro también lo tienen, y eso que no lo venden en España. Desde luego, Valencia está de un cosmopolita que no hay quien nos aguante…
El mismo jueves del cóctel del Westin se presentó una nueva firma de ropa infantil, Rubio Kids. La tienda-showroom no puede estar mejor ubicada, frente al colegio Maristas, junto al Loreto, para que las madres al salir picoteen con un modelito para las niñas. La firma es valenciana y es un proyecto personal de Enrique Rubio, hijo del fundador de los famosos Cuadernos Rubio, con la diseñadora Hortensia Maeso. La colección de ropa infantil tiene mucho glamour. Cuenta Hortensia que fabricando en Valencia es imposible competir en precio con unos vaqueros hechos en China, pero sí con vestidos de fiesta y ropa sofisticada. De ahí que la colección para este invierno sea de lo más lujosa: vestidos con formas y volúmenes y muchos detalles coquetones, plisados, tules, drapeados y abollonados que mezclan diferentes tonalidades… Vamos, que a las niñas les va a encantar, de hecho, en la inauguración estaba la presentadora de Matí Matí, Maribel Vilaplana con su niña y estaba como loca por los vestidos. Por cierto, que Maribel también estuvo esta semana en la fiesta del 25 aniversario de la firma de peletería Gabriel Seguí, donde actuó Paloma Lago como madrina.
El atardecer otoñal en el Westin fue para repetir. Deberían organizar uno al mes, por lo menos. El último que yo recuerdo fue en verano, en el patio. Esta vez, el director del hotel, Frank de Weerdt, decidió celebrarlo en una de las galerías interiores, junto al H Club, ¡uff, menos mal! El H Club me encanta, tiene un toque muy cosmopolita, como si estuvieras tomándote una copa en un hotel inglés o parisino. Poquita luz, mucha madera, sillones cómodos y ambiente cálido. Y el servicio de un cinco estrellas gran lujo. Y además, dejan fumar puros, que a mí el olor de un buen habano me encanta… Total, que aunque era jueves y al día siguiente había que trabajar, la tarde estuvo de lo más animada, con música de jazz en directo, champagne francés, vino tinto y jamoncito del bueno. ¿Qué más se puede pedir?
Pues hubo más. El Caroli Club, que es el spa del Westin, invitó a un pequeño masaje de manos o de nuca allí mismo, en la sala donde se ofrecía el cóctel. Yo probé el de manos, porque con el de cuello corrías el riesgo de quedarte en trance delante de todo el mundo y eso jamás. Total, que con la música, el masajito especial y el champagne, la mayoría se olvidó que había que ir a trabajar al día siguiente y de allí no se movía nadie, por lo menos cuando yo me fui a las diez, todavía estaba de lo más animado.
A mí el Westin me chifla, tengo debilidad por los hoteles lujosos pero no rimbombantes o pedantorros. El Westin tiene el toque justo de elegancia. Primero por el edificio modernista, que es una pasada. Luego por la decoración, muy inglesa y coqueta. Y lo más importante, los detalles. Por ejemplo, en los baños tienen el jabón y la cremita de manos Naran ji de Molton Brown, una marca super pija inglesa. Vamos, como que el director del hotel me contaba que en más de una ocasión se han llevado el frasco de jabón en el bolso, ¡qué fuerte! Bueno, tengo que decir que en mi estudio de Pilates de la calle Pizarro también lo tienen, y eso que no lo venden en España. Desde luego, Valencia está de un cosmopolita que no hay quien nos aguante…
El mismo jueves del cóctel del Westin se presentó una nueva firma de ropa infantil, Rubio Kids. La tienda-showroom no puede estar mejor ubicada, frente al colegio Maristas, junto al Loreto, para que las madres al salir picoteen con un modelito para las niñas. La firma es valenciana y es un proyecto personal de Enrique Rubio, hijo del fundador de los famosos Cuadernos Rubio, con la diseñadora Hortensia Maeso. La colección de ropa infantil tiene mucho glamour. Cuenta Hortensia que fabricando en Valencia es imposible competir en precio con unos vaqueros hechos en China, pero sí con vestidos de fiesta y ropa sofisticada. De ahí que la colección para este invierno sea de lo más lujosa: vestidos con formas y volúmenes y muchos detalles coquetones, plisados, tules, drapeados y abollonados que mezclan diferentes tonalidades… Vamos, que a las niñas les va a encantar, de hecho, en la inauguración estaba la presentadora de Matí Matí, Maribel Vilaplana con su niña y estaba como loca por los vestidos. Por cierto, que Maribel también estuvo esta semana en la fiesta del 25 aniversario de la firma de peletería Gabriel Seguí, donde actuó Paloma Lago como madrina.
5 comentarios:
Grande una vez más Begoña! El Westin sobre todas las cosas... yo tuve la oportunidad de conocer el spa del westin y de las Arenas... y vale cada uno a los suyo.. pero es que además las chica del Caroli son tan tan simpáticas... que hace el lote completo.
Te dejo una entrevista que hice el otro día... ya me dices que te parece:
http://www.gentedigital.es/gente-y-tv/noticia/13990/lo-importante-es-no-confundir-moda-con-diseno/
Un saludo, A. Carrilero
begoña, no paras! parece que es navidad!
Que gozada de espacio.
Zepequeña.
Uff, Raquel, demasiado...
Gracias Alejandro, voy a leerla ya mismo!
Besos a todos
Coincido contigo, el Westin es el mejor hotel de Valencia, cerca del centro pero con una paz con ese jardincito. Maravilloso!!
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