lunes, 15 de junio de 2020

¡Chicas a comprar!


El joyero Vicente Gracia nunca ha renegado de su carácter de vendedor. Más bien al contrario, le fascinan las monedas y en cuanto puede, te cuenta alguna historia de comerciantes de la ruta de la seda. Estos días ha enviado un relato a sus amigos escrito de su puño y letra: “Había una vez en un lugar remoto de La Ruta de la Seda una ciudad que había sufrido una terrible plaga. La ciudad se recuperaba poco a poco de su maltrecha economía. Hacía tiempo que no pasaba por allí ninguna caravana de Mercaderes. Por fin, llegó a la ciudad una rica caravana de comerciantes de alfombras. El Caravansaray de la ciudad, que es el lugar dónde se alojan las caravanas, estaba muy descuidado dado el abandono de la actividad. El Jefe de la caravana fue a inspeccionar las instalaciones para alojar a la caravana allí. Para ello dejó a cuenta dos monedas de oro. El Encargado del Caravansaray debía al Panadero una gran deuda por el pan durante la plaga y fue rápidamente a pagarla con las dos monedas de oro. A su vez, el Panadero debía la harina que había utilizado. Con esas monedas, saldó su deuda. El comerciante de harina, debía la harina la Molinera. La Molinera había tenido que ejercer de cortesana para sobrevivir durante la plaga y había usado para ello las habitaciones del Caravansaray. Fue corriendo a pagar con las dos monedas de oro al Encargado. El Jefe de la caravana, después de inspeccionar el lugar, no lo encontró en condiciones para alojar a la caravana y recogió al encargado las dos monedas de oro que había dejado de señal. La Caravana partió de la ciudad, pero los lugareños pudieron saldar sus deudas y empezar así la recuperación de su ciudad después de la plaga.
“Este es un cuento sobre la importancia del flujo de la energía económica para salir adelante”, dice Gracia. Moraleja: hay que seguir comprando, chicas, así contribuiremos a la recuperación de la economía.

La vida social se va recuperando poco a poco y las bodas que había programadas se están trasladando a septiembre, así que los diseñadores han vuelto a trabajar y muchos han incorporado el complemento de moda: las mascarillas. Las hay estampadas y coloridas, como las que ha diseñado Francis Montesinos; otras son famosas porque las ha llevado la Reina Letizia, como las que ha traído a su showroom Olga Rodríguez Mayordomo, y algunas llevan hasta funda incorporada como las que ha diseñado en sombrerero Betto García.
Las de Alejandro Resta con bordados son el colmo de la sofisticación, perfectas para las que tienen que vestir de ceremonia, como las de Isabel Sanchís, que ha diseñado unas súper elegantes con cristales de Swarovski y destinará los beneficios de la venta a Médicos sin fronteras.
Después de unos meses de hibernación, poco a poco reabren los museos y las ferias. Los interioristas Sigfrido Serra y Mateo Climent han vuelto esta semana a Casadecor en Madrid. Por su espacio han pasado las interioristas Susana Lozano, Verónica Montijano, la cantante Raquel Adalid (Chlöe’s Clue) o Nuel Puig.
Las fundaciones benéficas también están retomando su actividad. Pequeño Deseo ha organizado una rifa solidaria con regalos de primeras marcas con la que colabora la periodista Angela Valero de Palma. Angela aprovechó que había abierto de nuevo el Mercado de Colón para quedar con sus amigas Bego Lluch y Mª Carmen Martín.
Las cenas con amigos eran de lo que más se echaba d
e menos. El diseñador Amado Ortells y su pareja Esteban Rodríguez cenaron esta semana con José Soto, Carmen de Rosa, Oscar Rodriguez, Carmen Ferrer, Marisa Domingo y Teresa Ballester. No faltaron los mojitos que prepara el Esteban, “cubanos, claro”.