El joyero Vicente Gracia nunca ha renegado de su carácter de
vendedor. Más bien al contrario, le fascinan las monedas y en cuanto puede, te
cuenta alguna historia de comerciantes de la ruta de la seda. Estos días ha
enviado un relato a sus amigos escrito de su puño y letra: “Había una vez en un
lugar remoto de La Ruta de la Seda una ciudad que había sufrido una terrible
plaga. La ciudad se recuperaba poco a poco de su maltrecha economía. Hacía
tiempo que no pasaba por allí ninguna caravana de Mercaderes. Por fin, llegó a
la ciudad una rica caravana de comerciantes de alfombras. El Caravansaray de la
ciudad, que es el lugar dónde se alojan las caravanas, estaba muy descuidado
dado el abandono de la actividad. El Jefe de la caravana fue a inspeccionar las
instalaciones para alojar a la caravana allí. Para ello dejó a cuenta dos
monedas de oro. El Encargado del Caravansaray debía al Panadero una gran deuda
por el pan durante la plaga y fue rápidamente a pagarla con las dos monedas de
oro. A su vez, el Panadero debía la harina que había utilizado. Con esas
monedas, saldó su deuda. El comerciante de harina, debía la harina la Molinera.
La Molinera había tenido que ejercer de cortesana para sobrevivir durante la
plaga y había usado para ello las habitaciones del Caravansaray. Fue corriendo
a pagar con las dos monedas de oro al Encargado. El Jefe de la caravana,
después de inspeccionar el lugar, no lo encontró en condiciones para alojar a
la caravana y recogió al encargado las dos monedas de oro que había dejado de señal.
La Caravana partió de la ciudad, pero los lugareños pudieron saldar sus deudas
y empezar así la recuperación de su ciudad después de la plaga.
“Este es un cuento sobre la importancia del flujo de la
energía económica para salir adelante”, dice Gracia. Moraleja: hay que seguir
comprando, chicas, así contribuiremos a la recuperación de la economía.
La vida social se va recuperando poco a poco y las bodas que
había programadas se están trasladando a septiembre, así que los diseñadores
han vuelto a trabajar y muchos han incorporado el complemento de moda: las
mascarillas. Las hay estampadas y coloridas, como las que ha diseñado Francis
Montesinos; otras son famosas porque las ha llevado la Reina Letizia, como las
que ha traído a su showroom Olga Rodríguez Mayordomo, y algunas llevan hasta
funda incorporada como las que ha diseñado en sombrerero Betto García.
Las de Alejandro Resta con bordados son el colmo de la
sofisticación, perfectas para las que tienen que vestir de ceremonia, como las
de Isabel Sanchís, que ha diseñado unas súper elegantes con cristales de
Swarovski y destinará los beneficios de la venta a Médicos sin fronteras.
Después de unos meses de hibernación, poco a poco reabren
los museos y las ferias. Los interioristas Sigfrido Serra y Mateo Climent han
vuelto esta semana a Casadecor en Madrid. Por su espacio han pasado las
interioristas Susana Lozano, Verónica Montijano, la cantante Raquel Adalid
(Chlöe’s Clue) o Nuel Puig.
Las fundaciones benéficas también están retomando su
actividad. Pequeño Deseo ha organizado una rifa solidaria con regalos de
primeras marcas con la que colabora la periodista Angela Valero de Palma.
Angela aprovechó que había abierto de nuevo el Mercado de Colón para quedar con
sus amigas Bego Lluch y Mª Carmen Martín.
Las cenas con amigos eran de lo que más se echaba d
e menos. El
diseñador Amado Ortells y su pareja Esteban Rodríguez cenaron esta semana con José
Soto, Carmen de Rosa, Oscar Rodriguez, Carmen Ferrer, Marisa Domingo y Teresa
Ballester. No faltaron los mojitos que prepara el Esteban, “cubanos, claro”.